((NA. Capítulo 18, el último capítulo. Wow, ya llegó a su fin! Bueno, quiero agradecer a todos los que han leído esta historia, la han agregado a favoritos y alertas, de veras son lo mejor. Gracias a todos los que han dejado reviews, no tienen idea de lo bien que se siente saber que les gusta lo que uno escribe =D Y bueno, gracias por seguir esta historia hasta su final (^.^) ))


Imperfecto llorar, y gritar en éxtasis

Pero, ¿qué le ocurrirá a las cosas sin defectos?

El amor que he construido

Brilla tan hermosamente

Ahora mira como me destruye.

Desmorónate

y deja de sentir.

Quema ahora

lo que una vez respiraba.

Alcanza

y podrás quitarme el corazón.


Capítulo 18. El Principio

Epílogo: 50 años después . . .

Él finalmente lo había logrado. El asesinato de Harry Potter. Voldemort estaba triunfante en el claro vacío, saboreando el logro de matar a su única oposición.

Pero, ¿Qué fue eso?

Movimiento, al parecer, un pequeño grito de asombro a su izquierda. Se volvió para enfrentar al único humano aún con vida en el claro.

"Ah, la asquerosa hija de Muggle que Potter tanto adoraba." Él escupió.

Hubo un jadeo leve, y una pausa.

"Lástima . . . ni siquiera sé tu nombre," susurró con una sonrisa terrible. Todo lo que podía ver a través de la niebla era la silueta de una figura femenina, tendida indefensa en el suelo del claro. Su nombre era Harriet o Helga o algo horrible como eso, y él la mataría rápidamente. Levantó su varita.

Congelar. Descongelar.

Un momento muy tarde, pudo verle la cara, y al mismo tiempo recordó el nombre Hermione. Pero ya el hechizo volaba por el aire, su mortal luz verde iluminando el claro.

Ella cayó en cámara lenta, un fantasma agraciado en la oscuridad de la eternidad. Al chocar con el suelo, Voldemort notó un objeto estrechado con fuerza en su mano derecha. Era una rosa negro azabache, y no había marchitado. Después de cincuenta años, o un momento, dependiendo de cómo lo mirabas, la rosa estaba en plena floración, sana y vigoroso como lo había estado el momento en que Tom de diecisiete años de edad, se la había dado a ella.

Yo la maté, se dio cuenta de repente. Yo era el asesino.

Y por último, el mayor realización de todas. Él había oído a su propia risa.

Tom se echó a reír, una risa escalofriante y espeluznante y cruel, pero no porque le daba risa. Se echó a reír, porque finalmente entendió.

Tom observó la profunda ironía de la situación. Hermione había retrocedido en el tiempo para matarlo, sin embargo se había enamorado de él. Tom la había amado con todo su corazón, y entonces ella había desaparecido. Debido a eso, se había convertido en Lord Voldemort, que a su vez lo llevó a matar a Harry Potter, y al final, a matarla a ella. Era como una enorme cadena en forma de círculo. ¿Podría cualquier parte de la cadena romperse?

Hermione, en sus últimos momentos de vida, había comprendido la seriedad de lo que había hecho. Ella sola había creado el monstruo que era Lord Voldemort. Por otra parte, Lord Voldemort había existido mucho antes de que ella había ido aún a Hogwarts, u obtenido el gira-tiempo. ¿Cómo podía ser responsable de crear a un hombre que existía antes de que ella naciera?

Enamorarse de Tom había arruinado todo ideal para el que su sociedad se había esforzado. Y sin embargo, había sido inevitable. Ella había creado un monstruo. ¿Cómo algo tan hermoso como el amor había deformado a un hombre en la cosa en la cual se había convertido Lord Voldemort?

Sólo había una explicación para el curso de los acontecimientos que habían pasado. Era la única verdad trágica que la raza humana todavía no entendía. Esta verdad había cambiado el curso de la historia, y al mismo tiempo le impidió cambiar en absoluto. Hermione había sido destinada a viajar en el tiempo para conocer a Tom. Del mismo modo, Tom había sido destinado a convertirse en Lord Voldemort. Como Tom había declarado una vez sin saberlo, todo era parte de un amplio patrón predestinado. Hermione había cambiado el futuro en lo que ella ya había conocido antes.

El destino y la providencia. Muy pocos creían en estos términos abstractos, y menos aún sabían cómo lidiar con las consecuencias de ellos. Pero a lo que se reducía era que el cambiar lo que había sido escrito en las estrellas era imposible.

Al final, nosotros somos lo que siempre estuvimos destinados a ser. Las decisiones que tomamos no alteran nuestro destino; el destino altera las decisiones que tomamos.

Voldemort se dio cuenta de esto, y observó que había estado en lo correcto cuando, a la edad de doce años, había creído que toda su vida se había previsto ya para él.

En ese momento el último sentimiento humano abandonó su cuerpo.

Voy a matarlo. Voy a matar a quien quiera que fue quien le causó morir justo en mis brazos. Voy a matarlo si es lo último que haga.

Tom Riddle mataría a Lord Voldemort, y sería lo último que hizo. Se odiaba a sí mismo más que todo el resto del mundo lo odiaba a él, y esa era una tremenda hazaña.

Tom Riddle, Voldemort, el Señor Oscuro, volvió su varita a sí mismo y realizó la Maldición Asesina sin pensarlo dos veces.

Más tarde se escribiría que Harry Potter y Voldemort habían tenido duelo tan ferozmente que se habían matado unos a otros y todos a su alrededor. Nadie sabría la verdad, y esto era que Voldemort había matado a sí mismo por amor, una emoción que las personas subestiman una y otra vez.

Cuando la niebla matinal en el bosque desapareció y el sol se levantó otra vez, parecería para muchos como si nada con vida quedara en el claro. Sin embargo, agarrada fuertemente en la mano sin vida de Hermione estaba la rosa de color negro azabache que era exactamente del color de los ojos de Tom.

Incluso en su muerte, la rosa aún no se había marchitado.