Hola!! Bueno, algunos de este foro ya me conocéis… por mi otro fic, y los que no… pues aquí estoy!! Jaja

A ver, comento y no me enroyo, que soy propensa…

Este fic me lo recomendó leer una amiga de aquí, Amy-sempai, y no pude evitar enamorarme de él. Luego, me pidió que lo tradujera para subirlo a un foro… y ahora que me he hecho cuenta aquí… voy a empezar a subirlo.

Lo estoy volviendo a leer, para quitar las faltas gramaticales y de ortografía que cuando empecé a traducirlo no me di cuenta. Además… había algunas veces que no se entendía muy bien la escena, voy a intentar ponerlo todo bien.

Su título original es TORN, pero en español se podría traducir como CORAZON ROTO.

La autora del relato desapareció del foro, pero tengo la suerte de haberme cogido todos los capítulos en inglés antes de que lo hiciera, así que acabaré de traducirlo. Me dio su consentimiento =)

Por último… no es traducción literal, palabra por palabra, pq algunas expresiones inglesas son distintas a las españolas y no se entendería nada… he intentado que sea todo lo fiel al original.

Solo deseo que os guste tanto como a mí =)

Un besito!! Espero sus reviews!!

capítulo 1: COMPAÑERA

El agua caía estruendosamente sobre Konoha, con fuerza y a raudales. Los truenos se escuchaban desde la distancia, como si fuera a romperse el cielo en dos... El ruido de la lluvia al golpear la ventana no asustaba a las personas que estaban en la oficina de la Quinta Hokage.

Aunque hacía rato que la noche había sucumbido en sus profundidades, la Godaime siempre tenía cosas que hacer, y misiones que analizar.

-Entonces... ¿Estás diciendo que todavía quiere seguir adelante?- la ceja de la mujer, enarcada. Tenía uno de sus dedos sobre sus labios, concentrada.- Esto no es bueno...

El hombre que estaba sentado delante de ella permanecía impasible, mirándola con ambas cejas levantadas, frustrado.

-Esta es la tercera vez, Hokage. Yo no sé cuántas veces tendré que romperle algo para parar sus tonterías.

-Cierto es, Naruto-kun. Ya sé que estás en lo cierto...- la Hokage cerró una vez más los ojos antes de chasquear su lengua. La mujer dirigió su mirada hacia otro de los presentes en la sala.- ¿Qué piensas tú, Kakashi-san?- El ninja enmascarado cambió su posición en la pared, dejando caer su cabeza hacia atrás.

-Bien, Hokage-sama, creo que esto está fuera de nuestro control...

-Sí.- dijo el sannin de pelo blanco, situado en otra de las sillas de la gran oficina.- Esto va de mal en peor. Orochimaru no pudo hacer algo tan malo... Creo.- el escritor de novela erótica se movió en la silla y siguió.- Si el chico quiere ser un vengador, dejémoslo. Naruto y yo podemos patearle el culo cualquier día de la semana.- la mujer frunció los labios, molesta.

-Gracias por tal información, Jiraya...- miró al que tenía en frente, al fondo de la sala.- Kakashi, ¿estás seguro de que llamaste al Hyuuga?

-Sí, Hokage-sama, dijo que tenía que hacer una cosa antes, seguramente él estará...- como si lo hubiera estado escuchando todo desde el principio, Hyuuga Hiashi cruzó la puerta con dignidad y calma, tal como lo hubiera hecho casi cualquiera del clan.

-Mis disculpas, Hokage-sama.- el cabeza de la familia Hyuuga cruzó sus brazos levemente sobre su pecho. La Godaime se levantó de su silla al ver finalmente a la última pieza de su puzzle.

-Hiashi-san, estamos discutiendo sobre Uchiha Sasuke. Ha vuelto a intentar escaparse... por tercera vez.- los ojos sin color del hombre la miraban, atento.

-¿Qué le han roto esta vez?

-Una pierna.- pero aquello para ella era algo irrelevante.- De todas formas, eso no es lo importante. Intentará hacer lo mismo cuando se recupere, y es como si nosotros no hiciéramos nada en absoluto.- Hiashi no se movió durante los siguientes segundos, notando que el resto de los ninjas esperaban un argumento suyo para convencer al Uchiha de que estuviera a su lado. Después de unos minutos, el Hyuuga habló con voz tranqila:

-En mi humilde opinión, Hokage-sama, Uchiha Sasuke estaría mejor muerto.- aquellas palabras impactaron a todos los presentes.

-Por... qué.- preguntó finalmente la mujer, sentándose para recuperar fuerzas.

-Si nosotros le permitimos ser un inconveniente, él solamente perjudicará a la ciudad. Podría ser mejor hacer ya desde un principio lo que deberemos hacer tarde o temprano, antes de que se vuelva más fuerte.- Kakashi habló, con el rostro tan aburrido como siempre.

-Pero Hiashi-san, ¿cómo se lo explicarías a la gente de Konoha?- los ojos blancos buscaron el único ojo del joven canoso.

-¿Explicar el qué?- el ninja hiperactivo saltó de su silla y gritó:

-¿Estás diciendo que deberíamos matar a Sasuke y decir que fue un accidente? ¡No entiendes nada!- unos ojos blancos, completamente llenos de rabia, se encontraron con los azules del rubio.

-Eres demasiado joven para entender las prioridades de la villa, Uzumaki.

-Caballeros.- dijo Tsunade, mientras un relámpago surcaba los cielos y el eco de un trueno lo acompañaba. La Quinta Hokage llamó su atención de manera silenciosa y tranquila sobre aquella discusión.- Lo he decidido, y necesitaré toda vuestra ayuda.

En la oscuridad de su oficina, y bajo la protección de la lluvia, Hyuuga Hiashi, Hatake Kakashi, Uzumaki Naruto y Jiraya, escucharon el plan de Tsunade.

Todos los presentes en aquella habitación sabían que toda Konoha… estaría aliviada una vez el Uchiha fuera capturado y olvidado.

* * *

Escuchó el sonido de los pájaros y la naturaleza, antes de que sus sentidos despertaran plenamente.

Pájaros y árboles cantaban al unísono… una molesta melodía.

Uchiha Sasuke parpadeó y abrió los ojos. Primero viendo todo borroso, para luego aclararse lentamente ante él. Parpadeó de nuevo, apretando los dientes.

Sus huesos estaban rotos… Otra vez.

Y la molesta Tsunade parecía que todavía no iría a verle. Todavía, aparentemente.

En todo caso… no le importaba. Él nunca había pedido su ayuda.

Sasuke se sentó lentamente y notó una punzada de dolor en su cabeza. Tenía el peor dolor de cabeza que nunca antes había sufrido... Bien, eso siempre pasaba cuando usaba el sello maldito de Orochimaru, pero el no poder respirar bien hacía que aquello fuera peor.

Pasó los dedos entre su pelo, gimiendo por el dolor.

¿Durante cuánto tiempo había estado durmiendo? Malamente necesitaba cortarse el pelo, y también quería golpear a alguien más que nadie... especialmente a un rubio.

Naruto había roto su pierna de nuevo.

Recordó cómo había luchado contra Naruto, y perdido... para que luego él y Jiraya lo llevaran al hospital.

Seguía escuchando los molestos pájaros, el viento mover las ramas de los árboles, los perros y las personas en la cocina...

¿Personas en la cocina?

Se levantó, con cuidado de no apoyar apenas peso en su tobillo hinchado, se arrastró y salió al delgado pasillo. Caminó hasta la pequeña cocina y fue hacia la puerta de salida.

Frunció el ceño.

-Kakashi, ¿qué estás haciendo aquí?- el joven shinobi se sentó en la silla, acomodando su pierna herida para que no le molestara tanto.

-¡Sasuke! ¿Qué tal estás?- preguntó después de beber de su taza de te y ofrecérsela.

-He estado mejor.- aceptó la taza de té, y frunció el ceño.- ¿Cuánto tiempo he estado dormido?

-Tres días.- seguramente estaba sonriendo debajo de la máscara mientras hablaba.- Pensaba que habías prometido no volver a intentar escaparte de nuevo...- se sentó a su lado mientras apoyaba su mejilla tapada sobre una de sus manos, en un aspecto cómico. Sasuke permaneció en silencio, mientras Kakashi esperaba paciente algún tipo de respuesta. Finalmente, el Uchiha dijo:

-Cambié de opinión.- dejando a un lado su libro naranja, Kakashi parpadeó antes de volver a hablar.

-¿Qué pasa con el honor de un Uchiha?- la rabia del joven se hizo notoria, dejando escuchar un gruñido que escapó de sus labios, más no dijo nada.- Sasuke... ¿Cómo puedo convencerte de que estés aquí?

-No puedes.- fue lo único que respondió.- No hay nada que me una a este lugar...- habiendo encontrado la página del libro deseada, Kakashi fue en dirección hacia la puerta y puso la mano sobre ella justo antes de girar la cabeza:

-Bueno, Sasuke. De todas formas, la Godaime quiere verte lo más pronto posible.

-Por qué.- su voz denotaba desinterés.

-Porque estás casado.

-¿QUÉ?- el Jounnin desapareció en una nube de humo

* * *

Un enfadado Uchiha apareció en la torre Hokage tan pronto como sus pies se lo permitieron.

Esquivó a todos y cada uno de los guardias de seguridad en silencio, subiendo sin que se percataran de su presencia por las escaleras. Finalmente, ante la puerta de la Hokage, Sasuke golpeó con fuerza la puerta para entrar sin esperar respuesta y ponerse delante de la mesa de Tsunade. La mujer lo miró, como si aquello fuera lo más normal del mundo.

-¿Sí?- vio cómo el moreno parpadeaba irritado, pasando una mano por su desordenado pelo.

-¿Querías verme?- haciendo como que intentaba recordar, Tsunade se levantó y abrió un cajón, sacando un pergamino y poniéndolo encima de la mesa.

-Tienes una nueva misión.- dio un sorbo a su café. El joven lo cogió, notando que el dolor de su cabeza se intensificaba hasta el punto de querer estallar.

-¿Qué es esto...?

-¡Léelo!- respondió simple la mujer.

-No tengo por qué hacerlo.- dejó de nuevo el pergamino encima de la mesa.- Rechazo la misión. Estoy cansado, y mi pierna no está bien todavía.- un tic nervioso apareció en el rostro joven de la vieja Hokage, antes de sonreír dulcemente ante su mirada arrogante.

-No tienes elección, esta misión solamente puedes hacerla tú, el último de los Uchiha, y en el caso de que la rechaces… Todas las cosas serán canceladas.- se explicó, y no le gustó cómo la miró.- No hay otra opción, Uchiha, así que tendrás que hacerla te guste o no.- el rebelde se cruzó de brazos, mirando cómo llovía a través de la ventana.

-No estoy en condiciones.- con unos pocos sellos por parte de la rubia, notó cómo el chakra inundaba su cuerpo, regenerando todos y cada uno de los tejidos del hueso y carne, curándolo completamente.

-Ahora deberás vestirte apropiadamente para la misión.- Sasuke gruñó, no había excusa para no aceptar la misión ahora.

-¿Vestirme apropiadamente? ¿Qué demonios quieres decir con eso?

-Necesitaré una gota de sangre aquí.- dijo pasando completamente de la pregunta que le había hecho.

-Por qué.

-Tú solo hazlo.

-¡Por supuesto que no! Podría ser un contrato de por vida con una babosa que conozca.

* * *

Sasuke ajustó su bandana en su frente.

La Godaime Hokage había hecho que, amablemente… pusiera una gota de sangre en un pergamino donde estaba su próxima misión, aceptándola ya. En ese momento, cogían un camino poco familiar para él entre las calles de la villa oculta de la Hoja.

-Dime de qué demonios va esta misión.

-Vigila tu lengua, niñito, podría cortártela un día de estos.

-[¿Niñito? ¡Tenía diecinueve años!] Hmpf...- de repente se encontró unos pesados guardias que paraban su paso a una mansión.- ¿Por qué estamos aquí?- preguntó sin interés.

-Aquí explicaré tu misión… y la misión de tu compañera.

-¿Compañera?- él no quería volver a leer la misión firmada con su propia sangre. Tsunade bajó su paraguas y lo cerró tras protegerse de la lluvia, sonriendo a la persona que los esperaba en la entrada.

-Neji-kun.

-Hokage-sama.- el joven inclinó su cabeza, mientras la mujer estudiaba los ojos transparentes del joven.- Por aquí, por favor.

Sasuke siguió a la Hokage, en silencio.

La casa era acogedora y grande, similar a la casa de sus padres. Todo era estrictamente tradicional. Las puertas, el tatami, el suelo, las lámparas de aceite...

Resopló.

El Hyuuga abrió una puerta y los invitó a entrar. Tsunade pasó por delante de él en silencio, con una sonrisa en la cara, pero cuando Sasuke fue a pasar delante del joven Hyuuga, su pecho fue parado por una mano de acero.

Sus ojos se encontraron, enfrentándose.

-Si le haces daño, te mataré.- siseó el de ojos blancos.

Confundido por la arrogancia que acababa de ver, Sasuke apartó su brazo de un manotazo y siguió a la Quinta.

¿Qué demonios estaba ocurriendo allí?

-Sasuke, por favor, siéntate.- exigió, más que pidió, amablemente la mujer, indicándole un sitio a su lado. Él hizo lo que se le ordenaba lentamente… Empezaba a sospechar lo que estaba pasando. Neji estaba cerca de la puerta, detrás de ellos.

Las únicas personas en la habitación eran él, Tsunade, Hyuuga Hiashi y una de sus hijas.

La más mayor, supuso.

Nada de que preocuparse.

-Estoy aquí para explicar vuestra misión, Hinata-chan, Sasuke-kun. Así que por favor, escuchad. Si tenéis alguna pregunta, preguntarme cuando yo os lo diga.- empezó.- Lo primero de todo… Vuestra misión es en el país de la Lluvia, no aquí.

La sorpresa de Sasuke fue en aumento. Todo este tiempo le habían estado molestando soberanamente por mantenerlo ahí, en Konoha, y ahora ella quería que hiciera una misión fuera del país del fuego. Por primera vez, sonrió. Sería demasiado fácil escapar allí...

-Lo segundo, debéis mostraos cuidadosos, sobre todo vigilar vuestras bocas. No podéis ser indeseables en el país de la Lluvia tampoco, a no ser que queráis convertíos en pasto de los gusanos.- todo este tiempo, Hinata y su padre escuchaban atentamente, sin decir ni una palabra.- ¿Estás escuchando, Sasuke?- el aludido arrugó su nariz, molesto.

-Sí...

-Bien. Dicho esto, dicha la misión. Vais a ir allí como una nueva pareja de recién casados, y tendréis una casa en el país de la Lluvia.- los ojos de Sasuke se abrieron considerablemente, mientras que ninguno de los Hyuugas modificó la expresión de su rostro ni dijo palabra alguna.- Quiero que tú, Sasuke, sigas tu camino en sus rangos de ninja. Quiero que leas todas las cartas que manden a los cabezas de las oficinas. Así que harás todo lo que puedas hacer.- el moreno bajó la cabeza, mientras memorizaba todas y cada una de las preguntas que le haría después.- Y otra cosa, hay mucha gente que no conoce nada sobre la línea de sangre de los Hyuuga, así como ninguna de sus habilidades… Así que haz uso de eso, Hinata-chan.- sonrió a la joven, que seguía con la espalda recta pero sin mantener contacto visual. No había levantado la vista del suelo en toda la reunión.- ¿Alguna pregunta?

-Sí.- Sasuke levantó su cabeza y la miró.- ¿Por qué yo?- vio cómo la rubia sonreía con el ceño fruncido.

-Eso es otra cosa... Aquí hay gente de ese país que necesita escolta para volver a casa. Están en la casa de invitados ahora mismo.

Sasuke odiaba a los embajadores... Odiaba a la gente, pero especialmente a los despreciables, snobs… embajadores.

Un pequeño silencio fue interrumpido por la voz seria y calmada del cabeza de familia… Hyuuga Hiashi.

-Entiendo que Hinata sea útil para esta misión, Hokage-sama, aunque no creo que debiera ir, puesto que es completamente ineficiente en combates reales.- la mujer lo miró. Se sentía mal por la chica, y esperaba que, sobre aquello, no dijera nada el padre de la joven. Sonrió, amarga:

-Eso no importa, ella será la esposa, y las esposas no combaten. Lo mejor… es guardar sus secretos escondidos, ¿eh, Hinata-chan?- la aludida no movió un ápice su cuerpo, como si fuera una muñeca que estaba ahí, de adorno.

-Hokage-sama.- volvió a hablar el cabecilla de los Hyuuga.- Me gustaría que mi hija y el Uchiha firmaran un contrato oficial como que están casados, si estás de acuerdo con eso.

-Es perfectamente razonable, estás en tu derecho de proteger a tu hija.- sonrió la mujer de las dos coletas, más como una mueca que como una verdadera sonrisa.- Sasuke, firma aquí.- dijo una vez sacado el pergamino. El joven salió de su trance y miró el pergamino.

-No.- unos ojos rojos y otros blancos, completamente fuera de sí se encontraron, desafiantes.- ¿Por qué tendría que casarme con ella? Ella no está interesada en nada y además, no vamos a pasar años juntos.

-Sí, lo haréis.- contestó secamente la Hokage.

-¿QUÉ?- abrió la boca para seguir hablando pero el pergamino lo plantaron con fuerza en su cara.

-Te dije que leyeras la misión con atención, y que no había vuelta atrás. Ahora firma.- El Uchiha gruñó y firmó entre dientes aquel contrato.

-[Mierda... solo tengo diecinueve años y ya estoy casado... mierda...]- el pergamino fue pasado a los Hyuugas, en concreto a la joven, que no lo cogió cuando lo pusieron ante ella.

-Ahora, Hinata-chan, firma con tu sangre aquí.- dijo suavemente. Era como si al hablar con ella sintiera la necesidad de ser más suave, más... cuidadosa. Vio cómo los hombros de la joven se tensaron, y un pequeño susurro, inaudible, salió de sus labios.- ¿Perdona?- La Hokage pensaba no haber oído bien.

-Etto...- Su cuerpo se tensó todavía más y volvió a intentar hablar.- Yo... yo no... quiero hacerla.- tras sus palabras, una nueva pausa estuvo presente en la que nadie dijo absolutamente nada. La tensión era incontrolada, hasta que Hiashi cogió el pergamino y pinchó uno de sus dedos hasta sacar una gota de sangre.

-Entonces lo haré yo por ti.- los ojos de la joven lo miraron con fiereza, asombrados y asustados al mismo tiempo por lo que acababa de hacer su padre, antes de volver a bajar la vista al suelo y apretar sus manos contra su kimono. Tsunade esperó a que se secara la sangre y enrolló el manuscrito donde estipulaba que ambos jóvenes estaban casados, desapareciendo al momento el papel en una nube de humo.

-Bien, entonces habrá que empezar cuanto antes. Vuestra misión llevará mucho tiempo. Así que por favor, recoger vuestros objetos personales cuanto antes acordéis.- con eso dicho, se levantó y fue seguida por el cabeza del clan, su hija y el Uchiha