Aro estaba pensativo. La hora nos estaba llegando a todos. Miré a mi alrededor como si todo pasara en cámara lenta. Emmett a mi lado siempre un paso adelante, protegiéndome. Miré a la pequeña Renesmee, quien en su rostro había preocupación y pena. Se me partió el corazón. Bella, quien nos protegía con su escudo, tenía una expresión inescrutable. No sabría decir si estaba aterrorizada, o con odio. Quizás ambas. De pronto, como si nos hubiesen sentenciado a muerte, empezaron a despedirse. En esos momentos recorrí toda mi vida, humana y vampiro.

Me arrepiento de haber dicho alguna vez que prefería estar muerta en éstos momentos.

Me arrepiento de no haber hecho pasar a Emmett más momentos de felicidad, los cuales él merecía.

Me arrepiento incluso de las peleas con Edward.

Me arrepiento de haber juzgado a Bella en su momento.

Me arrepiento de no haber aprovechado cada segundo de vida que Carlisle me había otorgado desde aquella noche de abril en 1933.

Porque en éstos momentos en los que el fin se acercaba para todos, deseaba haber retrocedido el tiempo y haberle hecho el amor una vez más a Emmett, con amor y locura, disfrutando cada instante.

Desearía haber jugado una tarde más con Renesmee, admirando su inteligencia y belleza.

Desearía haber platicado con Bella una vez más y llegar a ser amigas.

Desearía incluso volver a estar una tarde bromeando con Jacob.

Porque ahora que estabamos a un paso de la muerte, todos mis oscuros momentos se borraron. Ya no había odio ni resentimiento. Por primera vez en mi existencia, quería seguir con vida, para disfrutar de los hermosos tesoros que se me habían entregado y no aproveché.

Porque tengo un hombre a mi lado que me ama. Porque tengo una familia que me quiere como una hermana y como una hija. Y ahora lo estaba perdiendo....

Emmett se dio la vuelta tán rápido que me exaltó al sacarme de mis pensamientos. Sin dudarlo dos veces tomé su rostro con mis manos e inserté en su boca un beso, quizás el último.

Saboreé cada centímetro de su boca, grabando en mi memoria su olor, sus roces, el choque eléctrico que provocaban sus manos en mi cintura.

Se dio la vuelta para volver a formar el escudo frente a mí. Pero ésta vez su brazo derecho estaba en mi dirección. Nuestras manos se entrelazaron y apreté con fuerza. No quería morir, no ahora. No cuando por fin me he dado cuenta de todo lo que tengo.

Miré una vez más a mi alrededor. Los Volturis estaban decididos. Apreté una vez más la mano de Emmett y suspiré...