Disclaimer:

Los personajes, detalles y trama original de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto.

Advertencias:

Redundando a la clasificación, mucho drama.

Notas introductorias:

Con este fic pretendo picar la curiosidad sobre algunos detallitos que el señor Kishimoto ha dejado sueltos junto con algo de la frustración que siento con Naruto y su Sasuke-obsesión.

Dedicatorias:

Para la campaña El valor de los extras; no son los protagonistas, pero tienen una historia que contar. (más información en mi perfil)


Equipos

Naruto, nosotros también fuimos tres, como tú.

Nosotros también…

Más de una vez se había preguntado si alguien además de él -y de Izumo, naturalmente- sabían que a las cuatro treinta de la madrugada era la hora más condenadamente fría aún en pleno verano. O que si llegaran un par de horas después a su puesto de vigilancia alguien se enteraría, porque desde que les habían asignado hacer de guardias jamás se habían cruzado otro ninja en la calle ya fuera cuando iba de camino a la puerta de la aldea o de regreso. Igualmente por las noches, ya que su hora de salida distaba mucho de ser perfecta para encontrarse con amigos e ir a tomar algo.

Apenas tenían tiempo para dormir.

Y cuando había días libres, lo más seguro era que solamente les dejaran una hora de mas en la cama porque siempre terminaban en la oficina de Tsunade en lugar de alguno de los pub que Genma les contaba y que les parecían una invención surrealista que el maestro del senbon usaba para atormentarlos por su falta de vida social. De cualquier forma, y para irritarlos más, estaban seguros de que su puesto no tenía razón lógica para tener semejante horario, si alguien atacaba la aldea el sentido común y la experiencia indicaban que por la puerta obviamente no iban a entrar y menos pasar a registrarse con ellos. Y en cuanto a los civiles, a esas horas ni uno estaba fuera de su casa, de su cama cuando menos.

Las calles estaban abandonadas, a través de los tejados mal trechos de la última sección se veía la gran puerta de madera que marcaba su lugar de destino al que llegó cuando faltaban escasos cinco minutos para la hora, y no le extrañó encontrar a nadie, haría él solo el turno hasta el medio día; Izumo llegaría para reemplazarlo a esa hora y juntos terminarían el tercero para después irse arrastrando los pies directo sus respectivos departamentos e intentar dormir para levantarse casi enseguida de cerrar los ojos para volver a la puerta.

Singular vida la suya…

Increíblemente esta vez había un rastro de vida. Se puso de pie para ver mejor de quién se trataba; el rubio hiperactivo se acercaba junto con la pupila de la Hokage, el ninja copia y básicamente toda la comitiva que hacía unos días había salido en busca de un rastro que los condujera al Uchiha desertor.

A juzgar por la expresión de sus rostros, y el hecho de que el rubio estaba inconsciente sobre la espalda de su mentor, significaba que no había nada de nuevo. Y como no tenía ninguna intención de preguntar lo obvio consiguiendo con ello un golpe por parte de la chica de pelo rosa, les dejó pasar a su lado haciendo solamente un movimiento de cabeza como gesto cortés de saludo.

No era experto en el tema pero la suma de: Uchiha Sasuke, Orochimaru, Kabuto y según había oído, Akatsuki también, no daban resultados muy alentadores, lo más sano era retirarse de esa búsqueda absurda que solo podría traerles la muerte de uno, o en el peor de los casos, de más de uno.

Tampoco era la primera vez que los había visto salir con la misma misión de causa perdida, no era la primera vez que los veía regresar abatidos, a veces físicamente, a veces solo con el corazón dolido. Pero para el caso, siempre regresaban vencidos solo yendo a perder fuerzas.

La madrugada siguió su curso sin mayores percances. Como muchas veces vio el amanecer confirmando el dicho romántico de que nunca había dos iguales.

Cuando el ocio ganaba, de vez en cuando con Izumo, se ponían a determinar las condiciones del clima para el día de acuerdo a la temperatura, el tiempo que le tomaba a los rayos del sol llegar hasta la puerta, la cantidad de rocío en la hierba, las nubes, hasta el color que predominaba en el cielo al momento en que la noche cedía por completo. Al principio, recién empezaban el juego, fallaban en todas las predicciones pero poco a poco comenzaron a entender la dinámica y a menos que un jutsu cambiara las condiciones naturales, acertaban en todo.

Giró el rostro a la derecha, alrededor de la muralla venía el equipo "de la llama de la juventud", que se acercaba haciendo una extraña rutina: sentadilla, salto, patada, dos puñetazos, cayendo en sentadilla y todo de nuevo. Por supuesto que el maestro y su clon rejuvenecido también estaban ejercitando los pulmones haciendo al mismo tiempo un discurso sobre la maravillosa mañana.

Miró un poco asustado a los maestros de taijutsu, sin duda se les podría calificar en la lista de ninjas más efectivos de la hoja. Cerró los ojos y suspiró por lo bajo, mientras ellos daban muestras de resistencia sobre humana, él hacía moho ahí en la puerta. Si en esos momentos les hicieran una examinación, estaba más que claro que la diferencia principal con los Genin recién graduados sería la experiencia mental porque de seguro hasta los shurikens de su bolsillo estaban oxidados.

El equipo se alejó siguiendo su camino por el tramo que les faltaba.

La mañana no se detuvo, el medio día se acercaba y como siempre, ninguna novedad que reportar: mercaderes, clientes que entraban y salían, grupos de emocionados novatos en primeras misiones, grupos más experimentados saliendo a toda prisa. Solo tenía que quedarse un rato más.

En algún momento su instinto que aún no moría del todo le alertó en un breve "muévete" que su integridad física corría peligro, y así pudo ser. Una mancha naranja paso a su lado y se estampó contra la tierra dejando un surco considerablemente profundo. El mismo instinto que le había advertido, le aconsejó se quedara pegado al marco de la puerta pues la kunoichi de cabello rosa se acercaba destilando un chakra peligroso para todo aquello que pudiera ser humano, roca, tierra o por lo visto, Uzumaki Naruto especialmente. Y el problema, que pudo entender prácticamente desde el inicio, era que el rubio quería volver a donde fuera que habían regresado en la mañana, y ella por obviedad de seguridad -extrañamente contrariada con el método para retenerlo- no se lo permitía. Estaba estupefacto, el chico no se veía como siempre, estaba molesto, frustrado, dolido, muchas cosas que no había visto en sus ojos azules a pesar de que sabía lo que se encontraba en su interior metido en una prisión sellada.

—Naruto. — le llamó tras un momento de silencio entre los dos miembros del disperso equipo siete, el aludido le miró como apenas notando que estaba ahí.

—Será mejor que te quedes, no has ganado nada cuando vas recuperado, no lo harás ahora que estas convaleciente, solo vas a perder el tiempo. — le dijo seriamente. Por respuesta recibió lo que ya esperaba pero no se molestó en esquivar, claramente no por instinto masoquista, sino porque sabía que no podía escapar del puñetazo a su cara.

— ¡No tienes idea de lo que dices! ¡No entiendes lo importante que es para nosotros! ¡¿Qué harías si tu compañero, ese que nunca te deja, un día se va?! ¡¿No irías por él?! ¡¿No lo harías?! ¡No me digas que es perder el tiempo porque tú no sabes lo que es perder un amigo! — le reclamó sin poder contenerse ante quien cometió el absurdo error de mencionar que su causa, era causa perdida.

Izumo llegó saltando a un costado de Kotetsu que no respondió, ni al golpe ni a lo que el chico le reclamaba.

— ¿Qué pasa aquí? — preguntó el recién llegado con el ceño fruncido y tentado a hacer los sellos de alarma.

—Nada, Izumo. — respondió el ninja golpeado poniéndose de pie con ayuda de su compañero.

—Es solo que Naruto no sabía que nosotros también fuimos tres. — dijo antes de desaparecer en una nube de humo.

Naruto se quedó quieto con la mirada baja por unos momentos, relajó los brazos y se encaminó de vuelta a la aldea, necesitaba un bol de ramen con urgencia.

.

El monumento a los caídos en combate, solo una vez al año lo visitaban, y no por falta de sentimiento era que no lo hacían más seguido, más bien porque seguramente esa sería la voluntad de quien fuese el tercer miembro de su equipo. Pasó los dedos sobre uno de los nombres y se sentó un momento al frente de la piedra tallada, justo al lado de un ramo de narcisos blancos colocados con cuidado en un pequeño jarrón azul.

—Hola, supongo que Izumo ya te contó lo más importante…


Comentarios y aclaraciones:

Más para la campaña del valor de los extras (ver mi perfil) con mi dúo favorito.

^.^ Espero que les guste, si es así un review es la forma perfecta para hacérmelo saber, si no, pues igual un review, no les toma mucho tiempo y ¿Qué creen? Son gratis XD

¡Gracias por leer!