Konnichi-wa MINNA!!!!!!!!!! Aquí les dejo el último capítulo de "sin escapatoria"!!!!

Espero que sea de su agrado!!! Bueno, dejo los comentario para el final, ahora pasen al chapter ^^

ATENCIÓN: LEMON!!!!


12. Diálogo

Edward despertó muy a gusto, algo que desde hacía bastante tiempo no sucedía.

Miró a su alrededor y comprendió la causa de aquella agradable sensación. Winry dormía plácidamente a su lado, con el cabello desparramado sobre la almohada.

Las sábanas que hacían de techo para aquella improvisada carpa colaban los rayos del Sol, dando una luz tenue y clara al interior.

El rubio decidió quedarse allí, sin moverse. Le encantaba ver a la chica, y ahora que estaba durmiendo tranquilamente, no quería despertarla.

Sus labios aún recordaban todos los besos que se habían dado la noche anterior y, aunque no pasó nada más allá de eso, él era feliz, puesto que ambos se amaban, y el sólo hecho de saberlo lo hacía sentirse demasiado bien.

Después de unos minutos no pudo contenerse y acarició una de las mejillas de la chica al tiempo que apartaba un mechón de pelo de su cara. Este contacto hizo que despertara y parpadeara varias veces para poder enfocar. Era más que notorio que había estado profundamente dormida.

- Vaya, ¿qué hora es? – preguntó, con una voz de sueño terrible.

- No lo sé… pero eso es lo que menos me importa ahora – dijo él, mirándola a los ojos con un cariño infinito. Winry le sonrió.

- ¿Dormiste bien?

- Como nunca – le contestó con una sonrisa y se acercó hasta ella, depositando un dulce beso en sus labios - ¿Tienes hambre? Si quieres te preparo el desayuno…

- No… quiero quedarme aquí, contigo – y se abrazó al torso de Ed, produciendo una sonrisa en el rostro de éste.

- Creo que no tengo quejas con respecto a eso.

Y así pasaron lo que debió de ser alrededor de una hora, abrazados, rodeados por aquella clara y suave luz, respirando el perfume del otro.

- Win… - dijo de pronto Ed, con tono serio - ¿Me quieres?

Ella se apartó un poco para verlo a la cara.

- Es que… - el rubio tomó aire y, en un rapto de valentía, dijo: - Es que yo te amo, ¿entiendes? Y cada vez que te beso o te abrazo… o te miro, no puedo evitar pensar que tú probablemente estés enamorada de ese otro tipo y…

Antes de poder pensar las palabras correctas para expresar lo que sentía, ella habló:

- Ed, yo te amo.

Aquellas palabras le cayeron como un baldazo de agua fría. No porque le desagradaran… Sino todo lo contrario. El escuchar esas pequeñas cuatro palabras salir de los labios de la chica fue la experiencia más fuerte que había tenido en la vida. El oír eso lo había sacudido por completo en su interior, acomodándolo todo en cierto sentido.

- ¿Es… es eso verdad?

- Sí… te amo desde hace mucho tiempo, a decir verdad.

- ¿Có…?

- Escucha, no me pidas explicaciones de por qué hice lo que hice. No lo hagas, por favor. Sucede que… ni siquiera yo tengo las respuestas. Todos estos años estuve viéndome con chicos, teniendo citas, diferentes novios… Pero al final del día nunca podía siquiera evitar pensar "vaya, Ed no era así en esto… se parece a Ed en aquello"…

- Win…

- Fuera a donde fuera… Me perseguías Ed. No podía sacarte de mi mente. Nunca pude y nunca podré.

Se miraron intensamente a los ojos, guardando silencio durante unos segundos.

- Winry, es increíble la forma en la que estoy enamorado de ti.

Y ya ninguno de los dos se resistió.

Comenzaron a besarse apasionadamente, como nunca.

Las manos de Ed pronto encontraron su camino hacia las piernas de la chica y las de ella se enterraron en su dorado cabello. Ed comenzó a besar su cuello mientras la acariciaba frenéticamente y Winry hacía cualquier cosa menos detenerlo.

En su descenso pronto llegó al borde de la camiseta que tenía puesta (ya que se habían sacado la ropa graciosa de Riza y Roy y la habían cambiado por unos pijamas) y comenzó a desabrochar los botones que resguardaban aquella tersa y suave piel.

Winry, mientras tanto, tiró de la camiseta de Ed, quitándosela, y revelando aquel bien trabajado torso. En su piel se podían ver todas las cicatrices de las batallas en las que se había metido, sin contar el imponente brazo de automail.

Entre besos y suspiros se fueron deshaciendo de todas y cada una de las prendas que cubrían sus cuerpos hasta quedar totalmente desnudos.

Luego, tras un silencioso acuerdo entre los dos, Ed entró en ella, arrancando gemidos de parte de los dos. Aquella era la segunda vez que hacía suya a la rubia, y para Ed aquello era una sensación incomparable.

Entre besos y caricias se susurraban palabras de amor, y repetían el nombre del otro como si temieran perderse mutuamente.

Llegaron juntos al clímax y, después de unos instantes, Ed se dejó caer, aunque suavemente, sobre la chica, enterrando el rostro en su cuello. Ella acarició la cabeza del chico y lo abrazó fuertemente.

- Te amo, Win… - susurró.

- Y yo a ti, Ed.


Apenas eran las diez de la mañana.

Al parecer Ed había despertado mucho más pronto de lo normal y ahora, después de lo sucedido anteriormente, estaban desayunando tranquilamente. Winry llevaba puesta una camisa que le quedaba bastante grande, ya que era de Roy, y estaba terminando de preparar unas cosas en la sartén. Ed sólo estaba sentado a la mesa, observándola, después de haber insistido en ayudarla, cosa a la cual ella se había negado.

- Muy bien… aquí tienes – dijo, pasándole un plato y llenando dos vasos con jugo – Listo – dijo con una encantadora sonrisa, sentándose frente a él.

- Se ve genial… - dijo Ed, comenzando a comer.

- Oye, ¿cuándo crees que venga Roy? – preguntó ella, como quien no quiere la cosa.

- Pues la verdad no me importa demasiado – le sonrió - ¿Por qué?

- Pues… si miras al salón… eso es un desastre. Sin mencionar que dejamos toda su ropa tirada.

Después de unos segundos de silencio, Ed dijo:

- Pues tengo dos opiniones. Una es que deberíamos ordenar todo por una cuestión de respeto y de dejarlos con la espina de lo que estuvimos haciendo, y la otra es dejar todo así para que él se mate arreglando todo… Sería un precio justo por encerrarnos aquí. Y, sinceramente, me inclino más por la segunda opción.

- ¡Edward! – dijo Winry, con una sonrisa divertida.

- Bueno, es la verdad… Aunque quizás nada hubiera sucedido si no lo hubiera hecho – ese comentario los hizo sonreír a los dos.

Después de deliberar sobre el tema llegaron a una conclusión. Tramaron un plan no muy difícil de realizar y, al terminar los arreglos, se sonrieron cómplicemente el uno al otro.

Ya alrededor del mediodía ambos estaban en el sofá. Ed leía un libro que tenía Roy allí sobre Alquimia y Winry, que estaba recostada con la cabeza sobre las piernas de Ed, una revista, ya que no había encontrado un libro que le interesara o entendiera (y es que ni Riza ni Roy eran mecánicos).

De vez en cuando se hacían comentarios sobre lo que estaban leyendo, pero Ed no pudo enterarse de la quinta ley incendiaria ni Winry de cómo proteger tu cabello del aceite para máquinas porque un ruido afuera les llamó la atención.

Sigilosamente se acercaron hasta una de las ventanas y asomaron la cabeza.

Vieron que afuera había un automóvil y varias personas se bajaban de él. Y el ver a esas personas los sorprendió mucho.

El primero en bajar fue Roy, seguido por Riza. Detrás de ellos venía Alphonse y por último la abuela Pinako. Pero entre estas dos últimas personas estaba alguien a quien ninguno de los dos podría haber esperado ver: el novio de Winry.

- ¿Qué rayos hace Joseph aquí? – exclamó la chica, casi con enojo.

- Ah, ¿se llama Joseph? – preguntó Ed con sarcasmo, arrancándole una risita a la rubia.

Luego sintieron que introducían una llave en la cerradura de la puerta principal y luego una voz muy conocida llegó hasta ellos.

- ¡¿Están vestidos?!

- ¿Por qué no te prendes fuego? – dijo Ed, aventándole un almohadón que le dio de lleno al pelinegro en la cara.

- Ya, ya… Tranquilo – dijo riendo – Creo que, a pesar de que fue menos tiempo que la vez anterior, ya están listos para ser libres de nuevo.

Tanto Winry como Ed levantaron una ceja, mientras que Roy se reía.

- ¿Qué tal se la pasaron?

- Bueno, ¿por qué no miras alrededor y lo deduces tú mismo?

La casa estaba totalmente impecable, más de cómo lo estaba antes de que ellos llegaran. Habían acomodado lo de las cajas y lustrado todo.

- Aquí hay gato encerrado – dijo Roy – No les creo que lo único que hayan hecho haya sido limpiar.

- Bueno, de todas formas a ti no te interesa qué hagamos o qué no – respondió Ed, desafiante, obligando al pelinegro a ir al grano.

- Está bien… Quizás ya vieron que trajimos a cierta persona – de repente Mustang se puso serio.

- ¿Por qué lo hiciste? – dijo Winry, con el semblante sombrío.

- Pues simplemente para aclarar un par de cosas.

Abrió la puerta que daba a la calle y entraron el resto de personas que habían ido con Roy. Al corrió al lado de su hermano a saludarlo, al igual que a Winry, y Pinako sólo les hizo una seña con la mano desde la puerta.

Pero el personaje sobre el cual estaba la mayor atención por parte de ese grupo de personas se hallaba en el centro de la sala, mirando a todos con expresión fría y pedante.

Era un muchacho de unos veinte años, quizás un poco más. Su cabello era marrón y sus ojos celestes. Era bastante guapo y alto, de cuerpo atlético y al parecer bastante altanero.

- Creo que eres la última persona que debería quedarse callada en estas circunstancias – dijo Ed con enojo al chico.

- Y creo que no tengo por qué aguantar el sonido de tu voz, pero sin embargo lo hice un par de veces…

- Escucha, si te traje aquí fue para que todos dieran las correspondientes explicaciones, ¿entiendes? Y tú eres el que debe comenzar – le dijo Roy a Joseph, con bastante rudeza.

- Pues mira, la verdad… - dijo, encogiéndose de hombros, pero Winry lo cortó.

- Bien, si él no quiere hacerlo, entonces lo haré yo.

- Pero Winry… - dijo Ed.

- No te preocupes, es lo mismo… De todas formas, yo me conozco la historia completa.

La chica fue hasta el sillón más cercano y se recargó sobre el respaldo.

- Bueno, supongo que ustedes – dijo, señalando a Roy, Riza, Al y Pinako – Ya conocen esta parte, pero… Mira Ed, Joseph trabaja para los militares. Él es el encargado principal del planeamiento y estrategias de los equipos de búsqueda e investigación del ejército.

- Yo… - balbuceó Ed, pero la rubia siguió hablando.

- Exacto. Tú formas parte del segundo escuadrón de la división que él controla.

- ¡Pero si fuera mi superior debería conocerlo!

- Bueno, yo no me enteré de esto hasta el día en que regresé después de haber estado en tu casa. Por favor, Ed, créeme cuando te digo que lo único que quería era que todo saliera como lo habíamos planeado, pero… Pero entonces… Joseph me reveló todo esto. Él lo sabe todo sobre ti y si quiere puede enviarte a… a donde sea, durante el tiempo que sea…

El castaño soltó una risita burlona, pero, antes de Ed pudiera romperle la mandíbula de un puñetazo, Roy lo silenció con un rápido movimiento.

- Si no quisiste hablar cuando te dimos la oportunidad, ahora ni siquiera emitas un ruidito, ¿entendiste? Sigue, Winry.

Ella asintió con la cabeza.

- Verás, Ed. Cuando yo me enteré de todo esto, supe que algo iba a pasar. Sabía que Joseph tramaba algo. Fue cuando me dijo que, si yo volvía a verme contigo, te enviaría muy lejos de Amestris y… Y que… Y que daría órdenes a un par de soldados que son amigos suyos para que te mataran de forma que todo pareciese un trágico accidente.

El silencio reinó durante unos segundos.

- Pero también me dijo que… - volvió a hablar la rubia – Que si yo no hacía nada por verte o hablarte, me dejaría cruzar un par de palabras ocasionalmente contigo. Y que si yo hacía algo, como tratar de escapar, él lo sabría, porque me tenía totalmente vigilada.

Ed miró con toda la furia que tenía acumulada más la que se acaba de crear en su interior al saber de esto al chico, quien yacía en el suelo, con una mirada de maníaco.

- Entonces… - dijo Winry, con un par de lágrimas en sus ojos – Entonces aquella vez que llamaste me comporte así porque tenía miedo que te sucediera algo. No quería y no quiero que te maten. Y en ese momento pensé que sería mil veces mejor el poder verte de vez en cuando antes que… que… que te apartaran de mí para siempre.

La chica no pudo más y comenzó a llorar. Ed se acercó hasta ella y la rodeó con sus brazos abrazándola, a lo cual Winry lo correspondió, enterrando su rostro en su pecho.

- Eres el ser más despreciable que conozco – le dijo Ed a Joseph entre dientes.

- ¿Ah, sí? – dijo él, desafiante, levantándose - ¿Eso crees? Pues bien, dime Elric, ¿qué habrías hecho tú? ¿Cómo habrías reaccionado al saber que la persona a la que más amas se quiere ir de tu lado para esta con alguien más? ¿Qué habrías hecho al saber que estuvo varios días encerrada con otro en un apartamento a solas?

- ¡No trates de escudarte con eso! – gritó Ed - ¡Si la amas tanto como dices nunca la habrías hecho sufrir así! ¡Si sabías que ella estaba mejor con otra persona entonces la hubieras dejado ir!

- ¡Claro, eso lo dices tú porque ella quiere irse contigo, pero… ¿y si fuera al revés?! ¡¿Qué harías si ella te dice que prefiere irse conmigo?!

- ¡Pues lo mismo que hice cuando eso sucedió!

Joseph se quedó de piedra.

- ¿Acaso crees que no me cayó mal el que ella me hablara como lo hizo? Cosa que, por cierto, fue gracias a ti. Y cuando fueron juntos a la boda de Roy y Riza, ¿crees que fue el mejor momento de mi vida? ¡Podría haber sido uno de los mejores, pero no fue así gracias que tú y tu mente podrida me arruinaron la fiesta más importante en la vida de mis mejores amigos!

Joseph seguía en silencio, hasta que de repente dijo:

- ¿Cu… Cuándo hablaste con Winry?

La pregunta tomó desprevenido a Ed.

- ¿Qué?

- Ed llamó un par de veces – dijo Winry, poniendo los ojos en blanco – Justo después de que llegué y un día en el que tú no estabas en casa.

El chico pareció rebobinar.

- Oh, ¿entonces Liz no está internada en el hospital a causa de una operación de emergencia?

- No – dijo ella, recelosa.

- No puedo creer esto… - y se dejó caer en el sofá.

- Winry… - murmuró Ed, y la chica lo miró – Me ofendes.

- ¿Qué? – dijo ella, sin entender, algo alarmada.

- Sí… ¿de veras crees que una escoria así podría haberme matado? – y señaló al castaño, arrancando la risa de todos, incluida Pinako.

- Me las vas a pagar, Elric… - dijo entre dientes el susodicho y se puso de pie, enfrentándose a los dos rubios - Muy bien, Winry, decide. Él o yo. Tienes tres segundos.

Todos abrieron los ojos y Winry, con una sonrisita burlona, dijo:

- Ed.

- ¡¿Qué?! – exclamó el castaño.

- Lo que oíste. Me quedo con Edward.

- Me las vas a pagar – le dijo Joseph a Ed, mientras éste pasaba un brazo sobre los hombros de la chica – Todos ustedes – señaló al resto – Me las van a pagar. Un día voy a volver… van a saber de mí. Me las voy a cobrar… ¡Se los juro! Y tú… - señaló a Ed amenazadoramente – Serás el primero en sufrir las consecuencias de todo esto.

- Bueno, me muero de ganas por saber qué se te va a ocurrir – se le burló Ed.

Joseph, soltando una última mirada de odio se dirigió a la puerta y salió de la casa, cerrando de un portazo.

Pasaron varios segundos hasta que alguien dijo algo.

- Creo que se acaban de solucionar bastantes cosas – opinó Riza, abrazando a Roy.

- ¡Me alegro que por fin estén juntos! – exclamó Al, abrazando a Winry y Ed, quienes se miraron dulcemente.

- Jóvenes… siempre causan problemas – dijo Pinako, abriendo la puerta para irse.

- Oye vieja, ¿y tú por qué viniste? – le preguntó Ed.

- Es mi nieta, ¿no? Y aprovecho para advertirte que, si llega a hacerle algún tipo de mal, puedes olvidarte de tu vida…

Ed tragó saliva mientras Winry soltaba una risita nerviosa y los demás reían.

- Pero Ed… - dijo la chica unos momentos después, aprovechando que Al se había acercado a charlar con Riza y Roy - ¿Qué sucederá si a Joseph se le ocurre algo? ¿Qué tal si se las arregla para hacernos mal una vez más? Sobretodo a ti, que trabajas en…

- Winry – la cortó Ed, tomándola de la mano – No pienses en eso. Sólo ten en mente una cosa: Cualquier cosa que suceda, la afrontaremos juntos.

Y ambos se sonrieron, para después reunirse con el resto del grupo y a terminar aquel día de la mejor manera posible: estando juntos.


Ya era de noche y Roy y Riza estaban a punto de irse a dormir. Su dormitorio también estaba muy arreglado y no había señas de que los rubios hubieran visto algo "fuera de lugar". Aunque a Riza todo aquello se le hacía muy sospechoso.

- Oye, Roy… ¿crees que Ed y Winry hayan encontrado la ropa que nos pusimos para la fiesta de Halloween pasada?

- Pues no creo… Al parecer esos dos no hicieron muchas cosas alrededor de la casa – vino la voz de su esposo desde el pasillo – Pero aún así no encuentro… Ah, creo que podría estar aquí.

Lo siguiente que oyó Riza fue un grito de Roy ahogado por un estruendo enorme. Se acercó a ver y vio a su marido atrapado bajo un montón de cosas que habían estado guardadas en un clóset: sábanas, escobas, almohadas, almohadones, pijamas, la ropa de Halloween y… un largo etcétera.

- ¡EDWARD ELRIC, ME LAS VAS A PAGAR! – gritó Roy mientras Riza reía a las carcajadas, igual que un par de rubios que, a pesar de que se encontraban a varios kilómetros de distancia, sabían, gracias a un extraño presentimiento, que su plan había salido a la perfección.


Bueno, hasta aquí llegó.

Si les queda alguna duda con lo de Liz y el hospital, hagan una rápida consulta al capi 6 XDDDD

MUCHAS MUCHAS gracias a todos por leer!!!!

La verdad es que podría hacer una continuación, ¿no? :P Pero bueno, quería subir esto antes de irme de vacaciones, para no dejarlos esperando.

Espero de todo corazón que les haya gustado.

Y si llego a hacer una secuela, pues les voy a avisar a todos aquellos que me dejen un review ^^

POR FAVOR!!! Ya que es el último capítulo... después de 48 páginas de esfuerzo... creo que me merezco auqnue sea un pequeño comentario, no??? DEJEN REVIEWS!!!!!

Bueno, mis queridos lectores... gracias por todo!! Espero que les haya gustado!!!

Matta ne!!!

hikaru!