Boda

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Es impresionante como en un momento vez los ojos hermosos de tu hija, llenos de admiración hacia su padre, y al siguiente ella le dedica la misma mirada a otro imbeci…individuo. Él aun recordaba cuando su pequeña a penas y le cabía en el brazo y ahora era toda una mujer con el temperamento y la belleza de su madre.

—Papá, ¿Aun podemos raptarla sabes?—le comentó seriamente el joven de mirada chocolate a su padre.

—O igual podemos hacer desaparecer a Mako—, mencionó el gemelo que estaba del lado opuesto de su padre.

Ambas opciones eran buenas, pensó Inuyasha. Pero si raptaba a su princesa ella se enojaría mucho, y ni decir de su esposa, probablemente lo mataría (literalmente). Raptar al inútil novio de su hija, sería menos problemático…siempre y cuando no los descubrieran.

—Papá—, mencionó su pequeña, —¿has visto a Mako-kun?

Una venita palpitante se apareció en su sien, —No.

Sus hermanos también negaron haberle visto. —No lo encuentro desde hace rato—, dijo la joven preocupada.

Una ligera sonrisa maquiavélica se apareció en el rostro de Inuyasha, probablemente el tonto comprendió que su hija era demasiado buena para él. ¡Ja! Perfecto, se ahorró la molestia de intervenir.

—No se habrá arrepentido, ¿o sí?— dijo ella mientras arrugaba sus cejas. —¿Y si ya no se quiere casar? ¿Qué voy a hacer papá?— sus ojos comenzaron a humedecerse.

Oh no. No podía ver a su pequeña Izayoi triste. ¿Qué hacer?

—Lo buscaremos—. Dijeron en unísono los hermanos. —Buscaremos a Mako, ¿verdad papá?

InuYasha los miro un poco confundido pero asintió.

—Gracias papá.

Una vez que Izayoi se retiró, InuYasha le dedico una mirada asesina a sus hijos. —¿Porque iríamos a buscar a ese idiota?

—Papá piénsalo—, comenzó Tai.

—Seriamos sus héroes—, continuó Kai.

—Y le daríamos una golpiza a ese enano—, farfulló InuYasha entre dientes.

Todos asintieron. Y se marcharon en busca del tal Mako.

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—No lo sé…—Mako comenzó un tanto nervioso, —papá, cuando tienes a algo tan bueno frente a ti, ¿no te da miedo que lo puedas arruinar?

Su padre puso su mano sobre el hombro de su hijo, era un momento muy especial para él y quería darle todo el apoyo posible, —Hijo, entiendo cómo te sientes. Pero sabes una cosa, así como tu vez a Izayoi, ¿no crees que ella te ve de la misma manera?

Mako lo miro algo confundido, y su padre prosiguió.

—De entre todos los hombres que ha conocido y aquellos por conocer, ella decidió unir su vida a ti. Izayoi se va a casar contigo—, Pésele a quien le pese, pensó entre si el hombre de mayor edad.

Con una determinación nueva, Mako se levantó a prisa y se acomodó por enésima vez el cuello de su traje, —Tienes razón papá.

Y con eso su hijo salió a toda prisa en dirección al altar.

O por lo menos eso intento pues tan pronto como salió de la pequeña habitación sintió como dos hombres lo tomaron por sorpresa, cubrieron su cabeza, y lo llevaron a una habitación oscura.

—¡Que rayos!

—Tranquilo enano—, escucho la voz de su futuro suegro.

Inmediatamente Mako elevó la mirada para quedar frente a frente con el hombre más intimidante de su vida, —S…señor Taisho, ¿Qué ocurre?

Inuyasha soltó un suspiro y comenzó a caminar de lado a lado. Mako noto que no estaba solo, Kai y Tai estaban en lados opuestos de la habitación, —Mako, sabes que no tengo nada en contra tuya—, comenzó pacíficamente InuYasha, —bajo otras circunstancias incluso me agradarías un poco.

—Señor, si he hecho algo para ofender…

InuYasha lo miro severamente, listo para matar, y sus futuros cuñados también, —¿Preguntas que si has hecho algo?— soltó una carcajada amenazante y volteo a ver a sus hijos, —Este pregunta si ha hecho algo—, dijo entre carcajadas y repentinamente su cara volvió a la seriedad previa. —Mira Mako—, comenzó el albino, —si por nosotros fuera, ya estarías 6 metros bajo tierra—, el joven en cuestión tragó fuertemente, —pero mi hija parece quererte así que no te puedo asesinar— por ahora —sin embargo, no puedo permitir que te lleves a mi hija, mi princesa, solo así como así.

—Señor yo…

—Calla niño—, le regaño el hombre de cabellera plateada, —tienes dos opciones, una—, miro a Kai quien comenzó a hablar.

—Te largas de la vida de nuestra pequeña Izayoi y haces como que jamás la conociste. Y dos—, miro a su hermano Tai.

—Nos das tu colección de edición limitada de tus figuras de Dragon Ball—, recibió un golpe en la cabeza, —oh, lo siento—, tosió un poco para devolverle seriedad al asunto, —la segunda condición es que hagas feliz a mi hermana, y de hacerle derramar solo una…—InuYasha lo quito del camino y se acercó peligrosamente a Mako —UNA sola lagrima y te mato.

Mako asintió rápidamente —La segunda, claro que la segunda. Yo…yo amo a Izayoi y jamas la haría sufrir, primero me cortaría un brazo antes de hacerla llorar.

Los tres hombres frente a Mako asintieron, —Bien, bien. Ahora…—, desamarraron a Mako y comenzaron a ajustarle su moño y sacudieron su traje, —si vuelves a llegar tarde y preocupar a mi hija Mako…bueno tú ya sabes lo que pasara.

Y con eso el joven de mirada celeste asintió a su futuro suegro y corrió a toda prisa hacia el altar, ya iba algo tarde y seguramente Izayoi estaba ansiosa de verle.

—¿Papá crees que fue buena idea dejarlo ir?

Inuyasha solo miro hacia la puerta por la que corrió su futuro yerno, —Por más que odie a su padre, creo que el chico no es tan malo. Además ya fue advertido.

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Aome noto la ausencia de su esposo e hijos y mientras calmaba los nervios de su hija, su instinto le decía que ellos tuvieron algo que ver con la desaparición momentánea del joven. Afortunadamente, el llego antes de que Izayoi hiciera su entrada, y todo lo demás surgió justo como lo había querido su princesa.

—Aome, te ves esplendida como siempre—, una voz que conocía muy bien la hizo girarse.

—Gracias, igual tu…

—¡Aléjate de ella rabioso!

—Perro sarnoso… ¡solo la estaba saludando!

Aome giro los ojos, esto era el cuento de nunca acabar. Los dos se comportaban como niños de cinco años. —Ya, ya, hoy es el día de nuestros hijos así que no hagan un escándalo.

—¡El empezó!— dijeron ambos.

Aome sonrió dulcemente y los asesino con la mirada —Si arruinan la boda, los asesinare yo misma.

—Pero…—InuYasha quiso refutar pero sabía que sería en vano ante su esposa.

El lobo dio una sonrisa triunfal, —Ya no discutas sarnoso, al final del día somos familia ahora, ¿o no?

InuYasha deseo con todo su ser poder disparar laser de los ojos y freír a ese rabioso en su lugar ¿Que tan malo tuvo que ser en sus vidas pasadas para terminar siendo pariente de ese lobo rabioso? Porque su linda hija Izayoi se tuvo que enamorar de Mako Kouga Okami. Debió haberla cambiado de escuela desde que se enteró que asistirían juntos.

Kouga diviso a Ayame en la distancia, y se dispuso a ir tras ella no sin antes darle el golpe de gracia al padre de la novia, —Adiós Aome—, se inclinó a darle un beso en la mejilla y después se fugó como alma que lleva el diablo tras su esposa.

—¡Ese lobo me las va a pagar!—¿Cómo se atreve a posar su sucia boca en la mejilla de su esposa?

Aome soltó una risilla ante lo infantil de su esposo, —InuYasha, ya deja de ser un bebé. No recuerdo que fueras así en la universidad.

Aome nunca lo vio actuar así, pero eso no significa que no lo fuese.

—Además, tú y yo tenemos una conversación pendiente—, dijo dulcemente. Pero su tono no engaño a InuYasha. Rapidamente se puso a hacer oración mental pidiendo por su bienestar.

Aome lentamente guío a su esposo a la pista de baile, una de las actividades más odiadas por el oji-dorado, pero esta vez no se podía quejar. —De casualidad ¿sabes porque Mako-kun casi no llega a la boda?

InuYasha desvio la mirada buscando a Kai y Tai, tenían que ayudarle. Todos para uno y uno para todos, así debía ser. Una vez que pudo divisarlos intento llamarlos telepáticamente, lástima que no tenía ese poder. Sin embargo, los gemelos si hicieron contacto visual y encogieron la cabeza en señal de disculpa antes de volver a su conversación con Hotaru y Hikaru, las gemelas de Miroku.

Enanos traidores.

—Así que los muchachos también te ayudaron.

—Claro que…—, esos traidores se la pagarían, no se hundiría solo, —SÍ, claro que sí. Fue idea de ellos, y no me pude oponer.

Aome solo asintió tranquilamente. Por nada del mundo arruinaría este momento tan especial para su hija, pero hizo nota mental de la tortura que les esperaría a los tres. —Mira eso—, Aome dirigio la mirada hacia su hija y su yerno.

Y ahí estaban, su princesa y ese ladrón oji-azul. Brevemente pensó en ir a robar a la novia, pero este era el día de su Izayoi. Además, nunca la había visto con esa sonrisa. La sonrisa más radiante y llena de amor, justo como Aome lo miraba a él. Con cierta resignación, InuYasha termino sonriendo. Sabía que él haría feliz a su pequeña, al final de cuentas era un buen chico, de seguro lo sacó de Ayame.

—Es hermoso, el ver a nuestra hija feliz—, la azabache, quien ahora ya adornaba un cabello con canas, recostó su cabeza en el pecho de su esposo.

—Lo es—, InuYasha no pudo estar más de acuerdo. Era difícil dejar a su pequeña crecer y volar sola, pero debía hacerlo. De repente se le vino un pensamiento curioso, —Oye ¿no es esto un cliché también?

—¿Un cliché?

—Sí, el de amor de infancia—, Izayoi y Mako se habían conocido a los siete años y desde ese entonces hubo una conexión especial entre ambos. Veinte años después terminaron casados después de todo.

Aome pensó por unos segundos, —Yo diría que es el cliché de Romeo y Julieta. Se terminaron amando a pesar que sus padres se odien.

Inmediatamente una venita palpitante se apodero de su sien.

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—Ne, Mako-kun ¿Dónde estabas antes de la ceremonia?— preguntó mientras se cambiaba a ropa más casual.

Un escalofrío recorrió los huesos del joven, —Ahm, yo…estaba hablando con mi padre—, eso era cierto, aunque tampoco era toda la verdad.

La chica asintió, —Que bueno, por un momento pensé que mi padre y los gemelos te habían secuestrado para asustarte o algo así—, rió un poco ante la noción. Eso era absurdo. —Creo que vi bastantes películas en mi infancia.

—Sí. Que locura—, una risita nerviosa se apodero de él.

Mientras tanto…

—Bien, parece que Mako no nos delató—, mencionó Kai mientras ajustaba sus binoculares y vigilaba a la pareja.

—Confirmado—, asintió Tai quien estaba ajustando la señal de la radio para escuchar las voces de su hermana y su ahora cuñado.

—Excelente, creo que viviremos un día más chicos—, dijo el peli-plateado quien ahora usaba su corbata como bandana en la frente.

De repente un aura oscura se hizo aparente y de ahí surgió la criatura más temible que los tres hayan visto.

—Ma…mi—, dijeron los gemelos.

—Cariño—, suspiro el oji-dorado.

—Se les acabo la suerte chicos…

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Y hemos llegado al fin de este último capítulo para la colección. La verdad me divertí mucho escribiéndolo, aunque gran parte la tenía desde hace más de un año. Pero más vale tarde que nunca.

Para los que le han dado seguimiento a Choco Kokoro les diré que este capítulo es la continuación de Happily (que viene siendo la continuación de Clichés). Solo en caso de que no lo hayan notado.

Quiero dar un agradecimiento especial a las personas que leyeron el capítulo anterior y me escribieron palabras lindas:

Anglica, Hikaru Kino88, Aky9110, y Serena Tsukino Chiba

Con cariño,

Kim