El Regreso de la Princesa Saiyayin: Kagome

Descargo de responsabilidad: Yo no soy propietaria de los anime de Inuyasha ni Dragon Ball Z, (sino ni de broma Inuyasha estaría como protagonista ni mucho menos vinculado con Kagome chan, ni Diecisiete habría sido absorvido tan facil por Cell para luego nunca más poner un pie en la serie)

Resumen: Todo parecía decir que llego el final de sus aventuras… que ya no había nada de utilidad ni emocionante por vivir, más un secreto se descubre en el decimoquinto cumpleaños de Kagome… algo que cambiara su vida o lo que creía que lo era.

¡Estoy tan emocionada al anunciar mi 3° fanfic! Y sin duda cada vez agarro mucho la mano para que tanto la narrativa y la base fueran mejor! Siempre sus comentarios y criticas constructivas serán muy bien recibidas y contestare a cada una. ¡Sin más alla va!

Capitulo I:

Una joven mujer estaba barriendo la entrada de su casa cuando escucho la tierra temblar bajo sus pies… por un momento había estado tan petrificada que no había podido moverse.

- ¡Querida! ¿Qué fue eso? – cuestiono un joven hombre que salía de la casa… sus ojos brillando preocupados mientras abrazaba a su esposa, esta negó su cabeza sin una respuesta.

Imaginen su sorpresa al ver un enorme oyó en medio de los bosques del templo de su familia - ¿P-pero que…? – con sigilo el comenzó a acercarse… un débil llanto podía oírse desde dentro de una enorme y redonda esfera… de lo que parecía una nave.

De repente la imagen de un hombre y una mujer aparecieron haciendo al matrimonio saltar de miedo en lo imponentes que ambos lucían – Es… un holograma – afirmo ella un poco más aliviada.

- Terrícolas… si usted escucha este mensaje… queremos pedir un favor, nuestro planeta de guerreros Vegita fue atacado por un codicioso extraterrestre Freezar… a fin de preservar a nuestra pequeña hija de sus crueles manos… la hemos enviado a su planeta… por favor, cuiden bien de ella… a sus quince la verdad le será revelada… su nombre es Kagome – termino la transmisión con la mirada dura pero triste de ambos.

Ellos dieron un brinco al ver la capsula abrirse revelando una hermosa bebe con cabellos negros como sus ojos… ambos sintieron sus ojos suavizar, apenas era de unos pocos meses de vida.

La mujer al instante la tomo en sus brazos, - Querido… mira que hermosa es – decía renaciendo un amor ante la frágil criatura - ¿podríamos conservarla…? – vio la mirada dura de este.

- ¡Oh vamos! Somos los únicos que sabemos su verdadero origen… y siempre hemos querido una hija… onegai – lo miro con ojos llenos de ternura junto con los inocentes de la pequeña que parpadeaba lindamente en él.

El joven sintió aflojar ante aquellas miradas tan tramposas – Esta bien… - suspiro en lo que sonrió viendo chillar infantilmente a su esposa de felicidad y reír lindamente a la bebe – entonces bienvenida a la familia… Kagome – acaricio su suave cabellito sonriendo.

Ahora solo tendrían que buscar la manera de guardarlo en secreto… hasta de la niña misma, hasta que ella cumpliera sus quince y estuviera lista para saberlo.

Quince años después

Kagome al haber finalizado la búsqueda de los fragmentos de la perla de las cuatro almas volvía nuevamente a su tiempo, con la promesa de reencuentro con algunos de sus amigos y una triste pero conmovedora despedida para otros… vino el regreso.

Al salir del poso y de la ermita que lo contenía en su interior al instante sintió como los rayos del sol tocaban sus finos rasgos.

Ella durante este año en la era feudal había crecido bastante, ya cumplido sus quince años se había hecho mucho más hermosa, sus rasgos se habían suavizado como su piel pálida y lisa, su cabello había crecido hasta casi sus rodillas, sus curvas desarrolladas. Ella estaba en como dirían la "flor de la juventud".

Pero no solo había crecido físicamente sino también en fuerza, ella luego de convertirse en una buena amiga con el taiyoukai Sesshoumaru la había entrenado para la batalla, tanto físicamente como en el arte de la espada.

De hecho hasta le había regalado la suya propia en un dulce gesto, ¡hecho con uno de sus propios colmillos! Yuki no Tsuki. Ella lo había nombrado en honor a él, aunque pueda parecer frío como la nueve… en realidad era un secreto como la misma luna.

Aun podía recordar como derrotaron a Naraku en la batalla final, ellos habían podido acabar con el, fue la batalla más dura y difícil de todas… pero aun así todo había salido bien… ya muerto el medio demonio ella había pedido que los deseos sinceros de sus corazones se cumplieran.

Miroku perdió su agujero, Kohaku había recuperado su vida gracias a Sesshoumaru y este su brazo perdido, con Kykio ella había recuperado su propia alma… no la que Kagome había prestado para su venir del país de los muertos.

Ya que ella no era en realidad su reencarnación… sino solamente al compartir pequeños rasgos… y que la joya naciera en su pecho por voluntad de los dioses y la misma Shikon que al cumplirse un deseo puro… esta simplemente volvió al cuerpo de Kagome pero esta vez se mezclo con su misma esencia… quedando la muchacha como la Shikon.

También fue la ultima vez que pudo estar con ellos y despedirse… aun con lágrimas en los ojos, sintió que la magia del pozo había desaparecido… pero aun así, sabía que ellos serían felices y estarían con bien… solo eso causo que una verdadera sonrisa viniera a su rostro.

Al entrar a su casa no pudo evitar sonreír ampliamente - ¡Mama, abuelo, Souta! ¡Ya regrese! – grito tirando su pesada mochila amarilla a un costado.

Escuchando su alegre voz al instante los tres se volvieron a Kagome, al instante su madre abrazándola con mucha fuerza como su hermano mientras derramaron algunas lagrimas… Kagome surco sus cejas apenada de haberlos preocupado tanto.

Esa tarde habían celebrado un feliz quince para ella, aunque era una fiesta intima solo para los miembros de su familia. Luego de almorzar y que Kagome contará el final de su aventura.

- Así es como derrotamos a Naraku y la Shikon no Tama volvió dentro de mí cuerpo… - toco el lugar donde residía su corazón – el pozo se ha cerrado y ahora ya no me queda nada pendiente por hacer – su voz a lo ultimo sonó un poco vacía… como si algo le dijera que todo no había terminado para ella… ¡pero era imposible! ¿no?

Luego dio cuenta de las intensas miradas de su familia y forzó una sonrisa, no quería que creyeran que no le agradaba estar con ello ¡no significaba nada de eso!

Es solo que ella no creía poder seguir con su vida de antes… ella no podía hacer sus pensamientos en que nada había pasado y listo… dio un suspiro confuso.

Vio confusa como su madre y su abuelo habían compartido una mirada fugaz con su abuelo que aumento su perplejidad… parecían que ocultasen algo.

- Kagome chan… hay algo que queremos decirte – nunca había escuchado a su madre con un tono tan serio y a la vez temeroso en su vida.

- ¡Mama… no es necesario! – su hermanito agitaba sus manos rápidamente, como queriendo evitar que algo pasará ¿Qué era?

Señora Higurashi negó suavemente su cabeza – No Souta… es su derecho saber… lo sabes como tu abuelo y yo – ante su reprimenda el agacho su cabeza en pena.

Kagome ahora puso un rostro serio… algo ocurría con su familia… y ella no tenía ni idea – Mama… dime ¿ocurrió algo malo? – su voz era un poco de mando, estaban comenzando a preocuparla.

La señora suspiro – Kagome tenemos algo que contarte… por favor mantén la calma y escucha toda la historia antes de sacar tus conclusiones – dijo lentamente, Kagome asintió un poco tensa.

De esa manera la señora Higurashi contó a su hija adoptiva todo lo que había ocurrido y como ella había llegado a sus vidas en aquella capsula marciana y la habían adoptado y criado desde entonces.

Kagome sintió como si el mundo se había volteado completamente a lo que había creído durante toda su vida… - Como puede ser… ¿entonces no soy realmente tu hija? – su voz sonaba un poco hueca y llena de incredulidad.

Su madre suspiro… mirando a su abuelo de reojo quien asintió en aprobación – Vamos Kagome hay algo que queremos mostrarte – dijo el anciano poniéndose de pie… ella asintió siguiéndolo.

Llegaron a una ermita abandonada en su santuario… era la que ozii san siempre mantenía alejada de ella y con llave… ella nunca se había preocupado en entrar ya que pensaba era solo un almacén de chuchearías o algo así.

Pero al entrar amplio sus ojos al ver una especie de enorme nave-esfera de plata.

- Esta es la capsula donde te encontramos hace quince años… en ese tiempo solo eras una bebe de unos pocos días y decidimos adoptarte – decía la mujer mientras veía como su hija deslizaba sus dedos en la cosa casi con miedo – te dejaremos para que puedas estar tranquila hija – dijo poniendo una mano con suavidad en su hombro.

La muchacha asintió un poco perdida en sus pensamientos – Gracias – susurro, los tres la miraron un momento más y salieron para ir dentro de la casa y dejar que su mente procesara los últimos acontecimientos.

Kagome quedo un segundo allí hasta que sus ojos visualizaron un pequeño botón, tocándolo la nave dio un sonido y se abrió… dentro era tan extraño pero de alguna manera familiar, en un pequeño rincón vio lo que parecía un pequeño colgante… tomándolo suavemente en sus manos lo examino.

Era una rara flor roja adornada con pequeñas piedras negras y azules. Lo toco con desliz… era tan delicado y hermoso a la vez.

Dio un paso atrás cuando desde dentro de la nave apareció una ilusión… eran un hombre con el cabello en puntas y barba color negro y una bella mujer con el cabello largo oscuro. Ambos miraban tan imponentes pero… ella pudo ver un brillo suave en sus ojos.

Le daban tanta calidez y melancolía… ¿Quiénes eran?

- Si estas mirando este mensaje es que ya has cumplido los quince años Kagome… nosotros somos tus padres el rey Vegeta y la reina Ishel del planeta vegita… el planeta donde naciste – la voz del hombre era grave pero con cierta luz en el… mientras que la mujer miraba muy triste.

- Tu en realidad eres un saiyayin… somos miembros de la raza guerrera de los más poderosos del universo… pero apareció un individuo que logro derrotarnos por lo que tuvimos que evacuarte para que permanezcas a salvo de este cruel individuo y nunca pudiera utilizarte como ha hecho con todos nosotros – aquí su voz celebraba rabia.

Kagome escuchaba fríamente, ella no conocía quien habría sido… pero ya sentía un profundo resentimiento hacía el – Nosotros… tampoco habremos sobrevivido a su tiranía… pero aun así todavía tienes un hermano… - la mujer que sería su madre hablo.

La pelinegra cerro sus ojos de dolor, aunque ella no los había conocido hasta hoy sintió una fuerte punzada en su estomago, nunca sabría nada más de ellos más que este mensaje… fue cuando escucho la ultima parte que amplio sus ojos… una leve esperanza en ellos… ella tenía a su hermano.

- Hai, el es tu hermano mayor Vegeta… tienes que ir en su búsqueda y recuerda donde tu raza es… ¡eres la princesa de los Saiyayin! Mantén nuestro legado con honor y jamás te rindas – Kagome asintió con mucha firmeza… como si ellos realmente estuvieran frente a ella y le estuvieran dando una valiosa encomienda.

Ahora ambos solo miraban en silencio – Deseamos que crezcas fuerte y honorable Kagome, adiós – dijeron ambos con un poco de tristeza pero sin perder su porte.

Al instante que se despidieron una luz toco la frente de Kagome y muchos recuerdos pasaron en su mente, ella agarro su cabeza del dolor dando un pequeño quejido por esto… todo de su planeta, la voz de sus padres, sus poderes, su legado saiyan… todo volvía.

Unos minutos después el dolor termino apagándose automáticamente la energía en aquella nave galáctica.

Pero en cambio la actitud de Kagome cambio un poco, ella ya no celebraba sus ojos calidos sino que eran de un negro muy frió y su postura se había vuelto frígida.

Centrando su ki en su mano luego lo cerro con fuerza – Esta bien padres, cumpliré con su ultimo deseo – salio de aquella ermita observando el sol a lo alto – encontrare a mi hermano mayor Vegeta – dijo con una sonrisa un tanto maliciosa… aquí ella había recuperado su actitud y personalidad saiyayin perdida por tantos años.

Con calma ingreso en su casa y percibió al instante el débil "ki" de su familia – "Hpm… con que esto era en realidad" – ella nunca había adivinado en realidad como nombrarlo… hasta ahora.

Vio a su familia adoptiva mirándola fijamente… como esperando que en cualquier momento explotara y dijera que los odiaba, dando un leve suspiro tomo asiento.

- Miren… aunque estoy un poco enfadada por habérmelo ocultado se que tuvieron sus razones… y a pesar de haberme adoptado cuidaron de mi y me amaron como una verdadera familia… que es lo que son, no importa que siempre serán mi mama, mi abuelo y mi pequeño hermanito – dio una suave sonrisa en ellos.

Aunque ella haya cambiado su carácter un poco… no trataría con brusquedad a la familia que la amo y cuido casi toda su vida, ella en cambio los protegería y velaría por ellos.

Al escuchar aquellas valiosas palabras nuevamente Kagome fue abalanzada por muchos abrazos llenos de cariño y disculpas.

- Kagome chan… ¿Qué piensas hacer ahora? – cuestiono su madre unos segundos después, ella cambio su expresión por una seria.

- Bueno yo… quería ir en busca de mi hermano mayor – aquí todos miraron sorprendidos – por eso comenzare a… - fue interrumpida por su hermanito.

- ¡No! – agitaba fuertemente su cabeza en negación – No quiero que vuelvas a irte hermana… ¡quiero que te quedes aquí! – el no quería que ella se olvidara de ellos… de él.

Kagome puso una suave sonrisa, poso una mano en la cabeza de su hermano que la miro sorprendido – No te preocupes otooto… no me iré para siempre, pero es algo que tengo que hacer, lo necesito – decía con suavidad, el muchacho agacho su cabeza en derrota al ver que ella realmente quería ir.

- Además… no me iré mañana, primero quiero entrenar lo mayor posible para mi viaje… ¡y también tendrás que aprender a ser el nuevo sacerdote de la ermita! – revolvió sus cabellos divertidamente.

Tanto Souta como los demás rieron de buena gana, los ojos de este brillaron en perspectiva - ¡De verdad Kagome!, ¡vamos, vamos ahora! – se levanto yendo corriendo hacía afuera… el quería ser fuerte como su hermana mayor.

Kagome asintió acompañándolo… al salir cambio un rostro serio, entrenaría muy duramente como nunca en su vida… ¡ella alzaría la raza de los saiyayin!

Tanto la señora Higurashi como su padre vieron a los niños salir, - Creo que hicimos lo correcto, papa… - dijo la mujer sonriendo orgullosa como el anciano, observando como Kagome comenzaría a enseñar el tiro con arco a Souta.

Desde el descubrimiento del verdadero origen de Kagome habían pasado varios días, ella había dado lo mejor en si en aquel entrenamiento, volviendo a veces casi en la muerte pero aumentando su poder enormemente. Sintiéndose muy orgullosa de sí misma.

Ahora estaban todos en la puerta de la ermita dispuestos a despedirla, Kagome procedió a abrazar a su madre con una sonrisa apenada al verla llorar, luego a su abuelo y por ultimo a Souta.

- Seguir entrenando… y si paras sabes que lo sabré – advirtió en lo que el rió nerviosamente, al parecer lo había pensado. Ella dio un pequeño suspiro en sus ocurrencias.

Le dio una sonrisa, realmente se había sorprendido al descubrir que poseía poderes espirituales similares a los de Miroku mismo.

Pues ella se había dado cuenta en la era feudal que su energía no era rosa como la de Kykio… sino un brillante azul celeste… y como le era más fácil concentrarla en su cuerpo a diferencia de la miko muerta. Ahora ella sabía el porque… realmente nunca fue su reencarnación… que daba gracias a Kami.

No era que la odiaba ni nada, pero ella prefería tener un propio pasado y no ser ensombrecido por el de otro, gracias.

Finalmente acomodo su mochila pesada en su espalda y de apoco comenzó a levitar en los aires, - ¡Cuídate Kagome! ¡vuelve pronto! – fueron los gritos de su familia, ella dio un saludo con su mano y comenzó a viajar.

En los recuerdos que recibió había visto que al parecer los de su raza podían volar… de modo que como parte de sus ejercicios se propuso aprender a hacerlo, luego de varios intentos (y muchos moretones) aprendió que la manera era concentrando su ki… ¡y guala! Pudo comenzar a dar vuelo.

Ahora se dirigía a las ciudades en busca de un poder fuerte o algo que diera una pista, como ellos vivían lejos de las grandes colonias solo pocas veces había visto a monstruos o criaturas parlantes… pero ahora descubriría todo eso.

Dio un leve toque a la flor que colgaba en su cuello, ella sin embargo tenía la seguridad de encontrar a quien buscaba, algo dentro de ella se lo decía. Nuevamente escondió el collar entre sus ropas.

Dio un poco más de velocidad a su vuelo, ella no sabía por donde empezar… ¡pero que más da! Por ahora disfrutaría el suave viento en su cara… ¡sip! Esto de apoco va mejorando.

En la casa de la familia de Bulma

Vegeta ahora se encontraba entrenando fervientemente en la nueva y avanzada maquina de gravedad hecha por Bulma.

- "Al final aquella mujer ha hecho algo de utilidad" – pensaba con una pequeña sonrisa, sin cuenta de si mismo sus ojos en ligera suavidad al recordad a la terrícola.

De pronto una imagen de sus padres y una pequeña bebe apareció en su mente, sin evitarlo su cuerpo quedo congelado.

¿Por qué?... ¿Por qué ahora aparecía en su mente la memoria de sus padres?... y de su pequeña hermana menor… el solo la había visto una o dos veces de pequeño…

- "Ahora tendría que cumplir más o menos quince… si quince años" – se decía viniendo unos curiosos y grandes ojos negros brillantes en su memoria – "pero Kagome… ella debe de estar…" – sacudió su cabeza sin poder terminar la frase ni en su propia mente.

- No es tiempo de pensar en eso – se dijo con resolución tomando nuevamente posición de combate y entrenando sus golpes.

Freezar ya estaba muerto, Kakaroto lo había asesinado… su familia y su planeta fueron vengados.

Pero ahora el tenía que entrenar para volverse más fuerte que ese guerrero de segunda categoría, siendo un súper saiyayin… de esta manera demostraría que el príncipe Vegeta era el más fuerte del Universo.

Sus movimientos aumentaron el doble, solo faltaban pocos meses para que la predicción de aquel sujeto del futuro se cumpliera y aquellos androides apareciesen.

Pero aun así no pudo sacar aquel asunto totalmente de su mente… y es que no sabía lo que el día de mañana le esperaba… ¡oh las sorpresas de la vida!

A/N: Esto es el resultado de pasar todos los días siendo obligada a ver Dragon Ball y las aventuras de las esferas del dragón… que mi mente divage a como pudo aver sido… umm si mesclaba a Kagome chan aquí, era tanta mi curiosidad que un día comence un nuevo archivo word y sin darme cuenta tenía ya varias piezas lista. Aunque no sea común… ¡me encanta como salio!

Por eso ahora les dejo a ustedes decidir si es tan bueno para que continue, esperare con ansias sus comentarios… ¡y sin más me marcho! (por ahora, je, je, je)