Episodio 13 FINAL

Con un exagerado bostezo, Sakura aparecía en la cocina. Al instante, su boca abierta duró más de lo esperado.

No se esperaba que tuviera la comida puesta en la mesa, disponible para consumirlo.

-Buenos días, mamá -saludaba una joven pelinegra con una sonrisa, lavando el resto de la loza que había usado-. Bueno, más bien, buenas tardes -corrigiéndose con una risa divertida.

-¿Tan tarde es, Sarada? -sin contener otro bostezo, donde se le notaba que aún necesitaba dormir un poco más. Sin embargo, su estómago era prioritario, así que se sentó frente al plato y empezó a comer la comida que había preparado su hija.

-Es que llegaste a primera hora de la mañana. ¿Tan complicado fue el parto de Temarisan?

-Un poco. Sin embargo, la hija de Shikamaru y Temarisan nació sana y con mucha energía.

Un pensamiento común cubrió las mentes de madre e hija, y era el cómo tanto Shikamaru, como su hijo Shikadai, estarían diciendo lo problemático que era tener una niña con la personalidad heredada de la madre.

La familia de Shikamaru era tan peculiar como el hecho de cómo dos personas con caracteres tan opuestos como Shikamaru y Temari se convirtiesen en pareja. Aunque muchos lo llevaban sospechando desde que se habían enfrentado en combate durante los exámenes chuunin, su relación había ido pasito a pasito, donde la alianza entre Konoha y Suna había sido el pretexto perfecto para que cómo representantes de su villa, se fueran acercando.

Sin embargo, para todos seguía siendo un misterio de cómo alguien con mucho carácter como Temari que tenía un aire dominante, y Shikamaru que era una persona tan aburrida y tan perezosa, aunque cumplidor con sus deberes, a pesar de que por dentro se sentía desganado, se habían juntado y tenido una familia sin tener ningún problema en casa.

Quizás, debido al carácter agresivo de la hermana de Gaara, sería ella quién llevase los pantalones en la casa, donde el sumiso Shikamaru y también de Shikadai, que era la copia innegable de su padre, por pereza se callasen y acatasen todo sin rechistar. O más bien, no decían nada por miedo a la rubia.

Sumar un nuevo componente que tenía la pinta de heredar todo de la madre, sería algo difícil de lidiar para los dos varones de la familia Nara.

-Eso significa que tendremos la visita del Kazekage y su asistente, ¿no, mamá?

-Seguramente.

-Ya puedo imaginar lo pesadito que se pondrá Boruto -murmuró la joven molesta.

Una cosa que caracterizaba a Gaara, Kazekage de Suna, es que cada vez que venía a Konoha, ya fuese por asuntos políticos o familiares, siempre venía cargado con una bolsa de regalos tanto para su sobrino como para Boruto y Himawari, hijos del actual Hokage.

Cómo Gaara tenía una amistad tan fuerte con Naruto, no podía evitar sentir la debilidad de consentir también a los hijos del Uzumaki, tratándolos como sobrinos políticos.

-No te quejes Sarada, que tú también tienes buenos regalos de tus tíos y de tus abuelos -le dijo Sakura en una sonrisa amable.

-Eso es verdad -dijo una vez terminada la tarea y sentándose frente a ella-. Y también, tengo la suerte de entrenar con un jounin tan bueno y prometedor como hermano Itsuki.

-¿Hoy también irás a entrenar con él?

-¡Ya estoy en casa! -anunció una tercera voz de niño con un tono lleno de vitalidad y alegría.

Con esa misma energía, el niño corrió por los pasillos hasta llegar a la cocina donde estaban Sakura y Sarada.

-¡Mamá, hermana, ya llegué! ¡Ya he vuelto!

-Bienvenido, Sanada. ¿Qué tal en la academia?

-¡Genial! -contestó el niño sacándose la bandolera por encima de la cabeza y buscando algo en su interior-. Shinosensei nos ha mandado hacer unos deberes y necesito la foto de la boda tuya, mamá.

Sakura casi se atraganta con uno de los granos de arroz.

-¿La foto de la boda? -repitió Sakura con un tic en el ojo.

-Ahora que lo mencionas, nunca he visto la foto de vuestra boda -murmuró Sarada, luego miró de reojo a su madre con expresión escéptica- ¿Por qué, mamá?

-Bueno… -mirando hacia otro lado más nerviosa sin saber cómo contestar algo que se había mantenido en misterio durante trece años.

Pues para Uchiha Sakura no era nada fácil de explicar de cómo había llegado a convertirse en la pareja de Uchiha Sasuke, teniendo dos hijos de él.

Su primera hija Sarada, había nacido un año después de la boda entre Naruto y Hinata. Sin embargo, a diferencia del resto de niños de su promoción, ella no había nacido en Konoha y su nacimiento no quedaba registrado en ningún lado. Un dato del que Sarada no había mostrado interés hasta hace poco.

Desde que tenía uso de razón, siempre había vivido arropada por el amor y el cariño de sus padres, pero también por los mimos y consentimiento de casi todo el clan Uchiha. Seguramente, porque era la primera nieta del antiguo jefe de la policía militar, o porque, a pesar de sus rasgos físicos que la identificaban como una Uchiha, de niña había sido una criatura tan adorable con su inocencia y su sonrisa llena de carisma, que había conquistado a casi todos los Uchihas, donde algunos la denominaban como la princesa Uchiha. Otras lenguas comentaban que debido a que tenía la misma personalidad que la madre, que no parecía Uchiha. Pero después de ver cómo ella había despertado el sharingan, que con la ayuda de su primo, había logrado a controlarlo y a activarlo cuando la situación lo requería, muchos tenían que acallar ese comentario. Aunque era verdad que Sarada tenía más de Sakura que de Sasuke.

Algo parecido le sucedía a su segundo hijo de siete años, Sanada. Debido a su cabello rosa y sus ojos verdes, genes dominante de la madre, su apariencia y personalidad eran las mismas que la de Sasuke a tan tierna edad. Al igual que su hermana a su edad, Sanada era un pequeño tan adorable y lleno de alegría, que recordaba tanto al Sasuke que iba con Itachi, que ahora ver aquella estampa de Sanada cuando estaba con su primo Itsuki, a muchos les entraba una ternura imposible de contener y a recordar viejos tiempos.

Pero la mejor imagen es la que ofrecían los cuatro nietos de Fugaku y Mikoto Uchiha.

Itsuki que siempre había pedido un hermano, teniéndose que conformar con sus dos primos como hermanos suyos, después de mucho tiempo, había conseguido tener un hermanito de sangre, aunque algo tarde. Su nueva hermanita tenía tan solo un añito, pero Itsuki la cuidaba más que sus propios padres.

-¿No me digas que papá y tú no estáis casados? -volvió a preguntar Sarada escéptica.

-¡No digas tonterías, Sarada! ¡Claro que estamos casados!

-¿Entonces?

Sakura se levantó abruptamente.

-¡Me siento muy cansada! Volveré a la cama a descansar.

-Pero mamá, ¿y la foto? -pidió esta vez Sanada sin saber cómo hacer sus tareas si no tenía la instantánea.

Pero Sakura ya había desaparecido de la cocina con su plato sin terminar de consumir.

Sarada había visto como su madre se había marchado y no pudo evitar expresar su descontento y su desconfianza.

Que en su familia sucediesen cosas extrañas, no era nada raro. Aunque el asunto estuviese más ligado a su padre, quién estaba continuamente de viaje, y pocas veces se pasaba por casa.

Según su madre y sus abuelos, era porque estaba metido en una importante y secreta misión.

A juzgar por la seriedad que desprendía su tío Itachi o el propio Hokage cuando lo mencionaba, debía ser algo muy peligroso. Así que, por el bien de su hermano Sanada, procuraba no mencionarlo demasiado.

Pero su madre…

Ella no era una Uchiha de sangre, como lo era su tía Izumi, aún así, era muy bien aceptada dentro del clan, especialmente, por su abuela. Además, era muy reconocida tanto por sus habilidades como kunoichi como en el ámbito médico. Pero cuando se trataba de algo relacionado con su padre, ella era la viva imagen del misterio.

Y eso la cabreaba muchísimo.

Para una joven como Sarada que estaba en medio del cambio entre niña y adolescente, muchas emociones emergían, hasta el punto de hacerlas explotar, y a tomarlas con el primero que tuviera delante.

Y en ese momento, le había tocado a su hermano Sanada escuchar las palabras cargados de ira por parte de su hermana.

-¡Otra vez con lo mismo! -murmuraba, mientras recogía los platos del lado de su madre, disponiéndose a lavarlos, mientras continuaba con su monólogo irritante-. ¡Yo no sé a que viene tanto secretismo! ¡Es que ni algo tan normal como saber sobre su boda hay en esta casa! ¡De verdad! ¡La relación de papá y mamá es rara y estoy empezando a pensar en que no están realmente casados!

-¡Yo no lo creo! -interrumpió Sanada con viva voz, sorprendiendo a su hermana mayor. Sarada al verlo, se quedó con el rostro sorpresivo, viendo cómo su hermano, ahora con una leve vergüenza, defendía a sus padres-. Es cierto, que hay muchas cosas raras, pero no creo que papá sea capaz de estar con mamá sin estar casado. Además, se nota que mamá lo quiere mucho y se preocupa por él.

Sarada se secó las manos.

Su hermano tenía razón. Ella misma había sido testigo del afecto que se procesaban sus padres.

Sonrió y se acercó a su hermanito.

La diferencia entre su hermano Sanada y ella, es que ella, al tener tantos conocimientos y tantas cosas que había leído, que le daba muchas vueltas a la cabeza, para sacar conclusiones precipitadas, a pesar de que lo obvio siempre había estado frente a ella. Todo lo contrario a su querido hermano, que todavía era una criatura inocente con todo un mundo por el que descubrir.

Apoyando una mano sobre el mismo color de pelo que su madre, susurró.

-Ojalá te quedaras así.

El niño malinterpretando sus palabras, la contradijo, aludiendo que quería crecer para convertirse en una persona muy fuerte igual que su padre.

Sarada lo escuchaba, mientras dejaba el delantal en su sitio y le sugirió a su hermano que fuera con ella. Ante la interrogante del pequeño, Sarada aclaró sus dudas.

-Vamos a investigar sobre la boda entre papá y mamá para que puedas hacer tus deberes. Seguro que a nuestro hermano Itsuki, no le importará posponer mi entrenamiento.

Aquello alegró de sobremanera al niño, que corrió rápidamente hacia su lado.

.

Tal y cómo había acordado, Sarada había quedado con su primo cerca de la tienda de dangos. No le sorprendía que estuviera antes de tiempo (degustando aquel dulce que también le encantaba a su tío Itachi), y tampoco que estuviera acompañado de Shisui.

Por lo que la chica sabía, Shisui era otro Uchiha, y también, mejor amigo de su tío Itachi desde que eran niños. Se decía que era un extraordinario ninja, seguramente el más poderoso, después de su abuelo, su tío y su padre, y que ahora se encontraba con un grupo de Uchihas en las tierras del señor feudal. Ahora se encontraba de vacaciones, e Itsuki aprovechaba su tiempo para que lo ayudara con su entrenamiento. Como su tío Itachi estaba muy ocupado con las labores como jefe de la policía, su primo no dudaba en pedirle ayuda a Shisui cada vez que podía.

Sanada los saludó en la distancia, y acto reflejo corrió hacia ellos. Lo primero que hizo fue tirarse sobre Itsuki con alegría, agarrándose con fuerza a su chaleco que lo caracterizaban como jounin. Las habilidades de su primo habían sido igual de sobresalientes que su padre, donde a sus dieciséis años ya era un destacado jounin, e incluso, con alumnos a su cargo. Sarada también aspiraba a convertirse en alguien destacada como su primo. Aunque sus sueños iban más allá. Soñaba con ser Hokage. Algo que a su abuelo Fugaku le había emocionado, aludiendo que siendo ella, lo conseguiría.

Que su severo abuelo le dijera esas palabras, la animaban a seguir adelante con su sueño y a querer ser más fuerte. Dentro de poco, se celebraría el examen chuunin y estaba resuelta a conseguir el título.

Cuando llegó a ellos, saludó cordialmente a Shisui y luego a su primo, para después añadir.

-Disculpa, hermano Itsuki, pero, te importa que hoy hagamos un descanso del entrenamiento.

Aunque por vínculos sanguíneos, ellos fueran primos, el hecho de que su tío Itachi inculcase (por misteriosas razones) a su hijo de que ella era su hermana, fue un hábito que ella también cogió y a no poder quitar la costumbre de tratarlo como un hermano. Costumbre que también había adquirido Sanada.

-Claro que no me importa -dijo él con una sonrisa que seguramente enamoraría a más de una chica. Tenía el envidiable bien parecido de su padre que junto a los rasgos físicos de su madre, lo hacían un shinobi muy atractivo.

-Bueno, en este caso, yo me retiro -dijo Shisui.

-¿Eh? Pero…. Hermana, seguro que Shisuisan sabe sobre lo que pasó con la boda de papá y mamá -dijo el más pequeño.

Shisui se detuvo y repitió las últimas palabras de Sanada. Palabras que sorprendieron también a Itsuki, que no entendía a qué venía aquello.

Sarada se apresuró a explicar sobre el dibujo que tenía que hacer su hermano como deberes para la academia, y el querer saber sobre la boda de sus padres, ya que no existían fotografías en casa ni en ningún lado.

La joven vio cómo Shisui se había quedado inexpresivo, y soltando una excusa, añadiendo que de repente tenía prisa, se fue del lugar.

Muy sospechoso.

Pensó Sarada desconfiada.

Mientras tanto, Sanada le preguntó a Itsuki sobre la boda de sus padres. Supuestamente, cuando sus padres se habían casado, Itsuki ya había nacido.

-Lo siento, pero era muy pequeño. No lo recuerdo muy bien -de repente como si la voz divina apareciese, comenzó a murmurar con cierta duda-. Espera… Creo recordar que había sido aburrida porque había mucha gente que no conocía. ¿O había ocurrido en la boda del Nanadaime? -sin estar muy seguro-. Lo que sí recuerdo, es que la tía Sakura estaba guapísima.

-¡¿En serio?! ¡¿En serio?! -expresó Sanada tan emocionado que daba pena tener que quitarle esa cara- ¡Cuenta! ¡Cuenta!

-Lo siento, Sanada. Pero no la recuerdo muy bien. Sólo tengo eso en mente -aunque él mismo no lo entendía muy bien. Saber que su tía había estado guapísima, pero no recordar cómo iba, era muy raro-. Quizás lo mejor sea visitar a la abuela Mikoto -sin querer apagar el entusiasmo de su primo pequeño-. Estoy convencido que ella lo recordará mucho mejor que yo.

.

-…Y por eso estamos aquí, abuela -dijo Sarada acompañada de Sanada y de Itsuki, tras haber explicado los motivos de porqué se habían presentado en su casa.

Mikoto, sentada ante la pequeña mesa de la sala miraba cómo sus tres queridos nietos la observaban expectantes en saber toda la historia. Los tres sentados en fila, desde el más mayor al más pequeño, era hasta gracioso.

Fugaku que la había estado acompañando, se levantó y en silencio abandonó el lugar. Mikoto rió por lo bajo, imaginándose la vergüenza que le produciría escuchar una historia bastante íntima donde su hijo pequeño era el protagonista de una historia que podría describirse en una palabra.

-Entiendo. Es justo que lo sepáis. Después de todo, estáis en vuestro derecho.

-Entonces, ¿hay foto de la boda de papá y mamá? -preguntó el más pequeño emocionado, ya que sin esa instantánea, no podría realizar la actividad que le habían puesto en la academia.

-Por supuesto.

-¿Y se puede saber dónde está? -preguntó Sarada con suspicacia.

-Pues… Bueno, creo que antes tendré que contaros algo importante, para que podáis entender porqué pasó lo que pasó -dijo Mikoto con una risita misteriosa que los tres presentes no lograron entender.

.

.

.

Una historia del pasado comenzaba a través de los labios de Mikoto que se remontaba hacía trece años y que había empezado cuando se había celebrado la boda de Naruto Uzumaki con la primogénita del clan Hyuuga, Hinata.

Una historia que había logrado saber gracias a que su amiga Kushina la había arrastrado hacia el lugar trasero y oculto del jardín, donde allí, Naruto y su esposa se le habían adelantado. Aunque Hinata, había estado también renuente como ella al querer espiar algo ajeno, cómo lo hacían madre e hijo, cuando Kushina le había dicho que su hijo estaba con Sakura, la curiosidad pudo más con ella y a olvidarse lo que había a su alrededor.

Con el combate a muerte que habían disputado Sasuke y Naruto hace años, llevados por sus propios monstruos interiores, cuando habían recobrado el juicio, se habían detenido confusos y culpables de los daños que habían ocasionado.

Una pena de cárcel se había establecido para ambos. Para Sasuke había sido mayor ya que había sido el instigador que había provocado que Naruto perdiera el control y liberara al Kyuubi que llevaba dentro.

Cumplida la pena de Naruto, éste con grandes esfuerzos y con el apoyo de su familia, amigos, pero sobre todo de Hinata, había seguido mirado hacia adelante y empezar a construir su propio futuro. Por otra parte, Sasuke había tomado la drástica decisión de no querer involucrarse con la gente de Konoha por vergüenza y miedo de lo que podría escuchar. Y aunque había descubierto, que no había cometido el pecado imperdonable de haber matado a Sakura, la única chica que lo amaba hasta un punto insospechado, y que su relación podría ser el comienzo para que ambos fuesen felices, la propia Sakura le había dejado en claro que estar juntos era un completo error, algo que Sasuke había aceptado con facilidad porque estaba más que demostrado que lo único que hacía era que sufriera.

Sin embargo, algo inesperado le había ocurrido a Sasuke para que recapacitase y tomase una decisión.

-Sa… Sasukekun, ¿qué haces aquí? -había preguntado una Sakura sorprendida, y con los vestigios de lágrimas todavía corriendo por sus mejillas.

La joven se percató de ello, y trató de ocultarlas a sus ojos. Ya era suficientemente patética, que no quería humillarse más ante él.

Ella misma le había dicho que lo mejor para ambos era que no estuviesen juntos. Unas palabras que seguían haciéndole daño en el corazón, pero existían demasiadas evidencias que los había llevado a que lo suyo jamás funcionaría.

-¡Ah! ¡Qué tonta! -aparentando estar bien y tratando de actuar natural-. Seguro que vienes para felicitar a Naruto. Estoy segura de que se alegrará de verte.

-Sakura -su nombre dicho con esa voz que de pequeños la había enamorado, la sorprendía, pero le sorprendió más lo que dijo a continuación-, ¿por un casualidad hubo alguien en tu familia que se llamase Kaede?

-¿Kaedesan? -repitió Sakura sin entender a qué venía aquella pregunta-. La verdad es que sí. Así se llamaba la hermana mayor de mi abuelo.

-¿Y qué sabes de ella?

El interés que mostraba Sasuke no era normal, y aunque quería explotar en rabia en querer saber porqué mostraba interés en un familiar que solo había conocido de oídas, le respondió con lo que sabía.

-Poca cosa. Porque durante la Segunda Gran Guerra, ella desapareció y se pensó que los enemigos la habían capturado y matado. Al ser un tema muy doloroso, nunca se profundizó dentro de mi familia. Pero, ¿a qué viene eso? ¿Y cómo sabes de ella?

-Como imaginaba -murmuró para sí mismo, ignorando sus preguntas.

Sakura cada vez entendía menos, pero lo que más la dejaba en confusión era el hecho de que Sasuke conociese a un pariente que ella nunca había llegado a conocer en persona, y que estaba fichada en su familia como una de las, quizás, víctimas que había caído en combate durante una de las Grandes Guerras, de las cuales nunca se había hallado su cadáver.

-Sakura -volvió a llamarla con el mismo tono que antes-, me marcho de Konoha.

La expresión que se le había quedado a Sakura, había sido la misma que los que estaban al otro lado espiándolos.

-¿Vas… Vas a desertar otra vez? -preguntó Sakura entre tartamudeos y con el miedo en el cuerpo de que Sasuke se convirtiera en el mismo ser que la había atravesado el abdomen.

Pensar en ello, un sudor frío la envolvió y a llevarse las manos al agujero que le había hecho Sasuke años atrás.

-¡No! ¡Por supuesto que no! -eso tranquilizó a la chica-. Pero no puedo seguir aquí. La gente de Konoha todavía no ha olvidado lo que he hecho, y no puedo seguir avergonzando a mi padre y a mi hermano -y tampoco podía dejar a su hermano mayor con el mal sabor de boca, a pesar de su intento disfrazado por Itsuki en que volviera a ser el de siempre.

-¡Estás equivocado! ¡No les estás avergonzando! ¡Ellos mismos se esfuerzan para que seas feliz! ¡Te quieren mucho! Y lo que piense Konoha, con el tiempo lo acabarán olvidando.

-No puedo compensarlos así. Tengo que ganármelo y devolver ese favor apropiadamente. Por eso me marcho, para ayudar a la gente que lo necesite y así compensar mi pecado.

Al ver como la determinación rodeaba a Sasuke, donde dijera lo que dijera, el Uchiha estaba decidido a marcharse y a expiar su pecado, Sakura no se sintió capaz de disuadirlo.

-Entonces, ¿has venido a despedirte? -preguntó Sakura triste con la mirada hacia otro lado.

Que Sasuke se marchase, le dolía mucho. Sin embargo, al mismo tiempo, era una buena oportunidad para los dos para rehacer sus vidas sin el temor de cruzarse y que la herida se reabriera.

Una herida que seguramente nunca sanaría.

Pensaba Sakura con frustración.

-No -la respuesta confundió a Sakura, donde su rostro era el vivo reflejo de su expresión, así como la siguiente cuando Sasuke le dijo-. Vine a buscarte.

Al otro lado de donde estaban ellos, se escuchaban los gritos de la gente pasándoselo bien, mientras unos Konohamaru y Moegi disfrazados de Naruto y Hinata para que los invitados no notasen su ausencia, se encontraban desesperados y sin saber cómo seguir llevando la situación que Naruto les había encomendado.

-Quiero que vengas conmigo -volvió a decir Sasuke a Sakura.

Unas palabras que ella jamás se hubiera imaginado, y que al principio había creído haber escuchado mal. Pero por segunda vez, Sasuke le pedía… … …¡No! Más correcto era decir, que quería que fuese con él en su viaje. Un viaje que no sabía de dónde había sacado de repente aquella decisión tan precipitada.

Ir de viaje con él, si la situación fuese otra, por supuesto que estaría emocionada y no le importaría abandonar la fiesta para irse con él en esos mismos instantes. Pero hacía unos días, tanto ella como él habían acordado en que lo mejor era estar separados y no seguir con esos sentimientos que tanto daño les provocaban.

Bajando las manos y apretándoselas para darse valor a sí misma para rechazarlo, Sakura denegó su oferta de forma tranquila.

-No puedo ir contigo.

-Tienes que venir conmigo.

Su frase cargada con ese tono tan demandante la inquietó demasiado y a protegerse agresivamente.

-¡He dicho que no puedo ir! Además, no me voy a marchar de viaje así sin más cuando mis padres están fuera de Konoha.

-Hay algo que quiero investigar y que tiene que ver contigo -seguía insistiendo, como si hiciese oídos sordos a sus excusas.

Y eso hizo que Sakura se molestase.

-¡¿Cómo quieres entender que no puedo ir contigo?! Y sin siquiera haber avisado a Tsunadesama o a Kakashisensei. ¡Es una completa locura! Aparte -mostrándose a cada segundo más molesta y frustrada, donde las lágrimas amenazaban con volver a deslizarse a través de sus mejillas-, sabes lo que hubo entre nosotros y lo que pasó. Quizás para ti sea algo trivial porque nunca signifiqué nada para ti. Pero para mí, sigue siendo algo que estoy tratando de superar y me sería imposible si estuviera contigo…

Sakura no pudo continuar ya que Sasuke le había agarrado de la muñeca, arrastrándola del lugar, llevándosela consigo. Casi, raptándola.

Al principio, Sakura se había quedado anonada.

Ya no era solo un capricho egoísta por parte del Uchiha, es que estaba dispuesto a llevársela a la fuerza. Una faceta que jamás creería imposible en él, en Uchiha Sasuke. Por lo que a los a pocos segundos, había empezado a resistirse y a tratar de forcejear. Sin embargo, aunque hubiese sido entrenada por una de los Tres Grandes, su fuerza todavía estaba a años luz de la que poseía Sasuke.

Y con la imagen de un secuestrador que secuestraba a una de las invitadas de la boda que sería recordada como uno de los eventos más significativos de Konoha, así es cómo lo habían visto los que estaban detrás espiándoles. En sus rostros habían varias emociones.

Sorpresa.

Incredulidad.

Miedo.

Furia.

-¡¿PERO QUÉ SE HA CREÍDO ESE MOCOSO PARA RAPTAR A MI PRECIOSA HIJITA?!

Aunque Kushina había tenido que tirar la toalla con Sakura después de que su hijo se hubiera enamorado de Hinata, seguía considerando a la Haruno cómo la hija que nunca tuvo, y que le hubiera gustado tener.

-No me puedo creer que Sasuke… -decía Mikoto sin poder creerse lo que sus ojos habían visto.

Sasuke había estado durante años cumpliendo una penitencia demasiado dura. Cuando había salido y regresado a Konoha, parecía haberse convertido en un especie de muñeco, donde la presencia de su nieto Itsuki había logrado animarlo y convertirlo en ese niño de siete años tierno y adorable, con su pizca de malicia, pero conservando, al mismo tiempo, el sentimiento de culpa por lo que había hecho y llevándolo sin resentimientos.

Pero el día en que había salido con Itsuki fuera de las propiedades de Konoha, su hijo había regresado con un estado terrible, encerrándose tanto en el interior de la casa como en sí mismo.

Mikoto había solicitado la ayuda a Itachi, pero lo único que había conseguido es que la relación fraternal tan fuerte y unida que tenían se rompiese.

Sasuke se había convertido en un auténtico muñeco sin ganas de nada, ni a esforzarse en tener una vida feliz y alegre, rodeado de las pocas personas que aún le querían.

Un ejemplo de ello, era el propio Uzumaki Naruto, que no le importaba la cantidad de veces que pasase de él o que le insultaran, que seguía siendo un muchacho perseverante y a seguir considerándolo como su mejor amigo. Tras aquel encierro tan problemático, Naruto no había parado de convencerlo para que asistiese a la boda, prometiéndole que se lo pasaría bien y sería el comienzo de una nueva vida, que era lo que su hijo tanto necesitaba.

Sin embargo, su hijo, cabezota como su padre, se lo había denegado una y otra vez.

Ella, como mejor amiga de la madre del novio, y mujer de un líder importante dentro de la aldea de Konoha, estaba obligada a asistir a la ceremonia. No mentía, que le había dado mucha pena, dejar a su hijo solo en casa, pese a que él le había dicho que estaba bien y que no se preocupara.

Pero ahora, no podía estar más que preocupada, ya que su hijo pretendía marcharse de Konoha sin haber dicho a nadie y llevándose contra su voluntad a una chica.

Una chica que no se trataba de una persona cualquiera, sino de Haruno Sakura.

La pupila favorita de la Sannin Tsunade.

La hija adoptada de Uzumaki Kushina.

Una de las kunoichis más reconocidas por sus habilidades médicas y por su súper fuerza.

La chica que ella había querido cómo nuera.

La persona por la cual su hijo había tenido sentimientos de amor.

-¡VOY A AVISAR INMEDIATAMENTE A MINATO Y A TSUNADESAMA PARA QUE TRAIGAN SU APESTOSO CULO ANTE MI PRESENCIA Y HACERLE UNA CARA NUEVA!

-¡Espera! -dijo Naruto reteniendo a su madre.

-¡¿A qué?! -le respondió su madre, mirándolo con ira.

-Creo que será mejor dejar que Sasuke se lleve a Sakurachan. Estoy seguro de que no le hará nada que ella no quiera.

-¡LLEVÁRSELA EN CONTRA DE SU VOLUNTAD YA ES UN DELITO LLAMADO SECUESTRO!

-Lo sé, ttebayo -afirmó Naruto con pesar bajando la cabeza-. Pero -levantándola y asomando una sonrisa confiada-, creo que lo que Sasuke quiere es aclarar las cosas con Sakurachan.

-¡¿Y PARA ESO NECESITA SECUESTRARLA?! ¡SI QUIERE ACLARARLAS, QUE LO HICIERA AHORA MISMO!

-Bueno… … …Creo que todos sabemos que el Teme no es muy bueno con las palabras. Él siempre fue de acciones -decía Naruto con una sonrisa nerviosa, sabiendo cómo es su mejor amigo cuando es sincero con los que le rodea, especialmente con la Haruno.

La convicción con la que hablaba Naruto, sorprendía a Mikoto y a Hinata, donde ellas se sentían contagiadas de aquel optimismo, todo lo contrario a Kushina que seguía empeñada en que lo ocurrido era un delito muy grave.

-¡PERO ESAS NO SON FORMAS!

-¡Madre! -expuso ahora Hinata hacia la madre de Naruto. El haber unido lazos con la familia Uzumaki, había tenido el derecho de dirigirse a la familia de su marido como suya, así como Naruto con su padre y hermana- ¡Por favor, haga caso de lo que Narutokun dice! ¡Él mejor que nadie conoce a Sasukekun y si dice que no le hará nada a Sakurasan, yo creo en él!

Kushina frunció los labios, donde no se sentía capaz de levantarle la voz cómo siempre hacía con su estúpido hijo. De reojo, miró a su amiga Mikoto, donde no ayudaba a lo que creía la pareja de recién casados. Su opinión podría servir como punto de apoyo, pues por mucho que su hijo conociese al Uchiha, la madre es quién más sabía de él.

-¿Qué dices tú, Mikoto?

Siendo el centro de atención, Mikoto solo miró hacia el lugar donde su hijo pequeño se había ido con Sakura.

A través de aquel solitario camino, tuvo una espiral de recuerdos de todo lo que había pasado desde que todo el lío de la nuera había empezado.

Aquella noche en la que su hijo había llegado tarde y con un humor de perros, como si le hubieran quitado algo muy importante. Algo, que a ojos de su hijo Itachi, al conocer tan bien a Sasuke, se había convertido en alguien llamado Sakura. La chica había empezado a salir con Sai, porque había empezado a cansarse de los rechazos y desprecios que Sasuke le daba.

Pero fue a raíz de ello que Sasuke se había percatado que todas sus palabras habían estado disfrazadas por culpa de su orgullo, y a no reconocer que sentía algo especial por la Haruno.

Y ella había querido ayudarle. Así que usando toda su influencia como mujer de uno de los líderes más importantes de Konoha, se las había ingeniado para manipular a la chica para hacerle ver que su hijo era más apropiado que Sai. Hasta había usado a Shisui para recrear una actuación vil y rastrera con el único fin de apartar a Sai de su camino.

En su lugar, lo que había conseguido es que la chica cayera enferma y a descubrir todo lo que ella y Kushina habían hecho.

Quizás fuese porque en el fondo se parecían, que Kushina había pensado lo mismo que ella y había tratado de ganarse a Sakura para tenerla como esposa para Naruto.

Pero cuando Sakura las había descubierto, tanto Kushina como ella se habían sentido tan mal, donde el resentimiento que habían tenido mutuamente por rencores del pasado, había vuelto de forma más voraz.

Solo hasta que aquel enemigo llamado Kabuto que había raptado a Sakura para obtener el cuerpo de su hijo pequeño, que lo había cambiado todo.

Kushina y ella habían unido fuerzas para buscarlo y acabar con él. Sin embargo, habían llegado muy tarde.

Aquel hombre que había venerado en exceso a su padre, Uchiha Madara, rallando la locura, había conseguido capturar a Sasuke, usándolo para sus dementes propósitos.

La aniquilación de la Hoja.

Su venganza por cómo habían tratado a su padre.

Ella que había sido encontrada por los tres Sannin y que habían descubierto sus malditas raíces, no había sido aceptada por su suegro. De no haber sido por su marido que se había encariñado de ella cuando eran tan solo niños inocentes, ahora mismo no estaría ahí, observando cómo su hijo había hecho otra de sus locuras.

Quizás no se comparaba a la locura de haber matado a Sakura, no estado con sus cinco sentidos (cabe resaltar), para luego recobrar el control de sí mismo y revivirla (usando a aquel enemigo que lo había capturado).

Por aquel crimen y el asesinato de otros civiles, Sasuke había sido sentenciado a la pena de cárcel.

Naruto, que también se había visto involucrado, y dejado que el Kyuubi se apoderase de él, también había cumplido condena.

De aquello, habían pasado más de tres años. Y aunque Kushina y ella hubiesen perdido a Sakura como nuera, habían ganado una amistad fortalecida donde ya no existía rivalidad ni rencores del pasado.

Naruto había superado lo de Sakura, encontrando el amor con la mujer que hoy había contraído matrimonio.

Y su hijo había asumido la culpa y el pecado, castigándose a quedarse encerrado y sin el derecho a ser feliz.

Eso había sido lo último que había visto antes de marcharse a la boda del hijo de Kushina.

Sin embargo, lo que había visto ahora, no se parecía en nada a la personalidad autodestructiva que su hijo tenía por la mañana.

Frente a Sakura, se había mostrado decidido, serio y con una gran determinación a la hora de compensar por aquel pecado que lo llevaría como un estigma por el resto de su vida. Parecía querer luchar contra él, pero, ¿sería que no quería hacerlo solo y por eso necesitaba a Sakura? La cual se le notaba que seguía enamorada de su hijo.

Sin embargo, al igual que Sakura, no entendía a qué venía el interés en un antepasado de la chica que había fallecido hace tanto tiempo.

¿Y por qué el nombre de la antepasada de Sakura le sonaba tanto?

Meneó la cabeza varias veces.

No tenía que darle importancia a ello, sino a lo ocurrido y decir su opinión a Kushina.

Los recién casados parecían implorarle con la mirada de que estuviera de su lado, mientras que Kushina, esperaba lo contrario y su deseo de buscar a su marido y a Tsunade para que detuvieran a su hijo.

Tras dejar escapar un sonoro resoplido habló con lógica…

-Creo que lo que mi hijo ha hecho es un grave error del cual debe ser castigado.

Kushina sonrió triunfante y se dispuso a buscar a los que le interesaban.

-Pero, si lucha por querer ser feliz, creo que deberá ser perdonado.

…con lógica, pero con el corazón de una madre que ama a su hijo.

Naruto y Hinata asomaron amplias sonrisas de complicidad, a lo que Kushina tuvo que ceder a lo que su amiga decía y a cruzar los brazos con un bufido de molestia.

-Qué conste que le daré un sonoro coscorrón cuando vuelva -prometiendo, haciendo que Mikoto riera divertida.

.

-¡Suéltame! ¡¿Quieres soltarme?! ¡Sasukekun! ¡¿Me escuchas?!

Pero Sasuke seguía haciendo caso omiso a las protestas de Sakura. Eso provocó que la chica llegase al límite y a emplear su verdadera fuerza sin importar que él fuese dañado.

Sin embargo, Sasuke la había detectado a tiempo, y antes de recibir un tremendo golpe que lo dejaría muy marcado, la soltó bruscamente, obligándose a verla a la cara y a percatarse de lo que había provocado con su gesto egoísta.

Sakura estaba llorando, otra vez por su culpa, lo miraba como si estuviese viendo a un monstruo, pero lo peor de todo, era ver la marca que le había dejado en la muñeca al haber tirado de ella sin su consentimiento.

La grieta que Sakura había dejado en el suelo por el impacto de su puño, se comparaba ahora mismo a su corazón y a que Sasuke dijera.

-Lo siento.

Lo había dicho de forma tan sincera y con tanto arrepentimiento, que ni aún así, había conseguido que Sakura se sorprendiera por verle reconocer el error que había hecho y cómo se disculpaba de aquella manera.

La mano con la que había golpeado el suelo, se la había llevado a la zona dañada y a mirar de lado, sin saber muy bien qué hacer.

Estaba asustada, confusa y dolorida.

No entendía porqué Sasuke de repente quería que se fuera con ella.

Y mucho menos, el que la obligara aunque ella no quisiera.

Y el dolor en su muñeca parecía querer competir con el dolor que sentía en su corazón.

Se suponía que se habían dicho adiós para siempre, que ella trataría de seguir adelante y de olvidarle.

¿Por qué él se empeñaba en hacer todo lo contrario?

¿Tan masoquista era que disfrutaba haciéndola sufrir?

De repente, se percató de que él había dado un paso hacia adelante, por lo que Sakura giró al frente al tiempo que retrocedía.

Ese gesto dolió a Sasuke, y así lo había expresado con su rostro descompuesto.

-Lo siento -volvió a decir nuevamente-. Me he dejado llevar por mis propios sentimientos y no he tenido en cuenta tu opinión.

Sakura agachó la cabeza, donde seguía sin saber qué hacer. La parte racional le decía que se marchara de allí y regresase a la fiesta antes de que notasen su ausencia. Y así, ponerle el punto y final a su relación con Sasuke. Pero otra parte de ella, la más emocional, la instaba a que se quedara allí y mostrase interés en porqué quería que fuese con él.

-Me pareció conveniente que vinieras conmigo.

-¿A qué te refieres? -dejando que la inconsciencia hablase por ella.

Sasuke la miró en silencio por unos momentos, cerrando los ojos, los volvió a abrir y apartando un poco el flequillo que cubría su lado izquierdo donde el rinengan seguía en uno de sus ojos, dijo.

-He visto el pasado -aquella frase tan simple sorprendió a la Haruno-. En mi rinengan aún debe albergar los fuertes sentimientos que tenía mi abuelo y que de alguna manera se sincronizan con los míos -dejando caer su flequillo que tapaba su ojo camaleónico-. Quizás por el fuerte sentimiento de que sus descendientes no caigan en el mismo error que tuvo él, que me ha hecho ver que de seguir actuando tan negativamente, sin darme la oportunidad de seguir adelante, me acabaría destrozando por completo.

Esa conclusión era la misma a la que había llegado Sakura, antes de decidir alejarse de Sasuke. Pero ignorar un sentimiento tan fuerte y que había durado durante tantos años no era nada fácil.

-Por eso, he decidido dejar de ser un imbécil y mirar hacia adelante. Eso es lo que había decidido mi abuelo tras conocer a mi abuela.

-Entonces, quieres que vaya contigo, porque necesitas a alguien a tu lado -dijo con voz monótona sin entender muy bien lo que le estaba diciendo.

-¡No! Quiero que vengas conmigo para que conozcas la verdad -ahora sí que había dejado confusa a la chica-. Aunque en realidad -bajando un poco la cabeza con una expresión extraña-, quisiera que vinieras conmigo por otra razón.

Sakura no dijo nada y con el ruido la boda de fondo, donde el sonido de los fuegos artificiales continuaba, Sasuke levantó la cabeza con un ligero carmín cubriendo sus mejillas.

-Yo siempre te he querido.

La explosión de varios fuegos iluminaron la cara sorpresiva de Sakura.

-Nunca quise admitirlo por orgullo. Cuando dijiste que salías con Sai, en realidad me invadieron unos celos terribles. A raíz de todo eso, por culpa de esos celos y a seguir negándome lo evidente, tuviste que sufrir cosas terribles, incluso la muerte -cerrando el puño con fuerza, sintiéndose más que nunca culpable por ese hecho-. Por eso, cuando te vi viva y tú misma me dijiste que había sido decisión tuya el que no supiera de tu muerte, porque estando juntos solo había dolor, me sentí más culpable que nunca e indigno para hacerte feliz.

Los fuegos artificiales continuaron ofreciendo sus maravillas desde el cielo, donde todo aquel que lo viese quedaría embobado por la sensación tan cadente que ofrecía el espectáculo de luces de colores. Un espectáculo que Sakura ignoraba.

Sus oídos solo escuchaban la voz de Sasuke, donde solo la palabra de "Siempre te he querido" redundaba con el fondo del resto de sus palabras.

-Pero seguir así, cuando nos hace daño a los dos, no es lo correcto. Por eso, que debo dejar toda la agonía detrás, afrontar lo que hice y mirar hacia adelante contigo.

Sonrojada.

Así es cómo se había quedado Sakura donde sentía los calores sobre sus mejillas. Aunque no estaba segura que si los que sentía Sasuke era tan fuertes como los suyos.

Su confesión, mirándola directamente a los ojos con aquel matiz rojo cubriendo parte de su rostro, la dejaba descolocada.

Nunca, ni en sus mejores sueños, se hubiera imaginado que su amor fuese correspondido desde hace tiempo.

No había mentira tras sus palabras. Su expresión con aquel tono rojizo eran prueba suficiente.

Vio cómo rompía el contacto visual para mirar hacia otro lado y ponerse más rojo como aquella planta herbácea que tanto le encantaba.

-Seguramente nunca llegue a ser tan expresivo como Naruto, y carezca de la amabilidad y gentileza de mi hermano, pero -volviendo a mirarla con profunda determinación-, si vienes y te quedas conmigo, prometo que te haré feliz.

Sakura lloraba, porque aquello ya no era solo una confesión de amor que sería el comienzo para que fuesen pareja. Tras aquellas palabras, se escondía una promesa eterna, una promesa que indicaba que lo suyo no sería un noviazgo que duraría unos años. Sino una promesa donde su vida estaría unida a la suya para siempre, como marido y mujer.

-Sí. Claro que iré contigo -expresó feliz y emocionada para después echarse en sus brazos y descargar el llanto. Pero un llanto que era de felicidad y que no podía parar cuando se sintió arropada por el amor de su vida y reconfortada por él.

La mejor continuación que tuvo tras aquel abrazo, había sido el beso, su primer beso. Un momento tan mágico e inmemorable que nunca olvidaría.

.

.

.

El sueño había tocado a su fin, y cuando Sakura había abierto los ojos se topó con la casa oscura y vacía. Estirando los brazos, Sakura se sentía descansada tras haber vuelto a la cama y vuelto a dormir.

Se levantó de cama, resuelta a hacer alguna labor de la casa. Mientras soltaba alguna que otra risita.

Se sentía descansada, pero también extremadamente feliz. Las palabras de sus hijos, la habían hecho recordar aquel momento en que Sasuke, su marido, le había confesado que la amaba y su intención de pasar su vida con la suya.

Aunque lo mejor de todo, había sido el beso.

Al igual que una adolescente enamorada, Sakura se llevó las manos a las mejillas, sintiéndolas tan calientes cómo aquel día.

Los labios masculinos de Sasuke presionando los suyos.

El calor corporal que había sentido al entrar en contacto con su cuerpo masculino.

Su respiración…

Y la luz de la casa se encendió de repente.

Como si la hubieran pillado in fraganti, Sakura se sobresaltó y aún colorada observó al frente, donde sus dos hijos estaban mirándola de manera extraña. Aunque la que más destacaba era su hija Sarada.

-Mamá, ¿qué estabas haciendo?

-¡Ah! ¡Nada! ¡Nada! Esto… -mirando el reloj cómo si allí encontrase la salida al apuro tan grande en el que se había metido por dejar que sus recuerdos fuesen tan vívidos-. Ahora mismo preparo la cena. ¿Por qué no os vais cambiando? ¡Ah! Y Sanada acuérdate de hacer tus deberes. Sarada, ayúdale si lo necesita.

Hablaba tan nerviosa y sin parar, que para Sarada no podía ser más evidente lo que ocurría. Ajustándose las gafas, soltó sin vergüenza que había estado pensando en cosas indecorosas que había hecho o que quería hacer con su padre.

Eso provocó que Sakura se avergonzara exageradamente.

La historia que le había contado su abuela Mikoto, la había dejado aturdida, que no quería dejar volar su imaginación y pensar en la de mil y una cosas que habrían hecho sus padres cuando habían estado de viaje.

-¡Voy a hacer el dibujo! -exclamó Sanada feliz y entusiasmado.

Soltándole de la mano, su hermano pequeño corrió escaleras arriba como si la historia que le había contado su abuela le hubiera inspirado.

Aunque al decir verdad, había sido la última parte, donde su hermanito había mostrado un interés cómo si una bombilla se hubiese encendido en su cabeza.

.

Tres años habían pasado desde que Sasuke había secuestrado a Sakura, como Kushina seguía diciendo que así había sucedido. Le había dado igual que tanto Sasuke como Sakura hubiesen dejado notas en sus respectivas casas, anunciando que se marchaban juntos de viaje, tanto para descubrir la verdad donde Madara había pasado sus últimos días, cómo la expiación del chico por el crimen cometido en Konoha.

De vez en cuando, llegaban mensajes tanto a Itachi como al Hokage, siendo ahora Kakashi. Kakashi se había convertido en el sexto Hokage, tras la renuncia de Tsunade, alegando que se trataba más de una jubilación anticipada para seguir viviendo la buena vida a través del alcohol y el juego, donde Hashirama estaría llorando en su tumba, al ver en lo que su nieta predilecta se había convertido.

Aquellos mensajes llegaban de forma tan regular, que Naruto ardía en contestarles para hacerles las preguntas que tanto deseaba saber.

¿Qué tal les iba?

¿Se habían formalizado como pareja?

¿Lo habían hecho?

Preguntas que había anotado en una libreta y que no dudaría en hacérselas en cuanto los viera. Y ahora mismo, en la casa de sus padres, a Naruto se le había venido otra pregunta comprometedora a hacerles y que con una sonrisa maliciosa la apuntaba en su cuaderno particular.

Su madre lo miraba con hastío, mientras que enfrente, su otra visita, su mejor amiga Mikoto reía divertida.

-Sino fuera por el dolor de espalda, le daba un merecido coscorrón.

-Tienes que calmarte, Kushina. Ya no somos unas adolescentes para andar impulsivas.

-¡AHH! -soltando un suspiro de cansancio-. Hablando así, parece que tú también fueses abuela, cuando aquí la que soy una abuela con sus palabras, soy yo -mirando hacia el otro lado, donde Minato junto a Hinata jugaban con un niño rubio que había heredado los rasgos físicos de Naruto.

Mikoto rió aún más.

-Es que lo soy. ¿O ya te has olvidado de Itsuki?

-¡Ese niño ya está más que criado y listo para irse por su cuenta! -espetó como si eso fuese indicio de que ya estaba fuera de las faldas de su madre.

-Solo tiene seis años -le recordaba Mikoto con nerviosismo.

-Lo que sea. El caso es que… -y se detuvo con rostro serio.

Mikoto la miró preocupada por ese cambio brusco de expresión como si se percatara de algo. Y al escuchar cómo un objeto caía al suelo, Minato y Hinata vieron al igual que Mikoto, cómo Naruto había dejado caer su libreta y se había levantado con la misma expresión que su madre, y que después se transformó en una enorme sonrisa.

-¡SASUKE Y SAKURACHAN HAN VUELTO!

Como si estuviesen poseídos, Naruto y Kushina se marcharon corriendo hacia dónde estaban los recién llegados.

Minato y Hinata solo pudieron compadecerse de Mikoto, al ver cómo había sido arrastrada contra su voluntad, y a mirarse mutuamente con sonrisas nerviosas.

-Pobre Mikotosan.

-Solo espero que a Kushina y a mi hijo no se les dé por decir cosas inapropiadas a Sasukekun y a Sakurachan.

Pero esperar aquello era como pedir que nevase en agosto. Algo imposible, que tanto hombre como mujer compartían muy a su pesar del vínculo que les unía con los dos Uzumaki.

.

Mikoto trataba de correr al ritmo de su amiga. Kushina tiraba de ella sin importar que pudiera dar un traspiés y caerse con ella.

Sin embargo, la emoción empezó a crecer dentro de la Uchiha.

Su hijo pequeño y Sakura habían regresado tras tres años de ausencia. Habían estado viajando juntos. Y siempre había tenido la ilusión de que ambos arreglasen las cosas y volviesen como la pareja que debió haber sido antes de que todo el lío de querer a la Haruno como nuera se realizase.

Mirando al frente, observaba cómo Kushina corría con todo lo que sus piernas cansadas daban y trataba de ganarle a su joven hijo, quién lideraba la carrera, como si quisiera ser el primero en recibir a sus amigos.

Sin embargo, en la gran entrada de Konoha, divisó cómo su hijo mayor Itachi y el actual Hokage, Kakashi, habían llegado mucho antes que ellas. También estaba su nieto Itsuki, aunque dándole la espalda, muy centrado en algo más importante que la llegada de su único tío.

A medida que se acercaba, sufrió un gran impacto como primera impresión.

Su hijo pequeño… ¡ESTABA GRANDÍSIMO!

Si hace tres años, su pequeño Sasuke había pegado un estirón donde era más alto que Itachi, ahora se le apreciaba una madurez que le recordaba bastante a Fugaku de joven. Lo que la tranquilizaba y la hacía feliz, era aquel rostro lleno de paz y confianza, que lo hacían increíblemente atractivo.

A su lado, estaba Sakura. Aquel pelo corto, lo tenía tan largo, recogido en una coleta baja, que podía rivalizar con el cabello largo de su nuera Izumi. Mikoto no quiso ser paranoica, pero le daba la impresión de que había una cercanía bastante íntima entre su hijo y Sakura. Y sonreía con tanta naturalidad y tan risueña, cómo si sus deseos de que las cosas se arreglasen entre su hijo y ella se hubiese hecho realidad.

Mientras Mikoto analizaba aquella impresión, los que allí ya estaban se habían girado para ver a los Uzumakis, que seguían igual de alocados que siempre, y eso se evidenció en los rostros de los allí presentes.

-¡SASUKE! ¡SAKURACHAN! -gritaba el Uzumaki con toda la energía que llevaba en el cuerpo. Y campeón de la carrera, se detuvo jadeante observando feliz a sus dos mejores amigos- ¡NO ME LO PUEDO CREER, TTEBAYO! ¡HABÉIS VUELTO!

-¡KAKASHI CÓMO ES QUE TÚ LLEGASTE ANTES, SI ERES UN TARDÓN, TTEBANE!

-¡Ah! Bueno… -Kakashi trataba de decir algo, pero el nerviosismo que traía por todo el cuerpo, delataba en que ocultaba algo importante.

-En realidad, previamente, habíamos enviado un mensaje a Kakashisensei avisándole de nuestra llegada. Pero queríamos dar una sorpresa y…

Sakura no pudo terminar con la frase, ya que Kushina y Naruto la tomaron con el pobre Kakashi de conspirador, mentiroso, y mil y una cosas más, donde el Rokudaime no tenía nada de culpa de ello, ya que había sido deseo expreso de Sasuke y Sakura.

A sabiendas cómo eran madre e hijo, donde por mucho que tratase de explicarles, no les haría caso, prefirió callar y enfocarse en la otra persona recién llegada que los miraba con ansias y queriendo una confirmación por parte de ellos.

-He vuelto, madre -Sasuke saludó a su madre, por lo que Sakura prefirió dejarle la intimidad deseada, antes de decir nada.

Centrándose en su hijo, Mikoto sonrió feliz y no pudo contener sus ganas de abrazarlo y de llorar de felicidad de ver en buen estado a aquel chico que hace tres años se había encerrado en sí mismo, y no quería luchar para encontrar la felicidad.

El acto afectuoso de Mikoto atrajo la atención de los Uzumaki. Mirándose mutuamente, decidieron que era mejor tener consideración con la mujer Uchiha y seguir cantándole las cuarenta a Kakashi cuando estuviesen a solas.

Tras el fuerte abrazo, Mikoto miró más de cerca a su hijo, donde efectivamente, su rostro había adquirido una madurez casi idéntica a la de su marido. Aunque, al contrario que él, no tenía ese toque de amargo y ofuscado. Se notaba que aquellos rasgos más calmados, los había heredado de ella.

-Lo siento, madre -intervino Itachi acercándose.

-¿Por qué? -preguntó la mujer confusa mirando al mayor, y luego al pequeño.

-Hermano, tú no tienes que disculparte. Yo fui el que pidió que no le dijeras nada a padre y a madre de mi llegada.

-¡Más disculpa tienes que dar por haberos marchado sin avisar nada a nadie, ttebayo! -acusó Naruto cruzado de brazos- ¡Una simple nota no es razón suficiente!

-¡Es verdad! Tengo una cuenta pendiente con este mocoso, ttebane -refiriéndose a Sasuke, crujiendo sus nudillos.

Sasuke solo podía pensar con temor que la madre de Naruto se había vuelto loca, y que seriamente necesitaba un loquero.

-Pero ya te daré el sopapo que te mereces cuando tu madre no esté delante -sentenció la pelirroja, más que nada para no arruinar el feliz reencuentro.

Mikoto sonrió divertida, y luego miró a su hijo con atención. Sasuke se había girado y encaminado hacia Sakura, donde Naruto y Kushina estaban igual de confusos que ella.

Sakura observaba a Sasuke con tanto amor que el simple gesto de su hijo de colocar su mano alrededor de su hombro, fue suficiente para entender sin necesidad de palabras.

Sasuke miró a Sakura con complicidad y ella enfocó sus ojos verdes en Mikoto.

Con elegancia y educación, Sakura tomó una pose de respeto.

-Estoy encantada de volver a verla, madre.

Una frase con doble sentido que indicaba, que entre Sasuke y Sakura no había una simple relación de novios o de pareja. Sino una relación de marido y mujer, donde Haruno Sakura se había convertido en Uchiha Sakura, es decir, en su nuera.

Emocionada, corrió a abrazarla y a expresar lo contenta y feliz que estaba de que fuese ella la que estuviera al lado de su hijo. Seguida de Mikoto, tanto Naruto cómo Kushina, les felicitaron también.

Las miradas cómplices que se lanzaban Itachi y Kakashi demostraban que aquello era algo que ellos lo sabían desde hace tiempo, gracias a los mensajes que Sasuke enviaba y que pedían que fuese un secreto hasta que ellos lo dijesen en persona.

-¡Quién lo iba a decir, ttebayo! -expresaba Naruto dando un golpe en la espalda a su mejor amigo. A Sasuke le pareció que se le había ido un poco la mano. Pero no pudo echárselo en cara, ya que tenían a la otra Uzumaki encima.

-¡¿Y cuándo fue que os casasteis?! ¡¿Y por qué no avisasteis, ttebane?!

-Fue hace dos años y medio, y cómo estábamos muy lejos de Konoha… -explicaba Sakura un poco apurada.

-¿Hace dos años y medio? -repitió Naruto con algo picardía y colgándose de Sasuke, le dijo entre risitas-. Entonces, ya lo habéis hecho, ¿no?

Sakura fue la que más roja se puso, mientras que a Sasuke una capa rojiza invadió sus mejillas.

-Narutokun, agradecería que no dijeses esas cosas en presencia de mi hijo Itsuki -pidió Itachi con una gotita.

-Hablando de él, ¿qué hace mirando para el otro lado? Yo que creía que le haría ilusión volver a ver a su querido tío y no le hace caso -dijo Mikoto mirando al niño extrañada de su actitud.

Con una sonrisa de niña traviesa, Sakura miró a Sasuke, el cual con un asentimiento, Sakura entendió lo siguiente a hacer.

Dirigiéndose al niño, se agachó hasta su altura. Fue entonces que advirtieron cómo tenía en sus manos un gran bulto, que sino fuera por la conversación mantenida entre Sakura e Itsuki, no se hubieran creído que aquel bulto fuese un bebé y…

-Oye, Itsukikun, déjame cargar a Sarada.

-¿Eh? Ahora que por fin conozco a mi hermanita.

Sasuke miró de reojo a su hermano, acusándole silenciosamente de que aún le hiciese creer a su hijo de seis años que los hijos de sus tíos fuesen también sus hermanos. Itachi lo miró con el mensaje de una sonrisa nerviosa y la promesa de hablar con su hijo más tarde.

-Solo será un momentito -le dijo Sakura.

A regañadientes, Itsuki le tendió con mucho cuidado a la pequeña, como si hubiese aprendido de forma natural que con los bebés hay que tener muchísimo cuidado.

Acomodando a la pequeña en su regazo, Sakura mostró a su hija a Mikoto.

-Madre, esta es Sarada. Su nieta.

-¡¿EH?! -exclamó Naruto sonoramente- ¡¿SAKURACHAN ERES MADRE, TTEBAYO?!

-¿Algún problema? -objetó Sakura tratando de disimular lo mal que le había sentado esa pregunta con una sonrisa.

-¡¿NO ME DIGAS QUE PARISTE EN MEDIO DEL MONTE COMO LOS ANIMALES?!

Naruto había tocado la paciencia de Sakura. La mujer ya no pudo contenerse y para que su hija no pudiera verse afectada, la sujetó con fuerza y levantó el pie para posarlo después en el suelo con una fuerza bruta, haciendo un agujero y abriendo una brecha que recorrió hacia donde estaba Naruto, el cual se había quedado pálido al ver que seguía igual o peor de bruta que antes. Un pensamiento que Kakashi compartía y a imaginar que Sasuke no tendría los huevos suficientes en llevarle la contraria a aquella mujer de tanto carácter.

-¡Hala! ¿Y esto? -preguntó de repente Itsuki- ¿No son los tíos Sasuke y Sakura?

Ante el gesto tan brusco de Sakura, una foto había caído del bolsillo de la mujer y que Itsuki había recogido. La furia que tenía dio paso a un rostro vergonzoso, ya que aquella foto había sido una muy especial y que la guardaba para verla felizmente antes de acostarse, y cerciorarse de que lo que vivía no era un sueño, sino que realmente, era la señora de Uchiha Sasuke.

-Ehm… Sí… Es la de nuestra boda… -explicaba con una sonrisa avergonzada, aunque para vergüenza, Sasuke le ganaba, ya que se había girado cuerpo entero sin tener la cara de mirar a nadie.

Curiosos por ello, se acercaron también Itachi, Naruto y Kakashi.

-¿Eh? Me gustaría verla. Y también las otras que tengáis -pidió Mikoto junto a Kushina emocionadas en ver el resto de las instantáneas de un momento que siempre queda marcado en la vida de la mujer como el mejor de todos.

-Esto… -Sakura se sintió más nerviosa que nunca.

-La tía Sakura estaba muy guapa, ¿no te parece, papá? -el niño miró a su progenitor, pero se encontró con una sorpresa- ¿Papá?

En aquella instantánea estaban solos Sasuke y Sakura. Los dos juntos con su traje de boda tradicional. Pero lo que había dejado tanto a Itachi, como a Kakashi y Naruto embobados era la hermosura que tenía Sakura y a contemplar la fotografía con las mejillas tan rojas, donde Izumi y Hinata tendrían que preocuparse muy seriamente. Lo mismo pasaba con Sasuke. Viendo como incluso su hermano, perdía la compostura y observaba como un imbécil la foto, donde a primera vista se podía imaginar lo que pensaban, dejó que los celos lo rodearan y a borrar aquella imagen de las retinas de otros imbéciles que tuviesen la osadía de cortejar a su mujer.

Cogiendo sin previo aviso la foto que tenía su sobrino, no lo pensó dos veces, y la quemó con su Amaterasu.

-¡AHHH! ¡SASUKEKUN, ¿QUÉ HAS HECHO?! ¡ERA LA ÚNICA FOTO QUE NOS QUEDABA DESPUÉS DE QUE ME CAYERAN POR EL BARRANCO Y SE LAS COMIERA AQUELLA SERPIENTE!

.

-…y por eso, no hay ninguna foto de boda de ellos.

Con esas palabras, Mikoto finalizaba la historia.

El reloj marcaba un poco más de las seis de la tarde. Ya tenía que haber preparado la cena, pero algo le decía que su marido tendría la consideración de esperar, hasta que terminase de contar la historia. Lo había escuchado bajar, pero tras ver que aún seguía relatando aquella historia, había vuelto a subir. Todo para no querer los pormenores de la vida de sentimental de su hijo que lo dejarían impresionado. Una impresión que su nieta Sarada tenía ahora mismo. Itsuki sonreía nerviosamente, donde parecía haber recordado lo de la foto y lo que su tío había hecho. Sanada seguía igual que al principio, atento y sin haber perdido ni un solo detalle de lo que le había contado.

-¡¿Estás hablando en serio, abuela?! ¡¿Papá quemó la única foto de bodas que le quedaban?!

-Así es -afirmó ella bebiendo el poco té verde que le quedaba en la taza.

-¡¿Pero cómo pudo haberlo hecho?! ¡Una foto tan importante!

-Bueno, tu padre se puso un poco celoso -intentaba Mikoto justificarlo.

-¡Esa no es razón para hacer lo que hizo! ¡Y tú, hermano Itsuki! ¡Si sabías esto! ¡¿Por qué no lo dijiste antes?!

-Ya te dije que no me acordaba, solo hasta ahora que lo contó la abuela -por no mencionar que en aquel momento, su tío le había dado tanto miedo, que para borrar esa imagen, había decidido olvidar por completo que había visto en esa foto y a considerarlo como un mal sueño.

-¡No puedo creerlo de papá! -espetó Sarada sentándose bruscamente y más molesta- ¡Es un insensible! -cruzándose de brazos- ¡No se lo pienso perdonar nunca!

-Vamos, Sarada. No digas eso. Es una foto. Seguro que tu madre seguirá guardando ese momento en su corazón. Y no le gustaría que por ello estuvieras de malas con tu padre.

Sarada miró con cierto escepticismo a su abuela. Resoplando con fuerza. Le prometió que no estaría de malas con su padre… … … a partir del día siguiente.

Aquel día, no habría persona que la convenciese de sentirse molesta con su padre y de no hablarle como la adolescente rebelde que era.

-Hermano Itsuki -habló Sanada con una emoción tan exagerada que hizo olvidar a Sarada su enfado- ¿Te acuerdas de cómo estaban e iban vestidos papá y mamá en la foto?

-Un poco. Aunque seguro que mi padre, Kakashisan o el Nanadaime lo recordarán mejor que yo.

-¡Hermana! ¡Rápido! -tirando de ella- ¡Vamos a ver al tío Itachi!

.

.

.

.

.

Varios días habían pasado.

Sasuke regresaba de su arduo trabajo de investigación por los alrededores y era recibido por su mujer.

-¿Qué tal todo? -preguntó Sakura con una extraña sonrisa que llamó la atención del Uchiha.

-Sin problemas. ¿Y los niños? -aunque tuviese curiosidad sobre aquel estado risueño, primero era saber cómo se encontraban sus hijos.

-Sarada está estudiando y Sanada jugando mientras ve la televisión -colgando la capa de su marido en el perchero-. Cariño, ¿quieres tomar un baño antes de cenar?

-¿Pasa algo? -preguntó sin poder esperar a saber porqué estaba endemoniadamente feliz.

-¿Por qué?

-Estás muy feliz.

Y Sakura le dio más motivos, ya que empezó a comportarse como en sus tiempos mozos cuando se habían convertido en pareja.

-Es que Sanada ha recreado la foto de nuestra boda con algunos detalles adicionales, que me ha hecho recordar a aquel día en que nos casamos.

Sasuke apartó la cara con aquella capa de vergüenza rodeándole y para que no se percatara de ello, dijo secamente.

-Tomaré un baño antes de cenar.

-¡Enseguida te lo preparo!

Y como estaba condenadamente feliz, Sakura no se percató del estado vergonzoso que tenía su esposo y se dirigió hacia el cuarto de baño.

Sasuke estaba convencido de que si Sakura recordaba la boda, también recordaría cómo aquel día él la había hecho mujer. No le habían faltado ganas los días previos antes de casarse y de hacerlo con ella. Pero cómo pareja habían empezado relativamente hace poco, y aunque el tema de casamiento había sido muy rápido, no había podido evitar proponérselo cuando habían visto a una pareja casándose y la emoción que había sentido Sakura al verlos, como si quisiera sentir la misma felicidad que la novia tenía.

El día de su boda había sido simple y sin ningún invitado. Algo que Sasuke había agradecido, porque nunca en su vida había visto mujer tan hermosa cómo Sakura. Había estado tan radiante, tan angelical, tan bella que seguro que habría tenido la misma cara de tonto que su hermano, Naruto y Kakashi cuando habían visto aquella foto.

Pasando por la sala, Sasuke vio el gran dibujo que había hecho su hijo Sanada. Sakura no había tardado en enmarcarlo cómo si fuera una fotografía familiar importante.

Una sonrisa surcó de sus labios al fijarse en aquellos detalles adicionales de los que su mujer había hablado. Allí estaban él y ella, pero también estaban sus padres, su hermano con su mujer e Itsuki y los padres de Sakura. La foto familiar de boda perfecta y que les hubiera gustado tener. Sin embargo, si había algo en lo que aquel dibujo lo hacía tan realista era la perfecta similitud que tenía con la original.

Sasuke sacó algo de su bolsillo interior. La foto de bodas original y que en realidad no había quemado, sino sustituido para guardársela él y tenerla a buen recaudo de que otros no contemplasen la belleza de su mujer.

Mirando la original, observó de nuevo el dibujo.

Realmente, parecía un calco. Y en ambas, Sakura estaba increíblemente bella.

-…

Y le pasó lo mismo que el día de la boda, y el día en que Itachi, Naruto y Kakashi habían visto la instantánea.

Volviendo a guardar la foto en el interior de su bolsillo, Sasuke se encaminó con paso decidido al cuarto de baño donde estaba Sakura.

Ella seguía feliz y tarareaba alegre mientras llenaba la bañera.

La imaginación volaba demasiado en su mente.

Estaba cansado de la misión, pero ahora se sentía rehabilitado.

Sakura se percató de su presencia, pero Sasuke no dijo nada, solo cerró la puerta del cuarto de baño con seguro.

Se iba a dar un baño, pero lo haría después, y no lo haría solo. Primero debían ensuciarse cómo muchas veces hacían.

Quizás sería mejor que después de cenar, los niños se fueran a dormir a casa de sus padres, porque sería una noche muy larga.

FIN


Notas de la autora:

Y por fin llegó a su fin este fic.

Aunque en mis fics siempre tengo pensado el final, lo que es el desarrollo es muy distinto a la idea base que uno se tiene inicialmente. Vamos, que he perdido la cuenta de la de veces que he tenido que escribir este capítulo y que quedara a mi gusto. Pues obviamente, el final sería el que Sasuke y Sakura quedasen juntos. Muchos me conocéis, y sabéis cuáles son mis gustos.

Ha sido mucho tiempo también el que ha pasado, y han pasado muchas cosas, tanto en relación a la serie, como en mi vida personal, donde eso influye a la hora de escribir.

Y bueno, solo me queda agradecer enormemente a todos los que han leído este fic. Muchas gracias por la comprensión, vuestros ánimos y vuestro apoyo y desear que este final también os haya gustado.

Nos veremos en la continuación de otros fics.

'Atori'