The contract
(El contrato)
Escrito por: Lady Miya
Traducido por: Mi.
Esta es una traducción autorizada del fanfiction "The contract" Escrito por "Lady Miya" Todos los derechos a ella y a JK.
Nota de autora: Habrá bastante sexo y torturas. Este es un Hermione/Voldemort, pero habrá interacción de algunas otras parejas, aunque no será muy relevante (SS/OC, RL/?, HP/GW).
Este es un fic oscuro. Siempre habrá alguien que no estará contento. Sí te gustan las historias felices, esta no es para ti.
Nota mia: Pues aquí les traigo otra traducción. Espero les guste. Yo la adoré.
Capítulo 1
Todo había sido idea de Cornelius Fudge. Así que claramente, era horrible. Desafortunadamente cuando Dumbledore lo descubrió, ya era demasiado tarde.
Hermione Granger estaba sentada en la biblioteca. A ella le gustaba estar ahí, no porque le gustase estudiar, si no porque le gustaba el ambiente, siempre había silencio. Parecía que en la vieja biblioteca de Hogwarts no había estrés. Además Hermione usaba la biblioteca como una puerta a la tranquilidad y a la calma, y claramente lo necesitaba ahora, estaba en medio de sus exámenes. Sólo le quedaban tres semanas antes de estos, y quedaría libre. Muchas cosas han pasado este año en Hogwarts y ella sentía que merecía un descanso.
Hace tres años atrás, el temido mago tenebroso, Lord Voldemort, había vuelto de la muerte. Muchas personas lo creyeron muerto, pero él solamente perdió su cuerpo. El mejor amigo de Hermione, Harry Potter, había estado allí el día en que él regeneró su cuerpo. Desde ese momento el mundo comenzó a oscurecerse.
Hace dos años atrás los padres de Hermione desaparecieron, ella obviamente estuvo triste y quiso pasar tiempo sola. Creía que sus amigos tenían demasiados problemas, así que se refugió en la biblioteca.
El año pasado, otro de sus mejores amigos, Ron Weasley, fue asesinado. Desde ese día sus ansias por pelear en la guerra aumentaron. Esto ocurrió en su sexto año. Ella y sus dos mejores amigos estaban paseando devuelta de Hogsmeade, cuando Lord Voldemort y diez de sus mortífagos los atacaron, Harry, que aún no sabe como sucedió, lanzó la maldición asesina a Voldemort y está... le pegó. Voldemort murió, o mejor dicho su cuerpo murió. De su cuerpo comenzó a salir humo y se formó un Señor Tenebroso transparente que ordenó a sus mortífagos acabar con ellos.
Los mortífagos estaban confundidos, y Harry, Ron y Hermione lograron escapar, o eso habían creído. Bellatrix Lestrange, una de las seguidoras mas leales a Voldemort, lanzó un Avada Kedabra, y éste pegó a Ron en la espalda. Ira pura corrió por su cuerpo, una ira que nunca había sentido antes y comenzó a lanzar hechizos a la mortifaga, incluso lanzó las tres imperdonables. Gracias a esto Dumbledore y el resto de la Orden del Fénix alcanzaron a llegar y se hicieron cargo de los mortífagos restantes.
Todos creyeron que Voldemort había muerto, y comenzaron a celebrar. hasta que Harry rompió en gritos, puesto que su cicatriz comenzó a doler. El Señor Tenebroso, logró sobrevivir.
Nadie sabía donde estaba, cómo lucía, o qué tipo de poderes tenía. Ya nadie confiaba en nadie, no hablaban con extraños. Lord Voldemort podía ser cualquiera.
Hermione suspiró mientras trataba de masajearse sus hombros. Ella estaba trabajando en un ejercicio de Aritmancia bastante difícil. El examen de Aritmancia sería en la mañana. Está era su clase favorita y esperaba tener el puntaje más alto de todos. Aunque todos pensaban que lo tendría, desde el año pasado que ella disfrutaba llenando su cabeza de conocimiento. Su filosofía de vida era; Sabiduría es el poder. Después que Harry descubrió que Voldemort seguía con vida. Hermione hizo su misión encontrar una manera de acabar con él.
Nunca pensó que está peligrosa misión estaba por empezar.
— Es sólo una niña — Protestó Dumbledore.
El ministro de Magia, Cornelius Fudge, se inquietó, estaba nervioso. Nunca había visto tan enojado a Dumbledore. Había recién llegado a su oficina en el ministerio y se encontró con un furioso Albus Dumbledore sentado en su sillón azul. Con mucho cuidado, Fudge se sentó tras su pomposo escritorio, hecho del mas fino roble del mundo mágico.
— Ya he firmado el contrato, para ambos, Albus. No hay nada que puedas hacer.
— ¿No te das cuenta que has condenado a la pobre niña a una sentencia de muerte? — Gritó Dumbledore. Siempre había tomado la protección de sus alumnos como su misión mas importante. Ahora, había fallado, todo gracias al idiota incompetente que tenía frente a él.
— Vamos, vamos, Albus, no exageres — Murmuró Fudge, su espalda estaba llena de sudor, producto del nerviosismo — Me he asegurado, por supuesto, que él este obligado a protegerla ante cualquier intento de daño físico, especialmente de el mismo. Ella por otro lado... — Fudge sonrió, una sonrisa malvada, como esas que da alguien que esconde algo.
— ¿Qué te hace pensar que no pueda resistir el poder del contrato? ¡Logró volver de la muerte DOS veces!
Fudge se aclaró la garganta — Nadie ha logrado romper un contrato. Fue firmado con su sangre.
— Sangre que tu robaste — Los ojos azules de Dumbledore, que normalmente eran tranquilos y pacíficos miraban a Fudge con ganas de asesinarlo.
Fudge se removió en su asiento — Eso no importa, un contrato firmado con sangre es inquebrantable.
Dumbledore cerró su puño con furia — Morirás por esto, Cornelius, ¿No te das cuenta?
— Tengo una casa segura, para mi y mi esposa — Respondió Fudge, dándole a entender a Dumbledore, por su tono de voz que tenía todo bajo control.
— ¿Puedo ver el contrato? — Preguntó Dumbledore, luego de pensarlo por unos segundos.
— Por su puesto — Fudge le entregó una copia — Ya sabes, el contrato real esta seguro aquí en el ministerio. Ambas parte serán enviadas una copia.
Dumbledore leyó el contrato con el ceño fruncido — Aquí sale que deben consumar su matrimonio en un plazo de una semana.
— Sí, si no lo hacen, el contrato mágicamente los azotará con una maldición de dolor infinito. Tendrán tanto dolor que terminarán muertos — Fudge lucia feliz explicándole a Dumbledore como funcionaba el contrato.
— Es una niña inocente — Siseó Dumbledore.
— Ah, pero se inscribió para dar las pruebas de Auror, y hasta ahora ella ha tenido las notas mas altas en sus exámenes. Ella es inteligente, brillante y se interesa en leyes mágicas. Estoy seguro que ella logrará asesinarlo.
Dumbledore mantuvo silencio por un momento — Te arrepentirás el día en que subestimaste a Lord Voldemort.
En el momento en que Hermione terminó su último examen, estaba tan aliviada que no dudó en unirse a la celebración que estaba teniendo el resto de sus compañeros. Harry le sonrió, hace tiempo que no lo hacia, desde la muerte de Ron.
— ¿Vamos a la cabaña de Hagrid? — Le preguntó Harry.
Hermione estaba a punto de aceptar cuando escuchó a alguien diciendo su nombre. Se volteó y encontró a Dumbledore acercándose a ellos.
— Señorita Granger — Dijo, su voz sonaba seria — Tengo que hablar inmediatamente con usted.
Harry y Hermione intercambiaron una mirada de preocupación.
— ¿Qué sucede, director? — Preguntó Harry.
— Lo lamento, Señor Potter pero tengo que hablar con la Señorita Granger en privado — Respondió Dumbledore serenamente.
— Está bien, Harry — Dijo Hermione con una sonrisa — Nos encontramos en la cabaña de Hagrid mas tarde.
Harry asintió, y con una mueca de preocupación en su cara los dejó para dirigirse a la casa de Hagrid. Con un gesto Dumbledore le indicó a Hermione que lo siguiera. Ella había estado allí un par de veces. Después de la muerte de Ron, cuando sus padres desaparecieron, cuando Harry fue gravemente herido. Definitivamente no tenía recuerdos felices en el despacho del director, y tenía el presentimiento de que esta noticia no sería nada buena.
— Por favor, toma asiento — Dijo Dumbledore, mientras apuntaba con su dedo el cómodo sofá que adornaba su despacho. Hermione se sentó — Debo confesarle algo, Señorita Granger. Hace dos días atrás usted recibió dos cartas. Las recibí y las oculte. Pensé que era mejor que usted diera sus exámenes sin ninguna preocupación.
Hermione frunció en ceño cuando vio que la primera carta que le entregaba Dumbledore tenía el logo del ministerio en ella. Sus ojos se abrieron cada vez mas mientras leía la carla.
Contrato matrimonial entre Tom M. Riddle y Hermione J. Granger
Hermione jadeó — ¿Es... es esto una broma, director?
— Me temo que no — Respondió Dumbledore — Por favor continúa.
En el día ocho de junio, Tom M. Riddle y Hermione J. Granger, son declarados marido y mujer por el Ministro de Magia Cornelius Fudge. Deben seguirse las siguientes condiciones.
Los ojos de Hermione se abrieron lo mas que pudieron al leer las condiciones. El matrimonio debía ser consumado en una semana desde el día de su matrimonio (Lo que significa que le quedaban cinco días para consumarlo). El Señor Riddle está obligado a proteger a su esposa ante cualquier persona que intente provocarle algún tipo de daño, incluyéndolo a él mismo. También está obligado a cuidar de ella y mantenerla saludable. Deben compartir todos sus bienes y vivir juntos. Si llegan a romper alguna de las reglas, sufrirán de dolor infinito. Ella había leído antes sobre la maldición del dolor infinito, le daba a la victima dolores de cabeza.
— Así que — Dijo Hermione en un tono de voz mucho mas alto de lo normal — Estoy casada, así como así.
— Eso parece — Respondió Dumbledore cuidadosamente.
— Con Voldemort — Hermione continuó apretando con su puño el contrato — Y... debo vivir con él y... consumar nuestro matrimonio.
— Señorita Granger — Dijo Dumbledore con voz cansada — Si hubiese algo que yo pudiese hacer...
Hermione se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro. Estaba mordiendo su labio, como lo hacia cuando estaba pensando profundamente en algo — ¿Qué opina mi... esposo de todo esto?
— Creo que eso lo sabremos leyendo la segunda carta — Dumbledore le entregó con cautela una carla en un sobre café sin ningún logo.
Hermione la rasgo para leerla.
Saludos Esposa
Imagina la sorpresa que me lleve cuando descubrí que estaba casado. Estoy seguro que tienes algún inteligente plan en tu cabeza, sin embargo, no cometas ningún error. No dejaré que jueguen conmigo. Esperaré por ti cada noche en el cementerio de Little Hangelton. Ven sola. Mis mortífagos nos harán guardia y no dudarán en asesinar a nadie, excepto tú.
Estoy seguro que tú, al igual que yo, no tienes ninguna intención en ser victima del dolor infinito.
Tu Esposo.
Las rodillas de Hermione cedieron y ella cayó al suelo. releyó nuevamente la carta... una y otra vez. Dumbledore caminó y se situó en su espalda para leer la carta con ella.
— ¿Por qué a mí? — Preguntó finalmente.
— Fudge pensó que tú eras la persona más adecuada para el trabajo, revisó tu expediente y descubrió que aplicaste para Auror, creo que ve esto como tu primer trabajo — Resopló Dumbledore.
— Ya veo... — Murmuró Hermione — ¿Cuál es exactamente mi trabajo?
— Asesinarlo. Como pudiste notar en el contrato no hay nada que te impida a ti lastimarlo.
— Oh...
Hermione se paró del suelo. Estaba en Shock. No cualquier día uno se entera que estaba casada con el hombre más temido del mundo mágico. ¿Qué debía hacer? Ir hacia el, parte de su mente aconsejaba. La otra parte le decía que escapase. Cerró sus ojos y se concentró en su respiración. Madam Pomfrey le había enseñado esa técnica de respiración por si alguna situación lo ameritaba. Ella había estado llorando por la muerte de Ron cuando la enfermera le enseñó.
Ron... Ella lo había amado. Lo había amado como un amigo, pero no lo hubiese rechazado si el hubiese querido ser algo mas que amigos. Pero, el nunca le pidió. Habían estado tan ocupados con todo lo demás que ahora ya era demasiado tarde. Lo único que podía hacer ahora era vengarlo. Si estaba casada con Voldemort, estaba en la mejor posición para hacerlo. Sí. Eso era lógico. Ella no debía enfocarse en el hecho que debía ir hacia él sola, vivir con él... dormir con él. No. Ella estaría enfocada en la venganza.
— Lo haré — Susurró, más a si misma que a Dumbledore.
Dumbledore jadeó y la ayudó a sentarse nuevamente en el sillón — Sabía que lo harías, usted es una jovencita valiente, Señorita Granger, si alguien pudiese hacer esto, esa sería usted.
Dumbledore la dejo sola por un instante y entró en otra habitación. Cuando volvió, llevaba un collar en sus manos.
— Quiero que tengas esto.
Hermione volteó a ver la bella joya. No era muy extravagante sólo una pequeña roca que brillaba y cambiaba de colores, y en el medio un pentagrama plateado.
— ¿Qué es? — Preguntó Hermione y tocó el pequeño collar. un escalofrío recorrió sus dedos.
— Entre otras cosas, esta hecho para calmar a quien lo use. Creo que puedes necesitarlo.
Hermione asintió y Dumbledore le ayudó a ponerlo alrededor de su cuello. Cuando terminó, puso un hechizo para esconderlo.
— Para que nadie se tiente a robarlo — Dijo cuando vio su mirada interrogante.
Hermione podía aún sentir algo alrededor de su cuello, aunque no podía verlo. le agradeció nuevamente — Creo que debería ir a hablar con Harry ahora.
— Claro — Respondió Dumbledore — ¿Cuándo te vas?
— Ésta noche — Respondió Hermione, sintiéndose ya calmada — Si no me espera una vida de dolor infinito.
Salió lentamente de la oficina y caminó fuera del castillo, pensando en como decirle a Harry. Estaba segura que el estaría furioso y asustado. Pocos lo sabían, pero cuando Voldemort no murió en el duelo, Harry había estado aterrorizado. Desde ese día que cuestionaba sus habilidades con la varita. Todos pensaban que Harry los había salvado, pero él les decía que no. Tal vez ahora, como ella sería la esposa del Lord podría ayudar a Harry.
— Harry — Dijo cuando llegó a la cabaña de Hagrid. desde ahí los vio a los dos, tomando limonada. Fang, el gran perro de Hagrid, estaba acostado entre ellos.
Harry se puso de pie cuando la vio — ¿Qué quería Dumbledore?
— Por lo visto estoy... casada — Lo escupió — Con Voldemort.
Harry comenzó a observarla como si ella estuviese loca y Hermione le contó toda la historia, la idea de Fudge y el contrato. Tal y como ella lo esperaba, Harry no lo tomó tan bien.
— ¡Ellos no pueden hacer eso! — Gritó Harry, furioso.
— Por favor Harry, baja la voz — Rogó Hermione. Hagrid estaba mirándola con una mezcla de horror y lástima. Hermione le agradeció en silencio que no comenzase a gritar él también. — Él no puede hacerme daño, y debe protegerme ante sus mortífagos. Cuando esté con él podré averiguar muchas cosas, y todo te lo diré.
Harry negó con la cabeza — Voldemort no se lo creerá. Encontrará una manera de asesinarte.
Hermione tomo las manos de su amigo, sintiéndose extrañamente calmada, pero al mismo tiempo triste por Harry. Ella no quería preocuparlo — Por favor Harry. No tengo otra alternativa. Si no voy con él, sufriré de dolor infinito.
Harry apretó sus manos con las de su amiga — No te quiero perder.
— No lo harás — Prometió Hermione. rogando por dentro poder cumplir su promesa.
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