Declaimer: Naruto NO me pertenece, es de Kishimoto.

Fecha de edición: 21/07/2019

PenName: xSouh

Burakkurōzu

00: El inicio

...17 de Enero...

El clima de la mañana, cuando el sol aún no salía indicaba que el invierno estaba en su máximo esplendor, las pocas personas que transitaban por las calles iban con gruesos abrigos, bufandas y botas para resguardarse, Sakura Haruno apenas era una niña y eso era algo que ella sabía de sobra, su clan no era muy conocido, ya ni siquiera podía llamarse un clan. Tan solo compuesto por sus padres y su hermano; la familia Haruno había sobrevivido varias generaciones con pocos integrantes aunque siempre le daban a la aldea ninjas anbu.

Sakura era la hija menor de Daiji y Takimi Haruno, una niña de 7 años de edad con un extraño cabello color rosado y unos enormes ojos verdes. Sakura no conocía a nadie mas con ese color de cabello, ni siquiera el de su madre que era un poco más oscuro casi llegando a un rojo pálido.

Abrió la ventana de la sala de estar para regar las macetas de flores que estaban ahí mientras una señora mayor que vivía al lado la saludaba con un exagerado movimiento de manos, ella le devolvió el saludo con una sonrisa, la señora Kabeki siempre era así.

Una vez que terminó con su primera tarea de la mañana se acercó a la nevera para buscar algo para almorzar, ese día no tenía ganas de ir al mercado, a Sakura no le gustaba mucho salir de casa, incluso había pedido a sus padres posponer ese año en la academia, ella se divertía más leyendo los libros que su madre tenía en casa, sobretodo los de ninjutso médico.

Los otros niños no le caían bien, todos parecían tan amigables entre ellos, se conocían de toda la vida y parecía que no dejaban que nadie nuevo se juntara con ellos, ella misma había visto una vez como trataban a uno de los niños, incluso tirándole piedras.

Siguió con su día como normalmente lo hacía, leyó un poco y después comenzó a estirar para practicar su puntería con kunais que sus padres habían dejado en caso. Todo iba como un día normal hasta que un ninja había tocado la puerta, llevaba una máscara como la que usaban sus padres y hermano, ella ya la había visto anteriormente.

No se había quedado mucho tiempo, tan solo lo necesario para decirle que su familia completa había muerto. Que estaba sola en el mundo.

Sakura había sido una niña muy madura para su edad, después de que el ninja se despidió había llorado todo el día gritándole a la almohada. Ella quería ser ninja, entendía la muerte y sabía que hacer en caso que eso pasara, pero eso no cambiaba el hecho de que una niña de siete años se había quedado sin familia.

El acto de sepultura había sido privado, se había puesto un vestido negro que solo guardaba para las ocasiones elegantes a juego con un sombrero que aún le quedaba grande porque había pertenecido a su madre.

Buscó en el cajón de emergencia, así lo había llamado su padre cuando le explicó que ahí estaban los ahorros de la familia para cualquier cosa, no era mucho, podría vivir fácilmente un año con él, también estaban sus papeles personales y otras cosas.

Si acudía a la academia tardaría varios años en graduarse y poder empezar a ganar por sus misiones. En una aldea tan prospera nadie contrataba niños para trabajar y mucho menos los que ni siquiera iban a la academia. Ella siempre había sido muy inteligente y esperaba algún día ser un ninja medico como su madre y la legendaria Tsunade Senju, había leído bastante del tema.

Le había llevado 3 días en pesar lo que para ella sería el mejor plan: irse de la aldea, podría vivir en otro país o aldea, un lugar donde sus ingresos no fueran principalmente de los ninjas y donde le fuera más fácil conseguir empleo.

Irse de la aldea tampoco era algo que fuera fácil para una niña de su edad, le había mentido a la trabajadora social que la había ido a visitar días después, los nervios se le notaban en la cara y sus manos temblaban cuando le había dicho que se iba a ir a vivir con unos tíos al país de arroz.

Le había creído, o al menos la mujer había tenido la suficiente indiferencia como para no querer otra carga más en los orfanatos de la aldea, después de la tragedia del kyuubi pocos años atrás, aún cargaban con todos los niños que habían perdidos a sus padres.

Cuando le dijo que sus tíos no podían ir por ella creyó que su mentira se derrumbaría pero no le costó mucho volverla a convencer, el pasaje hasta el país de té no era barato, le había dicho la señora, pero cuando le dijo que quería vender su casa las cosas parecieron ir más fácil.

Incluso la ayudó con los tramites que se hicieron más rápido de lo que ella esperaba, el dinero que le había dado era una suma mucho menor al valor de su casa pero en ese momento no le importó. Sakura pensaba que la iban a llevar a una entrevista con el hokage o hacerle un interrogatorio, pero la trabajadora social le dijo que en esos momentos el tercer kage estaba muy ocupado para atender ese asunto. Ella no preguntó más.

Había sacado lo necesario para viajar ligera: un par de mudas de ropa, agua, comida, un botiquín de primeros auxilios, un mapa y sus 3 libros favoritos. A sus 7 años eso ya era una carga bastante grande para ella.

Salió por una de las grandes puertas de la aldea, cuando el sol aún no salía, a pesar de eso había mucho movimiento en las calles, ninjas se movían de un lado a otro en un pequeño caos mientras los civiles solo cuchicheaban entre ellos. Palabras como Uchiha, Heredero, y Muertos, las escucho bastante antes de salir. Su mentira no había sido del todo incierta, si se dirigía al país de té. Revisó el mapa, nunca había salido de la aldea así que aquello no iba a ser fácil, se dijo que se mantendría por los caminos más transitados, espera no ser atacada por un matón, saber lanzar kunais no la iba a salvar de ellos.

Cerca del mediodía se detuvo en una posada de un pueblo pequeño para comer antes de seguir su camino, cuando llego la hora de dormir fue consciente que no podía pagar por una habitación en un hostal, si hacía eso su dinero no le serviría para más de un año a pesar de haber vendido su casa. Suspiró y se adentró en el bosque, lo suficiente para que las copas de los arboles cubrieran y el pasto fuera denso.

Quería encender la linterna que venía en su botiquín, los sonidos de los animales que vivían en el bosque era algo que podía dar miedo cuando el sol se metía, se regañó por tales pensamientos y siguió caminando, buscando un lugar para dormir.

Sus pasos la llevaron hasta una cueva, no fue difícil de encontrarla, en esa parte del bosque la luz de la luna llena alumbraba el sendero. Se quitó la mochila de los hombros y entró con pasos inseguros esperando que no estuviera ocupada por un oso u otro animal. Sabía que Konoha no estaba lo suficientemente lejos, un ninja podría recorrer esa distancia en un par de horas como para descansar antes de llegar a casa, también estaba lo bastante cerca como para que hubiera patrullas regulares y ninjas enemigos se quisieran mantener más alejados.

Abrió los cierres de su equipaje cuando escuchó un sonido a un par de metros de distancia, sus piernas se sintieron como un flan mientras su mano temblorosa tomaba un kunai que llevaba guardado entre la ropa, estaba en posición de defensa aunque en sus ojos solo hubiera miedo.

─¿Quién esta ahí? Muéstrate. Estoy armada. ─ordenó, esperando que su voz hubiera sido capaz de espantar a quien quiera que quisiera atacarla.

Nadie respondió.

Sakura no sabía si agradecía aquello o no, pensó en que a la mejor fue su imaginación quien le estaba jugando una pasada. Aún así en esa ocasión si buscó entre sus cosas su linterna.

Un sonido hueco se escuchó en toda la cueva al caerse mientras la pelirosa se llevaba las manos a la boca para evitar que saliera un grito desde sus pulmones, ahí, frente a ella estaba un hombre muerto.

¡Había un hombre muerto!

Con las rodillas temblando se agachó para recoger de nuevo la linterna, apuntando de nuevo a la persona muerta, cuando hizo un pequeño movimiento Sakura también brincó del susto.

¡No estaba muerto! ¡Por kamisama, no estaba muerto!

Se acercó a pasos pequeños, había una gran mancha de sangre en el suelo en la parte de su hombro, otra cosa que le sorprendió fue que no era un adulto. Sakura no podía calcular su edad en ese estado, pero seguro no pasaba de los 15 años.

─¿Estas bien? ─ la pregunta había sido tonta, pero quería asegurarse de que el hombre no se fuera a levantar de la nada y la matara.

Cuando no le contestó volvió a su mochila y sacó el maletín de primeros auxilios. Concéntrate Sakura. Se había gritado mentalmente, ella leyó sobre que hacer en esos casos, ella podía hacerlo. Volteó el cuerpo para dejarlo boca arriba, dejándole ver su cara, aún en medio de la oscuridad y solo con la luz de la linterna Sakura podía decir que la tez de aquella persona era sumamente blanca. Comenzó a desinfectar la herida, haciendo que el hombre soltara quejidos.

La herida era un corte limpio, si hubiera tenido un entrenamiento más riguroso, tal vez en un par de años, ella hubiera podido cerrar esa herida con chakra, pero no tenía ni uno ni el otro. Buscó entre sus pertenencias una aguja, la tomó con mucho cuidado y cuando la metió en la piel por primera vez casi se desmaya al ver al hombre verla con unos ojos rojos brillantes que no duraron más de 1 segundo antes de que volviera a caer en la inconsciencia. Quería salir corriendo de ese lugar, volver al camino principal y rentar una habitación en un hostal, quería llorar y que sus padres vinieran por ella, ¡No era justo todo aquello! Se limpió las lágrimas y comenzó a cerrar las capas de piel dañada

Cuando terminó, inspeccionó el resto del cuerpo para ver si no tenía alguna otra herida, ninguna de gran importancia como la del hombro, aunque bastante menores que estarían bien e días, estaba cansada y a punto de irse a dormir cuando notó los dos puntos rojos en su tobillo derecho. Siempre tienes que tener antídoto para el veneno de serpientes, Sakura-chan.

Las palabras de su madre resonaron en su mente, en su mochila solo traía dos frascos de antídoto, lo suficiente para un adulto, lloriqueó mentalmente por perder sus municiones mientras le aplicaba el contenido. ¡Con lo difícil que era conseguir las plantas necesarias para hacerlo!

Cuando terminó, cayó rendida en el suelo, ni siquiera se había preocupado en sacar su bolsa de dormir, su día había sido pesado caminando desde muy temprano, sumado a todas las emociones de la noche.

Sus ojos se sentían pesados pero la luz de la mañana que lograba entrar a la cueva le molestaba como para seguir durmiendo, su cuerpo se sentía tibio y había una tela suave que la cubría, aunque su cama no se sentía esponjocita esa mañana, ella quería seguir soñando, pero todos los recuerdos del día anterior llegaron a ella como un golpe de agua fría que hizo que se levantara de un salto.

─Aún es muy temprano, puedes seguir durmiendo─ la voz desconocida venía de un sujeto que estaba sentado frente a ella, era claramente un hombre a pesar de tener el cabello tan largo y brillante, Sakura pensó que si no hubiera tenido esas marcas bajo sus ojos muchas personas hubieran pensando que podría ser mujer. Y una muy bella.

─¿Quién eres? ─ preguntó a la defensiva buscando un kunai entre su ropa pero no encontró nada.

─Me presentaré como agradecimiento por haber salvado mi vida ─ las palabras salían de su boca de forma tranquila, sus movimientos eran ligeros, no parecía alguien listo para atacar, pero algo le decía a Sakura en su cabeza que ese hombre podría matarla antes de que ella siquiera pensara en que lo haría. ─Mi nombre es Uchiha Itachi.

Ambos se quedaron observando al otro, esperando las reacciones.

─Por eso tus ojos se volvieron rojos ayer ─ Sakura, como todos en Konoha sabían acerca del Clan Uchiha, eran uno de los clanes nobles del país del fuego y no dudaba que el de mayor importancia en la actualidad, además de ser poseedores de uno de los dojutsus más fuertes.

─Sharingan ─ esa fue la única palabra que salió de la boca del pelinegro, sus ojos se volvieron rojos con el centro negro en una extraña forma que Sakura no supo identificar del todo.

La curiosidad de la niña era muy grande, Itachi notó, la mayoría de sus enemigos salían corriendo tan solo ver sus ojos. Pero ella lo había salvado, de una u otra manera se las había arreglado para completar su tarea en Konoha y salir victorioso de ello, el corte en su hombro no había sido mucho a pesar de la profundidad, no era nada grave hasta que se encontró con las malditas serpientes de Orochimaru y apenas había logrado escapar.

─Mi nombre es Sakura Haruno ─ se presentó al fin la niña cuando sus ojos volvieron a ser negros.

─Gracias por salvarme, Sakura. ─Sonrió el Uchiha, no es que sin ella hubiera muerto, en anbu se había sometido a muchos venenos para crear resistencia a ellos, pero con el estado de su cuerpo mínimo tres días hubiera estado inconsciente. ─estas muy lejos de Konoha, seguro tus padres deben de estar preocupados.

─Yo no voy a Konoha, Itachi-san. ─la tristeza se había reflejado tanto en su cara como en voz al escuchar aquella frase ─ ahora mismo voy a la aldea del té.

─¿La aldea del té? En estos momentos ese lugar esta lleno de problemas internos, prácticamente en bancarrota, el mejor sitio para vivir es Konoha.

─Yo ya no tengo nada en Konoha para volver. ¿Y tu? ¿Vas para Konoha?

─A diferencia de lo que me dices, yo si tengo muchas cosas por las que volver a Konoha, pero en estos momentos no puedo. ─Su voz también había sonado triste, notó Sakura mientras los pensamientos de Itachi volaban a su pequeño hermano menor.

─¿Y a dónde vas tu?

─Lejos, tal vez entrene en un pueblo lejano, no tengo un objetivo fijo por ahora.

─Tu... crees que yo te... ¿pudiera acompañar? ─preguntó la menor, regañándose a sí misma por sentir sus mejillas calientes.

Itachi no respondió durante los primeros segundos, tal solo se le quedó viendo. Era bastante pequeña, seguro le llegaba solo arriba de la cadera y no parecía estar muy lejos de la edad de Sasuke. Su cara aún era regordeta y sus ojos bastante grandes como era normal en los niños. Lo más sensato hubiera sido decirle que no, que no quería cuidar una niña pequeña.

─...Se cocinar, y lavar trastes y ropa... ─ exclamó al sentirse observada y no recibir respuesta.

El Uchiha aún no entendía como se había dejado convencer, pero había algo en esa pequeña, quizá solo le recordaba a Sasuke, o era el hecho que se sentía en deuda por haberle ayudado, solo por eso ahora se encontraba viajando a una velocidad mucho menor a la que acostumbraba.

Fueron dos días mas de viaje cuando por fin llegaron hasta un gran árbol con un enorme tronco, Sakura volteó a los lados preguntándose porqué habían parado hasta que vio a Itachi haciendo varios sellos con sus manos y en el tronco aparecía una entrada. Ella lo siguió por un pasillo de paredes de tierra, caminaron unos diez metros hasta toparse con una puerta.

Lo que había dentro era algo que Sakura no se había esperado, el lugar era una estancia gigante, no tenía ventanas pero estaba iluminada suficientes focos para no sentirse dentro de un calabozo gigante. Había varios sillones acomodados frente a estantes de libros, una mesa con varias sillas y una puerta que daba a una cocina. Del otro lado había un pasillo, Sakura siguió a Itachi y entraron a la segunda puerta.

─Puedes quedarte aquí ─Lo que había dentro era sorprendente, la habitación era mucho más grande que en la que ella había vivido toda su vida, en la cama hubiera podido dormir su familia completa y el espejo de la habitación era enorme. En todos lados encontraba el emblema que estaba en la espalda de Itachi y todo era demasiado lujoso para lo que Sakura estaba acostumbrada.

─¿Esta también es tu casa? ─ pregúnto impresionada.

─La construyó la familia de mi madre hace muchos años, esta era su habitación.