Aclaraciones:

No tienen que leer esto si no quieren.

En primer lugar, todos dirán "hey que hace esta loca después de años sin actualizar aquí en FF. ¡Ya no te queremos!" :c Ha pasado mucho, ojala que alguien le interese leerla, porque dudo mucho que los viejos lectores se acuerden de esta historia xD.

En segundo: ¡Muchas gracias por todos sus reviews! Encerio muchas gracias, los eh leido, y me da mucho gusto que les halla interesado en esta rara historia. Por disculpa por tardarme tanto, hice este capitulo muy largo. Me daban ganas de ponerle mas, pero lo reserve para el otro capitulo, que sinceramente me gusta mas que este.

Tercero, se que muchos se dan cuenta de la actitud de Momoko. Es muy difícil dar las personalidades a los personajes, se puede ver claramente como la personalidad de bombon cambia drásticamente de lo que es la caricatura original a la versión japonesa.

Bombon original: Lista, calculadora, mandona.

Momoko/Bombon: Despistada, enamoradiza, glotona, soñadora. (Y si han llegado a ver la serie sus comentarios califican en superficiales. Superficial sinónimo de caprichoso.)

Momoko sin sus 2 mejores amigas, sin poderes, en un Universo Alterno donde los RRB están en la escuela, uno en especial colmándole la paciencia, una escuela como todas donde todos queremos encajar… Verán la razon de porque Momoko es como es en mi fic. Ademas, para mi es entretenido ver a alguien tomar el papel de malo en una historia, siendo sincera mi personaje favorito de la serie es y siempre será Momoko, no se preocupen ella no seguirá siendo asi de malvada como ahora, ¡solo esperen! Y no se preocupen habrá momentos para todas las parejas.

Capitulo 3

Cada quien en su lugar

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Nunca pensó que su suerte fuera tan pésima, ser tratada como alguien del sexo opuesto sin consideración de lo evidente, y es que ella... era una chica.

-¿Ó acaso no lo soy?-pensaba ella, decaída, lamentándose mientras un chico de cabello rojizo le daba un leve golpe en el hombro.

-Buen pase 'amigo'.- se escucho la animada voz del chico que se quitaba el casco y se retiraba del campo pasando a lado de la chica.

Ella sin querer suspiro hondamente, y viendo con tristeza sus zapatos sucios soltó un débil. -Gracias. - Nada convencida de lo que decía, decidió quedarse en el campo otro rato a practicar, mientras todos los otros chicos seguían la misma rutina de abandonar el campo, ducharse e irse lo más antes posible a sus casas. Ella sabía que el ser la única chica en aquel deporte tenía sus desventajas o más bien sus responsabilidades. Y es que ella tenía que esforzarse el doble si no es que el triple más que ellos para contribuir fuertemente en el equipo. Era buena, había llegado lejos, y casi al grado de tomar el puesto de capitán, sin embargo ella no tenía la motivación para ello, ella soñaba con cosas más importantes que eso.

Su cuerpo le exigía descanso, mas ella no se lo permitía nunca... Ella así nunca haría las cosas.

El campo era una de las pocas aéreas que se podían ver en el exterior de la escuela, Kaoru notaba como ella era de las últimas personas en dejar el edificio. No le importaba, ella simplemente seguiría aunque fuese la última.

-Explícame, porque siempre tomamos esta ruta para ir a comprar sodas, ¿te gusta ver la cancha de la escuela Boomer? - decía la suave y tierna voz de la chica de ojos azules, la cual no prestaba atención al chico que entrelazaba sus dedos con la reja que separaba la cancha y el pavimento de afuera. Él sabía que no iba a responder, por suerte la chica no vio venir un ruido conocido como al de un gato, lo cual trajo como consecuencia la desaparición momentánea de la chica, la cual ahora se hallaba al otro lado de la calle hablando con un gato como si fuera lo más normal del mundo.

El chico detenido frente a la cancha, aun separado de ella, la pudo ver muy bien. Era la razón de sus rutas que pasaban por ese lugar, era la razón del porque sentía que en ese momento se le acabara el aire. Sintió una fuerte presión en el pecho al verla de nuevo. Su cabello negro revuelto y ya bastante mojado por el sudor, sus ojos verdes tan claros como el césped, y su mirada llena de convicción, de decisión y seguridad en ella misma.

Sus ojos se encontraban perdidos y una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios al verla. No le era posible imaginar a alguien con ese espíritu, con esa fuerte actitud que sabia nadie poseía. Y es que era la única persona que se quedaba una hora entrenando después de haber terminado el arduo entrenamiento diario. Él había asistido a los pocos partidos de futbol americano en los que estaba ella. En los cuales, claro, ganaban. Casi siempre gracias a la chica.

Él se preguntaba, ¿cómo es que una chica al fin tuvo el valor de hacer lo que ninguna ni siquiera intento? La admiraba tanto, pero más era la atracción que lo inclinaba a verla sin cansancio, y estaba tan desesperado, ya que, desde que la conocía no se la podía quitar de la cabeza.

-¿Que ves? - Una curiosa voz se hizo escuchar, el chico se sobresalto y sonrojado dejo de mirar en la misma dirección para ver a su amiga a su lado de nuevo.

-¡N-nada! - Exclamo y comenzó a caminar extrañamente mientras su amiga inocentemente lo siguió.

-Esta haciéndose muy tarde. Así que solo veremos una película. - dijo ella regañándolo por el repentino deseo de ir por sodas y chucherías.

-¡Pero es viernes! - Este lamento resulto inútil para la ya antes tomada decisión de la rubia.

...

-¿Momoko? ¿Por qué gritas? - se escucho desde debajo de su cuarto, en el primer piso. El gritar exageradamente era un defecto de ella muy bien conocido por sus padres, mas siempre se tomaban la molestia de preguntar.

La chica que sentía que el mundo se le venía encima, quería que la tierra se la tragara, con moño y todo, y que la desapareciera para siempre. Alguien, desconocido, extraño... Había encontrado una carta de amor que ella había firmado con su nombre completo. Era devastador, ya podía ver como en un minuto toda la escuela sabia de eso, como todos se reían en su cara, y la ridiculizaban hasta el día de su graduación. Y lo peor, podía ver a ese chico tan hermoso, burlándose de ella, junto con sus amigos.

Todo parecía una horrible pesadilla. Su madre algo extrañada volvió a preguntar aun más fuerte. - ¿qué paso hija?

La chica que estaba a punto de desmayarse tomo aire, reacciono, y volviendo al mundo real, grito respondiendo. -¡Estoy bien mamá!

-Es mi fin.-pensó.

...

Al fin era lunes y distintos pensamientos relacionados a tonterías se cruzaban por su mente. Un chico con ojos verdes oscuros, cabello negro, fachas de skate, y con rasguños y heridas alrededor de sus brazos y cara. De los chicos más populares, era perseguido por chicas. Desafortunadamente, tenía fama de mujeriego. El moreno había tenido aproximadamente una cita con 2 de cada 15 chicas en diferentes salones, muchos chicos lo detestaban por esa increíble y devastadora forma de tratar a las chicas; algunos solo le tenían envidia.

-Es un hermoso día... - Decía el de pelo negro mirando al cielo con mucha confianza en si mismo.

-¿Por qué dices algo así?- Su mejor amigo caminaba a su lado y lo miraba de forma reprochadora.-Mira estas ojeras, ¡estas ojeras creadas por una estúpida llamada que tuve a mi celular a las 3 de la mañana! - Exaltado, el rubio tomando aire con mucha fuerza para luego exhalarlo, tratando de expulsar aquella ira.

-Pero Boomer, ¡parecía un fantasma! Tenía miedo. - Fingiendo inocencia logro hacer unos "ojos de cachorrito", dirigiéndose hacia su amigo que solo pudo soltar un...

-Te detesto...- El pelinegro solo intensifico esa mirada y actuación. -¡Oh! ¡Pero no me puedo resistir! ¡Es tan tierna! - Saliendo a flote la débil personalidad del de ojos azules empezó a abrazarlo ridículamente mientras sonreía.

-De acuerdo... ¡SUELTAME! - Butch que tampoco podía ocultar su seria y nada linda personalidad, después de dirigirle varias miradas amenazadoras lo quito de encima y se aparto un metro de su amigo.

-Jajajaja... - Rio el rubio con diversión, la escuela era grande y tenía muchos espacios abiertos en los que ambos tenían que caminar para llegar a sus clases, ambos se pudieron percatar de que tenían que separarse y tomar distintos caminos. Así que sin decir adiós, ya como parte de la rutina, se alejaron y llegaron con sus respectivos grupos.

Eran amigos de la infancia, mas ahora formaban parte de diferentes grupos sociales. No tenían mucho en común respecto a su forma de ser, aun así ellos se complementaban de cierta manera con eso. El estar juntos como los viejos amigos que eran a veces resultaba difícil.

...

Miyako como de costumbre pasaba por los pasillos y una ola increíble de saludos se empezaba a aproximar a ella. La chica no era consciente de lo popular que era, y mucho menos de los miles de admiradores que tenía alrededor de la escuela.

Algunas chicas se le acercaron y la comenzaron a alagar y a saludar amablemente. Sin darse cuenta la rubia ya estaba rodeada por un gran número de chicas que cerraban mas el circulo donde Miyako estaba en el centro.

El suelo del instituto era pisado con fuerza por unos muy particulares tenis blancos con cintas de color rosa. Un cabello largo y sedoso anaranjado recogido en una cola de caballo se movía de un lado para el otro en signo de un brusco movimiento de parte de los pies.

La rubia se percato de que el suelo se movía, y los casilleros temblaban, esto la dejaba curiosa mas intento prestar atención a la multitud de chicas que la rodeaban.

Repentinamente una chica de pelo naranja salió de entre todas las chicas, haciendo a todas a un lado y quedando de frente con ella. -¡Tú! - una enorme sonrisa ahora se asomaba por aquella chica mientras que todas la miraban extrañadas.

-¿Eh? - Soltó con incredulidad la de ojos azules.

-¡Eres la chica a la que busco! La chica más bonita y popular de toda la escuela, sin mencionar que estas en el cuadro de honor... Y... Aun más importante, eres... - Silencio sepulcral entre los presentes creado por la espera al habla de la chica de ojos rosas. - LA CAPITANA DE LAS PORRISTAS, MIYAKO GOUTOKUJI!

Esta aturdida y sorprendida se avergonzó de sobre manera al ver que la recién llegada invadía su espacio personal viéndola fulminantemente sin quitarle los ojos de encima. Las demás chicas se fueron despidiéndose de Miyako, mas sin ser escuchadas.

-Yo soy Momoko Akatsukumi...- Soltó esta con un deje de orgullo mientras cerraba los ojos. - Es genial al fin conocerte, eres una leyenda... - Mikayo abría los ojos cada vez más, estaba estática por la forma de hablar de la chica. Con tanta confianza a pesar de no conocerla, era increíble. Y realmente le agradaba su voz y su espontanea facilidad para hablarle. – ¡Eres la autora del quíntuple salto mortal jamás antes visto en la historia de la humanidad! - la peli naranja llevo sus manos a su cabeza en señal de asombro. – ¡Wow! Eres espectacular, rubia, inteligente y...- La rubia algo sonrojada comenzaba a cuestionarse de que en verdad todo lo que había dicho fuera cierto. Al instante la vergüenza se incremento por el hecho de que Momoko comenzaba a pasar su mano bruscamente por la cara de ella. – ¡Tienes un cutis perfecto! ¡Lo sabia!

La chica se sonrojo y con una sonrisa se dirigió a la chica frente a ella. -Me siento alagada. Y si, yo soy todo eso que dijiste. - La rubia soltó una pequeña risa característica de ella.

-Y además modesta.- Pensó con ironía Momoko.

Las dos chicas comenzaron a charlar de manera natural como si lo hubieran hecho anteriormente. Se dieron cuenta de que la compañía de la otra era bastante agradable para ambas. Conversaron como por 15 minutos y el tiempo se les terminaba, ya que lamentablemente para ellas la campana para la primera clase se había hecho escuchar hace pocos segundos y se veían obligadas a despedirse.

-Entonces nos vemos en las pruebas...- Miyako diciendo esto observo a sus compañeros entrar uno por uno a su salón de clase. - Mucha suerte.

-Gracias. Por eso y por los buenos tipsque me diste para las pruebas... - Ambas se despidieron e ingresaron con prisa a sus respectivos salones.

...

Momoko había estado buscando una buena explicación de la desaparición de su preciada carta. El sufrimiento causado por su imaginación se apoderaba de ella. Algo cansada encontró varios pensamientos positivos a los que su agotada mente contribuía.

-Bueno, tal vez... Simplemente se quedo en el piso la barrio un conserje y la desecho. - Pensó Momoko con algo de conformidad en su rostro mientras entraba a su salón de clase.

-¡ESTA SUPER GUAPISIMO!- Pensaba la chica peli naranja al darse cuenta de que frente a sus ojos estaba el chico que le robaba el sueño. - Ahí está, por esa puerta están pasando los ojos mas azules, hermosos y profundos... Por esa puerta está pasando su cabello rizado, amarillo y sedoso. - Boomer parecía ser el ultimo que faltaba para que se completara la clase, mas aun faltaba un chico de cabellos naranjas que venía tras de él. - Pasando por esa puerta... ¡ESTA LA COSA MAS HORROROSA QUE JAMAS HALLA VISTO! - Pensó horrorizada Momoko al ver que detrás del chico de sus sueños estaba el chico de sus pesadillas. -No dejare que esa cosa me arruine este día, hoy Boomer se sentara frente a mí. Lo sé. Y nadie ni nada lo impedirá.- Pensó viendo como el rubio se sentaba frente a ella. Y tomo la valiente decisión de hablarle... Más algo la callo antes de que pudiera decir una sola palabra.

-¿Por qué no te sientas aquí Boomer?

-Esa voz...- Pronuncio con escepticismo.

-¿Brick? Ya rugiste hermano.

Su orgullo se quebró sonoramente, algo dentro de ella quería salir, un grito de dolor, de perdición, de...

-¡NOOOOOOOOOO! – Estallo, al derrumbarse en su propio sitio, apretó sus dientes con fuerza y sus ojos tomaban un color rojo fuego.

Cada que él podía, se encargaba de hacerle el día miserable, había ciertos momentos en los que se podían llevar bien, sin embargo eran más enemigos que buenos amigos. Era un "odio" compartido, el cual crecía y crecía.

Una mirada se asomaba desde el lado opuesto del salón, una mirada que bien sabia era dirigida para ella, era su manera de burlarse de su sufrimiento.- Esa estúpida mirada de satisfacción, esos estúpidos ojos rojos.- Pensaba la chica solo al ver que el chico le declaraba guerra con sus ojos. Y ella tenía tanta sorpresa que solo pudo abrir su boca y sus ojos con impotencia. Al chico le daba gusto aquella reacción y le pudo sonreír secarronamente, como tantas veces lo hacía.

-Te odio... ¡Estúpido niño! - La chica volvió a posar sus ojos al frente para ver que el maestro comenzaba su clase y ella se conformo. No tuvo más que aceptar que había perdido y cualquier ilusión de tener la total atención de ese chico solamente se hacía más ilusión. Ahora solo tenía en su mente al chico de cabello naranja, aquella molestia que la sacaba de quicio de todas las maneras posibles.

La clase parecía eterna para Momoko, muchas de sus amigas se le acercaban e intentaban entablar una conversación, en cada uno de sus intentos eran ignoradas por la distracción de la peli naranja, la cual no despegaba su vista del reloj.

-Distraída, desorganizada, sin interés en la clase, está perdida en este mundo...- Dijo un chico, sin querer en voz alta, involuntariamente lo escucho el que estaba a su lado.

-¿Acaso hablas de Momoko Akatsukumi? - Una dulce voz proveniente del que lo acompañaba se escucho. Brick se lamento por decir en voz alta algo que se decía a el mismo.

-Eh, si...- El rubio poso sus ojos en la chica, bastante perdida, claramente hablaba de ella.

-Y, ¿te puedo preguntar otra cosa?- Brick asintió curioso y el rubio se le acerco para que nadie lo escuchara. - A ti... ¿te gusta Momoko?

La pregunta le ofendía como nadie tenía una idea. Se altero y el rubio vio como este abría los ojos en señal de sorpresa, mientras abrió su boca muy grande para poder expresar su disgusto.

-¿ESTAS LOCO? ¡CLARO QUE NO!

Todos los presentes incluyendo Momoko habían volteado con extrañes.

-Loco.- Dijo simplemente la chica del listón rojo, mientras se volvía a incorporar en su asiento.

-Interesante reacción.- Pensó Boomer.

...

La tan esperada campana al fin había sonado, mas en la mente de la chica solo cabía un objetivo y este era seguir buscando aquella carta que la había metido en un enorme problema. Quiso pasar desapercibida, preguntando muy discretamente al alumnado, faltaba poco tiempo para el almuerzo y estaba realmente lamentándose de anticipo aquella hora perdida en la que podría estar saboreando los mejores gustos de la vida, y eso era comer.

Unas hojas alcanzo a visualizar a lo lejos y no dudo en hacer su búsqueda ahí. Al llegar no puso atención alguna en las personas que pasaban por ahí, solo en las hojas. Se agacho cuidadosamente e intento tomar aquellos papeles de desconocida proveniencia. Algo interfería en sus planes, sus manos eran cubiertas por un tacto muy cálido y sus ojos posaron la vista en esas nuevas manos y después en unos ojos azules de hombre.

-Si no estuviera justo aquí todo el tiempo frente a ti pensaría que me querías robar mi tarea.- Al decir esto ambos se enderezaron y de igual manera quedaron frente al otro.

-¡Eh!- La chica no pudo captar lo que oía, y no entendía, si antes estaba sorprendida, ahora su corazón no dejaba de latir y hacer miles de preguntas.

-Normalmente cuando se te cae algo la gente no viene corriendo a ayudarte, ¿oh si?- El chico arqueo una ceja y sonrió de medio lado, ella solo sintió como la empapaba un balde de agua fría, literalmente claro. Ahora lo entendía, fue tan despistada que había perdido sentido de la gente que la rodeaba, hasta el punto de no haber visto a la persona que nunca perdía de vista. Sus ojos le pedían un momento de quietud en los ojos de él, pero su mente le pedía cordura y razonamiento.

-Es que, me encanta ayudar. Si así soy yo. Siempre ayudando al prójimo… - Nerviosamente se vio obligada a hablar con rapidez y torpeza, algo que paso desapercibido el rubio que solo la observaba detenidamente. -Así que tenemos tarea...

Una gota de sudor frio resbalaba por la frente del chico, si sabía que era despistada, ¿pero tanto?

-Para la última clase. Y...- la chica vio que él hacia una pausa y con pesadez en su tono el chico prosiguió.-¿No lo sabías?

-Jijiji... - El chico prácticamente se desmayaba ante tal actitud.

Ambos rieron un poco sin entender la razón, sin explicación y no paso mucho para que el chico se detuviera. -¿No lo sabías cierto?

Ella detuvo su risa en seco y dejo caer su cabeza hacia abajo.

-No. - Concluyo con algo de pena en ella misma.

-Quisieras...¿ Almorzar conmigo y con mi amigo hoy? – Dijo él con esa sonrisa característica suya, sin embargo sin mucho interés. La chica no podía creer lo que oía. Y él, pensando que no había sido entendido repitió lo que había dicho.

-Dije, que si quieres comer conmigo y con...

-¡SI! - Soltó de golpe y el chico sonrió, Momoko sentía que la sangre se le subía a la cabeza, y es que en ese momento se sonrojaba como nunca. -Te veo halla tengo que hacer algo.

-Está bien.- Se retiro de la vista de ella mientras la chica sentía como sus pies ya no tocaban la tierra y flotaba por los cielos. Tomo un paso muy rápido y tomo rumbo a su casillero donde metiendo su cabeza comenzó a gritar eufóricamente, tratando de hacer salir toda aquella alegría contenida. Poco a poco el aire se le acababa, y ya sin aliento cerro su casillero y se encamino hacia su nuevo destino, que era la cafetería.

Algo apresurada, no conto con que sus reflejos no le funcionaran al instante de chocar con una chica con rasgos parecidos al chico con el que había hablado hace unos momentos.

Quedaron ambas con un dolor de cabeza y gimieron mientras se sobaban aquella parte golpeada por sus cabezas.

-Que dolor...-

-Esto me dejara marca. - La chica del listón poso sus ojos en la chica de enfrente al escuchar que esa voz se le era muy conocida.

-Miyako? - La mencionada no tardo en ver a su atacante y sin pensarlo le sonrió divertida, Momoko le devolvió la sonrisa de igual manera.

-¿Creo que tienes mucha hambre, no?- La desconcertacion de la peli naranja se hizo notoria.

-Pero entonces, ¿a dónde ibas tú? - La rubia con una sonrisa miro hacia la dirección a la que tenía que ir.

-A la... - La chica se sonroso levemente. - A la biblioteca.

-Extraordinario.- más que sorprendida, no podía creer que alguien prefiriera cambiar la hora de la comida por leer un libro.

-¿Tú crees? - A la chica no le parecía algo fuera de este mundo, ya era algo que normalmente hacia. La de ojos rosados asintió con su cabeza. Su mente volvió a recobrar el pensamiento que anteriormente la daba vueltas en la cabeza.

-Por cierto, ¿no has visto una carta?- Soltó viendo esperanzada a la rubia.

-¿Una carta?- Dijo esta curiosa. La chica del listón solo suspiro hondamente en señal de rendimiento.

-Una carta la cual no iba a dar, una carta la cual nadie debe de ver.- Con deje de tristeza comenzó a mirar el piso.

-Pero, si no vas a dar una carta, ¿porque la haces? - Esta sin percibir la tristeza de la chica, soltó aquella pregunta que parecía ser la más obvia que rondaba por su mente.

-Para... Viéndolo así, es verdad. De nada sirve... - Cada vez con más pesadez decía las palabras. Y fue cuando Miyako encontró tristeza en su estado de ánimo. Lo que hizo que se sintiera culpable por no haberse dado cuenta antes.

-oh lo siento, ¿estas bien? - Dijo tratando de hallar sus ojos con los suyos

-Seré la vergüenza de la escuela, es lo más seguro. Mi reputación, aun sin empezar será arruinada. - Sin pensar ya se estaba llegando demasiado lejos y la de ojos azules se intrigaba cada vez más.

-¿pero qué es lo que paso? - Dijo finalmente.

-Hay un chico al que yo... - Hizo un pausa, dándose cuenta de que era mas difícil de lo que había pensado decir lo que iba a decir. -A mi me...

-Te... - Intento ayudar y acelerar aquella parte que no podía pronunciar la peli naranja.

-Me...- Algo acalorada, se aseguro de que ya todos habían abandonado los pasillos, y tomando mucho aire consiguió confesar al fin. -AMO A BOOMER. ¡Es el chico más perfecto, atractivo y hermoso que eh visto en mi vida! ¡Estoy locamente enamorada de él! - Algo en la rubia se detuvo por un momento, y fue tanta su sorpresa al escuchar esas palabras que le costó un poco articular las palabras. Fue muy notorio aquel silencio del cual ambas fueron presas por un instante.

-Am, Miyako? - El trance de ella la inquietaba. La chica se sacudió y se incorporo al ver que era observada con rareza.

-Ah, pe-perdón. - Por un momento pudo colocar cada pensamiento en su lugar, y es que ella hablaba de Boomer. No conocía otro en toda la escuela. ¿Su mejor amigo? Estaba enamorada de sumejor amigo.

-Entonces...- La peli naranja intento encontrar explicación a al comportamiento y Miyako se lo concedió.

-Estas hablando de mi mejor amigo...- Dijo apenada con un leve sonrojo en su rostro.

La chica sorprendida, sintió una leve sacudida y pensó. -Ay con quien me metí... ahora se enojara y no querrá que me le acerque o algo peor. - La rubia al ver ese desconcierto, entendió claramente lo que pasaba por la mente de Momoko.

-Está bien, sigue hablando de él. No me molesta. - Dijo esta con una nueva sonrisa.

-¿Enserio? - Pregunto algo sorprendida, y a la vez, con mucho mas alivio.

-Claro, tú y yo también somos amigas... ¿No? - Algo en el ambiente había cambiado para la de ojos rosas la cual sentía como por su mente se repetía esa palabra.

Amigas.

-¡Claro que si! - Ambas pudieron ver la sonrisa de la otra, y era sincera, era algo de lo que se podria dar cuenta cualquiera.

Entonces la chica le conto de todo lo que estaba sufriendo, y de lo que trataba la carta, cada detalle de lo que le había pasado despues de perder la carta. La rubia estaba muy atenta y Momoko agradecia que por lo menos, habia una persona que la podia escuchar.

-oh, espero que nadie la haya encontrado, pero vamos, es improbable.- Dijo casi para tranquilizar a su amiga. Pero habia mucho de honestidad en sus palabras, y pensaba que lo mas logico habia sido que al limpiar la escuela, esa carta ya se encontraba lejos del instituto.

-¡Ja! Tienes razón. - Amplio una sonrisa mientras a las dos chicas les pasaba por la cabeza esa idea de que el conserje ya se había llevado la tan nombrada carta.

-Jajajaja...- Rieron ambas chicas desapareciendo en los pasillos.

...

-Vamos, solo unas cuantas copias y me voy.- Una mirada triste se asomaba por unos ojos rojos. Mirada que no era bien interpretada por la autoridad que se hallaba frente a él.

-No confió en ti. Pero de acuerdo.

-Gracias señor... -Tenía algo de culpa por no poder quedarse a ver cuáles eran esas copias ya que no tenia el tiempo requerido. El chico que no tenía buenas intenciones, se aseguro de cerrar la puerta al ver como desaparecía tal autoridad.

-idiota. - Soltó con simpleza al tomar entre sus manos aquel papel que contenía las palabras que solo una chica podría decir.

-Veamos... ¿cuantas copias serán suficientes para que la escuela entera vea esta carta y duren todo el año burlándose de ella? Solo hay 200 hojas en la copiadora. Interesante.

...

-Butch, siéntate conmigo. - Una mirada de emoción brotaba de una chica, bonita, y con ropa un poco provocadora.

-No. Mejor ven a comer conmigo.- A su lado otra que de casi misma apariencia solo que esta derrochaba una personalidad un poco más dulce, su tono era casi de suplica.

-Oh desesperadas.- Pensaba el pecoso algo molesto por ese tipo de comportamiento. El chico se arrepentía de esos malos pensamientos que a veces corrían al ver gente que se degradaba y faltaba al respeto de tal manera.

El chico que se había mantenido callado solo observo y después de meditarlo tomo su decisión. -Está bien, comeré con las dos.

El rubio que estaba que explotaba de rabia, solo pensaba. Una era tolerable, ¿pero dos?

-Bueno vete, yo iba a comer con alguien más. - Dijo simplemente tratando de tomar un rumbo distinto al del chico de ojos verdes.

-¿Con alguien más? ¿De quién hablas? - Butch intento buscar a alguien para comprobar si su amigo no le mentía solo para alejarse de él.

-Ah, una chica de mi clase, no la conoces. Te dejo creo que estarás mejor con ellas. - El otro sin prestar mucha atención a lo dicho, intento persuadir al rubio.

-Amigo... Son dos. Para los dos, ¿entiendes? - Dijo tratando de pensar en su amigo pecoso, el cual miro aquella pregunta sin interés. Y con una sonrisa bien fingida sujeto con más fuerza su charola para emprender aquel camino que había sido interrumpido por el pelinegro.

-No gracias. Provecho.

La peli naranja al pasar por la puerta de la cafetería rápidamente se puso a buscar con la mirada a ese chico mas no fue muy necesario.

-Momoko por aquí. - Frente a ella estaba una mesa, que le pareció simplemente la más perfecta mesa que jamás había visto. Sus amigas que estaban en otra mesa la siguieron con la mirada, con algo de envidia ya que había logrado lo que ninguna en medio año escolar.

-Boomer. - Dejo ver esta una pequeña sonrisa y el chico le hizo ver que el tenia algo para ella.

-Te compre el almuerzo. - Sintió como la emoción llenaba su corazón, y es que cada acción de ese chico era como si estuviera soñándolo.

-¿Lo compraste? gracias. - Le parecía mas que un gesto amable, una disparatada fantasía de su imaginación, apenas podía creer que todo eso fuese real.

-Si, no sabía que te gustaba así que te traje todo. - Y al parecer de ambos era demasiado pero igual ninguno tomo mucha importancia hacia ello.

-¿Por qué quisiste comer conmigo? No entiendo. - La chica comenzó a comer algunos bocados, que poco a poco se agrandaban. El chico no prestaba mucha atención.

-Eres divertida, y solo digamos que... Ay algo que me molesta. ¡Y mucho! - Su vista estaba dirigida a otra mesa en la que se encontraba su supuesto mejor amigo. Que últimamente no parecía el mismo.

-¿Es tu amigo? - Lo saco de su trance la voz de la chica interesada.

-Eh como... ¿Como lo sabes? - Algo de sorpresa se asomo en sus facciones y miro a Momoko sin entender.

-Porque lo volteaste a ver y rompiste tu tenedor de plástico. - Dijo con algo de pena ajena, el con nervios miro que en efecto, su tenedor estaba destrozado en sus manos.

-Ah, eso creo. - Esta vez su tono de voz cambio a uno mas débil, y su vista dio a parar a su comida sin muchos ánimos.

-Te vez triste. - Preocupada tomo una postura más interesada en lo que el rubio dijera.

-Babea por minifaldas... Últimamente, me siento solo. - Simplemente no entendía, ¿a donde se había ido su mejor amigo?

-¿Y tus otros amigos? Alguien como tú nunca está solo. ¿Y Miyako? - La de ojos rosas intentaba desviar esa tristeza y hallar algo positivo, aunque debía de admitir, era difícil.

-¿La conoces? - Repentinamente Boomer presto mas atención a la chica frente a el.

-Es la capitana de las porristas y como no podría conocerla. - Dijo alegre y sonriendo acordándose de sus encuentros con ella.

-¿Pero como sabes que somos amigos?

-Me lo conto, y me estaba ayudando para las pruebas de las porristas que serán hoy.

-Oh, ¿de veras? Lo siento, ¿ya te aburrí? - Se preocupo el chico, tanto por su manera de dejar que sus emociones salieran a flote, y por no poner mucha atención a la chica que había invitado a comer.

-¡N-no, no, no! - Estaba asustada de herir de cualquier forma al rubio que se alegraba de aquella respuesta.

-¿Hablo mucho? Dime que te gusta más te todo esto.- Dijo viendo su plato y luego al dirigir sus ojos al plato de ella se llevo una sorpresa. -¿qué? ¿Y tu comida? – La chica solo rio con nerviosismo y pena.

-En mi estomago, jaja... – Rio y el chico igual, sin embargo, un escalofrío recorría su espalda, esa chica era muy extraña.

-Jaja... Tengo miedo...– Su cara cambio a una mas calmada, como pensando en algo que no se había podido sacar de la cabeza. Y era nada mas y nada menos que el comportamiento de esa chica tan extraña. -Ay algo que no entiendo.

-¿Ah, sí? ¿Qué es? – Pregunto con ojos curiosos.

-Tú te juntas con los chicos raros del salón, solo cuando estas en el salón.

-Wow, que sincero...- Dijo ella al ver como el recalcaba la palabra raros, como si ella fuera, en verdad, un fenómeno.

-A los que les gustan las historietas, y hablar de personajes de ciencia ficción, y que juegan videojuegos casi todo el día. Pero tú nunca estas con ellos, siempre te veo con las chicas delicadas y pesadas de la escuela, que hablan mal de ellas a sus espaldas, se maquillan mucho, y se roban a sus novios. – Ese tema tan de repente, y tan analizado por alguien a quien ni si quiera frecuentaba, ¿sería que en verdad él la observara tanto?

-No entiendo. – Dijo seca, solo viéndolo a los ojos.

-Tus amigas, porque estas con ellas si realmente tu quieres estar con los otros chicos. Tu no eres como ellas. – Momoko abrió los ojos como platos.

-Si lo soy. – Debatió.

-¿Crees que me voy a creer eso? Tal vez todos piensen que eres una creída, pero yo se que solo aparentas serlo.

-Como… ¿cómo se dio cuenta de quién soy sin siquiera conocerme? – Era algo que aun no cabía en su razonamiento, cualquier palabra dicha por ese chico la haría estremecer, pero en ese momento todo era diferente. Ya ni le importba que el chico que le gustaba estuviera con ella. Su superficial forma de actuar había salido a flote como un total engaño frente a alguien. Eso hizo que en su cabeza se formaran muchas preguntas hacia ella misma. ¿Quién era? ¿Valía la pena esforzarse por ser algo si a fin de cuentas todos sabrán que no es verdad? Estar en su lugar, era la decisión más difícil, tuvo que elegir entre ser popular, o ser una geek. Y después de todo, ¿podía elegir?

El ambiente de silencio creado por ella fue interrumpido por una divertida voz varonil.

-No se si decirte esto, pero… - La chica reaccionó, miró al chico y con atención a lo que le decía.- Creo que le gustas a ese chico. – Dijo al fin, señalando a Brick, el cual estaba riendo en otra mesa. La chica hizo tal cara que pareciese que hubiera tomado leche agria.

-¡Iuk! ¿estas bromeando verdad? ¡No digas eso nunca! – Dijo escandalizada. Boomer solo rió con mucha diversión.

-Si, era broma. Es obvio que no se agradan. – Dijo con una sonrisa.

-Esas bromas no son graciosas. – Escupió la chica con voz y mirada seca.

-Lo siento, ya me hacia falta reir un poco. – Sonrio mas ampliamente con una mirada de suplica. Despues, sin querer logro ver como Butch en otra mesa ya estaba rodeado por muchas chicas populares y él solo les coqueteaba. Su rostro demostró estar decepcionado.

-Es tu amigo, ¿no? Tengo un buen presentimiento, las amistades son para toda la vida, sin importar las circustancias, o las personas. – La voz de la peli naranja se escucho de repente, sin previo aviso. El chico se tranquilizo, se sintió mucho mejor después de escuchar eso, sin entender la razón.

-¿Sabes? Brick dijo que eras distraida y un poco lela. - Momoko frunció el ceño con notoria frustración y deseos de asesinar. - Pero en realidad eres muy atenta y considerada. Gracias por escucharme.

-...-

El timbre.

El rubio se despidió con la mano, todo el mundo desaparecia poco a poco de la grande sala donde se comía, y ahí se encontraba totalmente sola y sorprendida una chica. La cual, solo intentaba entender, que es lo que había pasado en tan poco tiempo.

Continuara...