N/A: ¡Hola todos! Esta historia se ramifica a partir de mi otro fic, "Sacrificio". Si no lo han leído, solamente necesitan saber que ocurre en el contexto de una realidad en la que las guerras han terminado (hace varios años ya) y Atenea ha decidido retirarse del mundo de los mortales. Los Santos de Bronce son los sobrevivientes (como se vio al finalizar la Saga de Hades), y se han recuperado de sus heridas, incluso Seiya.

Realmente no tenía pensado publicar este relato español (anteriormente no tuve mucha suerte con las historias en español), pero en vista del interés de personas de habla hispana, y de algunos acertados comentarios, pensé que valía la pena hacer la prueba. Bueno, va con todo cariño para ustedes. Sus comentarios y críticas serán altamente apreciados.

Renuncia: No tengo ningún derecho sobre lo que concierne a Saint Seiya (Los Caballeros del Zodíaco) o sus personajes, todo ello pertenece a Masami Kurumada y su genio creativo. Si yo tuviera algo que opinar al respecto, Seiya y Shaina terminarían siendo pareja, y la verdad no veo que las cosas marchen por ese rumbo.

En fin, ¿si no para qué están los fanfictions?

Compasión

Un Fanfiction de Saint Seiya (Los Caballeros del Zodíaco)

Resumen: Versión en español de "Compassion". Seiya necesita tiempo para hablar a solas con su Diosa. En estos momentos es que le cuenta sobre su vida en ausencia de ella. Precede y complementa a "Sacrificio". Seiya x Shaina, otras parejas. Lenguaje moderado, violencia y referencias a temas adultos. Clasificado "T" por seguridad.

Prólogo

Dime, mi Diosa… ¿Es que hice algo bien, en esta vida o en otra, para ser recompensado con el espejismo que es mi amante? Mi dama de arena, mi amazona centellante. Mientras duerme sobre su costado, sus formas delineadas y fuertes son las dunas del desierto donde yo me pierdo. Su piel está hecha de millones de infinitesimales joyas, armadas con múltiples bordes filosos como cuchillos. No opone resistencia alguna a mi avance, pero al deslizarse sobre mi espíritu, va limando las asperezas. Lentamente… día con día, año con año, va puliendo mis cicatrices secretas. Ella quiere hacer que el dolor pare, quiere hacer que yo brille de nuevo.

¿Por qué, por qué mi Diosa? ¿Por qué la indiferencia ante mis súplicas? Sólo necesito saber… ¿esto que ahora tengo es realmente una bendición, o solamente el preludio al infortunio que me dará el golpe final, acabándome por fin? No sé cuáles son tus pensamientos o cuál es tu plan para mí, pero ten en cuenta que tan alto como me dejes subir, así de terrible será la caída… y esta vez quedaré deshecho en tantos pedazos que nadie, ni siquiera tú mi amada, podrá juntarme de nuevo.

¿Que si estoy tratando de amenazarte?

No, no podría.

Es mi miedo a perderla, después que te he perdido a ti. Hace tanto que no te veo, y no sé si vuelva a hacerlo (en esta vida, al menos)… Sólo sé que moriré si alguien la aleja de mi lado. ¿Me oyes, Atenea? ¡Me muero!

No me atrevería a amenazarte, jamás, solamente te pido que lo tengas en cuenta: si dejas que la arena se vaya de entre mis dedos, pasarán otros doscientos años antes que vuelvas a verme.