Hola. Esta historia se llama Oblivion (Olvido) y ha sido escrita por una GRAN autora, cuyo penname es SLTora (.net/u/2056651/SLTora) , o para quien prefiera buscar el fic en inglés (www. fanfiction .net/s/5470178/1/Oblivion). Hace unos días le pedí su permiso para traducirla, y, ¡me lo dio!

Planeo traducir todos los capítulos y publicar un cada tres días, si tengo la oportunidad. La historia es, sinceramente, de la mejores que he leído nunca. Así que, los invito a leerla. ^.^


Disclaimer: Naruto no es mío, y esta historia tampoco.


Capítulo uno.

La piedra de ámbar brillaba por su cuenta mientras ella seguía con sus dedos el trazo del kanji grabado en ella. El memorial tenía inscrito en él el nombre de todos aquellos que cayeron en batalla durante la cuarta guerra ninja y que habían perdido su vida en nombre de su aldea. Uzumaki Naruto había sido cincelado por manos expertas en la roca y, para ella, sobresalía entre todos los nombre inscritos en ella. Ese nombre no debería estar ahí, así como el memorial.

—Ha pasado el tiempo, ¿no? — susurró con tristeza, reposando su mano sobre la superficie de la fría roca — Tantas cosas han cambiado, Naruto… Nada parece estar bien últimamente.

Apretó las manos en un puño, lastimándolas, conteniendo el aliento. Sus hombros temblaban como consecuencia de su intención de contener los sentimientos que la arrollaban, forzando a su dolor a retroceder y deteniendo las lágrimas que caían de sus ojos.

No había tiempo para llorar, ni si quiera para recordar a viejos amigos perdidos. No había tiempo para la culpa de las promesas que no habían sido cumplidas, ni olvidadas, ni rotas.

Vivir pensando en el pasado significaba ignorar el futuro. Y todo el mundo decía que su futuro era brillante. Era astuta e inteligente, bella y fuerte. Todo aquello que una buena kunoichi necesitaba ser, ella lo era. Ser una ninja, sin embargo, ser una mujer en un mundo que estaba muriendo con lentitud, Haruno Sakura sentía su futuro todo menos brillante. Para ser sincera, se sentía apagada y desinteresada por todo desde que él había muerto.

Él había llevado esperanza a aquellos que la habían perdido, brindado su calidez a todos aquellos con el corazón frío y todo aquel que había interactuado con él había cambiado para mejorar. Naruto tenía esa habilidad, ese poder. Ningún otro ninja podría jamás tener la misma determinación que Naruto había tenido.

Voluntad de fuego: eso era lo que Naruto poseía. La verdadera voluntad del fuego que aun brillaba, aun si la más brillante flama que jamás había producido estaba ahora extinta.

—¿Sensei? ¿Dónde está? — le llamó la voz de soprano de una chica.

Sakura reconoció la voz instantáneamente. Pertenecía a su estudiante, Tsukino Haruka, una chica tímida de doce años que había quedado huérfana durante la guerra y que poseía un tipo de chakra único y excepcionalmente destructivo que aun estaba siendo estudiado.

—¡Lo más seguro es que ella ni si quiera esté ahí, shikome! — se escucho gritar a un chico con voz ruda.

La niña gruñó, y se escuchó un golpe fuerte y luego el gemido del chico como un eco. Sakura contuvo su risa cuando Tachibana Hike, su alumno especialista en Ninjutsu técnico y en táctica fue puesto en su lugar por Haruka. Sakura estaba segura de que su otro estudiante, Miyamato Shahoumaru estaba agitando la cabeza en desaprobación al comportamiento de sus compañeros de equipo. Shahoumaru era el más reservado de los tres y tenía una habilidad natural para los jutsus médicos y era increíble con sus flechas y su arco.

—¡Llámame de esa manera de nuevo, y verás exactamente de lo que soy capaz Hike-kun! — reprochó la chica — Yo no me burlo de tu ridículo cabello, así que deja de llamarme fea.

Sakura dejo escapar un suspiro y sonrió a la roca.

—No creerías lo mucho que me recuerdan a nosotros cuando se formo el equipo siete. Te llena de nostalgia…

La suave brisa acarició su cabello rosa cerezo, que llevaba corto hasta el hombro, y sus ojos se cerraron, dejando escapar una sola lagrima que fue retirada rápidamente por su mano.

—Lo siento — soltó Sakura, como cada vez que se iba del memorial.

Dejando atrás su culpa, su furia y su pena Sakura se puso de pie y camino en dirección a su equipo de genins, dejando atrás el memorial. Forzando a su mente a dejar atrás los recuerdos del pasado, Sakura formó una sonrisa en su rostro y agregó un dejo de alegría a su manera de caminar.

Tenían una buena misión esta vez. Era rango C y en otra villa, en otro país y era justo lo que ella y su equipo necesitaban. Sería un maravilloso escape de la realidad y de Konoha por un día o dos. Sería mejor si durara una semana, o para siempre. Dejar Konoha atrás para siempre…

Eso significaría nunca más mirar atrás.

-o-

El mercado estaba lleno de gente de todas las naciones. Gente vestida en la ropa tradicional de la aldea escondida entre la arena, gente con ropas de colores discretos, envueltos en un largo tocado compuesto de una tela doblada diagonalmente y sujetada a la cabeza por un cordón, se mantenía junta en un gran grupo que se movía con lentitud como las nubes de estación en estación, comprando lo que necesitaban. No eran precisamente mezquinos ni poco generosos, pero su comportamiento seguía un patrón conservador. La gente de la arena solía estar interesada en ropas finas, gemas y hierbas, pues su nación carecía de maquinas de hilar y buenos tejedores, las gemas escaseaban en la región y tras la guerra las medicinas se necesitaban para tratar las epidemias y enfermedades.

Los compradores provenientes del país de la Tierra buscaban alfarjía y joyería. Su país estaba lleno de bosques e industria de madera, pero todos los mercados son competitivos. A los ojos de los productores de la Tierra, entre más barato el producto, mejor sería. La joyería extranjera se encontraba en alta demanda, por lo que aquellos que venían de más lejos se agrupaban fuera de los puestos de plata y bisutería que vendía la bruja de Izumumi en el puesto de al lado.

Luego estaban aquellos compradores de la Nube en sus atuendos oscuros con cinturones color mostaza. No estaban interesadas en joyas ni delicadezas como la mayoría del mercado. Se interesaban más bien por los materiales pesados y los metales preciosos, oro, plata y platino. Por el momento sin embargo, estaban interesados en lo que el viejo Jinriko estaba vendiendo. Porque alguien querría comprar dos mil barriles de rábanos, Ichikita Yousuke no tenía idea.

—¿Planeas simplemente sentarte ahí a ver el mundo pasar hermano?

Sin si quiera moverse de su sitio, Yousuke simplemente asintió.

—Ajá.

Una sonrisa hizo su camino entre sus labios al saber que su hermana Hazuki probablemente había llevado sus manos hasta sus caderas, apretando los puños y se encontraba mirándole con sus ojos azul real. Simplemente amaba hacer que su hermana se enojase. Le ayudaba a pasar el tiempo, y después de todo, ¿para que estaban los hermanos mayores?

—Hay cosas que hacer, sabes — declaró ella con rudeza —. Cajas de madera que ordenar, almacenar ¡Tienes que ayudar!

Yousuke asintió de nuevo, colocando sus manos en su nuca y apoyando sus pies en el mostrador.

—Ajá.

Hazuki le golpeó en la espalda mientras le insultaba a gritos.

—¡Mueve tu gran trasero y ayuda, Yousuke!

Acomodándose mejor en el asiento revolvió su cabello con su mano, revolviéndolo más.

—¡Juraría que haces esto solo para hacerme enojar.

—Ajá.

Yousuke asintió de nuevo mientras se ponía en pie, y Hazuki gritó y empujó rudamente la caja contra su estomago, haciéndole reír. Ella se fue hecha una furia hacia la parte trasera del puesto y se ocupo en ordenar las cuentas del día.

—¡Ve y busca a Momo, tarado! — ordenó enojada.

Mirándola, se preguntó si de esa manera sería su madre cuando estaba viva. No si tendría la habilidad de ser extremadamente histérica y mandona, sino de hacer varias cosas al mismo tiempo y dejar que todo surgiera tan naturalmente que parecía extraordinariamente simple, cuando en realidad no lo era. Mamá debía de haber sido de esa manera. Yousuke no podía recordar con claridad.

Hazuki había tomado la carga de convertirse en la figura maternal de la familia a una edad temprana. Cocinaba y limpiaba, haciéndose cargo de que todo funcionara en perfecto orden y de que siempre hubiese ropa limpia. Demonios, incluso se aseguraba de que se lavaran detrás de las orejas y de que comieran la cena en la cocina.

Su padre estaba siempre ocupado en su trabajo y no estaba alrededor mucho y su mamá… Bueno, su mamá había muerto.

Yousuke movió las cajas de tomates a la parte delantera del puesto. Escaneó el área con la mirada, para depositar sus ojos azules en la pequeña figura de su hermana, con su cabello color durazno y su cabello amarrado en un moño, con un kimono color azul cielo. Las mejillas de Momo estaban teñidas de un rojo flameante mientras sonría con timidez al chico que platicaba con ella.

Era extraño ver a Momo platicando con alguien, ya que no podía hablar en lo absoluto. No desde la muerte de su madre. Aunque Momo no estaba precisamente hablando, sonreía, asentía, agitaba la cabeza para decir no y se comunicaba de la manera habitual, señas con las manos. Lo que sorprendió a Yousuke fue que el chico parecía entenderle incluso cuando la chica hacía señas.

El chico tenía cabello de un naranja vibrante y destacaba en la multitud. Sus ojos eran de un verde profundo y combinaban con su piel oscura y su judogi verde sin mangas. Tenía que tener la misma edad de Momo, doce.

—Momo — le llamó Yousuke, mirando como su atención se centraba de inmediato en él, como la del chico —. ¿Encontraste un nuevo amigo?

Ella asintió vigorosamente con una brillante sonrisa implantada en su rostro y sus ojos chocolate brillando de felicidad. Empezó a hacer signos rápidamente con las manos.

—Su nombre es Hike. ¡Él es del país del fuego!

—Genial — contestó Yousuke mientras refrescaba los tomates —. Nunca hay gente del fuego aquí, porque estamos tan, tan lejos de la frontera.

—No seas sarcástico hermano — respondió Momo con sus manos.

En lo que no pudo ser más de un segundo hubo un borrón de verde y blanco. Yousuke dejo caer la caja cuando vio como el borrón se dirigía a Momo. Solo los ninjas se movían de esa manera. Camino torpemente hasta su hermana menor, el miedo corriendo por sus venas y congelando su sangre. ¡Si tan solo pudiera ser tan rápido como ellos en lugar de ser tan lento!

—¡NO, MOMO!

Los ojos de Momo se dilataron cuando el borrón se acerco a ella, el viento le golpeo en la cara, y una chica estaba de pronto frente a ella, Hike cayó con fuerza en el piso.

Ni Momo ni Yousuke esperaban ver a una niña con cabello de un brillante verde acido y un haori blanco que llegaba hasta sus piernas y que tenía largas mangas rosas que combinaban con sus leggings, guantes y banda ninja del mismo color. La niña se mantuvo de pie sobre el chico del cabello anaranjado, dedicándole una mirada asesina.

—¡Idiota! — grito la chica, con el puño envuelto en rosa brillante apuntando en dirección al chico — Sensei dijo que no anduviéramos vagando por ahí. ¡Hemos estado buscándote desde hace una hora! ¡Ella está esperando en el hotel!

—¡Pero hay tantas cosas aquí! ¡¿No sabes que este lugar es legendario? ¡Nadie viene a Aobusato y no compra nada! — exclamó el chico, limpiando el hilo de sangre que salía de su labio inferior — ¡Es uno de los más grandes mercados cerca del país del fuego!

—Es verdad, pero nosotros no estamos aquí para comprar nada, sino en una misión — dijo un tercer niño, caminando con calma hasta los dos.

Su cabello oscuro estaba recogido en una coleta en la parte baja de su cabeza, y sus ojos lucían esperanzados. Vestía de blanco por completo: hakama y haori – un traje tradicional de monje de templo. En su espalda llevaba un arco color rojo sangre que no tenía cordel para lanzar las flechas.

—Por favor, Shahoumaru — suplicó Hike —. ¡Sabes que quieres explorar este lugar también!

—Tal vez cuando nuestro deber este completo, sensei nos deje tener un día libre y explorar la aldea, pero por hoy tenemos cosas más importantes que hacer. Se supone que nos encontremos con el cabeza del condado. No podemos hacerlo si estás corriendo por ahí, Hike — dijo Shahoumaru con calma. Volviéndose para mirar a Yousuke, la pequeña escondida tras su hermano mayor, Shahoumaru se inclinó y agregó —. Me disculpo por el comportamiento de mi equipo. Pueden ser algo pendencieros.

—Lo que sea, solo piérdanse — gruñó Yousuke.

—¡Hey! ¿Cuál es tu problema? — respondió Hike cruzando sus brazos.

—Son ninjas — contesto Yousuke —. No le negamos el servicio a nadie, pero no toleraré shinobi vagabundeando frente a mi puesto. No me interesa si mi padre es un diplomático, si no necesitan nada, piérdanse. Ahora.

Hike estaba responder cuando la mano de Haruka voló hasta su boca, impidiéndoselo.

—Entendemos, señor. Sentimos ser una molestia — acotó.

Haruka y Shahoumaru arrastraron al enojado chico, mientras los hombros de Momo caían decaídos. A Momo le gustaba el chico. Era lindo y no creía que ella fuera rara. Incluso la entendía.

—Hey, quita esa cara de cachorro de tu rostro Momo-chan — murmuró Yousuke, revolviendo su cabello y demoliendo el moño —. Los ninjas no sirven para nada bueno. Son malos.

—Él no era malo — respondió Momo obstinadamente con sus manos —. Eres tú el que siempre dice que no todos los shinobi son malos.

—Cierto — suspiró Yousuke —. Pero sabes cómo es Hazuki. Tiene problemas lidiando con ellos, y le asustan. No puedo proteger a Hazuki de sus miedos si empiezas a llevar shinobi a casa. Incluso si son chicos, son ninja. Y son peligrosos.

Momo suspiró y asintió, derrotada. Terminó de soltar su cabello, dejándolo caer con libertad sobre sus hombros, mientras se dirigía a la parte trasera del puesto, donde había sombra. Yousuke continuó llenando los barriles de tomate romo mientras otro grupo de compradores se acercaba.

—¡Berenjenas, solo un ryou! ¡Guisantes, solo dos ryous el kilo!

Yousuke se giró, observando de nuevo como los compradores cambiaban productos y no prestó atención a su competencia, Tsubana Goro. Goro era un bastardo inconstante e incompetente. Con solo un rápido análisis al muy ambicioso chico de veinticinco años, Yousuke podía ver desprecio y celos en los casi cerrados ojos cafés de Goro.

Goro se consideraba su rival, mientras Yousuke le consideraba su… nada. En la escuela, Goro había ocupado el asiento frente al maestro hasta que llego Yousuke y lo tomó por el resto de su vida escolar. Yousuke se convirtió en un mejor atleta, un mejor estudiante, mejor en los idiomas y simplemente el mejor en todo, mientras Goro bajo calificaciones y simplemente empezó a decaer. Las cosas se tornaron aun peor después de que su padre fue llevado a prisión.

Tsubana Morano fue una vez diplomático y parte del Consejo de la pequeña y gran nobleza, pero fue despedido cuando el padre de Yousuke ocupo su lugar, siendo de sangre noble y parte del Consejo. Desde entonces, Goro siempre había intentado por todos los medios vencer a Yousuke, siempre fallando.

—Buenas tardes, Goro-san — le saludó Yousuke, sonriendo mientras le saludaba con la mano —. ¿Bajando tus precios de nuevo?

Goro soltó algunas maldiciones, amenazando con aventar una berenjena que llevaba en la mano.

—Es solo por tu padre que les va tan bien en el negocio, Ichikita-sama. ¡Grábate lo que te voy a decir! Un día recuperaré la posición que corresponde a mi familia…

—No me llames 'sama', Goro. En realidad es molesto — respondió Yousuke, rascando su mejilla deliberadamente —. Yo vendo lo mejor en plantas importadas y productos, es la mejor, y no tiene nada que ver con mi padre. Mi fruta y verdura es de casa, orgánica. No puedes culpar a la gente por preferir la fruta local y fresca a tus verduras secas importadas que tienen como una semana ahí. Solo mira la berenjena en tu mano. Se está pudriendo.

El rostro de Goro enrojeció aun más cuando la planta que sostenía amenazo con explotar a causa de la presión que ejercía en ella. La tiró de repente, y Yousuke la esquivo. Hubo un gemido y algo se cayó. Se giró con precaución, para encontrar, como lo esperaba, a Hazuki poniéndose de pie, la berenjena embarrada en su rostro y su cabello. Casi se podía sentir su furia en el área.

—¡Juro por dios que no fui yo! — exclamó Yousuke, extendiendo sus manos y defendiéndose mientras retrocedía —. Tsubana-san lo aventó y yo solo lo esquivé…

—Muévete.

Yousuke hizo lo que se le pedía de inmediato.

—¡Por favor, no uses lo de exportación Hazuki! ¡Sabes cuánto cuestan! ¿Desperdiciarlos en Tsubana-san? No… no lo hagas. ¡Bájalos! ¡Sé gentil! ¡Eres… eres una mujer! Las mujeres no deberían…

Enfurecida, Hazuki aventó lo que tenía en las manos con velocidad y tino impresionantes. Antes de que Goro si quiera lo sintiera venir, su cara estaba envuelta en un coco. Esquivo la piña que volaba hacia su pecho, solo para ser golpeado por la lluvia de jitomates que apuntaba en su dirección.

—¡Bastardo! — rugió Hazuki con los brazos cruzados y los ojos entrecerrados — ¡Me va a tomar por lo menos tres días deshacerme de este olor en mi cabello!

—¡Me tomo dos años crecer eso! — chilló Yousuke, mirando con pena a la piña destrozada en el pido, mirando a su hermana agregó — ¡No tienes corazón!

—Deja de estar jugando y empieza a empacar las cosas. Nos vamos a casa. ¡Esto es todo por hoy! — gruño Hazuki, limpiando partes de berenjena podrida de su cabello con los dedos.

Se retiró pisando fuerte hasta la parte de atrás del negocio, cerrando con fuerza las cortinas. La pequeña Momo temblaba mientras una gran sonrisa adornaba su rostro, una silenciosa carcajada surgiendo de sus labios, y empacando algunos duraznos y peras para uno de los clientes que observaba la escena, intrigado. La mayoría de los clientes estaban acostumbrados a este tipo de interacciones entre los Ichikita y los Tsubana. Era normal.

Yousuke suspiró.

—Cielos… es una pe…

—Te reto a que lo digas, Yousuke. Atrévete — gritó Hazuki desde el cuarto trasero.

—¡Iba a decir persona maravillosa! — replicó rápidamente Yousuke, provocando una nueva sonrisa de Momo con la propia — Hay que acabar con esto antes que se le zafe otro tornillo y saque el látigo. Lo ultimo que necesitamos es acabar como mi fruta. No se merecía semejante destino.

—Eres tan gracioso, niichan — respondió Momo con señas, su pequeña figura agitándose con lo que debería de ser carcajadas, solo que sin ningún sonido surgiendo de sus labios.


Palabras en japonés

Shikome: Mujer/niña fea.

Significado de los nombres.

Tachibana Hike (Naranja intenso, cabello indomable)

Tsukino Haruka (Claro de luna, lejos de aquí)

Miyamoto Shahoumaru (base del templo, arquería)

Ichikita Yousuke (Mercado cerca del campo de arboles, presagio de sol)

Ichikita Hazuki (Mercado cerca del campo de arboles, hoja y luna)

Ichikita Momo (Mercado cerca del campo de arboles, durazno)

Aobusato (Verde aldea de la hoja)


Gracias por leer.

Lilamedusa