Disclaimer: nada me pertenece, excepto ideas. El resto, le pertenece a JK Rowling.


Severus Snape, estaba al final de un largo pasillo. Sus compañeros de trabajo, estaban a lo lejos, discutiendo nuevas teorías sobre las políticas implementadas en aquel momento. Era 1987, la época "dorada" del capitalismo. La evolución iba cada vez más y más lento. Las mentes de los más productivos pensadores, se veían empañadas por el desastre que representaba la guerra fría y el amor por el poder.

- ¿Sigues aquí parado, Severus?- preguntó su compañero de delegación. Sirius Black, era un hombre bastante enigmático y algunas veces, un poco brusco. Severus no dijo y miró su largo cigarro que según él, era light. A su prometida, no le gustaba que fumara, sin embargo, Sirius era un hombre al cuál no se le podía convencer de casi nada.

- Me quedaré aquí, hasta que la conferencia de inicio- acervó, con mucha calma. Sirius no dijo nada y ladeó la cabeza para mirar a Remus Lupin, su compañero de guardias nocturnas. Sonreía, mientras pedía indicaciones.

- Míralo, siempre tan amable. Un ejemplo de lo que la policía moderna debería ser; pero que no llegará a ser ni en un millón de años.

- Yo siempre trato con respeto a mis clientes- mencionó Snape con el entrecejo fruncido. Sirius, hizo una mueca de desdén y sonrió a medias.

- Sí, por eso tú eres de la antigua policía.

La conferencia daba inicio muy pronto. Severus, acomodó su largo saco negro de gabardina y miró hacia el frente. El tema a discutir, una ola de crímenes procreada por un traficante que se había fugado de Escocia. Fuentes fidedignas, anunciaban que estaba oculto en las oscuras calles de Inglaterra. Sin decir algo más, la rueda de prensa dio inicio, con las luces centelleantes y los micrófonos encendidos para dar tribuna.

- Entonces...- susurró Sirius con disimulo- respondemos un par de cosas, decimos algunas otras y nos largamos.

- Ten decencia- le criticó Snape- el micrófono está encendido.

- Amigo, tengo que ver a mi prometida esta noche. Le prometí que cenaría con ella y esta vez, no puedo defraudarla.

Una periodista, se levantó y miró a los tres hombres. Era del New york Times, con sede en Londres. Alzó la mano para pedir un permiso y ofrecer su pregunta inicial. Severus, se lo concedió. Él la respondería.

- ¿Es cierto, que sus esfuerzos por encontrar al culpable, han sido en vano?

- No han sido totalmente en vano- mencionó Snape con cierta zozobra. La policía escocesa, bien pudo colaborar, pero no lo hicieron- Hemos avanzado mucho, en lo que respeta a la captura de este hombre. Ya tenemos su ubicación y trabajamos en eso.

- ¿Qué le dirán a la nerviosa población Inglesa?- preguntó otro hombre y Sirius, hizo un gesto de desdén.

- Que mantengan la calma. Y si alguien tiene alguna pista de este hombre- colocó una fotografía sobre la mesa, que enseguida fue enfocada por las cámaras- llamen a las autoridades pertinentes.

- ¿Es cierto, que el gobierno escocés, niega la participación en su huída?

- Entendemos, que es un rebelde que busca la "igualdad" social en su país. Quizá está armado con una red de inteligencia y un par de armas- mencionó Remus con mucha calma- debemos actuar con mucha cautela.

- ¿Qué sucederá entonces?- preguntó otra mujer y Snape, le miró fijamente.

- Mantendremos acordonadas las fronteras y las zonas de dudosa seguridad. El asesino tiene carácter de altamente peligroso y será extraditado en cuanto sea encarcelado. Buenas tardes.

Severus se apartó del grupo y se detuvo en una esquina del salón, para respirar. Se le agotaban las ideas y, tenían que encontrar a ese misterioso hombre, que se escurría como una cucaracha y era muy difícil de aplastar. Mientras meditaba, escuchó gemidos y llantos, al final del pasillo. Se dio la vuelta para mirar y observó a una mujer, que era retenida por varios guardias de seguridad de ese país.

- ¡Por favor, necesito ayuda! ¡Por favor...!- sollozaba, mientras los hombres forcejeaban con ella. Severus, la observó con detalle.

- ¡Ya le hemos dicho, que no puede entrar en un lugar así sin permiso! ¡Es un área restringida!

- Por favor... ¡Se han llevado a mi pequeña hija...! ¡Por favor...!

Severus bajó unas pequeñas escaleras en el escenario y caminó hacia los guardias que sostenían a Hermione y pensaban arrastrarla fuera de aquel lugar. Bien, allí estaban concentrados la mayoría de los investigadores. Por su acento, ella no era inglesa solamente. Raíces escocesas en su voz.

- Así, no se trata a una mujer- mencionó Snape y un policía soltó un gruñido.

- Eso, no le compete a usted...

- ¡Por favor...! ¡Necesito ayuda...!- sollozaba y su maquillaje, corría por su rostro, que parecía tan níveo- ¡Me han amenazado de muerte a mí y a mi hija si no...!

- ¡He dicho que la suelten ya!- espetó Snape y los policías la soltaron con violencia. Aquella joven trastabilló y Severus, sostuvo su brazo con mucho cuidado.

- ¿Se encuentra bien? ¿Cuál es el asunto que...?

- Me han dejado una amenaza. Tengo solo tres días o matarán a mi hija y luego...- dijo y perdió el valor para continuar- me matarán a mí.