REENCUENTRO TORMENTOSO
Albert se encontraba alistándose para irse a la oficina, sí quería que todo se viera favorecido para su pequeña Candy tendría que estar completamente libre del trabajo, es por ello que procuraba llegar todos los días muy temprano y al final terminaba retirándose ya entrada la madrugada, dormía muy poco, pero era tanto el cariño que le tenía a esa jovencita, le recordaba mucho a su propia hermana, pero siempre, siempre le estaría eternamente agradecido, ya que fue ella la que ayudo a su sobrino a conocer el verdadero amor. Aun recordaba la manera tan desesperada y prematura en que Anthony le había pedido que aceptará a Candy como miembro de su familia, que para él representaba el amor más puro y limpio que pudiese existir, y que gracias a ella ya no se sentía sólo debido a la muerte de su madre y la ausencia constante de su padre.
-Tú le trajiste luz a esta casa, es hora de que esta familia te regrese un poco de lo mucho que le diste con tu sola presencia.
De repente un constante llamado lo interrumpió de sus pensamientos.
-Hola Albert
-Hola pequeña, ¿qué haces tan temprano?
-Albert he tomado una decisión…
-Dime…
-Podrías acompañarme al registro civil…
-¿Para qué quieres ir allá?
-Ya esperé demasiado, es hora de que registre a Will, ¿No crees?
-Pero… me dijiste que querías esperar a Terry, para acudir juntos…
-Pueden pasar años, él nunca aparecerá y no es justo que tenga a mi hijo en esta situación…
-Si vas y lo registras ahora no podrás darle el apellido de su padre…
-Lo sé…
-Candy, lo dices en serio…
-Él no vendrá, no lo ha hecho en tanto tiempo, porque tendría que presentarse ahora…
-Candy, si haces eso, él quedaría completamente desprotegido…
-¿Desprotegido? ¿Por qué? Me tiene a mí
-Me refiero a que despojaras a tu hijo de algo que por ley le pertenece
-Mientras yo tenga dos brazos y dos piernas, nada le faltara a mi hijo, no necesitamos ni él ni yo del dinero de su padre…
-Está bien Candy, pero te has puesto a pensar qué le contestaras a William cuando te pregunte por su padre…
-Algún día él lo entenderá, ¿me ayudaras verdad?
-Por supuesto, pero tendrá que ser por la tarde, ¿está bien?
-Muy bien papito (sacándole la lengua mientras se iba)
-Sé que lo amas Candy y me temo que jamás podrás olvidarlo, pero por lo visto has decidido huir de la situación, lo siento mucho pecosa, pero no dejaré que arruines tu vida, yo mejor que nadie sé lo terca que puedes llegar a ser. Terry tendrá que ingeniárselas, no se la pondrás fácil verdad…
Sus pensamientos volvían a viajar, recordando a un joven castaño, que a pesar de haberlo conocido por muy corto tiempo, se dio cuenta de la sinceridad que tenía al hablar sobre esa rubia entrometida, pero sobre todo del amor que existía entre ambos.
-Vaya que ha sido un largo viaje, pero por fin estoy en el lugar correcto
Sólo era cuestión de un par de minutos para que dos personas aún enamoradas se volvieran a reunir, pero quizás la felicidad no sería compartida, ya que la rubia después de haber derramado miles de lágrimas, por fin había parado de llorar, mientras que se refugiaba en los brazos de aquel chico apuesto y educado que le ofrecía su corazón y su vida entera.
-Joven, hemos llegado, lo tengo que dejar hasta aquí, ya que en la mansión nos está prohibido entrar…
-Muchas gracias
Había tocado en repetidas ocasiones, nadie habría, a lo lejos se alcanzaba a ver los hermosos jardines que adornaban el lugar, era como estar en un mundo completamente diferente, tan sólo estaba a unos pasos, unos pasos que parecían que jamás llegarían.
-Por fin (pensaba)
-Hola, en qué puedo ayudarlo…
-Hola, ¿se encuentra Candy?
-¿Candy? No, la señorita Candy no se encuentra…
-Por favor no me mienta, sé que ella está aquí
-Lo siento
Dorothy se había retirado dejando desesperado al joven que insistía ver a su querida amiga, no tenía idea de quién pudiese ser, pero la verdad era que ahora Candy se encontraba cabalgando por los alrededores juntos a Archie, ignorando por completo que los planes que había elaborado por la mañana cambiarían inesperadamente.
-George, por favor estos documentos deben de estar listos para mañana, dentro de unos días viajaré a New York, para verme con el duque.
-Entendido William (deteniendo el auto repentinamente)
-¿Sucede algo?
-Señor no es acaso el joven Grandchester…
-Terry…
-¡Qué diablos!
-Hola (descendiendo del auto)
-¿Albert? (observando su ropa y el auto del cual había bajado)
-Hola Terry, tanto tiempo sin verte…
-Albert, ¿qué haces aquí?
-Aquí vivo…
-¿Qué?
-Vamos pasa, te explicaré todo adentro… vaya que tardaste… por un momento creí que jamás aparecerías por aquí…
-Buen día señor…
-Hola Dorothy, Candy se encuentra en casa…
-Hola señor, no, la señorita Candy fue con el señorito Archie a cabalgar por los alrededores
-La tía abuela, ¿está aquí?
-Sí, esta con el señorito William
-Por favor, que nadie nos interrumpa estaremos en el estudio, sólo cuando Candy llegue me avisas por favor.
-Claro que sí señor
-¿Señor?
-Jajaja vaya que ha sido mucho el tiempo que ha pasado desde la última vez que nos vimos
-¿Quién realmente eres?
-Empecemos de nuevo… Hola, soy William Albert Andley, patriarca de esta familia y padre adoptivo de Candy
-¡Qué!
-Así es Terry, ese es mi verdadero yo
-¿Padre adoptivo de Candy?
-Así es, yo soy la persona que adopto a Candy y por ende me debes muchas explicaciones
-¿Dónde está ella? Necesitamos hablar, explicarle muchas cosas… ¿Por qué salió con ese?
-Terry, nunca cambiaras…
-La amo Albert, he cometido muchos errores, me he portado como un canalla con ella, lo sé, es sólo que no estaba listo para ser padre, todo aquello me abrumo, me deje llevar por mi egoísmo, no quería dejar pasar esa oportunidad…
-¿Valió la pena Terry? ¿Valió la pena haber perdido a la mujer que amas por todo ello?
-No la he perdido, Candy es mía, me pertenece
-¡Candy no es de nadie! Ella es una mujer que ha estado sola, que difícil le resultaba sonreír cuando todo a su alrededor se veía perdido, te espero, siempre te espero, ahora no sé si continua haciéndolo…
-¿Por qué lo dices? ¿Por él?
A lo lejos se escuchaban risas, una joven reía divertida al recordar el paseo, mientras que él sólo reía por verla tan feliz; rápidamente se abrió una puerta dejando salir a un chico castaño, que en sus ojos se reflejaba sólo furia al encontrarse a su mujer riendo divertida en brazos de otro hombre.
-¿Qué sucede Archie? (al notar la seriedad que éste presentaba repentinamente)
-Hola Candy, ¿me extrañaste?
-Terry…
-Creo que lo mejor será que pasen al estudio, para que ambos hablen (intervino Albert)
-¿Por qué tendría que hablar Candy con él? ¿Hasta ahora se acordó que ella existía?
-No te metas en lo que no te importa Cornwell, he venido por mi mujer y por mi hijo, así que tú sólo apártate…
-¿Tu mujer? ¿Tu hijo? Te has equivocado de lugar, porque aquí ni está tu mujer, menos tu hijo…
-¿Me cambiaste por él? ¿Por esa basura?
-¡Aquí la única basura eres tú!
-¡Vendrás conmigo quieras o no! (tomándola fuertemente del brazo)
-¡Suéltala! ¡He dicho que la sueltes!
-¡Basta los dos! Candy te pido por favor que hables con él, Dorothy, por favor trae a William
-¡No! ¡No hablare con él y MI (haciendo hincapié en la palabra) se queda donde esta! ¡No tienes ningún derecho sobre nosotros!
-Ahora estoy con él (soltándose del agarre de Terry para lanzarse a los brazos de Archie)
-No me hagas reír, sabes muy bien que tú eres mía, me perteneces, eres mi mujer…
-Lo perdiste todo aquella vez, aquella vez pasaste a mi lado, fingiendo no conocerme, cuando hiciste pública tu relación con esa mujer, ahí, fue justo ahí donde todo lo perdiste…
-¡Qué es todo este escándalo!
-Tía abuela…
-¿Quién es éste hombre?
-Permítame presentarme señora, soy Terruce Grandchester, he venido por mi mujer y por mi hijo…
-Ya veo… Candice te ordeno que pares este escándalo, lo que tengas que hablar con este hombre, hazlo inmediatamente, William duerme y no quiero que sus gritos lo despierten
-Nada tengo que hablar con esta persona, absolutamente nada…
Continuara…