Tal vez había perdido la noción del tiempo y odiarse por haber perdido a Castiel había sido demasiado para Dean, porque cuando se dio al vuelta para bajar de la parte más alta del castillo, Merlin y Sam le estaban esperando.

"¿Qué hacéis aquí?" Dijo con un tono menos amistoso de lo que los otros dos hubieran esperado. Sam y Merlin lo miraron en silencio, Dean bajó la mirada y respiró con fuerza, tratando de relajar el mal humor que había ido creciendo en su interior. "Lo siento, creo que he pasado demasiado rato aquí solo pensando."

"Si, te has pasado casi tres horas sin dar señales de vida, me empezaba a preocupar." Dijo su hermano acercándose a él y poniendo una mano sobre su hombro. "Hemos salido delante de cosas peores y sacaremos a Castiel de esta."

"No se, hermanito, tengo un malo presentimiento."

"Vamos Dean, yo soy el de los malos presentimientos, el de las visiones, el que tiene relaciones con demonios."

"¿Cómo?"

Los dos hermanos se volvieron y miraron a Merlin, definitivamente aquello era demasiado para el muchacho.

"Te lo explicaremos cuando todo esto haya terminado." Le contestó Sam con una sonrisa algo forzada en los labios. "No eres el único que esconde un gran secreto, pero ahora mismo tenemos que rescatar a nuestro amigo." Mirando de reojo a su hermano, se dio cuenta que Dean se había puesto tenso al escucharle hablar de los problemas de Castiel, pero no dijo nada al respecto.

Se hacía una idea por lo que estaba pasando su hermano. No era la primera vez que había dado por desaparecido a su hermano a manos de una criatura y aunque nunca le había dicho nada, tampoco era la primera vez que llegaba a pensar que no daría con él. Perder la esperanza no era uno de los mayores defectos de un Winchester, pero todos tenían malos momentos y sin duda, haber perdido al hombre al que quería a manos de unos demonios, sin imaginar lo que querían hacer con él, era más de lo que podía soportar Dean.

"Claro, haré todo lo que pueda para ayudaros. Además en varios de los libros de magia que Gaius oculta en casa creo que he encontrado algo que nos podría servir para saber donde lo tienen."

Dean dio por fin un paso hacia ellos.

"Dilo y lo haremos." Dijo con decisión. No podía quitarse de la cabeza aquellos ojos azules del ángel; Castiel confiaba en él para que lo salvara, siempre lo había hecho, había puesto su vida en manos del cazador tantas veces que Dean ya no las recordaba todas.

Se había enfrentado a sus hermanos en el cielo, a demonios por salvarles y ahora se había dejado atrapar por una banda de demonios solo por permitir que Arthur salvara la vida. Cuando estuvieran juntos otra vez, tendrían una charla sobre sacrificarse. Dean sonrió para si mismo al pensar en Castiel como un Winchester más, capaz de sacrificar su vida porque otros estuvieran a salvo. Sin embargo, un escalofrío recorrió su cuerpo, pensando precisamente eso, que Castiel podría ya estar muerto, que esos demonios podrían haberlo matado ya; intentó apartar de su mente las imágenes en las que le torturaban como solo los ángeles sabían hacer y volvió a centrar su atención en Merlin.

"Voy a necesitar un poco de sangre de uno de vosotros. ¿Quién está más unido a Castiel?"

Sam se hizo a un lado y dejó a la vista a su hermano. No había dudas sobre esa pregunta, pese a que Castiel también era su amigo, su relación no tenía nada que ver con la que tenía con su hermano. Tal vez ninguno de los dos quisiera decirlo en voz alta, quizá ambos tuvieran miedo de expresar sus sentimientos hacia el otro, pero era tan claro lo que había entre ellos que Sam no comprendía como podían no verlo.

"Supongo que ese seré yo." Dean dio un paso adelante. "¿Qué es lo que tengo que hacer?"

"Necesito tu sangre para hacer un pequeño conjuro, es muy fácil de llevar a cabo, pero conlleva alguna consecuencia."

"Por eso precisamente es por lo que la magia no me gusta." Dijo Dean volviéndose hacia su hermano. "Cuando somos nosotros los que hacemos las cosas, llegamos, investigamos y matamos al bicho, fin de la historia. Pero con la magia siempre hay consecuencias."

"Dean, se trata de Cass."

"Lo se Sammy, precisamente por eso, voy a hacerlo, porque quiero traerlo de vuelta y pedirle perdón por lo que está pasando. Vamos, dime cuales son esas consecuencias."

Merlin se sentía bastante cohibido con aquel hombre, no es que Dean fuera exactamente agresivo con él, como tal, pero había algo que le hacía diferente, que le daba una fuerza interna que el muchacho no había visto nunca. Después de haber visto dragones, hadas, brujas de todo tipo y criaturas tan dispares que nadie le creería, se dio cuenta que la fuerza de Dean superaba a la de cualquiera de esas criaturas. Tal vez fuera también una criatura mágica o tal vez su unión a ese ángel fuera más grande de lo que hubiera imaginado, pero no disponía de tiempo para averiguarlo en ese momento.

"Con tu sangre crearé un hechizo para encontrar a tu amigo o más bien para que tu le encuentres. Podrás ver donde está y de una forma que tan sólo tu podrás saber, sabrás el lugar exacto en el que está."

"No suena tan mal." Dean sonrió, había esperado algo peor, sin embargo, al ver que el muchacho no cambiaba de expresión, se dio cuenta que todavía había más, que no le había contado. "¿Qué es lo que todavía no me has dicho?" Dejó salir con un fuerte suspiro.

"Cuando te unas a él," Dean sintió que estaba punto de contraer matrimonio con su amigo, aunque si así lo recuperaba y evitaba que los demonios le hicieran daño no le importaba. Se hizo una nota mental para no decirle esto a su hermano o tendría cachondeo para toda la vida. "Sabréis todo el uno sobre el otro."

"Si bueno, Castiel ha sabe toda mi vida y no creo que me esconda mucho sobre sus conspiraciones en el cielo."

Merlin dio un paso adelante, mostrando un libro que había guardado entre sus manos hasta ese momento. "No, Dean, no me has comprendido, lo que intento decir es que el conjuro os une para siempre, en alma, pensamiento y a veces, en cuerpo también." La última parte la dijo con cierto miedo ante la reacción de Dean.

"¿Qué significa eso de "cuerpo"?" el cazador dio un paso adelante.

"Se trata de un conjuro muy potente, que une a las dos personas en un lazo mayor que la sangre. Es algo, que está más allá de lo que ninguno de nosotros podría pensar. Os unirá en todos los sentidos, conoceréis los pensamientos y sentimientos del otro y la atracción será inevitable, aunque creo que no será un problema, después de todo tu y él…"

Dean se puso pálido de repente, ¿tanto se le notaba que estaba colado por Castiel? ¿Es que todo el mundo lo había visto menos ellos dos?

"Merlin." Dijo Sam intentando que el muchacho no metiera más la pata. "¿Qué es lo que debemos hacer para llevar a cabo el ritual?"

"Dame tu mano." Merlin alargó su mano hacia Dean, aunque una parte de él esperaba verlo salir corriendo, pero si pensaba en lo que haría él por poner a salvo a Arthur, también sabía que se quedaría allí. "Tenemos que hacer un pequeño sacrificio de sangre para que esto salga bien."

Sin decir nada, Dean extendió la mano. Si había comprendido bien lo que le había dicho el brujo, aunque no quería preguntar al respecto, el ritual que estaban a punto de llevar a cabo le convertiría en el alma gemela de Castiel, uniendo sus sentimientos, pensamientos, todo en ellos quedaría unidos para siempre. No estaba seguro como tomarse eso, si ya era difícil ocultarle nada a Castiel tal y como estaban las cosas, cuando todo aquello terminara sería todavía peor. Pero no iba a jugar con su vida.

Merlin empezó a pronunciar una letanía que ninguno de los dos hermanos comprendió, pero no dijeron nada, tenían que confiar en el muchacho, hasta ahora no había hecho nada para que no lo hicieran. Sacó un cuchillo de su cinturón y lo acercó a la mano del cazador, Dean se puso tenso y miró a los ojos al muchacho.

"Intentaré que no duela, pero tengo que hacer un corte." Deslizó la hoja por la palma de la mano de Dean y el cazador gruñó ligeramente. En seguida unas gotas de sangre cayeron al suelo, mientras el brujo seguía diciendo algo con los ojos cerrados.

Un momento más tarde la sangre que se quedaba en la mano de Dean, comenzó a brillar y el cazador gruñó con más fuerza.

"Dean, ¿estás bien?" Preguntó su hermano.

"No lo se, me siento raro."

"Se está uniendo con Castiel, lo está buscando allí donde lo tienen." Dijo Merlin que parecía no haber salido todavía del trance.

La vista de Dean se nubló de repente, su cuerpo se tambaleó y Sam tuvo que sostenerlo. Pero no lo notó, delante de él tenía a Castiel, bueno más bien estaba en el suelo, tenía sangre en la cara y en la gabardina. Quiso acercarse a él pero no pudo moverse.

"Cass."

"Lo hemos conseguido." Susurró Merlin, dejando que el cazador siguiera hablando."

Dean luchó contra si mismo por llegar hasta su amigo pero no había forma. Castiel levantó la vista y lo miró. "Cass, voy a sacarte de esta cueste lo que cueste." Dean se quejó como si le hubieran clavado un cuchillo en las costillas. Volvió a mirar a Castiel y recordó las palabras de Merlin, sentía todo lo que sentía su amigo, incluidas las heridas. Cayó de rodillas al suelo, al notar el dolor más intenso que jamás hubiera imaginado jamás.

"¡Dean!" le llamó su hermano.

"No te va a escuchar, no hasta que decida cortar la comunicación con vuestro amigo." Le contestó Merlin.

Sam sostenía a su hermano con fuerza. "¿Y como hacemos eso?"

"Nosotros no pdoemos hacer nada, es él quien tiene que poner una barrera para poder volver."

"¿Por qué no lo has dicho antes?"

"Porque cada unión es diferente, depende del dolor que los una, del miedo y sobretodo de lo que sientan el uno por el otro. Contra más intenso sea el sentimiento que tengan entre ellos, más difícil será separarlos."

"Mierda… Entonces, va a ser realmente difícil."