¡¡SOY MEJOR QUE EL!!

Capitulo 1

Kagome caminaba despreocupadamente por una transitada calle de Tokio, mirando sin mucho interés una que otra vidriera en el camino.

- No aguanto el sue… ño – murmuro sin poder contener un sonoro bostezo – hoy no me voy a quedar tan tarde viendo esas películas de terror – agrego para luego frotarse los ojos y al hacerlo miro el reloj que estaba en una de sus muñecas - ¡Hay no! ¡Ya voy muy tarde!

Apuro el paso todo lo que pudo hasta que diviso las enormes rejas que flanqueaban la escuela, se apresuro un poco mas logrando, milagrosamente, llegar a tiempo antes de que las cerraran.

Kagome siempre había sido muy puntual así como buena estudiante, al punto de que sus profesores solían ponerla como ejemplo ante los demás, cosa que la incomodaba mucho.

Además de eso era una joven muy bella, entre sus rasgos destacaban: una piel muy blanca y suave así como unos hermosos ojos almendrados, un largo cabello negro y un cuerpo muy agradable a la vista.

- Justo a tiempo señorita Higurashi – dijo el profesor Naraku quien era su profesor de Matemática.

Kagome le dedico una breve sonrisa y fue hasta su asiento junto a su mejor amiga: Sango.

Sango era tambien muy hermosa e inteligente pero a veces se distraía mucho lo que provocaba que reprobara una que otra vez.

Faltaba aproximadamente media hora para que se terminara la clase y ya casi todo el salón dormitaba mientras que la pequeña parte restante miraba repetidamente el reloj como con la esperanza de adelantar el tiempo con la mirada.

La única que parecía concentrada en lo que explicaba el profesor era Kagome, pero no era precisamente porque le interesara mucho la materia sino porque el profesor Naraku era sumamente apuesto era algo así como su amor platónico, sonrió ante este pensamiento, pero no creía que hubiera otro termino mejor apara denominarlo.

A simple vista se notaba que el profesor era todo un caballero, además de ser un hombre muy inteligente y joven ya que solo contaba con 25 años.

Lo vio tomar el marcador para escribir algo en la pizarra y no pudo evitar que se le escapara otra pequeña sonrisa, cada movimiento que el hombre hacia derrochaba una gran elegancia que contrastaba a la perfección con la seriedad que lo caracterizaba.

El sonido del timbre hizo salir a Kagome de su ensimismamiento, para recoger sus cosas y ponerse de pie. Ahora que se daba cuenta se estaba muriendo de hambre así que se apresuro a la puerta.

- Señorita Higurashi quédese – dijo la voz del profesor desde su escritorio, haciendo que la chica se lo quedara mirando un poco extrañada.

- No te preocupes sango, ve a la cafetería, yo te alcanzo en unos minutos – dijo sonriente a su amiga quien asintió y se marcho del salón.

- Tome asiento – dijo el profesor con un elegante gesto de su mano señalando a uno de los pupitres frente a el. La joven obedeció – Le he dicho que se quedara porque la directora Kaede me ha pedido que la felicite, ya que su promedio, como de costumbre, ha sido el más alto y como recompensa por su esfuerzo: quedara excluida de los exámenes finales.

Kagome lo miro sorprendida pero luego esbozo una gran sonrisa, el profesor también sonrío levemente lo que provoco que la joven se sonrojara un poco ya que era muy extraño verlo sonreír.

- Puede irse ya, debe tener hambre – dijo levantándose y extendiéndole un a mano a la chica, quien se levanto para estrecharla pero cuando estaba solo a unos centímetros de el tropezó y perdió el equilibrio. El hombre velozmente se apresuro a sujetarla por la cintura atrayéndola hacia el para evitar la caída y lo logro, pero esto provoco que sus rostros quedaran muy cerca.

Kagome estaba como hipnotizada mirando los ojos del hombre. Nunca se cansaba de verlos, le parecían tan fascinantes, ya que poseían un color rojo nada común que hacia un contraste mágico con su piel blanca y su largo y ondulado cabello castaño.

Por su parte el hombre tambien la miraba embelezado, como se había sorprendido haciéndolo cada vez más repetidamente en clases… "¡Es tu alumna y tu eres su profesor así que DEJA YA DE MIRARLA!" se reprendió mentalmente para luego soltarla y aclararse un poco la garganta.

- Que tenga un buen día – dijo al tiempo que tomaba asiento elegantemente en su escritorio.

- Hay ya me imagino la pena que debiste pasar – exclamo Sango dándole un gran mordisco a su pedazo de pizza.

Kagome la había puesto al tanto de lo ocurrido cuando se reunió con ella en la cafetería.

- No tienes idea – respondió la chica mordiendo tambien su pizza.

- Y cambiando el tema, ¿ya conociste al chico que te escribe por correo? – pregunto Sango sin quitarle la mirada de encima a su comida.

- No… pero dijo que vendría hoy, al final de las clases, junto con un amigo a conocernos – respondió Kagome nerviosa.

- ¿Conocernos? – cuestiono Sango arqueando una ceja.

- Si, conocernos. Le he hablado mucho sobre ti… y parece que le interesas al otro chico ja ja ja – comento divertida.

- Que cosas dices- murmuro Sango a punto de atragantarse.

- ¡Hola chicas! – saludaron tres jóvenes sentándose a su lado.

- Hola – respondieron ellas sonrientes.

- Mis oiditos captaron que están hablando de otros chicos – Dijo Bankotsu en un fingido tono celoso – no importa de seguro ninguno es tan apuesto como yo ja ja ja.

- Eres un creído Ban – dijo Kagome sonriente

- Y eso que su egocentrismo ha bajado estos últimos días – comento Inuyasha dándole un golpecito en el hombro a su amigo, todos soltaron una carcajada.

Bankotsu lo miro seriamente para luego reír el tambien.

- ¿Cómo les fue en su examen? – pregunto Sango a los jóvenes.

- Supongo que bien – respondió Hakudoshi por los tres.

Bankotsu, Inuyasha y Hakudoshi eran muy buenos amigos de Kagome y Sango y casi siempre se los veía junto a las chicas aunque no estudiaran en el mismo salón.

Además de eso eran considerados como los más apuestos de toda la escuela, mas de una se derretía al verlos pasar incluso ahí, en la cafetería, ninguna de las chicas les quitaba el ojo de encima.

Bankotsu era de piel morena y complexión musculosa, mantenía su largo cabello negro, atado en una trenza. Tenia un rostro muy hermoso al que lo adornaban unos llamativos ojos azules. Era muy simpático y bromista pero al igual que sus dos compañeros era un mujeriego sin remedio.

Inuyasha tenía la piel muy blanca al igual que su cabello, se la pasaba gran parte del tiempo entrenando por lo que gozaba de un cuerpo sumamente atlético, pero lo que sin duda hechizaba a las chicas eran sus hermosos ojos dorados. Inuyasha era muy respetado y odiado por que además de ser muy bueno peleando tenía la costumbre de quitarle las novias a los chicos pero al tiempo nunca tenia nada serio con nadie.

Hakudoshi tambien tenia una piel extremadamente blanca, pero a diferencia de Inuyasha, su cabello era de un color lila al igual que sus ojos, tenía un cuerpo bien formado y atractivo. Y aunque era el mas serio de los tres no había chica que se resistiera a sus encantos.

Los tres chicos tenían 18 años siendo solo 2 años mayores que Kagome y Sango.

Al terminar de comer se dirigieron a clase de Química con la profesora Kikyo, luego a deportes con el profesor Jiten y después a Historia con la profesora Kagura.

- Al fin salimos – bostezo Sango caminando por el patio hacia la salida.

- Si, ya me estaba durmiendo y además Kagura mando mucha tarea no se si tendré tiempo de… - Kagome se interrumpió al ver en la salida a dos chicos en un auto negro y al reconocer a uno de ellos como Sesshomaru, el chico con el que hablaba todas las noches por Internet - ¡¡Sango ahí están!!

- ¿Quienes? – pregunto la chica distraída, pero al ver que su amiga no respondía siguió la dirección de su mirada y los vio.

Las chicas se dirigieron con paso nervioso a la salida. Cuando estaban solo a unos pasos del auto los chicos se bajaron y se pararon frente a ellas.

- Kagome, me imagino – dijo uno de ellos acercándose a la joven y besando su mano.

- Y tu debes ser sango – dijo el otro repitiendo lo echo por su amigo.

Las chicas se sonrojaron a mas no poder ¡¿y como no?! Si eran Guapísimos. El que le beso la mano a Kagome tenia la piel muy blanca, el cabello tan blanco que casi era platinado, unos hermosos ojos dorados que no tenían nada que envidiar a los de Naraku y por si fuera poco tenia un cuerpo extremadamente atlético, si se ponía a detallarlo bien tenia gran parecido con Inuyasha. El otro tambien tenía piel blanca pero no tanto como la de su amigo, su cabello era negro y estaba atado en una coleta, sus ojos tenían un tono azul eléctrico, era musculoso y tambien tenía un pequeño arete que adornaba una de sus orejas. Ninguno de los dos parecía tener más de 24 años.

- Yo soy Sesshomaru- dijo el peliplateado – y este es mi amigo Miroku

- la verdad es que Sesshomaru se quedo corto ustedes son mas hermosas de lo que me dijo – comento mirándolas.

Las chicas no sabían que decir así que solo se limitaron a sonreír.

En ese momento el profesor Naraku iba saliendo en su coche, dirigió su mirada a Kagome y luego a los chicos a quienes miro de una forma no muy agradable deteniéndose en Sesshomaru quien todavía sostenía la mano de la chica.

Sesshomaru y Miroku parecieron no darse cuenta de la mirada que les dirigió Naraku antes de irse y siguieron hablando con las chicas.

- ¿Qué les parece si vamos al cine o a tomar algo…? lo que prefieran – pregunto Miroku.

- No creo que sea posible, es que tenemos mucha tarea y no creo que nos de tiempo de terminarla aun sin salir imagínense si lo hacemos – respondió Kagome un poco apenada.

- Que lastima… entonces ¿podemos llevarlas a sus casas?- pregunto Sesshomaru.

- No es necesario vivimos muy cerca de aquí – se apresuro a decir Sango.

- Tengo la impresión de que nos están evadiendo – comento Miroku entre divertido y apesadumbrado.

- ¿¡QUE!? No, como se les ocurre, pero de verdad no es necesario que nos lleven hoy… quizás en otra ocasión – dijo Kagome sonriente.

Kagome y Sango se despidieron de los chicos con un beso en la mejilla y se fueron en dirección a sus casas.

- Tal ves esa otra ocasión sea mañana… Kagome me gusto mucho y no pienso dejarla ir- le murmuro Sesshomaru a Miroku.

Digo lo mismo de Sango – Dijo Miroku abriendo la puerta del auto y sentándose en el asiento del copiloto, mientras Sesshomaru arrancaba el auto y le subía todo el volumen a la música.