Hola tomodachis!

Pues ya ven, como prometí, escribi el shot narrando los sentimientos de sasuke tras la muerte de su hermano y la posterior revelación de madara, solo que en vez de ahcerlo como secuela, preferí hacerlo en un uno shot aparte, pero espero os guste y me dejési muchos, muchos, reviews, xD


Me despierto en un lugar desconocido.

Contemplo a mi alrededor; la luz se filtra por una pequeña cavidad a escasos metros de donde yo me encuentro, iluminando la densa penumbra que me rodea.

El lugar es nuevo para mi, ni siquiera recuerdo como he llegado hasta él.

De pronto, una serie de imágenes, de recuerdos, me golpean a la velocidad de la luz, permitiendo que tome conciencia de lo que ocurre a mi alrededor, y del porque de las numerosas heridas que siento en el cuerpo.

Una batalla.

Yo luchando contra mi hermano.

El mankeyo sharingan activado.

La sangre y el dolor cubriéndolo todo.

Mi chakra exhausto.

La mano de mi hermano dirigiéndose victoriosa para tomar mis ojos, pero finalmente golpeando mi frente.

Unas misteriosas palabras a las que ni siquiera presté atención.

El cuerpo de mi hermano cayendo al suelo, con una extraña sonrisa en los labios.

Mi propia sonrisa hinchada en victoria antes de caer desmayado en la inconsciencia.

Así que eso es lo que ha ocurrido, pienso; y automáticamente mis labios se estiran triunfadores sobre mis mejillas.

He vencido. Vencí. Al fin.

Mi objetivo, aquel por el que abandone todo, incluyendo a mis amigos y a mi propio futuro, se ha realizado.

Itachi, mi hermano, esta muerto.

Muerto.

Es extraño, no me siento como creí que lo haría.

Por mucho que trató de hallarlo, no existe júbilo ni alegría en mi cuerpo por la victoria encontrada. Sin embargo, si percibo otros sentimientos, tristeza, melancolía, paz…

No. No siento pena por la muerte de mi hermano, me ha causado demasiado daño para lamentar su partida.

Es algo distinto, difícil de explicar.

Es como si todo este tiempo, mi corazón hubiera estado cargando una losa, una pesada losa que entorpecía cada uno de sus movimientos y se encargaba de administrarle regulares dosis de sufrimiento; no obstante, no es sino ahora, cuando el dolor y el peso han desaparecido, que me percato de su existencia.

Y entonces lo comprendo; por primera vez en más de siete años me siento en paz conmigo mismo. El asesinato de mi clan ha sido saldado, mi hermano descansa en paz, y a mi no me quedan cuentas que saldar.

Por fin soy libre. Libre para volar hacía la dirección que yo elija.

No se muy bien cual voy a escoger. Ignoró cual va a ser mi futuro a partir de este momento, pero tampoco tengo prisa en descubrirlo. Tengo toda una vida por delante. Después de todo, dieciséis años no son demasiados. Tiempo de sobra para aclarar mis asuntos, para comprender que es lo que en verdad quiero, y para llevarlo acabo.

Si; la euforia comienza a aparecer dentro de mi. El gozo por saber que una nueva vida me espera, sin cuentas pendientes.

Aunque quizá… quizá si me queden cuentas pendientes. Quizá no sea necesario comenzar de cero. Quizá lo que realmente deseo es retomar mi vida donde la deje abandonada. Quizá, ahora que no hay nada que me frene, si pueda aceptar la tentadora oferta que ella me hizo hace ya tres años, y que me vi obligado a rechazar porque en ese tiempo yo no era libre, sino esclavo de la venganza.

Siento a mi cuerpo alborozarse a causa de esa idea. Quizá sea cierto y halla dos cuentas pendientes en mi vida; dos cuentas que ahora puedo saldar con alegría.

Pese a todo, la sensación de que hay algo que se me escapa, me hace refrenar mi entusiasmo.

¿Cómo demonios he logrado llegar hasta aquí? ¿Quién ha sanado mis heridas? ¿De quién es el chakra que siento a tan escasa distancia?

Y ahí esta él para responder mis preguntas.

Lo reconozco; es un Akatsuki, pero pensé que había muerto.

Trato de incorporarme listo para luchar, aun cuando se que mi cuerpo esta demasiado débil para resistir otro combate, pero el me detiene.

Solo quiere hablar. Hablar.

Él habla.

Yo escucho.

Y conforme lo hago, siento como esa pesada losa, que yo creí desaparecida, vuelve a instalarse en mi pecho.

¿Por qué? ¿Por qué habla?

Yo no quiero escuchar.

Pero no consigo frenarle.

Y el continua hablando, y yo no quiero creerle.

Pero lo hago.

Porque todo lo que dice es cierto, porque lo demuestra.

Pero yo no quiero creerle.

Porque se que es cierto. Algo dentro de mí lo dice; dice que es cierto.

Pero yo no puedo soportarlo.

Y corro, huyo de allí.

De él; de sus palabras; de la verdad.

Huyó, hasta que finalmente me detengo en un prado.

No puedo correr más.

No puedo huir más.

Porque la verdad me sigue a donde quiera que voy.

Me sigue, me alcanza, me atrapa; y los grilletes de un futuro asignado, que yo nunca elegí, vuelven a aprisionarme.

¿Por qué? ¿Por qué tuvo que hablar? ¿Por qué no pudo callar?

Se que es egoísta; lo se. Se que no es justo; pero no puedo dejar de desearlo.

Y sin embargo, es demasiado tarde.

Ahora se la verdad, y a verdad me perseguirá a donde quiera que valla.

Ya no soy libre; nunca lo fui. Fue solo un espejismo.

¿Pero cómo quejarme de este destino cuando seque él sufrió uno mucho peor?

No puedo. No puedo hacerlo. No puedo pasarlo de largo. No ahora que se la verdad.

Y por eso hubiera preferido el silencio; la ignorancia; la libertad.

Pero ya no puedo obtenerlas, porque el dolor y la culpa surcan mi alma.

Itachi es inocente; lo es. Siempre lo fue.

Todo lo que hizo, lo hizo porque me amaba. Porque yo era su hermano, y al igual que en nuestra infancia siempre me cuidaba y me protegía de padre, ahora tampoco podía permitir que nada malo me ocurriera.

Me amaba.

Itachi.

Jamás trato de lastimarme.

Por desgracia, toda la paz y el alivio que hubiera podido sentir ante esa revelación, desaparece recordando los sucesos acontecidos hace apenas unas horas.

Nuestra lucha. Su muerte.

Ni tan siquiera es un consuelo saber que no fui yo quien lo elimino, sino que fue esa jodida enfermedad que lo estaba matando.

El solo hecho de imaginar lo que él debió sentir en esa pelea, cuando yo, la persona que él más amaba, aquella por lo que lo dio todo, tan solo podía desear su muerte…

Pero no le importó, el continuó luchando para librarme de ese sello maldito, y yo ni siquiera fui capaz de darme cuenta.

¡Hermano perdóname!

Perdóname…

Perdóname.

Porque te importó más mi seguridad que tu propia vida.

Porque preferiste marcharte con el dolor del silencio a lastimarme con la verdad.

Porque diste tu vida por mí.

Porque yo mismo soy demasiado egoísta y hubiera preferido la ignorancia.

Pero no te preocupes, ahora que se la verdad, tu muerte no quedará impune.

Los malditos que nos separaron recibirán su castigo.

Porque ya no me importa que una nueva losa aprisione mi pecho, ni que mi libertad halla vuelto a ser robada; estoy seguro que tu te sentiste mil veces peor a lo largo de tu vida, y nunca te quejaste, nunca desististe, y lo hiciste solo por mi.

Y yo haré lo mismo por ti.

Hermano…

Ya no prefiero el silencio, la ignorancia.

Ahora deseo que hubieras sido tú quien me lo contara, para antes de morir, habernos podido fundir en un abrazo, en un cálido abrazo de hermanos.

Porque ya no te odio hermano, ni siquiera te perdono.

Porque no hay nada que perdonar.

Al contrario, solo hay que agradecer, porque te agradezco todo lo que has hecho por mi.

Porque te quiero hermano.

Te quiero.

Y tu merecías saberlo, y me duele no habértelo confesado.

Pero espero que, este donde estés, puedas escucharme.

¡Te quiero hermano!

Y juro por lo más sagrado, y auque haya de sacrificar mi vida en ello, así como tu sacrificaste la tuya, que esos malditos jefes de Konoha que nos separaron, lo pagarán, y que yo no descansaré hasta ver su cadáver sobre sus tumbas.

Tenlo por seguro hermano, y perdóname por no haber confiado en ti antes, por haber permitido que murieras odiándote, sin siquiera despedirme de ti.

Y ahora, al hablar de despedidas, lo recuerdo; el momento de tu muerte.

Tu mano sobre mi frente en señal de disculpa, y esa pequeña sonrisa en los labios como despedida.

Y las palabras, las palabras que ahora cobran sentido en mi mente y que antes no supe descifrar.

Las últimas palabras que me dedicaste y que ahora se funden con mis lagrimas.

- Perdóname, Sasuke, ya no habrá una próxima vez.

Pero no te preocupes hermano, porque yo te vengaré, y si volveremos a vernos, en el otro mundo.


Bueno, hasta aquí llega, como les pareció? la verdad no estaba muy segura decómo hacerlo, pero me parecio que así quedaría bastante bien.

Obvió ls dos cuentas pendiemtes de las k habla sasuke, son sakura y naruto, y la propuesta que esta le hizo el día que abandono konoha...

Solo espero que os haya gustado y que me dejéis mutos, mutos felices reviews, xD

Se cuidan, By