Capitulo VI: Siete años… "El cumpleaños de los mellizos Cullen"

POV Bella

Hoy era la fiesta de cumpleaños de Edward y Alice, ambos cumplirían siete, así que iría a su casa a eso de las cinco de la tarde y me quedaría a dormir allí, ya que harían una pijamada con algunos amigos. Arreglé yo misma mi bolso, ya que mamá siempre olvidaba echar algo y debía volver a casa a buscar lo que me faltaba o pedir cosas prestadas a Alice, lo que me avergonzaba bastante.

Odiaba que mi padre hiciera esto, pero los Cullen estaban ocupados y nadie podía ir a buscarme como hacían siempre, así que en cambio papá me llevaba en la patrulla policial. Lo incomodo del asunto es que podía sentir como cada persona que pasaba por la calle posaba sus ojos en nosotros, preguntándose si era sólo un patrullaje o si habían asesinado a alguien. La gente de Forks era bastante amable y cariñosa, pero vivir en un pueblo pequeño donde conoces a todo el mundo y escasean las noticias convertía cualquier hecho en algo de relevancia y transformaba a bastantes señoras desocupadas en unas verdaderas chismosas, ejemplo las Stanley. Jessica, su hija me simpatizaba, no era una persona desagradable, sólo que era bastante chismosa, aunque al parecer no se percataba de ello y siempre que uno le hacía saber que sus comentarios eran inapropiados se sorprendía y pedía sinceras disculpas. Ella y Angela eran las únicas niñas que no me trataban mal por ser diferente.

Cuando llegué a casa de los Cullen fui recibida por Alice, que canturreaba feliz dentro de un vestido verde limón, que no era ni infantil ni juvenil, una mezcla perfecta entre inocencia y elegancia. Mi amiga tenía exigentes gustos en cuanto a ropa aunque recién cumplía los siete años.

-Feliz cumpleaños-le dije mientras le daba un abrazo, yo no era bastante demostrativa en cuanto a mis sentimientos, pero Alice era diferente, ella transmitía tantos sentimientos agradables que era imposible no ser cariñosa con ella.

-Gracias Bella

Le entregué su regalo y me envió al segundo piso cuando pregunté por Edward, ella a cambio se quedó hablando con mi padre. Era increíble la relación entre ellos, mi padre la adoraba y ella siempre muy entusiasta se entretenía bastante con él, de hecho nos acompañaba cuando papá quería ir de pesca, lo que yo odiaba, así que Alice iba para que no me aburriera y hacia de esas salidas mucho más divertidas para ambos.

Subí las escaleras y me dirigí a la habitación de Edward, donde supuse él estaría, pero cuando estuve detrás de su puerta escuché bastantes risas y nadie iba a abrirme. Bueno conocía a Edward desde que éramos prácticamente bebes, no creo que le moleste que entre ¿o no?

Pero cuando abrí la puerta ni siquiera se percató de que yo estaba allí. Edward estaba muy entretenido haciéndole cosquillas a una niña como de nuestra edad, tenía el cabello de color rubio rojizo, con perfectas ondas, una piel blanca como la mía y las mejillas sonrojadas a causa de la risa, llevaba un vestido púrpura de diseño simple, pero muy bonito.

-Edward…-llamé pero no me escuchó, estaba muy entusiasmado jugando con la niña desconocida.

No me pareció pertinente interrumpir su diversión, así que con una extraña sensación incomoda en el pecho me dispuse a irme, pero antes de que lo lograra le escuché llamarme.

-Bella… llegas…-habló entrecortado por la risa, pero no puedo terminar ya que la niña que estaba con él aprovechó el momento para atacarlo a cosquillas.

Entré y me senté sobre su cama dejando su regalo junto a mí. Mi plan era esperar a que terminaran con su tonto juego, luego darle su regalo y si tanto quería seguir jugando con "esa niña" simplemente iría con Alice.

-Lo siento Bella-dijo Edward con voz agotada.

-No te preocupes-contesté simplemente.

-¡Cielito!-escuchamos una voz de mujer llamar desde el primer piso.

La niña rodó los ojos y Edward se rió, ella lo miró con furia, luego se disculpó conmigo y cuando iba a salir de la habitación le sacó la lengua a Edward.

¡Hey sólo Alice y yo teníamos derecho a hacer eso!

Sabía que este momento es en donde debía decir ¡feliz cumpleaños Edward!, pero las palabras no me salieron, en cambio sonreí lo mejor que pude y le entregué su regalo. Edward lo recibió sonriéndome y me regaló un tierno abrazo, eso mejoró bastante mi ánimo y evaporó cualquier sentimiento de enojo. Escuchamos que Esme nos llamaba y bajamos juntos hasta encontrarnos con ella. Nos dijo que nos quedáramos allí porque los invitados estaban llegando y Edward debía recibirlos como el caballero que era. Esme siempre le inculcaba a Edward que debía ser educado, creo que el tener un hijo como Emmett le había enseñado a ser más estricta en ese sentido.

Estábamos jugando con autitos de carreras cuando escuché un ruido, al levantar la vista vi a Edward con un cojín en las manos y con cara de enojo. Una de las cosas que más odiaba Edward era que le arrojaran cosas en la cabeza. Pero cuan fue mi sorpresa al ver a la culpable. Era la niña del vestido púrpura la que se lo había lanzado, Edward al ver que era ella la responsable sonrió con una mirada traviesa, sin rastro de enojo, y disculpándose conmigo salió corriendo tras ella, y yo me quedé jugando sola por mucho rato.

¿Quién era esa niña? ¿Y por qué cuando ella estaba cerca Edward se olvidaba completamente de mi existencia? Al parecer mi amigo se había dado cuenta al fin de que no era tan interesante como él creía y se había conseguido otra mejor amiga más a su nivel.

-Bella cariño te he estado buscando por mucho rato…¿qué ocurre?-me preguntó mi mamá.

-Nada

Me miró sin creerme ni un poco.

-¿Cariño por qué no cambias esa carita y vamos al comedor?, ya van a cantar el cumpleaños feliz a los chicos-dijo acariciando mi mejilla.

-Está bien, pero ¿podemos irnos luego?

Mi madre me miró estupefacta y preocupada. Mis únicos amigos eran los Cullen y los Hale, y era bastante raro que discutiéramos o nos enojáramos entre nosotros, siempre intentábamos llegar a acuerdo, a pesar de nuestras personalidades tan distintas unas de otras.

-¿Cariño discutiste con Alice?

-No

-¿Con Emmett?

-No

-¿Con Rosalie o Jasper?

-Ni siquiera sabía que habían llegado…

Mamá se quedó pensativa unos segundos y luego un brillo de entendimiento llenó sus lindos ojos chocolates.

-¿Has visto a Edward?

-Si, le entregué su regalo…-susurré.

-¿Y por qué no estás con él?-dijo mi mami levantando una ceja.

-Está ocupado-dije mirándome las manos.

Mi mamá me miró dudosa nuevamente y yo sólo me levanté para ir al comedor y terminar pronto con todo esto.

Allí ya se encontraban Rosalie, Jasper y Emmett, que estaban sentados en la mesa abarrotada de niños con platos repletos de golosinas frente a ellos. Esme me ofreció que me sentara, aunque sólo quedaban puestos al final de la mesa. Dijo que los mellizos me habían estado reservando un asiento, pero como no llegaba no pudieron negárselo a uno de sus invitados. Aunque yo sabía que quizá sólo había sido Alice la que me esperaba, por lo que me negué y le dije que prefería quedarme con mi mamá y que estaba un poquito enferma, lo que era verdad, así que cuando terminaran de cantar me iría a casa. Tía Esme me miró con tristeza y tuve que voltearme a ver hacia la mesa para no rendirme a la dulzura de su mirada. Pero que mal hice en mirar, ahí estaba Edward sentado junto a Alice, y justo parada detrás en medio de los dos estaba la niña del vestido púrpura.

De repente escuché a mi mami a tía Esme reírse estruendosamente y las miré con la duda plantada en el rostro y me miraron con ternura.

-¿Tesoro me dijiste que Edward estaba ocupado, en qué exactamente?-preguntó mi mami

-Estaba jugando con la niña del vestido púrpura, esa que está con ellos y que tiene cabello lindo-les expliqué.

-¿Cariño por qué no te les uniste?-me preguntó Esme.

-Creo que mi pequeña estaba celosa-dijo mi mamá con voz melosa. Su comentario me hizo sentir avergonzada.

-No quería molestar, estaban entretenidos, así que mejor me fui…

-Cariño Edward te estaba buscando junto con Tanya…-me explicó Esme.

-¿Así se llama la niña de cabello lindo? ¿Es la prima de Edward?

-Si, los Denali viven en Alaska, así que sólo los vemos en verano, pero fueron tan amables de venir este año a quedarse a algunos días, ya que Tanya quería estar en el cumpleaños de los chicos…

-Ahh-contesté simplemente.

Me sentía tonta por creer que Edward me hubiera cambiado por otra niña, él no era así, además siempre me dijo que le gustaría que conociera a su prima porque se parecía mucho a mí.

Cantamos el cumpleaños feliz y cuando hubimos terminado vi que Edward se veía un poco triste y que Tanya y Alice le decían algo. Luego se bajó de la silla y fui hasta él.

-Feliz cumpleaños Edward-le dije.

De repente pareció más feliz y me dio un abrazo.

-Gracias Bella… te extrañe cuando cantaron ¿Dónde estabas?

-Con mi mami…

-Te guardamos un asiento, pero como no aparecías no pudimos negárselo a Mike-dijo hastiado.

-Mmm…

-Te busqué durante la tarde, quería pasar mi cumpleaños contigo, además tenía ganas de que conocieras a Tanya y ella también quería conocerte…-dijo mirando al suelo.

-Estaba en la pieza de tu mamá… no me sentía bien-no era necesario que supiera que además estaba triste.

-Ah… pero ahora puedes venir con nosotros-preguntó Edward dudoso.

-Me temo que no, la verdad me duele mucho la cabeza…

-Oh está bien… adiós, creo-dijo mi amigo cabizbajo.

-Adiós Edward, lamento no poder estar en tu cumpleaños, mañana cuando esté bien vengo a verte y jugamos con Tanya

Eso pareció animarlo un poco.

Caminé hasta donde mamá y tía Esme.

-¿Ya arreglaste las cosas con Edward?-preguntó mi mami y yo sólo asentí.

-¿Ahora podemos irnos?-Tía Esme y mamá me miraron sorprendidas.

-¿De verdad te sientes mal cariño?-preguntó mi mami.

-Si, mi cabeza me quema-expliqué y rápidamente mami puso su mano sobre mi frente.

-Bella estás ardiendo en fiebre…-dijo mamá preocupada.

-Llamaré a Carlisle-dijo tía Esme saliendo rápidamente.

Me llevaron al despacho de tío Carlisle. Ahí me reviso y le dijo a mi mami que medicamentos debía tomar, que no era contagioso y que tenía que estar en cama al menos tres días. Todo el tiempo que estuve ahí Edward estuvo observando preocupado desde la puerta.

-Bueno cariño ya nos vamos-dijo mi mamá.

Me despedí a lo lejos de Edward con la mano. Este corrió hasta Esme y nos dijo que esperáramos un momento. Luego bajó corriendo con una mochila y fue hasta nosotras.

-Tía Renne, ¿puedo quedarme en su casa hoy? ¿Si no es mucha molestia claro?-preguntó con sus característicos modales.

-Por supuesto cariño, pero Bella está enferma no puede jugar…

-Eso lo sé, sólo quiero cuidarla y que no esté solita…

Finalmente Edward nos acompañó. Cuando subimos a la patrulla mamá me sentó en el asiento trasero con Edward y ella se fue con mi papi adelante. Todo el camino Edward me puso sus manitos heladas en la frente para que mi fiebre bajara y eso hizo reír a mis papis. Dijeron algo como que "Edward no pierde el tiempo" o "Este chico no tiene nada de tonto", aunque no entendía el por qué, bueno quizá fuera porque estaba con fiebre y me costaba pensar con coherencia.

Cuando llegamos mi mamá le arregló a Edward una cama junto a la mía que consistía en un colchón bastante grueso y una exagerada cantidad de mantas.

Realmente tenía el mejor amigo que alguien pudiera desear, pero de todas maneras me sentía culpable. Él debería estar en su fiesta de cumpleaños jugando y divirtiéndose con sus hermanos, con sus amigos y con Tanya. A la que él quería mucho y sólo veía en las vacaciones. En cambio estaba aquí en mi habitación, acostándose temprano y haciendo poco ruido para que el dolor de mi cabeza no empeorara.

-Edward perdón…-susurré sin poder contenerme.

-¿Por qué?-dijo con voz bajita pero lo bastante fuerte como para percatarme de que estaba confuso.

-Porque es tu cumpleaños y a cambio estás aquí cuidándome, perdón…

-¿Pides perdón por enfermarte?-dijo con incredulidad.

-¿Si?-dije más como pregunta que como respuesta.

-Bella no tienes como evitar eso, además yo quiero estar aquí… yo debería pedirte perdón por no fijarme en que estabas enferma… soy un amigo pésimo-murmuró.

-No tenías como saberlo porque yo estaba en la pieza de tu mami-le interrumpí.

-Porque estabas enferma…

-Y celosa…-confesé casi sin percatarme- estaba celosa de Tanya, creía que no querías hablar conmigo, que te habías aburrido de mi, y pensé que ya habías conseguido otra mejor amiga, no sabía que era Tanya…-dije consumida por el arrepentimiento y la vergüenza.

-Bella yo quiero a Tanya, pero ella es mí…. como decirlo…. mi mejor prima, tu eres mi mejor amiga… las quiero a las dos, pero ella es familia, yo no la escogí como prima, en cambio a ti si te escogí como mi amiga…-dijo parándose y acercándose hasta mí.

-Te quiero Edward, eres el mejor amigo que puedo tener, lo siento por alejarte de tu fiesta de cumpleaños…

-No vuelvas a decir eso, este es ha sido el mejor cumpleaños que he tenido porque estoy sólo contigo… -dijo dándome un abrazo.

En ese entonces supe que nada ni nadie me separaría de Edward. Nuestra amistad era tan fuerte y grande como la muralla china. Nadie podría saltarla ni destruirla nunca. Ni el más terrible de los conflictos o problemas lograría jamás apartarnos el uno del otro.


¿Qué tierno no?

He vuelto a las andanzas, se que siempre digo esto pero es verdad, lo siento po no actualizar antes, pero ya les he advertido que jamás dejaré mis queridos fics y que si demoro en subir las actualizaciones el por temas academicos y de mi salud, últimamente bastante deteriorada.

Esta semana seguiré subiendo actualizaciones en mis otras historias según el horario estipulado, e intentaré dejar capitulos listos para las dos semanas siguientes ya que estaré tapada en pruebas y ensayos PSU. Prometo hacer todo lo posible.

Informarles también que estoy trabajando en otros tres proyectos, pero que publicare en noviembre o diciembre para avanzar capitulos y que ustedes no tengan que esperar. Pero de todas formas les iré dando unos pequeños adelantos…

1-. Masen M.D: este es un fic nacido de una extraña mezcla de Twilight y House M.D. lo eché en una juguera y vi que pasaba…

-¿Qué haces?-preguntó Carlisle.

-Tengo sexo cibernético- Carlisle sólo rodó los ojos, estaba acostumbrado a ese tipo de comentarios de parte de Edward.

-¿No crees que deberías trabajar?

-El sexo requiere de trabajo duro-dijo Edward mientras sacaba un pequeño frasco de vicodin del bolsillo de su chaqueta y lanzaba una pastilla hacia arriba y la atrapaba con la boca, tragando la dosis sin necesidad de agua.