Un ángel caído, mi ángel caído.

Capítulo 32:

Me observé al espejo, la mujer del reflejo se veía feliz, todo era perfecto, todo excepto… La imagen de Esme se vino a mi cabeza de inmediato, si tan solo ella me aceptase como su futura nuera, las cosas serían tan diferentes.

Tal vez ella tenía razón y yo no era lo suficientemente buena para su hijo, tal vez lo mejor sería que lo dejara en paz. Yo no soy nadie.

Una lágrima corrió por mi mejilla.

-No, no…nada de lágrimas. –Alice corrió a mi lado. –O arruinaras mi obra de arte.

-Es su boda, si quiere llorar…. –Jacob calló en medio de la frase al ganarse una mirada de odio de la pequeña Cullen.

Reí ante la expresión de derrota de mi mejor amigo. Jake se veía tan diferente en su traje de gala, sin duda sería el padrino más guapo de todos.

-Estas muy guapo. –Señale, él sonrió de lado.

-Se hace lo que se puede. –se dio de hombros. –Tu, pequeña Rose, estas deslumbrante.

-Gracias. –me sonroje, volviendo mi mirada al espejo.

Alice había hecho un excelente trabajo con mi cabello y con mi maquillaje, esa chica era increíblemente talentosa. Baje la mirada hacia mi vestido, un vestido sencillo pero perfecto, como Alice dijo: fue amor a primera vista.

-Oh Rosalie. –Bella habló entrando en la habitación. –Estas preciosa.

-Gracias Bella, Alice hizo un maravilloso trabajo. –Alice hizo un gesto con la mano restándole importancia.

Arreglé por cuarta vez el cuello de mi camisa, ansioso. Me faltaba el aire, nunca me había sentido tan nervioso.

Mi cabeza no dejaba de maquinar situaciones en las que Rosalie me abandonaba y no se casaba conmigo.

-Mierda Emmett, cálmate de una maldita vez. –Edward reclamó sentado en una butaca.

-Es muy fácil para ti decirlo, no eres el que se está casando- gruñí-¿Qué hora es? –pregunte nervioso, no quería atrasarme.

-aún tenemos tiempo. –Jasper dijo viendo su reloj. –Relájate hombre.

Cuando iba a mandarlo a la mierda un suave toque a la puerta llamó nuestra atención.

-¿puedo tener un minuto con Emmett? –mi madre pregunto desde la puerta.

Yo no sabía que pensar, ¿finalmente había recapacitado? Eso esperaba, realmente me gustaría tener a mi madre en mi boda.

-Si nosotros ya nos vamos. –Jasper dijo llevándose a Edward.

-Te escucho. –dije instándola a hablar.

-Emmett, hijo. –mi madre tomo mis manos. –Estoy aquí para advertirte por última vez que esto es una mala idea.

-Si es para eso que has venido puedes irte. –Me moleste, pensé que habia cambiado. –Pensé que habías recapacitado.

-Emmett, entiende esa muchacha no es para ti.

-Yo la amo, y ella me hace bien. –dije con furia. –Eso debería hacerte feliz.

-¿Cómo? ¿Cómo voy a ser feliz viendo que arruinas tu vida?

-¿Por qué no te puede gustar Rosalie? –pregunte intrigado.

-Ella no es como nosotros. –Esme dijo con desdén.

-¿Desde cuándo eso te importa?

-Eres un hombre importante, a ti debería importarte también.

-No puedo creer que interpongas el status social por sobre la familia. –mascullé. –Si va a ser así puedes olvidarte de que tienes un hijo.

-Emmett…

-Si no te disculpas con Rose, no quiero volver a verte. –Fue lo último que dije.

Lagrimas corrían por el rostro de mi madre, cuando cerró la puerta.

Mi corazón latia acelerado mientras veía a Rosalie caminar en mi dirección. No podía despegar mis ojos de ella, me había quedado sin aliento en el minuto en que apareció por la puerta.

Cuando llegó a mi lado me regaló una sonrisa deslumbrante.

-Nunca había estado tan nerviosa. –Susurró.

-Eres hermosa. –Le dije al oído, ella se estremeció.

La ceremonia comenzó y dijimos nuestros votos.

-Rosalie Hale, recuerdo como todo comenzó, la inmensa felicidad que sentí al estar a tu lado. Tú me completas. No existe vida lejos de tu amor, no existe vida lejos de ti. Te quiero a mi lado, para siempre y más si es posible.

-Emmett Cullen, te tornaste una parte de mí y yo no sabría vivir sin tenerte a mi lado. Eres todo lo que estaba faltando en mi vida. Ahora, tú y yo somos uno solo.

-Puedes besar a la novia.

La tome de la cintura y la besé, por un momento solo éramos ella y yo solos en nuestra burbuja de amor. Era el hombre más afortunado del mundo.

Cuando la solté ella me observaba sonrojada, con una hermosa sonrisa adornando su rostro.

-Señora Cullen. –le ofrecí mi mano, ella la tomo riendo.

-No puedo creer que estemos casados. –susurro mientras salíamos para dirigirnos a la fiesta.

-Te amo. –susurré en su oído.

-Te amo. –ella dijo besando mis labios.

...

Estabamos en la fiesta, todo era perfecto, Alice había hecho un trabajo maravilloso organizando la boda.

-Rompiste nuestra promesa. –Jacob dijo con una sonrisa juguetona. –Pero te perdono, no tenías como saber que el señor perfección se te aparecería de la nada.

-Gracias, Jake. –Reí. –No podría vivir sabiendo que te decepcione.

-Debo advertirte… te pierdes de un excelente marido.

-Lo sé. –sonreí. –Voy a extrañar ver tus calcetas sucias regadas por ahí.

-Estoy seguro de que Emmett también debe tener sus defectos. –Dijo frunciendo el ceño.

-¿De qué hablan? –Mi marido se acercó a nosotros con una copa de champagne en la mano.

-Jake me recordaba una vieja promesa. –sonreí. –Que acabo de romper.

-¿Y qué promesa seria esa? –Pregunto pasando su brazo libre por mi cintura.

-Cuando éramos unos niños le prometí a Jake que me casaría con él. –Emmett se atragantó con su bebida.

-Bueno, puedes casarte con él después de que tu matrimonio con Emmett acabé. –Una voz inconfundible dijo a mis espaldas, destilaba veneno.

-Irina… -Emmett masculló entre dientes.

-No te pongas así, era solo una broma. –ella rio. –Qué mal educada, no he felicitado a los novios.

Irina se acercó a Emmett y lo abrazó, por más tiempo del que debería estar permitido. Y luego vino hasta mí, ella me envolvió en un abrazo cargado de malas intenciones y susurro en mi oído.

-Disfrutalo, mientras puedas.

Yo me alejé de ella de inmediato, ella me sonrió con falsedad.

-Iré a saludar a Bella y Edward. –Y con eso se retiró.

-¿Y esa quién era? –Jake preguntó curioso.

-Nadie. –Respondí seria. Emmett apretó su agarre en mi cintura.

Despues de bailar el vals de los novios, Emmett y yo pudimos alejarnos un poco de todo el ruido de la fiesta e ir al jardín del hotel.

-Somos los novios, deberíamos estar adentro con nuestros invitados. –me preocupe.

-Exacto, somos los novios. –sonrió. –podemos hacer lo que queramos.

-Alice va a matarnos. –Dije nerviosa.

-Deja ya de preocuparte.

-Emmett. –La voz de Esme nos hizo voltear a verla.

-¿Qué quieres? –Emmett preguntó molesto.

-Quiero hablar con Rosalie. –Ella dijo casi con timidez, me sentí nerviosa.

-¿Sobre qué? –Este preguntó viéndola serio.

-Emm… -puse una mano en su hombro para calmarlo. –Esta bien.

-No quiero que vuelva a insultarte.

-No lo haré. –Esme dijo nerviosa. –Por favor hijo, quiero hacer lo correcto.

-Bien. –Emmett besó mis labios rápidamente. –Estaré cerca.

-Rosalie… -Ella comenzó a hablar una vez que mi marido se hubo ido. –Quiero pedirte disculpas.

Me sorprendí al escucharla decir eso.

-Yo, me porte muy mal y casi pierdo a mi hijo por mi actitud. –Se explicó. –Creo que debemos llevarnos bien, por la familia.

Asentí de acuerdo.

-¿Puedo hacerle una pregunta? –dije luego de pensarlo un rato.

-Esta bien.

-¿Qué te molesto tanto de mí? ¿Por qué me odiaste desde un principio?

-Yo…Emmett es mi hijo mayor, espero grandes cosas de él. –ella dijo avergonzada. –Siempre pensé que se casaría con una señorita de buena familia.

-Sigo en contra de la decisión de Emmett de casarse contigo.

-Oh… -Dije sintiéndome mal.

-Pero sé que tú lo amas y ahora eso es todo lo que importa.

-Lo amo y voy a hacerlo feliz, se lo prometo.

-Lo sé. –sonrió. –Eso hace que me agrades un poco más.

Le sonreí de vuelta, esperando que con el tiempo las cosas entre nosotras mejorasen.

-Pensé que la fiesta nunca acabaría. –Emmett dijo quitándose la corbata y soltando unos botones de su camisa.

Estábamos en la pieza de hotel, mis nervios a flor de piel anticipando lo que sucedería luego.

No es que fuese nuestra primera vez juntos, pero no podía evitar sentirme nerviosa.

-Estas preciosa. –susurró en mi oído, haciéndome estremecer.

-Tu no estas nada mal. –dije sonriéndole de lado.

-No sabes cuánto he esperado por esta noche. –Dijo bajando el cierre de mi vestido.

El vestido cayó al suelo con un ruido sordo dejándome nada más en ropa interior, Emmett recorrió mi cuerpo depositando besos en todo su camino.

Cuando ambos estuvimos desnudos no se hizo esperar, fue delicado, gentil y fuimos uno solo.

Fue una noche mágica

Ambos estábamos abrazados en la cama, con nuestros cuerpos entrelazados cuando Emmett habló.

-Te amo.

-Te amo. –Dije y lo besé subiéndome sobre él para comenzar una nueva ronda de pasión desenfrenada.


Hola lamento haberles hecho esperar tanto por el ultimo capitulo, y también lamento que sea un último capítulo tan malo, pero mi inspiración se fue de vacaciones y se reúsa a regresar.

Me da mucha pena terminar la historia, pero me alegra también ya que voy a poder dedicarme mucho más a las otras dos que tengo muy abandonadas.

Gracias a todas las que me apoyaron todos estos años con sus reviews, alertas y favoritos, o simplemente solo leyendo como lectoras fantasma. De verdad muchas gracias, hacen a este intento de escritora feliz.

Bueno nos seguimos viendo en Facebook y en mis otras historias, cuídense montones.

Xoxo

Rosalie Hale de Cullen *** Emmett McCartys Angel