Los personajes de Card Captor Sakura no me pertenecen.

Comentarios sugerencias son bienvenidos.

Disculpen la ortografía -.-

Han pasado 10 años desde que la pequeña niña card captor selló la última carta Clow "Vacío", desde aquel entonces se podría decir que todo es normal nada de cosas mágicas, la paz ha prevalecido, pareciera que todos aquellos recuerdos son más que un simple sueño de una chiquilla de 10 años. Tomoeda era un lugar perfecto para vivir por el resto de su vida pero las circunstancias no se lo permitían, ella deseaba ser la mejor igual que su hermano, por lo cual hace unos años habían abandonado la tranquilidad de su ciudad natal para viajar a la ajetreada vida en la ciudad de Tokyo y así ingresar a la Universidad.

Ciudad de Tokyo

-Papá ¿Cuándo regresaras de la excavación?- Mencionaba la chica mientras arreglaba su cabello.

-Dentro de tres días. ¿Estarás bien sin mí?- Cuestionaba el amable hombre.

-Si papá, además vendrá Touya después de que termine su turno en el hospital.

-Si tienes algún problema no dudes de hablarme.- Un sonido en la puerta interrumpe su charla. -Buen día.- Mencionaba el señor al joven que se encontraba tras la puerta.

-Buen día señor Kinomoto.

La joven sale al pasillo para recibir a su acompañante y mencionando tímido "Hola", no cabía en felicidad a pesar de que en últimos años había dejado de ver a personas muy importantes en su vida, hoy tenía la seguridad de aquella persona especial para ella la acompañaría para siempre como lo había hecho últimamente.

-¿Estas lista?- La chica asiente con la cabeza. -Señor nos retiramos mencionaba el apuesto joven.

-Con cuidado y diviértanse.

Mientras caminaban por la calle, el joven abrazaba por el hombro a la joven causando un sonrojo en ella, a pesar de tener ya tiempo siendo novios se seguía sonrojado con simples detalles.

-¿Sabes a dónde quiero ir?- Mirando al joven. -Me gustaría mucho que me acompañaras.

-¿A qué lugar deseas ir?

-Al lugar donde venden ricos helados de bananas

-Sabes que detesto ese lugar.- Mirando a la castaña, con cara de desagrado. -¿Por qué me pides eso?

-Anda, dijiste que me llevarías a donde yo quisiera.- Lo toma del brazo y se detienen un momento. -Y si después…

-Me das un beso.- Contestaba el joven con cara de alegría.

-¡No! Eso no. ¡Te quiero más que nunca!- Le ofrecía como acuerdo Sakura.

-Anda somos novios. ¿Qué tiene de malo un beso?

-Pues es que…..me….da…pena.- Un sonrojo adornaba su rostro mientras miraba sus dedos índices juntos. -No me pidas eso...

-Entonces no.- Resoplaba el castaño mientras volteaba a ver a otro lado.

-Sabes que te quiero, pero me apena mucho.

El celular de la joven comenzó a sonar, mientras trataba de sacarlo rápidamente de su bolso, de la misma salen un sin fin de objetos causando que su acompañante trate de atraparlos.

-¡Oh! Es papá.- Responde a la llamada. -Papá ¿Pasa algo?

-Hija, se que acaban de salir de casa pero es que marcaron de la oficina de correos.

-Dime ¿Qué ocurre?- Con un tono de angustia. -¿Para qué hablaron? ¿Necesitas que recoja algo?

-Déjame terminar, lo que pasa es que mencionaron que encontraron unos paquetes que no habían sido entregados a sus destinos

-Y quieres que los recoja ¿Verdad? ¿Los necesitas inmediatamente?

-Si hija, pero no son míos sino tuyos, me comentaron que venían con la dirección de Tomoeda, los Ueda hicieron el favor de proporcionar nuestro número.

-Qué raro mmmm ¿De qué serán?- Murmuró para sí misma. -Está bien, gracias papá

-Nos vemos hija y cuídate.- Finalizó la conversación con una afirmación mientras movía la cabeza.

-¿Me acompañas?- Mirando al joven con una cálida sonrisa mientras guardaba su celular.

-Mmmm…no lo sé, mientras no sean bananas. ¿A dónde iremos?

Ambos jóvenes se alejaban caminando mientras bromeaban, el tiempo les parecía tan corto mientras estuvieran juntos no había mucho que pedir, eran felices. No se percataron al llegar a la oficina de correos. El lugar se encontraba abarrotado, parecía que habían tenido un gran problema en las oficinas. La fila avanzaba lentamente y el joven de cabellera castaña comenzaba a desesperarse, sin embargo la compañía de su Sakura hacía la espera más ligera, aún no podía creerlo, después de tanto tiempo de conocerse eran novios oficialmente, con la aprobación de su hermano, debía considerarse afortunado de que no lo golpeara cuando se enteró.

-Disculpe señorita.- Mencionaba un joven de manera tosca, mientras se entrometía a la fila. -¿Podría mencionarme…

-¡Oye espera tu turno!- Replicaba el acompañante de la joven castaña ya que eran los siguientes en turno. -¡Hay gente que ha estado haciendo fila por más tiempo!

Detestaba que le gritaran, mucho más gente desconocida, detestaba la falta de modales de la gente, él solo iba a realizar una pregunta y tenía prisa, no era como si fuese a quedarse todo el día en tal lugar. Volteo a mirarlo y decidió molestarlo ignorando su presencia para hablar con la pequeña joven que lo acompañaba, suponía era su novia.

-Disculpe mi intromisión señorita, pero ¿podría permitirme hacerle una pregunta a la recepcionista?- Mencionó el joven con tono cortés. -Solo será un segundo.

-No se preocupe, adelante.- Respondió dulcemente, mientras su novio le lanzaba una mirada desafiante al otro tipo.

-Gracias.- Le dice a la chica con una sonrisa que derritió a más de una joven que se encontraban en aquel lugar.

-Disculpe señorita, lo que pasa es que se nos entregó el paquete equivocado y me mencionaron que mañana nos lo entregaban pero es urgente que lo reciba hoy mismo. ¿Me puede decir con quién puedo hablar?- Cuestionaba el joven.

-Mire puede pasar a aquellas oficinas, ahí le podrán dar una solución.

-Gracias señorita.- Voltea a ver a la joven que se encontraba detrás de él para sonreírle nuevamente. -Gracias es muy amable.

-No es nada.- Contestaba nuevamente apenada.

-Límpiate que se te cae la baba.- Comentaba su celoso novio. -Sakura, ¿Por qué le permitiste?...- Miraba por donde iba el joven, era despreciable ver tipos así, se creían la gran cosa solo por ser de alguna familia acomodada. -Es un tipo desagradable.

-Vamos no es para tanto.- Mientras voltea con la señorita de frente. -Buenas tarde, vengo a recoger un paquete.

-¿Están a su nombre?

-Sí, es Sakura Kinomoto.- Se sentía observada por los comentarios que su novio hacía para el otro joven. -Disculpe, ¿Se tardará mucho?.

-No, solo será un momento.- La joven comenzaba a buscar en las diferentes gavetas que tenía. -Aquí se encuentra, ¿Kinomoto?.

-Así es.

-Es todo esto.- Frente de ella un colocó un montón de cartas y un enorme paquete. -Sólo tiene que firmar aquí sobre la línea, me permite una identificación para comprobar que sus datos sean correctos.

-Claro.- Sacando de su bolso y disponiéndose a firmar en la hoja. -Aquí está, listo.

-Gracias, eso sería todo.

-Deja te ayudo.- Comentaba el joven mientras tomaba el paquete grande. -¡Vaya! Hasta que nos sirve tu enorme bolso.

-Si..- Mencionaba con un leve sonrojo ante tal comentario. -Ves que siempre es bueno ser precavida y tu que te quejabas.- Mientras guardaba las cartas.

Caminaron para continuar su cita, encontrando un café cerca de la oficina de correos, después de estar un rato de pie merecían descansar y tomar algo que les diera energía para continuar con sus planes.

-¡Vaya! Estas cartas son de Hong Kong.- Mencionaba el castaño mientras observaba las cartas. -Estas tu las enviaste...

-¡¿Qué?!- Respondía algo impresionada al escuchar la procedencia de las cartas. -¡No las leas!

-Dime ¿Quién es ese tal Syaoran Li?.- Cuestionaba con disgusto a su novia. -¿Es acaso un familiar?

-¡No la abras!- Salió de su alma un pequeño grito, sentía un mal presentimiento mientras, estaba nerviosa, apenada, todo una mezcla de sentimientos. -¡No lo veas!-

-¿Por qué no?- Su novio la miró con desconcierto y curiosidad.

-Son cosas de niños y me da pena que las veas.

-Sakura ¿Por qué te apenas?- Mirándola -¿Acaso es de un amor infantil?

-¡¿De qué hablas?!- Su rostro estaba completamente rojo como un tomate. -¡Qué cosas dices!...hay que pena.- Cubrió su rostro con un montón de cartas que tenía a la mano.

-Por eso me encantas...pero ahora lo envidio por haberte conocido primero que yo.

-Kyo, no digas eso, me apenas.- No importaba cuanto tiempo tenia de conocerlo siempre que hacía un comentario con respecto a sus sentimientos le causaba un rubor en su rostro.

Algo en el interior de la joven se estaba inquietando, saber de donde provenían las cartas le causaba una sensación extraña. No podía concentrarse en algo, su mente trataba de resolver un acertijo, era una parte importante de ella de su infancia. Con el tiempo había decidido dejar todo eso atrás, había sido la mejor opción pero tenerlas en ese momento en su poder la hacía pensar mil cosas. ¿Había pasado algo? ¿Estarían todos bien? ¿Estaría él bien?. El joven que la acompañaba comenzaba a desesperarse, la amaba, no había duda pero a veces cuando se perdía en su mundo era difícil ingresar, justo como estaba en este momento. Estaba disgustado por su nula atención pero más por no poder entender que pasaba por la cabeza de su novia. Tomó sus cosas y comenzó a caminar dejando sola a su novia, hasta que la joven reaccionó y comenzó a seguirlo.

-¡Kyo! ¡Espérame!- El joven detuvo su paso y extendió su brazo para que ella lo tomara.

El día había sido un poco extraño…