Hola a todos Fans de Kung fu Panderos ¿Cómo han estado? Así es, eh vuelto después de tantísimo tiempo, y no, no estaba Muerto (ni tampoco de parranda….. bueno si, eh ido de parranda pero no que no estuve muerto XD) por ello quiero disculparme con ustedes que han estado esperando este capítulo tanto como yo, pero es que la verdad escribir este capítulo fue una completa pesadilla para mi, le eh estado echando mucho cabeza a esto ya considero que este capítulo es el más importante de todos, y creo que no eh podido darle todo el potencial que tanto se merece, además desde que empecé la universidad para estudiar informática se me ha hecho difícil concentrarme a escribir y leer, además de que la carrera resulto muy decepcionante para mi, tanto que ni siquiera eh querido ejercer la carrera al terminar de graduarme, pero ahora estoy estudiando otra carrera que me encanta bastante y quisiera vivir de ello. Animación enfocada en el cine, incluso ya tengo un proyecto animado en desarrollo que me encanta bastan. Dejando eso a un lado, hace mucho que eh querido publicar esto Mucho antes del estreno de Kung fu panda 3, pero por tiempo y concentración solo me ha sido posible publicarlo ahora. Y por favor, no se hagan tanta ilusiones ya que no tengo ahora ese potencial de escritura que eh tenido antes pero espero que muchos de ustedes me tengan paciencia y puedan echar una mano como sea, mi verdadera intención es poder entretenerlos un buen nivel de escritura de que yo me sienta muy orgulloso.

Además, quiero aclarar que ya no me llamare Master Falcon en mi cuenta, sino que a partir de ahora me llamare Orange Falcon.

Ahora vamos a empezar, le aviso el Flashback está por terminar (quiero volver a escribir con el resto de los personaje (T-T)) que tengan un poquito de calma por esto sí que es el capítulo más largo que eh escrito hasta ahora, asique llévense unas palomitas de maíz o gaseosas. No pido halagos en los review, por favor, solo quiero que sean los más sinceros posible al momento de escribir sus opiniones, eso me ayudaría mucho.

HectorKiller o Hector Brito, si aun sigues atento a leer mi fic quiero que sepas que agradezco mucho tu entusiasmo, es por ello que quiero dedicarte este capítulo, espero que sea de tu agrado.


La Marca del Demonio Parte 3

Ambos felinos continuaron con su viaje, alejándose de aquella zona repleto de bambú donde se dio por terminado un extenuante, agotador y arriesgado entrenamiento que el joven Guepardo tuvo que dejarse la piel para poder superarlas y complacer a su Maestro, para adentrase nuevamente en un bosque muy frondoso, minado de hojas y ramas cecas, las copas de los árboles, repletas de densas hojas impide que sobresalga hasta el más pequeño haz de luz del sol, llenando de una leve oscuridad en ese lugar, el calor, la brisa que barre las hojas y los graznido de algunos aves que no son precisamente agradable para el oído predomina en esa atmosfera poco inquietante.

Lee y Tai lung permanecieron en silencio, un silencio que ha durado desde que comenzaron a partir, desde que el Leopardo Blanco le menciono a su aprendiz que ya está listo para la prueba final, ninguno de los dos se atrevieron en articularon una solo palabra, como si no tuvieran la intención romper esta tranquilidad, sin embargo, en su rostro hay algo, algo que no se logra ocultar a simple vista. Lee solo se limitó a mirar al suelo y seguir los paso de su Maestro, con una mirada cansada y funesta mientras va transportando dos odres que había hecho TaiLung para transportar el agua. Hubiera admirado el lugar que lo rodea, buscando belleza y maravillas, buscando las estrellas del día, pero su mente esta distante, ocupada con algo que lo había mantenido lejos del sueño.

Cuando empezó en aquella noche.

Cuando estaba en frente de aquella roca que hizo que su primer encuentro terminara con los huesos rotos de su mano y TaiLung de una forma rápido y dolorosa termino de reponerla.

Pero su segundo encuentro ocurrió algo extraño, algo que no le encontraba la respuesta. No estaba seguro del cómo o porque, su mente estaba envuelto en un enigma, porque al tratar de recordar lo que sucedió, lo que único que viene a él es aquel momentos en que los rostros de los tres asesinos aparecieron de la nada en la gran piedra como si fueran sacadas de una cámara cinematográfica, el sonido de sus risa entraron en su cabeza con tal intensidad como la de una enorme y filosa aguja mientras que su imagen comenzaban a cambiar de una manera bizarra, las cuencas de sus ojos comenzaron al igual que una cera de vela se derrite ante el fuego a tal punto que solo veía una profunda oscuridad, emanando un espeso liquido negro dando la impresión de que fuera sangre que se deslizaron en sus mejilla, y la sonrisa cada vez se embolsaba más y más mostrando dientes podridos y llenos de manchas de sangre coagulada, convirtiendo sus imágenes en auténticas pesadilla.

El brillo de la luna, los bambús incluso la misma piedra se envolvieron en repentina sombra que los consumió todo cuando le rodeaba dejando solamente al Guepardo. Se sentía atrapado, inmerso en la oscuridad, rodeado por aquellas nefastas imágenes. En ese lugar, fuera donde fuera, lo único que se le ocurrió hacer fue caer en posición fetal, sin poder contener el estremecimiento de su cuerpo, cerrando sus odios con sus manos y los ojos deseando que todo eso acabe, que alguien lo sacara de ahí hasta tal punto que sus pensamientos solo se limitaron a imaginarse el resultado final.

No estaba seguro de cómo, pero cuando abrió los ojos en ese instante, no solo se percató de que ya no estaba atrapado en la oscuridad y que las imágenes desaparecieron de la misma forma, sino que también había destruido la gran piedra que Tai lung le había ordenado que golpeara con sus propios puños ya emanando sangre.

Tan solo cicatrices en sus dedos y nudillos fue lo único que se trajo en aquella noche, las envolvió en hojas de tono verde oscuro, ya que en el transcurso del viaje perdieron su brillante color, sujetas con pequeña lianas haciendo unos guantes improvisados. Ya no le queda la menor duda que las heridas ya han cicatrizado, pero eso no basto para disipar su preocupación. El dolor. Al mover los dedo el dolor se acrece, y aún más cuando forma un puño.

¿Yo… me hice esto? ¿Yo… me hice este grave daño? Se preguntó el Guepardo dentro de sus pensamientos.

Por el otro lado el rostro de TaiLung refleja un lado opuesto de la moneda. En todo el viaje no había dejado de sonreír de manera simple pero llena de inmenso orgullo. El cuerpo y la mente del Leopardo de las nieves lograron revitalizarse casi por completos con el paso del tiempo, y esto trajo consigo la tranquilidad y confianza que lo han mantenido siempre lucido y concentrado cuando iba en búsqueda de reclamar el royo que siempre fue suyo por derecho. Pero todo esto no es la razón por la cual sienta complacido consigo mismo.

Aquella noche… aquella noche en la él vio más de lo que puedo esperar de Lee. Al principio pensó de que había perdido la cabeza al elegirlo a él como su estudiante, o que la llave dactilar le haya hecho perder el juicio, pero no fue así, no solo por su increíble determinación que logro superar todas y cada una de sus más duras pruebas y haya demostrado su poderío a convertir en añicos aquella enorme roca. Si no ese momento que en la que su mirada se encontraron en el momento de que estaba a punto de iniciar el entrenamiento, antes de que Lee lo llamara Maestro por primero vez, cuando aquellos ojos azules lograron, de una forma sobrenatural, hacer sentir por un momento como su sangre se congelara por completo en un segundo, como si aquella mirada se manifestaran en una poderosa llamarada amenazándolo con incinerarlo a tal punto de que no quede ni las cenizas, y no solo eso, vio en su rostro, que en una vida pasada reflejaba gran pasión y alegría que contagiaron a todo lo seré queridos que tenían cerca, por primera vez expresaron una rostro cargado de gran odio y depresión, dando la impresión, que como una bomba de tiempo atacaría brutamente a cualquiera que se le interponga en su camino.

Todo en un solo momento que logró inmortalizándolo dentro de su cabeza y convenciéndose completamente de que no fue una mala decisión después de todo.

Cuando le echo una mirada desde el hombro a su discípulo con manchas, notando desde el rabillo del ojo como la mirada de su aprendiz decae en el suelo, como si hubiera perdido los animados por algo. No se preocupó en lo más mínimo, supo cómo sacar aquella bestia interna que logro superar sus expectativas. Lo recuerda perfectamente, atacaba frenéticamente a la piedra que con solo el impacto de su puño hacía temblar la tierra, rugía cual poderoso Dragón. Pensar en ello es suficiente para hacerle sentir como se le calan los huesos.

Solo espera un momento, chico. Después de esto ya no tendrá de que preocuparte. Será tu prueba final… nuestra prueba final. Pensó orgullosamente TaiLung.

2

Lee escuchó un sonidos muy familiar, un sonido proveniente del fondo de sus entrañas, su estómago comenzó a rugir como un feroz oso suplicando por comer algo suculento, sobarlo con su manos no basta para calmar su tormento, no había comido lo suficiente ya que TaiLung siempre se quedaba con la mayor parte de la comida que Lee recogía del bosque para que al final solo se conformara con las migajas. El deseo de poder saborear algo delicioso le hizo pensar en su fruta favorita, cientos y ciento de enorme manzanas rojas y apetitosas, el crujir de su superficie al morder y el sabor de su jugo en su boca le hizo relamer su hocico, se hubiera detenido ahí, pero el recuerdo del olor del pescado a fuego lento fue suficiente para que un hilillo de baba se deslice graciosamente por su mentón. Se limpió la baba con su mano, su desesperado intento por detener su desenfrenada imaginación de comida le hizo ver un bol llenos de dumpling recién salido de la cocina, arroz bañado en salsa agridulce, puré de patatas cuidadosamente decorados con aderezos y especias, y su gran debilidad, sopas, sopas de diferentes tipos y colore como la won ton, pero entre todas ella ninguna sobresalía tanto como la clásica de fideo. Para Lee, un día sin comer la clásica sopa de fideo que hacia su madre cada noche era como un día perdido.

Un día sin entrenar Kung Fu lo dejaba pasar sin preocupaciones, de igual forma con perder un día sin leer una extraordinaria historia de Héroes y Guerreros, o tocar la flauta sobre el tejado de su casa bajo la luz de la luna, que siempre ha considerado su compañera en cada noche que ella está presente . Pero lo que no se podría perdonar es el hecho de no poder probar la sopa de fideo al menos una vez cada día, desde que tiene memoria siempre el olor de sopa de fideo es lo que siempre le abría el apetito, en cualquier lugar, en cualquier hora y momento, siempre era así.

De repente su imaginación se detuvo repentinamente cuando chocó con algo que lo detuvo en seco. Al principio pensó que se tratase de un árbol, pero esa idea habría sido muy agradable de no ser porque al echar una pequeña mirada hacia arriba se encontró con los ojos fruncidos de Tai Lung desde su hombro. Sus ojos se abrieron del par al par al darse cuenta de que la espada de su Maestro fue lo que impidió su camino, comenzó alejarse precavidamente al mismo tiempo que el Leopardo Blanco se da la vuelta para estar al frente con su aprendiz, la mirada acusado y entrecerrada de aquellos ojos amarillos sobre un tinte rojo se clavaron sobre su aprendiz y cuando Lee estaba a punto de aclarar las cosas callo en seco cuando Tai Lung hizo un gesto con la mano para que guarde silencio.

Oh no. Lo hice, está enfadado, lo arruine todo… ¿Qué me hará ahora? Los pensamientos internos Guepardo solo formaron angustia, tragar saliva le hizo sentir el nudo formado en su garganta, la incertidumbre le hico sentir un leve frio que se transformó en un calor interno le hacía sentir estar dentro de un sauna.

Se encogió de hombro cuando vio a su Maestro hacer otro movimiento con la mano, pero lo único que hizo fue levantar un dedo, indicándole a su aprendiz que mire arriba.

Al principio se extrañó un poco, pero cuando lo hizo, no podía dar crédito a lo que acaba ver. Una gran montaña, con una forma semejante a un tepuy, tan grande, alto como el monte del palacio de jade y que le dan la sensación de que sobre pasa la nubes. Se quedó un momento ahí, enmudecido y boquiabierto, por el simple hecho de que nunca se imaginó que se encontraría algo así en el medio de un bosque como ese. Pudo seguir así por un par de horas de no ser porque TaiLung, de un momento a otro se interpuso en el medio y esto hizo que Lee reaccionara en un respingo.

Nuevamente la sombra de TaiLung cubrió al Guepardo con su sombra corpulenta, como había pasado en su primer encuentro. En esa posición, Lee no pudo evitar sentirse intimidado, debido que la diferencia de tamaño de ambos felinos es bastante notable, tener a Tailung en frente, para él es como estar en frente de un gigante que no se lo pensaría dos veces para aplastarlo como una cucaracha.

Y antes de que el Guepardo de hiciera o diga algo, el Leopardo tendió la mano frente a él, nuevamente como había hecho en aquel día en que tomo la riendas de todo.

-Agua- es lo único que dijo su Maestro. Lee reacciono con lentitud y le entrego uno de los odres, lo tomó, pero no se inmuto, ni en su postura ni en su rostro en lo más mínimo y Lee no pudo evitar expresar confusión en su mirada -También la otra- Prosiguió y esta vez Lee se torno más confundido aun, pero basto ver fruncir el ceño de su Maestro para que se lo entregara casi de inmediato.

Se guardó uno de los odres amarrando con las tiras de lianas en su brazo, y lo que hizo después solo fue otra amargada cucharada de su crueldad que Lee tuvo que tragarse. Extendió el brazo con el segundo odre frente a Aprendiz, como su estuviera incitando por un brindis, y antes de Lee hiciera o dijera algo, un movimiento de su muñeca hizo que el agua comenzara y fluir como cascada hacia el suelo. El Guepardo, sin atreverse de decir una sola palabra por temor de como reaccionaria el Leopardo, solo se limitó a mirar con los ojos bien abiertos al ver cómo se va desperdiciando aquel preciado líquido cristalino que comenzaba a formar un charco.

Finalmente se detuvo cuando empezaba a creer que dejaría vacía. TaiLung le lanzo el odre a Lee que le agarro al vuelo, solo tenerlo en la mano pudo notar que solo sobra un cuarto de agua, casi nada. Cuando se dirigió a TaiLung para preguntar por qué darle esta cantidad él comenzó a dirigirse a la montaña y cuando quedo en pocos centímetros cerca de ella, volvió a mirar a su aprendiz, esta vez esbozando una sonrisa.

-Te estaré esperando- fue lo único que dijo antes de dar un gran salto que casi hizo que Lee lo perdiera de vista debido a su gran velocidad, se sujetó a la montaña usando sus garras, que al deslizarse tan solo un poco era suficiente para generar chispas, en esa posición volvió a dar otro salto que lo llevo más arriba, y más arriba, hasta tal punto que comenzó a correr usando solo las patas como si fuera suelo. Siguió así, hasta que Lee, completamente pasmado ante ver tan destreza perdió de vista a su Maestro.

Se quedó inmóvil con la mirada perdida hacia arriba, la boca abierta, y el odre con muy poco agua. Camino hasta quedar donde estuvo parado su Maestro, aun mirando para arriba, como si espera a que bajara de ahí. El sonido el viento en los arbolo es lo que más predomino en ese instante. Cuando echo un vistazo al odre no puedo contener la tentación de beber agua mientras chasquea ansiosamente,limpió la boquilla con su chaleco pero en el momento sus labios hicieron contacto se detuvo, una idea que paso por su cabeza le hizo sentir un leve frio que recorrió todo su cuerpo. Miro el odre muy cerca de su rostro y volvió a mira la montaña. Y finalmente lo supo cuando recordó lo que había dicho su Maestro.

¿Tengo que subir?…. ¿Con la poca agua que tengo? Pensó al mismo tiempo que sintió como el sudor frio se desliza por su nuca sin evitar sentirse como un auténtico tonto, debió haberse imaginado algo así después de todo lo que tuvo que pasar.

Lo que tuvo que pasar.

Era innegable, imposible de olvidar algo así, algo que ni él le desearía a su peor enemigo,las cicatrices en su manos solo eran unas pequeñas muestras. Tanto dolor que tuvo que soportar su cuerpo en los entrenamientos, obligarse a superar sus límites más de una vez, los gritos y quejidos dolor de su propia voz empezó a resonar en profundo eco sobre su cabeza, avivándose aún más con las imágenes, cuando tuvo que subir la roca en la colina, arrastrar pesados troncos amarrados a sus extremidades con la fuerza del calor del sol sobre él, romper piedras con su propios puños que volaron hacia él a gran velocidad. En todas y en cada una de las escenas TaiLung siempre ha estado ahí, con la mirada fija sobre él, bajo su sombra, si poder hacer nada, solo tener que sacar fuerza de donde le es posible, con la esperanza de que lo dejara en paz, o que al menos se alejara de él, o que ya no siga mirándolo sus ojos fríos y asesinos. Pudo haber huido cuando la oportunidad se le presentó, pero la idea de encontrase con cualquier peligro podría acabar con él le hacía desistir… o eso creía.

Algo paso por su cabeza, algo que no había visto antes, una idea le dio una sensación similar cuando TaiLung le hablo del sacrificio que debía estar dispuesto a tomar. Y en ese momento miro su mano derecha, la misma mano con las que habían estrechado con la del leopardo y finalizado el pacto que cambio el transcurso de su vida. Siguió mirando por unos instante hasta que sus ojos se expandieron como platos, como si en su mano había escrito algo que no había notado, como si ahí se le manifestara una gran verdad que no había logrado ver esta ahora.

Todo cuando recordó el momento en que la había contado su sueño a TaiLung, y él le entrego la mano.

–Ahora lo entiendo todo… Pero… Yo no quería… Yo no quería…– dijo en voz baja, mirando su palma como la única que está dispuesta a escucharlo y en ese momento sus pupilas empezaron a temblar –Me quietaron todo cuanto tenia… todo lo que era importante para mi…Pero me negaba a creer que… a creer que…– llevo su mano ya temblorosa a rostro, como si tratara de ocultar su expresión de espanto, los ojos, aun remeciéndose, sobre salen de sus dedo como si estuvieron detrás de barrotes – El Kung Fu– exclamó finalmente llevando su otra mano a terminar de cubrir casi por completo su cara, inclino su espalda y al empezar a resoplar con tal fuerza que con las manos cubriendo su nariz haciéndolo escuchar como una máscara de oxígenos. Al fin se había dado cuenta de todo, de la razón de su temor, su debilidad, el conflicto lo declinaba a no huir porque…–Lo hice. Lo hice porque no quería aceptar el hecho de me quitaron lo que tanto aprecio… el Kung Fu…Mi sueño– "Pero si no lo haces… te quedaras con lo único que te queda ahora… Nada" Recordó las palabras de su Maestro cuando le había ofrecido esa oportunidad de oro, de que lo entrenaría, lo llevaría el nivel más alto de Kung Fu como los grandes Héroes y Guerreros a quienes admira desde que era un cachorro –Por eso es que no hui aquella noche. No hui porque si lo hubiera hecho…. Habría dejado todo atrás, habría renunciado los años que dedique a entrenar desde pequeño– Lentamente comenzó a recobrar la postura, sus manos se deslizaron dejando libre su rostro, con los ojos cerrados que ahora se mantiene en una extraña serenidad –Por eso me quede– empezó abrir los ojos y estaba vez frunció el ceño –Porque me negué abandonar mi sueño…sé que a lo mejor no eh tomado la decisión correcta…. Pero…– miro arriba, la gran montaña donde ya debería estar TaiLung esperando en la punta –Pero eh superado cada una las pruebas que me has puesto en frente, eh conocido un dolor que no se compararía con nada que haya sentido antes que pasara todo esto, eh tenido que pasar varia noche sin pegar ojo por tener tu presencia cerca de mí– Apretó los puño haciendo tronar los nudillos cicatrizados– Pero no eh retrocedido desde entonces… y ahora que estoy aquí, estoy dispuesto mas que nunca– Levantó el brazo derecho nuevamente dejando frente a sus ojos – Porque yo lo acepte – cerro la mano formando un puño y volvió a mirar a la montaña –Subir será otra prueba…. y al llegar…. ¡Afrontare tu prueba Fina!–

Gritó, decidido, a todo pulmón, haciendo que su voz se extendiera en sus alrededor en fuertes ecos, como si esperar que su Maestro lo escuchara desde allá arriba. Miro a la izquierda y vio una serie de escalones antiguos que llevan hasta arriba, de seguro que conduciría hasta cima. Sin un minuto más que perder se dispuso a subir los escalones.

3

Tardo por darse cuenta que subir por la montaña es mucho más fácil decirlo que hacerlo, el camino de la escalera que tomo Lee rodea la montaña como una espiral, con cada escalón que pasaba siembre se encuentra con más y más serie de ellas que desafían a subir más, poniendo a prueba el temple que ha adquirido, de una forma u otra el entrenamiento lo ha favorecido en cierta forma. Lo puede sentir en cada fibra de su cuerpo, los golpes, rasguños y cortes parece como lo hubieran fortalecido al sanar, como una poderosa armadura que se ha estado tomando la forma que adapte a él, pero no sentía ningún orgullo alguno, ni un hueso de agradecimiento, solo llegar al final es lo que importa ahora y terminar de una vez con esto.

Es lo único que está en su cabeza ahora. Subir hasta la cima y enfrentarse a lo que venga ahora.

Pero no se le había pasado por la cabeza que el camino de la montaña le depara sus propios desafíos.

Al seguir camino, forzado el ritmo al caminar, se encontró con un destello de luz que le destelló sus ojos por un instante, el sol, que comienza a subir los cielo le dio una mala pasada al Guepardo en momento menos oportuno, no por cegarlo, sino porque Lee, al terminar de frotarse los ojos y recobrar la visibilidad se fijó en el cielo, cubriéndose de rayos del sol con la manos, de dio cuenta de un cielo limpio y despejado que no logró avistar ni la más pequeña nube.

No le agradó en lo más mínimo, sin una nube que lo cubriese lo convierte en un blanco fácil del potente calor que comienza a intensificarse a cada minuto.

No puedo perder más tiempo. Tengo que continuar. Pensó el Cheetah, retomando el camino a ritmo estrepitoso.

En ocasiones el camino que rodea la montaña por lo menos le permite a Lee protegerse del intenso calor para luego encontrase nuevamente. Se habría conformado con esto, pero otro elemento participio en este cruel juego. A medida que continua avanzando pudo sentir el viento un leve viento, que al principio fue agradable sentir sus roce pero que luego volvió con una inesperada fuerza, suficiente para detener brevemente al guepardo, amenazándolo con hacerlo caer de la misma manera que se aparta una hormiga con un fuerte soplido y obligarlo aferrarse de lo primero que logre alcanzar sus manos.

Los escalones cada vez se hicieron más altos y de la misma manera que el camino empieza a empinarse cada vez más, y esto hicieron forzara los musculo de su pierna. Y al vociferar de que las cosas ya no podrían empeorar más de los ya está, se detuvo en seco cuando vio que ahora las escaleras empiezan a desaparecer por capa de tierra y piedras que de seguro fueron cubierta por el paso de los años. Maldición, yo y mi gran bocota, siempre tiene la mala costumbre de la los muy equivocado que estoy, pensó, frutado de sí mismo, de la montaña, el Sol, el viento de TODO, cualquier cosa que se le presente ahora sería un nuevo obstáculo como la misma montaña se sacara sus mejores cartas.

Pero…

"No podrás aprender el verdadero Kung Fu sino estas dispuesto a derramar sangre por él, a sudar como si tu vida dependiera de ello, a romper hasta el últimos pequeño hueso de tu cuerpo… ¡Tienes que estar dispuesto hasta dar tu propia vida si es necesario!... ¡Asi es como se aprende el Kung Fu!".

Recordó perfectamente las palabras de su Maestro Tai Lung, como una advertencia a su intento de querer retroceder.

Sacrificar, una palabra que ha cobrado mucho significado para él, dar algo, a cambio de tener algo más valioso, de obtener el resultado que tanto espera.

Sacrificar. Pensó. Dando una mirada aquel empinado y deforme camino traicionero. Apretó las manos formado puños, respiró profundamente retomó el camino.

Es más trabajo de lo que se hubiera imaginado, no le es suficiente con solo forzar las piernas, sino también tener que acudir a sus abrazo, obligándolo a subir en cuatro patas sobre las piedras rígidas y ardientes por el intenso calor y capa de tierra deforme que en mas ocasión le hicieron ocasionar pequeños resbalones.

Comenzó a preguntarse cuanto tiempo había pasado desde empezó a subir al momento que si cuerpo ya advierte que está a punto de llegar a su límite, sus pasos ya empezaron hacerse lentos y pesado de la misma manera que su respiración, él sudor abundante cayeron a ritmo creciente dejando un ratos fresco en la densa capa de tierra, cada paso pesado que da su cuerpo se estremece levemente y su torso se tambalea a los lado si fuerza de equilibro que lo mantenga firme, esto hizo que lee gradualmente se desviara de un lado a otro sin que él se diera cuenta de ellos haciéndolo ver como una especie de zombi.

De repente se desbio tanto que hizo que todo su costado se tumbara a la pared de montaña de forma brusca, acto seguido comenzó a decaer hasta quedar en sueño con la mitad de su cuerpo reposando en muro, ahí se quedo, sin intención de moverse un solo centímetro, jadeando con afuera, ya no le queda fuerza para negar su débil estado bajo los intenso rayos del cruel Sol, no es el mejor lugar para descansar pero no queda más remedio, a pesar de que se propuso llegar a la cima no había considerado todo lo que se presentó en el camino, sin ningún recurso en la mano, excepto por una solo cosa.

-Agua… A…gua- Dijo en voz débil.

En efecto, el agua que lleva en el odre acuesta que Tai Lung le dejo.

Desamarro y quito las tira de lianas, al agitarla cerca de sus oreja escuchó él dulce sonido del agua, aunque sea insuficiente debe aprovecharla lo mejor posible.

No lo pensó dos veces, llevó el odre a su boca y empezó a beber lenta y plausivamente sintiendo como se desliza en su garganta y recorre todo su cuerpo, refrescándolo.

La agito sobre él para que la última gota caiga sobre su lengua, no desea desperdiciar nada, por muy insignificante que sea. Cuando finalmente la gota cayó a su lengua reseca la guardo en su boca y trago.

Sintió como le quita un gran peso de encima, sintiéndose más fresco y con una pequeña porción de fuerza renovada, pero suficiente para volver a ponerse de pie con cierta dificultad. Respiró y exhaló profundamente, retomando su recorrido hasta la prueba final y Tai lung.

4

Tai Lung, el ser más temido y poderoso que jamás haya exitoso en toda chica, cuya mención de su nombre bastaría para congelar la sangre y revivir una época oscura y dolorosa para el Kung fu, yace ahora sentado en la cima de la gran montaña de los caídos, nombrado así por los esclavos que murieron para construir un gran palacio, el más alto y grande que jamás haya existido a capricho de sus crueles dueños ricos y poderosos, pero al final lo único que logrado fue que el abuso de su propio poder y codicia los exterminaran en el duro camino, bajo el calor del sol y de los intensos azotes del látigo, para que al final lograran termina con escalones incompletos y una escases de sus riquezas.

Ahí, sentado, con las piernas cruzadas, cubriéndose del sol sobre la sombra de una de las piedras que mina el lugar, aguardando la llegada de su pupilo… o algo más, algo que no se puede notar a simple vista, algo tan oscuro y despiadado, suficiente para hacerle esbozar una simple sonrisa, simple pero llena de intenciones que solo él podría disfrutar. Como cuando por fin saboreó la libertad al escapa de Chorch-Gom, y correr en dirección al Palacio de Jade para luchar contra aquel se hace llamar el Guerrero Dragón, un título que ya estaba destinado para él, nada ni nadie lo detendría en su misión en reclamar que es suyo. Si, esa sensación de éxtasis por volver a luchar después de 20 años atrapado entre las cadenas y él capazón de tortuga que mantuvo sus músculos y su Chi inmóviles presionando sus puntos vitales. El odio que tanto había acumulado ahora se convierten en un deseo, una emoción que le hace ensanchar sus labios… eso es… es…

Eso lo pudo recordar, aquella noche cuando quería comprobar la gran fuerza de Lee, cuando después de tanto esperar el momento indicado para hacerlo, después de obligarlo hacerle frente ante todas sus pruebas, la razón de porque hacerte golpear la gran piedra su puños hasta hacerla añicos, ya que había pasado por eso. Shifu le hizo esa misma prueba pocos días antes de que pudiera recibir su Rollo del Dragón, claro, tenía las mismas dudas de que podría hacerlo, pero eso fue cuando era mucho más joven, pero ese fue el momento que cambio su vida, que le hizo ver toda la verdad, al dar el primer golpe, el más poderoso que podría recordar, y sucedió, le piedra que era como cinco veces más de lo que era entonces, se quebró de un solo golpe, lo fragmentos volaron en todas direcciones sin dejar rastro ella. Esa demostración de fuerza le hizo ver que no existen límites para él, y el sin fin de la posibilidades que se podría imaginar cuando tendría en sus manos el Rollo.

Con Lee fue un poco diferente, pero el resultado era lo que en verdad importaba, lo que había logrado ver, esa demostración de fuerza y furia que dejara atrás a los Cinco Furiosos, de cómo pudo seguir atacando, ignorando el dolor de sus puños sangrantes al impacto y rugiendo como un Dragón.

No le cabía la menor duda, en ese momento cuando ambos estrecharon la mano, cuando Lee decidió seguirlo, y cuando fingió estar dormido la noche que estaba a punto de escapar…si… nunca hubo un solo momento que no dejara de mantenerlo vigilado, pero ahora ya no había ninguna de que…

Lee es como ÉL.

No pudo contener su risa al pensar en eso, si, puede que sea algo absurdo, pero se convención al recordar que ese momento que estuvo con el bajo aquel enorme árbol, juntos aquella tumbas, cuando pudo verse así mismo reflejado en Lee.

Al dejar a la risa a un lado, abrió los ojos y se puso de pie, caminó entre las grandes piedras, y se detuvo en frente de la más grande de todas, se mantuvo ahí, sin mover un solo musculo mientras que el viento comienza a barrer el polvo. De repente la garras empezaron a sobre salir, al posarlas sobre la piedra las garras empezaron a soltar chispas al deslizarla suavemente, se detuvo, dejando un profundas marcas. Cuando llevo sus garras en frente de sus ojos volvió a reír, esta vez desde sus adentros, y esta vez hizo su manos un puño, respiro profundamente y un poderoso y rápido golpe en la piedra terminó de hacerla estallar en pedazos.

–Estoy listo… para su prueba… final–

Justo en ese momento las orejas de Tailung se movieron, reaccionando ante el sonido, cuando miro sobre su hombro pudo divisar, con gran orgullos, su más grande logro y su igual.

Lee.

El joven Guepardo finalmente llegó a la cima, pese ahora a su débil estado, cada paso que da pisa con tal pesadez como si sus piernas fueran bloques de concretos sólidos haciendo que su cuerpo se tambalee dando la sensación que su podría caer en cualquier comento, llegar hasta ahí, superando la mismísima montaña y lo obstáculos que se le pusieron en frente, pero el costo fue tan alto que casi perdía su propia vida, una sensación que ha sentido más de una vez, algo que jamás podría olvidar.

Se detuvo, justo en el centro, apoyando sus manos sobre sus rodillas sin poder contener un jadeo que Tai Lung puede escuchar perfectamente, puede que no haya considerado los contra tiempos que haya causado su retraso y dejarlo con moca agua, pero su preocupación solo es opacada por su orgullo al convencerse nuevamente del potencial que tiene su alumno, su discípulo.

La sensación crispante de sus piernas no pudieron contenerse más, el Guepardo cayó de rodilla y con las manos el suelo, el jadeando se hizo aún más profundo y el sudor que chorrea en todo su cuerpo mancharon su chaleco y tornando en tonos oscuros. Deslizo su mano en su frente para poder secarse y pudo notar como una extraña sombra lo cubrió del sol, al levantar la mirada, sus ojos se ancharon al ver nuevamente a su Maestro, TaiLung, mirarlo en la posición como está ahora le dio la sanción que fuera un poderoso gigante.

Antes de que se incorporara rápidamente para unir palma y puño frente a él, su Maestro le extensión la mano donde posee en su garras el segundo odre. Quedo paralizado un momento, como si no se diera cuenta de lo que está pasando, con sumo cuidado acercó sus manos, por un momento dudo en tomarlo, pero finalmente lo hizo y comenzó a beber aquel preciado líquido vital. El leopardo permaneció en silencio, mirando sin mostrar un tipo de expresión a su aprendiz y escuchando como sorbe el agua de forma tan ansiosa, ya que no contaba con la suficiente, pudo haber decaído o peor aún, perder el conocimiento y caer desde una gran altura. Pero eso ya no tiene la menor importancia. Lo había logrado, eso es lo que más le importa ahora que ya más cerca de poder…

Lee se detuvo un momento de beber para poder tomar algo de aire fresco, pero ante de pudiera proseguir a darse otro sorbo, las garras del Leopardo Blanco le arrebató ferozmente el odre de las manos sin previo aviso, captando completamente la atención de su aprendiz, por un momento Tai Lung pudo notar como empezaba a dibujarse el rostro del Guepardo una mueca de enfado, casi con el sueño frunciéndose, pero suprimió esa sensación, no puede hacer nada contra él, la diferencia de fuerza entre ellos dos es como una enorme brecha separado por un gran abismo. Maldición. Solo un poco más de agua y algo de consideración sería suficiente. Maldita sea. Pensó Lee, tratando de contener, de tener que soportar todo esto. Le resulta muy extraño pensar así ahora, hay algo extraño que no logra descifrar, algo como lo que había sucedido aquella noche.

–Levántate, ahora– Lee escuchó, y no tardo en obedecer a su Maestro, se levantó, con un poco de dificulta y esta vez jadeando suavemente. TaiLung levanto el brazo y señaló el torso de Guepardo –Quítate eso– esta vez los ojos de Lee se abrieron como platos ante esta petición.

– ¿Mi…Mi Chaleco?– el tono de voz delato su impresión, algo así nunca se le habrías pasado por la cabeza, quitarse su chaleco favorito, el único recuerdo más preciado que tiene de una maravillosa vida transformada en cenizas. Ese chaleco que su madre había hecho con tanto amor y cariños, ella nunca le había importado cocer los raspones que Lee se llevaba a casa después de un intenso entrenamiento, cada vez que se tomaba el tiempo para hacer algunas modificaciones para adaptarlo conforme el cuerpo de su hijo se iba convirtiendo en el de un joven adulto.

Todo menos esto, por favor. Pensó el guepardo, pero su Maestro asintió con la cabeza, no había nada que hacer ahora, debe hacerlo antes de que se arrepienta

Tuvo que contener el puchero para no darle paso el llanto, mientras lentamente comenzó a despojarse de túnica representativa de un Guerrero del Kung Fu lleno de orgullos. Con delicadeza lo doblo para evitar que se arrugara. Al ponerlo de bajo sombra de una piedrota, apiló una piedra más pequeña sobre su chaleco para que el viento no se lo llevara. Al levantarse camino en dirección a su Maestro, sintiéndose raro, como si estuviera incompleto. Antes de que preguntara que hacer ahora, Tailung hizo un gesto con el dedo señalando un punto específico indicando que caminara justo ahí, no vaciló un y se puso en marcha.

Antes de que terminara de caminar una leve sensación de frio en su espada y revoltura en su estómago lo envolvieron, esa sensación tan extraña de que algo sucederá, algo con lo que no había estado consiente hasta ahora.

Se detuvo, justo donde se suponía que había indicado TaiLung, y la sensación se hizo más presente aun, como un segundo desesperado intento de advertirle algo. Respiró profundo expulso el aire lentamente, no puede hacer que sus nervios lo invadan en este momento, ya se había decidido antes de escalar la montaña, ya es muy tarde para retroceder ahora.

Se dio la vuelta, y se contra de nuevo con el poderoso leopardo blanco a unos cuantos metros de distancias. El viento sopló con intensidad, levantando y formado peños remolinos con la tierra.

– ¿Ya estás listo?– Tai Lung sonrío con sienta malicia y exaltación.

Y justo en ese momento, aquella sensación volvió a Lee, exactamente esa mismo sensación cuando le hizo la pregunta que lo llevo a esto, el corazón palpitó con fuerza, los poros de su cuerpo despidieron el sudor, su cola comenzó a estremecer al igual que su mano. Está pasando otra vez, aquí y ahora. Estaba a punto de decir algo, o gritar, o soltar un graznido, o lo que sea, pero algo se lo impide, como si un parte de él se estuviera conteniendo. Pero no fue suficiente. Lee asintió con la cabeza.

Esta vez, Tai lung, sonrió aún más, sus dedo crujieron al presionarlos. Y lo que hizo después solo hizo que sellara en la mente de su aprendiz para siempre.

El Leopardo se puso firme, al unir sus pies Lee comenzó a fijarse en él con un impresión aterradora, sus ojos se abrieron como plato cuando su Maestro llevó su brazo izquierdo al pecho con la palma abierta, lo siguiente que hizo lo enmudeció por completo cuando su brazo derecho se unió con la palma con el puño cerrado. Finalmente se inclinó levemente mostrando reverencia.

Lee, miro al Leopardo como si hubiera visto al mismo monstruo que se enfrentó a la Garra Sanguinaria aquella noche, conoce muy bien esa pose, esa forma de reverencia solo significa una cosa.

Un combate de Kung Fu.

La impresión lo golpeo como una piedra a gran velocidad que impacta en su cabeza y su rostro lo refleja sin vacilar. Al igual que aquel día, su corazón comenzó a latir desmesuradamente, con la misma velocidad y fuerza, abriendo lo poros y chorreándolo de sudor.

Aunque en el fondo tuvo la sospecha que algo así sucedería, no logra convencerse de que esté pasando aquí y ahora. El recuerdo de lo había hecho con 3 los miembros de la garra sanguinaria es suficiente para darse cuenta de hay una larga línea de diferencia entre ellos y que se convierte en un gran y profunda abismo. Sin embargo, una oleada de recuerdos opacos esas imágenes por las del riguroso entrenamiento que había tenido que soportar, cada golpe, cada dolor que debía sobrellevar, sacrificar hasta el último aliento de fuerza hasta desfallecer en el suelo. Y al final pudo apreciar el resultado de todo eso al destrozar la gran roca y llegar hasta la cima de la montaña con pocos recursos. Ya había llegado muy lejos para retroceder ahora.

Entrecerró lo ojos. Unió palmar y puño y se inclinó levemente.

Antes de que pudiera terminar la reverencia, pudo sentir como el suelo empiezo a estremecerse, leve, pero lo suficiente para captar su atención, cuando volvió la mirada al frente lo primero que había notado fue un poderoso puño de Leopardo que golpeó directamente su rostro, el impacto fue tan poderoso que empujo a gran velocidad para terminar por impactar de lleno sombre su espalda en una de la tanta piedra de la montaña asiendo que se agrietara. Lee cayo de rodilla al suelo, con una mano cubriéndole la cara y la otra apoyada y soltando quejidos.

No lo había notado, fue tan rápido que no le dio siquiera tiempo para reaccionar. Al quitar la mano en su cara trato divisar a Tai Lung y para su sorpresa, lo encontró en el aire, cayendo directamente hacia él, soltando un poderoso rugido y el puño listo para…

El instinto lo hizo reaccionar, tirándose el frente al igual que un portero esquivando aduras penas el ataque de directo de Tai lung que impacto en la roca haciendo que estallara en pedazos despidiera humo.

Lee ser reincorporo del inmediato tomando su postura para cualquier ataque. A medida que el humo se iba disipando la silueta del Leopardo blanco se hizo más visible. Cuando termino por desaparecer la nube tierra el Leopardo blanco miro a Guepardo, con un su típica sonrisa.

-En una batalla real no existen las reverencias- Explicó Tai Lung. Cuando empezó a caminar directamente a su aprendiz este empezó a retroceder, sin querer bajar un momento la guardia –Cada oportunidad de atacar debe ser aprovechado. El más mínimo descuido puede ser la diferencia entre la derrota y la victoria. Un error como ese puede ser fatal si sabes muy bien lo que está en juego-.

Tai Lung no dejo de mirar atentamente a su alumno, sin quitar la sonrisa de su rostro, no tardo en notar la agitación y el nervio que lentamente comienza a envolverlo, cosa que le hizo embozar aún más su sonrisa

No te preocupes, Lee, después de esto ya no tendrás nada mas de que preocuparte… de eso me encargare yo.

El leopardo soltó un gruñido y se lanzo nuevamente al ataque, Lee recibió el golpe directo de Tai Lung bloqueándolo aduras penas con su brazo, pero no conto con una patada directa que golpe su defensa, la fuerza fue tan brutal que empujó a Lee haciéndolo impactar brutalmente en una de la piedras, recibiendo de lleno el choque en su espalda.

Por un momento se creyó que caería al suelo pero logro contenerse aduras penas, al mirar de frente sus ojos se expandieron y rápidamente volvió a cubriere, recibiendo nuevamente la fuerza de su Maestro acumulada en una puño, esta vez el poder del Leopardo aplastó al Guepardo contra la piedra, haciendo que griete aun mas, Lee soltó un profundo quejido.

Pero Tai Lung no se detuvo ahí, continuo atacando con sus poderosos puños mientras que Lee se limito a protegerse lo mejor que es posible, cada golpe que recibe lo hacen hundir aun mas en la piedra al mismo tiempo que hacen que las grietas se expanda aun mas y mas.

En ese momento Tai lung levanto aun mas su brazo para preparar un golpe más cargada, Lee se dio cuenta a tiempo, Tai lung soltó un grito de furia al mismo tiempo que lanzo el golpe, Lee logró esquivarlo aduras penas haciendo que la piedra que lo reciba, la fuerza el Leopardo fue sufriente para su mano se hundiera por completo en la piedra.

Lee, jadeando aun en su estado de asombro miro pasmado a Tai lung, este se volvió a su Aprendiz y ambos cruzaron miradas, el Cheetah creyó por un momento que se enfadaría pero cuando vio una leve risa en Leopardo trago saliva. Tai lung, aun teniendo su mano dentro de la piedra logro hacer un giro de brazo, haciendo que, de alguna forma la misma piedra se empezara a estremecer, Lee se fijo en eso de inmediato pero no duro no mucho ya que de un momento para otro la piedra estalló en pedazos, como si una bomba estallado dentro de ella, los pedazos de piedras volaron en todas direcciones y el polvo se extendió.

Lee se cubrió de la leve lluvia de granizo, pero antes de que se preguntara como eso pasó, Tai Lung salió de la polvoreada de tierra a gran velocidad, en dirección a Lee, el Cheetad se dio cuenta y trato de defenderse pero ya fue muy tarde, El leopardo lo atacó con una patada directa en el rostro de Lee, nuevamente Lee fue empujado brutalmente, haciendo que se revolcara en la tierra hasta terminar caer boca abajo.

Comenzó a levantarse, con dificultad, mientras contiene el dolor cubriéndose su cara con la mano y suelta agudos quejidos. Al lograr permanecer en rodillas se descubre su rostro, y miro los entre cerrado a su Maestro caminado directamente a él. Se detuvo y embozó una sonrisa.

-Protegerte de los ataques de tus enemigos no te garantiza la victoria, eso solo te convertirá en una blanco fácil- explico nuevamente Tai Lung mientras ve a Lee como se va poniendo de pie y toma su postura de combate –En cualquier momento tu defensa fallará y no te quedara fuerza suficiente para luchar. La única opción que te queda ahora es atacar, usar todo lo que este a tu alcance y aplastar a tu oponente sin misericordia… sin piedad… sin honor, solo así le demostraras que eres un ser que estar por encima de ellos y por cualquier otro- dejo de sonreír, frunció el ceño y cruzo los brazo –Ahora es tu turno. Demuéstrame que estas hecho ahora… muéstrame hasta donde pude llegar tu fuerza… Enséñame lo que has aprendido - dijo, con un tono más grave y Lee lo pudo notar, pero algo no encaja bien, ya le es muy preocupante ver sus cambión de humor tan espontaneo, pero esto es diferente, es como si él estuviera…

- Ahora ven- insistió el Leopardo blanco haciendo gesto con la mano insistiéndole a aun mas.

¿Atacar a Tai Lung? Una locura, un completo suicidio, recordar lo que había visto en aquella noche de cómo 3 de los miembros de las garra sanguinaria había caído ante su fuerza, palidecieron antes el miedo y corrieron por su vida, todo eso es más que suficiente para que Lee comenzara a sudar frio lentamente, pero recordar el entrenamiento es más que suficiente para opacar esas imágenes, todo lo que había tenido que soportar para llegar hasta aquí, ya no hay por qué retroceder.

Lenta de pero precavidamente tomo su postura de combate, deslizando sus pies en la tierra y enderezando la espalda, tal y como lo había de su maestra. Al inclinar levemente los pies se lanzo de inmediato al ataque a gran velocidad, pero Tai Lung no se inmuto en lo más mínimo.

No lo pensó dos veces, el Guepardo dio empezó su ataque con una rápida patada voladora, pero a pocos centímetros de impactar el Leopardo Blanco lo esquiva fácilmente sin siquiera tener de dejar de cruzarse de brazos. Lee se detuvo de su fuerte impulso usando sus pies haciendo que se levante una leve polvoreada de tierra y nuevamente se lanzo al ataque con rápidos ataque de puños y patadas en combinación, pero Tai Lung continuo desviando todo lo que si aprendiz le lanzara, como si pueda pudiera anticipar cada ataque que le lance su aprendiz. Lee, en un desesperado intento soltó un bramido y lanzo un poderoso golpe que fue detenido en seco en la palma de de Tai Lung.

Lee miro con ojos tan amplios como platos de cómo su ataque fue retenido con una sola mano y sin ningún esfuerzo, miro directamente la el rostro de su Maestro, con boca abierta, que no manifestó ninguna expresión o gesto en lo más mínimo.

-No es lo suficientemente rápido- dijo Tai Lung que comienza a alejarse de Lee, al detenerse mantuvo una distancia como la que había tenido antes de que Lee empezara atacar, esta vez dejos caer los brazos y sus ojos se entrecerraron lentamente –inténtalo de nuevo- insistió nuevamente Tai Lung.

Lee quedo de nuevo con la impresión de antes, una segunda oportunidad que le da de atacar es lo último que se hubiera esperado de alguien como Tai Lung y de igual forma al verlo con una actitud tan calmada, pero eso no le impidió que Lee volviera de tomar su postura de combate de inmediato.

Esta vez el Guepardo ataco con una patada de lince que Tai Lung volvió a esquivar sin problemas, pero en ese momento Lee lanzo un golpe de gancho con el brazo derecho por debajo que va directamente al mentón de Tai Lung, al igual que un luchado de boxeo, Pero apenas lo rozo ya que su Maestro le hizo falla de nuevo, pero en la posición en que esta Lee lanzo un golpe con el brazo izquierdo en un área libre al cuerpo de Tai Lung, pero esta vez su ataque fue bloqueado por el brazo del Leopardo. Lee continuo de nuevos con golpes y patadas en combinación en un desesperado intento de atinarle un solo golpe. Al lanzar un patada en giro esta fue detenida por la mano de Tai Lung, a pesar de usar toda su fuerza ni siquiera había podido hacer se estremeciera o se moviera un solo momento.

-No es lo bastante preciso- Nuevamente expuso Tai Lung, mirando a Lee frunciendo levemente el ceño, al presionar fuertemente el pies de Lee este soltó un gemido, luego lo separo del suelo al lanzarlo por arriba como si fuera un muñeco de trapo. Lee cayo sin problema y miro a su Maestro haciendo de nuevo el gesto con la mano –Una vez más-.

Ahí va ora vez, incitándolo a atacar, a explotar aun más sus habilidades sobre él, como si esto fuera un simple juegos para el esperando el siguiente movimiento qua hará Lee para poder superar sus defensas y atinarle un golpe limpio.

Una vez más, el Guepardo se lanzó al ataque soltado un bufido y corriendo a gran velocidad, comenzó con un ataque potente de rodilla en vuelo que termino por ser bloqueado hábilmente por el por el ante brazo de Tai lung, pero no se contuvo ahí. Lee continua con su ofensiva, lanzando potentes y poderosos golpes acompañado con grito de furia obligando a llevar su cuerpo al límite al mismo tiempo que comienza a recordar cada una de las pruebas de entrenamiento, recodar estar debajo del sol jalando troncos atados a una cuerdas, golpear piedras que a gran velocidad con los nudillos, usar su cuerpo para mover la roca mas gran y voluminosa y llevarlo hasta la cima de la colina más inclinada, todo eso y mucho parecen hacer crecer aun mas su fuerza y habilidad en el combate. Pero a pesar de todo esto no las cosas parecen no haber cambiado, con cada golpe que Lee le tira al su Maestro este los recibe bloqueándolo con todas su extremidades, a pesar de que el impacto se escuchan como el fuerte golpe una palmada y estremece el suelo es como si esto no fuera nada que requiera de mucha prueba de resistencia física.

Tai lungo, a pesar de estar respondiendo todo los ataque del guepardo no puedo evitar notar la frustración y enojo en su rostro, y como la manera en que suelta del rugido tras lanzar un golpe con todos sus fuerzas, cuesta creer que de un día para otro haya logrado transformar el débil y entristecido Cheetah a un poderoso y furioso guerrero… Pero aun así, no le es suficiente.

Un fulminante golpe del Lee fue detenido en seco una vez más por la palma de Tai Lung, ambos felinos quedaron inmóviles, Lee, con mirada al suelo suelta un agitado jadeo mientras la gotas de sudor se desprenden de cuerpo y caen suelo y Tai lung solo limito a mirarlo, aun sosteniendo el puño de su aprendiz. Cuando Lee levanto la mirada de inmediato el Leopardo de las nieves frunce el ceño.

-No es lo bastante poderoso- Una vez más el Maestro ha entrado otros error de sus Aprendiz, como si en verdad estuviera intentando mejorar cada aspecto que pueda encontrar de Lee para luego soltarlo y se lance al ataque contra el…. Pero esta vez no lo soltó.

El Cheetah se dio cuenta de esto pero antes de que pueda hacer o decir algo sintió un punzante dolor cuando el Leopardo Blanco empezó a presionarle la mano, haciendo que empezara a soltar un quejido. Trato de zafarse, pero cuando Tai Lung lo jalo con fuerza le atino de lleno un poderoso golpe directo en el estomago, la fuerza fue tan grande que el impacto hizo que el Cheetah se desprendiera del suelo por un momento y haciendo que su visión se distorsionara en un distante. Lee cayo de rodilla, poniéndose en posición fetal, rodeando su estomago con sus brazos y forzándose por una bocanada de aire. Tai Lung lo miro desde arriaba, mirando con desprecio de cómo su aprendiz se está retorciendo dolor.

–Ahora escúchame muy bien– Dijo el gran Leopardo mientras se va hacer a Lee, al estar a pocos centímetros cerca de él levanta su pies derecho y lo pone encima de la cabeza de Lee, el Cheetah soltó un alarido al sentir la precio del pies contra el suelo, sin clemencia Tai Lung ejerció más fuerza al cráneo de Lee al inclinar su torso –El camino de la victoria es hallar la debilidad de tu oponente hacer que sufra por ella– prosiguió, con una voz serena combinada con tono disciplinario, con la mirada fija en el Cheetah que intenta zafarse desesperadamente, al usar su mano para quitarse el pies de su Maestro este lo sujeta al intenta, un dolor mas se sumo cuando sintió como Tai lung comienza a presionar su ante brazo, pero no termino ahí por de acto seguido comenzó a retorcérselo haciendo que Lee suelte un agudo alarido – Aprovechar su fuerza y usarla en su contra– contundió, sin siquiera bacilar al ver como la angustia y la desesperación en el rostro de su aprendiz, su mano libre trato de buscar a tientas algo que lo ayude a librase de esto al mismo tiempo sus pies comienza han patalear y antes de que empezara a preguntarse qué perdería el brazo completo y luego le aplastaría la cabeza o viceversa su Maestro lo libera de inmediato. Lee llevo su brazo dolorido a su pecho y con su otra mano se cubre la cabeza mientras que el Leopardo Blanco comienza a caminar en alrededor de él en círculo, en el momento en que se voltea boca arriba Tai Lung se acerco mucho mas, ambos cruzaron miradas –Hasta que haya caído o ser rinda– concluyo al fin, pero cuando Lee noto una mueca de sonrisa en su rostro Tai Lung vuelve a levantar el pies, golpeando una vez más directo en el estomago haciendo que el expulsara el aire en sus pulmones.

En el suelo, adolorido, acostado de lado, tratando de recuperar el aire, pero siente como si tuviera un gran tapón en el medio de la garganta, entre alaridos ahogados y queridos trato de levantarse con mucho esfuerzo, pero el dolor se lo impide. Los ojos del Leopardo blanco se quedaron fijos en el, observando cada movimiento aun que sean mínimo, a pesar de no usar toda su fuerza contra el aun seguir teniendo determinación para continuar con esto, pero Tai Lung aun espera algo más. El Cheetah nuevamente intento ponerse de pie, usando solo su brazo bueno, pero cuando parece que está a punto de lograrlo nuevamente cae al suelo, leopardo soltó un suspiro de decepción.

– ¿Sabes? Existen dos tipos de personas en este mundo. Lo que logra las cosas por intentarlo y los otros que solo lo hacen– Tai Lung se inclino levemente el torso, para estar más cerca de Lee y pueda escucharlo – las personas que siempre intenta son las usan todos cuanto están a sus alcance, gastando sus fuerzas, su recursos, hasta desgastarse y deteriorarse los huesos y todo por casi nada– Lee, una vez más intento levante, usando esta vez los dos brazo, el dolor aun está presente, pero logra controlarlo, esta vez parece que si lo va a lograr – Pero lo otros, son lo que está dispuesto a todo, los que no le tiene miedo a sacrificar hasta su propia vida, los que puede superar cualquier cosa que está en su camino y aun que el numero de posibilidades este en su control el premio al final es mucho mayo – El Cheetah logro elevar su torso y también ponerse en rodillas, el jadeo cada vez se hace más pesado y el sudor cae el suelo copiosamente – ¿Qué es lo que lo hacen diferente a ellos dos, Lee? – el Guepardo finalmente logro ponerse de pie, abrazando el brazo adolorido – ¡Motivación! – Exclamo el Leopardo blanco – La motivación es lo que nos impulsan hace lo que nadie se atrevería hacer, luchar contra innumerables ejércitos, construir nuestra gran muralla, hasta conquistar las tierras y es lo que logra crear leyendas… así que no solo te daré una motivación, esta vez te voy a dar ventaja–.

Cuando el rostro del Guepardo se torno confuso ante la palabras de su Maestro este se dio la vuelta y comenzó a caminar paulatinamente, sin que pudiera percatarse de la sonrisa maliciosas en su rostro, en uno muy pocos metros se detuvo, pero continuo dándole la espalda, el silencio comenzó apoderar de aquel lugar, el viento que barre con la tierra generando polvoreada susurra fuertemente en las orejas de ambos felinos.

– ¿Y bien? – La pregunta directa de Tai Lung hizo que el Cheetah reaccionara – ¿Qué estas esperando? Te dije que te iba a dar ventaja y eso es lo que estoy haciendo. – Los ojos de Lee se abrieron como platos al empezar a comprender lo que está pasando – No tienes porque contenerte, porque ahora estoy expuesto ante cualquier ataque. Ya te lo había dicho, cualquier oportunidad de atacar puede ser la diferencia entre la victoria y la derrota, asique, no deberías dejarla pasar… ¿o sí? –.

Aun parece que el tono y la actitud del Leopardo Blanco se tornara bastante calmada y confiado no logra transmitir esa misma sensación a Lee, todo lo contrario, no había tenido oportunidad con los tres intentos, y después de haber sufrido un castigo atacar parece menos conveniente. Pero sin embargo, pero sus anteriores palabras comenzaron a resonar en su cabeza, las palabras como "sacrificio" "debilidad" "victoria" "dolor" y "fortaleza" cargado de un tono de profundo eco, como si aquella voz hablara desde el fundo y oscuro agujero en su cabeza. A cada momento aquella palabras comenzaron a escuchar con mucha más intensidad, en rostro de Lee comenzó arrugarse, sobre todo en la parte del seño, embozando sus su dientes de furia y la ansiedad abrió paso a un abundante sudor. Solo una oportunidad como esa no debería ser desaprovechada así, ese es el momento.

Soltó un resoplido y su mano forme un puño que hizo estremecer la mano y haciendo tronar los dedo y nudillos. Al poner en pies al frente se lanzó al ataque, impulsándose con sus cuatros patas, alcanzando una gran velocidad que solo los verdaderos Guepardos son capaces de hacer. Al soltar un bufido dio un salto, atacando con su poderosa patada voladora, la misma que había usado para destrozar la roca.

A pocos centímetros metros de atinarle en el centro de la espalda el Leopardo el tiempo de repente el tiempo comenzó a trascurrir más lento, como una cámara que captando todo a miles de cuadros por segundos o cuando el Maestro Mantis no había aprendido sobre el control de la paciencia . Tai Lung, con un simple pero veloz movimiento de torso esquivo el ataque de Lee, hubiera dejado que el ataque siguiera de largo, pero cuando la miradas de ambos se encontraron el Leopardo hizo un muy rápido movimiento de brazo derecho en el pecho del Cheetah… pero no fue en golpe directo, ni siquiera parecía haberlo tocado en lo absoluto, sin embargo…

Para los ojos de Lee, el tiempo se restauro, pero en ese momento, cuando su pies toco el suelo su cuerpo se volcó violentamente por la gran velocidad de impulso, muchos más que arrastrarse en el suelo como un jugador de Beisbol que va de camino a base. Giros, raspones, quejidos, recibiendo golpes tras golpes de en todas partes casi igual a un muñeco de goma que fue lanzado con mucha fuerza o cuando Tai Lung recibió el ataque de trasero del Panda. Finalmente se detuvo, en el borde de la montana semiinconsciente.

Su visión se torno borrosa y el dolor a penas puede notarlo pero que de un momento a otro lo sentiría en su máxima expresión. Poco a poco comenzó a recuperar la lucidez en sus ojos, pero cuando estos se fijaron abajo el estomago le dio un golpe de vértigo y sus pupilas se contrajeron cuando divisaron la enorme distancia desde la montaña hasta el bosque, una gran, gran distancia, que de un momento a otro, por cualquier descuido sentirá una gran, gran caída.

De un respingo se alejo del borde girando en sí, jadeando y soltando profundo quejidos por el dolor y con la fuerza que le queda comenzó a levantarse, levemente.

– ¡Eres un maldito idiota! – Bramó el Leopardo blanco a su aprendiz, fúrico, haciendo que este se volviera hacia él – Inocente ¡Insensato! ¿De verdad creíste que te daría la más mínima ventaja de ventaja en la batalla para que obtengas la victoria en bandeja de plata? – frunció el ceño y Lee trago saliva con la garganta echa nudo –Aun no te das cuentas que es lo que está en juego realmente – Lee en su estado no logra comprender con claridad que está tratando de decir de decir su Maestro, pero al mirar fijamente el mano derecha, la misma que había usado para que de alguna forma perdiera el equilibrio, se percato de algo que heló la sangre, su garras expuestas comenzaron a gotear un liquido oscuro, denso, y con ayuda del los rayo luminosos del sol logro distinguir que es, lo que hizo congelar aun mas su venas.

Sangre.

No cabe la menor duda, a pasar de una pequeña cantica que recae en las garras de sus Maestros es suficiente para que sus recuerdo lo trasportara en aquella fatídica noche en la garra sanguinaria atacara a su pueblo como una poderoso enjambre arrasando y desbastando todo que lo que encontrar a su paso, derramando incasablemente galones y galones de sangre por esas tierras pacificas.

Lee, con la respiración y el corazón agitado comienzo a bajar la mirada mientras que suda copiosamente, cuando sus ojos se clavaron en su torso y el inesperado horror se vio reflejado en sus rostros. Tres y profundas líneas de cortes se dibujaron en su pecho, dando paso a una fluyente salida de sangre fresca que va cubriendo todo torso. Tai Lung no oculto aun sonrisa muy propia del al que ver la reacción de su aprendiz, mirando detenidamente como Lee desliza sus dedos en sus cuerpo, cubriéndose de aquel intenso color rojo mientras que contempla como se deslizan entre sus dedo con aquellos ojo de pavor que han contemplado la misma imagen de la muerte.

– No tienes ni idea ¿verdad? – las palabras de su Maestro le hicieron volver en si olvidándose de su propia sangre – Acaso… ¿No te has preguntado por que elegí este lugar especialmente?... ¿O tu mente nunca se ha imaginado en que la prueba final consiste en algo más que solo pelear? – Lee, lentamente comenzó abrir los ojos hasta quedar tan abiertos como platos, asimilando ahora esas pregunta mientras mira nuevamente su pecho en sanguinolenta, y al mira sobre su hombro el borde de la montaña y la gran distancia que hay hasta el fondo el rompecabezas del enigma finalmente se resolvió. Pero antes de que dijera o hiciera algo las poderosas garras de Tai Lung lo sujetaron con fuerza la garganta del Cheetah, separándolo del suelo mientras intenta zafarse entre forcejeos y pataleos, el Leopardo blanco comenzó a mirarlo con desprecio mientras hace una mueca de risa. – Así es, Lee. Solo uno de nosotros bajará de esta infernal montaña – lentamente comenzó acercar a su aprendiz para que sus ojos queden al mismo nivel que él, ambos quedaron lo suficientemente como para que puedan sentir su respiración – Si quieres tener la mínima posibilidad de salir de esto en una solo pieza solo te lo diré una última vez– frunció el ceño – ¡levanta los puños y Lucha! –.

Con su inigualable fuerza Tai Lung Lanzo a su aprendiz al centro del la cima, al caer volvió a revolcarse, pero esta vez no fue tan violento como antes. Al detenerse en seco comenzó a levantarse, levemente, mientras él mientras el insoportable dolor de su pecho comienza acentuarse gradualmente a medida que se esfuerza por ponerse de pies y la sangre comienza a gotear en el suelo. Entre quejido y jadeos logro ponerse de pies, pero su cuerpo y su rostro dejan ver claramente su estado de fatiga. Tai Lung soltó un resoplido por la nariz antes al ver el estado de su aprendiz, no le hace gracia verlo así, y menos ahora que está muy cerca de por fin poder despertar su…

– ¿Qué estas esperando ahora? – De nuevo, firme voz del Leopardo Blanco atrapa la atención del Cheetah, exhausto, preocupado – Ya sabes muy bien lo que tienes que hacer ahora– Los ojos de Lee se volvieron expandir, sorprendido – ahora ven y atácame– ahí va otra vez, Lee solo se limitó a guardar silencio y jadear paulatinamente, tragó saliva y lo que hizo después solo empeoró las cosas. Al dar un paso atrás Tai lung se dio cuenta de inmediato – ¿Qué estas estás haciendo? – pregunto su Maestro, arrugando el seño y lanzando una mirada amenazante al pobre felinos, obligándolo a dar otra paso, esta vez El leopardo el Leopardo gruño, furioso – ¡¿Qué crees que estás haciendo?! – Su bramido hizo que Lee se congelara en seco – Tu… ¿Cómo te atreves?... ¡¿Cómo te atreves?! –

Lanzo al ataque corriendo en sus cuatros patas, soltando un rugido y abalanzándose con un poderoso puño que Lee logro protegerse a duras penas con sus brazos, pero no acabó ahí. Leopardo continúo atacando ferozmente con sus puños, Lee continuo a la defensiva usando sus brazos como único escudo.

– ¡Después de todo lo que hice por ti! ¿Así es como lo me pagas? – Bramó el Leopardo, cargado de intensa furia que parase dotarle de más fuerza por cada golpe que lanza, Lee, en todo el tiempo que ha pasado al lado del ser que ha enfrentado a los 5 Furiosos y a los asesinos de su pueblo, nunca había escuchado así al ser que ha jurado incondicionalmente llamarlo Maestro, nunca. – ¡Todo lo que hice por ti fue para que nunca más fueras débil! – lanzo un golpe que le hizo sonar como un aplauso al impactar en el brazo de Lee, haciendo que este soltara un agudo quejido – ¡¿Acaso pretendes decirme que siempre serás un ser débil sin importar lo mucho que te entrenes?! – Lanzó otro golpe, y esta vez sacudido el cuerpo del Cheetah – ¡¿Acaso no deseas ser el Guerrero que siempre soñaste ser?! – Otra golpe, y esta vez lo agitó con mucha más fuerza, rompiendo su defensa – ¡Vamos! ¡Dime que aun deseas ser más fuerte, Lee! – No se contuvo con su ataque, a pasar de que los intento de su aprendiz por bloquear sus ataques son insuficientes Tai Lug no tiene intención de deberse – ¡Dímelo, Lee! ¡Dímelo! ¡DÍMELOOOOO! – El poderosísimo ataque lateral de dos puños del Leopardo dieron de lleno en el pecho y rostro del Lee, la fuerza fue tal que lo lanzó volando hasta impactar por una piedra.

Cayó al suelo, casi inconsciente, con la cara mirando al cielo mientras que la sangre de su pecho se desliza suavemente por sus músculos. El dolor le hizo soltar un profundo quejido y en el momento que abrió los ojos sus sorpresa se hizo notable cuando se encontró con sus Maestro, mirándolo desde arriaba.

–Que decepcionante– expuso su Maestro y antes que Lee hiciera algo el Leopardo levanta levemente el pies y sin previo aviso lo aplasta directamente en el pecho. La sangre salió de su boca cargada de un alarido chillante que se extendió desde los más alto de de aquel momento. El Cheetah, desesperadamente intento zafarse de aquella aplastante fuerza, pero a pesar de sus intentos ni siquiera logra moverlo un solo centímetro, más sangre comenzó a expulsarse cuando Tai Lung a rosarlo, abriendo aun más las heridas y el grito de dolor se intensifico aun más. –Eso es, Lee. Grita, grita todo lo que quieras. Al fin y al cabo eso es lo único que sabes hacer bien. Lo único que haces en los momentos donde puede hacerle frente al dolor y la agonía mientras todos mueres a tu alrededor. – Los ojos de Lee se abrieron a su máxima expresión, mientras que choca mirada con la de su Maestro – Así es, Lee. Tú dejaste que todo muriera aquellas noches. Y todo porque no fuiste lo bastante fuerte para defenderlo. Lo que has hecho fue enterrar la cara en la tierra mientras todo suplicaba y corrían por tu vida. Con que el mejor Guerrero de todo los tiempo ¿Eh? Menudo medida patraña. – Lee negó moviendo la cabeza de lado a lado mientras intenta inútilmente librase. – ¡Acéptalo! Los dejaste morir ¡Por culpa de tu debilidad! No eres nada. No. Eres menos que nada ¡Menos que nada! –.

Los recuerdo de Lee despertaron mostrando aquella escenas que ha vivido a carne vida, la muerte del ganso que trato de proteger, los ojos muerto que su maestra Leona, la forma en cómo degollaron a sus seres más queridos en frente de él y sin que puede hacer nada, pero sobre todo el fuego… las sonrisas de los bandidos…. Y la sangre. Esos tres últimos se hicieron más presentes en su cabeza hasta revivir aquella sensación.

La furia y desilusión se ve reflejado en el rostro del Leopardo Blanco, creyendo que podría ver por fin a su aprendiz en el ser que tanto esperaba desde de todo lo que le había hecho pasar, después de ver su asombroso progreso en el entrenamiento, pero al final todo eso fue una nube de humo, el combate real a dejado ver quien es realmente ahora. Ya no ha mas razón para continuar con todo eso y dejar ser clemente con él ahora que lo tiene en una difícil situación, solo queda aplastarlo un poco más fuerte para romper los huesos de sus torso para que así aplaste su corazón.

Pero algo lo detuvo en seco, algo que no había previsto. Las manos del Guepardo comenzaron a sujetar su pierna, pero esta vez con una inesperada fuerza para el Tai Lung.

– ¡¿Pero como…?!–

El Leopardo casi pierde el equilibro al escuchar los bufido del felino, su intento por librarse de la fuerza de Tai Lung lograron hacer retroceder lentamente la pierna sobre él. Aun sorprendido, el Leopardo Blanco soltó una rugido, empujándose con su cuerpo sobre el de su aprendiz, haciendo que este soltara un bufido más fuerte. Entre el forcejeos y rugidos Tai Lung echo una mirada al rostro Lee que se ha tornado como él una fiera, exponiendo lo dientes y soltando agudos gritos mientras su cuerpo se agita incontrolablemente, sacando fuerza de donde le es posible para librarse de una vez. Por un momento creyó que no aguantaría, que serie breve, que acabaría con él como lo tenía planeado, pero sin importar cuanto lo intenta su fuerza no es suficiente, y cada segundo que su furia va creciendo parase que su fuerza hace lo mismo, lo puede sentir en su pierna cuando la manos de su aprendiz empezaron a presionarlo mas y mas fuerte.

HYYYYYAAAAAAAAA!

Logró librarse, empujando a Tai Lung con tal fuerza que lo lanzó arriba a uno cuantos metro, como si él mismo hubiera saltado, pero no. Entre giros logro recobrar el equilibro cayendo al suelo sin problemas. Y en el momento en que echó la mirada al frente, sus ojos quejaron perplejos, aquella sensación de frio volvió en como si lo hubiera con una cubeta de agua helada. Pero ahí está, igual que aquella noche que dio comienzo a todo esto. La mirada de Lee, cargada de una intentos odio, soltado chipas como el impacto de un relámpago y mirando fijamente a su Maestro. Por fin, lo consiguió, la transformación, el ser beligerante con el que tanta ansia quería ver, solo esa expresión basta para recordar el momento que en que descargo todo su poder en la inmensa roca con su propias manos.

Sonrió, complacido, por fin se dará comienzo a la verdadera prueba final. Haciendo un gesto de mano, citándolo a atacar de nuevo basto.

Sin contenerse y manteniendo su expresión se lanzo ala ataquen, a una velocidad que le hizo levantar el polvo. Al dar un salto directo ataco de nuevo con una veloz patada voladora, Tai lung lo recibió de lleno protegiendo con sus ante brazos, pero esta vez la fuerza que tal que lo hizo retroceder a unos pocos metros haciendo que sus pies rasparan la tierra formando surcos. Aun el Leopardo rechazo al Guepardo lanzando por lo aires, pero al caer al suelo nuevamente se impulso directamente a su él con un golpe directo que esta vez lo bloqueo con la palma abierto, el impacto se escuchó igual que fuerte aplauso que se extendió por la alrededores sobre la cima de la colina. Continúo atacando, en patadas y golpes en combinación mientras que se limitó no solo a bloquear cada ataque, sino también a mirar con una sonrisa la nueva cara de su aprendiz, como si quisiera inmortalizarla en su memoria, lo puede sentir, en cada golpe cargado con un grito estridente y en sus movimientos que cada vez se hacen más rápido y arriesgados, lanzando patadas giratorias en saltos y en el suelo, tratando de hacerlo caer. En un intento por frenarlo el Leopardo lanza un golpe directo al Guepardo pero logra esquivarlo agachándose, dándole vía libre para atinar finalmente un poderoso golpe de gancho directo al mentón de Tai Lung, con tal fuerza que hizo que Lee se elevara pocos metros centímetros al suelo, creyó tener la ventaja ahora de su lado pero en un abrir y cerrar de ojos el Leopardo Blanco se reincorporo, golpeando de lleno de lleno al estomago de su aprendiz, el impacto le hizo escupir saliva acompañado de un grito ahogado, empujándolo y revolcándose nuevamente en el suelo pero recupera el equilibrio en un instante.

Se miraron fijamente, con el seño arrugado a unos cuentos metro de distancia mientras ambos se reincorporan levemente.

–Necesitaras algo más que un golpe de suerte, Lee – Dijo su Maestro al tiempo que logra mantenerse sostenerse de pie. La tensión se está acumulando en su sangre y ambos los saben, sus miradas chocaron, observando detenidamente cada leve movimiento, como si trataran de anticiparse al siguiente ataque. Lee movió su cabeza de lado asiendo tronar su cuello y Tai Lung hizo lo mismo con sus dedos al formar puño. Cuando los dos felinos dieron el primer paso se lanzaron nuevamente al ataque a gran velocidad. Soltaron un rugido justo antes de que sus puños choquen y su furia estallara en un feroz intercambio de golpes. Lo que había empezado como un combate desparejo se torno en una lucha entre dos fuerzas tan igualadas y equilibras que cualquier error puede cambiarlo todo. No recordaba cuando fue la última vez que había luchado así, tal vez con su encuentre con los 5 Furiosos en el puente o en el palacio de Jade con su mismo Maestro, y padre, pero si de algo está seguro es que nunca había experimentado algo así, ver y sentir todo esa rabia desatada, como algo salvaje, primitivo, casi fuera de control, a pesar de tener ese pensamiento en el combate en su rostro solo se le nota gran placer pensar en eso.

En una rápido movimiento Lee lanza un ataque con el codo pero es detenido en seco por Tai Lung que contraatacando con cabezazo directo en el rostro Cheetah logrando aturdirlo pero no contuvo ahí, su mano sujeto el rostro del Guepardo, lo levanta y lo lleva a gran velocidad, estrellándolo brutalmente contra uno de los grandes pedrusco. Aun manteniéndolo sujeto y aplastándolo contra la gran roca lo golpea una, dos, tres, cuatro veces en el estomago haciéndole soltar quejidos ahogado.

Antes de darle el quinto golpe Lee contra atacar con una patada directa al él mentón, lo que lo aturdió por un momento pero al disponerse a retomar el castigo recibe dos golpes más de patadas y a la tercera uso logra zafarse atacando directamente con sus dos pies. El Leopardo lleva su mano a su rostro para sentir un intenso dolor y como la sangre fluye en sus fosas nasales. Miro a su aprendiz, furioso, con un hilo de sangre que sale de su boca mientras que intenta ponerse de pies. Avanzó, lanzando como una fiera y soltando un rugido, pero antes de pudiera tocar a su aprendiz este se levanta rápido y se lanza sobre él y al sujetarlo de sus torso, sorpresivamente lo empuja a gran velocidad, cargando el cuerpo de Tai Lung con toda su fuerza y al estrellarlo contra otro pedrusco el Guepardo suelta una serie de ataque de patadas rápidas al estomago de su Maestro, la piedra empezó a dar paso a una serie de grietas que poco a poco se van expandiendo a cada golpe que recibe el Leopardo.

Una poderosa y rápida patada, cargada con un grito fúrico se hunde profundamente en el estomago del Leopardo, empujándolo y haciendo que se destruya de la roca detrás de él, elevando una densa polvoreada de tierra. El Cheetah retrocedió lentamente, jadeando mientras se apoya en sus rodillas y se limpia el sudor de su frente. Sus ojos giraron en dirección a aquella polvoreada, pero antes de que se preguntara que si por había ganado, una piedra sale volando de aquella niebla marrón a gran velocidad, reacciono a tiempo, esquivando aduras penas el proyectil que termino por rozarle el rostro. Al recuperar la compostura volvió a mirar en donde yace oculto Tai Lung y dos piedra mas salieron despidas a Cheetah, logra esquivarlas, pero al salir otra tres esta vez las destrozó usando sus puños y pies. Al cuarto taque vino carago esta vez de una mucho más grande, tanto como para no poder esquivarla a tiempo, respiro hondo, y se encaro ante ella, haciéndola estallar en pedazo con un formidable patada, pero cuando la él restos de piedras empezaron a esparcirse revelaron a Tai Lung que ataco directamente al rostro de su aprendiz, haciéndolo retroceder, revolcándose en el suelo.

El poderoso Tai Lung camino lentamente en dirección a su aprendiz, que levemente se levanta del suelo. se detuvo, cuando este logra mantenerse de pies, ambos intercambian miradas amenazadoras, con el ceño fruncido mientras que su cuerpos empapados de sudor hacen reflejar los intensos rayos del abrazador Sol. Cuando ambos soltaron un grito de guerra al mismo tiempo se lanzaron al ataque, explotando nuevamente su fuerzas sobre el otro.

El sonido de cada impacto, semejante a una bofetón o al de un duro choque de palmada, se extendió desde arriba en la cima hasta llega como una explosión, la todo los escombros de piedra se estremecen por cada golpe que reciben ambos Guerreros, el suelo lentamente comienza a resquebrajarse formando fisuras. Ambas fuerza están sorprendentemente equilibrada, cada ataque que no vacila en ningún momento, cada complejo movimiento que solo los Guerreros o Maestros avanzados del Kung fu logran hacer a la perfección, y aun que por un momento la intensa lucha comienza a verse desequilibrada un inesperado giro vuelve a cambiar las cosas, equilibrando en una intensa lucha en donde hay mucho mas en juego de que se puede ver a simple vista.

Llevando su cuerpo y su mente al límite en cada ataque, manteniendo su fortaleza ante la adversidad, dando el todo con todo sin mostrar ni un solo momento de flaqueza, esto ya no es una lucha entre Aprendiz y Maestro, sino ahora entre dos seres beligerantes.

Y por, ambos dieron el golpe cuando ambos puños pasaron de largo, atinando de llenos en el rostro en sus rostro. Ambos salieron despedidos, separando totalmente, llevando al borde del precipicio.

Ambos jadearon y dejaron caer abundante sudor al suelo, a pesar de que cuerpo se muestra exhaustos no parece demostrarlo en su rostro, sobre todo cuando volvieron a chocar mirada, pero no amenazantes, no furiosos, esta vez es muy diferentes, no ninguna pequeña facción en sus rostro que muestren emoción alguna, como si supieran lo que l otro está a punto de de hacer.

Tai Lung, el Guerrero más famoso y temible que jamás se haya conocido en toda china, comenzó a reír entre dientes, dibujando una sonrisa en su rostros, pero una totalmente diferentes a las que Lee había visto. Dejo de reír, pero aun manteniendo aquella sonrisa.

– ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar, Lee? – Pregunto su Maestro, en tono confiado, aun su aprendiz no contesto directamente o no parece haber reaccionado antes aquella pregunta, lentamente comenzó a arrugar el ceño, al igual que cada facción de sus rostros, exponiendo los dientes, como si algo dentro de él hubiera reaccionado, despertado –¿Podrías mostrarme… hasta dónde estás dispuesto a llegar? –

La expresión salvaje del Guepardo se fue como llego, al igual que el jadeo de ambos, y sin mantener su posición defensiva comenzaron a caminar, directamente frente al otro, sin titubear. Al mismo tiempo, sus manos formaron puño de nuevo, haciendo crujir los huesos, ambas miradas se mantuvieron fijas, chocando entre sí como dos relámpagos. Lo que había comenzado como una caminata lentamente se convirtió con un trote suave, hasta que ambos empezaron a correr, restando mas y mas distancian, continuaron así, hasta que los dos aumentaron aun más la velocidad usando sus cuatros patas, y más… y mas… y más.

En ese instante, cuando los metros están a punto de convertirse en centímetro, atreves de los ojos de ambos felinos el tiempo comenzó avanzar muy lentamente. Al mismo tiempo se abalanzaron, no como animales, sino como luchadores, preparando todo lo que tienen en un solo ataque, usando sus puños derechos, los metros lentamente comenzaban a transformarse en centímetro, el primer ataque lo dio el mejor Guerrero de esta generación, Tai Lung, provechando la gran ventaja de su alcance logra atinar primero, y esta vez sería la definitiva que acabaría con todo esto, ya había visto todo lo quería, ya no tiene más razón para continuar con esto… Pero.

Sus ojos se abrieron, de par a par, impresionados ante lo que no había anticipado, su ataque fue, inesperadamente evadido, antes la velocidad inigualables del Guepardo Lee, pasándolo de lado, aduras penas rosándolo, dándole vía libre para…

Toda su fuerza, su rabia, canalizado en su puño derecho, sus ojos despidieron gran fulgor azul intenso, soltó un poderoso rugido que solo se le puede compara a el de una Dragón, y cuando descargo todo en un único punto todo se oscureció.

5

Oscuridad y silencio, tan absoluta como nunca se había imaginado en su vida, como si todo se hubiera cubierto por un inmenso velo de sombras, solos profundos latidos de su corazón resonaron en sus orejas, al igual que tambores, casi igual como había ocurrido cuando aceptó el trato de aquel que le había salvado la vida, y había jurado llamarlo Maestro, por un momento creyó que ese sonido desaparecería, aquel intenso sonido comienza a disminuir, pero paso había escuchado un último latido tan fuerte y profundo que le hizo sacudir los huesos. De nuevo el silencio, igual de absoluta como la misma oscuridad, importa cuando lo intensa no hay nada que puede distinguir al horizonte, ni una insignificante luz.

Pero algo sucedió, mejor dicho, algo pudo escuchar, algo muy diferentes a los latidos; goteos, goteos que caen del suelo.

Lentamente el gran velo de sombras comenzó a disiparse, como pintura ante el disolvente, mostrando antes los ojos de Lee el inconfundible color y aspecto de la misma tierra agrietada en la que había luchado.

Y antes que de pudiera formularse cualquier pregunta una color apareció de repente cayendo en el suelo, un color carmesí sin igual que había marcado considerablemente al pobre Lee, cayeron un… dos… tres gotas mas, cuando lentamente empezó a levantar la mirada manchas y líneas que aquel intenso color en su brazo, deslizándose suavemente, manchando aun mas su pelaje. Pero cuando su mirada se dijo al frente, la sangre se congeló y sus ojos se contrajeron profundamente ante la escena que él misma había provocado.

El extremo de su brazo, atravesó literalmente el estomago de…

Sus ojos, aun manteniendo la impresión si echaron un visto arriba a aterradora e irreal escena que solo puede existir en sus pesadilla, pero no es una pesadilla, se habría despertado de inmediato, pero lo de eso que está despierto. Ver en lo que ahora se ha transformado el rostro del Gran y poderoso Leopardo Blanco. Su sonrisa de orgullo se transformo en algo indescriptible, bizarro, tétrico, la sangre que sobre sale de su boca mancharon sus dientes y sus barbilla. Cuando miro al Guepardo, con unos ojos casi muertos, este estremeció y le erizo todo su pelaje.

–Muy… Bien… Hecho…Lee– su voz se torno forzada, casi ahogada. Levantó la mano y sujeto el brazo del Guepardo perplejo, al moverlo, más sangre comenzó a salir de las heridas, Lee no podía nada más que ver, no sabe qué hacer, su mente está dispersa sin hacerlo reaccionar. Cada centímetro que va sacando su mano, cada rose de cada visera que toca con sus dedos y los quejido ahogados del Leopardo alterando aun mas su mente y abriendo aun mas los ojos ante la impresión, como si aun tratara de procesar lo ocurrido. Pudo verlo, su mano, empapada de sangre negra y roja, goteando ahora sombre una gran mancha densa y desagradable. Cuando el Leopardo soltó un grito gutural por fin saco por completo la manos mano de su aprendiz, y Lee, con asombro y espanto se fijo no haba mantenido la forma del puño como él esperaba, todo lo contrario, sus dedos se mantuvieron extendidos, firmes, pero sobre todas las cosas, se percató de algo, algo que lo enmudeció de la misma forma que había pasado en el entrenamiento. Sus garras, volvieron a salir nuevamente, sin que fuera consciente de ello, antes le había salvado la vida, llenándose de lodo en una tarde lluviosa, pero ahora están goteando aquel denso liquido vital.

– Finalmente…– habló Tai Lung, débil, casi agonizando con sus últimos alientos, cubriendo su profunda herida con las manos y el cuerpo erguido y mantenido su sonrisa. –Lo has conseguido… jaja… has demostrado que eres… Radical– al intentar dar un paso al frente, su cuerpo se desplomó en el suelo cayendo de espalda, soltó un alarido, despidiendo sangre de su boca al toser su respiración se agitó aun mas, ya no le queda más fuerzas para ponerse de pies, solo unos cuantos aliento de vida antes de que todo se acabe… y los aprovecharía muy bien… aquí…. Ahora. –Lee… Lee… a…cér…cate…Por favor– a pesar de que su voz ser torno débil, Lee lo escucho perfectamente, al principio dudó, pero obedeció de inmediato, tal vez impulsado por la compasión o la culpa. Se acercó a él, precavidamente, ya estando frente al cuerpo moribundo del Leopardo ambos se miraron fijamente –Acércate… un poco mas– Lee asintió con la cabeza, y al caer de rodilla el brazo Tai Lung se levantó, sujetando suavemente la nuca el Guepardo y lentamente hacer el rostro de Lee al suyo, para hablarle justo en la oreja. – Ahora… eres mucho más poderoso de lo que fuiste antes. Has demostrado…. ser un aprendiz digno…. de mi y de mostrar…. Tu verdadero…. Potencial…. Ahora te toca a ti…. Lee – un quejido lo interior, presionó aun mas las heridas con la mano, conteniendo insoportable dolor, pero a pesar de sus intento no le es posible contener la el flujo sanguinolento – Eh cumplido mi parte del trato…. ahora es tu turno de hacer algo por…. Mi. Tienes que ir…. al Valle de la Paz…. Y dirigirte al palacio de…de…. Jade– De nuevo el alarido lo interrumpió, y esta su boca expulso más sangre – Al llegar ahí…. Tienes que enfrentarte a…. los Cinco…. Furioso…. Y a su Maestro…. Shifu…. Enfréntate a ellos… y…. y…. Acábalos…. Des…. truyelos…. Aniquílalos…. A todo ellos…. sin ningún tipo de compasión…. Sin mostrar honor…. ni piedad ante ellos…. – No podía creerlo, simplemente no. Esto debería tratarse de una absoluta broma, una broma que solo hace lo que ya agonizan, pero cada palabra fueron articuladas perfectamente sin notar en ningún momento el vacile a pesar de la dificulta, al intentar alejarse del Leopardo este lo sujeto de la nunca con firmeza, acercándolo aun mas –Pero… sombre toda las cosas…. quiero que te encargues…. personalmente de aquel que….. Que se hace llamar…. El… Guerrero…. Dragon… quiero que…. Lo hagas pedazos…. Que lo haga…. Sufrir…. Lentamente…. Que suplique por su…. Vida…. Pero no te dejes engañar….. No te confíes… No es lo que… parece…. – lo acercó aun mas, hasta tal punto que pudo sentir su débil respiración – Él…. Él es un….. Un….. Un…–.

Aun que no quería escuchar mas, la intriga por saber que es el ese Guerrero Dragón realmente, de porque tanta prioridad. Pero en el momento que en sintió como la manos de su Maestro lo va soltando miro desde el rabillo del ojo al tiempo para ver como el gran brazo del Leopardo se desploma cayendo al suelo. Lentamente se volteo, para mirar el rostro Tai Lung, y escuchar como lentamente se deja salir su aliento, el más largo y profundo, sus ojos permanecieron perplejos, inmutables, fijados en los ojos azules de Lee como si tratara de memorizarlos, sus visión empezó nublarse, todo cuanto lo rodea comenzó a desaparecer en una creciente, fría y silenciosa oscuridad total…. Finalmente todo acabo cuando sus ojos se cerraron, una última vez.

6

No supo que pensar, ni mucho menos que decir, aun que escarbara en lo más profundo de él para buscar las palabras adecuadas, ni siquiera acompaña de una despedida o unas simples gracias, aun que no se lo mereciera. Solo tuvo la suficiente bondad y modestias para cubrir su cuerpo con los escombros de piedras que habían dejado tras su enfrentamiento mientras comienza la segunda hora al Sol para terminar su trabajo y darle paso a la noche.

Lee permaneció en silencio. Frente a un pequeño montículo de rocas en donde yace ahora el cuerpo de Tai Lung, el aprendiz e hijo del Maestro Shifu, su Maestro, Después de todo lo que había pasado, de todo lo que había visto y vivido, permaneciendo a su lado, si siquiera saber nada de su pasado, aun que eso daba igual, de seguro que para él Lee también es un desconocido que lo único que tenían en común era el Kung Fu, pero eso ya no importa, nadie merece ser dejado y olvidado, permitiendo que el tiempo termine de descomponerlo y ser presa de cualquier carroñero.

El Cheetah echo un vistazo al horizontes, sabiendo que caería la noche en menos en lo que espera, volvió a mirar la tumba, en señal de ultimo. Retrocedió dos paso y se di vuelta, prosiguiendo con su camino llevándose su chaleco de Kung fu en la cintura del pantalón, no se atrevió a tocarlo con la mano llena de sangre coagulada, ni mucho menos ponérselo ya que su pecho podría mancharlo con la herida y llevándose a la mano el segundo odre, vacio ya que había bebido el resto del agua y ahora lo usaría para llenarla de agua después de termine de salir de aquí.

En el momento en que comenzó a bajar no tuvo la menor idea de que hacer a partir de entonces o de dónde ir, o de los peligros que podrían asechar ahí afuera, aguardando que en cualquier momento el baje la guardia atacando cuando el menso se lo espere igual que una cobra oculta en el rincón más oscuro. De per algo si está seguro, y eso es algo tendría en cuenta en todo momento, sobre todo al intenta reconciliar el sueño.

Ahora está solo.

7

Al principio pensó que bajar el monte sería mucho más sencillo que subirla, que equivocado estaba, a pesar de que tener que hacer tanto esfuerza como el que había usado para escalar y no tener el abrazador sol sobre él supo en ese instante el nuevo peligro que se enfrenta ahora, el sendero cubierto de tierra es muy traicionero, un solo resbalón un solo paso traicionero bastaría para hacerle caer hasta el fondo. Lenta y precavidamente, pisando firme y seguro, sujetando de lo sea. Solo mantener ese ritmo el tiempo suficiente hasta poder llegar a las escaleras.

Trago saliva, el camino deformado y la superficie rígida no le guarda clemencia ni tregua, sabe que la trampa se presentaría en menos que él lo espere, pero no le queda otra alternativa, es el único camino que le permitirá salir de una ver por toda de ese infernal lugar para nunca más volver.

Se detuvo, una sonido inquiétate le atrapó la atención, al mirar la superficie se fijo en un fisura en frente del, por un momento se alivio pensado que era algo más, pero luego volvió a ese cuchar ese sonido de cruje, se fijo que se formo otra fisura pequeña, más seca de su posición, luego otra, pues una tercera, cuarta y quinta, cuando todo comenzado se unieron al expandirse el Cheetah intento moverse rápido para evadirla, pero fue tarde, el sendero se desplomó debajo de él y al igual que había paso antes, el tiempo comenzó a ralentizarse a medido que iba cayendo, mirando la forma de cómo iba hacer alejándose del monte, casi como si estuviera creciendo.

Sabía lo que pasaría después… y no temió en cerrar los ojos esperar lo inevitable