Disclaimer: Por medio del presente escrito, dejo constancia de que no poseo derecho alguno sobre el libro Harry Potter, incluyendo productos derivados del mismo (Películas, merchandising, música, etc.). Renuncio por medio de este escrito a cualquier intento de adueñarme de dicho libro o argumento, sin alterar ninguno de los mismos para mi propio beneficio, obedeciendo derechos de autor pertenecientes a J.K Rowling.


Entre las costillas
Capitulo 0

Regalo sorpresa

¡Oh, cuanta envidia me despiertan los sinsabores de este mundo!
Daría mil tesoros, mil reinos, solo para sentir la desdicha
De un amor no correspondido, la insatisfacción perpetúa
Y una garganta sedienta clamando por cerveza.

Miranda Cerrillo, poetisa de cafetín*

Era un San Valentín cualquiera en Hogwarts, con la típica alegría y algarabía de los enamorados.
Todos muy felices, todos muy contentos y alegres… bueno, salvo alguien

─ Besuqueándose en los pasillos como unos cualquiera. ¿Qué se creen que es esto? ¿Un zaguán? ¡Sálganse de acá, malandras, y veinte puntos para Ravenclaw por este acto indecente!

Si, Severus Snape estaba furioso. El día de San Valentín era el día que mas odiaba luego de Navidad, Hallowen, Día de la Primavera, invierno, otoño, verano, fiesta de la vendimia y demás fiestas y carnavales estupidos que se le ocurrieran.
Para kermeses y ridiculeces, estaban los muggles, no los magos.

Y aunque tenia que reconocer que la fiesta del bagre era una festividad bastante graciosa, llena de gente disfrazada de pez, eso no quitaba que fuera estupidamente…estupido.

Muy a su pesar, tanta guerra y peligro le habia quitado el entusiasmo de siquiera buscar a alguien o algo que lo entretuviera, aparte de hacer pociones, ser torturado por Lord Voldemort, estar mas solo que un perro sarnoso, y demas cosas divertidas y llenas de entretenimiento para toda la familia. No, no es que el fuera un amargo, ¿Cómo la gente podia pensar eso?...

"La gente es simplemente estupida, Severus…no piensan en nada." Pensaba para sus adentros el mago mientras caminaba por un pasillo y pateaba a la gata del conserje. "Pero ella, ella es tan maravillosa, tan dulce, tan inteligente y única… Si serás vejete, que ahora te enamoras de alguien mas joven que tu porque estas mas solo que una arveja y desesperado. Seguro que es eso, seguro que estas tan necesitado de afecto mental y físicamente que te agarraste ante lo primero que te pareció más femenino que las cosas que tienes por mujeres cerca…sin contar a McGonagall, quien cuenta como tu abuela casi. Pero ella te quita el sueño, te hace un completo idiota… ¿Seguro, gran Severus Snape, que no te tomaste Amortentia mientras te emborrachabas la otra noche en tu soledad?"

Pero el maestro alquimista estaba pensando en realidad en una persona. Y de paso seguia pensando si no habia tomado alguna pocion de amor en algun momento mientras tomaba anoche.

No quería confesarlo (Dudaba que si lo dijera alguien le creería) pero hoy había hecho algo que en años jamás había realizado: Envió un regalo. Un regalo decente.Por lo general a Severus no le gustaban este tipo de cosas. Podrían buscar un hombre tan amargo, agresivo, despectivo, sarcástico, enojón y cerrado como el, y seguramente ese hombre no lo seria tanto comparado con el viejo Severus.
Los regalos que daba eran pocos y contados, y casi siempre con un gusto cargado de desprecio. Como un par de medias que recibió Draco una vez con una carta que decía "Para tus pies de niña, maricón".

No, decididamente la dulzura no era algo de Severus Snape. Era mas bien algo ajeno, alienable, despreciable y de ser posible, escupible, de otra gente.
Luego de varios Crucio del gran y espantoso Lord Voldemort, el muy cabeza de chupetín, ya uno se olvidaba del cariño.

Riendose por lo bajo, se sento en la mesa de profesores.

"Cabeza de chupetín. Muy buena Severus…La Gata Loca de McGonagall, la asquerosa Cometierra de Sprout, el Petiso que no llega a la alacena de Flitwick y el Viejo amarrete chupa limones de…"

─ ¡Hola Sevie! Feliz día de los enamorados. ¿Has recibido algo?

Y para sumar su entusiasmo del día, Dumbledore estaba en la misma algarabía que los demás. No, hoy no era totalmente el día para Severus… primero enviar un paquete que dudaba que la persona gustase y que le costo conseguir pues era de otro país, luego ver a toda la gente feliz mientras el estaba nervioso, y ahora un anciano vejete tan feliz como si le hubieran puesto adrenalina o sacarosa liquida en las venas.

Severus podía sentir un gargajo surgir de su garganta para el viejo director, pero se lo trago. No hay que escupir a nuestro jefe en lo posible, y menos aun si era el que nos daba el dinero para vivir día a día…aunque fuera poco.

─ No, y obviamente no voy a recibir nada porque según parece no recibiste el memo. Nadie quiere al profesor Severus Snape ─ Dijo mordazmente el hombre de pelo negro mirando como un perro a Dumbledore. El anciano lo miro con una mezcla de hartazgo y costumbre, y se dedico a seguir comiendo su cordero.

No, nadie podría querer al viejo, amargo, feo, maleducado, sarcástico, maligno, mortífago, desagradable, grasoso, contestador, agresivo, rencoroso, furioso, y demás-cosas-con-oso Severus Snape.
Y si bien a Severus esto le molestaba (¿Acaso el no merecía tanto amor como los demás?), estaba resignado a que fuera así. Sin duda alguna habría gente que lo encontraba atractivo, pero de ahí a agradable o enamorarse, lo dudaba.

Un ruido parecido a una tormenta surgió de los ventanales y una nube de plumas, cartas y garras entraron al Gran Comedor.

Severus buscaba con la mirada a su lechuza Salazar, y la encontró arrastrando un paquete rectangular. Pensó que Salazar tardaría en llegar, pues el regalo era algo difícil de conseguir en el mundo mágico, pero sabía que la persona a la que estaba destinado le encantaría terriblemente.
O eso esperaba.

No por algo se la había pasado semanas haciendo legeremancia como un estupido tratando de descubrir los gustos de la persona.
Y mucho menos se había puesto a buscar desesperado una versión en ingles de dicho libro, lo cual había costado una fortuna más el envío.

Cruzo los dedos, rezando porque el libro fuera del agrado de esa persona que lo tenia desvelado desde hacia unos meses. Rezando para que el libro lograra lo que en meses o años el no había logrado.

Mientras Severus pensaba todo esto y espantaba lechuzas llenas de cartas rosas por parte de alumnas que tenían el descaro de intentar coquetear con el profesor, una lechuza de color oscuro aterrizaba en una mesa del Gran Comedor delante de tres personas, dos de las cuales discutían acaloradamente.
La risa de Dumbledore mientras una de las lechuzas se estrello en la cara de Snape se escucho por todo el salón, seguida luego por la risa del profesor de pociones al arrojarle una lechuza aleonada al anciano director, tirándolo de la silla.

─ Hermione, creo que esta lechuza te esta buscando.

La joven miro a Harry, y luego a la lechuza. El ave estaba delante de ella, mirando impaciente a Ron y a la joven, como si no tuviera tiempo para sus chiquilinadas humanas. Y llevaba un gran paquete cuadrado debajo de ella.

─ Te pareces al asqueroso murciélago grasiento de Snape, pajarraco. Anda, vete y déjanos ver el paquete ─ Como respuesta a este descaro, la lechuza empezó a picotear y arañar a Ron mientras Hermione tomaba el paquete entre sus manos.

Para las manos de Hermione, tan acostumbradas al pastoso tacto de las hojas de libros, el duro cartón de las tapas trabajadas con esmero, y el peso extrañamente pesado pero ligero al mismo tiempo de un libro, el paquete se revelaba como una nueva lectura dispuesta a abrirse.
Abrió el papel, sintiendo la mirada tanto de Harry, como de Ron, y la de unos ojos negros escondidos entre las plumas de las lechuzas.

Un libro pequeño, del cartón de los libros del Londres muggle, y con ese olor extraño de la tinta moderna, saludaba la vista de la leona. Su titulo era simple.

Bar del Infierno

Por Alejandro Dolina*

La portada era muy simple, una especie de cafetín oscuro y complicado. Obviamente Hermione desconocía tanto al autor como al titulo, pero cuando abrió el libro y miro la primera pagina, sus dudas eran otras, mas nuevas e interesantes.

Escrito con pulcra letra verde oscuro, se encontraba un mensaje.

Para la leona que derriba mi voluntad

Y me transforma en un simple cordero ante sus labios

S.S

Según parecía, ese no iba a ser un día como cualquier otro.

Mientras Hermione miraba las letras, tratando de descifrar de donde podría haber visto esa letra, un hombre de pelo negro tragaba saliva y se mordía las manos mientras un anciano trataba de levantarse del suelo con una lechuza por sombrero.
La lechuza oscura, luego de ver su trabajo realizado, despego y se fue volando, no sin antes picotear con fuerza la nariz de Ron y pegarle con un ala a Harry.

Si hay algo que Salazar odiaba, era a los niñatos, y mas aun cuando insultaban a su amo.


Nota de Autora

Tengo que escribir mas seguido, y preferiblemente no enferma. Pierdo la inspiracion y hago chistes a rolete.

Bueno, un Severus Snape/ Hermione Granger. Me gusta esta pareja.

El tiempo es durante el cuarto libro, y el próximo capitulo (que escribiré cuando se me pase la gripe, porque cuando estoy enferma escribo SANDECES) va a explicarse porque Snape manda un libro a Hermione. Ah, y si, hay humor aca. Les recomiendo imaginarse las escenas, porque aun no las dibuje.

*Alejandro Dolina es un autor/músico de Argentina, y entre sus obras cumbres se encuentra "El Bar del Infierno", aunque la obra mas codiciada por los lectores de Dolina es y será siempre el difícil "Crónicas del Ángel Gris", un libro del cual no hay re ediciones y solo se consigue buscando arduamente entre librerías. Decidí que Hermione recibiera el libro "Bar del Infierno" porque es uno de los mejores libros, y cuadra bastante con la personalidad de la joven y de Snape en varios puntos.
Dudo seriamente que haya traducciones a otros idiomas de los libros de Dolina, pero para este texto hay una traducción al ingles, la cual Snape le hace llegar a Hermione. No tendría sentido que la joven recibiera un libro en español siendo ella inglesa, porque no se si recuerdan, pero HARRY POTTER SUCEDE EN INGLATERRA.

*Y si, el poema del principio es mio. Lo escribi para un proyecto del colegio y me encanto. Saludos.

Kali Orionstar