Cap1: Soledad

En soledad me hago el loco, para no enloquecer

Aunque últimamente esos sueños se tornan muy distantes, aun en estos tiempos tan fatálicos, siguen ahí forjándose lentamente, haciéndose cada vez más grandes y deseables, sobre todo en ahora que el sexto Hokage ha hecho y deshecho a diestra y siniestra; ha convertido a la aldea de la hoja en la más corrupta sociedad ninja que jamás se haya visto, ahora somos asesinos a sueldo, es terrible y lamentable ver como el trabajo de los anteriores Kages han sido destruidos. Me gustaba más cuando las pequeñas villas nos llamaban "hermanos", "amigos", "aliados"; sin embargo, los adjetivos más siniestros son los que nos señalan cuando tan solo caminamos por algún lugar, el miedo constante, el mismo episodio se repite una y otra vez, una madre que toma a su hijo por el brazo y lo esconde en su regazo; el niño que corre despavorido, entra a su casa y cierra la puerta; por último los murmullos. Ya empezamos a acostumbrarnos a todo ese trato hostil, pero no puedo dejar de sentir un hueco en el estómago que cala mis nervios hasta casi desquiciarme, me recuerda a los días en que todos me repelían, no es justo, realmente nosotros solo somos los peones, como las piezas del sh ougi que Shikamaru mueve en un solitario desde que su maestro y amigo murió.

Finalmente, la noche cayó sobre la aldea cubriendo la bóveda con un color satinado muy poco usual, ya nadie salía durante las noches, los negocios nocturnos eran pocos y ninguno duraba hasta la madrugada, me deprimía todo aquel panorama; pero esta noche era especial, algo tenía que me dejaba reposar tranquilamente sobre el tejado de mi departamento, viendo a las personas hacer sus rituales nocturnos, es realmente increíble la tranquilidad que se percibe.

- Una estrella fugaz – le susurro a mi amigo negro y de grandes orbes amarillas, un gato sin familia, como yo. Le he llamado Hoshi (estrella), pues cuando lo encontré lastimado sobre una teja, sus ojos se fundían con el cielo oscuro y sus ojos parecían centellar cuando parpadeaba. Desde entonces, le ofrezco la leche que dejo después del desayuno.

Me ha maullado, y se sienta sobre mi abdomen, pareciera que quiere reclamar algo, pues me mira inquisitoriamente, ambos mirábamos el cielo, ese era un gusto que compartíamos en común; mirar al cielo me mantiene estable, shikamaru es quien me ha dado el consejo. Parece que ninguna otra estrella pasará, pero la luna llena se iza hermosa sobre el firmamento cambiando lentamente su posición generando un diluvio de sombras y matices diferentes.

- No he tenido opción – digo vencido. El gato parece poseer inteligencia "supra gato", adivina cada uno de mis sentimientos y sin palabras logra que yo hable hasta de más. Aunque con él tengo confidenciabilidad absoluta, estoy seguro que no irá con alguien a contar todos mis problemas existenciales – no me mires así – exijo sin respuesta alguna.

Sin más, el felino eriza la piel de su lomo haciéndome poner en alerta con una Kunai en mano, veo una silueta que reconozco casi de inmediato, bajo el arma y extiendo mi mano para recibir el pergamino, el guante negro y la piel marmórea del brazo de Sakura se nota rígida, aprieta con fuerza el rollo de papel, como no queriendo entregarla. Levanto la mirada dulcemente y puedo observar un destello de tristeza en sus ojos jade.

- Basta Hoshi – el gato no puede evitar ser repelido por ella, no sé que puede tener en su contra, pero nunca le ha soportado – cálmate Sakura, no pasará nada – siempre le digo eso, y siempre termino en el hospital gracias a los neandertales que tengo por equipo.

- El equipo parte mañana a primera hora, cuídate mucho – sin decir más se apartó y corrió hacia la penumbra. No entendí muy bien el mensaje, así que proseguí a abrir el pergamino y tras leer las indicaciones quemé el rollito con un encendedor.

Hoshi se había marchado, ese gato aparecía y desaparecía como un fantasma, le debí haber puesto "nagareboshi" (estrella fugaz) y tal vez estaría estático. Al entrar a mi departamento, tomé lo necesario para la misión y corrí por las calles hasta la torre Hokage, como me lo pedía la misión.

- Bienvenido – escuché justo después de atravesar el umbral – sé bien que dice que será una misión en equipo, pero esto lo puedes manejar bien tú solito, como un hombre.

- Las órdenes señor – dije a regañadientes. No me placía decirle "señor" a un hombre del que no estoy seguro de su humanidad, porque bien podría parecer un sharpie.