¿Te quedarías conmigo, por favor?

Autora: XMizzfreestyleX

Traductora: Alisevv

Pareja: SS/HP

Won't You Please Stay With Me?
Capítulo 26/26

El chico de sus sueños

La mano de Harry Potter se movió nerviosamente. Tenía el interior enterrado entre las nalgas y no podía jalarlo. Merlín lo ayudara. Observó a Neville quien estaba detrás de él, mirando hacia delante, y detrás de éste, un compañero que miraba hacia abajo, los ojos fijos en una hormiga que se arrastraba alrededor de los pies de Harry. Imprecó y miró a McGonagall, quien estaba caminando al lado de la fila. No había manera de que pudiera resolverlo sin llamar la atención de alguien.

—¿Estás bien, Harry?—le preguntó Neville—. Te estás moviendo mucho.

—Sí, eso me pasa cuando estoy ansioso.

—Cuando salgan a través de esas puertas, se unirán con Hufflepuff, Ravenclaw, y Slytherin. Las finas se entremezclarán, de forma que el patrón se repetirá hasta el último estudiante. Luego, al final, se desviarán hacia sus respectivos lugares. Si encuentro a uno solo de ustedes saliéndose de la línea, lo maldeciré. Si encuentro a alguno de ustedes intentando comenzar algo con alguien más, serán castigados… severamente. Tenemos algunos profesores a quienes les encantaría disciplinar a los estudiantes luego que asistan a la fiesta—bajó la vista hacia su fila de Gryffindors—. Por otra parte, felicitaciones. Estoy muy orgullosa de ustedes. Afortunadamente, la educación que recibieron aquí no será en vano, y usarán lo que han aprendido para hacer algo de sus vidas, lo que quiera que pueda ser—McGonagall miró a Harry y sonrió—. Esperaré grandes cosas de muchos de ustedes.

Las puertas se abrieron y la bruja hizo una pausa mientras observaba a sus estudiantes salir en fila para unirse con los de las otras tres Casas. Los Gryffindor vestidos con sus túnicas rojas de graduación, se reunieron con los Ravenclaw en sus túnicas azules, los Hufflepuff en amarillo, y finalmente, los Slytherin en sus túnicas verdes. Crearon un patrón; el estudiante más bajito, que era un Hufflepuff, guió el camino, seguido por el más bajo de Ravenclaw, el más bajo de Gryffindor y el más bajo de Slytherin.

Caminaron entre las hileras de padres y miembros de la facultad rumbo al estrado. A medida que pasaban, los padres se giraban, para primero tratar de identificar el color de la Casa a la que pertenecían sus respectivos hijos y luego ver si lograban divisarlos. Mientras Harry caminaba, de todas partes a su alrededor comenzaron a destellar las cámaras. Trató de ignorarlas mirando bajo ellas y se enfocó en el interior enterrado, lo que le tenía más nervioso a cada segundo.

—¡Señor Harry Potter, por favor, mire hacia aquí!

—¡Harry Potter!

—¡Señor Potter, es un honor!

—Por favor, señor Potter, ¿podemos tomarle una fotografía?

Harry trató de sonreír y miro en dirección al flash. Aparentemente, debido a que todo el mundo mágico había escuchado que él se estaba graduando, todo aquel que tenía buenas conexiones había asistido. Incluso la gente del Ministerio habían reservado sus asientos con tiempo, y el Ministro apareció con la loca idea de que el asistir a la graduación y mostrarle su apoyo, lo ayudaría en su reelección.

Cuando Harry subió al estrado, desde abajo destelló una cantidad aún mayor de flashes.

—Hombre, Harry, se pensaría que somos los mejores o algo así—comentó Neville.

—Siempre y cuando no interfieran con la ceremonia—contestó, extasiado por no tener que ser quien diera el discurso ni nada de eso.

En cuanto todos se ubicaron en sus asientos, Dumbledore caminó hacia delante, seguido por los Jefes de Casa, y pronto la ceremonia comenzó.

El Director sacó un delgado rollo de su manga y retrocedió un paso para permitir que se desplegara. El pergamino cayó al piso y continuó desenrollándose hasta tocar el césped debajo del estrado. Sonrió mientras los ojos de algunos estudiantes salían de sus órbitas.

—Pensaba que Dumbledore sólo iba a decir unas pocas palabras.

—Bueno, supongo que hubo un cambio de planes—la irritación era evidente en su tono. Por lo visto, para Dumbledore unas pocas palabras significaban declamar una novela de cabo a rabo.

A mitad de camino de lo que el anciano estaba diciendo, Harry apartó la vista de la audiencia y la enfocó en Snape, quien estaba sentado a la derecha de Dumbledore, en frente de los alumnos de su Casa. Las palabras sabiduría, orgullo y éxito eran la última cosa en su mente, al igual que el interior encajado. Snape vestía una elegante túnica negra y lucía deslumbrante. Estaba sentado alto y erguido, y su cabello estaba peinado con estilo. Estaba grandioso. Estaba envidiable. Era su esposo y el futuro padre de sus hijos. Suspiró descaradamente. Apenas podía aguardar a que acabara la fiesta. Planeaba embriagarse y luego aparecerse en los aposentos de Snape y vivir una noche que nunca olvidaría.

Cuando Dumbledore finalizó su discurso, el mejor alumno de la promoción, un miembro de Ravenclaw, avanzó para hacer un discurso sobre las dificultades que todos tuvieron que enfrentar durante sus años en Hogwarts. Mucha gente pareció molesta por el hecho que Harry Potter no hubiera sido elegido para dar ese discurso. Todos sabían que aunque Harry no era el chico más brillante, había superado muchas más dificultades que todos los alumnos de séptimo juntos.

El Ravenclaw terminó y, orgullosos, todos los padres y familiares aplaudieron a sus chicos. Luego, Dumbledore llamó a los Jefes de Casa para que entregaran los diplomas. Harry miró a su alrededor. Había al menos trescientos graduandos en su promoción; iba a estar allí por un buen rato.

Por fin le llegó su turno. Su nombre se leía 'Harry James Potter-Snape', pero McGonagall estaba consciente que no debía llamarlo de esa forma.

—Harry James Potter—pronunció la bruja con una inequívoca sonrisa.

Harry se acercó y los flashes se dispararon una y otra vez. Quería levantar su brazo y bloquear las luces, pero no deseaba lucir como un estúpido al día siguiente en El Profeta. Recibió su diploma de McGonagall, quien lo abrazó y le susurró: 'Felicitaciones, señor Potter-Snape. Harry rió entre dientes y, girándose, estrechó la mano de Dumbledore, mientras más flashes y cámaras llegaban de quien sabe donde.

—Felicitaciones, Harry—dijo el Director con ojos brillantes.

—Gracias, Profesor—Harry iba a extrañar el brillo de esos ojos, lo habían inspirado los últimos siete años.

Mientras regresaba a su asiento, se preguntaba cuánta gente ahí afuera sabría que él se había casado antes de graduarse.

Snape, de pie en el fondo, observó como Harry regresaba a su asiento, con el rostro serio pero una definitiva luz de orgullo en sus ojos.

ººººººººº

—¡Felicitaciones, Harry Potter!

Eso fue lo que escuchó por todas partes una vez que bajó de la tarima. Todos querían acercarse a estrechar su mano y tomarse una foto con él; los padres de estudiantes que nunca le habían dirigido ni una palabra en siete años. Intentó ser cortés y sonreír pero después de un rato comenzó a irritarse. Deseaba ver a Remus, Hocicos, y los demás miembros de la Orden que habían acudido a verlo graduarse. Trató de escabullirse de la bulliciosa multitud, y eventualmente, funcionó. Caminó hacia el público que había permanecido apartado. Allí, un perro negro y zarrapastroso ladró y meneó el rabo. Harry palmeó la cabeza de Hocicos y luego abrazó a Remus.

—¡Felicitaciones, Harry! ¡Estamos tan orgullosos de ti!

Tonks corrió su mano por la cabeza de Harry y asintió en señal de aprobación.

—Ahora, ve a buscar a Severus. Creo que lo vi entrar en el vestíbulo.

El joven miró hacia la entrada de Hogwarts y asintió.

—¡Gracias!

Se despidió con la mano y se fue. Sabía que apenas había pasado unos minutos con sus amigos y familia, pero para él Snape era la persona más importante en su vida. Deseaba escuchar alguna clase de aprobación proveniente de Severus Snape.

Lo encontró en el vestíbulo, inclinado contra una columna. Sonrió y corrió hacia él, intentando mantener la gorra en su lugar.

—No hay nadie aquí—dijo Snape cuando estuvo a su alcance.

—¿Huh?

El hombre se inclinó hacia adelante y besó los labios que le aguardaban. Harry suspiró y cubrió sus mejillas con las manos. Continuó besando al hombre mayor con vehemencia hasta que éste se retiró.

—No hagas nada estúpido—le advirtió—. Eso incluye emborracharte. Montar en el Expreso con una resaca y un montón de ruidosos chiquillos no es lo más conveniente—acarició cariñosamente su mejilla con el pulgar—. Por favor, ten cuidado. Me preocupo por ti.

Bueno, eso echaba por tierra la idea previa de Harry: beber mucho antes de invadir los aposentos de Snape.

—Vas a venir a la fiesta, ¿verdad?—preguntó, mientras aferraba las manos de su pareja con las propias.

—¿Me quieres allí, Harry querido?

—Sí. Yo siempre te quiero cerca.

—Puede que tú sí, pero dudo que los demás estudiantes lo deseen.

—Entonces, no te preocupes por ellos. Sólo mírame.

—¿Acaso no lo hago ya?—logró esbozar una pequeña pero evidente sonrisa.

Harry asintió y sonrió a su vez. Sólo un día más y podría empezar su nueva vida con este hombre a su lado.

ººººººººº

Mas tarde esa noche, en el momento que Harry hizo su entrada en el Gran Comedor, estallaron burbujas al lado de su cara mientras caían graffitis por todas partes. Habían luces que destellaba, neblina y una banda tocando. En el centro de la sala, por encima de todos, colgaban las palabras '¡Felicidades, Alumnos de Séptimo!', y encima de eso, Dumbledore había hechizado el techo para que luciera como un cielo estrellado. Habían profesores ubicados a los lados, pero algunos estaban entre la gente o bailando con los estudiantes. Unos cuantos Ravenclaw habían secuestrado a Flitwick y estaban bailando a su alrededor. El se veía completamente confundido y perdido pero eso era aún más divertido. McGonagall también estaba en la pista de baile, danzando con Sprout y unos cuantos de sus Hufflepuffs. Harry se dio cuenta que extrañaría a ambas. A McGonagall podría verla de nuevo, pero a menos que él hiciera una visita a Hogwarts en un futuro, era posible que nunca volviera a ver a Sprout. Y también estaba Filch con su gata, sentado en una esquina, rumiando para si mismo. El viejo sólo se veía contento con su peluda compañera.

Dumbledore se encontraba entre los estudiantes, a un lado del recinto. Se estaba tomando fotos y bebiendo ponche. Hagrid estaba cerca de la entrada, bailando junto a Ron y Hermione. Era genial verlos a todos pasándola bien, pero sabía que muchos de ellos estarían llorando antes que la noche terminara. Todos habían compartido su vida durante siete años. Era difícil para Harry imaginar que nunca regresaría a Hogwarts como estudiante.

Se alejó de la entrada mientras algunos de sus compañeros de clase entraban. Había un festín montado para los estudiantes hambrientos, y en el otro extremo estaba el ponche y otras bebidas. Él no tenía hambre, pero estaría sediento en pocos minutos. Sin embargo, antes que pudiera considerar sus elecciones, unos cuantos amigos lo jalaron hacia la pista de baile y aceptó bailar con ellos. Ver a todos sonreír lo hacía sentir internamente feliz y, por un momento, sintió como si pudiera pretender que no había nada más que el presente. Tenía que disfrutar el momento, por si no hubiera otro igual. Estos eran recuerdos para ser conservados.

Cuando Hermione y Ron lo divisaron, lo atrajeron para pasar algo de tiempo con ellos, ya que suponían que no se iba a quedar mucho rato.

—Vas a ir a visitar a Snape, ¿verdad?—le preguntó Ron, cuando notó que Harry mantenía su mirada en la entrada.

—En unos minutos, quizás.

—Pero tienes toda la vida por delante para verlo. Quédate con nosotros—pidió Hermione.

—También tengo toda una vida por delante para reunirme con ustedes. Vamos a ser amigos por siempre.

Ron y Hermione asintieron. Habían planeado permanecer en contacto con sus amigos más cercanos. En realidad, Harry estaba disgustado por tener que dejar atrás a sus profesores.

—¿Pueden imaginar si ésta fuera la última vez que viéramos a Snape?—preguntó Ron.

—Probablemente así hubiera sido de no ser por el compromiso. ¿Te ha dicho por qué te eligió?—interrogó Hermione.

Harry sacudió la cabeza. Tenía sus sospechas, pero no estaba seguro.

—No me dirá el porqué. Está prolongando el secreto.

—Deberías preguntarle—declaró la chica con una sonrisa—. Pídele ese regalo. De cualquier manera, tienes derecho a saberlo.

—Sí—aceptó Harry—. Lo haré.

ººººººººº

Harry entró en los aposentos de Snape y lo encontró sentado en el sofá, vestido con su túnica negra y bebiendo un whiskey de fuego mientras Ángelus estaba arrellanada cerca del hogar.

—Va a venir a vivir con nosotros, ¿verdad?

Snape no esperaba ver a Harry tan pronto, ni siquiera eran las once.

—Ángelus es tu dragona. Tú decides.

—Pero es tu hogar.

—Es nuestro hogar—lo corrigió Snape.

Harry intentó contener la más jubilosa de las sonrisas, pero falló miserablemente.

—Ven, siéntate—invitó el profesor—. Confío en que no te hayas embriagado.

—No esta noche. Quizás en otro momento.

—Llegaste temprano, Harry. Pensé que te gustaría pasar más tiempo con tus compañeros.

—Sí, pero en realidad no me hablo con la mayoría de ellos. Además, mantendré contacto con aquellos que realmente conozco.

Snape hizo una mueca.

—¿Eso quiere decir que la señorita Granger acosará mi vida después de la graduación?

—Es mi amiga, quiero que esté cerca.

—La justificación de mi locura. Hay días que desearía que esa chica nunca hubiera venido a Hogwarts.

—¿Realmente piensas eso?

—Algunos días, Harry. Algunos días.

—Entonces, puesto que tengo tiempo antes que me deba ir a dormir, quería preguntarte sobre algo que ha rondado mi mente hace ya algún tiempo.

Los ojos de Snape lo siguieron mientras daba una vuelta para llegar a su lado. Harry prefería irse por las ramas, tal vez lanzarle indirectas al profesor de Pociones; pero cuando consideró cuan ambiguo podía ser el hombre, tuvo que concretarlo a la pregunta que, a la final, le conseguiría una respuesta.

—¿Por qué me elegiste?

Snape sabía que la pregunta vendría, era sólo cuestión de tiempo.

—Los motivos de mi elección saltan por todas partes. ¿Deseas conocerlos todos? Puedo resumir unos cuantos, pero soy incapaz de recordar todos.

Harry asintió.

-Por supuesto, había envidia, orgullo… y presumir de mi derecho a reservarte y, eventualmente, tomarte como mi esposo. ¿Quién no desearía al Niño-Que-Vivió? Es apenas humano desear lo que se envidia. Sin embargo, esas razones eran las menores. También soy humano, Harry. Quiero más que al chico más eminente del mundo. Deseaba una pareja que me quisiera como su esposo, sin importar quien fuera esa persona. No he sido querido por muchos, y la mayoría de los días ni siquiera por algunos. Tengo muy pocos amigos y gente en quien confiar. Atesoro a aquellos que puedo y sé que tú también lo haces. Aposté un poco con mi suerte al elegirte a ti, pero tus valores son los mismos que los míos. Pensé que el compartir fuertes creencias podría ser la llave que me ganaría tu amistad. Pero esto me llevó a la verdadera razón que hacía que tú sobresalieras sobre todos los demás; yo… yo estaba realmente enamorado de ti. No compartí esa verdad con nadie más. Ninguno necesitaba saberlo.

Harry estaba agitado. Finalmente había conseguido su respuesta de Snape, y era una buena respuesta. Snape era honesto, pero nadie podía culparlo por tales reacciones.

—Supongo que eso tiene sentido. Pero, ¿y si realmente yo no te hubiera gustado en absoluto?

—Entonces, no te hubiera escogido.

—¿Así que te enamoraste de mí?—rió entre dientes.

—Bastante. ¿A dónde vas con esto?

—Sólo estaba pensando. El profesor de Pociones enamorado de mí, ¿quién lo hubiera creído?

—Cualquiera hubiera pensado que yo no estaba en mis cabales, deseando a un joven a quien casi le doblo la edad—sus ojos sostuvieron los de Harry de manera muy insinuante—. Sólo una vez nunca será suficiente…

Snape se levantó y se acercó más a su esposo. Los ojos verdes nunca se apartaron de los negros, mientras el hombre lo apoyaba lentamente contra la pared, presionando su cuerpo contra el de Harry y aferrándolo por la cintura con gentileza.

-Pero probaré a quien le interese que amo a mi esposo. Y que no me casé por un título—impulsó a Harry a girar la cabeza en un ángulo que le permitiera otorgar besos a lo largo de su cuello. Los brazos del Gryffindor colgaban a sus lados, sin fuerzas. El chico miró a Ángelus, que continuaba durmiendo plácidamente a pesar de los suaves gemidos y el sonido que hicieron los labios al apartarse de la piel.

Snape bajó la cremallera de Harry y deslizó la mano en su interior, cubriéndolo.

—Merlín, Severus…

Harry observó a Ángelus, temiendo que pudiera despertar en cualquier momento.

—No puedo recordar cuándo comenzó mi encaprichamiento por ti…—Snape se movió para que las piernas de Harry quedaran contra sus muslos externos, atrayéndolo más cerca— pero una vez lo acepté, no pude soportar perderte… Te quería cerca de mí. Siempre…—se presionó contra el pecho de Harry y respiró contra su cuello—. Deseaba que este joven siempre estuviera a mi lado.

Harry rodeó con sus brazos el cuello del hombre y, paulatinamente, permitió que su cuello se curvara a un lado mientras sus caderas se adherían a las de Snape y su polla se endurecía fieramente en el calor de la mano de su pareja.

—Eso… no puede… ahhh… ser todo…

—Sin embargo, a pesar de lo mucho que lo deseaba, no podía dejarme consumir por la avidez. Contuve el deseo… tanto como fue posible. Pero en varias oportunidades, me encontré deseando tomarte. Casados o no. Con amor o sin el—Harry se quitó los lentes y los dejó sobre una repisa detrás del sofá—. Nadie… nadie te separaría de mí.

—Suenas tan apasionado—comentó Harry con los ojos cerrados.

—Eso es sólo el comienzo.

En segundos, la ropa de Harry había desaparecido y él estaba contra la pared, sus piernas tenazmente cerradas alrededor de la cintura de Snape. Sus ojos cerrados, su pecho levantándose por la intensificación de las atenciones, y sus manos deslizándose entre el cabello del hombre. Se sentía mucho más sensible y alerta ante los suaves toques de su amante. Amaba los labios de Snape contra los propios, pero descubrió que los necesitaba aún más contra sus animados pezones. El profesor los lamió, humedeciéndolos, para luego acariciarlos y pellizcarlos. Harry presionó su pecho contra esas manos, absorto en la escena. Deseaba que Snape adorara su cuerpo, que atendiera sus necesidades y saciara aquellas arqueadas partes que anhelaban sus caricias. Las manos del hombre se movieron por el cuerpo de Harry y aferraron su culo. El Gryffindor sonrió mientras cerraba los ojos.

—Voy a penetrarte sin preparación—le advirtió Snape, mientras lo apoyaba aún más alto en la pared.

Los ojos de Harry se abrieron de golpe, pero antes que pudiera decir una palabra de protesta, la punta de Snape estaba en su entrada y presionaba hacia delante.

—¡Ah… ahh… ahhh! Me vas a reventar—trató de aflojar sus músculos, pero ya había pasado un tiempo desde que Snape lo atravesara por primera vez.

El hombre se contuvo y llevó una mano para masturbar la polla del joven. Aún cuando su miembro inferior ansiaba enterrarse en Harry, permaneció bajo control y primero atendió a su pareja, esperando distraer su mente del joven. Y así fue por un segundo. Harry comenzó a jadear y sudar. Entonces, Snape aflojó su agarre y permitió que su esposo se deslizara sobre su pene. Harry gritó. Se aguantó del hombre y sus uñas comenzaron a clavarse en su espalda.

—¡Lentamente!—jadeó Harry, mientras intentaba cambiar de posición con la erección de su pareja a mitad de camino en su interior.

El chico pasó una mano por su alborotado cabello y trató de mantener un ritmo respiratorio estable, mientras Snape besaba su cuello.

El hombre salió completamente y colocó a Harry sobre el sofá. Luego, se montó sobre ély puso una de las piernas del joven sobre su hombro.

—Quédate quieto.

Empezó a entrar de nuevo en Harry, quien encogió los pies, curvando los dedos. Deseaba que su pareja lo machacara como antes, pero su caverna todavía era demasiado estrecha para permitir acciones tan apresuradas sin sufrir desgarros en sus paredes. El chico lanzó su cabe za hacia atrás.

—La próxima vez, dame ahh… una poción… ah… antes de romper mi entrada…

—No pienses en eso… Piensa en otra cosa.

Harry enterró las uñas más profundamente en la espalda del hombre. ¿Cómo demonios se suponía que fuera a hacer eso cuando tenía una enorme erección a mitad de camino dentro de su sensible culo?

Snape empujó hasta que estuvo completamente enterrado y luego movió una mano entre ambos y bombeó a Harry hasta que estuvo a punto de llegar a la culminación. Observó como el pre—semen comenzaba a rezumar por la punta y salió nuevamente de su cuerpo. El Gryffindor asintió y Snape comenzó a embestirlo, adentro y afuera. Entonces, Harry volvió a sentir el fuego n su interior, esta vez más poderoso que antes y con mayor efecto sobre el juvenil cuerpo. El sensible punto que el hombre golpeaba cada vez, enviaba algo caliente a través de los nervios de sus piernas hasta alcanzar la punta de sus dedos, para reunirse allí y dormir sus pies. La misma sensación se concentró en su estómago y explotó, enviando estremecimientos a los dedos de sus manos y adormeciéndolos también.

—Me vengo—musitó, mientras intentaba sostenerse de Snape con el último resquicio de energía que le quedaba.

Cuando Harry se corrió, Snape se tomó un momento para observar que todo terminara antes de reanudar sus embestidas hasta que el clímax lo golpeó también. Se vació en el interior de Harry y luego lo acomodó, hasta quedar uno frente al otro.

—Pedemos tener tantas noches como desees iguales a ésta.

Harry sonrió y jadeó. Miró hacia Ángelus, quien estaba completamente despierta y los observaba fijamente. Snape, que todavía continuaba dentro de él, trató de hacer su mejor esfuerzo para cubrirlo con su cuerpo mientras reía entre dientes.

-No creo que a ella le importe.

—¡Mírala! ¡Está traumatizada!

El hombre bajó la mirada mientras acariciaba la polla de Harry.

—Estás consiguiendo una nueva erección, Harry.

El joven se estremeció y miró detrás de Snape.

—¿Podemos primero ir a algún otro lugar?

Pero no tuvieron que molestarse, porque Ángelus se levantó rápidamente y salió corriendo hacia otra habitación.

Snape rió y Harry sólo pudo sentir como su pareja comenzaba a endurecerse en su interior.

ººººººººº

El Expreso de Hogwarts silbó y su vapor inundó el andén. Harry miró por la ventana a Snape y Ángelus, mientras el tren comenzaba a moverse. El profesor de Pociones había dicho que tendría que quedarse otra semana en Hogwarts, para terminar sus tareas docentes, pero él partiría a su nuevo hogar, para cuidarlo y arreglarlo a su gusto.

Tenían un verano por delante para disfrutarse uno al otro antes que Harry comenzara su entrenamiento y Severus regresara a Hogwarts. Un verano antes que el tiempo llegara y el clímax de la guerra se cruzara en su camino.

El joven mago presionó la mano contra el cristal de la ventana y suspiró.

Un verano de licencia, antes que su vida entera cambiara.

FIN

Hola a todos

Ante todo, quiero disculparme por el retraso en esta actualización, fueron unos días algo complicados y no me fue posible terminar antes

Bien, aquí concluye la historia. Aunque la autora plantea que es posible que escriba una continuación eso no ha sucedido hasta los momentos. En todo caso voy a estar pendiente, pero yo no la empezaría a traducir hasta que estuviera terminada, así que dado el caso aún quedaría un buen rato para eso. Por lo pronto, próximamente leerán el inicio de una nueva traducción.

Sólo me resta agradecer profundamente a todos los que me acompañaron hasta aquí, especialmente a:

Olimka, Jean-Slytherin, DollyChang, Lupita Snape, Arunhel Snape, Tentoushi tomoe, Velia.

Sus maravillosos comentarios son los que me animan a seguir y seguir traduciendo.

Tentoushi tomoe: No, linda, al contrario, mil gracias por seguir apoyando a pesar de todas las cosas que tienes que hacer. Siiii, Ángelus, ¿a que fue guay? Sev te manda decir que ningún problema en absoluto^^. Besitos mil

Un beso enorme a todos los que me leen y nos vemos en las otras traducciones.

Alisevv