Disclaimers: No soy dueña de PPG, esta historia está hecha sin fines de lucro.

"I NEED YOU"

Epílogo

Hacía calor, pero aún así se podía sentir una suave brisa que revolvía cabellos, levantaba faldas y tiraba sombreros. Corrí las cortinas para que el departamento se llenara de luz, mis ojos se entrecerraron al sentir el destello del fuerte sol. Miré para afuera, los rayos caían sobre los imponentes edificios de la ciudad de Townsville, mi departamento estaba en el décimo piso y desde ahí se veía toda la actividad de mi bella ciudad, toda le gente, los autos, las aves volar cerca, casi podías tocarlas. Me encantaba la vista que tenía mi hogar, una de las cualidades por la cual escogí vivir aquí.

Había pasado tantos años desde que salí de casa, allá en los suburbios. Ahora era una mujer independiente, tenía veintinueve años y me sentía completamente realizada, aunque sé muy bien que el futuro depara tantas cosas, cosas mala y buenas, tan ansiosa por vivirlas todas, pero mis años me han enseñado ha vivir el presente, vivirlo con mucha pasión. Un ligero crujido me despierta de mis ensoñaciones.

-¿Por qué tan silenciosa?- pregunté a la personita que caminaba de puntitas cerca de la cocina.

-Creí que aún seguías dormida.- me sonrió inocentemente.- Ayer llegaste muy tarde.

-Sí, me quedé revisando algunos reportes de los ayudantes nuevos, muchos errores.- caminé hasta ella.- ¿Quieres cereal?- asintió.

-¿Tanto así se equivocaban?- se sentó en la silla, sus pies quedaron colgando.

-Sí.- reí.- Pero, está bien, están aprendiendo, yo fui igual a ellos.- serví su cereal, la leche a un lado y coloqué una manzana roja frente a ella.

-¿El abuelo también se quedó?- empezó a comer con mucho entusiasmo.

-Ya sabes como es, siempre piensa que el laboratorio se caerá sin su presencia.- ambas reímos.

Mientras comía me dediqué a observarla, nunca me canso de admirarme de cuanto ha crecido, su piel pálida, aún sin imperfecciones, con grandes ojos de largas pestañas, el flequillo le tapa sus facciones, su largo cabello le llega casi hasta su poca desarrollada cadera. Es de un pelirrojo oscuro. Llevaba puesta una delgada camiseta rosa con un estampado de una caricatura, unos shorts violetas y sus pantuflas de vaca que colgaban de la punta de sus dedos. Era mi hermosa Jacqueline Utonio, tenía doce años.

-¿Pasa algo?- sus brillantes ojos rosas me miraban con confusión.

-No, sólo estaba pensando.- le quité importancia con la mano.

Escuchamos un estruendo seguido de un par de murmullos enojados. Caminé hasta el pasillo que conducía a las habitaciones y me encontré con un jarrón destruido. Dirigí mi ceño fruncido hacia un pequeño diablillo con cara de ángel.

-¡Lo lamento!- juntó sus manos enfrente de su cara.- ¡Tenía los ojos cerrados y no me fijé y…!

-Bien… no importa, sólo ve a tomar desayuno.- tomé el puente de mi nariz con mi dedo índice y pulgar. Este niño nunca cambiará.

Caminé hasta la cocina para buscar la escoba y la pala. ¡Dios mío, dame paciencia!

-Eres un torpe, siempre estás rompiendo algo.- escuché a Jackie, siempre con su tono serio.

-¡Cállate, ni que lo hiciera a propósito!- y él siempre con su tono agresivo.

Desde mi posición podía verlos y como hice hace unos momentos, ahora mis ojos se quedaron mirando al niño que peleaba con su hermana. Era más pequeño que ella, por eso siempre peleaban. Su cabello era corto, pero muy desprolijo, siempre debía obligarlo a peinarse. Su piel era exactamente como la de su hermana, perfecta aún. Llevaba un pantalón corto color azul marino, no llevaba camiseta, pues las noches eran muy calurosas. Era mi terco Jackson, de doce años.

-¡Mamá, Jackie me está molestando!- vino corriendo a mí, sus ojos rosas opacos me miraban con coraje. Estaba a punto de llorar.

-Basta de peleas ustedes dos, aún es muy temprano para esto.- caminé con la pala y la escoba.- Tengan cuidado por ahí, se pueden cortar los pies.

Siempre era lo mismo, Jackie tenía una mente más madura y por ello suele burlarse de la inmadurez de su hermano, además de que ella le saca unos buenos centímetros de altura. Jack, siempre le grita de vuelta y la insulta, pero al ver que su hermana no responde más que con una sonrisa socarrona, se le aguan sus ojos e intenta no llorar, pero siempre se refugia en mis faldas.

-Querrás decir: Jack, ten cuidado.- Jackie lavaba sus platos sucios.- Ya sabes, es un idiota.- encogió los hombros con simpleza.

-¡Ves, mamá, me molesta sin razón!- chilló Jack desde el living. Suspiré.

-¡Qué les dije sobre pelear!- grité con fuerza. En ese momento el timbre sonó.- ¿Quién será?

-¡Yo voy!- Jack corrió y abrió de una vez.

-¡Qué te he dicho de mirar antes de abrir, Jack!- honestamente la cabeza de estos niños era muy dura.

-Vaya, ¿Gritando tan temprano? Honestamente no sé cómo la aguantan.- Ugh, esa voz.

-¡Tío Brick!- ambos chillaron con alegría, Jackie corrió hasta él y se le abalanzó.

-Cuidado, aún no estoy listo para soportar su inagotable energía infantil.- dijo con un tono entre molesto y divertido. Los niños rieron.

-¡Tío, tienes que ver el nuevo videojuego que mi abuelo me dio, es genial!- Jack le jalaba de la polera intentando llevar al pelirrojo a su pieza.

-¡Claro que no!- chilló la niña.- Tienes que darme tu opinión sobre lo que he escrito en mi novela.

-¿Novela? ¡Eso es aburridísimo, Jackie! Confundes a Brick con mamá.- mi ceja se contrajo con enojo reprimido.- ¡A él no le interesan tus estupideces de niña, sólo te hace caso por lástima!

-¡No es cierto!- la voz de mi hija se quebró y pude ver como unas pequeñas lágrimas se formaban en sus ojos.

-Calma, enana, eso no es cierto.- Brick colocó su mano sobre la cabeza de mi hija y ella lo miró con un puchero.- Por supuesto que leeré tu novela.- una sonrisa pacífica se formó en el rostro del mayor.

-¡Gracias!- Jackie lo abrazó con fuerza.

-Ahora, no sé si jugar contigo, enano, fuiste muy cruel con tu hermana.- Brick le miró con el ceño fruncido.

-¡No es justo, siempre se ponen del lado de ella!- Jack ya había empezado a gimotear.- ¡Yo siempre estoy mal!

-¡Relájate, niño, era broma!- Brick rió y revolvió el cabello del menor.- Ahora, vayan a vestirse y luego hablaremos, ¿Ok?

-¡Muy bien!- ambos fueron corriendo, pero Jack se desvió a la cocina, tomó una manzana y luego retomó su camino hacia su cuarto.

Quedamos solos, lo miré con cara de pocos amigos y como siempre él sólo rió y caminó hasta el sofá donde se tiró y me miró con cara divertida. Ese idiota podría tener veintinueve años, pero seguía siendo un gran inmaduro. Brick no había cambiado nada en estos años, sólo físicamente, pues estaba más alto, sus rasgos eran más maduros, los de un hombre, su cabello era corto y desordenado, de hecho mi hijo se había cortado el cabello para parecerse más a su "héroe". Sus ojos seguían igual de hipnotizantes, esos ojos rojos jamás dejarían de ser lo más atrayente que ese idiota tenía.

-¿Por qué siempre vienes sin anunciarte?- le dije mientras colocaba el agua a hervir.

-Pensé que después de tantos años tendríamos más confianza.- su típica sonrisa socarrona apareció. Bufé de cansancio.- Pareces muy cansada.

-Lo estoy, trabajé toda la noche, así que te advierto que no estoy de humor para tus idioteces.- saqué las tazas y el café instantáneo.

-Tú nunca estás de humor.- rió sarcásticamente.- ¿Por qué no me pediste cuidar de los monstruos? Tenía la noche libre.

-Mi hermana se ofreció, ya sabes como está.- quité importancia con los hombros.- Desde que está embarazada le emociona mucho estar con los gemelos.

-Es cierto, siempre que puede menciona cuanto los extraña o lo que hacen.- rió quedamente.- Me dan ganas de decirle: Burbuja, cállate por un segundo, pero sabes como es, me mataría antes de pensarlo.- Reí fuertemente y asentí. El agua hirvió.

-Sí, tiene un humor peor que el mío.- serví el agua caliente en ambas tazas.

-No exageremos.- lo escuché decir a mis espaldas. Idiota.

-Ten, no puedo creer que te sirva café y me trates así.- le pasé la taza caliente en sus manos. Se quemó y emitió un quejido de dolor.

-¡Qué bruta!- tomó un sorbo y dejó la taza en la mesa.- Hoy es tu día libre, ¿Piensas salir con los enanos?

-No lo sé, es lo más seguro.- tomé un sorbo y dejé la taza entre mis manos. Abrí los ojos de golpe.- ¡Es verdad! Hoy prometí ir almorzar con mis hermanas.- Brick levantó una ceja.

-¿Mis hermanos irán?- preguntó algo molesto por ser dejado atrás.

-Iré a la casa de Burbuja, tu hermano vive ahí así que…- lo miré divertida.- No te invitaron.- canturreé como una niña pequeña. Brick frunció las cejas.

-Me da igual.- volteó la mirada enojado. Ante eso yo sólo reí más fuerte.

-¡Claro que no, mírate!- reí un poco más alto.- ¡Estás enojado!

-¡Tío!- escuché las voces al unísono de los gemelos.

Jacqueline venía caminando rápido con un gran libro de tapa de cuero color azul marino, sus ojos mostraban una gran emoción. En cambio, Jackson venía corriendo con una consola entre sus brazos, tal era su emoción que resbaló con la alfombra. La consola salió volando y le dio a Jackie, quién cayó de cara al suelo emitiendo un ruido sordo. Jack emitió un quejido y sus ojos se aguaron inmediatamente. Jackie intentó mantenerse fuerte, pero no pudo contener más su vergüenza y lloró, sus mejillas estaban rojas y su frente se arrugó con desagrado. Jack soltó pequeños sollozos. Ninguno quería que su héroe, Brick, los viera llorar.

-¡Eres un idiota, Jack!- gritó entre lágrimas mi hija.

-¡Cállate, llorona!- un puchero apareció en el rostro del pequeño.

Di unos pasos para levantarlos del suelo, pero el pelirrojo más alto de la sala se adelantó, tenía una pequeña sonrisa y movía su cabeza en negativa. Con sus grandes manos levantó a Jackie, tomó el libro, lo limpió y se lo pasó a la niña que lo miraba con vergüenza. Él la miró y le sonrió ampliamente, revolvió sus cabellos y procedió a levantar al más pequeño.

-Mi consola.- sollozó mi bebé de ojos rosas.- Ya no podremos jugar, tío Brick.

-¿Bromeas? De seguro tu mamá te dará una así…- e hizo el gesto de rapidez al tronar sus dedos medio y pulgar. Lo miré con el entrecejo fruncido.- Broma, relájate. Yo te daré una mejor que esa chatarra que tu madre te dio.- ¡Qué!

-¿En serio? ¿Mejor?- gritó con alegría el niño malagradecido.

-¡Claro!- se paró y volvió a ver a los gemelos.- Pero, por ahora, ¿Qué tal si vamos a jugar baloncesto?

-¡Sí!- gritaron al unísono.

-¡Así podré ganarle a Jack!- Jackie lo miró con soberbia. Jack le sacó la lengua.

-¡Claro que no, eres una niña, las niñas juegan horrible!- y corrió a su pieza por sus zapatillas y balón.

-¡Qué! Eso es mentira.- lo siguió muy ofendida.

-Idiota.- le dije al hombre que me miraba socarronamente.- ¿Chatarra? ¿Sabes cuanto costó ese juego? Míralo ahora, todos mis dólares están ahora desparramados por el suelo.- me agaché para recoger los pedazos, pero una mano detuvo la mía.

Brick me miraba como siempre solía hacerlo cuando estábamos solos, con intensidad, con pasión, con determinación, con deseo, con amor. Era esa mirada que me hacía sentir como una adolescente nuevamente, mi corazón latía más rápido, mis piernas parecían hechas de gelatina y mis mejillas se coloraban. Sentí como su rostro se acercaba al mío y yo sólo me quedé ahí, esperando, ansiando ese beso. Pero…

-¡Vamos, tío Brick, tenemos que ganarle a Jackie!

-¡Quién dice que tío Brick hará equipo contigo!

-¡Calma, niños, somos chicos contra chicas!- Brick quitó el balón de las manos de Jack y salió corriendo por la puerta, siendo seguido por los gemelos que no paraban de reír.

-No alcancé a comer un sándwich.- suspiré y salí tras los tres pelirrojos.

-00-

-¡Mira qué grandes se han puesto mis amados sobrinitos!- Burbuja gritaba con emoción.

Mi hermana estaba enorme, su pancita era redonda, dando a entender que sería un niño grande, pues sí, tendría un sobrino. Burbuja estaba tan hermosa y radiante como siempre, ya que aún pisando los treinta tenía ese aire de colegiala. Su cabello dorado caía como cascada, aún atado en dos colitas. Mis hijos sufrían, ya que, Burbuja tenía la costumbre de pellizcar sus mejillas.

-Pefo, tía, la fimos anofe.- fueron las distorsionadas palabras de Jack, seguido de un sonido de aprobación de Jackie.

-¿Cómo dicen, amores?- la voz cantarina de Burbuja hizo eco nuevamente.

-Que los dejes en paz por una vez, odiosa.- la rubia frunció el ceño y se enderezó para hacerle un puchero a la mujer que se acercaba.

-Bellota, es bueno verte a ti también.- reí ante la escena.

Bellota seguía con su actitud ruda frente a la vida, seguía siendo una mujer enérgica y sin pelos en la lengua. Debía admitir que mi hermana de al medio se había vuelto muy hermosa, era alta, y esculpida, sus músculos eran perfectos, no grotescos. Su cabello era sedoso y no desgreñado como en el pasado, seguí siendo melena de todas maneras. Su guardarropa ahora incluía piezas más femeninas y elegantes. En fin, ambas, Burbuja y Bellota eran hermosas y excelentes mujeres.

-¿Tío Boomer, puedo ir al baño?- preguntó con timidez mi pequeña niña.

-Por supuesto, pequeña.- Boomer le sonrió con dulzura y Jackie corrió hasta el baño.- Es tan adorable.

-¡Hola, gente!- Butch hizo aparición llevando de la mano a una pequeña niña de unos seis años.- Vinimos a poner la diversión, ¿O no, Cassy? -por extraño que parezca, Butch sonrió con dulzura.

Cassandra Utonio o Cassy, como le decíamos de cariño, era la pequeña niña de Bellota y Butch. Tenía seis años, era bajita y algo regordeta, de cabello azabache largo atado en una colita alta. Sus ojos verdes brillantes siempre miraban con seriedad y algo de malicia. Vestía una jardinera color pistacho y sandalias cafés. Sonrió afable cuando se encontró con su familia.

-Hola.- fue su escueto saludo, pero bastó ver nuestras sonrisas para que sus mejillas se colorearan de color rosa.

-No se parece a ustedes.- Brick caminó dentro de la casa con actitud desinteresada.- Cassy es tan tímida, ¿o no es así, sobrinita?- Brick se agachó y le dio una sonrisa de medio lado.

Cassy se sonrojó y se escondió detrás de su padre, pero le dio una pequeña sonrisita a su tío de ojos rojos. Brick acarició el cabello negro de su sobrina y rió, mientras Butch sólo levantaba una ceja.

-Me preocupa de que todos los niños tengan una especie de "enamoramiento" hacia ti, hermano mayor.- Butch lo miró de manera sospechosa.

-Los niños me adoran, bueno ¿Quién los culpa? Todo el mundo me ama y quien no… me envidia. – la clásica sonrisa autosuficiente de Brick hizo aparición y sin mentir, todos los adultos rodamos nuestros ojos con exasperación.

-Ya es hora de que tengan los tuyos, hombre.- Butch caminó hacia la sala.

-Sin apuros, hermano.- Brick se sentó y tomó la cerveza que su hermano rubio le ofreció.

-Anda, cuándo van a dejar de jugar ese estúpido juego que tienen.- Bellota me quedó mirando.

-¿A qué te refieres?- desvié mi mirada para ver como los tres niños jugaban en la cocina.- Estoy algo vieja para jugar.- Bellota rió con sorna.

-¡Vamos, todos lo sabemos!- Burbuja y los dos hermanos restantes se hicieron los desentendidos.- Tú y Brick llevan doce años jugando a que no son nada. Han roto y vuelto mil y un veces.

-¡Te equivocas!- la miré ofendida.- Brick y yo rompimos a los veintiún años y nunca más volvimos a estar juntos.- la miré desafiante.- ¿Cada almuerzo debe terminar como una sesión de terapia? ¡Y este ni siquiera ha empezado!

-¡Me enferma que no admitan que están hechos el uno para el otro!- Bellota tomó un pequeño sorbo de su cerveza.- Yo sé, Burbuja sabe, Boomer sabe incluso el idiota de Butch sabe…- un gemido de molestia fue emitido por el moreno.-…Que siempre que tienen oportunidad ustedes coquetean.

-¿Puedo defenderme?- ambas miramos al pelirrojo.- Gracias. Bellota, ¿por qué mierda no te metes en tu vida? Gracias, buenas tardes.- siguió tomando su cerveza. Sonreí.

-Porque los quiero.- Bellota me miró con seriedad.- Y sé que se aman, sé que Brick ama a los gemelos y yo…pensé que era lo correcto.- sus cejas se contrajeron con culpabilidad.

-Bombón, lo siento, pero yo creo lo mismo que Bellota.- Burbuja admitió con timidez.- He visto como se miran, cuando sus manos se tocan… ¡Son adolescentes de nuevo!

-Lo siento, hermano, pero es verdad.- Butch miró a su hermano.- Madura.

-¿Terminaron con su intervención? Porque me muero de hambre y Burbuja cocina increíble.- Brick los miró con molestia.

-Sé que quieren que estemos juntos, pero no sucederá. Rompimos hace tanto tiempo y en un buen plan, seguimos siendo amigos. Es todo.- mis manos temblaron.

-Ok, dejaré el tema, fue muy rudo de mi parte sacarlo de la nada, pero tenía que decirlo.- le sonreí y acaricié su hombro.

-Está bien, Bellota, sé que te preocupas.- Ella me sonrió y me abrazó.

-Disculpa, mami, ¿pero cuando comeremos? Tengo hambre.- Jack me miró con tristeza. Sonreí.

-¡De inmediato, cariño!- Burbuja aplaudió con gracia.- ¡Todos a la mesa!

Mis ojos se fijaron en cierto pelirrojo, quién parecía muy molesto y no lo culpo. Desde que decidimos romper, nuestros hermanos, amigos e incluso mi padre han intentado juntarnos de nuevo. A pesar de que les decíamos que estábamos bien y que, de hecho, la ruptura fue algo acordado entre ambos, todos insistían en que estábamos en un error. Error. Sí, aún recuerdo el por qué de nuestra ruptura. Durante ese año nos habíamos distanciado, yo solía estar muy concentrada en mis estudios y en la crianza de mis hijos, por otro lado, Brick estaba en su etapa alocada, aventurera y apasionada. Brick quería hacer un viaje a Sudamérica, pero yo le dije que no lo acompañaría, una cosa llevó a la otra y terminamos peleando, dijimos cosas horribles, pero al final nos dimos cuenta de que las cosas no resultarían del modo en que iban. Yo seguí con mi vida y Brick fui a su viaje a Sudamérica, volvió después de un año y medio.

-¡Mamá!- pegué un sobresalto y miré a la mesa frente a mí.

-¿Qué sucede?- miré para todos lados, mis hijos me miraban con reproche.- Disculpen, estaba distraída.

-Eso ya lo sabemos.- dijeron al unísono. A pesar de no ser gemelos idénticos, tenían la costumbre de hablar al unísono.- ¿Quieres ensalada de papas?

-Sí, gracias, niños.- alcé la mano para recibir el recipiente, pero mi mirada se cruzó con unos ojos rojos y no sostuve bien el recipiente, haciendo que éste se cayera sobre la mesa.- ¡Diablos!

-Descuida, Blossy, yo lo limpio.- Burbuja hizo un ademán de levantarse, pero la paré con mi mano.

-Burbuja, no deberías esforzarte por tonterías, yo fui la idiota que lo dejó caer.- me paré para limpiar.

-Calma, cuñada, yo me encargo.- Boomer trajo un paño para limpiar.

-Gracias, Boomer. ¡Soy una idiota! Tiré tu deliciosa ensalada, lo siento yo…- mis manos tiritaban sin querer y mi lengua se enredaba. Mi visión se nubló y yo…

-¿Mami, por qué lloras?- las voces de mis hijos me alertaron.

-Tía está triste.- Cassy miró a su madre, quién a su vez me miraba preocupada.

-Rayos, lo siento, creo que es estrés.- reí nerviosamente y enjuagué mis lágrimas. Mis bebés me miraron preocupados.- Estoy bien, cariños, lo juro.

Pero, esos ojos carmesí sobre mí no ayudaban a mi situación. ¡Aléjense de mí!

-00-

La noche cayó hace algunas horas, como siempre, Burbuja insistió en cuidar a los gemelos mientras yo trabajaba, de hecho harían una pijamada junto con la pequeña Cassy. El departamento estaba a oscuras, sólo se oía el murmullo de las manecillas del reloj, los clásicos ruidos de ciudad y la de respiración agitada. Jamás me había sentido tan culpable en mi vida, sentía que estaba mintiendo, a quién engaño, ¡estaba mintiendo! Y de qué manera. No entendía por qué, pero el hecho del secreto, del engaño hacía todo más interesante, más excitante, más juvenil. Pero, eso hace ya tiempo no me era suficiente, quería más, quería salir de la mentira. ¿Será porque me estoy haciendo vieja que los juegos de adolescente ya no me satisfacen? Todos esperan cosas de mí, de nosotros, pero qué dirían si supieran todo. Mis hijos, siempre dije que velaría por ellos, pero esto no está bien, sé cual es la opción más correcta, sé quien es el indicado. Siempre lo ha sido.

Su calor recorre mi espalda y su brazo me envuelve en un abrazo cálido y lleno de amor. Suspiro, me volteo para verle a la cara, pero las sombras me dificultan la tarea. Me acurruco hacia él, dejo que su calidez me embriague, dejo que me conforte al acariciar mis cabellos naranjas, dejo que sus manos rocen con delicadeza mis hombros desnudos, sintiendo esa electricidad. Me acerco a su rostro y le planto un beso ligero en los labios, con tristeza, él parece entender mi mensaje oculto en tan taciturnas caricias.

-¿Estás segura? Tú fuiste la primera en decir que el anonimato nos mantendría seguros.- su voz ronca cortó el armonioso silencio.

-Lo sé, pero quiero más que seguridad.- suspiré.- Quiero felicidad.

Sentí como sus labios formaban una sonrisa sobre mi frente, se apoyó en sus codos y me miró con ojos oscuros y tragados por las penumbras. Sus manos se posaron en mi cadera y con determinación me miró.

-Eso me hace feliz.- rió quedamente y se agachó hasta besar mis labios con mucho amor. Y después como muchas otras veces, danzamos al ritmo del amor.

-00-

-¿Estás mejor?- los ojos azules de mi hermana me miraron con gran preocupación.- Ayer te veías tan… triste.

-Sí, de hecho estoy mejor que nunca.- le sonreí con sinceridad.- Ayer sólo no me sentía bien conmigo misma.

-Muy bien, me quedé muy preocupada.- con su mano derecha acarició su barriga y yo la imité, queriendo sentir a mi futuro sobrino.

-Discúlpenme, ambos.- miré su barriga y besé la frente de mi hermanita menor. Ella me sonrió con dulzura.

-¡Anda, tío Butch eres lentísimo!- la voz de Jack se escuchaba desde las bancas del parque donde mi hermana y yo estábamos sentadas.

-¡Ten cuidado, Jackson!- le grité a todo pulmón.- Está muy alto, no creo que me escuche.

Sí, al parecer la sustancia X podía ser heredada, sino de qué otra manera mi hijo estaría volando por los cielos con sus tíos. Era muy rápido, y si en algo Jack era superior que su hermana era utilizando sus poderes, ya que Jackie era temerosa respecto a ellos. Así que se quedó en el suelo jugando con su pequeña prima, quién no tenía o no florecían aún sus poderes.

-¡Cómete mi polvo, Jacqueline!- reía fuertemente el gemelo más pequeño.

-¡Cállate de una vez, idiota!- las mejillas de Jackie estaban rojas.

-¡Lo siento, no puedo oírte por sobre el sonido de mí siendo más genial que tú!- la estridente risa de Jack se hizo presente. Se reía como él. Ronald solía reír estridentemente.

-¡Ojala choques, estúpido!- Jackie gritó y Cassy rió con voz cantarina.

-Han crecido mucho los pequeños, ¿no?- Burbuja señaló con dulzura.- Se parecen mucho a ti. ¡Gracias a Dios!

-Así es.- reí suavemente.- Pero, aún así, tienen algunos rasgos de Ron. Jack se ríe como él, tiene la mala costumbre de mirar fijo a la gente como Ron, he visto como chasquea la lengua cuando se molesta. Jackie tiene esa manía por el orden, aunque no lo pareciera Ron solía ser algo maníaco para ello. Y suele jugar con el pelo de la gente.- sonreí.- Al menos son rasgos que me gustaban de él.

-Esperemos que no hallan sacado la infidelidad de él.- Bellota llegó con unas bebidas para nosotras.- O su mal gusto para las parejas.- levanté una ceja.- Lo digo por Princesa, tonta.

-No digas esas cosas, Bellota.- la rubia abrió su bebida.- Jackson será el perfecto caballero y Jacqueline será una honorable dama.- Bellota rió nasalmente.

-¡Por supuesto! No hay duda de ello.- Bellota miraba con ternura hacia donde se encontraban las niñas y luego subió la mirada hacia los chicos.- Graciosa la manera en que terminan las cosas.

-Sí.- dije quedamente y jugué con la botella de agua.

Mis ojos se fijaron en el alto pelirrojo que ahora tomaba entre sus brazos a la pequeña pelirroja. Al parecer harían una carrera Brick-Jackie, Butch-Cassy, Boomer y Jack. Sonreí ante la pintura frente a mí. Quién diría que los tres criminales se convertirían en miembros activos de la sociedad, que el más alocado de los tres estaría ahora mimando a su pequeña hija de seis años, que el más infantil de ellos sería el esposo cariñoso y futuro padre responsable y que el más frío y calculador sería derretido por dos pequeños, quienes ni siquiera eran sus hijos. Aunque bien podrían pasar por hijos de él. Se parecen tanto.

-¡Vaya! Fue una pelea reñida, pero debo admitir, este chico.- Butch revolvió el cabello de Jack.- es demasiado rápido.

-¡Escuchaste eso Jackie!- una sonrisa soberbia cruzó los labios del gemelo. Jackie bufó.

-Es más que obvio que te dejaron ganar.- Jackie arregló su cabello que estaba despeinado por el viento.- ¿Cómo podrías tú, un insignificante muchacho, ganarles a los Rowdyruff Boys?- ahora la soberbia estaba en la cara de la gemela. Jack no aguantó y me miró.

-¡Mamá, oíste, oíste!- apuntaba enfadado a su hermana. Rodé los ojos.

-Ustedes pelean aún más que mis hermanas y yo cuando éramos pequeñas.- mis hermanas rieron.

-¿Ustedes peleaban?- Butch levantó una ceja.- Eso era discutir, ¡nosotros sí que peleábamos! ¿Lo recuerdan?- el moreno miró a sus hermanos.

-Sí, aún tengo los moretones, gracias, Butch.- Boomer lo miró con enfado.- Eras, y eres, una bestia.

-¡Que mujercita saliste!- Butch rió fuertemente.

-Por favor, recuerdo cuando gritabas como niñita cuando te daba esas palizas.- Brick se cruzó de brazos, a lo que su hermano lo miró con ira.

-¡Claro que no! Todos saben que yo soy el más fuerte de los tres.- levantó a su hija y la posó sobre el regazo de su madre.

-¿Quieres apostar?- Brick hizo sonar sus nudillos y sonrió de medio lado. Butch subía sus mangas.

-¡Basta! Dios, no tienen cinco años, par de inmaduros.- Burbuja gritó enfadada.- Además, ¿qué clase de ejemplo le dan a los niños?- los aludidos agacharon la cabeza.

-Perdón.- dijeron al unísono y los gemelos rieron.

-Hablaron como nosotros.- apuntó Jack y Jackie rió.

-Bueno, fuimos creados al mismo tiempo, ¿Eso nos hace gemelos?- Butch levantó una ceja y miró a sus hermanos. Ambos encogieron los hombros.

-Dios me libre de ser como tú.- apuntó Brick mientras Boomer reía.

-¡Papá!- la vocecilla de la morenita detuvo al moreno de romper la cara de sus hermanos.

-¿Si, preciosa?- se volteó con una sonrisa boba. Bellota rodó los ojos.

-¡Quiero helado!- gritó emocionada, dejando ver algunos agujeros donde se le habían caído los dientes.

-¡Claro que lo tendrás, mi niña preciosa!- la tomó en brazos y frotó su cara contra la de ella, ella reía por las cosquillas que causaba la barba.- Los robaré si es necesario.

-No lo es.- dijimos las tres PPG.

-Vamos, ver a Butch en modo paternal me da asco.- Brick metió sus manos en sus bolsillos y caminó seguido por sus fans número uno: Jackie y Jack.

-00-

Burbuja ya llevaba tres helados de fresa, los consumía como si fueran pequeños caramelos, sin embargo, nadie se atrevía a señalarlo, inclusive su esposo, pues Burbuja embarazada era una Burbuja enfadada, su personalidad me hizo recordar el tiempo en que se creía guerrera, molesta por nuestras bromas sobre su infantilismo y supuesta debilidad. Bellota bebía un frappuccino mientras ayudaba a su hija a no botar la copa de banana split que compartía con su padre. Brick comía una hamburguesa y reía por la manera de comer del más pequeño de los gemelos, es decir, como un hambriento huérfano de la calle. Había devorado una copa de helado de chocolate y ahora comía una porción de papas fritas. Jackie lo miraba con asco al tiempo que comía elegantemente su copa de helado de mora crema. Parecía una escena tan simple, tan ordinaria como cualquiera otra mesa, pero no para mí. Era hermosa. Mis amadas hermanas, mis hijos, mis cuñados, mi sobrina y mi mejor amigo. Todos ellos hacían de esta escena tan común algo tan bello, algo que pensé jamás tendría. Recordar todos esos episodios dolorosos cuando tenía dieciséis era casi como una horrible pesadilla que no sucedió. Con seguridad podía decir que estaba feliz. Muy feliz con mi familia. Obviamente me gustaría que en esta pequeña escena figurara mí amado padre y su actual esposa la señorita Keane. Se habían casado cuando tenía diecinueve años. Eran tan felices y nosotras estábamos más que dichosas de llamar madre a nuestra adorada maestra de kinder garden. Sonreí al ver que mi vida hasta ahora era tan hermosa, pero faltaba sólo una cosa para hacerla más preciosa.

-Oigan, tengo algo que decir.- dejé la cuchara de mi helado sobre la servilleta y me giré para ver a todos.- Es algo delicado.- mis hermanas me miraron preocupación.- ¡Descuiden no es malo!

-Bien, entonces escúpelo.- rugió mi hermana de ojos verdes.

Le dediqué una suave mirada a Brick, quién levantó la ceja sin entender, pero después de unos segundos supo lo que haría. Asintió y una sonrisa suave apareció.

-Yo estoy saliendo con alguien.- miré a los niños, pero los tres parecían más interesados en sus helados y papas. Burbuja emitió un chillido y se tapó la boca con las manos. Bellota me miró interesada y los hermanos me miraban con sorpresa.

-¡Quién es!- me sobresalté por los gritos de mi hermanita.- ¿Es Jason?

-¿Qué? ¡No!- pude ver de reojo como Brick ponía una mueca de desagrado. Idiota.- Sabes que Jason está comprometido con una mujer muy hermosa y estupenda persona, ya te hablé de Penny.- rodé los ojos.- Dios.

-Perdón, fue el primer nombre que asaltó mi cabeza.- suspiró aliviada.

-Anda, dinos ya de quién se trata.- Bellota miró interesada y posó su mentón sobre la cabeza de Cassy.

-Es alguien que conocen muy bien.- dije con una sonrisa traviesa.

-¿Bob?- dijo Butch con sorpresa. Lo miré con horror.

-¡Por qué rayos ese viejo barrigón de tu escuela, Butch!- lo miré asqueada y él se encogió de hombros.

-Fue el primero que se me ocurrió, lo conozco muy bien. Buen hombre.- sonrió con simpleza. Negué con la cabeza.

-¿Es acaso ese lindo científico que trabaja contigo?- Bellota sonrió con picardía.- Ese que es alto de cabello rubio ondulado.

-¡Sí! Él es lindísimo, creo que se llama… Charlie.- apuntó la rubia. Los RRB las miraron con enfado.- Ay, Boomer, tú eres más guapo.

-Claro, arréglalo no más.- se quejó el rubio.- Mi cabello es más lindo.- hizo un puchero. Su mujer rió y le dio la razón.

-Bien, basta de tonterías.- señaló un enfadado Butch.- ¿De quién se trata?

-De mí.- Brick dijo con simpleza.

Fue un silencio. Sólo se escuchaban los ruiditos de comer de los tres niños. Mis hermanas no sabían si molestarse o gritar de alegría, los hermanos estaban muy confundidos.

-Finalmente.-Boomer sonrió con la mayor dulzura y posó una mano sobre el hombro de su hermano mayor.- Han madurado al fin.

-¡Sí, sí!- Burbuja se levantó y me abrazó, seguida por Bellota aún con mi sobrina en brazos.

-¿Por qué tan feliz, tía Bles?- preguntó Jack, usando el apodo que Boomer le dio a Burbuja; Bubbles.

-¡Porque van a tener un nuevo papá!- gritó Burbuja llevada por el entusiasmo.

-Tranquila, aún somos novios.- dijo Brick con tono juguetón. Ambos niños miraron con ojos abiertos.

-¡Tío Brick será nuestro padre!- chillaron al mismo tiempo.- ¡Genial!- se abalanzaron sobre el ex líder de los RRB y lo abrazaron con enorme afecto.- ¡Nuestro héroe es nuestro papá!

-Calma, niños, no lo asusten.- dije con nerviosismo.

Pero, Brick estaba muy feliz, sus mejillas parecían no sostener la gran y hermosa sonrisa que tenía al sentir los bracitos de los gemelos abrazándolo. Muchas veces me había confesado que él amaba la idea de ser el padre de los gemelos. Que los había empezado a querer desde que supo de mi embarazo. Siempre me ha dicho que los ama a pesar de que en su sangre corren los genes de Ronald. Me confesó su sueño: escuchar algún día que los gemelos lo llamarán papá.

-¡Hay que hacer una gran barbacoa en casa!- señaló Boomer, burbuja asintió.

-¡Compraré la mejor carne!- Butch golpeó fraternalmente la espalda de Brick.- Y la mejor cerveza.- el oji-rojo sonrió.

-¿Qué pasa, mami?- preguntó Cassy con timidez.

-Tía Blossy y tío Brick son novios ahora.- Bellota acunó a su hija en sus brazos. Los ojos verdes de la niña brillaron.

-¿Cómo tú y papi?- dijo emocionada. Bellota asintió.- ¡Sí!- gritó sin saber muy bien. Acaricié sus mejillas.

-¡Oh! Además.- todos me miraron, incluyendo mi novio de ojos carmesí.- Estoy embarazada. Brick y yo tendremos un bebé.- los ojos de mi novio se agrandaron.

Mis hermanas y mis cuñados vitorearon con gran alegría, Brick se acercó a mí y me plantó con gran y dulce beso en los labios. Fue un beso tan romántico, tan lleno de amor. Se apartó y me abrazó por la cintura.

-Tendremos un bebé.- los ojos de Brick no contenían tanta alegría.- El criminal y experimento sin rumbo tendrá una hermosa familia.- Asentí y él me tomó por la cintura y me hizo girar.- ¡Oyeron eso, enanos, seremos una gran familia, y tendrán un nuevo hermanito o hermanita!

Los gemelos se sorprendieron, pero fueron corriendo hacia nuestros brazos, tomé a Jack y lo besé en la frente, mientras Brick tomaba a Jackie y la besaba en su mejilla.

-¡Bebé!- gritan ambos y nos abrazan aún más fuerte.

Pude sentir al fin, ese calor que siempre busqué en las noches donde mi corazón y mi mente me decían que nunca tendría, que el mundo estaba enojado conmigo como para darme un rayo de esperanza. Al fin, puedo decir con toda certeza, aún sin saber lo que me depara el futuro, que soy absolutamente feliz. ¡Feliz!

-15 años después-

-No bromees, no iré a su presentación.- miré con desaprobación al joven de veintisiete años en frente de mí.- Es patética.

-Vamos, sólo estás enojado porque me lo pidió a mí primero.- le dijo una hermosa joven de veintisiete años.

Frente a mí estaban dos jóvenes exitosos, una era profesora de psicología en la Universidad Estatal de Townsville, a su corta edad era una de las académicas más destacadas de su área. Jacqueline Utonio, una joven talentosa y hermosa, mucho más alta que yo, de ojos rosas encantadores, no podía envidiar a ninguna modelo, largísimo y sedoso cabello que poco a poco había perdido su color naranja brillante para volverse de un café rojizo. Había desarrollado una personalidad muy similar a la de Ronald: competitiva, soberbia, graciosa y algo cortante.

-¡Claro que no!- replicó el joven con ojos ofendidos.

A su lado se encontraba un alto y fornido joven de desgreñados cabellos cafés con toques de naranja. El joven inmaduro era un exitoso programador de videojuegos de una compañía muy exitosa llamada "Play or Die", que ya ha sido bastante galardonado por expertos y fans por todo el país y por no decir, mundo. Se había vuelto muy guapo, era fornido, su cabello era corto y alocado, usaba unas gafas al estilo hipster, su rostro recordaba algunos rasgos de su padre biológico, pero su personalidad era más parecida a la mía. Enojón, tímido en cierto punto, estudioso, de corazón maleable.

-Sí estás celoso, hijo.- sonreí y acaricié su brazo. Hizo un puchero.- Pero, lo importante, es que vayas a apoyar a tu hermano.

-Claro que iba a ir mamá.- me sonrió y a lo lejos escuché los pasos de los otros dos hombres de la casa.

-Vamos ya, se hace tarde.- dijo un Brick muy viejo, se podían ver algunas canas en su cabello alguna vez brillante. Tenía, al igual que yo, cuarenta y cuatro años. Después de tanto, seguíamos siendo los mismos adolescentes de dieciséis años que se enamoraron sin querer.

-Estoy ansioso por que vean mi presentación.- dijo Dante, mi hijo menor, de casi quince años.- Hoy en definitiva me ascenderán de cinturón en Kung Fu.- una sonrisa entusiasta, pero escondida por soberbia apareció en su cara. Él era la copia de Brick, lucía exactamente como él a su edad, tenía el cabello largo atado en una cola, personalidad fría y maliciosa, y los mismos ojos rojos hipnotizantes.

-¡Vamos, muchachos!- Brick gritó entusiasta seguido por los gemelos.

-¿Te ayudo, mamá?- dijeron mis tres hijos al unísono. Sonreí con ternura.

-Vayan, ustedes adelantándose, terremotos, yo ayudaré a su madre.- sentí a Brick detrás de mi espalda. Los chicos salieron de la casa para subir al auto.- ¿Vamos, amor?- su voz se suavizó.

-No me trates como a una niña.- reí mientras no aproximábamos a la puerta.- Ha pasado mucho tiempo.

-Sí.- su voz sonó melancólica.- Sabes, esta es la primera vez que siento que tú me necesitas, aún si es sólo el 1% de lo que yo aún te necesito.

-No estoy contigo porque te necesite, idiota, es porque te amo mucho.- sentí un golpe y luego la brisa del jardín. Brick cerró la puerta.

-Lo sé, pero nunca he podido retribuirte lo que hiciste por mí.- su mano se posó sobre mi cabeza.- Te amo demasiado.

-Lo haz hecho todos estos años a mi lado, siendo un buen esposo, padre, cuñado, tío, hermano y yerno.- cerré mis ojos.- Nadie podía evitar lo que ella haría.

-Bien, basta de malos pensamientos, hay que animar a ese enano.- rió y yo con él.

Recuerdo el pasado, recuerdo cuando dije que no me retractaría y seguiría segura de que era inmensamente feliz y jamás rompí esa promesa que me hice a mí misma. Ni siquiera cuando Princesa salió libre, me buscó e intentó vengarse de Brick por casi asesinarla. Esas armas jamás las había visto. Fueron dolorosas, quiso atacar a mi amado pelirrojo, no podía permitírselo. Aunque eso significara ser nunca más súper.

-Oye, Jack, ayúdame a subir a tu madre, ¿Guardas la silla en la maletera, Dante?

-00-

Ser feliz era algo que jamás imaginé cuando mi viaje empezó a los dieciséis, pero incluso ahora podía decir sin problemas, sentir realmente en mi corazón, que era tan inmensamente feliz que casi sentía que no era merecedora de tal regalo.

Todos seremos felices si nos lo proponemos.

Nunca estuve sola

Tú nunca lo estarás.

Fin


Fin, al fin. Como ya es usual, tardé una eternidad en subir el nuevo capítulo y el último por lo demás, pero si antes les había mencionado que mis preocupaciones por la universidad me tenían sin ánimo, esta vez fue muchísimo peor. Me fue tan horrible, que no tenía ganas de nada, a pesar de que sabía que los estaba decepcionando con mi atraso. Discúlpenme, ustedes siempre me apoyaron con este proyecto y de verdad les estoy muy agradecida, sus palabras de aliento me hicieron sentir mucho mejor. Leo cada uno de sus amados reviews, y si no les he respondido de forma personal, deben saber que aprecio y valoro sus comentarios. Gracias a los que estuvieron desde el principio, a los que sólo pasaron una vez, a los que leen sin comentar y a los que se unieron al final. Gracias de verdad.

Pero, ya basta de sentimentalismos. La historia acabó y este capítulo fue para mostrar cómo se desarrolló la vida de Bombón después de tanto tiempo. Quería relatarles que aún después de todo, Bombón es una luchadora y que se propuso a ser feliz. Es lo que les deseo a ustedes y a mí misma.

Ojalá les haya gustado este epílogo y la historia en general, que si bien es un cliché en el mundo de los fanfictions, quise contarla a mi manera.

Ojalá nos veamos pronto

Les deseo un hermoso 2013

BYE