Hola Ustedes!!

Primero que nada, Feliz Año Nuevo!!! espero que no se me atragantaran con las uvas mientas mencionaban a todos y cada uno de los nombres de vampiros que queremos para este 2009 xD . Tengo que admitir que he andado de vaga ultimamente y cuando descubrí que mi Colacuerno mascota Jimmy Hendrix se había comido mis zapatos decidí que era tiempo de venir a hacer lo que debía xD , lamento mucho haberme tardado tanto en contestar sus reviews, de verdad que no se en que dia vivo x3 . Espero que disfruten de la viñeta y aún mas de sus ultimos días de libertad sin escuela xD


¿Celoso?

Emmett Cullen, amaba ese cruelmente pequeño tiempo en que las cosas a su alrededor marchaban con calma y todo parecía estar justo donde debía. La pesadilla del nacimiento de Renesmee y la "amable" visita de los Volturi por fin eran algo del pasado y luego de volver a renovar los votos con su esposa, solo hacia falta un merecido viaje de luna de miel.

Estuvo fuertemente tentado a pedir la Isla de Esmee prestada, pero desistió inteligentemente de llevar a Rosalie a una idea romántica que ya había sido usada por alguien más.

Tampoco existían muchos lugares donde pasar el tiempo, pues los requisitos eran estrictos e inalterables; poblaciones pequeñas, ausencia absoluta de sol y no hacer nada demasiado llamativo. Emmett sonrió de medio lado al repasar esta última, dos personas con la apariencia de artistas de cine en un porche rojo, no podían evitar sobresalir.

Como quiera que fuere, el viaje estaba decidido y Emmett había encontrado un lugar ideal; un antiguo hotel con baños termales, muy lejos de la ciudad de Japón, enorme, lujoso, cubierto a sus alrededores de niebla cálida y encantadoramente vacío a causa de los días hábiles del calendario en los que se encontraban. Para su sorpresa Rosalie había estado encantada con la idea y estaban apunto de salir. El equipaje estaba listo, Jasper les había ayudado a actualizar sus pasaportes y aunque fue difícil para ambos aceptar el hecho de que se perderían uno o dos años en el incansable crecimiento de su sobrinita, Edward prometió llamar al hotel de vez en cuando para que Renesmee pudiera saludar a sus tíos.

Carlisle volvió a repetir las reglas a sus hijos como si aún tuvieran menos de cien años y Rosalie y Emmett escucharon atentos con una cómplice sonrisa.

Conducirían hasta el aeropuerto de Seattle donde tomarían un avión hasta Inglaterra y transbordarían el vuelto que finalmente los llevaría a Japón, donde planeaban pasar por lo menos tres semanas de romántico descanso.

-Espero que de verdad podamos entrar en las termas –susurró Rosalie con una sonrisa una vez que estuvieron instalados en sus asientos de avión.

-¿Y porque no abríamos de entrar? –Emmett besó la radiante sonrisa de su esposa y la contestación chocó contra sus labios.

-Aún no se si dejarte salir de la habitación… -La rubia acarició las mejillas de su amante intentando acercarse más a su cuerpo, pero las reglas también indicaban que debían ser prudentes frente a los humanos, quienes probablemente se preguntarían si no faltaría aire en sus pulmones después de varios minutos de besos sin descanso.

Después de casi un día entero de vuelo, llegaron a Japón visiblemente más frescos y descansados que el resto de los pasajeros, quienes parecían querer besar el suelo firme bajo sus pies.

El ultimo viaje hasta su hotel resultó por demás expectante, el paisaje parecía desolado, borroso a causa de la neblina y repleto de bosques a su alrededor, cosa que les llenaba de confianza y esperaban ansiosos que el establecimiento estuviera igual de desierto. Aún así no podían llegar a un lugar como esos con su ropa gruesa de Forks y antes de entrar en la recepción, cambiaron sus ropas por unas más adecuadas al clima.

-Konnichiwa, watashi no namae wa Cullen, watashi ha yoyaku wo motte imasu –dijo Emmett en un perfecto japonés y sonrió al ver como el joven de la recepción le miraba anonadado. Nadie que a golpe de vista era extranjero hablaba de esa forma.

La gran accesibilidad de comunicación, les permitió estar en su habitación mucho antes de lo esperado y antes de que la cama resultara un impedimento para entrar en las termas, ambos tomaron sus artículos de baño y se dirigieron al centro de atracción del hotel.

Los baños resultaron ser maravillosos, raíces de bambú, piedras calientes, agua cristalina y pisos de reluciente mármol blanco en los vestidores. El vapor de agua brindaba un ambiente íntimo y apacible, había pequeñas jícaras con flores de lavanda y jazmines y justo al fondo de las divisiones de hombre y mujer se encontraba una terma amplia y honda que invitaba a nadar.

Rosalie y Emmett que no querían separarse, dejaron a un lado las instalaciones separadas por sexo y se instalaron en la terma más grande, podrían jurar que el agua debía estar caliente, aunque su piel de hierro no les permitía sentir mucho más allá de la suave y cosquilleante consistencia del líquido a su alrededor y las gotas de vapor aromático que se aferraban a la blancura de sus cuerpos.

-Creo que es el lugar perfecto para nuestra luna de miel –susurró Rosalie encantada de la caricia de abrazarse bajo el agua.

- eres la mujer perfecta para una luna de miel –le corrigió él con dulzura, besando sus cabellos mojados.

Aquello no podía ser más perfecto y entre besos y risas disfrutaron de todo el tiempo posible dentro del agua, agradeciendo enormemente el hecho de su soledad y de la ausencia de miradas curiosas y molestas que mermaran su nueva felicidad.

El tiempo pareció pasar más rápido que un suspiro y solo la entrada de un hombre en la terma les indicó que ya llevaban ahí más de cinco horas entre caricias y besos mojados. El sujeto los miro anonadado y sin discreciones, sin duda alguna eran las dos personas más hermosas que hubiera visto jamás y bastó solo medio segundo para saberse perdidamente enamorado de la rubia frente a sus ojos. Rosalie rodó los ojos con exasperación y se ocultó incomoda en el pecho de su esposo, Emmett la cubrió igualmente molesto con sus brazos y nadó rápidamente hasta la orilla para tomar una de sus toallas.

-Ya llevábamos mucho tiempo aquí de todas formas –murmuró Rosalie sonriendo a medias.

Emmett la miró irónico.

-Bien… -Rosalie rió suavemente dándole la razón- pero aún es nuestro primer día aquí… no te preocupes, entramos mañana.

-Mañana –acordó el vampiro con resignación.

-Lo prometo...ahora, ¿Podrías traerme la toalla grande que deje en mi casillero del vestidor?... antes de que… terminé de comerme con la mirada- Rosalie dirigió sus ojos dorados al hombre que aún los miraba atónito en la entrada de la terma y contuvo el aire ruidosamente una vez que Emmett se giró para mirarlo furioso.

-Eso tiene arreglo –masculló el vampiro entre dientes.

-No. Cálmate. En el remoto caso de que pueda mover esos treinta kilos de más hacia mi, se que podré controlarlo –rió la rubia con ironía y acarició las mejillas de su esposo para tranquilizarlo.

-Regreso enseguida –Emmett salió fácilmente de la parte más honda de la terma apoyando los brazos en el mármol y amarrando una toalla común a su cadera salió poco confiado del baño. Sabía perfectamente que Rosalie podía cuidarse muy bien sola y se sentía completamente aliviado de no tener el poder de Edward para evitar saber que cruzaba por la mente de aquel sujeto. Los casilleros no quedaban muy lejos y caminó firmemente hasta ellos mientras se sacudía el exceso de agua que corría por su cara desde sus cabellos, llegó hasta el apartado de su esposa y metiendo el resto de los artículos que llevaba consigo salió únicamente con la toalla más grande de Rosalie.

Antes de llegar a la puerta un dulce y fresco aroma inundó la resequedad de sus pulmones y una jovencita de no menos de quince años entró desconfiadamente por la puerta, paralizándose al instante…

Emmett sonrió disimuladamente.

-Ohayou –saludó él animadamente ajustando más el nudo de su toalla.

La muchachita apenas se movió, no importaba cuantas órdenes desesperadas de vergüenza mandara a su cerebro, sus ojos se negaban rotundamente a apartarse del torso del muchacho.

-Sayonara –se despidió aun entre risas, sin dejar de notar una sonrojada mirada clavada en su espalda.

No importaba lo molesto que sus hermanos encontraran aquellos gestos, para él resultaban terriblemente graciosos, más aún en las niñas pequeñas.

El vampiro estuvo de vuelta en la terma en un par de zancadas y pronto se sintió deseoso de reconsiderar sus teorías.

Aquel debía ser sin duda el hermano mayor de la niña en el vestidor, dieciocho años sin temor a equivocarse y desafortunadamente cerca de su mujer…

Usualmente aquello no le molestaría , Rosalie pasaba de cualquier humano que se atreviera a mirarla y sin embargo estaba ahí… fuera de la terma, envuelta solo en su pequeña toalla rosada y… sonriéndole.

-Regrese –dijo en un tono más que frio y un par de ojos oscuros se posaron sobre él con evidente temor.

Emmett no espero un segundo más para poner la toalla grande sobre los hombros desnudos de su esposa y colocándose convenientemente frente a ella se cruzo de brazos con molestia.

-Hola, mucho gusto… -saludo el adolescente claramente intimidado por la presencia del vampiro.

-Hola –respondió Emmett sin mostrar asombro alguno por el doble lenguaje del muchacho –¿Nos vamos? –dijo más como orden que como pregunta y comenzó a avanzar hacia la puerta.

Estuvo a la mitad del pasillo en un santiamén y enojado entró en el vestidor de hombres, extrañamente feliz de que su esposa no pudiera ingresar ahí para seguirlo. Se puso el pantalón importándole poco que su traje de baño aún estuviera empapado y calzándose los zapatos deportivos, salió poniéndose una camisa en el camino.

-Emmett – le llamó una voz conocida a su espalda.

-Pensé que te quedarías otro rato, con tu nuevo amigo-dijo el vampiro arrastrando las palabras sin dejar de caminar.

-¿Qué? –Rosalie rió despreocupadamente, cerrando perfectamente su bata de baño alrededor de su cuerpo - Por favor, ¿No me digas que estas haciendo una escena?

-Tú, nunca conversas con nadie, con nadie –bufó Emmett dándose la vuelta tan repentinamente que incluso Rosalie dio un paso hacia atrás –No creas que no noté que el imberbe era bien parecido.

-Pareces un niño –susurró la rubia volviendo a reír e importándole poco que tuviera que correr de vez en cuando para alcanzarle, lo siguió tranquila hasta el elevador.

Una vez ambos dentro, Emmett pulso el botón de su piso y enfurruñado se recargó en la pared.

-Emmett… no es cierto… estas… ¿Celoso? –murmuró Rosalie acercándose para abrazar el berrinche de su esposo.

-Rosalie por favor no me trates como si tu… -empezó el vampiro antes de ser callando a besos pausados.

-¿Por qué estas enojado?, el niño solo estaba tratando de ser amable, mandó a su padre a los baños para que no me incomodara.

-Pero tú jamás eres amable –dijo Emmett sin pensar.

Rosalie soltó una armoniosa carcajada.

-Me preguntó cuando daré en el clavo… se quejan si soy amable, se quejan si no soy amable y se quejan si soy indiferente.

-Sabes que no es eso lo que quise decir, el chico… él era… digamos que bastante guapo para su especie… y , me molesta que decidieras empezar a ser amable con él –Emmett abrazó a su esposa rindiéndose ante sus avances y su tierna sonrisa le tranquilizó considerablemente los nervios.

El elevador tintineo indicando la llegada hasta su piso y ambos salieron tomados de la mano.

-Dime bobo… ¿Por qué venimos aquí? –preguntó Rosalie sin dejar de llenar de besos sus mejillas.

-Para pasar un tiempo a solas –contestó el mostrándose nuevamente reacio a la hermosa rubia.

-¿Y que más? –Rosalie le miro risueña jugando con la fina argolla de rubíes en su dedo.

-Para celebrar nuestra luna de miel… -contestó él desanimado.

-Exacto. Por nuestra ultima boda… estoy aquí para estar contigo –Rosalie sonrio radiante- no seas infantil, soy tu esposa… te amo… y si me interesara alguien más ya te abría dejado.

La rubia camino despreocupada hasta su abitación y pronto unos enormes brazos se cerraron alrededor de su cintura levantándola del suelo.

-¿Ha si? – preguntó Emmett juguetonamente, tragándose su orgullo, comenzando a besar el cuello de su esposa que reía con ganas entre sus brazos –pues… yo también me hice de una pequeña fan hoy…

-¡¿Perdón?!... eso no lo mencionaste – se quejó Rosalie imaginando a toda clase de muchachitas tratando de acercarse a su hombre.

Fue el turno de Emmett para soltar una enorme risotada y cargando a su esposa hasta su alcoba, decidió que nada arruinaría su viaje de luna de miel, las soluciones a los problemas no siempre estaban en sus manos, pero este en particular sí… dependía totalmente de él y no estaba dispuesto a echarlo a perder. Aguas termales o no, tenía a Rosalie solo para él y era ahora cuando debían preocuparse por no volver a visitar las termas. Probablemente ya no saldrían de la habitación…


¿Qué tal?

¿Quién no se pondría celosa con ese hombre? xD

Feliz 2009 Chicas!!

Nos vemos el viernes x3!!

Besos Capuchinos!!

Nota Capuchina: Y mi Japones que tal he? xD solo llevo un nivel así que mis conocimientos no dieron para mas xD

Konnichiwa, watashi no namae wa Cullen, watashi ha yoyaku wo motte imasu -Hola, mi nombre es Cullen y tengo una reservación.

Ohayou -Hola

Sayonara -Adios