Bueno, molestando con otra de mis locuras...

Esta es una de mis mas recientes ideas; al principio quería que fuera un One-shot, pero a causa del desarrollo de la idea y de todo lo que tenía en mente se alargó un poquito, por lo que resultó teniendo tres partes... o eso espero ya que la última parte está en proceso.

No los aburro más y les dejo la historia que a decir verdad me costó un poco hacer, jeje, así que espero que haya salido bien... (y todo por la personalidad de Sasuke...)

Ojalá les guste...

Besitos, Konoha girl


Interesante

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-Hinata, mira – señaló su rubia amiga hacia la puerta de entrada del colegio - ¿No es hermoso?

-Un ángel caído del cielo – acotó su otra amiga de cabellos rosados mientras miraban al chico en cuestión desde el otro lado de la calle – Creo que me he enamorado.

-No seas así Sakura – le recriminó la rubia – No puedes enamorarte tan rápido de alguien – terminó devolviendo la vista al muchacho con un suspiro.

-Me parece que tu también lo has hecho Ino – le contestó la aludida al momento de colocar sus manos en sus caderas como señal de reproche.

-Chicas, n-no peleen – intentaba tranquilizar Hinata a sus amigas que se miraban de una manera nada amigable.

Parecía que no la habían escuchado, y por más que lo volviese a intentar, no lo lograría. Se habían interesado en un chico que habían visto hace apenas cinco minutos en la gran puerta de entrada al colegio.

Decidió mirarlo para ver de quien se trataba. Y ahí estaba.

Era un chico, de al parecer de su misma edad, de cabellos azabaches y piel pálida, que estaba apoyado a uno de los pilares de la entrada. Se encontraba cruzado de brazos y con la mirada perdida en la calle, todo esto acompañado con una cara de aburrimiento y molestia.

¿Podría eso deberse a las chicas que pasaban a su lado? Esas que lo devoraban con la mirada.

Parecía ser el más popular de ese colegio, si, no había dudas, sino, ¿Por qué los muchachos lo miraban con odio y envidia?

En eso sacó de su bolsillo lo que parecía ser un celular y se lo quedó observando detenidamente para luego cerrarlo, guardarlo y volver su vista al frente.

-Tanta belleza daña mi sentidos – escuchó de una de sus amigas – Es muy hermoso, creo que iré a presentarme.

-Como si tuvieras las agallas Sakura – escuchó nuevamente – Además, de seguro te rechazará, no eres para él, en cambio yo…

-En cambio tu Ino – le interrumpió la aludida – crees que podría elegirte a ti.

-Por supuesto – respondió – Y lo verás ahora mismo.

Cruzó rápidamente la calle para posicionarse frente al chico que la miró enojado al interrumpir su vista. Desde el otro lado de la calle, en cambio, Hinata y Sakura se encontraban sorprendidas ante el atrevimiento de la rubia. En eso escucharon la conversación que la otra había comenzado, pero en un volumen bajo ya que estaban a poca distancia, pero aun así, alejadas.

-Hola, mi nombre es… – comenzó la chica pero no pudo terminar porque el chico habló.

-No me interesa – le interrumpió fríamente – Y ahora, si me haces el favor de retirarte que estoy…

-Mi nombre es Ino Yamanaka – continuó sin importarle que le hubiera hablado así - ¿Y tú?

-Y yo alguien que no está interesado – le devolvió una mirada oscura – Vete – concluyó sacando nuevamente su celular y mirándolo.

-¿Qué ves ahí? – preguntó intrigada la chica mientras intentaba descubrir que era.

-Nada que te interese – contestó cerrándolo y guardándolo nuevamente.

Ino ya no sabía qué hacer, así que llamó con la mano a su otra amiga que continuaba al lado de Hinata. Esta, al verla, corrió en esa dirección y se detuvo al lado de ella.

Hinata, quien había quedado sola del otro lado, no sabía qué podría hacer ya que la dejaron sola, tal vez seguir observando.

-Hola, yo soy Sakura Haruno, es un placer – dijo ofreciéndole su mano en forma de saludo.

-Como ya le dije a tu amiga, no me interesa – habló más frio que antes – Me gustaría que me dejaran en paz.

Hinata, sorprendida por la mala educación de él, pensó que tal vez debería retirar a sus amigas de ahí, antes de que siguieran siendo rechazadas por ese que se sentía superior a ellas.

¿Por qué les decía eso? Un saludo no se le niega a nadie. Aunque, luego de formularse eso pensó que no tenía la culpa. Después de todo ellas interrumpieron lo que estaba haciendo y hasta ella lo veía como un gesto molesto.

Decidió cruzar la calle y buscarlas, eso se les estaba saliendo de las manos. Cuando llegó se colocó al lado del muchacho, que al sentir otra presencia suspiró cansadamente.

-¿Tú también vienes a estorbar? – le preguntó sin siquiera mirarla – Al parecer tendré que repetir por tercera vez que no me interesa.

-No, n-no venía a p-presentarme – le contestó – S-solo venia a b-buscar a mis amigas.

Ante tal respuesta, se sorprendió. ¿No venía a hostigarlo como lo estaban haciendo las otras dos?

Vaya, esto era interesante, muy interesante. Por lo visto no tenía interés en él, y eso lo aliviaba, una menos con quien lidiar.

Decidió voltear la cabeza para descubrir quién era, y al hacerlo se encontró con una mirada perlada, piel casi del mismo color que la de él, y cabellos azulados oscuros de un largo hasta casi el final de su espalda.

Interesante, pensó.

-Mejor de lo que creí – dijo aún mirándola.

-¿Qué? – preguntó la rubia.

-Mucho mejor – habló para sí mientras esbozaba una media sonrisa y emprendía camino hacia el interior del colegio, dejando a tres muchachas algo confundidas ante lo sucedido.

-Es un poco extraño – habló al fin Ino.

-Sí, aun así me encanta – respondió la otra chica.

-D-deberíamos entrar antes d-de que t-toque el timbre – dijo Hinata a las chicas, las cuales asintieron y siguieron el camino que había tomado el chico.

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Y ahí estaba, sola en su salón…

Bueno, sola, como se podría decir no, ya que había 20 personas más en la misma habitación. Ella solo se consideraba así a causa de haber ingresado en un salón diferente al de sus amigas.

Se sentó en el último banco disponible, cerca de la ventana. Un lugar que la acogería durante todo el año. ¿Se sentaría sola o alguien la acompañaría? Total, nadie se conocía al ser todos estudiantes de primer año.

Miró el paisaje que le brindaba el gran ventanal a su izquierda, era un lugar muy bonito, con muchos estudiantes aun entrando por la puerta, y otros hablando entre sí.

Sintió unos murmullos en el salón, seguidos de una presencia a su lado.

-Por lo visto me ha tocado en el mismo salón que una de las molestas.

Esa voz fría le resultó demasiado conocida, y por lo visto seguía molesto por lo de minutos antes en la entrada de su primer día de clases.

No contestó, no quería hablar con una persona desagradable. Solo suspiró y siguió viendo hacia afuera.

-Por lo visto me ignorarás – volvió a hablar y se oyó que arrastró una silla, demasiado cerca para su gusto – Veo que tendré que sentarme aquí.

-S-si no q-quieres puedes c-cambiar con otro – respondió bastante valiente para su personalidad. Ella no era así, al contrario, la timidez era lo que la caracterizaba, pero ese chico parecía querer hacerla sentir mal, no podría dejarse tratar así, intentaría defenderse.

-Hmp – emitió él – No, está bien; mientras no me molestes de nuevo.

-Y-yo – apartó la vista de la ventana para verlo, ahí con una postura de despreocupación ante la vida – Y-yo no lo m-molesté. Solo busque a m-mis amigas, n-no quería que las s-siguiera rechazando.

-Ellas se lo buscaron. Estaba ocupado.

-¿Ocupado? S-si, se n-notaba mucho – se calló ante lo dicho, ¡Qué atrevida había sido!

-Vaya, vaya – sonrió y se enderezó de su postura para acercarse a ella. Su cara quedó a pocos centímetros de la suya, haciendo que al hablar su aliento la acariciara – Para tener ese tartamudeo, eres muy valiente.

-N-no lo soy, s-solo… - sus mejillas se tornaron a un color rojo, y todo por tenerlo tan cerca - ¿P-podría alejarse d-de mi r-rostro?

-Aun así – se alejó y cruzó de brazos – eres más interesante de lo que creí. ¡Qué divertido será esto! – exclamó despeinándose sus cabellos y sacando una carpeta de su mochila.

Hinata solo calló, ¿Qué podría decir ante lo que escuchaba? Si no entendía nada…

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El día por suerte había terminado y ahora regresaba a su casa junto sus amigas que no paraban de hacerle preguntas sobre el chico. Y todo porque al buscarla a su salón en la última hora, la vieron guardando sus útiles, al igual que su compañero de banco, que al verlas en la puerta cambió una sonrisa de diversión por una cara de aburrimiento y desprecio.

-No puedo creer que te haya tocado en el mismo salón que él – decía una rubia muy animada – Y mucho menos en el mismo banco.

-Esto me será mucho más fácil – acotaba su otra amiga – Ya que Hinata es su compañera, podrá hablarle bien de mí. Y tal vez en un futuro salgamos y seamos novios.

-Sigue soñando Sakura – reía la otra – Como si eso fuera fácil.

-Cállate Ino – le contestó enojada.

-Chicas, n-no peleen – trató de tranquilizarlas – Además, n-no deberían andar atrás d-de él.

-¡¿Qué? – gritaron las dos al unísono.

-No puedo creer que Hinata Hyuuga haya dicho eso – la rubia estaba sorprendida.

-Yo s-solo lo d-digo porque es una p-persona desagradable.

-¿Cómo puedes decir eso? Con esa cara se le perdona cualquier cosa – Sakura sonreía como tonta enamorada.

-P-por nada.

No quería explayarse y mucho menos contar lo que ese chico había tratado de hacer. ¿Cómo les explicaría que lo único a lo que se dedicó hacer en todo el día fue en quererla molestar? Y siempre diciéndole que sería una más de sus fans.

No podría decirles tampoco que más de una vez le susurró cosas al oído, cosas que para ella carecían de sentido, pero para él eran divertidas.

Y lo peor y más vergonzoso de todo… no podría contarles qué esa desagradable persona intentó propasarse con ella en medio de la clase.

¿Cómo se había atrevido a acariciar su pierna? Si el timbre no hubiera sonado su mano hubiera subido más hasta el punto de tocarle...

No, no quería recordarlo.

¡Era un pervertido! Mañana intentaría cambiar de banco con alguna compañera que seguro accedería de inmediato.

-Bueno Hinata – Sakura la sacó de sus pensamientos – Hasta aquí llegamos nosotras – concluyó cuando llegaron a la entrada de la casa de Hinata.

-Sí, debes arreglarte para la visita que tendrás – agregó Ino.

-V-visitas – corrigió ella.

-¿Qué, no vendrá sola? – preguntó la de cabellos rosados.

-No, ella es m-madre.

-Qué interesante, bueno, esperemos que su hija o hijo sea tan buena o bueno como dices que lo es ella – continuó Sakura.

-Sí, eso e-espero.

Sin más que decir, Hinata se despidió de sus amigas e ingresó a su hogar, donde se encaminó a su habitación para descambiarse.

Ese día sería importante, ya que la prometida de su padre le presentaría a quien sería su hermanastra, o hermanastro.

Ella no se sentía mal, después de todo quería a su padre y comprendía por todo lo que había pasado tras la muerte de su madre y hermana hace siete años atrás. Hinata sufrió mucho, al igual que él, pero tarde o temprano, tendrían que superarlo.

Les llevó tiempo, pero aun así, siguieron adelante…

Un día durante la cena, su padre, Hiashi, le había comentado que había empezado a salir con alguien. Ella, al principio se sintió mal por el tan solo hecho de cómo estaba cambiando la situación, se sintió tocada, triste. Pero eso fue luego suplantado por idea de que su padre era feliz, y eso la ponía feliz a ella.

La había conocido hace unos meses atrás y la verdad que le cayó muy bien. Era una mujer muy buena y comprensiva que había quedado viuda hace cinco años.

Hoy la vería de nuevo, no solo para celebrar por el haberse comprometido, sino para conocer al otro miembro de la familia.

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Ya se estaba haciendo tarde, así que se decidió por ir a cocinar, ya que ella se había ofrecido a hacerlo, pese a las suplicas de su futura madrasta de poder ayudarla. Una vez hecho todo se dirigió hacia su baño para ducharse y arreglarse.

Eran las nueve de la noche cuando ya estaba esperando en el sillón de su sala. Su padre había ido a buscar a los invitados, y futuros habitantes de esa casa, en realidad "futuros" no, ya que en el día de mañana ya estarían instalados.

Se escuchó el ruido de la llave girar en la puerta, y Hinata estaba nerviosa, muy nerviosa. En eso apareció la cara de su padre con una gran sonrisa, cosa que le gustó ver, seguido por su prometida.

-Hinata – la saludó ella con una gran sonrisa de felicidad – Estas hermosa.

-G-gracias, usted t-también – le agradeció dirigiéndose a ella para saludarla con un beso en la mejilla.

-Eres tan buena conmigo – dijo la mujer - ¡Pero qué hermoso está el comedor! - exclamó al ingresar a este - Me hubiera gustado ayudarte, si tan solo me hubieras dejado.

-N-no se hable m-más de eso. Ahora, p-pasen a sentarse que iré p-por la cena.

-De acuerdo, pero deja que mi hijo te ayude – la detuvo la mujer y miró hacia todos lados - ¿Dónde se metió ese muchacho?

-Olvidó su abrigo en el auto y fue a buscarlo – habló al fin Hiashi.

-Ah, está bien, entonces cuando venga haré que vaya hacia la cocina.

Hinata sonrió en señal de aceptación y se retiró a buscar la cena. Ya sabía que tendría un hermanastro, solo faltaba ver cómo sería.

¿Sería mayor o menor a ella?

Sacó una fuente del horno y la dejó sobre la mesada para luego escuchar como la puerta detrás de ella se abrió y luego cerró.

Listo, era tiempo de conocerlo, así que decidió sacarse los guantes de cocina para poder darse la vuelta y presentarse; pero mientras lo hacía escuchaba pasos acercarse a ella hasta el punto de que esa persona respirara sobre su oreja.

-M-mucho gusto, yo s…. – no pudo terminar ya que le estaban besando el cuello. -¿Qu…?

Unas manos tocaron sus piernas y se metieron por debajo de su vestido, haciendo que temblara ante tal atrevimiento.

¿Qué le estaba haciendo?

Como pudo se armó de valor y tomó esas manos que la invadían para alejarlas de ella. Una vez eso se giró y le pegó una cachetada, todavía sin verle el rostro a causa de la rapidez en la que se lo sacó de encima.

Cerró los ojos, no se atrevía a ver a quien se atrevió a tocarla sin siquiera conocerla. ¡Era un pervertido!

Escuchó una risa que luego se detuvo para hablar…

-Interesante – dijo una voz… fría, la conocía.

No podía ser, tenía que ser mentira. Si quería averiguar si esa persona era quien creía debía abrir los ojos.

Lo hizo, y lamentablemente era él…

Ahí estaba, sonriendo y acariciándose la zona donde le habían propiciado semejante cachetada.

-Eres interesante hermanita – su sonrisa se ensanchó - Tan interesante que has hecho que Sasuke Uchiha te desee como nunca.

Esto era una pesadilla, no podía estar pasando…

¿Él, su hermano?

Sin duda, lo peor estaba por empezar….

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Continuará…