Hola a todos!

Siento muchísimo haber tardado tantísimo en actualizar, aunque os diga que la universidad me está matando no es excusa suficiente para el parón que ha sufrido este fic. Lo bueno es que este capítulo iba a ser uno y al final son dos, por lo que espero actualizar muchísimo más rápido esta vez, os lo prometo.

Muchas gracias a todos los que os habéis preocupado, pero tenéis que saber que yo jamas abandonaré un fic, aunque tarde bastante tiempo en actualizarlo. También agradecer todos esos reviews, favoritos y alertas, me hacéis un mundo, sobre todo ahora, con el estrés de exámenes xD

Los pensamientos y los flash back están en cursiva.

Como siempre, los personajes de este fic no me pertences pero la trama y la historia sí.


~La isla Roja~

En capítulos anteriores...

—No te vayas…

—Cuídate, Sakura

—Se ha ido, Naruto, y no he podido hacer nada por evitarlo.

—Sasuke volverá, te lo prometo. Yo mismo lo traeré de vuelta si hace falta.

Sasuke ha tomado una decisión, tal vez errónea, pero hay que respetarla. Cuando se de cuenta de su error, volverá.

—Ya lo verás Sasuke, se dijo Sakura mentalmente, la próxima vez que nos encontremos será diferente.

Porque me haces mucho más fuerte
Me haces trabajar un poco más difícil
Me hiciste mucho más sabia
Me hiciste aprender un poco más rápido
Mi piel se hizo un poco más gruesa
Ahora soy mucho más inteligente
Así que gracias por hacerme una luchadora

5 años después…

—¡Detrás de ti, Sakura!— gritó Ino con emoción, avisando a su amiga.

Sakura se dio la vuelta justo a tiempo para reaccionar y esquivar el ataque que le venía por la espalda. Dio una voltereta en el aire y se alejó de su contrincante para poder divisar mejor sus ataques. Sin perder ni un segundo, juntó sus manos dejando un hueco y al abrirlas, varias bolas de agua salieron disparadas a su adversario, dando con precisión en el objetivo. Rápidamente, corrió hacia él a gran velocidad y antes de que el muchacho pudiera reaccionar, ella ya le había asestado una fuerte patada que había conseguido elevarlo. Con una sonrisa, sabiendo que ya lo tenía donde quería, giró sobre sí misma generando un ciclón de agua que atrapó a su rival entre la corriente, sin darle oportunidad de escapar. Desenvainó su espada y, tras lanzarlo al suelo de un puñetazo, se la puso en el cuello. Había ganado.

—¡Eres un tramposa!— se quejó Naruto con indignación, una vez que terminaron.

—Tú empezaste, atacándome por la espalda—le recriminó Sakura fulminándolo con la mirada. En realidad no lo había hecho en serio, pero prefería hacer eso a que Naruto siguiera usando esa clase de jugarretas durante una batalla.

—¡Eso no es trampa!— replicó el rubio levantándose y quitándose el polvo de encima.

—Lo mío tampoco— le respondió Sakura en el mismo tono, casi burlándose de él.

—¡Y encima te ríes de mí!—le contestó boquiabierto, con un enfado fingido.

—Nunca osaría hacer tal cosa— afirmó la muchacha con su voz más aristocrática y formal, exagerando sus modales.

—¡Ahora verás, enana!— exclamó y la cogió con rapidez, posicionándola en su hombro.

—¡Naruto, bájame! ¡Que me… JAJAJAJAJAJA!—empezó a reír al sentir las cosquillas que su amigo le hacía—¡Eso no vale! ¡Jajajajaja!

Risas, chillidos, gritos de emoción…

El sol estaba en lo alto y brillaba con fuerza en el cielo azul completamente despejado. El mar estaba cristalino y no había marea, por lo que, junto con la agradable brisa cálida, el barco avanzaba sin problemas aquel día de verano.

Habían pasado cinco largos años desde que Sasuke había traicionado a su tripulación, uniéndose a los piratas de Orochimaru y convirtiéndose en el capitán del peligroso Venomous Falcon. Todos habían recibido noticias de cómo Sasuke se había convertido en uno de los corsarios más peligrosos y sanguinarios. En casi un monstruo con un único objetivo: la venganza.

Sin embargo, no solo Sasuke había mejorado sus habilidades; de la niña pequeña y llorona que había sido Sakura no quedaba nada. Esos cinco años de duro entrenamiento, practicando desde que amanecía hasta que el cansancio no le dejaba continuar, combatiendo contra otros piratas sin clemencia alguna. La pequeña Sakura se había convertido en una peligrosa pirata. Gracias al poder de agua, la fuerza que tenía en un combate era enorme, puesto que ya manejaba la espada de forma increíble. Su cuerpo se había fortalecido a medida que los años pasaban, y la redondez infantil se había borrado, dejando en su lugar una figura esbelta. Un cuerpo de mujer.

Gracias a que había conseguido dominar su poder, era capaz de hacer cosas grandiosas con él y emplearlo de maneras muy diferentes. Ya no era solo capaz de lanzar agua a sus oponentes, sino que podía incluso cambiar el tiempo que hacía en ese momento. Se había convertido en una de las joyas del Onix Sheet. La joya azul.

—Parecéis dos niños pequeños—se burló Ino acercándose a ellos con una sonrisa en la cara.

—¡Dile que me suelte!—le pidió Sakura haciendo un mohín gracioso.

—De eso nada, así vas a aprender a no hacer trampas— replicó Naruto en un intento de regañina.

—Yo no hago trampas, lo que pasa es que eres un inútil— le contestó con voz burlona.

—Y se atreve a insultarme, encima— le dijo Naruto a Ino con voz de indignación— habrase visto cosa semejante.

—Entonces no le des motivos— le respondió la voz de una mujer.

Los muchachos se volvieron para ver cómo Kushina avanzaba hacia ellos con una sonrisa radiante. La pelirroja apenas había cambiado en los cinco años que habían pasado. Su cabellera rojiza seguía siendo larga y brillante como el fuego y su cuerpo seguía igual de esbelto. Como siempre, llevaba un cinturón de cuero al que llevaba varios tipos de cuchillos atados.

Kushina se había convertido en la "madre divertida" de Sakura. Siempre estaba dispuesta a aconsejarle sobre diferentes métodos de burlarse de sus adversarios y de disfrutar con las torturas. Siempre le veía un lado positivo y gracioso a todo, lo que ayudaba a Sakura a relajarse y a soltarse cuando entrenaba con ella. Las sesiones de entrenamiento siempre estaban plagadas de risas, más aún cuando Naruto e Ino se unían a ellas. Además, Kushina había perfeccionado mucho su técnica con la espada, adaptándola a su manera de ser y a su acuático poder. Había pasado de atacar con fuerza a hacerlo de una manera más elegante y eficaz. Por su décimo séptimo cumpleaños, al ver cómo había dominado a la perfección su manejo, le había regalado su actual espada, la cual respondía a su poder con el agua.

—Veo que Sakurita ha vuelto a ganarte, Naruto— comentó Kushina sacudiendo la cabeza con una sonrisa— al final vas a hacer que convierta en una creída.

—Ya lo es—respondió Naruto riendo— no necesita ganarme para incrementar su real egocentrismo.

Todos rieron ante la afirmación del rubio. Finalmente, Naruto bajó a Sakura, quien le sacó la lengua en cuanto puso los pies en el suelo. Kushina les informó que estaban a un día de viaje y que tenían que ir preparándose. Los muchachos, entusiasmados, corrieron a sus camarotes, por supuesto, compitiendo por ver quién de los tres llegaba antes. Como era usual, fue Naruto el que ganó a ambas chicas, quienes le recriminaron que era injusto y que había jugado sucio.

—No es mi problemas que vayáis a paso de caracol— contestó con burla Naruto, ganándose un par de golpes por parte de las muchachas.

—Nunca discutas con una mujer, no te va a servir de nada—le dijo una voz al final del pasillo.

Tres pares de ojos se clavaron en el muchacho que se acercaba a ellos con aire distraído y con las manos en los bolsillos. Caminaba con parsimonia. Sakura, Ino y Naruto se preguntaron qué hacía falta para conseguir que el chico caminase con un poco más de prisa.

—Esto todavía no se consideran mujeres— replicó Naruto con un brillo de diversión en los ojos, esbozando una gran sonrisa. Sus brazos volvieron a ser golpeados por las chicas.

—¿Cómo estás, Shikamaru?— le preguntó Ino con voz suave y femenina. Sakura rodó los ojos, ahí estaban de nuevo los intentos de seducción de su mejor amiga hacia el perezoso pirata que, como siempre, parecía de no darse cuenta de ellos.

—Bien— fue la respuesta escueta del chico, lo que causó cierta molestia en la rubia.

—¿Ya has preparado las cosas para mañana?—le preguntó con una sonrisa coqueta y deslumbrante, acercándose a él. Sakura rió interiormente ante la insistencia de la rubia en conquistar al moreno.

—Si— respondió de nuevo sin más.

Sakura había visto a Shikamaru reírse y hablar con los demás. A veces podía ser un poco soso, pero parecía que con Ino era más serio de lo normal. Se preguntó por qué sería. Ino era guapa, alta y graciosa. Rubia y con los ojos azules. Era el estereotipo de mujer perfecta y , sin embargo, parecía que conseguir gustarle a Shikamaru era algo casi imposible.

—Y ahora, ¿qué vas a hacer?— inquirió Ino pestañeando coquetamente.

—Entrenar— contestó y miró a Sakura y a Naruto— vosotros deberías hacer lo mismo.

—Acabamos de hacerlo—respondió Sakura sonriéndole,— nos levantamos temprano para aprovechar el día, no como tú, que eres un vago.

—Levantarse temprano es problemático— replicó Shikamaru sonriéndole, ante la mirada dolida de Ino, que se sentía desplazada— además, no es ser un vago, es reponer energía durante más tiempo.

—¿Tampoco consideras pereza el tumbarse a ver las nubes en vez de entrenar?—contraatacó Naruto con una sonrisa zorruna.

—Mirar las nubes te puede enseñar cosas muy curiosas, deberíais probarlo algún día— afirmó Shikamaru ensanchando su sonrisa, que a Ino le pareció preciosa.

—¿Nos acompañarías?— le preguntó Ino riendo, haciendo un intento de unirse a la conversación.

Shikamaru no contestó de manera inmediata, lo que hizo que surgiera un silencio bastante incómodo. Ino se preguntó si la pregunta había quedado fuera de lugar o lo había incomodado, pero tras darle muchas vueltas, no logró comprender por qué el muchacho no contestaba.

—No creo, no coincidimos en los horarios— contestó Shikamaru sin sonreír.

—Pero…— intentó replicar Ino tratando de buscarle una solución.

—No Ino, no— la cortó Shikamaru con un deje borde en la voz.

Ino comprendió con esas tres palabras el comportamiento distante que el chico tenía con ella. Había veces que con cientos de palabras no era posible descifrar el mensaje que escondían. En esta ocasión, el mensaje estaba claro. Shikamaru no quería absolutamente nada con ella. La estaba rechazando. Casi podía escuchar los trocitos de su corazón rompiéndose ante las cortantes palabras que el chico le había dirigido.

Sakura miró con lástima a su amiga, por muy insistente que pudiese ser, no se merecía aquel rechazo tan cortante. No había dejado lugar a la esperanza. Era un "no" rotundo, y ninguna réplica era válida ante este.

—Bueno, nosotros nos vamos a prepararlo todo, que te vaya bien— se despidió Sakura con prisas, agarrando a Ino y a Naruto y llevándoselos de allí.

Una vez que llegaron al camarote de Naruto, las muchachas se despidieron de él y continuaron hacia los suyos, que estaban al lado.

—¿Estás bien?—le preguntó Sakura al cabo de un rato.

—Claro que sí, ¿crees que un chico es capaz de hacer que me venga abajo?— respondió con falso entusiasmo, pues su azulada mirada denotaba la tristeza que la consumía por dentro,—hay miles de chicos que se mueren por tenerme.

—Shikamaru es un capullo, no merece la pena— le trató de dar ánimos Sakura.

—Así que finalmente te ha dado calabazas— comentó una voz.

Ambas muchachas giraron la cabeza hacía la dirección en la que la habían escuchado. De las sombras emergió una sombra oscura, y conforme se fue acercando pudieron apreciar la alta y desgarbada figura de un chico. Cuando la luz impactó con el pálido rostro del muchacho, las chicas fruncieron los labios. De todas las personas que habían en el barco, habían dado justo con la peor.

—No me extraña, no hay nada peor que una cerda pesada— siguió hablando con voz inexpresiva en la que se adivinaba una burla inminente. Al llegar hasta ellas les dirigió una sonrisa. Una sonrisa tan falsa como él.

—Cierra el pico, Sai— le incriminó Sakura mordaz. Lo único que Ino no necesitaba en esos momentos era tener a Sai allí para atacarla con sus estúpidos comentarios.

—En el libro que estoy leyendo dice que hay que ir siempre con la verdad por delante— respondió como si aquello aclarara todo.

—Pues te voy a conseguir uno que diga que existe algo llamado tacto— replicó Sakura enfadada, apretando sus puños.

—¿Eso no es un sentido?—preguntó Sai esbozando una nueva sonrisa, también falsa.

La vena que tenía Sakura en la frente se hinchó y una sonrisa que no predecía nada bueno se instaló en su rostro. Calma Sakura, calma, trató de tranquilizarse. Aquel pirata era capaz de sacarla de quicio en un tiempo récord. Apretó sus puños y sintió cómo la palma de su mano se congelaba. Inspiró profundamente y contó hasta diez.

—Déjalo, Sakura, no merece la pena— le dijo Ino dirigiéndole una mirada de desprecio a Sai y tomando a su amiga del brazo.

—Eres una debilucha, cerdita— le dijo el pirata con una sonrisa, cosa que cabreó a Ino— no eres capaz de defenderte tu sola, por eso no te dejan salir a luchar nunca.

—No pienso malgastar ni un segundo más de mi tiempo en tus tonterías— declaró Ino elevando con orgullo la barbilla.

Sin tan siquiera despedirse, la pirata rubia la agarró de la muñeca y se la llevó de allí. Sakura sabía que las palabras de Sai dañaban a Ino en lo más profundo de su ser, puesto que eran verdades dolorosas como puños, pero verdades al fin y al cabo.

—Toma, acabo de arreglarla—le dijo Ino nada más ingresar en la habitación, y le lanzó el colgante a su amiga.

—Qué rápida— se asombró Sakura observando el colgante, el cual parecía nuevo otra vez.

—Le he puesto un material especial para que no se vuelva a desprender—le informó Ino poniéndose con sus joyas.

—Muchísimas gracias, Ino, en serio.

A Sakura casi le había dado un infarto cuando durante la última pelea un pirata, al intentar agarrarla, le había arrancado su más preciado colgante. Por supuesto, no había dudado en matar a aquel sinvergüenza, para fortuna de aquellos niños que estaban aterrorizados por su culpa. Gracias al cielo, la esfera no se había roto y solo había que ponerle el enganche de la tierra, aunque el susto se lo había llevado igual.

Ino río y se encogió de hombros.

—Tú siempre tan educada—se burló Ino ante sus modales, que todavía no se habían ido— pero no se merecen, realmente era una tontería.

—Aún así, ya sabes que puedes pedirme lo que sea —le sonrió Sakura realmente agradecida.

Ino revolvió un par de cosas de su desordenado escritorio y se acercó a ella.

—Lo he pensado mejor y tal vez haya que darle una lección a cierta persona—le dijo sonriendo de forma maliciosa.

—Pues no sé qué estamos haciendo aquí todavía— contestó Sakura con una sonrisa torcida, adoraba las lecciones de humildad.

—¡Este ramen es el mejor!— exclamó Naruto devorando el plato que estaba delante suyo como si no hubiera comido en días.

—¡Deja de comer tan rápido, Naruto!—le regañó Sakura dándole un coscorrón en la cabeza con indignación, provocando que todos se rieran al ver la cara de Naruto llena de fideos.

Ino se llevó los palillos a la boca tratando de actuar con absoluta tranquilidad, evitando mirar a Sai, que se acababa de sentar a la mesa a comer. Era una lástima que Shikamaru estuviera de guardia arriba, no podría participar en el espectáculo.

—¡Eres mala, Sakura!— se quejó el rubio con voz lastimera para seguir comiendo con cautela, aunque no se limpió la cara.

—Eres un cerdo—sacudió la cabeza Sakura, que prosiguió a comer.

El capitán Kakashi sonrió bajo su máscara, era curiosa la manera en que se había desarrollado la relación entre ambos chicos. Habían comenzado odiándose a muerte, cuando Naruto había tratado de matarla al conocerla y, ahora eran como hermanos, prácticamente inseparables. Se alegraba mucho por la pequeña de la tripulación, había conseguido hacer de todos aquellos burdos piratas una verdadera familia.

De repente, se escucho un pequeño grito y todos voltearon sus cabezas hacia Sai, quien tenía un trozo de pollo pegado a la lengua y parecía no querer abandonarla.

—¡Edta fío!—exclamó enfadado, saliendo de su inexpresividad al sentir como la lengua le ardía por culpa del pollo helado—¡me quema!

Sakura e Ino se miraron con complicidad tratando de aguantar la risa, aunque la sonrisilla traviesa as delataba. Al resto de mujeres, al igual que a Naruto, a Lee y a Iruka, les hizo gracia y algunos de ellos con más o menos fuerza soltaron algunas risitas.

—Sakura, descongélale la lengua—le ordenó con frialdad Ibiki a la chica, que al ver que había sido descubierta, no pudo aguantarse y soltó una carcajada.

—Yo casi mejor que lo prefiero así— comentó Sakura entre risas, sin importarle el tono en el que el Ibiki se había dirigido a ella.

—Yo lo prefiero así absolutamente— la apoyó Ino sin cortarse un pelo y sonriendo a Sai.

—¿Algún consejo sobre qué hacer en este tipo de situaciones, Sai?—le preguntó Tsunade al chico con sorna. Le tenía ganas al chico, que en más de una ocasión le había hecho alguna pregunta impertinente acerca de su edad o sus senos.

—¡Edto no tiene grahia!— protestó Sai sin poder mover la lengua apenas.

—Sakura, creo que ya ha aprendido la lección—le dijo el capitán Kakashi con tranquilidad.

—Sí, mi capitán—asintió Sakura riendo e hizo que el hielo se convirtiera en agua ardiendo, provocando un alarido por parte de Sai y risas en el resto de los compañeros.

—¡Madditaz, me laz pagadeiz!—les gritó Sai con furia a ambas implicadas que rieron más fuerte.

—Perdona nuestra absoluta falta de tacto— le respondió Sakura imitando una de sus falsas sonrisas, pero con absoluta educación.

—Corre a pudrirte por ahí—le dijo Ino sin delicadeza alguna y sonriéndole.

Todos rieron ante las respuestas de las muchachas. Sakura no perdía del todo sus modales de princesa y hacía un buen uso del sarcasmo y el humor sin perder su real compostura; mientras que Ino era directa y no le importaba utilizar palabras malsonantes o vulgares.

—¡Tenemos problemas!—exclamó Shikamaru entrando al camarote comedor de repente. Todas las risas cesaron al instante.

—¿Qué ocurre?— preguntó el capitán Kakashi con seriedad levantándose.

—La Marina— contestó Shikamaru sombrío.

Todos se miraron con gravedad y el silencio reinó en la sala. La Marina era un asunto serio, no se trataban de piratas tratando de abordad un barco, estos querían colocar sus cabezas en la plaza mayor de Fogtown y no tendrían piedad. Al igual que en la mayoría de las tripulaciones piratas, también reunían a gente especial entre sus filas, aunque no eran muchos. Aquello era como un sorteo, si ninguno de ellos estaba, no era difícil derrotarlos, pero si había alguno el asunto cambiaba. Habían escuchado terribles rumores de ellos, numerosas tripulaciones importantes habían caído ante ellos, por lo que entre los piratas los llamaban "Bloody Dawn", el sangriento amanecer, porque todas ellas habían sido abatidas al comienzo del día.

—Es mediodía, no pueden ser los Bloody Dawn, ¿verdad?—inquirió Kurenai mirando con preocupación a Asuma.

—Ellos atacan al amanecer— dijo Iruka de inmediato.

—Tampoco sabemos si todos los rumores dicen la verdad— replicó Kushina aferrando a Naruto.

—No podemos arriesgarnos—dijo el capitán Kakashi con voz calmada, tratando de relajar a su tripulación— trataremos de evitarlos.

—Hay una ruta alternativa para llegar a pueblo Relámpago, daremos un gran rodeo, pero tenemos agua y provisiones suficientes— indicó Ibiki sacando un mapa de su chaquetón y extendiéndolo encima de la mesa para señalar la ruta.

El capitán Kakashi se quedó mirando pensativo el mapa. No estaba seguro de que tuviesen provisiones suficientes y era muy arriesgado, tendrían que avanzar rodeando la isla Roja, algo que no le hacía mucha gracia. Se decía que estaba maldita y que su arena era roja por la sangre derramada en sus aguas y, pese a que él no era supersticioso, no le daba buen fario; sin embargo, era la única opción posible, puesto que necesitaban un puerto y el más cercano, muy a su pesar era el de pueblo Relámpago.

—Bien, tomaremos esa ruta, Ibiki, Shikamaru y Tsunade, acompañadme—les ordenó— los demás podéis seguir comiendo con tranquilidad.

Cuando los cuatro salieron de la sala, todos soltaron un suspiro de alivio.

—Menos mal— suspiró Kurenai abrazando a Asuma.

—Deberíamos ir arriba a controlar todo— le dijo este a Kurenai, quien asintió mordiéndose el labio y ambos abandonaron el lugar también.

—Kurenai se ha puesto muy nerviosa, ¿no?—observó Sakura mirando con cierta preocupación la puerta.

—Una amiga suya fue asesinada por uno de los Bloody Dawn hace poco— le explicó Kushina con el ceño fruncido— por aquí cerca… Seguramente va a ver lo que los espíritus le dicen a Asuma.

—A veces se equivocan—replicó Iruka, quien creía con certeza que sus cabezas no serían las siguientes.

—Pero bueno, somos la mejor tripulación de piratas de los siete mares, no pueden derrotarnos, yo no lo permitiré— saltó Naruto sonriendo y tratando de motivar a todos.

—Si por ti dependiera, este barco se habría hundido hace tiempo— le contestó Sakura burlona y todos rieron.

—¡Me ofendes, Sakura!— exclamó el rubio con falsa indignación, para reír después.

—Reventaríamos a ramen todos los días— comentó Lee mirando los platos que el rubio se había comido.

—Y nos llegaría la mierda hasta las orejas— añadió Ino con una mueca de asco, había entrado junto con Sakura a su camarote a despertarlo y le había entrado verdaderas arcadas.

—No sé de qué te quejas cejotas y tú, Ino ¡yo no soy un guarro!—les respondió Naruto poniendo los brazos en jarra y frunciendo el entrecejo.

—Naruto eres un cerdo, todos lo sabemos— lo miró Sakura inquisitivamente enarcando una ceja.

—¡Qué exagerada eres!

—De exagerada nada, en serio no sé cómo puedes ser tan marrano— replicó Sakura e Ino le dio la razón.

—Eso es por que tu eres una princesa y ves todo de manera distrosionada…

—Distorsionada.

—Eso he dicho—infló los mofletes el rubio.

—Narutín, me parece que la pequeña Sakura tiene razón— le dijo Kushina a su hijo, que hizo un mohín se dedicó a mirar al lado contrario al que estaban los demás. Sakura resopló, ella ya no era tan pequeña.

El ambiente se había calmado del todo y siguieron haciendo sus tareas el resto del día, sin mencionar el asunto de La Marina.

—¡Sakura, ven!—la instó Ino emocionada, entrando al camarote de su amiga estrepitosamente, que al estar descansando, se sobresaltó.

—Dios mío, Ino, ¿quieres hacer el favor de llamar antes de entrar? ¡Menudo susto me has dado!—se quejó la muchacha levantándose con rapidez y encaminándose hacia ella— ¿qué pasa?

—Ya se puede ver la isla Roja y ¡es alucinante! ¡Vamos! El capitán dice que vamos a parar allí a por provisiones.

—Bueno—bostezó Sakura con cansancio y dejó su nuevo diario en la mesilla de la cama— vamos.

En unos camarotes más arriba, el capitán Kakashi, Ibiki, Tsunade, Kurenai y Asume estaban reunidos. Tras haber descubierto que no quedaban provisiones suficientes para llegar a pueblo Relámpago, se habían encontrado en una conjetura. Tenían que parar en la isla Roja para coger la mayor cantidad de alimentos posibles; sin embargo, no todos estaban de acuerdo con ello.

—Por favor, mi capitán, Asuma lo ha visto, si paramos puede que…

—Kurenai, no tenemos otra alternativa—la interrumpió el capitán Kakashi— sabes que prefiero cualquier otra opción antes que bajar en esta isla, pero no dejaré que mi tripulación muera de inanición.

—Podemos sobrevivir sin comer unos días—replicó Kurenai con tenacidad— los Bloody Dawn nos atacarán y…

—Somos más fuertes que ellos—la cortó Ibiki con frialdad—si es verdad que como mucho van dos por barco no tendrán ninguna posibilidad frente a nosotros.

—Siempre podemos pedirle a Sakura que hunda su barco—comentó Tsunade con despreocupación dándole un trago a la botella de sake,— la última vez lo hizo y nos ahorramos tener que luchar contra aquellos pobres diablos.

—Son parte de La Marina, estarán al tanto de los poderes que tenemos cada uno de nosotros—insistió Asuma—tendrán alguna manera de evitarlos.

—Quiero ver como evitan una gran ola abalanzándose sobre su precioso barco—le contestó la rubia poniendo los ojos en blanco.

—Tampoco podemos hacer que Sakura haga todo el trabajo.

—Si bajamos a por provisiones nos pillaran divididos y Sakura no puede hacer algo así si no está cerca de donde ellos amarren su barco— añadió Kurenai cruzándose de brazos— por favor, Kakashi.

—Kurenai, me temo que hacer esto es absolutamente necesario y no hay nada más que discutir—sacudió la cabeza el capitán y les ordenó— quiero a todos reunidos en cubierta para dividirlos en equipos de exploración.

Media hora más tarde todos sabían quién sería su compañero a la hora de buscar cualquier cosa comestible y que no fuera venenosa.

—Iruka y Sai, de vez en cuando sobrevolad la isla para asegurar que no haya enemigos cerca, Kurenai irá con vosotros para haceros invisibles—indicó el capitán Kakashi al trío— Asuma, Shikamaru e Ino, iréis por el paso subterráneo; Ibiki, Gai y Lee, bordearéis la isla por la playa; Naruto, Sakura y yo iremos juntos al centro, si es verdad que hay una laguna, será bastante ventajoso. En cuanto consideréis que habéis recogido suficiente alimento, volved al barco rápidamente, Tsunade y Kushina se quedarán allí, pero no quiero que las dejéis solas demasiado tiempo, si nos atacan ellas podrán retenerlos a todos por un tiempo limitado. Sakura alzará una niebla especial que hará que ellos no tengan visibilidad alguna pero nosotros sí, jugaremos con ventaja si deciden atacar, pero no los subestiméis, no sabemos a qué nos enfrentamos exactamente.

Todos asintieron, cogieron sus armas antes de desembarcar y prepararon diferentes estrategias en caso de ataque a alguno de los equipos. Todos habían sido compañeros con anterioridad y sabían dónde había que poner más resistencia. Como el sol estaba empezando a ponerse, se llevaron algunos farolillos para alumbrarse cuando todo estuviera oscuro, aunque esperaban estar de vuelta antes de que la nochera cayera por completo sobre ellos.

—Sakura, la niebla tiene que parecer lo más natural posible—le dijo el capitán Kakashi a la pirata quien asintió.

—Se verá de forma gradual a varios kilómetros, pero la isla estará totalmente cubierta—aseguró Sakura—aunque parecerá sospechoso de todas formas.

—Lo sé, pero es lo mejor que podemos hacer.

—Bien— y se puso a la labor.

Hacer aquello para Sakura suponía un poco de esfuerzo. Tenía que evaporar el agua con suficiente precisión como para que se condensará lo necesario para formar niebla y luego añadirle un toque especial para los que hubiese dentro de ella pudieran ver el exterior pero no al revés. A todo eso había que sumarle que se trataba de varios kilómetros de mar, que no era ninguna tontería.

A la media hora, el equipo del capitán Kakashi salió a su expedición por la isla. Tenían que llegar al corazón de esta y sabían que podría ser peligroso, puesto que había animales enormes dispuestos a hincarles el diente a la menor oportunidad. Sakura los cubría con la niebla para hacerlos prácticamente invisibles a los ojos de los depredadores que estaban seguros que los acechaban entre las sombras. Caminaban a paso ligero pero sin perder la cautela, habían decidido que ellos recogerían las provisiones al llegar a su destino y no antes, puesto que les supondría un gran retraso a la hora de cumplir su objetivo. Podían escuchar a los animales nocturnos que empezaban a despertar para comenzar su hora de caza. Sakura, conforme avanzaban y los sonidos se hacían cada vez más audibles, supo que aquello no era una idea tan buena, ellos eran las presas de todas aquellas bestias que se levantaban para devorarlos.

—¿Qué ha sido eso?—preguntó asustada al escuchar un sospechoso ruido demasiado cerca de ellos.

—No te preocupes por eso, Sakura, tenemos que continuar lo más rápidamente posible—la instó el capitán Kakashi con voz calmada.

Sakura se mordió el labio inferior por los nervios, pero asintió. Naruto le pasó un brazo por los hombros al darse cuenta que el temor empezaba a invadir a la muchacha.

—Vamos, Sakurita, si tú con la espada los partes en dos sin pestañear— bromeó Naruto y Sakura sonrió más tranquila.

Sin embargo, justo en ese momento algo apareció delante suyo. Debía medir unos cinco metros y poseía unos enormes dientes afilados. Los miraba con los ojos inyectados en sangre, con un deseo hambriento. Sus patas eran gruesas y estaban llenas de pelo. Parecía una pantera gigante.

A Sakura y Naruto se les abrieron los ojos como platos al contemplar a semejante criatura.

—Nos ha olido—les informó el capitán Kakashi sin perder la calma y hablando lo más bajo posible— cuando os haga una señal, Sakura inmovilízalo congelándolo y Naruto, tú le dispararás con el bazuca, trata de darte en los ojos. Justo después quiero que de puntillas salgáis corriendo, no me perdáis de vista.

—A sus órdenes capitán— susurraron ambos piratas al unísono.

Esperaron unos segundos para corroborar que, realmente, la gran pantera no los veía, sino que se guiaba por su olor. Entonces, el capitán dio la señal con los dedos y en un segundo, Sakura serpenteó entre las patas de la bestia tan rápido como pudo, congelándoselas e impidiendo que pudiese moverlas. A su vez, Naruto corrió para tomar impulso y saltar. Alzó el bazuca, apuntó y disparó el arma, que al impactar en la pantera, no sólo explotó, sino que Kakashi hizo que una corriente eléctrica se apoderara de ella, electrocutándola y acabando con ella.

Una vez, que la bestia hubo muerto, el trío de piratas corrió lo más sigilosamente posible, evitando cualquier ruido innecesario que pudiese atraer a más depredadores. Tenían que llegar rápido al centro de la isla Roja.

Más profundamente, en las cavidades subterráneas de la isla, un temblor delató que alguien había usado un arma de gran calibre. Asuma, Ino y Shikamaru pararon bruscamente al ver que la tierra se desprendía del techo y unas piedrecitas les cayeron en la cabeza.

—¿Terremoto?—preguntó Ino mirando a todos lados para ver si el temblor continuaba.

—Una explosión, alguien ha debido toparse con algo— intuyó Shikamaru al ver que tan rápido como había llegado, se había ido.

—Debemos estar atentos, lo que sea que les haya atacado a ellos puede aparecer ante nosotros en cualquier momento— les dijo Asuma con seriedad, continuando con la marcha y los otros dos lo siguieron.

Ino, mientras buscaban algo de comida, iba recogiendo minerales preciosos. Estaba encantada con aquello. Nunca habría imaginado que encontraría tantos rubíes por las cuevas de la isla. Al imaginarse la cantidad de joyas que podría hacer con todo lo que estaba recolectando, se le iluminaban los ojos. En cuanto llegaran a pueblo Relámpago podría hacerse con una gran cantidad de dinero al venderlas y, podría comprarse ropa y materiales.

—Ino, deja de recoger piedras, tienes que dejar hueco para las provisiones—le regañó Shikamaru con seriedad.

—Estas "piedras" como tú las llamas, son futuras provisiones de lujo— replicó Ino sin hacerle caso, aunque se sintió molesta. Detestaba cuando Shikamaru la reñía como si fuera una niña pequeña,— además no ocupan mucho espacio.

—Ino sabe lo que se hace— le indicó Asuma al pirata— es una buscatesoros excepcional, no te olvides que es la tesorera del barco.

Ino no pudo evitar sonreír ampliamente al sentirse halagada y, sobretodo, al haber hecho que Shikamaru se callara. Ella era la mejor en cuanto al manejo del dinero en toda la tripulación. Desde que había empezado con el negocio de las joyas, había aprendido a invertir y manipular la pequeña fortuna que ganaba y, con los años, había conseguido ser la que administraba el dinero de la Onix Sheet. Estaba muy orgullosa de ello y, además, le encantaba que ese fuese su trabajo dentro del barco. Casi había llorado de la alegría cuando se había enterado que nunca más iba a tener que barrer o fregar. Ocupaba un puesto importante, y eso hacía que su ego subiera.

Siguieron avanzando por la ruta subterránea, pero de alimentos sólo encontraban pequeños tubérculos, como patatas. Sabían que en algún lugar de las cuevas había un gran reservorio de provisiones, el problema era que aquello parecía un laberinto interminable.

—Esto no nos está llevando a ningún lado—comentó Shikamaru al ver que pasaban por un lugar donde ya habían dejado una marca.

—Paciencia, no llevamos tanto caminando—le respondió Asuma sin inmutarse.

—En realidad llevamos tres horas— le informó Ino que sabía con exactitud cuándo había recogido cada una de las piedras preciosas.

—No es tanto tiempo, aunque sea de noche el camino de vuelta es rápido y tranquilo y, dado que aquí la luz la llevamos nosotros no tenemos de qué preocuparnos—le contestó Asuma enseñándole la caja de cerillas.

Sin nada más que añadir, los tres piratas continuaron avanzando por aquel laberinto de piedra, tierra y arena.

Sakura, Naruto y el capitán Kakashi habían logrado correr durante bastante tiempo, evitando con éxito que alguna bestia se abalanzara sobre ellos, aunque el cansancio empezaba a hacer un poco de mella en ellos. El rápido ritmo durante tanto tiempo estaba cobrándose la energía de los piratas, aunque era Sakura la más afectada.

—Paremos un rato— les dijo el capitán Kakashi al ver que estaban jadeando.

Sakura se sentó sobre una piedra que estaba recubierta de musgo, algo que la reconfortó. Sacó de su bolsa una cantimplora y enfrió el agua que había dentro, e hizo lo mismo con la de los otros dos piratas, que le sonrieron en agradecimiento.

—Capitán Kakashi, ¿queda mucho para llegar?—le preguntó Naruto con voz quejumbrosa mientras sacaba un bocadillo de su mochila.

—En teoría una hora como mucho, aun así no sé si deberías empezar a comer ya, Naruto—le contestó el capitán Kakashi ojeando su mapa— luego tendrás hambre.

—Tengo hambre ahora—replicó Naruto dándole un gran bocado.

—Cómetelo más despacio, Naruto—le instó Sakura al ver que su amigo ya se había comido la mitad del bocadillo. Luego miro al capitán con el ceño fruncido— capitán Kakashi, ¿no cree que todo está demasiado tranquilo?

—Sí, Sakura, no he escuchado ninguna explosión ni ningún ruido fuera de lo común— asintió el capitán Kakashi— tenemos que andar con ojo.

Estuvieron allí cinco minutos más y enseguida continuaron su camino. A Sakura le extrañaba que hubiese tanto silencio. No escuchaba a los pájaros cazar, ni se escuchaban los pasos de un animal grande. El silencio era demasiado perturbador. Caminaba con cautela, tratando de no tropezar con ninguna rama. Si su enemigo era sigiloso, ellos debían serlo aún más.

Fue entonces cuando algo estalló a sus espaldas, impulsándolos hacia delante. Sakura se levantó del suelo para observar como otra explosión se dirigía hacia ellos.

—¡Corred!—les gritó el capitán Kakashi agarrándolos y tirando de ellos para que le siguieran.

Nuevamente se produjo otra explosión, que no los llegó a hacer caer. Más explosiones se producían a sus espaldas mientras ellos luchaban por esquivarlas. Pero no solamente tenían ese peligro, las bestias de los alrededores habían salido a su paso al escuchar los fuertes ruidos de los estallidos y, el fuego que quemaba los árboles les había hecho desalojar sus guaridas.

—¡Sakura a tu derecha!— le gritó Naruto, y la aludida tuvo que pararse al ver el enorme tigre que estaba a punto de atacarla.

Sakura congeló a la bestia y aprovechó su inmovilidad para darle un tajo en el cuello y matarla. Otro tigre gigante se abalanzó sobre ella antes de que se pudiera dar cuenta y la tiró al suelo, haciendo que al rodar, lo que hizo que se le clavaran algunas ramitas en el cuerpo.

—¿¡Sakura, estás bien!?—le preguntó Naruto al ver lo que había pasado, mientras el se intentaba deshacer de otro.

Sakura se levantó rápidamente y atacó al tigre sin perder el tiempo.

—¡Sí, no te preocupes!— le respondió cuando solo quedaba el cadáver del depredador.

Una explosión cayó sobre ambos muchachos tirándolos a los lados. Sakura empezó a toser por el humo e intentó despejar el humo con la mano.

—¿¡Seguís vivos!?—preguntó el capitán Kakashi alzando la voz al no saber dónde se encontraban sus muchachos.

—¡Sí!— respondió Naruto que había sido desplazado por la onda. Soltó un quejido de dolor, puesto que se le había quemado una parte de la pierna.

—¡Sí!— contestó Sakura mientras se vendaba el brazo, había impactado contra una roca puntiaguda y se había desgarrado un poco, aunque podía continuar sin problemas gracias a las medicina que Tsunade le había dado.

Los tres fueron caminando los unos hacia los otros hasta que al final se encontraron. El capitán Kakashi no parecía haber sufrido ningún daño grave, aunque tenía la ropa llena de barro.

—¿Tienes algo para mí, Sakura?—le preguntó Naruto al enseñarle la herida.

Sakura empezó a buscar en su bolsa hasta que encontró una crema especial para las quemadura, ¡bendita fuera Tsunade!

—Aquí tienes, te lo tienes que echar de forma abundante por toda la quemadura y luego vendarlo—le explicó la muchacha tendiéndole el bote, aunque al ver la cara de incomprensión de Naruto, resopló y se acercó a él para administrárselo ella— no te muevas.

Aquella era una de las cosas que Sakura había aprendido durante su entrenamiento con Tsunade. La práctica de actividades médicas era lo que la pirata le había enseñado; había aprendido a identificar plantas medicinales, diagnosticar enfermedades (sobre todo las más comunes), aplicar tratamientos y vendar y suturar adecuadamente. Al principio Sakura había estado un poco reacia a hacerlo, puesto que algunas veces podía ser realmente desagradable, pero con el tiempo se había acostumbrado, aunque había cosas que se sentía incapaz de hacer. Odiaba tener que coser a la gente.

Cuando terminó de untarle la pomada, le hizo un vendaje asegurándoselo con hielo para que no se le desatara bajo ninguna circunstancia.

—Esto es provisional, en cuanto lleguemos al barco le tienes que decir a Tsunade que te lo vea— le informó Sakura al terminar— el hielo que le he puesto a las vendas te aliviara el quemazón.

—¡Gracias Sakura, eres la mejor!—exclamó Naruto con una amplia sonrisa que la pirata no tardó en corresponder.

—Yo no necesito nada, continuemos—les dijo el capitán Kakashi y ambos asintieron.

De repente una nueva explosión estalló al lado suya y sin perder el tiempo, los tres empezaron a correr hacia el centro de la isla Roja, que no tenía que estar muy lejos de donde ellos se encontraban.

—¡¿De dónde salen las bombas!?— preguntó Sakura entre gritos mientras corría a toda velocidad.

—¡Están cayendo del cielo!—le respondió el capitán Kakashi—¡son intentos fallidos de darle al equipo de Sai, Iruka y Kurenai!

—¡A este paso vamos a ser barbacoa de bestias!—exclamó Naruto que trataba de soportar el dolor de la quemadura al sobreesforzarse en correr.

—¡Calla y corre!—le gritó Sakura evitando otra explosión.

Pelear contra la maleza tropical de la isla era horrible, pues cada vez los árboles eran más grandes y las ramas se escondían de manera traicionera a la espera de que algún visitante apresurado se enredara entre ellas. Naruto se lió en una liana que había aparecido en su camino pero Sakura, que iba detrás de él, la cortó para dejarlo en libertad. Cada vez las explosiones eran más fuertes y la onda expansiva los tiraba contra el suelo, produciéndoles magulladuras por todo el cuerpo y que la ropa se les rompiese. Nuevamente, las bestias salieron a su paso, asustadas por las bombas que caían sobre sus guaridas y atacándolos, como si ellos fueran los causantes de aquello; sin embargo, esta vez se limitaron a inmovilizarlos o a esquivarlos, puesto que las explosiones se producían con más frecuencia y durante la batalla una de ellas podía estallar justo donde ellos se encontraban.

Continuaron corriendo hasta donde parecía ser el centro de la isla, aunque allí solo había árboles, no se veía ninguna laguna.

—¿Seguro que es aquí?—preguntó Sakura caminando por la periferia para ver si podía vislumbrar el lago.

—Según el mapa estamos justo en sitio indicado—afirmó el capitán Kakashi un tanto desconcertado, puesto que no esperaba aquel contratiempo.

—Pues aquí no hay nada—contestó Naruto irritado— al menos podemos recoger provisiones.

Sakura siguió buscando entre la maleza.

—Estos frutos no son comestibles,—replicó Sakura acordándose del libro de plantas que Tsunade le había hecho leer— tenemos que… ¡Ahh!

De repente, el suelo se había hundido a su paso y empezó a caer rodando sobre la tierra y las plantas, provocando algunos golpes en su cuerpo, hasta que llego a un sitio plano y paró.

—¡Sakura!—gritó la voz de Naruto.

—¡Sakura!—gritó esta vez el capitán Kakashi.

Sakura tosió y trató de incorporarse, aunque estaba dolida por la caída. Estaba llena de tierra, hojas y sangre. Aunque los golpes no eran significativos, pese a ser bastante aparatosos. Tosió un poco y se frotó el cuerpo con las manos por todos lados para quitarse la suciedad. Hizo una mueca al ver que la ropa estaba totalmente destrozada, aunque podía hacerle un apaño para que le sirviese al menos hasta que llegaran al barco.

Fue entonces cuando se dijo cuenta del burbujeo que se escuchaba cerca de ella. Alzó su mirada y su cara se tiñó de sorpresa y alegría al ver que la laguna se encontraba allí. Se levantó y observó que, efectivamente, parecía un paraíso en miniatura. El color azul intenso del agua la atrajo como aun imán. La hierba que crecía alrededor era de un color verde esmeralda e increíblemente suave al tacto. Las flores estaban salpicadas por todos los colores y las había de todas las formas posibles. Sakura caminó hacia la laguna y hundió una mano en el agua cristalina, estaba a una temperatura ideal. Luego levantó la cabeza para ver cómo había caído y por qué no había podido encontrar aquel lugar. La respuesta llegó rápidamente, sorprendiéndola. Los propios árboles habían creado una malla sólida con sus lianas y ramas, haciéndolo parecer suelo. Se enredaban de una manera caóticamente perfecta, dándole la consistencia y fuerza suficiente como para soportar cualquier peso.

Bajó su mirada y se encaminó al lugar por el que había caído y se sorprendió. La pendiente era tremenda y se alegraba el no haber sufrido daños mayores. Podría haberse abierto la cabeza con demasiada facilidad.

—¡Sakura!

—¡Sakura!

Sakura volvió a levantar la cabeza para identificar dónde se encontraban Naruto y el capitán Kakashi. Si su sentido del oído era correcto, ellos debían estar prácticamente encima suyo. Emocionada, fue a avisarles, pero una voz la interrumpió súbitamente.

—Yo de ti no lo haría.

Sakura se giró con brusquedad al escucharla. Era la voz de un hombre, pero no vio a su dueño.

—¿Quién eres?—le preguntó Sakura frunciendo el ceño, aquello la hacía sentir insegura, aquel sujeto podría ser el de las explosiones, y entonces estaría muerta.

—Dicen que la propia isla es la que decide quien puede contemplar este maravilloso lugar—comentó con un tono aterciopelado y suave.

Y por fin salió a la luz, dejando a Sakura casi sin palabras. Decir que era guapo se quedaba bastante corto. Era de una belleza hipnótica. Su pelo era rojo como el fuego y sus ojos de color miel. Su piel era pálida y no tenía ninguna imperfección. Al lado de ella, sucia y zarrapastrosa, él se alzaba como una especie de dios de la juventud, insólitamente perfecto.

Ella seguía sin habla, ¿sería habitante de la isla Roja? Lo único de ropa que podía ver era una túnica negra con nubes rojas y unas sandalias. Podría ser posible.

—Debes ser muy especial para que hayas sido elegida— siguió hablando el chico bordeando la laguna pasando la mano por las hojas de los árboles,— nadie suele ser merecedor de admirar este pequeño paraíso.

Se acercó a ella analizándola y Sakura se sintió intimidada ante la mirada de él. No era justo, tenía que aparecer el guapo de la obra justo cuando ella tenía el peor aspecto posible. Maldita era su suerte.

—¿Has probado el agua? Cura todos los males, no creo que te venga mal—comentó tras darle el repaso a la pirata.

Sakura se acercó a la laguna con cautela, sin perder de vista al misterioso muchacho y se sumergió en las aguas, que la envolvieron en un refrescante abrazo. Soltó un suspiro de alivio al sentir una sensación de rejuvenecimiento y renovación. Cerró los ojos disfrutando. Jamás había experimentado una sensación como aquella, se sentía tan… viva.

—Es increíble—comentó el muchacho al contemplar como el agua se sintonizaba con Sakura en perfecta armonía. Parecía como si la laguna tuviera algún tipo de sentimiento maternal y quisiera borrar cualquier herida o rastro de tierra.

Entonces, se escuchó el estallido de una explosión que ocasionó un leve temblor en la tierra y que Sakura se sobresaltara asustada, deshaciéndose de cualquier ensoñación posible.

—Tss— masculló el pelirrojo alzando la cabeza irritado—estúpido Deidara.

Sakura regresó a la realidad y se apresuró a salir del agua para encarar al misterioso desconocido.

—¿Quién eres?—repitió Sakura con brusquedad.

—Mi compañero afirma que el verdadero arte se halla en la belleza efímera, aquella que solo dura un instante— le dijo sin hacer caso a su pregunta mientras recogía una flor roja y se la entregaba— sin embargo, yo creo que el verdadero arte es aquel que dura toda la eternidad, aquel que sobrevive al paso de los años y sigue siendo tan bello como el primero.

Sakura aceptó la flor con vacilación.

—No me has respondido—replicó ella con el ceño fruncido y él esbozó una sonrisa encantadora.

—Tampoco la bella dama se ha presentado—contraatacó acercándose a ella.

—Yo he preguntado primero—alegó Sakura para no entrar en la encrucijada que sería revelar su identidad, aunque el apellido Haruno había caído en el olvido para ella.

—Mi nombre es Sasori— se presentó haciendo una elegante reverencia y la miró de forma significativa.

—Yo soy Sakura—respondió ella de igual forma.

—Curioso—comentó volviéndola a analizar con la mirada—tienes pinta de pirata, pero tus modales son los de una verdadera dama, ¿serás lo primero o lo segundo?

Sakura trató de controlar el nerviosismo y miró un instante hacia arriba. Tenía que gritar para avisar a su capitán y a Naruto de que estaba allí con un sujeto cuyo nivel de peligro crecía por segundos.

—No grites, no te servirá de nada— le indicó Sasori con una sonrisa burlona— como te he dicho anteriormente, a este lugar no puede entrar cualquiera.

—No pensaba gritar—mintió Sakura tratando de parecer natural.

—Bien, sabía que eras lista, se nota en tus ojos, preciosos por cierto—contestó el pelirrojo haciendo que ella se ruborizara— supongo que solo la verdadera belleza puede apreciar la belleza que se esconde en este lugar, tal vez ese sea el misterio.

Sakura se sonrojó más y se recriminó mentalmente por ello. No debería actuar como una niña, pero le agradaba que aquel apuesto chico le dijera que era una verdadera belleza. Cuando se lo contara a Ino no se lo creería.

—Por ello te voy a proponer un trato—y su voz adquirió un tono más serio y peligroso que hizo que Sakura se tensara—sé que eres una pirata de la Onix Sheet y mi deber es matarte; sin embargo, creo que hacerlo sería imperdonable, nunca había visto este lugar tan vivo y es gracias a ti, por lo que te propongo lo siguiente: ven conmigo, deja a esa tripulación de piratas que tienen sus días contados y únete a La Marina, pasarás a vivir como una auténtica princesa y tu belleza deslumbrará a todo aquel que te contemple.

Sakura no pudo evitar soltar una carcajada irónica. Le proponía una vida de princesa cuando hacía años que había escapado de las reales garras de la nobleza. ¿Traicionar a su familia por una vida de lujos absolutamente sosa y aburrida? Jamás.

—Lamento declinar tu oferta, pero ese estilo de vida no para mi—respondió sonriendo educadamente.

—Un auténtica pena, me entristecen tus palabras—sacudió la cabeza como si de verdad lo sintiese, pero su mirada cambió y un aura de peligro lo rodeó—en ese caso lo correcto será presentarme de nuevo: soy Sasori Akasuna, teniente de Bloody Dawn de La Marina.

—Sakura Senju, pirata de la tripulación Onix Sheet—le respondió Sakura, no pensaba morir aquel día.

Varios niveles por debajo de ellos, cuatro personas corrían por el laberinto subterráneo apresuradamente.

—Han venido a por nosotros— afirmó la mujer con seriedad.

—Parece que matar al infeliz de Orochimaru al final ha traído consecuencias— dijo una voz masculina con frialdad y arrogancia. Sus ojos negros brillaron con un destello rojizo mientras el fuego que emanaba de su cuerpo iluminaba su oscuro camino. Si querían jugar que vinieran si se atrevían a hacerlo.


¡Y hasta aquí ha llegado el capítulo! Como habréis comprobado estoy siguiendo un poco Naruto Shippuden adaptándolo a esto, como el poner los nombres de las tripulaciones, como ya sabréis Akatsuki significa amanecer, por ello le he puesto ese nombre. Sé que Sasuke no ha aparecido apenas, pero no os preocupéis, solo es el principio. Ahora, se avecina la batalla entre Sakura y Sasori, la huída de Sasuke y su tripulación y el ataque de Deidara a nuestros queridos piratas. ¿Vencerá Sakura a Sasori? ¿Veremos enfrentamiento entre Sasuke y Deidara? ¿Saldrán todos sanos y salvos de esta?

¡Todo eso y mucho más en el próximo capítulo de Pairētsu no ai!

Reviews? :)