Disclaimer: Todos los personajes y lugares pertenecen a J. K. Rowling!
1- Escapando
El sol se ponía lentamente bajo el horizonte de un Mediterráneo de un extraordinario azul, ofreciendo un espectáculo imponente de colores amarillos y naranjas. Finalmente, su silueta desapareció y por unos cuantos instantes los matices brillaron mágicamente hasta que paulatinamente comenzaron a apagarse.
Harry contemplaba el magnífico evento sentado en el pequeño balcón del cuarto del hotel, el cual ofrecía un hermoso panorama digno de las mejores postales. Sin embargo, la espectacular puesta del sol no hizo más que terminar de hundirlo en la tristeza, arrancándole una lágrima de sus ojos vidriosos. Con una ligera y amarga sonrisa recordó sus cumpleaños en la casa de sus tíos antes de que se enterase de que era mago. Eran días sin significado para él, ya que lo maltrataban como cualquier otro día o lo ignoraban totalmente, como si no viviera allí; este 31 de Julio era, con mucho, el peor de todos sus cumpleaños.
Estaba solo, completamente solo en un país desconocido para él. Era lo que buscaba, después de todo: escapar, aislarse del mundo mágico y buscar la soledad. Pero esta soledad lo deprimía, lo aplastaba contra el suelo y no lo dejaba respirar. A veces, durante los poco más de dos meses que llevaba en el auto-exilio, creía que se había equivocado y que no tendría que haberse ido de Inglaterra, pero los espantosos recuerdos y remordimientos impiadosamente le caían encima y ahuyentaban cualquier mínima intención de volver y se sumía en una nueva serie de culpa y tristeza. Hoy cumplía 18 años, asi que decidió salir de su encierro en su nueva casa y rentar un cuarto de hotel en la costa del mar para intentar escapar de su depresión, rodearse de gente desconocida y disfrutar del sol y de la playa. Sin embargo, los lacerantes recuerdos de la última batalla y sus horribles consecuencias lo perseguían como Voldemort y sus mortífagos lo persiguieron durante años.
"Harry, de qué estás hablando?" Preguntó Hermione frunciendo el entrecejo mientras observaba con la boca abierta a su amigo.
"Lo que escuchaste," dijo Harry lacónicamente tirado sobre el sillón.
Hermione estaba pasmada, y su mirada se había cargado de sorpresa e incredulidad. Luego de varios intentos de decir algo y cerrar la boca, logró coordinar sus palabras. "Te vimos mal estos últimos días. Creíamos que con el tiempo te repondrías y podrías asimilar todo, pero irte...", negó con su cabeza y continuó luego de tomar aire; se la veía profundamente afectada. "Es una decisión demasiado drástica, te necesito...te necesitamos, Harry, por Merlín!"
Sólo hubo silencio. Hermione rogaba que su amigo del alma estuviera considerando su decisión. Lo observaba fijamente con sus nervios a punto de terminar destrozados, pero Harry parecía abatido. Sus gafas ocultaban sus ojos, debía mirarlos desde más cerca para descubrir lo que sentía asi que se acercó, se agachó frente a él y puso sus manos en las rodillas del muchacho. Se sorprendió al notar lágrimas que brotaban de sus ojos verdes, lo que le produjo un nudo en la garganta y una sensación de amargura infinita; muy pocas veces había visto llorar a Harry.
"Harry, sé que han ocurrido muchas cosas desde que terminó la batalla," dijo Hermione con la voz entrecortada y sus ojos inundados, "todos perdimos personas amadas y amigos, necesitamos estar juntos para poder salir adelante."
Harry giró su cabeza para un costado como único gesto. Su amiga no sabía todo lo que lo mortificaba, pero dio en el clavo con lo que más lo torturaba: las muertes, las muchas muertes de seres queridos, amigos, estudiantes y personas. Todos muertos durante los enfrentamientos con la oscuridad de Voldemort y sus seguidores en una batalla que él llevó a Hogwarts en su desesperado intento de destruir la diadema de Ravenclaw.
Él seguía en silencio, sin siquiera mirar a su amiga.
Hermione presentía que su intento no estaba dando resultado, y la angustia la desbordó rompiendo a llorar como nunca antes había llorado. Iba a perder a su mejor amigo, a su amigo del alma, a su alma gemela, tenía que recomponerse y volver a intentar convencerlo.
"Harry, mírame, por favor." Suplicó con un hilo de voz. "Harry, entiendo..."
"NO, NO ENTIENDES!" Gritó mirándola a los ojos. "NO SABES QUÉ SE SIENTE SER COMO YO, O QUÉ SIENTO AHORA, NO LO SABES!"
Sobresaltada por la abrupta respuesta de Harry, Hermione cayó hacia atrás y quedó sentada en el piso con sus ojos abiertos de la sorpresa. "Harry, sé que no, sólo..."
"NADIE LO SABE! TODOS ESTAN TAN FELICES DE QUE ESTO HAYA TERMINADO! PERO QUIEN DEBE CARGAR CON LA CULPA DE LOS MUERTOS? QUIEN?"
"Harry, por favor, ya sabes que el Profeta..." La voz de la chica temblaba, por fin Harry reaccionaba ante lo que más lo angustiaba, pero su estallido de furia la laceraba.
"EL PROFETA SÓLO PUBLICÓ LO QUE TODOS PIENSAN, LO QUE YO PIENSO! TIENEN RAZÓN HERMIONE, YO FUI QUIEN LOS ARRASTRÓ HACIA LA MUERTE, QUIEN LOS CONDENÓ A LUCHAR POR SUS VIDAS!" Harry temblaba de furia y frustración, y su desdicha hería desgarradoramente el alma de su amiga. "NO SE SUPONÍA QUE ESO PASARA! ERA YO EL QUE DEBÍA DESTRUIR LOS HORCRUXES Y LUCHAR CON VOLDEMORT, NO ELLOS! FRED, REMUS, TONKS, COLLIN Y MUCHÍSIMOS MÁS MURIERON PORQUE NO ME ENTREGUÉ A TIEMPO! DOBBY MURIÓ POR SALVARNOS! MIS PADRES MURIERON POR SALVARME! SIRIUS MURIÓ POR SALVARME! A OJO LOCO NO LE FUE MEJOR, NO? HASTA A SCRIMGEOUR LO MATARON POR PROTEGERME!"
Sin darse cuenta, Harry se había levantado del sillón y caminaba de un lado a otro, poseído por un ataque de furia y nervios que estalló en el peor momento y con la persona que menos merecía sus gritos. Pero no lo podía evitar, la sucesión de imágenes de los funerales y de las vidas destrozadas por ese loco maníaco estaban grabadas a fuego en su mente. Observó a Hermione tendida en el piso con sus brazos abrazando sus piernas llorando desconsoladamente; ni siquiera esa imagen pudo frenarlo.
"Cómo crees que me sentí cuando los padres de los estudiantes muertos en la batalla me increparon y me culparon durante los funerales?" Harry ya no gritaba, pero su voz se tornó fría y llena de culpa. "Estaban orgullosos, Hermione, pero la pérdida de sus hijos los destrozó! Acaso no pudo evitarse eso?" Hermione levantó su cabeza para mirarlo, asustada por el repentino cambio en la voz de Harry. "Nadie me defendió de la ira de los padres, Hermione, porque todos piensan lo mismo y no los culpo, porque yo también pienso igual." El muchacho agarró las dos mochilas que estaban en el sillón, las cuales contenían todo lo que necesitaba, incluso todo el dinero muggle que había podido cambiar en Gringotts el día anterior. No necesitaba nada más, por lo menos nada relacionado con la magia salvo su varita, el mapa del Merodeador, la capa y un albúm de fotografías mágicas.
"Ustedes pueden vivir sin mí, ya no me necesitan. En cambio yo ya no puedo vivir aquí." Harry observó a la chica, la cual seguía sentada en el piso, hipando del llanto. "Adios Hermione, algún día comprenderás por qué hago esto." Y mirando por última vez a su gran amiga se concentró en su destino y se desapareció con un leve "pop".
"Harry?" Hermione se levantó como si tuviera resortes en su trasero. "HARRY NO TE VAYAS! HARRY NO..."
Los recuerdos no lo iban a dejarlo en paz nunca más. De todos, éste en particular era el que más le dolía, además de todas las personas muertas que él conocía. Se arrepentía de haberle gritado así a su amiga, de haberla lastimado con su furia y su culpa, de hacerla llorar como jamás la había visto llorar, y de abandonarla cuando le suplicaba por favor que se quedara. Pero ya había decidido irse, no podía seguir viviendo allí sintiéndose responsable de tantas muertes.
Sólo se permitía escribir alguna que otra vez, y sólo a los Weasley y a Hermione. Eran cartas bastante escuetas en las que decía que estaba bien y relataba algún que otro detalle de su "nueva" vida (sin detalles que pudieran descubrir su ubicación), y siempre escribía al final sus deseos de que estuvieran bien y que lo sentía mucho por todo. Le dolía profundamente escribirles, en especial a Hermione, quizá la única que hubiese comprendido realmente todo lo que sentía. Casualmente, en ese mismo momento tocaba con su dedo su imagen, la cual sonreía y saludaba con una mano en una foto de sus mejores amigos que tenía sobre sus piernas.
El día concluía y la noche avanzaba sobre el sur de Francia. Pensar en su amiga hizo que decidiera ir mañana a la mañana a Gap, un pequeño pueblo cerca de Los Alpes franceses que tenía una pequeña comunidad mágica. Allí conseguía pergamino y lechuzas para sus cartas, ya que en Toulon no había tal cosa; al comprar una pequeña casa en las afueras de esta ciudad costera se aseguró de estar bien lejos de cualquier cosa relacionada con la magia. Esta vez le escribiría a Hermione acerca de lo mucho que la quería y la extrañaba, esperando que no estuviera tan dolida por su estallido de furia y la repentina partida. Sumamente deprimido, decidió que su día había terminado, asi que se levantó y se dirigió a su cama para acostarse sin siquiera desvestirse; mientras esperaba que el sueño lo alcanzara lo más rápido posible, con sus ojos cubiertos de lágrimas deseó profundamente que sus seres queridos lo recordaran y lo perdonaran.
