DISCLAIMER: Los personajes Naruto y todo lo relacionado con ellos, pertenecen a Kishimoto Masashi. La trama de "Suzaku" es propiedad de Inner Angel.

Summary:

Uchiha Itachi tomó todas las medidas necesarias para asegurar que sus planes continuarían en marcha, aun después de su muerte. Pero ni el más avanzado de los genios ha logrado ver el final de todos los caminos. Ni siquiera dentro de su propio tsukuyomi. [Itasaku]

NDA: Itachi me puede. Me ha hecho llorar y eso no se lo perdono, así que procedo a torturarlo con un fic. Esta historia es una vía para canalizar mi frustración y vaciar mis esperanzas rotas. Manga: En general esta historia sigue, con ligeras variantes, el canon hasta el fin de la pelea entre los hermanos Uchiha (394). De allí en adelante todo es posible. Rating: T (al inicio al menos…)

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Suzaku

By Inner Angel

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Si plantas la semilla del demonio, nacerá una flor de fuego.

Ahora mira las cruces ardiendo, mira las llamas elevarse cada vez más alto,

en contra del cielo.

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c1- Down the Rabbit Hole (el descenso por la madriguera)

En el frenesí de una carrera imposible, a la estela de dos fantasmas, sorpresa y frustración se medían a partes iguales. Era como estar atrapados en una especie de paradoja; de un castigo cósmico: siempre cerca, rozando a la ansiada presa con la punta de los dedos, pero nunca lo suficiente como para cerrar el puño y atraparla en realidad.

En esa clase de situación, una muy irritada Haruno Sakura hizo un repaso mental de todos los improperios que conocía y de otros tantos más que se había inventado, mientras sus puños ardían de ganas por hacer lo que mejor sabían: destruir a golpes todos los obstáculos a su paso. El suave cosquilleo de su chakra, moldeado y listo para la acción subía por sus brazos, demandando esa salida necesaria que la aliviaba invariablemente de la carga nerviosa y emocional que se mezclaba en su estómago peligrosamente; como una bomba a la espera del detonador.

Descendiendo rápidamente al perder la inercia del movimiento, el pie de la joven kunoichi hizo contacto con la siguiente rama, su cuerpo contrayéndose para amortiguar su peso tanto como para tomar un nuevo impulso. El chakra fluía furioso por sus piernas para darle la necesaria fuerza a sus músculos en el salto, maximizando así la distancia que podía cubrir con cada rebote.

Entre los árboles de un bosque tan denso como hermoso, un grupo de ocho ninjas de Konoha avanzaban a gran velocidad de la misma manera. Siete de ellos lo hacían con la eficiencia y discreción necesarias durante una misión secreta, tal y como se esperaba de shinobis de alto rendimiento como ellos. El otro era Uzumaki Naruto, al que pedirle discreción era tan ridículo como imposible era acabar con su vicio por el ramen. Esto era especialmente cierto cuando tenían a cien de sus ruidosos clones naranjas repartidos y corriendo en todas las direcciones posibles, cubriendo el máximo terreno para dar con el verdadero rumbo por el que Uchiha Sasuke –uno de los fantasmas que perseguían– había escapado.

El desertor Uchiha y su grupo de ninjas conocido como Hebi, estaban tratando de engañar a sus insistentes perseguidores haciendo que el olor de Sasuke se dispersara por todas partes, convirtiendo la tarea de rastrearlo en una pesadilla.

Y lo hubieran logrado de no ser por Naruto, quien simplemente podía estar en tantos sitios a la vez como fuese necesario, siguiendo y comprobando todas las pistas. Sasuke les subestimaba, eso era evidente, y Sakura no sabía si alegrarse por su estúpido error o indignarse por su insufrible arrogancia.

Inuzuka Kiba iba al frente del grupo, guiándolos en la dirección más probable de acuerdo a la nariz de Akamaru y a sus propios instintos. Hatake Kakashi, líder del equipo, lo seguía de cerca con Pakkun y el resto de sus nikens, ayudando tanto como era posible en las labores de rastreo. El resto del equipo, Aburame Shino, Hyuga Hinata, Sai, Yamato, Naruto y la propia Sakura, avanzaban tras ellos, expectantes de cualquier señal que indicara que iban por buen camino o que habían dado con cualquiera de sus dos presas.

Porque el segundo fantasma que buscaban no era sino más escurridizo que su hermano menor.

El grupo había salido de Konoha con la misión especial de perseguir y capturar a Uchiha Itachi, el infame traidor y asesino clase S que había desertado de la aldea ocho años atrás. Ahora que los movimientos de Akatsuki se habían incrementado luego de un par de años de aparente inactividad, la situación no podía ser ignorada por más tiempo. En especial cuando uno de sus miembros era un notorio nukenin de Konoha y su objetivo, el kyuubi en el interior de Naruto.

A pesar de los riesgos, esta situación resultaba perfectamente ventajosa para el Team 7. Ninguno de ellos había cesado en su deseo de traer de vuelta a su compañero perdido y el hermano mayor de Sasuke era la carnada perfecta para atraparlo. Después de todo, su meta no había cambiado desde que tenía doce años.

'Mi nombre es Uchiha Sasuke. Odio muchas cosas y no me gusta nada en particular. Lo que yo tengo no es un sueño, es una ambición. La reconstrucción de mi Clan y destruir… a cierto hombre…'.

Obsesionado con consumar esa venganza, el joven Uchiha les había dado la espalda, cortando sus lazos con ellos y marchándose con un traidor sólo por el deseo de obtener el poder suficiente para derrotar a su hermano. Y Orochimaru le había recibido con los brazos abiertos, manipulándole sin duda para su propio beneficio.

Apostándole todo a esa malsana obsesión, Naruto y Sakura colocaron sus esperanzas en que, al acabar ellos mismos con la motivación de Sasuke, sería posible traerlo a casa finalmente. No era que se engañaran pensando que iba a ser un proceso fácil, pero los dos estaban muy conscientes de lo que sucedería si fallaban de nuevo. Con cada día que pasaba las probabilidades de perderle para siempre se incrementaban exponencialmente.

Por el momento, Sasuke todavía estaba en un punto muerto en donde le quedaban posibilidades de redención a los ojos de la aldea, si él deseaba volver y demostrar su lealtad y su arrepentimiento. Ser un egoísta, tonto de narices no era un crimen, exclamaba siempre Naruto cuando le defendía.

Claro que, si continuaba descendiendo por el camino del odio y se convertía en un verdadero criminal…

Sakura trataba de no pensar en ello, pero era inevitable que su mente volviera al tema una y otra vez. Tsunade-shishou se lo había advertido claramente justo antes de salir, sus ojos brillando con los remordimientos y la frustración de su propia experiencia con Orochimaru. Esta era la última oportunidad que tendrían antes de que la aldea se viese forzada a hacer algo mucho más drástico, como enviar al ANBU a por él o, aún peor, a los Oinin –cazadores especializados– para matarle y destruir su cuerpo. Después de todo, el destino final del legado Uchiha no podía ser dejado en las manos de la fortuna. El sharingan era un arma poderosa que muchos querían obtener a cualquier costo y Konoha no se podía permitir el lujo de perderla en favor de un enemigo.

De momento, encontrar a Uchiha Itachi no estaba resultando una tarea sencilla, pero eso era de esperarse. Estaban hablando de un shinobi que abiertamente preocupaba a todos los jounin más calificados y poderosos de Konoha, incluyendo a la propia Hokage. Un niño prodigio, un asesino despiadado, un nombre maldito que inspiraba verdadero temor en todo el mundo ninja. Sakura sabía muy poco acerca del heredero del Clan Uchiha, pero si alguien se había ganado su desprecio gratuitamente, ese era el shinobi responsable del dolor que estaba destruyendo a Sasuke y que, indirectamente, había causado la separación del Team 7.

Limpiando el sudor de su frente, Sakura dio un nuevo rebote, manteniéndose ágilmente cerca de Naruto y Kakashi. El viento silbando salvajemente en sus oídos daba cuenta de las altas velocidades que alcanzaban cuando viajaban de ese modo. Más que chakra, les impulsaba la promesa hecha consigo mismos y la determinación de no abandonar nunca a un amigo y compañero a su suerte.

"¡Lo encontré!" el alarido triunfal de Naruto captó la atención dispersa de todo el equipo. De inmediato, los puños de Sakura se contrajeron de puro placer en respuesta a las noticias. ¡Finalmente uno de los bunshins había dado con el verdadero Sasuke!

"¡Muy bien Naruto!" las felicitaciones de Kiba quedaron ahogadas entre los ladridos alegres de Akamaru. "¿En qué dirección está?"

Dejándose caer en una rama Naruto tomó un nuevo impulso, ajustando la trayectoria. "¡Síganme!" fue todo lo que dijo, pero la inquebrantable determinación que teñía su voz contagió enseguida a todo el grupo, renovando los ánimos. Todos salieron disparados en la misma dirección sin perderle el paso.

No tuvieron que desviarse mucho de la ruta que estaban siguiendo, afortunadamente, aunque tampoco pudieron avanzar demasiado en la nueva dirección.

Unos metros más adelante, en medio de un pequeño claro en el bosque, Uchiha Itachi les bloqueaba el camino.

A la señal de Kakashi, todos se detuvieron en seco, manteniendo una distancia prudencial de la solitaria figura y ubicándose en diferentes ramas en grupos de dos. Decir que estaban sorprendidos con la aparición era quedarse muy cortos. ¿Cómo era posible que estuviera allí, delante de sus narices, cuando no habían dado con rastro ni seña de él en todo ese tiempo? Si él estaba allí entonces el encuentro entre los hermanos era inminente.

Sakura apartó los cabellos empapados de sudor de sus ojos, tratando de distinguirle mejor, pero con la distancia y las sombras ocultando sus facciones, su figura se le antojaba más a la de ese fantasma que ella se imaginaba persiguiendo que a la de una persona real. Pero allí estaba, la inconfundible túnica negra de cuello alto, con las nubes rojo escarlata repartidas arbitrariamente, como un cielo oscuro anticipando una tormenta sangrienta. El infame nukenin no se había movido en absoluto, ni parecía mirarles. ¿Era una trampa para demorarles? ¿O esta vez estaba allí para intentar robar el kyuubi de nuevo?

"¡Otra vez tú!" Naruto le acusó enseguida, la rabia en su voz denotaba una frustración reciente y Sakura no fue la única que pensó entonces que su compañero –o más bien alguno de sus escandalosos bunshin– ya le habían encontrado más temprano.

"Naruto-kun". El viento les trajo el tono grave y solemne de Uchiha Itachi con un escalofrío incómodo. El destello de los característicos ojos rojos estaba ahora fijo en el agitado Jinchuuriki, quien parecía vibrar de la rabia apenas contenida.

"No tenemos tiempo para más de tus trucos, ¡no voy a dejar que te lleves a Sasuke!"

"¡No, Naruto!" la advertencia de Kakashi no sirvió de mucho. El temperamental rubio ya se había lanzado directamente hacia a la figura del Akatsuki, dejándose llevar por sus emociones. Yamato y Sai avanzaron enseguida a la señal del copyninja para cubrirle por los flancos.

Entonces, todo pasó demasiado rápido.

Un brillante rasengan hizo contacto con el cuerpo del Uchiha haciéndole explotar estrepitosamente en miles de cuervos, que enseguida se agruparon en una enorme nube negra que bien parecía tener voluntad propia. Sin darles tiempo a entender lo que pasaba, las criaturas se lanzaron como un enjambre sobre ellos, haciendo nula la visibilidad e imposibilitándoles el libre movimiento.

La fuerza e intensidad de la embestida les obligó a abandonar las ramas en favor de suelo firme. ¿Estaban ya en un genjutsu? No, imposible, pensó Sakura afinando sus sentidos, mientras se defendía kunai en mano de los picotazos certeros de la marea negra a su alrededor. Espalda contra espalda, Hinata hacía lo mismo, destruyendo a tantos como le era posible alcanzar. Definitivamente no detectaba la capa de chakra que caracterizaba a las ilusiones así que esta tenía que ser una forma de ninjutsu real; algo como los clones de sombra de Naruto a juzgar por el suave puff con el que se disolvían al ser destruidos.

Entretanto, los graznidos eran insoportables y las malditas bestias parecían no tener fin. Tan pronto destruías a una, dos más tomaban su lugar. Con dificultad Sakura distinguió un par de jutsus de viento que abrían boquetes momentáneos en la pared de cuervos, y lo que vio fue a sus compañeros tan complicados como lo estaban ellas con el insólito ataque.

De repente, como respondiendo a una señal, la marea de cuervos dejó de atacarles y comenzó a aglomerarse en cinco puntos distintos en torno del grupo, recomponiéndose en masas deformes que engullían a los desagradables animales hasta transformarles poco a poco, en la figura inconfundible del Uchiha. Siguiendo la orden del copyninja, el grupo aprovechó el breve respiro para reacomodarse y cerrar filas, cuidándose unos a otros las espaldas.

"No pueden detenernos", la voz multiplicada por cinco sentenció con calma, "Sasuke debe confrontar su destino".

"¡Ni creas que vamos a dejarle en tus manos...!"

Naruto no tuvo oportunidad ni de terminar la frase cuando los cinco clones explotaron de nuevo por sí solos; esta vez los cuervos que salían en todas direcciones se disolvían en el aire al intentar volar, graznando horrorosamente como si sufrieran con ello. En pocos segundos, los cinco Itachis habían desaparecido sin dejar rastro de su presencia.

"¿Pero qué…?"

"¡Con un demonio!" ladró Kiba, "¡sí que es un maldito loco!"

"¡Hinata, busca con el byakugan!", ordenó Kakashi llamando a la calma, mientras todos miraban desconfiados a sus alrededores, kunai en mano, preparados para una nueva aparición en cualquier instante.

Activando su afamado Kekkei Genkai, Hinata estiró el alcance de su percepción lo más posible, en sus trescientos sesenta grados de visibilidad perfecta. Tensos segundos transcurrieron a la espera del veredicto, Naruto gruñendo su rabia intermitentemente entre toda clase de groserías que salían de su boca, como una cañería sin reparo.

"¡Ya no está!" confirmó finalmente la kunoichi y Sakura dejó salir de golpe el aire que ni siquiera sabía que estaba conteniendo. Por un momento pensó que tendrían que abrirse paso ante la resistencia de Itachi y eso sí que podía demorarles fatalmente.

"¿Estás segura?"

La joven asintió por respuesta al líder del equipo y la tensión colectiva se relajó visiblemente.

"¿Qué crees que signifique esto, Kakashi-sempai?" inquirió Yamato enseguida, luciendo tan preocupado como el propio copyninja.

"Es muy extraño, casi no tiene sentido…" Al parecer algo les inquietaba mucho a los dos respecto a las circunstancias del ataque que habían sufrido. No era prudente subestimar a Uchiha Itachi bajo ninguna circunstancia, pero para Sakura estaba bastante claro de que se trataba de una advertencia tanto como de una distracción. No había nada más en ello… ¿o sí?

"¿A quién le importa eso ahora?" interrumpió Naruto alarmado ante la inmovilidad de ambos shinobis. "¡Vamos a perder a Sasuke si no nos damos prisa!"

Tenía razón. Desperdiciaban un tiempo precioso que bien podía marcar la diferencia para salvarle en un momento crítico. Si la batalla entre los hermanos Uchiha estaba por empezar, tenían que detener a Sasuke antes de que se hiciese a sí mismo un daño irreversible, cegado por su venganza.

Imperturbable, Kakashi se volvió a ver a su escandaloso alumno, listo para regañarle por su impaciencia, pero Sakura no alcanzó a escuchar sus palabras.

El grito de Hinata fue toda la advertencia que tuvo.

"¡Sakura, no!"

Estaba justo a sus espaldas. La kunoichi se volteó por instinto, blandiendo valientemente el kunai en su mano.

Sus ojos verdes, abiertos de par en par con la sorpresa, se encontraron irremediablemente con el Mangekyo Sharingan.

"¡Itachi…!"

Un segundo después, Sakura cayó limpiamente al suelo.

"¡Mierda!"

"¡No!"

"¡Sakura-san!"

"¡Sakura!"

"¡SAKURA-CHAN!" la voz de Naruto se escuchaba por encima de las demás, mientras él y Hinata corrían desesperados en auxilio de su compañera.

Enseguida, el siniestro bunshin comenzó a disolverse por sí mismo lentamente, cuervos volando en todas direcciones frente a la forma postrada de Sakura. Su rostro mantenía una irritante mirada condescendiente que Kakashi destruyó con un tiro certero de su kunai en medio de los ojos.

Habían sido engañados como unos novatos.

"¡Maldición!"

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¡Sakura!

¡Sa-ku…!

¡S-a…!

El mundo se tiñó de sombras rojas como el atardecer a gran velocidad, una oscuridad aterradora, asfixiante, cerrándose a su alrededor. Multitud de voces distorsionadas gritaban en la distancia, ininteligibles más allá del sentimiento común que compartían con ella: desesperación, frustración… miedo. El suelo bajo sus pies comenzó a dar vueltas y las náuseas la golpearon sin misericordia con el súbito movimiento, que sólo parecía incrementarse con cada giro. Sus sentidos protestaban por la sobrecarga de información y lo único que sabía con certeza era que todo lo que la rodeaba estaba cambiando de forma, estirándose y reacomodándose con ella adentro.

Sin un punto de referencia ni nada a lo que aferrarse para ganar estabilidad, la kunoichi optó por dejarse caer en cuclillas, una mano al frente buscando equilibrio, la otra sosteniendo firmemente el kunai a la altura de su rostro. Cerró los ojos, consciente de que estaba por perder el conocimiento si la situación no mejoraba pronto. Entonces trató de aferrarse a su pensamiento lógico y disciplinado para distraerse de las señales confusas que enviaban sus sobresaturados sentidos.

Estaba en un genjutsu después de todo, donde esos sentidos se convertían en las armas del enemigo. Y no de uno cualquiera, sino de una técnica del sharingan, considerado por muchos como el doujutsu más poderoso. Claro que Sakura había entrenado antes con usuarios de genjutsu y sabía algunos trucos para neutralizarlos, pero las técnicas que podían salir del legendario Kekkei Genkai eran mucho más avanzadas, por no decir que estaban en otro nivel en sí mismas.

Kakashi-sensei siempre le decía que ella tenía aptitud para detectar y entender las técnicas ilusorias, lo que aumentaba sus posibilidades de poder contrarrestarlas. Siguiendo esa lógica, lo único que le decían sus instintos en ese momento, era que estaba muy jodida y sin la más mínima idea de cómo librarse. Por los momentos se encontraba en manos de sus compañeros, quienes sin duda ya estarían intentando ayudarla a salir.

Otra ola de náuseas le golpeó el estómago con fuerza y por un momento pensó que se iba a partir en dos por la presión. ¿Eso era todo entonces? Iba a morir atrapada en una prisión de genjutsu que funcionaba como una aplanadora, si la fuerza de los interminables giros sobre ella era un indicativo. La kunoichi había pensado muchas veces en la muerte; como no hacerlo si era una ninja expuesta a incontables peligros y ya le había tocado coquetear con ella en más de una ocasión. Pero morir así, cuando estaba tan cerca de lograr su objetivo era francamente ridículo, sino impensable.

Apretando los dientes, Sakura siguió luchando, determinada a no dejarse vencer por la desesperación. Todo lo que experimentaba era una ilusión, lo sabía, pero no había forma de evitar que su mente y su cuerpo lo percibieran todo como real. La kunoichi quería gritar de frustración pero ya no le quedaba aliento. ¿Cómo había sido tan ingenua? Caer tan fácilmente víctima del sharingan era una vergüenza, especialmente viniendo de ella que había tenido el raro privilegio de entrenar con dos de sus usuarios.

Si tuviera fuerzas como para moverse, se cachetearía a sí misma sin dudarlo.

Sus náuseas comenzaron a aliviarse sorpresivamente y enseguida pudo respirar un poco mejor. Entonces se dio cuenta que todo se estaba deteniendo poco a poco, la sensación cambiante y sofocante a su alrededor cediendo paulatinamente. ¿Estaba saliendo del genjutsu? Sakura se animó a abrir los ojos pero no había nada que ver más que la absoluta oscuridad de su prisión. No podía sentir la inyección de chakra de otro ninja, lo cual significaba que la técnica no estaba siendo disuelta por sus compañeros todavía.

Cuando el mundo en el que estaba atrapada dejó de girar por completo bajo sus pies, las náuseas volvieron implacables y la kunoichi no tuvo más remedio que reclinarse a un lado y dejar salir su escaso desayuno de vuelta. Enseguida le golpeó el desagradable olor de su propio vómito, y se atragantó azorada en otra ola de mareo más desagradable que la anterior. Cuando no le quedó más nada que devolver que la bilis, se alejó como pudo de la evidencia, arrastrándose en la oscuridad con cuidado pero con prisa. Tenía que pensar rápido, que idear un plan antes de que las innombrables torturas que sin duda iban a desenvolverse frente a sus ojos, comenzaran. Pero era más fácil decirlo que hacerlo en este caso.

Mordiéndose los labios nerviosamente Sakura trató de disolver el miedo creciente en su pecho mientras avanzaba en la desoladora oscuridad. Ella nunca había experimentado este tipo de ilusión, pero recordaba bien los efectos que en el pasado había tenido sobre Sasuke y Kakashi cuando fueron atacados por el propio Itachi de la misma forma. Muchos días inconscientes, en estado catatónico; otros tantos hospitalizados para recuperarse. ¿Qué podía hacer ella frente a un poder semejante, que había derrumbado shinobis más poderosos?

Sólo su ingenio y su entereza podían salvarla ahora.

Un destello de luz apareció de repente frente a ella, rojizo, lejano, pero lo suficientemente fuerte para obligarla a parpadear varias veces ante su intensidad. Cuando sus ojos se adaptaron comprendió que estaba en una especie de túnel y ese destello era la salida. O el camino directo hacia su próxima sesión de tortura.

Sakura se dio valor mentalmente, poniéndose de pie tambaleante. Al mal paso era mejor darle prisa. Después de todo, no podía hacer otra cosa sino avanzar y enfrentar cualquier cosa que el retorcido Uchiha hubiese preparado para ella.

Lentamente y sin ser verdaderamente consciente de ello, el trastabillar inseguro de sus pies se convirtió en un andar rápido y luego en una carrera frenética por escapar de la sofocante cueva. El miedo a lo desconocido que la asechaba desde la oscuridad a sus espaldas era casi tan fuerte como el temor de lo que le esperaba afuera. Con cada zancada se acercaba más al destello carmesí de la salida. La abertura era pequeña y no podía distinguir nada de lo que estaba del otro lado, sin embargo Sakura no se detuvo por ello. Su deseo de salir era más fuerte que todas las precauciones que pudiese tomar en otras circunstancias.

Una vez afuera lo primero que le golpeó fue la violenta intensidad de la luz, que la cegó de inmediato forzándola a detenerse. Tratando de proteger sus ojos con una mano de los rayos perpendiculares del sol, la kunoichi se esforzó por comprender a dónde había llegado al tiempo que se mantenía en guardia blandiendo el kunai en su otra mano. Pero el brillo era demasiado fuerte para distinguir nada en concreto. Adaptarse después de tantos minutos de absoluta oscuridad no era tarea sencilla.

Por el momento, el rumor reconfortante de los árboles llenaba el horrible silencio que la había acompañado hasta entonces dentro de la ilusión. Moviendo uno de sus pies comprobó la textura terrosa del suelo bajo sus botas. El ambiente estaba muy cálido pero había una suave brisa refrescante que arrastraba a su alrededor esos olores tan familiares como queridos para ella.

Con esa idea en su mente, Sakura apartó la mano, alarmada. Sus ojos protestaron con renovado ardor y lágrimas, pero eso no le importó. Parpadeando furiosa, la kunoichi se obligó a sí misma a ver.

Allí estaban. Los colores siempre vívidos de la naturaleza, las formas familiares de las construcciones humanas, el símbolo tallado en las enormes puertas de madera…

Todo era tan real, tan perfecto…

No había duda.

Sakura se encontraba de pie frente a las puertas de Konoha.

"Bienvenida a Tsukuyomi".

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NDA: Por fin! Este borrador llevaba siglos en mi computadora y ya era hora de sacarlo a la luz de la Internet. No esperen actualizaciones muy regulares hasta que termine LeN.

(Poesía al inicio basada en la letra de Bullet the blue sky – U2)

Editado: 01/2019