Hoooola!!!! De no escribir ningún fic en tanto tiempo a todos estos nuevos me estoy quedando sin ideas... xD es broma. Bueno este es otro fic por caps que como sabréis subiré los caps cuando pueda, porque no tengo internet y tengo que aprovechar las oportunidades, y subir los mil fics que escribo todos de una vez. De todas formas intentaré actualizar lo antes posible.

Bueno este fic va sobre Rosalie. Está situado después de Amanecer, así que si no quieres ser spoileado a lo bestia... SAL AHORA MISMO!!! ¿ya ha salido el que no quiere saber nada porque aún no se ha terminado Amanecer? ¿Sí? Bien, pues está situada un tiempo después, cuando Ness ya tiene la apariencia de una niña de 6 añitos. Bueno (vaya tocho he escrito) ahí está el fic:

Prólogo

Todo parece tan distinto ahora.

No soy un vampiro.

No soy humana.

Pero parte de mi historia ya la conocéis aunque ahora no veáis en mis ojos azules a la Rosalie que conocisteis. Todo empezó con Ella. Diferente de mi yo de ahora, pero parecida.

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Capítulo 1

Ella no era un vampiro.

Tampoco era humana.

Y sin embargo Renesmee existía. Podía verla, podía oírla, podía sentirla. Tan distinta y tan parecida a mí que parecía imposible que fuese mi sobrina, Sonreí al escucharla fuera de la casa. Estaba aprendiendo a jugar al estilo de su padre: con velocidad, sin fallar... y sin despeinarse.

Bella jugaba con ellos también. Bella... a pesar de que al principio la odié por tomar la decisión de ser un vampiro, ahora la quería al igual que mis otros hermanos. Me había dado la oportunidad de disfrutar de la hija que nunca tendría. Pero eso también me hacía envidiarla. Suspiré.

- Rose –me llamó Emmett a mi espalda-, Rose, cariño –insistió abrazándome por la cintura-. ¿Te encuentras bien?

- Sí –murmuré.

- Es Ness otra vez, ¿verdad? – dijo adivinando mis pensamientos. Posó un beso en mi cuello intentando tranquilizarme -. Sabes, cuando mi vida consistía en cazar y beber, cuando me convertí, tú estuviste conmigo todos los días – tomó aire mientras enlazaba mis manos a las suyas -. Cegado por la sed llegué a romperte tres costillas – dijo pasando la mano por donde me había mordido y me había desgarrado tres costillas, aunque ahora sólo quedaba una media luna de plata en el lugar de la herida -. ¡Maté a dos personas! – miré hacia otro lado intentando no recordar – Pero tú estuviste ahí siempre, aunque yo era una bestia, un monstruo,... tú estuviste conmigo, Rose. Cuando por fin conseguí controlarme, te vi. Te conocía por supuesto, pero era como si... – sabía lo mucho que le estaba costando a Emmett ser sincero y serio, pero lo estaba haciendo por mí -... era como si... fueses nueva para mí. Brillabas como una luz al final de un túnel. Una esperanza. Me salvaste. Cuando ya no hubo nada que me distrajera, cuando superé mi... adicción... fue como si te viese por primera vez y pensé – dijo mirándome a los ojos -: "Vaya... me ha tocado la guapa" – me eché a reír y presioné mis labios con los suyos.

- Tienes razón, no me hace falta un hijo, para eso te tengo a ti, que eres tan inmaduro y tan difícil de cuidar como uno de ellos – contesté sonriendo.

- Tía Rose – gritó la pequeña Renesmee corriendo hacia mí. Saltó encima de mis rodillas y apoyó su mano en mi mejilla con una cálida caricia. Mil imágenes se agolparon en mi mente, todo en lo que estaba pensando en ese momento la pequeña, hasta que ésta se centró en un pensamiento: nosotras dos jugando juntas al béisbol con Bella y Edward.

- Ness – la llamó Edward desde la puerta -, díselo hablando.

- La miré a los ojos, aquellos ojos castaños de su madre. Con su don había aprendido a proyectar todo lo que quería y apenas hablaba. Sin embargo, tarde o temprano tendría que empezar a hablar si queríamos seguir viviendo entre los humanos.

- Tía Rose – comenzó -, ¿quieres jogar conmigo?

- Se dice jugar.

- Juuu-gaaar.... ¿quieres jugar conmigo? – repitió Renesmee.

- Sí claro que quiero jugar contigo, cariño.

Sonrió y salió corriendo por la puerta. Edward se quedó mirándome apoyado en el marco.

- Gracias – susurró difícil que es para ti ver a Ness y lo mucho que la quieres. También sé lo que sientes por Bella, el cariño y la envidia... Sí, ella también lo sabe – respondió a mi pregunta no formulada -. Pero ambos sabemos que detrás de esa fachada de frialdad hay más... Lo siento, siento que tú no puedas conseguirlo.

Emmett, sentado a mi lado, nos miraba a Edward y a mí, pasando la mirada del uno al otro como en un estúpido partido de tennis, incapaz de hablar. Cuando Edward terminó de hablar, sentí su mirada en mi nuca, aún incapaz de pronunciar ninguna palabra. Yo por mi parte tenía la mirada fija en Edward, y Emmett supo perfectamente en qué estaba pensando. No tenía poderes mentales como Edward, pero conmigo no le hacía falta, me conocía y sabía que estaba dolida, dolida y confusa. No me esperaba aquella respuesta de Edward, no pensaba que él fuese a sacar el tema nunca y sin embargo lo había hecho, me había hablado de mis sentimientos hacia Ness, y eso me había hecho daño y él seguramente lo sabía. Porque me dolía pensar en Renesmee, porque me dolía su simple existencia, pero al tiempo me hacía la mujer más feliz del mundo, porque era mi sobrina y la quería, la adoraba... pero precisamente en la causa de mi alegría estaba esa espina que me causaba ese dolor: era mi sobrina, mi sobrina y nada más.

- Edward – sonreí. No hacía falta que se lo dijese, él sabía lo que yo pensaba, pero aún así me levanté y le susurré al oído -: gracias por brindarme la oportunidad de cuidar de mi sobrina.

No hacía falta que le dijera nada más, él había comprendido mis palabras. Salí a jugar, sabiendo que dejaba atrás a un confuso Emmett, preocupado por mí y posiblemente enfadado con Edward, pero yo le había prometido a mi sobrina jugar con ella.

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Bueno, sólo con el prólogo os dejo con la intriga, así que creo que no hace falta que os diga nada ^^ Nos leemos y muchas gracias por leer.