TU PROTECTOR

Cáp.1: nuestras vidas

Era de noche y se encontraba en el gran sillón de su muy lujoso estudio; desde que decidió dejar atrás a su padre logro vivir cómodamente, a los ojos de los demás era un hombre egresado del ejército y el cual vivía de la pensión que este le proporcionaba.

Pero en realidad aun trabajaba de manera muy discreta manejaba sus propias reglas y no se somete a las de los demás claro que los demás si deben hacerlo con sus reglas.

En ese momento el teléfono sonó interrumpiendo sus pensamientos.

¿Diga?-contesto con su ronca y varonil voz-mañana a las 3:00, no hay inconvenientes, no me de nombres prefiero no saberlos; mi auto es un BMW negro-y despidiéndose como de costumbre colgó-

Subió las escaleras hasta su amplia habitación se tumbo en su gran cama y rápidamente se quedo dormido.

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Saben lo que deben hacer no permitan que se vuelva a escapar. Son unos buenos para nada-dijo enojado un hombre alto y de porte rudo y estricto-salgan y llévenla a su habitación-y dicho esto los dos hombres salieron con la chica a rastras-

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Como de costumbre vistió uno de sus tantos trajes negros, uso sus guantes de cuero negro y monto su BMW negro deportivo dispuesto a realizar el trabajo encomendado la noche anterior.

Acelero y tomo la autopista central inspecciono por el espejo retrovisor y no pudo evitar fijarse en sus ojos con ese extraño color dorado tan opaco ahora, cuanto habían cambiado hasta el mismo lo notaba, paso de ser…

Al tiempo llego al Banco Central de la ciudad de Tokio se estaciono un poco mas adelante y espero dentro del auto 2:30, esperaba que fueran puntuales odiaba la impuntualidad. Paso cerca de la media hora y las alarmas del banco sonaron, tres hombres encapuchados y armados salieron de allí e inmediatamente subieron a un auto negro que los esperaba.

Es usted inuyasha-pregunto uno de los hombres-

Si-respondió el tranquilo-

Ya sabe a donde llevarnos-dijo otro de los hombres-

Diez millones de dólares, tres hombres-dijo inuyasha sin encender el auto-

¡Apresúrate!-amenazo uno apuntándole en la cabeza-

Diez millones de dólares, tres hombres-insistió inuyasha aun sereno-

El que se suponía era el líder halo el gatillo y disparo a uno de sus hombres arrojándolo fuera del auto-ya esta-dijo-

Inuyasha encendió el auto justo en el momento en que las patrullas policiales llegaron iniciando así una larga persecución.

Manejaba con gran destreza era un gran piloto sabia lo que hacia, esquivando los autos de la autopista y las mismas patrullas que lo esperaban mas al frente. Cruzando una avenida mas adelante los esperaban dos patrullas que se movían a una velocidad increíble hacia el.

Esta acorralado pensaron los policías pero inuyasha no se detenía, justo en momento del choque freno y dio u giro a la izquierda perdiéndose así en una estrecha calle.

Llegaron a un desolado lugar donde otro carro los esperaba.

Llegamos-dijo con su ronca voz-

Toma-dijo uno de los hombres entregándole un fajo de billetes.

Aquí hay mas-dijo inuyasha-

Es para que nos lleves fuera de la ciudad-dijo el hombre-

El trato era hasta acá; toma-dijo regresando el dinero restante, los hombres bajaron del auto e inuyasha presiono un botón en su auto para que la matricula de su auto cambiara-

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Papa, no puedes obligarme ya soy mayor de edad-decía enfadada una joven de cabellos azabache y mirada castaña-

Eres mi hija y harás lo que te digo, te casaras con ese hombre-decía furioso-

Pero no lo amo-diecia ella-

Escúchame kagome, eres mi hija y te casaras con él, es de buena familia no te faltara nada-decía mientras le tomaba el mentón, y le hablaba en un ton verdaderamente escalofriante-

¡No!-dijo kagome soltándose de el-

Deja de ser...-y antes de terminar la oración la abofeteo-ya te lo dije kagome-y saliendo la dejo sola-

Se sostuvo su mejilla ya amoratada durante largo tiempo, pero no lloro pues ya estaba acostumbrada, durante toda su vida aun cuando su madre vivía estuvo sometida a los golpes y regaños de su padre; su madre se canso y se suicido ella lo estaba pero no podía, no era capaz de acabar con su vida solo luchaba y luchaba por conseguir algún día su libertad y no ser sometida a un casamiento.

Tenia tan solo 19 años, y durante toda su adolescencia se mantuvo encerrada, no se enamoro, no fue a fiestas y no tuvo novios no porque no fuera hermosa pues lo era, tenia un cabello negro lizo y con unos rebeldes rizos en las puntas, un bellos cuerpo en fin una chica de portada.

Su padre no le permitía tener contacto social, solo con un maestro que le enseñaba los módulos de una carrera universitaria escogida por su padre.

En fin tenia ya una vida trazada por su padre y como prioridad para él el que ella se casar con aquel hombre que no conocía.

Estaba resignada la vida nunca la pondría nada nuevo en su camino.