Hell-o folks~!


¿Dije que me demoraba menos entre actualizaciones? Soy una pinshimentirosa, lancenme a la hoguera.

Hubieron 38 reviews entre la última actualización, son la maravilla más maravillosa que exiiiste.

¡GRACIAS POR LOS 134 REVIEWS!

Sin más excusas baratas, al capítulo~.

PD: Subí un LEMMOOOON, porque siento que a este fandom le faltan perversiones, pasense por mi perfil y lean "Nocturno" para una probadita de PuccaxGaru ;)


Vestido rojo

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Letting go, letting go

Telling you things you already know

I explode, I explode

Asking you where you want us to go

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—¿Qué?

Se quedó estática, silenciosa, sin saber si realmente se lo había preguntado o lo había imaginado. Era la pregunta que le daba terror contestar desde que había comenzado con toda esa farsa, ya no estaba segura hasta qué punto era real y hasta qué punto actuaba, ¿Si no podía contestarse esa pregunta a sí misma, como podría a Abyo?

Lo único que tenía claro era que nunca, nada, la haría sentir como se sintió con Abyo, nunca nada haría crecer su corazón de la manera que creció con él.

—Dime —Abyo apretó los puños a los costados—. ¿Ya no sientes nada por mi?

El pánico empezó a lentamente subir por su cuerpo, recorriendo su espina dorsal hasta llegar a la base de su cabeza, ¿Qué tenía que responder? Quería gritar, gritar fuerte, a los cuatro vientos que lo había amado como a nadie, que todo lo que sintió nunca podría terminar así de fácil, ¿Pero cómo? ¿Cómo con las cosas en ese lugar, hasta donde ella y Dada lo habían llevado? Quería gritarlo pero no le salía, ¿no estaba segura entonces de lo que sentía por él?

—¿Y tú sentiste alguna vez algo por mi? —en vez de contestar su pregunta, se vio envuelta en la misma curiosidad, ¿Alguna vez le había correspondido realmente, o sólo había sido una pieza más de su juego? ¿Había servido sólo para subirle el ego?— ¿O fui parte de tu jueguito enfermizo para sentirte suficiente? Porque claro, nunca le dijiste a nadie lo que pasaba entre nosotros, ¿verdad? Nunca le admitiste a nadie, absolutamente nadie, todo lo que vivimos, los besos, los abrazos, los te quiero¸ todo te lo mantuviste guardado, para subirte el ego, para creer que eras capaz de todo, pero claro al momento en que más chicas aparecían, "¿Quién es Ching? ¿Novia? Nah."

Abyo se quedó con las palabras en la boca, y la culpa le empezó a subir como bilis por la garganta junto con el asco por las cosas que sabía había hecho, por todo lo que sí sabía que había hecho a Ching pasar.

Y antes de que pudiera siquiera pensar en qué replicar, la chica se dio media vuelta con Won igual de indignado, y la puerta se cerró detrás suyo, en forma de portazo para Abyo.

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La noche se derramó en la Aldea de Sooga y pronto la mañana llegó, junto al canto de los pájaros y los villanos enamorados de las heroínas, los héroes deprimidos por el rechazo y los fideos Yan-yang.

Trató de abrir los ojos y la cabeza le retumbó como miles de tambores, cerró los ojos de nuevo y se escondió bajo la almohada, donde la luz no le llegaba tan fuerte y los ojos hinchadísimos por el llanto no sufrían tanto, dormitó un rato más y vagó entre distintos pensamientos de lo pasado el día anterior. Pensó en la proximidad de Tobe y en los ojos rotos de Garu, sintió el cuerpo retorcerse e hizo su mejor esfuerzo por no vomitar de nuevo.

Se quedó en silencio pensando si sería conveniente levantarse ese día o no (podría simplemente quedarse recluida ahí en su cuarto), cuando escuchó casi como deja vú, un sospechoso movimiento en su balcón, el sonido de una plantita que tenía siendo rozada por… algo, la silueta se pseudo-enmarcaba en la ventana y de un momento a otro ya no estaba.

Por un pequeño segundo, Pucca pensó "No ahora, por favor".

Se paró a regañadientes de la cama a inspeccionar que rayos pasaba ahora, aunque probablemente hubiese sido Tobe con otras de sus… sorpresitas. Se asomó hacia el balcón y encontró una canasta en el suelo, envuelta, una nota que decía "Hoy a las 20 horas, en el parque de Sooga, como disculpa", bajo la manta había un vestido rojo y una rosa.

Los colores se le subieron al rostro y una explosión de emociones empezó en su interior, ¿Era Tobe? Nuevamente, la carta no estaba firmada, y dado lo de ayer era la única idea que tenía de esto, revisó la carta dos, tres veces, para luego mirar el vestido. Era simplemente hermoso. De un rojo intenso, rozando el burdeo como a ella le gustaba, ni muy largo ni muy corto, con unos tirantes sobre los hombros y otros alrededor del brazo, aludiendo a una manga, Pucca miró el vestido bastante complacida, Tobe al parecer tenía buen gusto. ¿Esto contaba cómo cita?

Comenzó a caminar de un lado a otro por la habitación, tomándose las manos con el rostro colorado como tomate, hasta que sonó la puerta de su pieza.

—¿Quién es? —su voz sonó ahogada entre los nervios y la sorpresa.

—Soy Ching, voy a pasar —la puerta se abrió y entró su amiga pálida como papel, al igual que Wong en su cabeza, que estaba casi desmayado en el cabello de Ching, su mejor amiga avanzó hasta quedarse sentada en la cama de la chica.

—¿Qué pasó?

—Yo… —hubo una pausa larga, mientras Ching se miraba los zapatos—. Ayer en la noche iba llegando a mi casa y... Abyo me estaba esperando afuera de la casa, me preguntó si por lo que sentía por él, por lo que seguía ahí, no supe que decir, estaba tan ofuscada y a la vez nerviosa... Desperté esta mañana porque mi papá me dijo que tenía un invitado, creí que tal vez podrías ser tú, y que todo lo de la noche anterior había pasado, pero… Era Abyo, con… rosas, y me refiero, el ramo entero, y había quedado de juntarme con Dada a esa hora, y llegó a buscarme a la casa y… Y los dos…

La voz se le quebró de los nervios y Pucca fue a sentarse a su lado, la rodeó con los brazos y la acunó como siempre habían hecho mutuamente.

Tras unos segundos de pausa Ching se percató del vestido que se encontraba estirando sobre la cama, miró a su amiga dubitativa, luego de vuelta al vestido, analizándolo centímetro por centímetro, y luego de vuelta a Pucca.

—¿Qué?

—Estaba ahí en el balcón cuando desperté.

—¿En serio?

—Sip, con esta nota —le entregó la nota y Ching la leyó concentrada, entre emoción y desconcertación—. ¿Es de Tobe?

—No lo sé —una pequeña risita nerviosa se escapó de sus labios tras la sugerencia de su amiga—, tal vez lo sea, tal vez no.

—¿Pucca…? —una sonrisa perspicaz surcó el rostro de la kunoichi mientras miraba con los ojos entrecerrados y una sonrisa a su mejor amiga— ¿Te estás enamorado de Tobe?

Una pausa, un silencio, un brillante sonroja hasta las orejas.

—QUÉ. NO.

—Dime la verdad.

—No estoy enamorada. Ni preparada para estarlo… Pero la manera en que me trata… ¿Es lindo, no? Se comporta bien conmigo, y eso me… me hace sentir algo nada más.

El ambiente se complicó un poco, y Ching más que nadie entendía el sentir de su amiga, atrapada entre dos amores.

—¿Qué tal si pasamos el día y a la noche te arreglo para esa famosa cita a las 8?

Los oscuros ojos de Pucca brillaron con anhelo.

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Miró el reloj que sus tíos le habían pasado llena de ansiedad, 19:55 estaba en una esquina del parque de Sooga, escondida detrás de un edificio para no parecer desesperada esperando que llegaran las ocho, pero la realidad es que moría por dentro por saber quién era el chico misterioso que se paseaba por su balcón dejando regalos. Llevaba el vestido que le habían dejado esa misma mañana puesto, y quien hubiese sido, tenía clarísima su talla y medidas porque le quedaba de maravilla (lo cual había que admitir, también daba un poquito de miedo), también Ching había decidido maquillarla sutilmente a juego con el vestido, cosa de verse divina para lo que fuera fuese a pasar.

Pucca creía al menos en un 80% de su cerebro que quien iba a aparecer en esa plaza era Tobe, era lo único con sentido, el único que buscaría como pedirle disculpas con lo sucedido, pero aun así, muy en el fondo una parte de sí misma gritaba lo más fuerte que pudiese que Garu era el chico misterioso, que él podía aún redimirse por lo años perdidos y que en verdad la esperanza era lo último que se perdía, que no se diese por vencida, que no le quitase su oportunidad.

Apartó rápidamente esos pensamientos de su mente y se volvió a concentrar en la hora y los minutos, cada vez que miraba el reloj el tiempo se movía más lento, y a medida que menos minutos faltaban, más se entorpecía el paso de un minuto a otro. Ya sin aguantar más los nervios decidió esperar en la mismo parque, tal vez la persona misteriosa esperaba igual que ella escondida buscando señales de que no lo habían plantado.

Avanzó hasta llegar a una de las bancas de madera que estaban dispuestas a lo largo del parque, se sentó con delicadeza, cuidando de no manchar su vestido, y nuevamente se dedicó a mirar el reloj, a esta altura con algo muy parecido al desprecio marcado en su rostro. ¿Cómo no se le ocurría al tiempo avanzar más rápido? ¿Es que sus nervios y ansiedad no eran palpables?

Finalmente, la hora tan esperada llegó y junto con ello Pucca miró con ansiedad cada esquina del parque.

¿Cómo no lo había pensado antes?

Un retraso, era muy fácil retrasarse, tal vez sólo estaba a calles de aquí, era cosa de tener un poquito de paciencia, sólo un poco más, si ya había podido soportar los cinco minutos más lentos de su vida seguro podía esperar unos más.

20:05

Nada.

20:10

Pucca estaba empezando a perder la esperanza, ¿Por qué creyó en un principio que alguien iba a llegar?

Cuando dieron las 20:15 y se disponía al fin a tomar sus cosas y retirarse con la poca dignidad que le quedaba al restaurant, sintió una ramita romperse unos metros atrás de ella, entre unos arbustos. Se giró con lentitud alertando a sus sentidos ninjas de lo que pudiese estar pasando, la ramita crujió con mayor insistencia y mientras toda su espalda se tensaba lista para saltar ante cualquier problema, un pequeño y felpudo conejo salió de entre las ramas, con las orejas en alto y una nariz movediza, su cuerpo se relajó, el pequeño conejito la miró intrigado y Pucca le sonrió con ternura, se dio vuelta para tomar su bolso pero este no estaba, alzó la vista confundida.

—¿Buscas esto princesita? —Shamán y Payaso le mostraron su bolso y cuando Pucca se estiró para tomarlo confundida, los dos muchachos retrocedieron un paso y le negaron con la cabeza—. Nada de eso princesa, lo que tu harás será tomar una laaaaaaarga siesta.

Sus neuronas se esforzaron por hacer encajar la situación con sus palabras, hasta que se de dio cuenta que uno de los integrantes del Clan Ninja Vagabundo no se encontraba ahí con sus amigos, escuchó una siseante risa en su espalda, la sonrisa triunfal de tanto Shamán como Payaso, y antes de que fuese capaz de darse vuelta para comprobar sus sospechas, un golpe en la nuca, silencioso y certero, la dejó en negro. Lo siguiente fue el frío asfalto contra su rostro, el dolor en la parte posterior de la nuca, su mejilla rasmillada y los ojos furiosos de Chief mirándola con desprecio desde lo alto.

—Quien diría que la princesita caería por un truco tan viejo, ¿no? —tocó su mejilla con una rama y giró su rostro, tratando de buscar señales de conciencia, Pucca se esforzó por decir algo pero sus cuerdas vocales se negaron al igual que el resto de su cuerpo, Chief bajó los brazos y Pucca vio de manera borrosa que en una de las manos tenía y pedazo de tronco lo suficientemente grande como para ser un bate de béisbol, con lo que probablemente la habían golpeado para derribarla—. Menos mal el susodicho no alcanzó a llegar a la hora, ¿verdad? Habría sido un caos si alguien hubiese visto esta escena, o reconocido a la princesa —se inclinó hasta la altura de la chica en el suelo y le agarró el rostro—. No te preocupes bonita, que nadie va a venir por ti.

Shamán y Payaso secundaron su moción con risas, pero la conciencia no le dio más para seguir presente, entrecerró los ojos por lo que pareció un siglo, y cuando los volvió a abrir solo veía una espalda y sentía como era cargada como costal de papas, el dolor de cabeza por el golpe y la caída fue tal que abrir los ojos por más de un breve segundo le fue imposible, y cayó nuevamente en la oscuridad que la abrazaba, sin saber a donde la llevaban ni por qué.

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—¿Garu? —el chico se volteó silencioso a mirar a su mejor amigo—. ¿Por qué estas… vestido así?

El chico llevaba el cabello recogido en una única coleta, llevaba una camisa blanca y unos pantalones negros, se veía bastante elegante para su usual vestimenta de ninja, Garu le restó importancia y siguió decidiendo si debía llevar el saco puesto o no mientras caminaba por la calle. Definitivamente sin chaqueta, el calor era infernal.

—Hey, no me ignores, ¿hacia dónde vas? —Garu le indicó el norte como si no fuese obvio ya—, ¿el parque? ¿Y qué rayos irás a hacer allá? —el ninja se golpeó la frente a sabiendas de que su amigo no entendería nada—. Oye, oye, espérame un poco, necesitaba hablar contigo —Garu se detuvo frente a él impaciente, ¿Qué tanto lo necesitaba que fuese tan urgente? Miró la hora lleno de impaciencia, 20:05, estaba atrasado, muy atrasado, quería golpear a su mejor amigo e irse corriendo al parque pero… él lo había escuchado tantas veces, ¿no? Bueno escuchado metafóricamente.

Le hizo un gesto para que prosiguiera hablando y rodó los ojos en blanco esperando fuese rápido

—Verás, en la mañana me topé con Ching, le llevé un ramo de flores y… —por mucho que el ninja estimase a su amigo, no podía centrarse bien en la conversación, pero aún así se mantuvo en su lugar intentando enfocarse en la tragedia griega de Abyo, miró el reloj, 20:15, alzó la vista hasta su mejor amigo y este al fin daba un suspiro en su relato—. Bueno Garu, muchas gracias por escucharme —le palmoteó animado el hombro—, mucha suerte eh, espero Pucca pueda ver todo el esfuerzo que estás haciendo.

Y sin más desapareció. Garu corrió despavorido tratando de llegar donde la chica, esperando con todas sus ansias que aún estuviese ahí, que la curiosidad le hubiese ganado para esperar, que el ramo de flores que le llevaba no se hubiese deshecho.

Pero cuando llegó al parque no había nada más que un bolso familiar entre medio de los matorrales.

Y las flores se desperdigaron por el suelo.


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ESTOY VIVAA A A A

Me di cuenta que en verdad, me estaba dando vueltas en la historia, así que tras cabecearlo mucho y darle vueltas llegué al giro que necesitaba para seguir :3

Espero les haya gustado, y en verdad la ultima vez que dije me habia puesto a escribir este capítulo... ERA REAL, lleva juntando polvo de hace un año.

¿Review?

Blue—.