Cartas a Edward Cullen.
Recuerdo perfectamente el día que ocurrió todo. Acababa de irme a vivir con Jake hacía tan solo tres meses. Mi hija tenía un año recién cumplido. Ella nació con una enfermedad en el corazón llamada cardiopatía congénita producida por un ductus arterioso. Fue operada nada más nacer y ahora estaba muy sana. Jake acababa de ser ascendido en la empresa así que decidimos hacer un viaje de placer junto a nuestros padres. Los padres de Jake eran simples campesinos y se ganaban la vida en el mercado de Forks vendiendo sus frutas y hortalizas.
Mis padres eran un poco más de ciudad. Mi madre era profesora de la escuela. Ella daba clases a los niños de seis años. Mi padre policía de Forks. Jake trabajaba en la empresa maderera del pueblo y yo simplemente me dedicaba a cuidar de mi hija Cindy.
Antes de tener a Cindy ayudaba a los padres de Jake en el mercado. No tenía estudios de universidad, ya que me quede embarazada de Cindy a los dieciséis años y lo único que hice fue terminar mi último año de instituto con aquella enorme barriga. El día que escandieron a Jake, decidimos hacer un pequeño viaje a Disney world.
Sin saber cómo ni por qué, el avión en el que viajábamos de vuelta, después de cinco días en aquel parque, cayó en la pista de aterrizaje. El accidente fue brutal. Mi hija no paraba de llorar y fui con ella al baño. Después de cambiarle el pañal y mojarle un poco su pequeña nuca, sentí como si diera un salto en el aire. Me aferré a mi hija y la apreté contra mi pecho. Eso fue lo último que recuerdo de aquel día.
La vida te da lecciones que has de soportar. Los errores se pagan de una forma u otra. Cuando la derrota es inminente. Cuando te encuentras dentro de la miseria y no puedes respirar. Cuando no ves la luz al final del túnel y crees que es el final, siempre hay una pequeña esperanza donde agarrarse. Si sabes aprovechar esa pequeña luz que se cruza en tu camino y te guías a través de ella, la victoria puede llegar cuando menos lo esperas.
Esos siempre han sido mis pensamientos. Desde que lo perdí todo, caí en una subconsciencia y vi pasar mi vida ante mis ojos sin hacer nada. El día en que decidí cambiar mi suerte, fue aquel día que por primera vez en mucho tiempo deseé algo fuertemente.
