Hola! Lo siento, no pude contenerme. La idea aparecio y PUFF, no pude parar. Es una propuesta rara, fuera de lo comùn, algunos la tacharìan de retorcida, pero si te animas a leer, tal vez te diviertas un poco. La locura se contagia, despuès de todo.

Te invito a que disfrutes de esta "comedia/romàntica"

¿EmbarazadO?

Desde luego, Inuyasha jamàs lo habria previsto, ni siquiera en sus peores pesadillas.

Tener un bebè no es solo cantar y coser ¿sabes? xDDDDD


INDICIO

"¿Que tan dificìl puede ser tener un bebè? Keh. No entiendo de què se quejan las hembras. Duermen todo el dìa, comen lo que quieren y todos estan a sus pies para satisfacer sus caprichos mientras el cachorro se expande en su interior. Entonces, ¿Cual es el problema?

Bah.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

- ¡No…es…mi…culpa! – farfullo ella, aferrando la taza de té en sus manos como una tabla salvavidas. Le temblaban los labios por el esfuerzo de contener las lágrimas.

- ¡No llores! – grito él, tal vez demasiado fuerte a causa de su propia desesperación. ¿Por qué tenía que llorar?

- ¡NO ESTOY LLORANDO! – berreo la pelinegra, y las gotas salinas se derramaron por sus mejillas, incapaces de seguir reteniéndose en sus lagrimales.

El hanyou estaba al borde del colapso. ¿Qué debía hacer? ¿Qué decir? ¡Cualquier intento de apaciguar los humos de ella solo conseguía empeorar la situación!, Era frustrante, condenadamente frustrante. Maldito demonio invisible. ¡Todo era culpa suya! ¿Cómo le hacía para controlar a Kagome? Él mismo la había revisado incontables veces, pero no hallo ningún fragmento contaminado en su cuerpo, ni tela de araña, u algún otro artefacto youkai que pudiera establecer el dominio de la mente de la chica; y si no podía localizarlo, mucho menos destruirlo. Lo cual le hacía sentirse impotente, un fracaso.

Él quien había jurado protegerla de todo aquello que amenazase su existencia. Que estaba dispuesto a interponerse entre ella y mil youkais con tal de preservar su vida.

Él, Inuyasha, hijo del taiyoukai Inu – no – Tashio, perro de las tierras del oeste…

Él…había perdido la batalla contra el malévolo demonio llamado Hormonas.

"Un demonio de las emociones", le había explicado la madre de la chica. (Vale, esas no habían sido específicamente las palabras que uso, pero él las había interpretado de esa forma. Punto). – "Este provocara que los estados de ánimo de Kagome varíen frecuentemente, (eso no era una novedad, la perra siempre ha tenido un carácter poco peculiar, y él lo sabía de sobra, especialmente cuando se enojaba y decía el maldito conjuro del rosario.), la hará dormir a menudo (¿más? Si la muy idiota tenía la costumbre de echarse cada vez que él estaba contándole algo importante ¡como si fuese tan fácil! Grrr), y será proclive a padecer de malestares estomacales y antojos fuera de lo normal". – Esa última parte si le había preocupado (¿Qué rayos era un "antojos", un youkai también?) , aun no conocía al miserable de «hormonas» pero seguro como la mierda que no se iban a llevar nada bien si este le hacía daño a Kagome.

Kuso. De veras que odiaba al tipo.

- ¡Si estas! – replico, arrepintiéndose al mismo tiempo. Los ojos de ella se oscurecieron, adquiriendo un matiz rojizo que el había aprendido a identificar con los años. Estaba pisando suelo minado.

- ¡QUE NO! – contraataco ella, golpeando la taza sobre el mesón de la cocina, y una nueva llovizna le mojo los cachetes, goteando al llegar a la barbilla.

Inuyasha se sintió embargado por un sentimiento que se le estaba haciendo más y más familiar a medida que avanzaban los días: Impotencia.

Retuvo la respiración, acariciándose el puente de la nariz. Miroku decía a menudo que era una técnica para controlar la tensión, Inuyasha decía a menudo que era un jodido ardid para lucir pensativo cuando en tus nervios estaban crispados.

- ¡VETE! – le urgió Kagome. Y luego pareció cambiar de opinión, puesto que rodeo la mesa, lista para salir por el umbral del vestíbulo, sosteniéndose el semi-abultado vientre de tres meses por encima del camisón pre-natal de Mickey Mouse. (Una rata, ¿que tenia de interesante una condenada con unos pantaloncillos tan cortos?)

- ¡Oi, Kagome! – la cogió del brazo antes de que se escapara, atrayéndola a su pecho. Kami. Olía endemoniadamente genial. Agridulce, como el brandy más raro y delicioso.

- ¡Oswari!

¡PAFF!

- Pe…rra…- musito, alzando el rostro con dificultad. - ¿Por…que?

- ¡ES TU CULPA! – lo acuso.

- ¿MI culpa? – se levanto de un salto, señalándose así mismo con el pulgar. - ¡Acaso soy yo el que anda TODO el día indeciso, que si me voy, que si no me voy, que si estoy gorda, que si no, que si quiero helado de limón, que si de chocolate! ¡Kuso, Kagome! Trato de comprenderte, de veras que si. Te consigo lo que sea que me pides, lo cambio cuando no lo quieres, te digo que te ves bien aunque parezcas una serpiente indigestada y…

Mirada asesina.

Oh, mierda.

- ¡OSWARI!

Cara estampada. Otra vez.

- ¡ERES UN INSENSIBLE, INUYASHA! – hipo - ¡Crees que es fácil para mí! Casi no puedo comer nada porque se me revuelve el estomago y lo devuelvo, sufro de mareos cada dos por tres, mi sueño es inexistente y lloro por cada tontería que me cuentan los demás, ¿y TU te la das de victima? – resoplo – Te recuerdo que SOY YO la que está pasando por todo esto para traer al mundo a NUESTRO bebé y ¿es así como lo agradeces?, lo único que haces es andar todo el día sermoneándome y escapándote al Sengoku para no escuchar mis reclamos ¿O pensaste que no estaba enterada? – doble hipo - YA SE que no estoy muy divertida, y que ya casi no tenemos sexo...- hizo una pausa, poniéndose una mano en la boca, como si hubiese alcanzado la iluminación absoluta. Fijo sus ojos cristalizados en el hanyou. – Es…eso… ¿no?...el sexo….por…que…ya…no…

Inuyasha se incorporo por segunda vez, rojo de vergüenza. - ¡TO…TONTA, CLARO QUE NO! – balbuceo, tomándola firmemente de las muñecas, pero con cuidado de no lastimarla. - ¡SI PUDIERA CAMBIAR DE LUGAR CONTIGO, LO HARIA!

Ese fue el detonante.

De súbito, una luz blanca se desprendió de ambos, abrasando completamente la estancia, y fundiéndose en los cuerpos de hanyou y mujer, que apenas si alcanzaron a sospechar lo que ocurriría segundos más tarde.

Entonces, el mundo se difumino para ellos y la oscuridad los condujo al recodo de la inconsciencia. Inocentes de la treta del destino.

¿Quién hubiera imaginado la cadena de acontecimientos que esa declaración iba a desatar?

De haberlo sabido, quizá Inuyasha hubiese sido más precavido en escoger sus palabras.

La pesadilla estaba a punto de comenzar.

¿Continua O…?


¿Que opinan? La verdad es que estaba pensando hacer un one-shot, pero luego las imàgenes se desprendieron en mi consciente como una pila de diapositivas y creì que un one-shot abarcarìa muy poco del mensaje de la historia...no obstante, dependera de ustedes. Si les gusta, lo seguimos, sino, lo dejamos hasta aquì. (Yo lo escribire en privado para mi xDD)

Y todo queda en: Veremos...

Saludos.

Belle. ^^