Autora: Hola! qué tal?¿? Pues, ésta será mi primer fic de Kimi ni todoke, y, por ser el primero, he decidido que trate sobre mi pareja favorita de la serie (aunque me encantan las tres parejitas, pero esta es super chistosa y espero que acaben juntos! ^^ )

Sin más, sólo me queda decir, que será un conjunto de one - shots de Ayane y Pin, disfrutadlo!

** Kimi ni todoke y sus personajes no me pertenecen, ambos son propiedad de Karuho Shīna.


¿POR QUÉ TE SONROJAS?


- ¡Ese chico es bobo! - masculló Ayane, enviándole una mirada ponzoñosa a Shouta Kazehaya. El muy imbécil había salido huyendo en cuanto las había visto juntas en clase. Al parecer, Shouta había besado "accidentalmente" a su querida Sawako la noche pasada, en la fiesta de cumpleaños de Chizuru. Desde entonces, la parejita no se dirigía la palabra, ¡si apenas podían mirarse a la cara!

Sus dos mejores amigas, Sawako y Chizuru, se giraron para contemplarla, confusas.

- ¿A quién te refieres, Ayane? - preguntó Chizuru, sentada encima de su pupitre.

- A aquel de allá - señaló al otro extremo de la clase, donde un grupo de histéricos fans rodeaban al objeto de su animadversión.

- ¡Kazehaya! - exclamó Sawako, terriblemente exaltada. Sus tiernas mejillas se habían teñido de un intenso color rojo, y sus ojitos brillaban con adoración - ¿Cuándo habrá llegado?

Chizuru y Ayane sonrieron, enternecidas por la inocencia de su amiga.

- ¿Por qué dices eso? - le preguntó Chizuru.

Ayane mantuvo la sonrisa, a pesar de que por dentro estaba rabiando por la estupidez masculina. ¿Cuánto iba a esperar Kazehaya para declararse? ¿Diez? Quizá... ¿cincuenta años más?

Ojeó cómo el moreno salía de la clase, acompañado por una multitud de amigotes, y decidió intervenir. Por milésima vez.

Se volvió a las chicas.

- Por nada. Yo me entiendo - afirmó con intención de dar el tema por zanjado. Se levantó de su asiento de un impulso. - Si me disculpáis. Tengo que ir al baño. Vengo ahora.

- ¡Claro! No te preocupes. Te esperamos. - Le respondió Sawako, todavía sofocada.

Se despidió con la mano, y echó a correr.

- ¡Vaya! ¡Pues sí que tenía ganas! - escuchó decir a Chizuru a su espalda, mientras cruzaba por la puerta del aula hacia el corredor.

- ¡Kazaheya! - chilló para llamar la atención del muchacho.

Él se detuvo, se separó de su "guardia personal", y aguardó a que ella lo alcanzara.

- ¿Si? ¿Qué quieres, Yano? - inquirió desconfiado. La conocía demasiado bien como para imaginarse el tema que iban a tratar.

Ayane, por su parte, compuso su mejor cara de maldad.

- ¿Tu qué crees, Kazehaya? - comenzó a girar en torno a él - ¿Otra vez piensas dejarlo pasar?

Kazehaya frunció el ceño, irritado por la continua intervención de la joven en su relación con Kuronuma.

- Ya te he dicho, muchas veces, que no es de tu incumbencia. - Quería seguir su camino, pero el brazo de Ayane se lo impedía.

- ¡Por supuesto que es mi problema! Sawako es mi amiga, y deseo que sea feliz - comentó la pelirroja - Y tu constante timidez y miedo, impiden que esa felicidad llegue.

- ¡Tu no lo entiendes! - exclamó Kazehaya, frustrado - ¡No sabes lo que es estar realmente enamorada! ¡No puedes comprender mi situación!

Eso le dolió. ¡No era culpa suya si no encontraba al amor de su vida! ¡Ella lo intentaba! Por desgracia, ninguno de sus maduros ex novios, era lo suficientemente bueno. Todos resultaban ser unos bebés, pensó Ayane, resentida.

- Pues entonces, acláramelo - le exigió, cruzándose de brazos.

Él se pasó la mano por el pelo, dudando si contarle su historia. Pero, cedió.

- Cuando un insignificante encuentro te hace sonrojar; cuando no te puedes quitar a esa persona de la cabeza; cuando sueñas con ella y añoras su compañía; cuando todo en esa persona te gusta, incluso sus más feos defectos; cuando anhelas besarla hasta la extenuación y cuando sientes que los celos te corroen el alma... cuando todo esto ocurre, sabes que está locamente enamorado - su voz susurrante fue cogiendo fuerza a medida que avanzaba su explicación - Y, si amas a alguien, te das cuenta de que estarías dispuesto a hacer cualquier cosa, cualquiera, por verla feliz. - La tristeza en la mirada del chico conmovió el duro corazón de Ayane - Créeme, Yano. Kuronuma no está preparada para algo serio. Aún no. Por eso es mejor que guardemos las distancias - dijo azorado - Aunque ayer no se cumpliera, Kuronuma y yo mantenemos una firme amistad. Y eso debe ser suficiente. Al menos de momento.

- ... Oh. - Fue todo lo que acertó a decir Ayane. Carraspeó. Muy bien, si Sawako precisaba de un empujón para vivir su amor, ella se encargaría de dárselo. - Bien, pues... - volvió a carraspear - Pues me voy ya. Gracias por la instrucción.

Y se marchó, dejándolo sólo en el largo pasillo del instituto.

Esa misma tarde, Ayane se distrajo de sus múltiples deberes y cargas, dando una vuelta por el centro comercial. Al fondo se escuchaba la nueva canción del grupo de moda, y una muchedumbre con ansias de compras concurría el lugar.

Había invitado a Chizuru y a Sawako, pero ambas tenían cosas importantes que llevar a cabo, y no pudieron acompañarla. Una lástima, porque ya había fichado una preciosa minifalda, y un deslumbrante vestido verde, que sentarían de vicio a sus amigas.

De repente, su móvil sonó, sacándola de sus reflexiones en el acto. ¿Quién la molestaría en su día libre?

- ¡Mierda! - refunfuñó, antes de contestar la llamada - ¿Si, mamá? - se calló, atenta a las órdenes de su progenitora - ¿Ahora? ¡Si son las cinco! - suspiró resignada - Vale. Ya voy - y colgó.

¡Sólo a sus tíos se les ocurría ir de visita en su día de descanso! ¿Y por qué siempre le tocaba cuidar de sus primos a ella? ¡Que los dejasen en una guardería!

Se alejó de la tienda de cosméticos, y se encaminó a la salida cercana a la parada de autobuses.
No había dado ni veinte pasos, cuando un desconocido se le cruzó en el camino.

- ¡Oye, bonita! - Ayane obvió la llamada. Lo último que quería era aguantar a un baboso que se limitara a fijarse en sus pechos y en su trasero, ¡cómo odiaba la superficialidad del género masculino! - ¡Espera! - el hombre comenzó a seguirla y, pronto, se situó a su lado - ¿No quieres pasar un buen rato, linda? - se trataba de un tipo joven, alto, y bastante atractivo. A todas luces, un mujeriego.

- Déjame en paz. No estoy interesada - dijo ella con voz fiera, y apretando el paso.

- ¿Quién te has creído? ¿Sabes quién soy yo? - gritó él, muy ofendido. No le gustó nada la indiferencia de la chica, así que, la agarró fuertemente del hombro para encararla - Espera un rato. Solo quiero hablar.

- Suéltame. Ya. - Ordenó, empujándole el pecho - Ya dije que no estoy interesada.

En respuesta, el tipo le apretó el hombro todavía más fuerte.

- No seas así. ¿Por qué no quier...

La furiosa protesta del joven fue abruptamente cortada, al recibir un rudo empellón en el costado que lo envió contra el suelo, lejos de allí.

Por fortuna, una firme y varonil mano, impidió que ella también saliera despedida, rodeando su estrecha cintura. Ayane sintió que un agradable escalofrío recorría su cuerpo al apreciar el calor y la seguridad que despedían esa mano y el masculino torso que le rozaba la espalda.

La mujer volteó para descubrir la identidad de su héroe. Fuera quien fuera, se lo iba a comer a besos.

- ¿Tu? - aulló al encontrarse con la airada expresión de su profesor.

Se apartó de él a toda prisa.

Rectificaba. ¡Nada de besos!

- ¡Siempre que me encuentro contigo te pones en peligro! ¿Lo haces apropósito, o qué? - cuestionó el mayor, con los brazos en jarras y su característico aire de superioridad.

- ¡A ti qué te importa, idiota! - chilló abochornada. ¿Tan poco la quería Kami? ¿Por qué siempre le enviaba a Pin para protegerla?

Con el corazón extrañamente acelerado, Ayane escapó en la dirección opuesta, y sin mirar a dónde.

- ¿Ni siquiera vas a darme las gracias, ingrata? - Le reprochó Pin a lo lejos.

Ignorándolo, Ayane se sintió incomprensiblemente aterrada, al darse cuenta de que el vivo color rosado que afeaba su bello rostro, no era producto del maquillaje.