Hola! Bueno ES IMPORTANTE QUE LEAN ESTO: éste será un songfic… se me ocurrió la idea de que mientras lean el capítulo vayan escuchando una canción que les recomendaré.

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Rosalie's POV

Mi nombre es Rosalie Hale. Tengo veintitrés años. Me acabo de recibir de Ingeniería en mecánica. Oficialmente llevo casada tres horas. ¿Con quién? Él es Emmett Mc Curty. Mi novio de toda la vida. Nos conocimos en la secundaria. Ambos de quince años. Éramos unos niños pero teníamos una fuerte conexión. Nos fuimos conociendo de a poco, y cuando cumplimos diecisiete, formalizamos nuestro amor. Él jugaba rugby para el colegio y yo de vez en cuando lo animaba como porrista. Fuimos una de las parejas más populares en el colegio, pero eso no era el motivo por el cual estábamos juntos. Nos amábamos con locura. Era mi primer y último amor. Luego entramos a la universidad. Él estudiaba en la facultad de literatura, mientras que yo en la de ingeniería. Estábamos a unos quince minutos de distancia, así que nos veíamos con frecuencia.

Él es mi primer mejor amigo, mi primer amor, mi primer amante. Y ahora era la flamante señora Mc Curty. No podía estar más feliz.

La boda fue increíble. Toda nuestra familia y amistades estaban presentes. Yo tomé mi hermoso cabello rubio con forma de tomate. Mi vestido blanco era el más glamoroso que había visto jamás. Mi padre era de buena situación económica así que pudimos costear todo de forma muy lujosa. Mi madre nunca estuvo muy de acuerdo con mi relación con Emmett, ya que él no era de una familia muy acomodada. Pero a mi eso no me importaba. Él era todo lo que yo quería y necesitaba.

La fiesta aún seguía cuando nos fuimos. Tomé mi convertible rojo, adornado con cintas blancas. Me disponía a manejar pero Emmett insistió en hacerlo él. Nos despedimos de la multitud y tomamos marcha por la carretera.

-Emmett, no puedo creer que estemos casados.

-Oh mi vida… mi sueño se hizo realidad. Te amo. – decía lanzándome un beso.

-Yo también.

Mientras decía eso se me quedó mirando. Y entonces, todo pasó muy rápido. Dos grandes luces y una bocina estruendosa se hicieron presentes en ese momento. Pude ver todo como en cámara lenta. Emmett tomando el volante lo más rápido que podía, luchando por evitar chocar con el camión que teníamos en frente. Logró esquivarlo pero al momento de hacerlo caímos por un barranco. Yo no llevaba cinturón de seguridad por ende chocaba con todo, mientras el auto daba vueltas sin parar. El airbag se abrió pero no ayudó mucho. Yo salí disparada por los aires mientras que Emmett seguía en el piloto, gritando. Al menos estaba vivo. Al caer choqué con una roca que me golpeó la nuca muy fuerte. Pude sentir como el dolor se disipó y me di cuenta que mi blanco vestido estaba teñido de rojo. El auto al fin dejó de rodar. Quería levantarme y ayudar a Emmett. El carro podría explotar en cualquier momento. Yo bien sabía eso. Pero los parpados se me cerraban. El dolor me dominaba, y no podía mover un dedo.

-Rosalie – escuché su voz lejana. – Rosalie – cada vez tenía más eco.

Me permití hacerle caso a lo que mi cuerpo pedía: cerrar los ojos. Rendirme.

-Quédate conmigo amor – pude sentir su voz lejana, pero tenía el roce de su aliento sobre mi cara. Entonces me di cuenta que él no estaba lejos… la que partía era yo.

-Rosalie… - escuché su voz por última vez. Caí rendida ante ese sueño pesado. A pesar de que quería quedarme ahí para decirle que estaría bien, no podía. Ahora todo era oscuridad, y Emmett, la luz de mi neblina, ya no estaba. Y al parecer, yo tampoco.

Entonces no supe si estaba soñando o era el infierno. Si, definitivamente tenía que ser el infierno. Miles de fotos de mi vida pasaban por delante de mis ojos y se rompían solas. Muchas eran mías y de Emmett. Era como si mi vida pasase por delante de mí y se desmoronara y no pudiese hacer nada. Y cuando las fotos cesaron… llegó una nueva, que se posó frente a mí. Pero ésta no la reconocía, no la había vivido. Era una foto mía y de Emmett en la casa que habíamos comprado para vivir juntos. Teníamos en los brazos a un bebé cada uno y había una hermosa niña de unos cinco años parada al medio. Era rubia como yo pero tenía los ojos de Emmett. La foto era hermosa. Todos sonreíamos. La quería tomar para verla de más cerca. Quería esa foto… Pero no la podía alcanzar. En la oscuridad infinita, la foto se alejaba de mí. Cuando por fin pude tenerla en mis manos, empezó a incendiarse de la nada. Pero no me quemaba. Sólo me torturaba, haciéndose cenizas sin que yo pudiera hacer nada. Si esto era un sueño, quería despertar ya. Si era el infierno, no tenía escapatoria.

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Espero les haya gustado! se viene lo mejor aún…! DEJEN REVIEW