Disclaimer: Todos, todos los personajes son de S. (Morgan) Meyer.

Aviso: OoC en los personajes y esta historia es un AU.

"Dark High School"-

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By: Glambicion: Te Amo Effy, Mi Bizcochito! (L) S.

y CyanideSweet: Te amo Sophie

Caramelito (L) E.


Después de un largo viaje, en el que amenace a Cullen con la posibilidad de dejarlo sin descendencia si seguía con sus insinuaciones, llegamos a Forks. Debo decir que me sorprendió ver a la policía fuera de mi casa, Lucia estaba ahí. Varias escenas recorrieron mi mente en menos de un segundo, tal vez un psicópata entro a la casa y la asesinó, pobre mujer, sus pobres hijos; cuando Cullen bajó del auto comprendí que nada le sucedió a Lucia. Esme se lanzó a sus brazos llorando desconsolada, la policía pareció perder interés al verme bajar.

-Otra escapada de adolescentes-escuche murmurar a uno y lo mire con el ceño fruncido.

Yo no me escape con Cullen…bueno, técnicamente lo hice pero eso no les daba derecho a juzgarme, además ni siquiera tuvimos…mierda, era la típica joven que se fugaba con el vecino. Mi mente intento hacerme sentir mejor diciendo que al menos no nos casamos pero recordé la nota Cortesía para los señores Cullen, pudo ser una mentira pero en ese momento sentí pena de mi misma.

-Creí que te habían secuestrado.

Esme volvió con su llanto apoyándose en el hombro de Edward, los policías se fueron y yo simplemente me recargue en el volvo para disfrutar el espectáculo. Edward rodeó a su madre en un abraso.

-Estoy bien, tranquila.

En ese momento la señora Cullen se alejo de su abraso, el espectáculo comenzaba.

-Si estás bien puedes entonces explicarme ¿Dónde estabas? Pude haber sufrido un infarto al enterarme de tu ausencia, Jasper dijo que no te sintió salir-dijo la mujer con un gesto colérica-Así que lo primero que cruzo por mi mente fue la imagen de mi pobre bebé siendo secuestrado mientras mi otro hijo era drogado para que no se diera cuenta de nada. ¡Ni una sola llamada! ¡Pudiste al menos haber dejado un mensaje en la contestadora!

Edward balbuceo intentando decir algo mientras yo me limite a reír en silencio ante la escena.

-¡No intentes justificarte, jovencito!

El suspiró. Miré a Esme preguntándome como una mujer tan apacible podía asumir esa faceta en cuestión de segundos. Dos teorías vinieron a mi mente, la primera era un trastorno bipolar fuero fue desechada enseguida, la segunda era la más lógica, y es que ser haber parido a los Cullen y ser madre adoptiva de los Hale es razón de más para tener cambios de humor.

-Estaba con Bella en Las Vegas disfrutando de sexo caliente en el Cesar Palace (1)

Abrí la boca desmesuradamente, era un idiota. El cerebro de su mente pareció procesarlo unos segundos antes de hablar.

-No culpes a la inocente de Bella por tus acciones, ya es demasiado con que Rosalie se la pase escribiendo "sesenta formas para reducir a Isabella Swan a una pila de bazofia"-dijo citando el libro que su hija había comenzad-Realmente es creativo de su parte, aunque no entiendo su odio hacía la dulce Bella.

Esta vez fueron mis ojos los que se abrieron, Rosalie era una perra, aunque eso ya lo sabía.

-Voy a matar a la estúpida-susurré.

La señora Cullen volvío al sermon hacía Edward y pero no preste atencion a la mayoria, pensaba en mi forma de vengarme de "Rose"

-!Debo poner barrotes en tu ventana¡-gritó Esme.

-¡Ni siquiera estaba en mi cuarto, era una puta tienda de campaña en el patio!

-¡Pues pondre barrotes en el patio si es necesario!


Mi tacón golpeaba impaciente contra el suelo en una perfecta sincronía. Podía escuchar las manecillas del reloj, ese insoportable tic-tac. Me levanté de la cama para ir al baño. Tenía un problema, lo sabía. Hacía lo imposible para intentar contenerme pero siempre era el mismo resultado. Me incliné sobre el lavabo vomitando todo lo que ingerí esta tarde. No había sido mucho, solo un plato de ensalada cesar pero sentía cada caloría adhiriéndose a mi cuerpo. El acido gastrico quemaba mi garganta.

La sensación comenzó a desaparecer lentamente, pero nunca se iba por completo. Cepille mis dientes por casi quince minutos. No quería dejar ningún rastro de mi oscuridad. Eran cerca de las doce de la noche y por más que me acostaba en la cama no podía dormir.

Debía hacer algo para irme. Tome un par de píldoras y las trague en seco. Quería desaparecer. Simplemente olvidarlo todo. No solo lo deseaba, en este momento era una necesidad. Poco a poco comenzaron a surtir efecto. Lo veía todo de una manera grandiosa. La luna se abría paso entre las estrellas multiplicando la luz en la habitación.

Me recosté en el suelo y comencé a reír, lo sentía todo multiplicado por diez. La brisa que entraba por la ventana. Cada rayo de luz en la habitación brillaba cien veces más fuerte a mis ojos. Pero el efecto pasaría, y volvería a la oscuridad. Necesitaba más.

Dos líneas de cocaína estuvieron frente a mí de un momento a otro. No tenía idea de cómo llegue a la cama o porque tenía una navaja entre mis manos. Poco importaba. Abrí el cajón de la mesita de noche y saque un billete de cien dólares. Lo enrolle con rapidez, cuanto menos tardara sería mejor. Aspire una línea de una sola vez y estuve segura que mordí mi lengua. La sensación siempre era indescriptible. Como un globo aerostático encendiéndose en mi interior. Un cosquilleo placentero en mi nuca me hizo girar la cabeza hacia atrás. Tome el tabique de mi nariz con fuerza y volví a aspirar. Mi espalda de arqueo contra la cama ante el contacto de la coca con mi cuerpo. Aun quedaba una línea. Repetí el proceso con entusiasmo y sentí los dedos de mis pies enroscarse cuando inhale el resto.

Todo era mucho mejor ahora, mejor que hace algunas horas. Ya no tenía problemas, mi vida era perfecta. No podía dejar de girar por toda la habitación hasta que resbale y caí en el balcón.

La luna era tan grande, y estaba tan cerca. Me levante para inclinarme sobre la baranda eh intentar tocar la luna con mis dedos. Estaba a punto de alcanzarla, solo debía inclinarme un poco más. Me puse de puntillas, casi la tocaba cuando unos fuertes brazos me tomaron por la cintura jalándome hacia atrás.

-¿Qué demonios haces Alice?

Me di la vuelta para que mi rostro quedara frente al musculoso pecho de un chico. No eran músculos extremadamente marcados ya que su complexión era más delgada. Puse mis dedos sobre el pecho desnudo del chico trazando líneas por cada cicatriz que encontraba.

El tomo mi mentón entre sus manos levantando mi mirada. Su rostro se veía preocupado y sus ojos me miraban con ¿ternura?

-Intentaba atrapar la luna.

No podía despegar mi mirada de sus labios. La manera en que los fruncía con enojo, la pequeña curvatura que tenía su boca al sonreír.

-La luna está muy lejos-dijo con una sonrisa.

Me ayudo a entrar al cuarto y encendió la luz, probablemente en ese momento se dio cuenta de lo dilatadas que estaban mis pupilas ya que su expresión cambio de un segundo a otro. O tal vez solo vio la bolsa con drogas que estaba encima de mi cama.

-Ayúdame-le pedí.

El me miro desconcertado y puso una manta sobre mis hombros, se sentó a mi lado en la cama pasando sus brazos a mí alrededor en un abrazo de hierro.

-Tranquila Allie, aquí estoy.

Aferre mis dedos a su brazo cuando me llamo Allie, no me había llamado así en mucho tiempo.

-Ayúdame a sentir algo-el se tensó pero nunca se alejo, parecía estar luchando en su interior-Ayúdame a perderme, Jasper, perderme y olvidarme de todo.

No tuve que hacer demasiado esfuerzo para sentir sus labios acercándose a los míos lentamente, el dudaba, lo sabía. Dudaba porque éramos casi hermanos, porque aunque no tuviéramos ningún parentesco de sangre la sociedad nunca lo aprobaría. Yo no sabía si el sentía algo por Bella. Ellos habían estado juntos y me dolía recordar eso siempre. Sus labios habían tocado los de Bella. El no era mas el chico inocente del que me enamore.

Pero entonces, ¿Por qué no podía alejarme? Cuando nuestros labios hicieron contacto sentí una corriente eléctrica crecer en mi interior. Esta vez no era culpa de la droga, esta vez era yo misma. Pero porque hacia esto, ¿por lastima? Eso era todo lo que yo significaba para él. Solo la bulímica drogadicta que tenía por hermana adoptiva. Me separe de él bruscamente girando mi rostro antes de que las lágrimas comenzaran a correr por mi rostro. Baje la mirada avergonzada. El efecto estaba comenzando a desaparecer. Me sentía una estúpida. ¿Cómo pude caer tan bajo? Me separe de el lo mas que pude abriendo la puerta.

-¡Sal de mi cuarto!-grite histérica-¡Sal ahora!

Probablemente mis gritos despertaron a toda la familia pero no podía parar. Jasper intento acercarse pero me aleje de el. Era una cobarde, ni siquiera me atrevía a mirarlo. Apenas salió por la puerta corrí a encerrarme en el baño. Esme tenía la llave de mi cuarto y podría apostar a que no dudaría en usarla.

Entre en la ducha, dentro de la tina y sin quitarme la ropa abrí la llave. Abracé mis rodillas con fuerza, ¿intentando qué? esperaba no romperme en pedazos. El agua fría me golpeo como un guante en el rostro. No podía parar de llorar mientras escuchaba los gritos de mi familia a través de la puerta. Todos y cada uno de ellos le preguntaban a Jasper que demonios me había sucedido.


Entré a la clase de biología, por suerte había llegado antes que caius. Edward estaba en su asiento con una carpeta entrè las manos.

-Cullen-dije a modo de saludo.

El no me respondió, al parecer había algo demasiado importante ahí. Miré por encima de mi hombro y me encontré dos boletos para el concierto mas esperado de la estación. Era el Broken rules concert y escuché que este año llevarían a metro station, my Chemical romance, Eminem, paramore, green day, Pink y muse. Era esta noche pero los boletos estaban agotados desde hace un mes. Tenia que ir a como diera lugar. Tenia que conseguir que Cullen me llevara.

El se dio cuenta que miraba los boletos, sonrió y dejo caer uno al suelo.

-Anda, es tuyo.

Y a pesar que lo lanzo al suelo intentado humillare (o al menos eso creía) me agaché y lo tomé, pero no contaba con que Edward pondría una mano sobre mi cabeza y me tomaría el cabello con cuidado impidiendo levantarme. Tampoco contaba con que soltaría un gemido.

-Señorita Swan, creí haberle dejado claro que no quería sexo oral en mi clase, ahora lleve su trasero con el director.

Estaba apunto de protestar pero sabia que podía irme mucho peor, así que solo me quedaba resignarme. Edward trataba de contener la risa, le di una mirada de odio y el tomo mi mano y puso una nota entre ella sin que el profesor se diera cuenta.

-Por cierto, cinco puntos menos para usted.

-Profesor, esto no es Hogwarts-dijo Mike riendo.

-Cinco puntos menos para usted tambien.

El rostro de Mike era un poema. Apenas salí de la clase abrí la nota:

Te recojo a las ocho, trata de verte sexy.

Idiota, estupido mal nacido, bastardo, bueno al menos iría al concierto. Entró la oficina de Aro y tiro su mochila en la silla de al lado.

-Hola otra vez Aro.

El dio un suspiro y me ofreció café, ya había perdido la cuenta de las horas que pase aquí en el último mes. Tome un poco de café y saque unas cuantas latas de comida que estaban guardadas en mi mochila.

-Mi ama de llaves te manda esto-Las puse sobre el escritorio y me volví a sentar para darle un trago a mi café- Dice que su hermano vivió por dos años en una tienda de campaña afuera del remolque donde vivía su esposa cuando ella lo encontró con su vecino sobre la mesa.

Creí que me diría algo por entrar en detalles sobre el hermano gay de Lucia pero a el no parecía importarle, al menos ahora no moriría de hambre. Aro tomo la comida y la guardo dentro de la tienda de acampar que adornaba la mitad de su oficina.

-Y dime Bella, ¿Por qué estas aquí ahora?

Sujete con fuerza el dobladillo de mi falda cuando la furia comenzó a invadirme.

-Fue culpa del imbecil, bastardo, ninfomano, impotente, retrasa…

El puso una mano al frente indicándome silencio. Seguí insultándolo en mi mente. Era un enfermo, y claro, nuestro buen profesor me tomaba por una cualquiera.

-Ya entendí que fue el señor Cullen, de nuevo.

Suspire y me relaje en la silla, podría decirse que Aro era mi psicólogo personal, uno al cual le pagabas con frijoles enlatados.

-¿Sabes que si no fuera por ayudarme a sobrevivir aquí estarías castigada verdad?

Busque una barra de jabón que Lucia me había dado, cuando la encontré se la lance a las manos.

-Sigo sin entender porque no te quedas en un motel.

Mire la tienda de campaña y las fotografías familiares dentro de ella. En una Aro abrazaba a Jane y esta daba una mueca de mil demonios a la cámara.

-Seria un escándalo, mira que ahora los vecinos ya comentan sobre mí.

Negué con la cabeza mientras salía de la oficina.

-La escuela no tiene vecinos Aro.

-Bueno, tú entiendes Bella. La gente del barrio. Oye, toma. –Me entrego un montón de dinero- Cómprame un galón de agua. Necesito pegarme una ducha. Y veneno para ratas, Demetri no deja de merodear.

Rodé los ojos.

-Podrias usar las duchas de la escuela. Te comprare una toalla.


Llegue a casa intentando contener la emoción por ir al concierto. Corrí a mi habitación escogiendo mi ropa. Normalmente no le daba mucho empeño y tomaba lo primero del closet pero esta vez quería impresionar a Cullen. Un par de jeans ajustados, converse y una camiseta en roja con la palabra Muse al frente fueron mi elección. Llevar falda a conciertos como estos siempre era una mala idea, te descuidabas un momento y de pronto una mano comenzaba a tocarte. Asqueroso.

Que James fuera un traficante no era tan malo como creí al inicio, así era mucho más accesible conseguirla drogas. Me decidí por llevar cuatro pastillas de éxtasis, las escondí en una bolsa dentro de mi sujetador, era mucho más sencillo así.

Bad Romance
de Lady Gaga inundo la habitación, me sorprendí al escucharla. Busque mi celular entre la montaña de ropa que se formó sobre mi cama. La última vez que hable con el olvide borrarlo de mis contactos, pensé que no se atrevería a llamar.

Jake- decía la pantalla.

Ignore la llamada. No necesitaba problemas ahora. Pero siempre existía ese algo que se empeñaba en arruinar los mejores momentos y esta vez no sería la excepción.

-Estoy en casa-gritó Renné- Isabella, no olvide a mi jarrón. Estas castigada. Me voy al spa del club, el vuelo me cansó.

Suspiré sonoramente y decidí desquitarme con la almohada. Cualquier otra persona que llegara de un vuelo de quince horas iria directo a la cama y cualquier otra persona me abría saludado. ¡Pude estar muerta! Aunque a ella eso no parecía interesarle.


Un castigo por parte de Renné no pudo retenerme. En otra ocasión me habría dejado amedrentar por su furia pero justo ahora necesitaba ver a mis bandas favoritas. Salí por la puerta principal sin dejar ningún aviso, ya se darían cuenta de mi ausencia. Cullen me esperaba apoyado en el volvo. Usaba una chaqueta de cuero negro, digno de un motociclista. Incluso me recordaba a Gerard Way en el video de Desolation Row.

-Linda chaqueta, Cullen.

-Lindos Jeans, Swan.

El acuerdo silencioso se fijó, no pelearíamos… por esta noche.

-Me recuerdas a Gerard-acepté.

El frunció el ceño y después adoptó esa mueca burlona tan característica. Esto iba mal.

-Me recuerdas a cierta chica nocturna con esos jeans.

Entré a su auto con el molesta, por no decir, echando chispas.

-No soy ninguna puta.

Cerré la puerta con fuerza.

-Y yo no soy ningún murciélago.