Primero quiero dar las gracias por los reviews de la historia anterior, que solamente era un One-shot. Soy nueva en esto, así es que tenganme paciencia, por favor.

Está historia es diferente, y tendrá más capítulos...Un Sasu/hina como siempre. ¡Adoro esa pareja!.

Gracias por leer. Un beso y un abrazo.


The Nights

1-Primera Noche.

Hacía frío y mucho viento. Copos del tamaño de la palma de su mano danzaban en el aire, por todo el cielo. Pensó que era tan hermoso que no parecía real. Los edificios, las calles, los coches, los árboles, todo estaba oculto por la nieve. El mundo se había transformado esa mañana cuando llego a su casa, al igual que ella.

Se alejó de la ventana, advertida por un sonido perfectamente conocido.

Con suavidad tomó la tetera del fuego evitando así quemarse; caminó con ella hasta la mesa de madera rustica del comedor, y vertió su contenido en el tazón de porcelana China, regalo de su hermana cuando abandono la mansión Hyuga. Logrando casi de inmediato que el dulce aroma del té floral inundara el departamento.

Tomó la taza en sus manos permitiéndose así la posibilidad de sentir esa extraña calidez entre su piel; el calor que emanaba del té era casi una mezcla adictiva entre un dolor punzante y un bálsamo adormecedor. Ambas sensaciones profundamente placenteras, y que trajeron a su mente otra clase de sensaciones, unas casi tan agónicas como la quemazón entre sus manos.

Se mordió los labios, nerviosa, ordenándole a su mente suprimir cualquier recuerdo, cualquier emoción; y se bebió el líquido humeante, aplastada por los sentimientos. Por la culpa. Por el lugar. Por lo qué había hecho.

Incapaz de continuar en esa posición más tiempo, se metió en su habitación despojándose de su ropa con rapidez hasta llegar al baño, en donde abrió con cierta brusquedad la ducha, sin medir siquiera si el agua estaba fría o caliente para su cuerpo.

Y bajo el chorro de agua se permitió llorar; desparramar las lágrimas de culpa que se obligaba a crear, pues a pesar de qué sabía que lo que había hecho era terrible, una traición tan espantosa. No podía dejar de sentirse mujer, de vibrar, de sentirlo aún entre su piel.

Sus manos fueron su condena, y su boca una verdadera prisión. En verdad, nunca hubiese pensado que el hombre con el que paso la noche era el mismo del que hablaba Sakura en sus conversaciones a media noche cuando les tocaba guardia en el hospital, ya que ella misma describía a su novio como un hombre metódico, frío, controlado hasta a la hora de hacer el amor, casi carente de emociones. Sin embargo, en sus brazos pudo ver desenfreno, sintió llamas de fuego lamiendo su piel ¿Cómo podía ser capaz la pelirosa de decir que no conocía la pasión? La envidió, y el veneno de la traición la azoto con violencia.

Cerró los ojos con fuerza, escuchando aún el eco de su voz firme y varonil erizando cada centímetro de su cuerpo, sus gemidos, el calor, y la maldita palabra que los condeno a los dos, "Quédate".


-Quédate-pronunció el Uchiha, y Hinata de espaldas a él titubeo a la hora de girar el pomo de la puerta.- ¿O tienes algo más que hacer?-preguntó en su tono frío de siempre, dándole la espalda como si nada le importará.

Ella negó con la cabeza, y se alejo de lo único que podía haberla salvado de cometer semejante locura. Lo siguió al interior de su departamento picada por completo por la curiosidad, y pensando además que no tenía nada de malo estar allí, de todas formas su mejor amiga era la novia de Sasuke, y la razón por la que estaba en ese lugar principalmente. Sakura le había pedido que fuera a dejarle a su novio un informe con el estado de salud de los nuevos anbus que iban a estar a cargo de él porque tenía que quedarse en el hospital esa noche. Entonces ¿qué había de malo en qué compartieran un rato? ¿Por qué se sentía tan nerviosa de estar a solas con el ninja?

Admirando la sobriedad del ambiente, y alejando esos pensamientos se sentó en el living esperando a que él volviera. Sasuke regresó con un par de copas y una botella de vino entre las manos.

-¿Y tu novio?-la cuestionó a la vez que le tendía la copa teñida de rojo rubí.

Hinata se sobresalto ante la alusión al rubio Uzumaki. ¡Oh! Como le echaba de menos cuando se iba.

-En una misión-respondió suspirando, ya sin rastro alguno de los tartamudeos de su niñez-como siempre-añadió probando por primera vez el vino. Se paso la lengua por los labios sintiendo aún más la textura embriagante del licor- El camino para convertirse en Hokage es largo-concluyó con voz apagada, sorprendiéndose a si misma por el tono de su voz.

-¿No pareces feliz?-arremetió él, suspicaz. Hinata alzo la mirada concentrándose por primera vez en los oscuros ojos que la observaban implacables desde el sillón frente a ella.

Un nerviosismo le subió por la columna vertebral, y se sintió tan indefensa, parecía que de un momento a otro el Uchiha iba a saltar sobre ella.

-No…no… si…siempre se tiene lo que se quiere-comentó titubeante, desviando la mirada. Una presión en las entrañas comenzó a invadirla, un presentimiento tal vez-La vida de los ninjas funciona de esa manera, tú lo sabes bien -contraataco desesperada para librarse de esa sensación-¿No te pasa lo mismo con Sakura?-preguntó buscando algo de empatía.

-No-soltó secamente, clavando su mirada aún más en ella, como si se tratara de un depredador-Pero sé que es no tener lo que se quiere-agregó tirante, con el cuerpo tenso, levantándose de su lugar para ir hasta el ventanal del departamento, donde la noche le dio de lleno a su oscura silueta.

Hinata lo siguió con la mirada algo turbada por la extraña conversación, pues de partida ellos dos no solían platicar ni compartir mucho juntos, casi nada, a no ser que sus respectivas parejas lo quisieran.

Pero ahora, ella, en ese espacio a solas, pudo ver algo distinto en él, en su figura solitaria mirando hacía Kohona, algo entre el dolor y la resignación que la conmovió hasta los huesos, y sintió unos enormes deseos de consolarle, de abrazarle.

No se fijó en que momento se incorporó en pos de él, sólo sabía que pretendía tocarle, tal vez tener con él algún un gesto conciliador y nada más. Pero apenas lo tocó algo la quemó por dentro, sus ojos se encontraron, y no supo quien fue el primero que busco los labios del otro. Simplemente sintió su torso firme presionándola con violencia contra la pared. Su boca hambrienta bebiendo de ella, y esas manos sosteniendo su rostro con cierta ternura.

Luego los siguieron pasos torpes a una habitación a oscuras. Su uniforme ninja en el piso. Su falda y sweater haciéndoles compañía. Vio su rostro y sus cabellos oscuros sobre ella, y lo encontró atractivo, endemoniadamente sensual en esa máscara de frialdad que iba subiendo de temperatura con la fricción de sus cuerpos desnudos. Con la boca de él dejando caminos húmedos desde su cuello hasta detenerse en una dulce tortura sobre sus pechos, masajeándolos y succionándolos entre jadeos interminables.

Su piel se tiño de rubor y de gotitas de sudor, pegando sus cabellos a ella. Las manos de él recorrieron sus muslos, adentrándose en su interior, mientras Hinata exploraba ávida con sus manos su espalda, y con su boca su perfectamente formado torso; Hasta que Sasuke encontró aquel lugar, y el cuerpo de la Hyuga se arqueo gimiendo su nombre, retorciéndose de placer, explotando entre sus dedos.

Y entre jadeos, inconscientemente, sin pensar en terceros, ella le sonrió incitante, coqueta, desarmándolo; y de un movimiento se coloco encima de él, a horcajadas, sintiendo el hormigueo caliente de la presión de su miembro hinchado contra sus muslos; se inclino para besarlo mordiendo sus labios, mientras sus manos lo guiaban dentro suyo con una lentitud aturdidoramente placentera. Solamente hasta que Sasuke perdió el control y la invadió de un sólo movimiento, tomando ese frágil cuerpo entre sus brazos, entrando y saliendo, siendo aprisionado cada vez más por sus piernas alrededor de sus caderas.

Hinata se abrazo con fiereza a él, pues su cuerpo ya comenzaba a fragmentarse, anticipándose a lo que venía, y temblando se dejo arrastrar por él, por el grito ronco, casi gutural que dio Sasuke antes de derramarse en su interior llevándosela consigo, tumbándola en la cama , pero evitando aplastarla con el peso de su propio cuerpo.

Con la respiración algo más calmada el ninja repartió dulces besos por el rostro de una Hinata ya exhausta que difícilmente mantenía los ojos abiertos, deteniéndose en sus labios, saboreándolos, extrayendo su sabor a miel, tomando sus suspiros en silencio, hasta que el cansancio lo alcanzo también a él.

La atrajo hacia si con cierta posesividad, y los cubrió con una sabana, dejándose llevar por la noche. Fuera el frío comenzaba a extenderse. Copos de nieve iniciaban un vuelo celeste.


Y de eso hacía apenas unas horas.

Cuando abandono su departamento aún no amanecía, lo dejó dormido sin ni siquiera tener la voluntad de mirar atrás ¿Qué podía decir? Si las sabanas revueltas y las marcas en su piel lo decían todo.

Cerró el flujo del agua, y envolvió su cuerpo en una bata blanca. Se miro al espejo empañado consciente de que no podía volver a verlo. Por Sakura; por Naruto, su novio; por….porque no estaba bien. ¡Por Dios! Tenía que sacárselo de la cabeza y continuar con su vida. De todas maneras podía pensar que ese episodio en su vida tan sólo había sido el error de una noche. Una noche, y nada más.

Afuera la nieve seguía cayendo, pero había disminuido un poco de intensidad. Unos cuantos copos chocaban contra el cristal de la ventana y se derretían al instante. Hinata volvió a acercarse a la ventana deseando con toda su alma poder ser como esos copos. Bailando en la levedad del aire sin preocupaciones.