Hola. Esta historia se llama Oblivion (Olvido) y ha sido escrita por una GRAN autora, cuyo penname es SLTora (.net/u/2056651/SLTora) , o para quien prefiera buscar el fic en inglés (www. fanfiction .net/s/5470178/1/Oblivion). Hace unos días le pedí su permiso para traducirla, y, ¡me lo dio!
Disclaimer: Naruto no es mío, y esta historia tampoco.
Capítulo veinticinco
Una nueva vida empieza cuando llora un bebé…
Aquellos que se suponía estuvieran muertos caen, regresando a la tierra como polvo…
Una cura se forma…
Y una aldea lo contempla todo, asombrada…
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La tierra estaba cubierta por chakra naranja que bloqueaba la vista como si fuese niebla. Cubría a los edificios y a los aldeanos sin lastimarlos, pero cada creación híbrida de Kikiyo se encontró con su fin cuando la niebla les alcanzó.
Daitoru cayó al piso con un bramido y su garrote cayó con él frente a la mirada incrédula Chouji y Shikamaru. Ambos contemplaron asombrados como el demonio se disolvió y se convirtió en polvo que llenó el aire sobre el saturado campo de batalla.
Tengu paró, congelado, sus ojos dilatados con horror mientras Kakashi se acercaba con un brillante y Ruidoso Chidori vibrando en su mano y dirigido hacia el pecho de éste. Justo cuando el ataque alcanzó su objetivo, Tengu explotó, convirtiéndose en polvo que se elevó hasta alcanzar la atmósfera.
Sakura alejó el casco del guerrero rata de su rostro cuando el general se debilitó súbitamente. Lo empujó lejos, se levantó con rapidez y canalizó su chakra a su pecho, para luego arrojarlo con su puño en dirección de la cabeza de Nezumi, destrozando el casco y el cráneo con un solo golpe.
-o-
Mientras tanto, Sasuke aún guiaba a Hike y a Momo, buscando con urgencia la caverna en la montaña donde se suponía que estuvieran los pacientes del hospital. Konohamaru estaba ahora descansando en una camilla con un médico atendiendo sus heridas. Esto dejaba a Momo y a Hike por su cuenta. Mientras Momo pensaba en girarse hacia el pelirrojo con el propósito de saber donde pensaba él que podrían esperar a su hermano, dos muy aliviados shinobi se acercaron a ellos, surgiendo de entre las masas de aldeanos.
—¡Hike! ¡Momo! ¿Dónde demonios han estados ustedes dos? — gritó Haruka acercándose hasta ellos con su compañero Shahoumaru. Ambos niños sonrieron, y Haruka abrazó de inmediato a Hike y a Momo con fuerza — ¡Hemos estado preocupados a morir!
—¿Qué les pasó? — preguntó Shahoumaru, con los ojos aún dilatados por la preocupación.
—No sé que pasó en realidad — murmuró Hike rascándose la cabeza —… fuimos a visitar a Naruto, y de pronto estábamos atrapados entre las enredaderas.
—Había flores en ellas que soltaba niebla en nuestros rostros, y nos hicieron dormir — murmuró Momo, manteniendo sus ojos en el piso. El equipo trece la miró lleno de sorpresa. Momo parpadeó varias veces, confundida, y murmuró —¿Qué?
—Estás hablando — dijo Hike, con una sonrisa que se apoderaba rápidamente de su rostro —. ¡Tu voz es tan bonita!
Momo se sonrojó al instante, cubriendo su rostro con vergüenza. Haruka y Shahoumaru rieron por lo bajo mirando a la chica, y pronto ella se unió a las carcajadas.
Era como si todo lo sucedido no fuera ya más que un sueño. Momo se sentía tan segura. Aceptada y querida… Era difícil no darse cuenta, no recordar la situación en la que no hace más de quince o veinte minutos se había visto atrapada. Por alguna razón, la chica sentía que al fin había acabado.
Que al fin se había acabado todo… que era libre.
Hubo entonces una conmoción en el otro lado del cuarto que hizo a los cuatro preadolescentes guardar silencio.
—¿¡Dónde está ella! — gritó Sasuke, su voz llena de pánico y enojo.
Los cuatro chicos se giraron al otro lado de la caverna en la que Sasuke estaba de pie, tratando de forzar el paso y entrar a una habitación cerrada. Los aldeanos desviaban la mirada, dándole espacio al angustiado hombre mientras éste apretaba los puños. Incluso aunque estaba herido, golpeado hasta estar a un paso de la puerta de la muerte, cojeando, sangrando, a punto de colapsar… Sasuke aún estaba de pie, listo para enfrentarse frente a frente con quién fuera, aún la vieja Hokage de Konoha.
—Sasuke… — Tsunade puso su mano sobre sus hombros, hablando con gentileza.
—¿Por qué no puede nadie decirme dónde está mi esposa? ¿Por qué no puede nadie decirme como está? — exclamó, sus ojos llenos de lágrimas que no caían.
El rostro de la Hokage era amable cuando habló.
—Sasuke, hubo complicaciones durante el parto… Shizune hizo todo lo que pudo…
—No — declaró Sasuke, negando con la cabeza —… ¡No!
Cuando la hizo a un lado, Tsunade no intentó detenerlo. La rubia solo observó mientras él entraba a la habitación, luego se detenía por completo a lado de la cama de su esposa.
Estaba durmiendo… parecía como si Ino solo estuviera solo durmiendo.
—No — murmuró, negando de nuevo y deslizando su mano entre la de ella —… Ino — ella no se movió, y su piel estaba tan fría y sudorosa. Tan muerta y pálida —, lo siento — tartamudeó con lágrimas cayendo al fin de sus ojos —. Ino, lo siento.
—Sasuke…
—Déjame solo — murmuró, acercándose al cuerpo pálido de su esposa y cerrando los ojos —. ¡Solo déjenme solo!
Había miles de cosas que debió haberle dicho… pero la más importante era aquella que nunca logró decirle. Incluso ahora, tan cerca de su cadáver, Sasuke no podía decirlo, porque estaba mal. Había tenido muchas oportunidades de decir esas dos palabras, te amo; y nunca lo hizo. No era que no la amara… Sasuke simplemente no creía merecer su amor.
Ni si quiera merecía vivir.
¿Por qué no pudo ese idiota solo matarlo? ¿Por qué Naruto en su cuerpo de Shigitsune no dejó ir ese orbe de energía escarlata hacia él en lugar de al árbol más cercano? ¿Por qué volvió Naruto a perdonarle?
Tal vez no era misión de nadie tomar su vida… Tal vez era algo que solo Sasuke podía hacer, liberar al mundo de su presencia. Liberar a todos de su mugre… su insignificancia.
Un llanto suave lo dejó rígido y le obligó a abrir sus ojos con la sorpresa. Un bebé lloró suavemente, provocando que se pusiera de pie con lentitud. Lo observó frente a él mientras Tsunade lo acurrucaba entre sus brazos, y caminaba hacia él.
—Tsunade — murmuró el pelinegro, su estómago estaba de pronto lleno de mariposas.
Ella sonrió.
—Es una bebé preciosa.
Miró de frente a Tsunade que extendió al pequeño bulto hasta sus brazos. Sasuke tembló, el pequeño bulto no podía pesar más de siete libras. Dentro de la rosa sábana había una niña de piel clara. Su cabeza estaba llena de cabellos negros como la noche, pero sus ojos eran tan claros… un brillante azul de bebé recién nacido. El bebé parpadeó un par de veces, gimiendo suavemente después.
—¿E-es mía? — preguntó Sasuke, mirando a Tsunade.
—No. Me robé el mocoso de alguien más — declaró ésta, frunciendo el entrecejo.
Su estómago estaba lleno de mariposas revoloteando y las lágrimas se agrupaban de nuevo en sus ojos.
—¿Está- está bien? Pensé…
—Shizune salvó a la bebé… hizo todo lo que pudo por salvar a Ino, pero había demasiado daño en su cuerpo. Le dio un infarto en medio del parto, y Shizune tuvo que hacer una cesárea de emergencia — murmuró Tsunade con voz cansada.
Guardaron silencio mirando a la bebé. La niña se acomodó y bostezó un poco. Sus ojos se abrieron un momento más, y luego los cerró gentilmente.
—Va a tener los ojos de Ino — murmuró Sasuke, acercando a la bebé a él.
—Y en verdad va a necesitarte, papi — asintió Tsunade.
Sasuke la miró ansiosamente.
—No… yo no puedo hacer esto, Tsunade. No puedo. Soy un fracaso... Yo no… no puedo criar a una niña por mi cuenta-
—No seas estúpido — le regañó Tsunade, golpeándolo suavemente en la cabeza — ¿Nunca has escuchado la frase "Se necesita una aldea para criar a un niño"? Tienes toda una familia entera que está siempre aquí para ti, Sasuke. ¿No puedes ver que tu familia siempre ha estado aquí?
"No estás solo. Nunca has estado solo, idiota. Nunca lo estarás, y nunca lo estará ella. Konoha siempre ha sido tu familia. Despierta y entérate de eso.
—Tsunade-sama — murmuró una enfermera después de tocar suavemente y mirar dentro de la habitación —. Shizune-san y Kenjima-san quería que le informara que la cura para la Flor está funcionando. Pacientes en las etapas uno y dos de la enfermedad están mostrando mejoras, y los que están en las etapas tres y cuatro se han estabilizado.
Tsunade suspiro.
—Finalmente, un descanso — dijo ella. Miró a Sasuke —. Por una vez en tu vida, piensa en otros que no sean tú, Sasuke. Tienes una hija ahora, y no puedes seguir viviendo con el remordimiento — miró de reojo el cuerpo de Ino y murmuró —. A ella no le hubiera gustado que lo hicieras.
Sasuke también la miró.
—No… no le hubiera gustado.
—Volveré a verlos a ustedes dos. Quédate aquí y descansa un poco, Sasuke… Y espero que tengas buen gusto y le des un bonito nombre — y con eso salió por la puerta.
El hombre se veía cansado, golpeado y herido pero, por primera vez en su vida, feliz.
—Gracias — dijo con una pequeña reverencia.
—Vamos, ¿dolió eso tanto? — sonrió, mirándolo.
Él frunció el ceño, pero seguía sonriendo. Hubo otro ruido repentino, y éste captó la atención del ex ninja y de la médico. Cuando Tsunade salió del cuarto, vio una congregación de gente pasar. Sasuke también dio un vistazo a lo que sucedía, queriendo saber que ocurría ahora.
—¿Qué demonios sucede? — preguntó Tsunade, siguiendo la marcha de shinobi. Sasuke se quedó donde estaba, acercando más a la recién nacida y contemplándola mientras esta dormía pacíficamente.
Tsunade se las ingenió para forzar su camino a través de la gente, y fue capaz de escuchar las fuertes porras. Fuertes y animados gritos que venían del exterior. Cuando logró salir. Descubrió por qué. La invasión a Konoha había sido detenida, los guerreros no estaban a la vista y los ninja volvían a las montañas con las buenas noticias. Pero esa no era la razón por la que los aldeanos parecían saltar de felicidad.
—Oh, mi Dios… — murmuró Tsunade, observando incrédula al enorme zorro de nueve colas sentado en la entrada de la aldea.
La bestia no dejaba escapar mala vibra, y no se parecía al Kyuubi que las viejas generaciones conocían y odiaban. El zorro era de un brillante naranja, con negra espirales en sus brazos, seguidas de figuras que asemejaban comas y lamas y que rodeaban su cuello, pero el signo en su frente era diferente… el signo era el de la aldea, la insignia de la Aldea Oculta entre las Hojas.
—Naruto — dijo Tsunade, sonriendo y agitando la cabeza. Para su sorpresa el zorro se giró hacia ella con una brillante sonrisa. Ella frunció el entrecejo, pero rió alegremente —… Cabeza de chorlito…
Naruto no pudo más que reír. Ella era. La mujer que se suponía que estuviera de pie en la oficina del Hokage en lugar de Kakashi-sensei: ¡se suponía que fuera Tsunade-baba! Debía haberse retirado…
¿Esto es vida, no, gaki? Comentó una voz profunda en su cabeza.
Naruto asintió. Sí… es mejor así..
Trabajar juntos…rió el Kyuubi. Te dije que me necesitarías.
Sí, pero no tuve que rogarte, ¿verdad? Pensó Naruto con unas sonrisa.
El zorro simplemente soltó un rugido. Como sea, mocoso… solo sé agradecido.
—Lo estoy — dijo Naruto cerrando los ojos, su energía empezaba a retroceder. Con una enorme nube de humo, el zorro dorado se desvaneció. Naruto apareció en medio del bosque, aún hablando —. Y prometo hacer honor a nuestro trato, Kyuubi.
La bestia dentro de él parecía estar a la defensiva ahora. Así que ya recuerdas todo…
—Sí — asintió Naruto.
Kyuubi asintió y cerró los ojos. Entonces haz que pase.
Con eso dicho, el zorro se desvaneció por completo de la mente de Naruto. Naruto dio un vistazo a su alrededor.
—Ahora… ¿dónde puse la horrible capa que usaba esa mujer? — murmuró.
Exploró el bosque hasta encontrar la capa que había usado Kikiyo. No estaba ya llena de energía, y ahora parecía solo una simple bata blanca con plumas blancas en ella. Naruto la puso sobre su cuerpo, y un calor suave se apoderó de él. Hacía un poco de frío y aún llovía… y, bueno, él estaba completamente desnudo.
—¡Naruto! ¡Naruto! — escuchó a Sakura gritar.
—¡Naruto! — llamó Kiba — ¿Dónde estás?
Akamaru apareció entonces de la nada, y Naruto gritó cuando el perro lo lamió en la cara.
—¡No, hombre! — se quejó Naruto mientras Akamaru lo seguía lamiendo en la nariz, emocionado — Vamos, Akamaru… ¡Lames tus bolas de perro con eso! ¡Déjalo!
—¡NARUTO! — gritó Kiba, gesticulando con sus manos de manera exagerada. Akamaru saludó a su amo, quién dijo — ¡Eso fue increíble! — Kiba observó sus alrededores, y luego notó que Naruto usaba la capa de la miko — ¿Adonde fue esa sacerdotisa demente?
Fue en ese momento que Naruto soltó un enorme y profundo eructo. Luego tosió un poco, escupiendo un pequeño cascabel. Tintineó cuando chocó contra el suelo, y rodó hasta los pies de Kiba.
—Oooh, no me va a caer nada bien — se quejó Naruto, acariciando su estómago —, se nota desde ahorita.
La mandíbula de Kiba se abrió al instante.
—¿T-tú te la COMISTE?
—¿Te haría sentir mejor que te dijera que no? — preguntó Naruto.
—¡Mierda! — soltó Kiba, retrocediendo dos pasos con la sorpresa — ¡Eso simplemente está raro, Naruto!
Naruto se encogió de hombros.
— Hey, ¿y desde cuándo puedes controlar al zorro? — preguntó Kiba, pero la atención de Naruto estaba ahora en alguien más.
—Después de que él y yo hicimos un trato hace diez años — se encogió de hombros Naruto —. Antes de que nadie supiera nada, pasaron cosas y yo me perdí un poco en los caminos de la vida… pero espera un momento, Kiba.
Kiba frunció el cejo, confundido, y observó a Naruto caminar hasta la mujer de cabello rosado que había hecho acto de aparición. Parecía agotada y acabada, como si acabara de salir de una batalla. El largo cabello rosa estaba revuelto, había piel en carne viva en partes y aunque estaba completamente adolorida no pudo más que correr hasta donde estaba el rubio y revisarlo con la mirada para ver si estaba bien. ¡Había estado tan preocupada!
Shikamaru caminaba más lento y Chouji detuvo a otros ninja más jóvenes tras de cuando vio a Naruto acercarse a la preocupada joven médico.
—Naruto — murmuró Sakura mientras se acercaba —, ¿estás lastimado? ¿Estás bien?.
Él no dijo nada, pero caminó hasta donde ella estaba, rodeó con su brazo su cintura, atrayéndola hasta él y la besó con pasión. La hagoromo bailaba contra sus cuerpos cuando Sakura se amoldó al cuerpo de Naruto con un abrazo. Él deslizaba su mano contra el rostro de Sakura mientras las manos de ella rodeaban la parte atrás de su cabeza y se enredaban entre su cabello. Naruto separó os labios más, y Sakura abrió la boca con la sorpresa cuando se vio a si misma envuelta en el más delicioso de los besos. Cuando él la soltó, la mujer entre sus brazos se sintió débil por completo, y le faltaba el aire que él había robado con su beso. Respiró profundamente y los miró con ojos llorosos.
—Estoy perfecto, ahora, Sakura — sus labios rozaban ligeramente los de ella mientras susurraba —. Y siempre te he amado. Siempre lo haré, Sakura-chan. Siempre.
Luego oprimió su boca contra la de ella y la besó suavemente de nuevo, solo que esta vez ella estaba preparada. Las lagrimas caían por sus mejillas y una sonrisa se formaba en sus labios mientras sentía sus emociona para ella reflejadas en ese simple beso. Él también sonreía mientras ella temblaba, y rió un poco mientras limpiaba las lágrimas de sus mejillas.
—Yo también te amo, Naruto — murmuró Sakura entrecortadamente contra su cuerpo, que aún abrazaba.
Shikamaru aclaró la garganta para llama la atención de ambos, y Sakura se sonrojó y escondió el rostro en el pecho de Naruto mientras éste se dirigía a Shikamaru.
—Tenemos cosas más urgentes que atender…
—Cierto… otros asuntos — murmuró Naruto mientras sonreía a Sakura y la besaba en la frente.
—¿Cómo llegaste aquí? ¿Qué te pasó? — preguntó Sakura — ¿Un momento estás en coma en el hospital y al siguiente estás fuera de la aldea=
—Es una historia realmente extraña — replicó él, caminando hacia la aldea —. Una que voy a tener que intentar explicar a todos algún día, porque honestamente ni si quiera yo estoy muy seguro de lo que pasó en estos días. Es todo… es como un borrón. Como una… enorme pagina borrada —. Luego la miró con curiosidad — ¿qué te pasó a ti, Sakura?
—¿Que quieres decir — dijo, mirándolo confundida — a mí?
Sus ojos parecían muertos cuando contestó.
—Estabas muerta, Sakura. Yo lo vi matarte. Moriste en mis brazos. ¿Por qué estás aquí? ¿De qué me perdí?
—Oh —murmuró ella, bajando su mirada y viendo el suelo —… Mi plan no salió como yo lo esperaba… Todo fue mi culpa.
—¿Así que tienes de Nuevo tus recuerdos? — preguntó Shikamaru, alcanzándolos de nuevo, y acabando con su privacidad — ¿O aún tienes amnesia?
Naruto miró hacia las puertas de Konoha.
—No — Shikamaru estaba por preguntar más, pero Naruto solo suspiró —. Hablaremos de esto luego… En verdad quiero algo de vestir. Esta capa de verdad es un insulto para mi estilo.
—¿Y qué con la sacerdotisa? — preguntó Chouji — ¿Dónde está? Tenemos que hacer algo con ella.
Naruto rió y acarició su estómago.
—¡Yo me hice cargo de eso!
—¿Qué se supone que significa eso? — preguntó Chouji mirando a Shikamaru.
Shikamaru tenía un gesto indescifrable en el rostro, pero Kiba parecía aterrorizado cuando contestó.
—Chouji… ¡Naruto se la comió cuando se convirtió en el nueve colas!
—Por supuesto que no — soltó Sakura, mirando con enojo a Kiba.
Todos dejaron de caminar cuando Naruto empezó a reírse y caminar más rápido, sus manos entrelazadas tras su cabeza.
—Por Dios, ¿Naruto? ¿Te comiste a esa mujer?
Naruto se giró hacia ellos y siguió caminando en reversa, mirándolos mientras se reía.
—Hombre… ¡Olvidé lo graciosos que todos ustedes se veían con esa expresión en sus rostros! — se carcajeó a sus anchas un momento, murmurando entre risas — Qué graciosos…
—¡Naruto! — gritó Sakura, trotando hacia él.
Los ojos de Naruto brillaban cuando Sakura apretó el puño.
—¡Esa es la Sakura que conozco! — luego se rió, agitó la mano en señal de despedida — Hasta luego — y se desvaneció, dejando tras él nada más que una masa de hojas verdes.
Mientras las hojas bailaban en el aire, cayendo suavemente al piso frente a Sakura, esta las miraba con enojo y bufaba.
—¡No pudo creerlo!
—Qué problemático — murmuró Shikamaru, frunciendo el ceño con aburrimiento —… en verdad se la comió.
—¡Se los dije! — explotó Kiba, y Akamaru ladró, concordando con su amo.
—Sí — murmuró Chouji, confundido —… ¿Cómo se supone que le expliquemos esto a Hokage-sama?
—No lo hacemos.
-o-o-
Hazuki apretó las cobijas contra su cuerpo mientras observaba a la gente a su alrededor. Sus heridas habían sido curadas, y ahora estaban estados cerca del Monumento en un intento de evitar estorbar a la gente que estaba ocupada. Hazuki y sus amigos, así como muchísimo más, mantenían sus ojos en el horizonte mientras la oscuridad de la terrible noche empezaba a desvanecerse con los brillantes rayos de luz de un nuevo amanecer.
Shinobi y aldeanos trabajaban juntos en la limpieza y restauración de la aldea. Konoha no había sido muy dañada, pero si había sufrido algunas estructuras grandes en la aldea y había habido algunas muertes. La mayoría habían sido víctimas que no habían alcanzado a ser tratados contra la "llama interna" con la suficiente rapidez, y había muerto como resultado. También había otros muertos, como Mikado, que habían perdido la vida durante la invasión.
—Te dije que los ninja se harían cargo de esto, Hazuki — murmuró Takashi recargándose contra el hombro de la chica —. Siempre nos han protegido.
—¿Estás bien, Hazuki? Sé que a veces te sientes mal, rodeada de tantos shinobi — dijo Chiku preocupada.
Hazuki sonrió, pensativa.
—No… ¿saben qué? Creo que estoy bien ahora— miró a la multitud a su alrededor —. No puedo dejar que ese recuerdo me marque por siempre… lo sé. Puedo verlo ahora. Puedo ver lo que en realidad son. No todos los ninja son malos… aunque hay algunos que lo son— miró a sus amigo de nuevo —. Pero no puedo seguir odiándolos a todos. No puedo dejar que los malos representen también a los nuevos. No es justo para aquellos que nos protegen… que son héroes. No puedo temer a aquellos que han arriesgado sus vidas para protegerme… no se lo merecen.
—Bien dicho, Hazuki — sonrió Takashi mientras la rodeaba con un brazo y la apretaba contra él.
—¡Oh! ¿Vieron al zorro? — preguntó Chiku cuando el sol empezaba a alzarse.
La suave luz del día ya iluminaba la parte frontal de la montaña cuando Hazuki respondió.
—Sí… Ese era mi hermano, protegiéndonos.
—¡Hazuki!
La morena se giró después de escuchar a alguien llamarla por su nombre. Era una voz pequeña, como de niña. No la conocía, pero se sentía conocida. Hazuki escaneó la multitud. Sus ojos de abrieron con sorpresa cuando Momo se abrió camino entre los shinobi y le sonrió. Con los ojos llenos de lágrimas y una sonrisa de felicidad, la pequeña de cabellos color durazno se lanzó contra su hermana, abrazándola con fuerza.
—¿Momo-chan? — preguntó Hazuki, aliviada y llena de curiosidad mientras correspondía al abrazo. Luego separó a la pequeña de su cuerpo, revisándola mientras hablaba — ¡Kami! ¿Estás bien? — puso los cabellos rebeldes de la chica tras su oído para ver mejor la cara llena de polvo — ¿No estás lastimada?
—¡No! No, ¡estoy bien, hermana! ¡Ani me salvo! Estaba tan preocupada y pensé que te había pasado algo a ti — Momo dijo en voz alta y, por pura costumbre, con las manos.
Hazuki tomó con cariño el rostro de la niña entre sus manos, y la miró con los ojos azules llenos de lágrimas.
—M-Momo… E-estás hablando…
La morena la miraba, confundida.
—Supongo que lo hago — dijo Momo con una sonrisa.
Ambas chicas rieron y luego se abrazaron la una a la otra de nuevo. El parloteo a su alrededor empezaba a apagarse. La boca de Chiku se abrió de par en par y tiró de la manga de Takashi. Ésta la miró con enojo, al menos hasta que siguió la mirada de ésta.
—Hazuki… Momo.
Ambas chicas se separaron al instante y miraron a la persona que se acercaba. Momo fue la primera en ponerse de pie y lanzarse de manera literal al hombre de cabellos dorados. Éste contuvo la respiración un momento cuando la pequeña chocó contra él, aferrándose a su cintura, la fuerza del impacto tirándole al suelo. Hazuki esperó, cruzada de brazos mientras veía a Naruto atravesar sus locos rituales de saludo.
—¡Volviste! — chilló felizmente Momo.
Naruto se rió.
—Prometí que lo haría, ¿no, Usagi? — le sonrió y dijo — Los Uzumaki nunca hacen a un lado sus promesas, Momo. Una promesa esa una promesa. Nuestra palabra es nuestra palabra. Ese es nuestro nindo. El camino del ninja Uzumaki. Además, hicimos la promesa del dedo pequeño. Y no podía romper eso, ¿verdad?
—No… — respondió la niña riendo y negando con la cabeza.
—Estás hablando — dijo él, revolviendo sus cabellos —, ¿por ahora?
—Por ahora — murmuró Momo y sus manos se movieron a través de las señas mientras sonría divertida. Llevó sus manitas a las mejillas de él, lo miró a los ojos y dijo —. Estamos a salvo y mi hermano está bien. Todo está bien en el mundo.
—¿Qué demonios estás usando, Naruto? — preguntó de pronto Hazuki con unas risita — ¿No es esa una capa de niña?
—Tuve un problema con mi vestuario — dijo él, mirándola con reproche —. Demándame.
—Espero que planes cambiarte de ropa antes de ver al hokage, ani. Al menos para parecer respetable.
—¡Voy a cambiarme! — exclamó mientras se ponía de pie y ayudaba a Momo a levantarse con él.
Hazuki se cruzó de brazos y frunció el ceño.
—Bien, porque no te quiero ver parecer un idiota cuando pidas de regreso tu status de shinobi.
Naruto estaba por responder, pero sus palabras cobraron de pronto sentido en su cabeza. La expresión en su rostro era una de shock, confusión y humildad. Con una sonrisa en el rostro, Hazuki cortó la distancia entre ella y Naruto, suspirando.
—Ya no estoy asustada, ani, y esto no es justo para nadie — se alejó de él y los miró a los ojos cuando continuó —. No te quedes atrás por mi culpa. No dejes que mis inseguridades sean lo que te impida ser verdaderamente feliz — Momo se acercó a Hazuki mientras la morena sonreía aún más —. Es tiempo, ani, de que vuelvas a hacer lo que lo hace a él, él. Uzumalo Naruto, es tiempo de que vuelvas a ser lo que realmente eres, un ninja de esta aldea.
Las pequeñas manos de Momo golpearon el aire y sonrió.
—¡No puedo esperar! ¡Naruto-ni volverá a ir a misiones, y luego vendrá a casa a contarnos acerca de sus aventuras! ¡Será increíble!
Él les sonrió a ambas, y una calidez inmensa lleno su cuerpo.
—¿Cuándo creciste tanto, eh, Hazuki? — murmuró.
—Alguien tiene que hacerlo en esta familia — sonrió ella.
Naruto rió y alborotó su propio cabellos. Luego sonrió brillantemente. Extendió su mano hasta el frente en su pose de "chico cool" y declaró.
—¡No dejaré que ninguna de ustedes se decepcione de mí, dattebayo! Lo prometo.
Y luego para su sorpresa, hizo pop y se disipó en una nube de humo.
—¿Q-Qué fue eso? — exclamó Hazuki, retrocediendo unos pasos.
—Creo que eso fue un clon de Sombra.
Momo abrió la boca con la sorpresa.
—¡Eso es tan cool!
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Naruto alza la mirada y una sonrisa adorna su rostro. El recuerdo que le ha traído el clon de sombra – sus propios sentimientos que regresan a él como un remolino y lo seducen hasta dejarle en un estado de ánimo más que placentero. Un poco más seguro de sí mismo, toma la tela azul marino de la playera de manga larga. Se siente… bien, aun si técnicamente no son suyas. Son viejas… un poco pasadas de moda, pero el material por sí mismo es tan fuerte como siempre ha sido. Tendrá que comprar algo nuevo pronto… aun así, este tono de azul en verdad le sienta bien. E incluso tiene las brillantes espirales de Uzu en los hombros. Alisando un poco más las arrugas en la ropa, Naruto suspira y se acerca al espejo.
La sensación le provoca un vuelco en el estómago y un sentimiento cálido fluye dentro de su pecho. Todo lo que necesitaba ahora era la verde chaqueta de chuunin y la larga, blanca, llena de llamas rojas capa y sería capaz de pasar ante los ojos de los demás como su padre. Aunque, aún había algunas diferencias entre los dos.
Para empezar, Naruto tenía los grande y profundamente azules ojos de su madre. Su complexión de hombros anchos también le venía del clan Uzumaki, y por supuesto estaban sus marcas de nacimiento… Las marcas que había recibido por ser hijo de la Jinchuuruki del biju de nueve colas, Uzumaki Kushina. Naturalmente que Naruto había sido influenciado por el chakra del zorro mientras se desarrollaba en el vientre de su madre, así que incluso si no tuviera al zorro dentro de él, aún tendría las marcas parecidas a bigotes de zorro e incluso una parte del chakra de la bestia. Eran parte de él, y lo que le daba esa apariencia única que lo diferenciaba de su padre.
Y aún así, Naruto sonreía porque seguía siendo claramente Naruto y el hijo de Kamikaze Minato, el Cuarto Hokage.
Naruto se conformó por el momento con usar la playera de cuello de tortuga y los pantalones que su padre usó una vez, porque era el único atuendo shinobi en toda la casa. Su pulgar acarició el suave metal y luego siguió el grabado de la hoja. Mirando el protector ninja, Naruto lo giró entre sus manos y lo llevó hasta su frente.
La negra tela empujó la masa de cabellos dorados fuera de su rostro, subiendo en picos sobre su frente. Hubo un suave sonido de tela mientras, sin esfuerzo, ataba las largas tiras de tela tras su cabeza, y luego dejaba sus manos caer. Mirándose en el espejo, un segundo reflejo aparecía a su lado. Era él… Un adolescente de cabello más corto, usando su atuendo naranja con negro, en el rostro una enorme sonrisa.
—Lo lograste — dijo la imagen, levantando su puño.
Naruto chocó su propio puño contra aquel que pertenecía a su reflejo del pasado.
—Sí… lo hice. ¿Qué pasó con el alma de Yousuke?
La imagen sonrió.
—Está descansando ahora. Hiciste bien… Sabía que podía contar contigo — dijo la imagen mientras elevaba el dedo gordo en su pose de chico cool.
Naruto solo sonrió.
Su reflejo empezaba a desvanecerse, pero dijo unas últimas palabras antes de hacerlo.
—Y no me hagas volver, dattebayo. No seré tan amable la próxima vez.
Naruto se rió por lo bajo, y luego observó su reflejo en la superficie del espejo. Su reflejo adulto, ese que asemejaba a su padre. El que mostraba rasgos de su madre. Y con una sonrisa determinada en el rostro, Naruto apretó los dedos en un puño, listo para enfrentar lo que fuera.
Ya era tiempo…
Gracias por leer.
Lilamedusa