Notas de la Autora:

Buenas tardes chicos y chicas de . Heme aquí devuelta con un nuevo MIMATO, tratando temas más dramáticos e intensos. Esta historia será más complicada y dramática que mis anteriores FF… sin embargo, espero que logre entretenerlos.

Como quienes me han leído antes saben, la música es una parte importante de mi escritura siempre escojo una canción y la oigo TODO EL TIEMPO desde que comienzo hasta que termino el capítulo. Para esta ocasión, la banda sonora es: Fallen -Sarah McLachlan. Que lo disfruten.

Para los que han enviado PMS por considerar raro que este siendo tan activa en este site nuevamente y actualizando súper rápido: HE TENIDO TIEMPO LIBRE Y MUSA xDDD hay que aprovecharla antes de que desaparezca xDDD.

Sin más que decir, espero les guste y los atrape para la larga eh xD. Aquí vamos:

Relationship Status: It's Complicated

Status de Relación: Es complicado

Confianza.

Una de las cosas más difíciles de recuperar en la vida, una vez perdida, es la confianza. Cuando un acontecimiento marca tu vida, esa marca es indeleble y no puede ser olvidada, por mucho que a veces quisiéramos que así fuera, está allí y eso es para siempre… esas marcas son parte de nosotros, ellas nos definen y nos hacen ser quienes somos, y no existe marca más profunda para la confianza como aquella que proviene de la traición.

Cuando somos pequeños y nos quemamos por primera vez con la llama de una vela, aprendemos a no repetirlo, duele y debe ser evitado. Un acto tan simple como este, ejemplifica el instinto de conservación y protección que todo ser humano debe poseer. Formalmente, esto es conocido como la teoría psicológica del Ensayo y el Error, y la enseñanza es muy sencilla: evita lo que duela, obvia lo que no funciona, aprende a no repetirlo nuevamente.

Ser traicionado duele, y eso nos enseña a no confiar nunca más en la persona que nos traiciono, para no volver a ser lastimados, simple instinto humano, neto modo para protegernos.

Una pequeña probada del valle de la desilusión y nunca más queremos volver a él… así que construimos muros, altos muros que nos protejan y nos eviten el dolor de volver a desilusionarnos, creyendo fervientemente que menos dolor es bueno… ¿o no? Teóricamente, lo es. Sin embargo, las maneras que usamos para protegernos, a veces, terminan siendo más dolorosas que la misma caída en sí…

Pero…

¿Cómo decidimos cuando ha sido suficiente?

¿Cómo se recupera la confianza, una vez perdida?

¿Cómo juzgamos cuando alzar los muros es indispensable?

¿Cómo disponemos si el riesgo vale la posibilidad de caída?

¿Y cómo logramos hacer un salto de fe, cuando nuestra fe ya ha sido destruida?…

Capítulo 1: Los Malos Hábitos Mueren Lento

Un rayo surcó la noche como un estruendo de luz en medio de la reinante oscuridad. Apenas eran las 10:40 pm, sin embargo, la gran mayoría de las calles de Tokio estaban prácticamente vacías a causa del diluvio inclemente que castigaba la ciudad desde las últimas 5 horas.

Dos jóvenes caminaban por la calle en un incomodo silencio, siendo alumbrados por los faroles de los apartamentos y de los automóviles al pasar. Una chica y un chico.

La muchacha giró sobre sus talones, al llegar frente a un edificio de ladrillos rojos, y le envió a su compañero una media sonrisa mientras retiraba con aire descuidado sus castaños cabellos del rostro, revelando la mirada de disimulado fastidio en sus ojos chocolate.

"Oh… fue divertido" logró articular la joven, mientras alisaba de manera ausente su sobretodo blanco.

"Sí, deberíamos hacerlo otra vez" comentó el joven, alto y pelirrojo frente a ella. Cubriéndola mejor con el paraguas para que no se mojara con la lluvia.

Los ojos de Mimi Tachikawa se abrieron por la sorpresa y no pudo evitar retroceder, inevitablemente saliendo del resguardo del paraguas y mojándose completamente en la lluvia.

'¿Otra vez? Debes estar bromeando…' se preguntó, ignorando enteramente el agua fría que castigó su cuerpo con un choque de escalofríos, y la mirada preocupada de su acompañante, quien raudamente la resguardó de la lluvia, aún cuando ya estuviera empapada.

"Vas a resfriarte" le dijo el muchacho en advertencia.

"Sí, mejor voy a cambiarme" se adelantó a decir la muchacha, girando sobre sí misma y abriendo la puerta del edificio con su llave, antes de que al muchacho se le fuera a ocurrir despedirla con un 'beso de buenas noches' como había intentado el idiota anterior. Le hizo una seña antes de cerrar despidiéndose de él "Fue un placer compartir contigo, nos vemos" le dijo cerrando la puerta.

Una vez a solas, en el corredor de la entrada, Mimi soltó un suspiró de resignación: Otro fracaso rotundo.

Dedicó un segundo a apoyar su frente en el cristal de la puerta con vidrios tornasolados, ponderando lo difícil que era para ella salir en citas ahora. Sus amigos intentaban, arduamente, arreglarla con muchachos guapos, estudiosos y prometedores para motivarla a 'seguir adelante', sin embargo, a los primeros diez minutos de conversación Mimi Tachikawa ya era capaz de enumerar diez razones de por qué jamás serían para ella. Estando al tope de dicha lista: simplemente no es él…

Era su tercera cita esta semana, su tercer fracaso y su tercera vez rechazando a un pobre muchacho que no tenía ni la menor idea del porqué del rechazo. Algo dentro de ella simplemente le decía, que sin importar en cuantas citas fuera, el vacío que sentía dentro de su pecho jamás desaparecería.

Soltando otro suspiro de frustrada resignación, Mimi giró sobre sus talones en el mármol del corredor y comenzó a subir rápidamente las escaleras del complejo de apartamentos hasta el segundo piso. Marchó por el pasillo, siendo únicamente acompañada por el sonido 'tap tap tap' de sus tacones sobre el antiguo mármol.

La castaña se detuvo frente al apartamento 4-D, donde un pequeño aviso de "BIENVENIDO" escrito en cuidadosa caligrafía negra sobre una tabla de madera rosada la hizo sentir en casa. Tomó sus llaves, disponiéndose a abrir. A penas el metal de la llave hizo contacto con el ojal de la puerta, el ya familiar sentimiento de ansiedad se apoderó de su cuerpo.

"Heaven bend to take my hand and lead me through the fire
Be the long awaited answer to a long and painful fight…"

Mimi Tachikawa apretó levemente su llavero entre las manos, conociendo perfectamente la raíz de aquel sentimiento vehemente. Permitió que su vista vagara unos segundos por el pasillo, a penas iluminado por las luces atenuadas, y el sentimiento de ansiedad se acrecentó en su pecho a cada segundo transcurrido. De pronto, los latidos de su corazón fueron tan fuertes que resonaron en su cabeza con la misma intensidad que lo habían hecho sus tacones hacia apenas unos segundos.

Sus hermosos ojos chocolate fijaron su inclemente mirada sobre el pequeño rotulo de metal que rezaba: 5-E en la puerta de madera diagonal a la suya. La puerta de él. La puerta por la cual, meras semanas antes, cruzaba con igual regularidad a como cruzaba la propia. Ahí estaba la puerta. SU puerta. Llamándola para que se acercase… como si él mismo estuviese diciendo su nombre.

'Me pregunto si estará en casa… Estúpida, Mimi… aún si está en casa ¿Qué voy a decirle? Sólo gritarle de nuevo. Estoy harta de gritarle, pero cuando lo veo lo único que puedo hacer es gritarle y llorar… ¿entonces por qué demonios quiero verlo?' pensó la muchacha apretando su llavero rosa en sus delicadas manos blancas. Sabía por qué quería verlo. Por la misma razón que siempre…

Mimi soltó un suspiro prolongado, bajando sus llaves, mientras el sentimiento de ansiedad y anhelo le ganaba la batalla a lo que aún restaba de su voluntad. Giró sobre sus talones, de una manera tan rápida que algunas gotas se desprendieron de sus marrones cabellos, y procedió a quedarse allí. Sin moverse, únicamente observando la puerta, taladrándola con la mirada.

2 meses y medio antes esa era su segunda casa. En ese tiempo, hasta poseía una copia de la llave, en el mismo llavero rosa que ahora sostenía entre sus blancas manos. 2 meses y medio atrás todo era tan diferente…

'No. No. No. No vas a volver a entrar ahí, estúpida Mimi Tachikawa. No tienes nada que buscar en ese lugar… ya no hay sitio ahí para ti' se dijo, tratando de pensar de manera racional. Se dio media vuelta hasta su puerta.

Giró el pomo y, a diferencia de las muchas otras veces que había tenido tal conversación consigo misma, logró cruzar el umbral.

Un rayo estalló en las afueras el edificio, iluminando nuevamente las calles de Tokio, y encendiendo la mecha de la ira en Mimi Tachikawa, toda la realidad la golpeó en milésimas de segundo: la traición, las mentiras, las noches de llanto y sufrimiento, las citas fallidas, la lastima en los rostros de sus amigos…

De pronto, la castaña estaba furiosa. Tan furiosa como un tigre enjaulado, sintiendo su sangre arder por la ira contenida, sus nudillos blancos por la fuerza de sus puños y sus dientes cerrados apretando la mandíbula.

'Maldición… Soy tan débil…' se dijo mentalmente.

"Truth be told I've tried my best, but somewhere along the way
I got caught up in all there was to offer
And the cost was so much more than I could bear…"

Su cuerpo parecía pensar por sí mismo, decidiendo que ese fue suficiente crecimiento por una noche, se negaba a dar un paso más para entrar en su apartamento. Frustrada, cerró la puerta de un jalón, pero teniendo cuidado de no llamar la atención.

Que difícil era deshacerse de esas viejas y malas costumbres.

Marchó al apartamento 5-E para su usual sesión de gritos y reclamos, golpeó la puerta con ambos puños y tocó el timbre no menos de 9 veces.

"¡ABREME LA PUERTA!" gritó la joven Tachikawa dando una pequeña patada en el suelo y sintiendo como sus mejillas ya se encendían por la rabia/vergüenza contenida dentro de ella.

Sólo unos segundos más tarde, una figura apareció al otro lado de la puerta. Alto, guapo, rubio y oji-azul; a pesar de estar un poco despeinado y en su usual pijama, un short largo tipo bermuda militar y una camiseta negra de Eric Clapton, ninguna mujer en el mundo sería capaz de decir que aquel muchacho era algo menos que irresistible.

Yamato Ishida, se encontraba frente a ella, con ambos brazos cruzados en su pecho en aire de confianza y sus ojos brillando con un mórbido regocijo por encontrarla allí.

"Ah, ¿cita otra vez?" soltó el muchacho en aire sobreentendido a su razón de visita.

Mimi frunció el ceño al fijar sus ojos en el rubio, entornándolos y tomando aire, levantó su mano con el dedo índice acusador empujándolo con fuerza en el pecho del joven Ishida.

"Todo esto es tu culpa" le dijo sin cruzar el umbral de la puerta.

Yamato le envió una sonrisa condescendiente, asintiendo.

"Por supuesto que lo es" aceptó él. Nunca había dicho lo contrario.

Mimi frunció el ceño ante su rápida acción para aceptar sus culpas y empujó aún más el dedo en el pecho de su ex – novio. Yamato se hizo a un lado ofreciéndole entrar. Mimi se quedó en su sitio dudando.

"Por favor, entra" le dijo el muchacho, en su usual voz diplomática y tranquila. Un escalofrío se extendió por la espalda de la muchacha al simplemente oír su oración.

'Soy tan patética…' se dijo, mientras derrotada cruzaba el umbral de la puerta de Yamato.

"Though I've tried, I've fallen... I have sunk so low…
I messed up, better I should know
So don't come round here and tell me I told you so..."

El apartamento estaba frió, por lo cual instintivamente Mimi apretó el sobretodo blanco a su cuerpo, recordando que estaba mojado. Toda su ropa estaba mojada, desde sus jeans oscuros a su camisa blanca/negra y por ultimo su sobretodo. Por mucho que apretara la ropa a su cuerpo, eso no ayudaría con el frio. El muchacho lo noto enseguida.

"Te traeré un suéter…" se apresuró a decir Yamato.

"No quiero nada tuyo, muchas gracias" contestó ariscamente Mimi, enviándole una mirada que decía claramente 'mejor-ni-lo-intentes'.

Yamato suspiró, y marcho en silencio hasta el control de la calefacción, subiéndolo al doble. Se mantuvo apoyado a la pared, esperando sus tan merecidos gritos. Esto se había vuelto una costumbre entre ellos, cada vez que Mimi iba en una cita, la cita fallaba, pasaba a ver a Yamato y a gritarle por cómo había arruinado su vida perfecta. Esto era tan común, que cuando el joven se enteraba en los pasillos, o la observaba salir muy arreglada, esperaba despierto a que pasara a visitarlo.

A pesar de que los gritos y las peleas que compartían eran dolorosas; el muchacho se encontraba a si mismo esperando que ocurrieran, y no sabía qué haría el día que Mimi tuviera una 'buena cita' y perdiera toda razón para reclamarle. Esas visitas se habían convertido en el único momento donde ellos 'hablaban del problema', el único momento donde estaban a solas, como antes. Por lo cual, guardaban un mórbido valor para Yamato, al menos era una razón que la traía de vuelta a él. Alzó la mirada para descubrir que el rostro de Mimi se había tornado rojo sangre.

"¡TODO ESTO ES TU CULPA! ¡Es tu culpa que todo esto me este pasando! ¡Las malditas miradas de lástima que me echa todo el mundo! ¡Las citas de los mil infiernos! ¡No me gusta ninguno de esos chicos y es tu culpa! ¡Tú culpa que tenga que rechazar a esos pobres muchachos sin si quiera darles la oportunidad! ¡TÚ CULPA! " soltó la muchacha dando una patada en el suelo.

En otro tiempo habría seguido diciendo 'por tu culpa no puedo ver a nadie más… por tu culpa no puede atraerme nadie más, me haces imposible que me guste otro…' pero esta vez lo dejó a su criterio. La muchacha apretó los puños odiando su monogamia extrema, cuya condición era tan critica que ni si quiera le permitía tener más de una obsesión a la vez.

"Ninguno de esos muchachos es para ti, Mimi" le dijo Yamato, estaba en severo desacuerdo sobre la súbita agenda de citas que Mimi parecía estar alargando con muchacho tras muchacho.

"Oh, ya lo sé. Crees que sólo tú eres digno para mí. Tú y tu ego, francamente…" Mimi frotó su frente tratando de controlar su molestia "todo esto es tú culpa. Si no fuera por ti ni si quiera estaría intentando salir, menos aún permitiendo que Miyako me arreglara con cuanto chico se encontrara en la universidad" Mimi frunció el ceño recordando que su querida amiga de hecho había estado distribuyendo, sin permiso, una foto suya entre los muchachos con los que la arreglaba en las ridículas citas a ciegas "¡Todo esto es tu culpa! ¡Tú eres la razón por la cual tengo que hacer todo esto! ¡Es tu culpa!" repitió dando una pequeña patada en el suelo.

"Sé que es mi culpa…" le contestó Yamato "sé que es todo mi culpa, y nunca terminaré de disculparme y suplicar tu perdón de rodillas, Mimi…"

Mimi giró los ojos, restándole importancia a su comentario. Cruzó los brazos en su pecho y frunció el ceño con incredulidad.

"Nunca fue mi intensión lastimarte Mimi… Yo jamás busque hacerte daño…" repitió nuevamente disculpándose.

"Ah, sí, seguro que fue sin querer" le dijo incrédulamente Mimi, con un tono bañado en sarcasmo. Yamato entristeció su mirada dando un paso hacia ella.

"No puedo ser lo suficientemente hipócrita de decirte que lo que hice, en su momento, fue sin querer… No sé porque lo hice. Pero sí sé perfectamente que no lo hice por lastimarte a ti. Te lo juro, Mimi" le suplicó el muchacho. Los ojos de Mimi Tachikawa brillaron con el reflejo de la luz de la cocina, revelando que estaban llenos de lágrimas.

"We all begin with good intent… Love was raw and young
We believed that we could change ourselves, the past could be undone…"

"Oh, ya lo sé. Yo ni si quiera estaba en tu mente cuando lo decidiste. Ni si quiera te detuviste a considerarme como un factor… ¡YO NO IMPORTABA!" reclamó Mimi, incapaz de gritar por el temblor que controlaba su voz, y las lagrimas que finalmente rodaban por sus mejillas.

Yamato odiaba verla así, furiosa, pero sobretodo llena de dolor. Cada vez que observaba la fragilidad de quien era, sin lugar a dudas, el amor de su vida, únicamente causada por el dolor que el sin piedad había ejercido sobre ella, lo hacía sentir como la mayor basura del planeta.

"Tú sí importabas. Sí importas. Eres lo único en mi vida que siempre me ha importado…" le dijo acercándose a ella. Mimi esquivo su mirada y secó con fuerza las lagrimas de sus mejillas, mientras soltaba un bufido de incredulidad.

"¿Es por eso que destruiste todo entre nosotros? ¿Por qué te importo? ¡No me hagas reír, Yamato Ishida!" soltó Mimi, con su voz temblorosa.

"No. Esa no es la razón. Mimi, no hay razón. Lo lamento, vienes aquí pidiéndome que te ofrezca explicaciones… explicaciones que yo no tengo. No estaba pensando, fueron momentos de estupidez… Fueron momentos de debilidad… Fueron momentos que voy a cargar en mi conciencia por el resto de mi vida" exclamó Yamato.

"Oh sí, porque eres tú el que carga la peor parte. Tú y tu conciencia, pobrecito Yamato… tiene que vivir con la certeza de las consecuencias de sus actos… ¡POBRE YAMATO!" soltó Mimi dándole un fuerte empujón en el pecho, el rubio lo resistió en silencio "¿Qué hay de mi? ¡¿Ah? ¿Qué hay de las cosas que yo tendré que cargar por el resto de mi vida? ¿Qué hay con eso?"

"Estoy consciente de que tu cargas la peor parte…"

"¡OH! ¿Yo cargo la peor parte? Qué modo tan simple de ver las cosas ¿no?" Mimi apretó las manos y giró su rostro llenó de lagrimas directamente a él, y apretando la mano en su pecho "Ojala, Yamato, lo que yo sintiera fuera mera rabia y deseos de venganza… eso haría mi vida mucho más simple…"

"But we carry on our backs the burden… Time always reveals

In the lonely light of morning… In the wound that would not heal"

Los ojos llenos de dolor de la castaña le causaron un hoyo en el corazón.

"¡Ojala fuera una carga lo que siento! ¡No lo es! Yo… yo… siento… siento… que me estoy hundiendo, Yamato… y no sé qué hacer, no sé que como vivir así, sin ti, no lo sé. Me siento tan perdida, y todos tratan de ayudarme, pero ¡yo no sé qué hacer! ¡No lo sé!…" la castaña se desplomó en el suelo, sin dejar de derramar sus lagrimas y apretar su pecho "tengo este hoyo tan grande en el pecho, y no sé cómo llenarlo… no sé como borrar lo que siento. Me estoy hundiendo como un patético botecito en el océano… ¡Y todo eso es tu culpa!"

"Lo lamento… lo lamento… Mimi, por Dios, cuanto lo siento…" exclamo desesperado arrodillándose junto a ella y tomando sus manos "No llores. No merezco tus lagrimas… lo siento tanto, Mimi…"

"It's the bitter taste of losing everything that I've held so dear…"

"¡No me toques, Yamato!…" exclamo entre sollozos, alejando sus manos.

Yamato retiró las manos de las de Mimi, y la observó sintiendo un enorme nudo en su garganta. Jamás, en toda su existencia, nada que hubiese hecho le había producido un sentimiento tan profundo de culpa, a como lo hacían los ojos de Mimi Tachikawa sin su usual brillo de alegría e inocencia. Se odiaba a sí mismo por lo que había hecho, y aún peor no tenía la menor idea de que hacer para arreglarlo.

Mimi pasó las manos por su rostro, secando sus lágrimas y retirando el cabello de su rostro.

Malditos malos hábitos, maldito anhelo por verlo, maldita innata debilidad de carácter. Sentía ganas de gritar por una mezcla de su rabia/dolor contenido por Yamato, y su inclemente odio por si misma al no ser capaz de soportar esto como cualquier mujer independiente y fuerte debía hacerlo.

"¡Maldita sea!" soltó, casi gritando y si hubiera podido se habría pateado a sí misma.

Yamato se encontraba frente a ella, completamente ingenuo a que podía hacer por ayudar, y sin atreverse a tocarla para envolverla en sus brazos e intentar consolarla, a pesar de que nada quería más en aquellos momentos.

Mimi llevó lentamente la mano al bolsillo de su jean y retiró su celular del bolsillo trasero, agradeciendo al cielo que parecía no estar mojado. Llevó su dedo tembloroso hasta él numero 2 y lo presionó con fuerza activando el 'Marcador Automático', sin fuerza de mantener el celular en su mano, lo dejó caer en el suelo y los repiques resonaron en los oídos de ambos.

Yamato bajó la mirada al celular, reconociendo el número y el nombre de la persona en la pantalla. Suspirando, reconoció que únicamente le quedarían unos minutos, sino es que segundos, a solas con Mimi.

"Déjame hacer que el dolor se vaya, Mimi. Haré lo que sea por hacerte sentir mejor, lo que me pidas… Sólo déjame acercarte. Jamás voy a volver a lastimarte, te lo juro por mi vida, Mimi…" suplico observándola. La muchacha negaba frenéticamente, temblando un poco por sus emociones contenidas.

"¡No puedo confiar en ti, no puedo confiar en ti, no puedo confiar en ti!" repetía Mimi una y otra vez, como un mantra personal.

"Sí, sí puedes, Mimi. Nunca más, lo juro, nunca más" suplicó Yamato, intentando tomar sus manos sin éxito.

Un fuerte golpe azotó la puerta del apartamento.

"¡SÉ QUE ESTA AHÍ, ISHIDA, ABRE LA PUERTA!" se escuchó a todo pulmón la voz de Miyako Inoue. Yamato dejó escapar un suspiro, ya era tarde.

"¡Ya voy!" exclamó levantándose del suelo, y yendo hacia la puerta del apartamento, dirigió la mirada a Mimi por unos segundos, abrió la puerta encontrando a Miyako del otro lado.

Miyako le envió una mirada de furia y lo empujó quitándolo del camino.

"Mimi…" soltó la muchacha del cabello purpura, corriendo hasta su amiga y compañera de apartamento "¿Te encuentras bien? ¿Por qué sigues viniendo a verlo si sabes que te hace daño?… Sora tiene razón, vamos a tener que mudarnos. No puedes manejar la tentación" le regañó la muchacha mientras tomaba a la castaña por el brazo, intentando que Mimi se levantara del suelo.

'¿Mudarse?...' pensó Yamato quedándose paralizado donde estaba, el simple pensamiento le heló la sangre, y una sensación de pánico se esparció por él en seguida 'No. No. Mudarse no… Todo menos eso' la mera idea de no ver a Mimi al cruzarse por equivocación en los pasillos, o en estas pequeñas 'visitas' nocturnas era el peor castigo que podía imaginar en aquellos momentos. Actualmente, a penas y era capaz de cruzarse con ella en otro lugar, Miyako y Sora difícilmente dejaban ir a Mimi de su vista, y hacían todo lo humanamente posible para que él no pudiese acercársele… si Mimi se mudaba, entonces… 'No. No… no te mudes, Mimi…' suplicó con los ojos observando a su hermosa ex novia, quien aún era incapaz de levantarse del suelo.

"¡Y TÚ!" dijo Miyako volteándose hasta el rubio, y sacándolo bruscamente de sus pensamientos "Debería darte vergüenza. Llama a una de tus 'amiguitas' y sal de su vida de una buena vez"

Mimi volteó el rostro al lado contrario y secó sus lágrimas con la manga de su camisa sin decir nada, sintiéndose enferma consigo misma, incrédula que su debilidad mental hubiera alcanzado niveles de masoquismo extremo al hacerla volver a la casa de su ex, una y otra vez, y de debilidad excesiva como para necesitar que su mejor amiga la rescatase de sus malos hábitos. Se las arregló para ponerse de pie, tomando su celular del suelo y con su vista clavada en la alfombra del apartamento.

"I've fallen... I have sunk so low…
I messed up, better I should know
So don't come round here and tell me I told you so..."

"¡Yo ya no tengo ningunas amiguitas!" se defendió Yamato mirando a Miyako "¡Lo juro, Mimi, lo juro por Dios como mi testigo. No he hablado con ninguna desde que te fuiste, lo juro. Lo único que quiero es borrar todo eso de mi vida… Por favor, créeme" suplicó Yamato.

"Bff…" respondió Miyajo con un pequeño resoplido.

"Inoue por favor. Revisa mi computadora, revisa mi celular, mi registro de llamadas. Pregúntale al conserje si ha visto a alguna, pregunta en la disquera, a mis compañeros de clase, a Takeru ¡A QUIEN QUIERAS! ¡Lo juro! ¡CERO CONTACTO!"

"Bff…" repitió Miyako, al tiempo que giró los ojos "Una vez mentiroso, toda la vida mentiroso. Y tú eres un mentiroso y un traidor, que no merece a mi amiga" le dijo Miyako mirándolo con rabia "Vamos, Mimi"

La muchacha asintió, y se dejó guiar hasta la salida sin lograr coordinar ni una mirada a su ex–novio.

"Lamento haber venido a molestarte, de nuevo. Buenas noches" se disculpó Mimi, haciendo una pequeña reverencia, mientras salía con Miyako al pasillo.

Yamato negó rápidamente con la cabeza al escuchar a Mimi y se apresuró a hablar antes de que saliera interponiéndose entre ella y Miyako.

"No te disculpes, jamás podrías molestarme, Mimi… Soy yo quien debe suplicar de rodillas tu perdón, por toda esta situación, por cómo te hago sentir…" le contestó Yamato buscando desesperadamente su mirada.

Mimi alzó sus ojos chocolate a él por unos segundos, cruzándola con los ojos zafiro de Yamato, y sintiendo el nudo en su garganta acrecentarse aún más.

"No debo venir… Miyako tiene razón… Debo empezar a pensar antes de hacer tonterías… Buenas noches, Yamato…" le dijo, saliendo y entrando a su apartamento.

Yamato alargó su mano, en un pequeño ademan por detenerla, como un instinto. Quería más que nada en el mundo estar a solas con ella, poder hablar a solas e intentar por todos los medios convencerla sobre la sinceridad de sus palabras. Sus ojos azules se pegaron a la espalda de Mimi, hasta que ella desapareció por la puerta de su apartamento. Frustrado, pateó la pared soltando un gruñido de rabia.

Miyako aclaró su garganta, haciéndole notar que ella seguía ahí. Yamato giró hacia ella, con una mirada hostil.

"¿Qué?"

"Deja de derrumbar nuestro trabajo. Es frágil y esta adolorida. Deja de jugar con sus emociones como si fueran tus juguetes particulares ¡Francamente, ni si quiera sé como aún tienes el descaro de mirarla a la cara después de todo lo que le hiciste! ¡Y la única razón por la cual ella es la única que no está en tu contra, siendo la directa afectada, es porque es demasiado buena! ¡Lo cual, si lo piensas sólo hace lo que tú hiciste aún más deplorable! Si te quedara medio gramo de decencia dentro de ti, serías tu el que se mudaría" le espetó Miyako mirándolo con rabia y, girando sobre sus talones, para entrar al otro apartamento, cerrando fuertemente la puerta tras ella.

Mimi esperó que Miyako entrase tras ella y oyó pedazos del usual regaño que ella, junto con Sora, Taichi, Jou y Koushiro, intentaban fervientemente hacer pasar por su dura cabeza.

Mimi entornó los ojos en silencio, oyendo sus palabras, y sintiendo la mirada de Ken sobre ella, quien al parecer era más comprensivo, pues únicamente la miraba con un aire de culpa a no poder frenar a su novia.

"No puedes seguir haciendo esto, Mimi. Te lastimó demasiado, no puedes seguir viéndolo y teniendo conversaciones con él como si nada. Porque aún lo quieres y va a volver a arrastrarte de vuelta ¿Cómo no puedes ver eso? Por eso sigue saliendo tarde en las mañanas a ver si se encentra contigo en el pasillo, y por eso ronda los salones donde tendrás clase, como un acosador particular. Quiere verte a solas y tener tiempo de volver a meterte toda esa palabrería barata con la que te convenció la última vez… ¡y tú sigues dándole la oportunidad! ¿Por qué no ves eso?" seguía hablando Miyako.

"Lo veo. Ese no es el problema…" contestó Mimi con un hilo de voz. Miyako le envió una mirada condescendiente, cruzando los brazos en su pecho.

"Esto es realmente masoquista, espero que lo sepas. No debes seguir dándole oportunidades para que se acerque a ti… ¿Qué no entiendes?"

"Miya-chan…" le dijo Mimi alzando la mirada a su preocupada mejor amiga "Entiendo todo lo que me dices y sé perfectamente que tienes razón, lo sé. Pero sigues preguntándome por qué hago lo que hago y no tengo una respuesta para ti más de la que ya conoces…"

Los ojos de Miyako brillaron con una mezcla de incredulidad y entendimiento.

"Sí, lo sé. Lo amas…" comentó como si la sola idea le revolviera el estomago por la confusión "pero hasta el amor tiene sus límites cuando afecta tu propia integridad mental" se giró hacia Ken por un segundo señalándolo, como si de pronto recordase algo "Oh, y que eso sea una advertencia para ti, no importa cuánto te ame, si me eres infiel, o haces algo la mitad de malo a lo que hizo Ishida, así sea una vez te dejare tan rápido que tu cabeza dará vueltas" amenazó, Ken esbozó una sonrisa dulce sin inmutarse.

"No lo dudo" le dijo a su novia. Miyako asintió sintiéndose satisfecha.

"Volviendo contigo" volvió a girarse hacia su castaña amiga "Mimi…" Miyako trato de escoger sus palabras con cuidado "Intente entender cuando lo perdonaste la primera vez… pero incluso tú amor debe tener su límite. Le diste otra oportunidad, no sirvió de nada… ya no te haga más daño" le dijo mirando a Mimi con sinceridad y preocupación.

Mimi asintió lentamente con la cabeza, le dio las gracias por ir a buscarla y entró a su habitación sin decir nada más.

"Realmente me preocupa…" dijo Miyako suspirando.

"Lo sé… pero esto no puede ser nada fácil para ella. Estuvieron juntos por demasiado tiempo… Vas a tener que ser paciente" le aconsejó su novio. Miyako giró los ojos, la paciencia no era una de sus virtudes.

"Heaven bend to take my hand, nowhere left to turn…"

Yamato Ishida se mantuvo de pie en el pasillo observando la puerta del apartamento 4-D, sin saber cuántos minutos habían pasado. Con resignación, llevó la mano izquierda a su cabello, desordenándolo con frustración, y reprimiendo el deseo de halarlo en un gesto de infantil pataleta.

Ella tenía razón. Todo esto era su culpa. Única y exclusivamente su culpa. Era su culpa no aprender de sus errores, era su culpa haber descuidado a Mimi, era su culpa haberse dejado llevar por malas influencias, haber cambiado amigos verdaderos por falsos, era su culpa haber roto el corazón más puro y noble que jamás hubiese visto.

Había roto a Mimi Tachikawa. La noble, ingenua, cándida e inexperta Mimi Tachikawa. La muchacha más carente de malicia en la faz del universo, quien jamás vio venir lo que le esperaba, y que incautamente hasta le había brindado el beneficio de la duda… demasiado enamorada para ser capaz de dudar de su palabra, demasiado ciega para ver las señales, demasiado sorda para escuchar los consejos de los demás… demasiado buena hasta para odiarlo por lo que le había hecho…

Yamato cerró los ojos, acrecentando su odio por sí mismo a cada segundo…

'Miyako tiene razón… El que sea la única quien aún trata de entenderme, quien aún intenta entender por qué lo hice… Sólo me hace aún peor persona por haberla lastimado…"

Obviamente, todos estaban de su lado. Cada persona del grupo le había dado la espalda. Ni si quiera su propio hermano había contado con armas para defenderlo. Taichi había querido, e intentado, matarlo a golpes. Sora y Miyako habían hecho dueto para gritarle cuanto se les antojo en su cara. Ni Jou ni Koushiro contestaban sus llamadas…

"I'm lost to those I thought were friends, to everyone I know
Oh, they turn their heads embarassed, pretend that they don't see…"

Yamato Ishida se había convertido en un fantasma. Era persona no grata para todos sus amigos, quienes inevitablemente estaban del lado de Mimi… irónicamente, la única que se oponía a su marginación por su causa era precisamente Mimi. Cuando Takeru le informó cuan furiosa se había puesto la muchacha con ellos por su actitud y como les había reclamado su 'falta de lealtad' para con Yamato, el muchacho sólo logro sentirse mil veces peor. No sólo consideraba poco el perder sus amigos por lo que había hecho, sino que de quien más odio merecía… no recibía más que comprensión.

'Soy una persona horrible… Tal vez si debería mudarme' pensó Yamato, entrando a su apartamento.

Mimi Tachikawa se dejó caer, deslizándose en la madera de su puerta. Su habitación estaba desierta y a oscuras, pero no sintió el menor deseo de de encender las luces. Su cuarto estaba exactamente en las mismas condiciones que su mente: frío y oscuro.

Llevó las manos a su rostro, dejándolas sobre él y cubriéndose, avergonzada.

Se sentía tan abochornada, tan débil, tan derrotada y profundamente estúpida.

Apretó las manos con más fuerza contra su piel, y soltó un pequeño sollozo dejando caer unas pocas lágrimas por sus mejillas. No sólo había ido a buscarlo de nuevo, sino que nuevamente necesito ayuda para salir…

'Estúpida, estúpida, Mimi. Patética… simplemente patética' se dijo a sí misma una y otra vez.

"But it's one missed step, one slip before you know it
And there doesn't seem a way to be redeemed…"

Había ido a buscarlo de nuevo, adentrándose a la boca del lobo, tal y como Miyako decía: eso era mera masoquismo; sus intensiones habían sido gritarle, reclamarle nuevamente por cómo había destruido su habilidad de 'creer' y sus 'estándares amorosos'… Reclamarle que sus citas del infierno tuvieran que si quiera existir, odiaba salir con desconocidos… Odiaba salir con cualquiera que no fuera él… y era únicamente su culpa que tuviese que hacerlo ahora. Quería gritarle, de manera estúpida e irracional, por el modo en el que estaba yendo su vida últimamente…. pero como siempre, había terminado llorando y sintiéndose como la perfecta perdedora que le devolvía la mirada en el espejo cada mañana.

La misma que seguía queriendo al idiota al otro lado del pasillo, más allá de cualquier tren lógico de pensamiento. La misma que se negaba a ponerse en su contra, o retirarle su amistad, pese a la sugerencia unánime de su grupo. La misma que seguía tratando de entender por qué había destruido su corazón en mil pedazos, en vez de odiarlo por haberlo hecho. La misma que había perdonado vez tras vez sus errores… ignorando su buen juicio y su intuición femenina…

Dos veces había aceptado a Yamato de vuelta después de sus 'pequeñas aventuras' y dos veces había vuelto a fallarle. Que tan estúpida tenía que ser ella para seguir si quiera dándole la oportunidad de explicarse… No existía explicación. No la hubo la primera vez, y ciertamente la tercera no sería la vencida.

Oh, sí. Mimi Tachikawa sí que se había convertido en una idiota por Yamato Ishida. La mayor idiota de la población femenina mundial, o al menos así se sentía diariamente. No necesitaba que nadie le recordara lo que era, se sentía enferma consigo misma al simplemente mirarse en el espejo.

Mimi dejó caer la cabeza hacia atrás pegándola a la puerta. Habían roto finalmente hacía más de 2 meses y medio… ¿Por qué seguía teniendo esa necesidad incontrolable de verlo después de cada cita? Como si le debiera explicaciones, como si deseara probarle que no había sido infiel, que no había hecho nada malo, como si ella fuera quien le debiera explicaciones a él…

"Though I've tried, I've fallen... I have sunk so low…
I messed up, better I should know
So don't come round here and tell me I told you so..."

"Él ni si quiera se detuvo a pensar en mí antes de hacerlo… y yo cuatro meses después, sigo sintiendo que le soy infiel…" dijo Mimi en voz alta frotando sus sienes "Miyako tiene razón… más de un tornillo me falta en la cabeza…"

La castaña abrazó sus rodillas y se mantuvo inmóvil.

Nota de la autora: Bueno, ese fue el primer capítulo, y la primera parte del drama que se desencadenara xDD, esperamos su opinión y RRs… me despido ;)

Isabel Black