Resumen: :SLASH: Ganador del segundo puesto en el concurso "Los diez mandamientos" de la comunidad Crack&Roll.No era amor, mucho menos era sexo o atracción. Era un enfermizo enfrentamiento entre las lealtades al Dark Lord y la sangre de los miembros su familia, especialmente la de Regulus A. Black.

Advertencia: SLASH, incesto, blackcest, violencia, lime, etc.

Parejas: Mortifagos/Mortifagos. Black/Black. Voldemort/RAB.

Dedicatoria: A mi querida prima. Ya sabes cuanto te quiero, no creo tener que decirlo.

Agradecimientos: A las dos maravillosas personas que betearon esto. Mi querida beta Saiph y Alastor Black. No sé como agradecerles, chicas. Muchas gracias.

Nota de autora: Hace como tres semanas participé del concurso de "Los diez mandamientos" de la comunidad de lj crackandroll, tuve la suerte de quedar en segundo lugar y aquí está mi trabajo. La consigna era hacer una historia con una pareja rara usando los diez mandamientos, uno por capitulo y sin que estos superen las mil palabras cada uno. Aproveché la oportunidad para escribir sobre uno de mis personajes preferidos de Harry Potter: Regulus Black.

Actualizaré los miércoles porque ya tengo la historia terminada :D


• Black and Dark •


Primer Crack!damiento

Amarás a tu Señor sobre todas las cosas.

"El mago que está solo es porque es un dios o una bestia."

Adaptación de Aristóteles.

La lealtad no debe racionalizarse; es un sentimiento, y los sentimientos son todo lo irracionales que se puede imaginar. La lealtad no encuentra su piedra angular en la lógica, sino en la admiración, en el temor, en la codicia o incluso en el amor. Como líder nato que es, Voldemort no ignora esto; ser temido significa doblegar la mente, pero ser amado sería como doblegar el corazón y rasgar con sus envenenados colmillos el alma. Es la última forma de someter y ultrajar, la ambiciona.

Por las calles del mundo mágico se pasean rumores, sueños rotos y sangre impura derramada. Frente a este festivo desfile de mártires, muertos y asesinos, está situado un trono destinado para el poderoso. El trono del rey del terror es y seguirá siendo unipersonal, pero, aun así, Voldemort en su actual reinado piensa que basar la dominación en el amor de los seres adecuados no es mala idea. El Amor es solo eso, una forma más de dominar, más sutil y extraña que otras.

El sol ya se ha ocultado por el horizonte y su luz ha dejado de entrar por las ventanas del cuartel de los vasallos de quien-no-debe-ser-nombrado. Desde el final del extenso pasillo se escuchan murmullos provenientes de uno de los cuartos abandonados, lugar preferido por sus mortífagos para aislarse un poco e intercambiar impresiones. Los pasos del Lord se dirigen hacia allá, deslizándose silenciosamente entre penumbras.

En ocasiones un oído contra una puerta es mejor que la legeremancia.

El antiguo Tom Riddle lleva años muerto, y sobre los despojos de esa vieja identidad se ha reconstruido un ser completamente nuevo, alguien poderoso, la antítesis de su superada debilidad. Cuando Voldemort camina por un pasillo, los insectos (tanto metafóricos como literales) se apartan de su camino con reverencia; mueve el respeto, es intimidante hasta para sus propios mortífagos.

Los murmullos no son lo suficientemente claros para ser entendidos a menos que se ponga el oído contra la puerta, así que Voldemort se acerca hasta apoyar la mejilla en la madera. Hace silencio.

La voz de Rosier —grave, alta y clara— se oye del otro lado de la puerta. Habla con desenfado; es un servidor desde hace varios años y al parecer ha decidido divertirse a costa de los aspirantes, especialmente a costa de Regulus Black.

—Siempre supe que tenías gustos raritos, Black —Se escucha el sonido de algo siendo puesto bruscamente sobre la mesa, quizás unas botas—. Pero eso de fantasear con que nuestro Señor te ponga en cuatro sobre su cama no lo esperaba ni siquiera de ti.

El tinte de la charla sorprende al Señor Tenebroso. Agudiza más el oído; es interesante.

—Realmente agradecería que te tragues tus vulgaridades. —Se escucha la voz de Regulus hablando con bastante vergüenza. Parece un crío al que han pillado in fraganti con un juguete de niña.

—Yo me trago lo que quiero, enano —Hay una pausa. Voldemort se acomoda aún más pegado a la puerta—. No soy como otros que se quedan con sus anhelos. —Rosier ríe y agrega algo más que al Lord se le escapa como una pastilla de jabón mojada de entre las manos. ¿Justo ahora Rosier tenía que aprender a susurrar?

Pronto una voz femenina se une a la conversación. Se trata de Bellatrix.

—Regulus puede pedirte que te tragues tus palabras, Rosier, yo puedo hacer que lo hagas. Así que mejor cuida tu lengua si no quieres perderla.

La charla deja de ser interesante; insultos, amenazas. Voldemort se aleja de la puerta pensativo. ¿El menor de los Black? Nunca lo hubiera pensado, es más, está seguro de casi no haberlo visto. Pero no es tan mala idea, por el momento la única que comparte su cama es Nagini, y resulta francamente difícil ponerla en cuatro patas.


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