Disclaimer: Los personajes no me pertenecen a mi, si no a Stephenie Meyer. Sólo la historia es mía. Todos mis fan-fics son sin fines de lucro, los escribo por el placer que siento al narrar yo misma la historia y vivencias de mis personajes favoritos de la saga Crepúsculo y La Huésped. NADIE TIENE MI PERMISO PARA PUBLICAR ESTA HISTORIA EN OTRA PARTE.
PS: M POR LEMMON EXPLÍCTO EN ESTE CAPÍTULO

Epílogo: Mía para siempre

Jacob se sentía incómodo, le parecía que lo estaban zamarreando y eso lo estaba arrastrando desde el mundo de los sueños, hasta el real…

- Jake, vamos…. Despiértate, hombre- La voz de Leah se escuchaba distorsionada, debido a que los sentidos del lobo aún no estaban del todo despiertos.

- Déjame dormir… Yo no te molesto- Murmuró el quileute, al tiempo que le hacía ademanes con la mano para que lo dejara en paz.

- Sabes que no entro en tu habitación, a menos que sea muy importante… Son las tres de la tarde, sé que dormiste poco, pero Nessie llegará pronto… ¿Quieres que te encuentre durmiendo?- Le preguntó ella, alejándose de él, dándole tiempo y espacio para pensar y reaccionar.

¡Mierda! ¡Ness!

El lobo se levantó de un salto y miró a su amiga, mientras se refregaba los ojos. Ella se veía muy hermosa, con un pantalón negro y una blusa celeste. También llevaba su cabello recogido en una media cola con dos mechones que caían por su rostro.

- Gracias por despertarme…- Un ruido inusual llamó su atención. Un corazón latiendo en el recibidor- ¿Tu humano?

- Sí, ya nos íbamos, pero me acordé de ti… Y menos mal que lo hice… Si no hubieras seguido durmiendo- Habló Leah con tono divertido, al tiempo que caminaba hacia la puerta- Seth ya se marchó, así que… La casa es toda tuya.

La chica le guiñó un ojo y salió de la habitación. Jacob pudo oírla hablar con su novio y decirle que su primo ya estaba en pie, así que podían irse… Tras unos momentos, oyó pasos y el sonido de la puerta principal, cerrándose.

El lobo salió de su habitación, vistiendo sólo un pantaloncillo y se dirigió al baño… Estaba muerto de sueño, agotado por haber patrullado toda la noche, pero sabía que tenía que hacerse de ánimos… Hoy era un día muy especial… Y no podía arruinárselo a Ness.

Se duchó velozmente y luego se vistió con la ropa que había elegido la noche anterior… Unos vaqueros azules y una camiseta negra ajustada. Volvió a mirar la hora para ver cómo iba de tiempo… Eran las tres y cuarto.

- Rayos… Sólo alcanzo si aprieto el acelerador al máximo- Pensó el muchacho, al tiempo que abría la gaveta de su cómoda y sacaba las llaves del Aston Martin. Sonrío al recordar, que ahora le pertenecía…

Hacía ya más de un año que los Cullen, los hermanos Clearwater y Jacob, se habían mudado a Denali, en Alaska. Lo vampiros habían llegado a su propia casa, en el medio del bosque, según le explicaron a los lobos, la habían comprado hace varios años, pero la usaban sólo de vez en cuando.

Todo el aquelarre Cullen, entró al instituto, a excepción de su líder y Esme, quién retomó sus pinturas. Renesmee, Rosalie, Emmett y Jasper, se registraron en Junior year, mientras Alice, Bella y Edward, lo hicieron en Décimo grado.

Los quileutes, por su parte arrendaron una casa en el centro del poblado. Era muy modesta, sin grandes lujos, opuesta totalmente a la de los Cullen, pero los lobos eran felices en ella. Al asentarse, Jacob comenzó a ejercer su profesión en el único instituto del pueblo, el cual no tenía más de cien estudiantes. Leah, por su parte, halló trabajo como cocinera en un restaurante y Seth, terminó de estudiar y se unió al reducido cuerpo médico de la única posta en miles de kilómetros a la redonda, junto a Carlisle.

Jacob corrió fuera de su hogar, se montó en el asiento del piloto y llevó al coche hasta su límite.

- ¡Vamos, bebé! Yo sé que tú puedes… Es por Ness- Le habló a su vehículo, al cual adoraba con fervor.

En cosa de cinco minutos, estuvo en su primera parada. No puedo llegar sin ellas. El muchacho sacó de la guantera un recibo y se dirigió a la pequeña florería situada a su derecha. Nada más al acercarse, se dio cuenta que tardaría ahí mucho más de lo planeado, ya que había una fila larga de personas dentro de la tienda. Jacob hizo un mohín, antes de entrar. Justo lo que le faltaba… Tenía que ser hoy.

Unas campanillas sonaron junto a su oreja, las cuales por lo normal estaban muy por encima de los clientes, pero obviamente él, no era uno normal. Muchos de los humanos se voltearon a verlo, sorprendidos, lo cual no sorprendió a Jake, esto era cada vez más común así que simplemente los ignoraba. El lobo dirigió su vista hacia las dependientas, quienes estaban muy agobiadas armando arreglos florales y cobrándole a las personas, lo que hizo que una ampolleta se prendiera dentro de su cerebro.

- Disculpe- Llamó el quileute al hombre que estaba delante de él. El hombre vestía un terno muy elegante y tenía un aire de ejecutivo, lo que hizo ver muy normal la cara de póquer con que miró a Jake- ¿Esta fila es para comprar?

- Por supuesto- Se mofó el tipo, antes de darle la espalda. A Jacob le hirvió la sangre con su actitud despectiva, pero se contuvo lo mejor que pudo. Contrajo y relajó las manos un par de veces, antes de pasar junto al lado del ejecutivo y acercarse a la dependienta más joven, quién no debía de tener más de veinticuatro años y por lo demás, era muy bonita, aunque el lobo fuera incapaz de darse cuenta de ello.

Ella al verlo, le torció una sonrisa de disculpa, antes de agregar: "Debe comprarlas primero y hacer la fila… Lo lamento, pero en ésta fecha hay mucha demanda"

- Es que yo ya las pagué- Avisó el metamórfo, al tiempo que le tendía la boleta a la muchacha- Sé que estás ocupada, pero por favor… Llevo mucha prisa. Ella… Está esperándome.

Una sonrisa amarga se dibujó en los labios de la joven mujer, quién lo meditó por unos segundos, antes de coger el recibo y marcarlo.

- Ya regreso con él- Le comunicó, esforzando su sonrisa. Jacob no supo bien cómo interpretar eso, pero tuvo una corazonada por la cual quiso dejarse llevar. Hoy era el día de San Valentín, el día de la amistad y del amor, por eso era la locura en todas partes. Sacó de su billetera un billete de diez dólares y los puso sobre el mostrador.

- ¿Podrías agregarle dos rosas más? Una roja y una rosa, por favor- Él le sonrió con su alma y ella se dio cuenta, por lo que le asintió con la cabeza sin más.

El pie derecho de Jacob zapateaba el piso de forma reiterada, debido a su nerviosismo y ansiedad… Hoy iba a ser un gran día y no quería que nadie, ni nada se lo arruinara.

La dependienta regresó un minuto más tarde, con un hermoso arreglo floral. Tenía rosas, tulipanes y gladiolos, todos colocados de forma estratégica para dar un aspecto sin igual. Se lo entregó con cuidado y luego le extendió el brazo izquierdo con las dos rosas que había pedido en último momento. Jacob sólo cogió la roja, dejando confundida a la muchacha.

- Ésa es para ti… Gracias por todo- El lobo le sonrió ampliamente y se marchó con rapidez, aunque podría jurar que había visto las mejillas de esa chica, ruborizarse y a sus labios murmurar un tímido "gracias."

Dejó las flores en el asiento trasero con gran delicadeza, antes de volverse y conducir de forma muy poco razonable hasta su lugar de trabajo. En el camino, maldijo cada montículo de nieve que amenazó con dejarlo varado y a cada ciervo que se le cruzó. Después de unos veinte minutos, entró al estacionamiento del Instituto de Juneau. De inmediato, sintió a su corazón latir más deprisa y a todos los poros de su cuerpo erizarse, ya que divisó a un pequeño ángel sentado solo en las escalinatas.

La muchacha se puso de pie de un salto, apenas reconoció el coche y a su conductor, por lo que Jacob sólo alcanzó a salir del auto, antes de que ella se le arrojara encima con mucho impulso y fundiera su boca con la suya.

- Tardaste mucho…- Se quejó la híbrida, como haciéndose la ofendida, derritiendo el corazón del muchacho.

- Lo lamento mucho, cielo- Se disculpó de inmediato, al tiempo que la estrechaba con fuerza entre sus brazos y llenaba sus pulmones con su divino efluvio.

- Realmente eso no me importa…- Le confesó la chica de cabellos cobrizos, mientras se perdía en sus ojos oscuros y le acariciaba la punta de la nariz- Feliz día de San Valentín, Jake.

Ella lo volvió a besar de forma breve, pero ahora mucho más cándida que la primera vez. Él sonrió, extasiado, mientras la llevaba hasta el lado del copiloto y la sentaba en el asiento.

- Feliz día de los enamorados, Ness…- Le murmuró con mucha emoción el lobo. Éste era el segundo año que lo pasaban juntos y estaba completamente seguro de que tendrían muchísimos más- Mira allá a atrás.

Él se dirigió hasta su asiento y se subió al coche. El perfume de las flores había inundado todo el vehículo.

- ¡Oh, Jake! ¡Son hermosas!- Exclamó Renesmee, al tiempo que tomaba la rosa entre sus finos dedos y se la llevaba a la nariz. Comenzó a reírse de una forma tan armónica que el quileute se sintió adormecido- Exquisita.

- Me alegro mucho que te gustaran, mi amor- El moreno le retiró la rosa de la mano y avisándole de lo que haría con un gesto de cabeza, quebró el tallo de la flor, cosa de dejarlo más pequeño y manejable. Luego se acercó a Nessie, quién no despegaba sus ojos de los suyos y le colocó la pequeña rosa en sus cabellos, a la altura de la oreja- Divina.

- Te amo…- Musitó la híbrida, al tiempo que se acurrucaba a su lado y acomodaba su rostro para besarlo. Los ojos de la muchacha estaban brillantes, como si estuviera pasando por muchas emociones fuertes.

- Yo también te amo, chiquita- Las palabras del lobo brotaron de forma automática y con naturalidad, ya que eso no tenía ni que pensarlo… Ese era el sentimiento más fuerte de su corazón. Él tomó el rostro de su princesa entre sus manos y la besó en los labios repetidas veces, brevemente… Olvidándose del mundo y del tiempo… Nada más existía. Sólo ellos… Juntos.

Luego de unos minutos, Renesmee rompió el beso suavemente y se relamió los labios de forma muy sexy, para el lobo, quién esbozó una media sonrisa, antes de encender el motor del coche.

- ¿A dónde me llevarás?- Le preguntó la chica de cabellos cobrizos, sonriendo y mirándolo coquetamente. Él la observó por el espejo retrovisor.

- A mi casa… Cómo habíamos quedado- Le contestó, antes de pasarle un brazo por sobre los hombros y acércala a sí mismo, mientras tanto sacaba el coche del estacionamiento.

- Bien- Aprobó Nessie, acurrucándose junto a su pecho e inhalando su aroma. El lobo apoyó su cabeza sobre la de su niña y comenzó a tararear su nana de forma inconsciente.

El lobo se bajó del coche y cerró la puerta de forma suave… El Aston era un auto que merecía respeto. Jacob miró a su niña, justo al tiempo que ésta le guiñaba un ojo y salía corriendo hacia su casa. El muchacho se rió por lo bajo, mientras se deleitaba con la gran vista que Renesmee le había regalado… La de su lindo trasero moviéndose por su andar, antes de colarse en el interior de su casa. El quileute la siguió, pero se detuvo dos pasos más tarde al percibir un efluvio dulzón que le parecía muy conocido, aunque no podía recordar a quién pertenecía. Él, en tres zancadas, cubrió todo el camino que le quedaba y entró en su casa, lugar en que el olor era más intenso… ¿Qué diablos estaba pasando?

- ¿Ness, qué diablos…?- La interrogó con expresión confusa, al tiempo que olfateaba siguiendo el rastro del intruso, viendo por qué lugares de su casa había pasado… Cuando vio a su ángel morderse su labio inferior y desviar su mirada de la suya, recordó a la dueña de ese efluvio- ¿Qué diablos hacía tu tía Rosalie aquí?

Ella lo miró con la palabra "Culpable" escrita en la cara y con las mejillas sonrosadas, un segundo después se precipitó a sus brazos.

- Por favor, no te enojes, mi amor… Yo… Yo se lo pedí- El lobo alzó las cejas con incredulidad, ya que le costaba mucho creer lo que estaba escuchando… Realmente no entendía nada- Es que… No podía andar paseando tu regalo por todo el instituto, algo podría haberle pasado, así que…- Ella se puso de puntillas para besarlo, a lo que él accedió de inmediato inclinando su rostro sobre el de Nessie y degustando sus labios- Lo siento mucho… ¿Aún estás molesto?

- No puedo enojarme contigo… Es imposible- Le respondió él, mucho menos tenso, antes de morder su labio inferior, haciéndola sonreír una vez más- ¿Y cuál sería mi famoso regalo, si se puede saber?

- ¡Oh, claro! Está por aquí- Ella le sacó la lengua, mientras lo tomaba de la mano y lo tironeaba hasta la cocina de la casa, lugar en el cual el olor estaba más concentrado- Espera aquí.

Nessie lo dejó sentado en la pequeña mesa de la cocina y se dirigió al refrigerador, lugar desde el cual sacó una pequeña torta cubierta con crema y decorada con dulce de leche. El corazón del lobo se puso frenético… ¡Ella había cocinado para él!

- Ness…- Murmuró, al tiempo que la aludida ponía el pastel frente a él y se sentaba sobre la mesa, quedando así a la misma altura que él- Gracias, cielo.

A veces al lobo le costaba creer que su vida actual, fuera la realidad… Tantas cosas habían pasado en el último año y medio. Principalmente, había pasado de ser el mejor amigo de su impronta, a ser su novio, su compañero… Él se había vuelto el hombre más feliz sobre la tierra desde ese día. Con cada momento que pasaba junto a Nessie, se enamoraba un poco más de ella, sin entender cómo podía amarla más de lo que lo había hecho el instante anterior, cómo podía necesitarla más que el día de ayer, cómo podía sentirse vacío en su ausencia y completo a su lado.

Para todas esas preguntas, Jacob no tenía una respuesta que pudiéramos llamar válida, ya que para él solo existía una explicación, una muy sencilla y era que ambos eran almas gemelas, dos mitades de uno, dos partes que no funcionaban bien por si solas, ni en compañía de alguien más… Sólo juntos ellos… Jacob y Renesmee. Renesmee y Jacob.

La híbrida lo sacó de su ensueño para sumergirlo en otro, cuando pasó su dedo índice por sobre la cobertura del pastel, llenándoselo de crema y dulce de leche, el cual luego olisqueó como si se lo fuera a comer, pero antes de introducírselo en la boca, sonrió y se lo tendió a su novio.

El lobo sin dejar de mirarla fijamente, le cubrió la punta del dedo con la boca y se lo lamió hasta quitar toda la crema. Ella comenzó a morderse su labio inferior. Jacob tomó la mano de su niña con la suya y entrecruzaron los dedos con fuerza. La colorina le tiró un beso, mientras retiraba su índice.

El quileute se acercó a ella y la abrazó, de forma que sus rostros quedaron uno junto al otro.

- Está delicioso… Gracias- Susurró el muchacho, antes de morderle suavemente el lóbulo de la oreja a la chica, quién dejó escapar un jadeo tras eso. Él se río.

- ¿El lobo quiere jugar?- Preguntó con voz traviesa la hija de Edward y Bella, antes de volverse y devolverle el mordisco a su novio.

- Ajá… ¿Sabes por qué?- Musitó Jacob, conteniendo con mucha dificultad el gruñido que luchaba por escapar de su garganta. Ella movió la cabeza de lado a lado, negando, sin soltar su oreja. Él deslizó sus manos más al sur y las detuvo sobre las caderas de la chica- Porque tú eres a quién de verdad, yo quiero comer.

Se volvió y le besó el cuello, mientras ella reía, jadeaba y suspiraba. Eso no hizo más que excitar al lobo. Jacob siguió besándola, no tan sólo en el cuello, sino también en los hombros y en el pecho, en tanto trataba con su boca deshacerse de su ropa.

En el ámbito emocional y romántico, ambos ya habían rebasado el límite y se habían entregado abiertamente todo lo que tenían el uno al otro… Pero en el físico, eso no había pasado. Ambos se deseaban mucho y morían por volverse uno solo carnalmente hablando, aunque no lo habían concretado por una sola razón, Jacob quería que la primera vez que lo hicieran fuera perfecta, decía que Nessie se la merecía, por eso la habían postergado en realidad, a pesar de que Emmett dijera que era porque temían la reacción de Edward y Bella.

A pesar de eso, el que ambos fueran castos aún, no significaba que entre ellos no hubiera pasado nada en un año y medio. Ellos se conocían por completo. Se habían visto y tocado desnudos, siempre conteniéndose y luchando contra el impulso de acabar de una vez con la tortura y fundir sus cuerpos, dejándose llevar totalmente por la pasión.

Renesmee había visto a su hombre acabar gracias a sus caricias y Jacob, había logrado que su princesa se corriera de tanto estimular su centro. El placer y el orgasmo no eran algo nuevo para ellos, simplemente no habían experimentado más formas de obtenerlos… Hasta ese día.

- Jake…- Murmuró la muchacha, mientras apartaba sus cabellos de su cuello para despejarle el camino al quileute. Él buscó su mirada hasta que ambas se encontraron- Quiero hacerlo…

El corazón del lobo se encogió una vez más y su lucha interna comenzó otra vez.

- Ness… Ya lo hablamos. Dijimos que esperaríamos- Murmuró el muchacho, con los ojos cerrados, mientras le acariciaba el vientre a su compañera.

- No, tú lo dijiste… Yo no tengo miedo. Sé que jamás te dejaré…- Renesmee le habló con voz firme y segura, más con su don, le hizo saber que quería que la mirara. Él, así lo hizo - Quiero que tú seas el primero… Y el único, claro está.

- Quiero que sea perfecto… Por ti- El lobo veía flaquear sus murallas, su determinación comenzaba a no ser tan firme y su corazón latía cada vez más desbocado. Miró a los ojos a su princesa, él estaba lleno de dudas e inseguridades, en cambio ella, no tenía lugar en su mirada para ese tipo de necedades.

- ¿Es que acaso no lo entiendes? Me da lo mismo el lugar y la hora, siempre que sea contigo con quién lo haga- Esta vez, el tono de voz usado por la híbrida fue la súplica, una voz ahogada, cercana a las lágrimas, una que sin haberla oído jamás, había sido la misma que su madre utilizó una vez para seducir y convencer a su padre, en su luna de miel. Ella lo besó suavemente, durante unos segundos que para ambos fueron una eternidad. Alejó sus labios sólo un poco y le susurró, exhalando su cálido aliento en la boca del lobo- Jake, por favor.

En ese preciso momento, como si una roca hubiera hecho añicos un vidrio muy resistente, toda preocupación, duda e inseguridad del quileute, se rompió en mil pedazos y dejaron aflorar al verdadero y viejo Jacob… Al impulsivo y apasionado lobo.

- Perdón, Ness… Soy un imbécil… ¿Podrás perdonarme una vez más? Es sólo que…- Las palabras del lobo, salieron de forma atropellada y cargadas de un fuerte sentimiento- Amarte demasiado me nubla el juicio… No sabes cuánto te deseo, pequeña.

- Yo también te deseo, lobito mío… Y mucho- Dijo en jadeos la colorina, mientras se bajaba de la mesa, yendo a parar sobre las piernas de su compañero. Ella jadeó seductoramente y apretó su cuerpo al de él, logrando que este dejara escapar un gruñido muy grave.

La híbrida lo estaba haciendo perder la cordura, por lo que decidió actuar bien, antes de que ella lo dejara sin poder pensar, convertido un animal salvaje. Con suavidad, tironeó la chaqueta de Renesmee, quién accedió a quitársela de inmediato y con violencia.

- ¡Hey, eso es innecesario! Ya me tienes lo suficientemente caliente- Exclamó en gruñidos el lobo, la única respuesta que obtuvo de ella, fue una pequeña risita.

La muchacha le quitó la chaqueta a su compañero con rapidez y luego de un solo tirón, hizo saltar todos los botones de su camisa, exponiendo su bello torso de color canela. Él volvió a gruñir, pero esta vez más fuerte y ronco.

- Estás jugando con fuego, cariño… Y estás a punto de quemarte- El lobo le apretó con fuerza los muslos y no resistió la tentación de darle una nalgada a Nessie. Ella jadeó y se acurrucó en su pecho, abrazándolo con fuerza.

- ¿Debería sentir miedo de aquella amenaza?- Se bufó ella, mientras depositaba besos castos sobre los pectorales de su hombre- ¡Ui! ¡Mírame, tiemblo de miedo!

Jacob gruñó por enésima vez y luego cogió a su chica, con fuerza de los muslos, mientras se ponía en pie y caminó a tropicones hasta el sofá, lugar en dónde deposito con no mucha suavidad a la hija de su mejor amiga. Renesmee comenzó a reírse pícaramente, mientras contorsionaba seductoramente su cuerpo. El quileute se terminó de sacar su camisa y la arrojó al suelo, al tiempo que se agachaba y se ponía a la altura de su niña, que lo miraba expectante. Acarició el vientre de ella por sobre la ropa unos segundos, jugando a deslizarse por sobre su ombligo, antes de un solo tirón, desgarrar la hermosa blusa blanca de encaje que vestía su chica. Ésta dejó escapar un gritito de emoción, un momento antes de abalanzarse sobre Jacob y llevándoselo consigo, de regreso al sofá.

- Estás entre mis brazos- Ronroneó ella, con una voz seductoramente posesiva.

- Y de ellos, nunca me voy a escapar- La estrechó con fuerza entre sus brazos, sintiendo su cálida piel desnuda, bajo su cuerpo y el ya, molesto corpiño que evitaba que el contacto fuera total. Se encargó de ello en un santiamén.

- ¡Hey! Me llevó horas escogerlo- Murmuró ella, fingiendo enfadarse, mientras hacía un puchero.

- No te preocupes, mi amor. No fue mal gastado. Ése, te quedaba divino- Dijo muy excitado, antes de prenderse al pezón derecho de la híbrida, de tal forma que parecía que la vida se le iba en ello. Ella comenzó a gemir y a arquear la espalda, debido al placer que le producía que juguetearan de tal manera con ella.

Jacob se sacó los zapatos, con sus mismos pies, pero no pudo hacer lo mismo con los que su pequeña. Sus botines eran muy ajustados. Se desprendió a regañadientes de los pechos de Nessie y se deslizó hacia atrás, hasta alcanzar los pies de ella. Se los quitó con gran habilidad y tras esto, prosiguió a acariciar sus piernas por sobre los jeans. Se deslizó lentamente de regreso hacia arriba, haciendo que su niña perdiera la cabeza, se mordiera su labio inferior y dejara escapar a través de este, un exquisito gemido de placer. El lobo torció una sonrisa maliciosa, en tanto su mano derecha desabotonada el pantalón de su amada y la izquierda, le apretaba suavemente un pezón.

Renesmee se mantenía con la espalda arqueada, permitiéndole a su hombre trabajar más eficientemente. El quileute se deshizo de los pantalones de la colorina, con facilidad, dejándola a su merced… Se veía tan pequeña, tan inocente, tan deseable y tan hermosa, que su cuerpo se estremeció al verla y una parte que llevaba dormida mucho tiempo, comenzó a cobrar vida propia y a abultar su pantalón, ya que él no usaba ropa interior. Jacob acarició suave, pero insistentemente las esbeltas piernas de su ángel, desde su posición privilegiada, arrodillado junto al inmueble. Deslizaba sus manos desde el tobillo de ella, hasta su ingle, cuidando de nunca tocar más allá, no porque no deseara encontrase en este lugar, sino que lo estaba guardando para el final. Se tomó varios minutos para deleitarse acariciando y memorizando cada poro de esa mujer, que estaba a punto de hacer suya. Tan excitante fueron sus caricias, que tras quitarle las braguitas a Nessie e introducir un par de dedos en su interior, lo halló muy húmedo y caliente.

- ¡Oh, cariño!- Exclamó, casi sin poder contener las ganas de quitarse los pantalones y poseerla ya mismo. Ella lo miró con una extraña mezcla de excitación y vergüenza- No sientas vergüenza, mi amor… Ante mí, no. Todo lo que haces está bien, porque tú eres perfecta… Perfecta en todos los sentidos.

Ella le sonrió anchamente devuelta y se sentó para besarlo con insistencia y determinación. Estoy lista, lobito mío… Hazme tuya, de una buena vez… Le hizo saber ella con su don. Él, no se hizo de rogar. Ya nunca más, se contendría con ella, este era el gran día…

Renesmee le desabrochó los pantalones y se los bajó lo más que pudo, antes de dirigir sus manos hacia la masculinidad de su compañero, la cual se encontraba expuesta, en todo su esplendor. Ella se mordió su labio inferior, mientras jugaba con él y pensaba que ya nunca más iba a tener que fantasear sobre cómo se sentiría tener a su hombre dentro de ella, ese día, al fin… Todos los secretos le serían revelados. Mientras besaba a Jacob, una vez más, lo sintió ponerse en pie, pero como ella no estaba dispuesta a romper su unión, se irguió con él y no lo dejó de besar en ningún instante, ni siquiera cuando el se despojó de sus última prenda, para luego recostarse sobre ella, pero sin cargarle su peso.

Ambos sentían la adrenalina recorrer su cuerpo, las hormonas alteradas, las terminaciones nerviosas enviar diez mil señales a la vez y sus corazones latir velozmente, pero al unísono.

- Te amo, Renesmee Carlie Cullen… A ti, a ti y sólo a ti… Desde que naciste hasta el último latido de mi corazón- Las palabras del lobo estaban cargadas de tal sentimiento, que su amor y su devoción era casi tangible.

- Yo también te amo, Jacob William Black… Ayer, hoy, mañana y siempre... Hasta que mi corazón dejé de latir- Ella lo abrazó con fuerza, mientras fundía su boca con la suya, aprisionándolo con sus piernas y sus brazos, sellando al fin su juramento de amor eterno, cuando el lobo se adentró en su centro.

Ambos gritaron por una mezcla grande de sentimientos y sensaciones. Amor, entrega, dulzura, felicidad, dolor, placer, ansiedad, deseo y determinación. Sus cuerpos fundidos como uno solo, finalmente, también se movían como si fueran uno. Ambos sin experiencia sexual alguna, se amaban como si fueran unos expertos, ya que poseían las dos cosas que eran más importantes: el amor que se profesaban y el deseo de complacerse mutuamente, en todo.

Jacob descubrió cuando caliente y apretado, se sentía estar dentro de una mujer. Lo exquisito que era sentirla estrecharse, contraerse y relajarse alrededor de su miembro, mejor que nada que hubiera experimentado jamás. Su niña era el cielo.

Renesmee, al principio sólo cinto una punzada y un dolor lacerante, que comenzaba en su centro y se irradiaba hacia el resto de su cuerpo, pero con el correr de los minutos y de los movimientos pélvicos, comenzó a perder la cabeza y a estremecerse del placer que se le otorgaba su amado, cada vez que le daba una estocada y la penetraba más y más profundo… Más y más rápido… Más y más rítmico.

Él tenía sus manos apoyadas sobre la almohada, una a cada lado de a cabeza de su niña, sosteniendo su propio peso. Su cadera se movía de forma instintiva, entrando y saliendo del centro de la chica, manteniendo una velocidad constante e intercalando penetraciones profundas con otras no tanto, de forma de que ella, tuviera sólo unos segundos de descanso. Estando ahí se sentía condenadamente bien. Realmente hacer el amor era el cielo y había valido la pena esperar veintiséis años para descubrir ese placer, junto a su ángel de cabellos cobrizos.

Ella tenía sus piernas entrelazadas sobre la cadera del lobo, para permitirle hacer mejores movimientos y sus brazos, envolvían su torso, permitiéndole a sus uñas incrustarse en la rojiza piel de la espalda del lobo, con cada estocada profunda que él le daba. Cómo él estaba haciendo todo el trabajo, ella se encargaba de apretar bien su cuerpo al suyo y gemir audiblemente en el oído de su compañero, ya que había oído por ahí que eso excitaba a los hombres. Tras hacerlo, descubrió que tan efectivo era. Se sentía dicha y plena, el dolor ya casi había pasado por completo y el placer la estaba embargando, casi no sentía la tela bajo su espalda… Lo único que era capaz de sentir era a su compañero hacerla mujer… Su mujer.

Ambos, el lobo y la híbrida, tras amarse fogosamente durante varios minutos, estaban listo para despegar y volar muy alto, juntos por primera vez. A medida, que él se acercaba a su culminación, su ritmo de penetración se volvía más veloz, en cambio ella, al acercarse al orgasmo, comenzó a gemir y a rasguñar más fuerte a su hombre, hasta que tras una estocada profunda, la híbrida no resistió más y tuvo un orgasmo tan intenso que la hizo estremecer por completo, como nunca antes se había sentido y gimió tan sensualmente que lo logró hacer que su compañero se derramara en su interior, casi al mismo tiempo que ella. Él también quedó viendo estrellitas por unos segundos, extenuado por el trabajo realizado, pero con el pecho lleno de orgullo y placer.

- Fue fantástico. Te amo mucho, lobito…- Masculló Nessie, mientras depositaba castos besos en el cuello de su compañero.

- Simplemente maravilloso. También yo te amo, pequeña- Él a ojos cerrados, le besó la frente a la colorina y la abrazó suavemente, como si la estuviera acunando- Al fin, somos uno.

- Ajá- Corroboró ella, con la voz cansada, pero con una amplia sonrisa en la cara. Ella se veía radiante, aunque un poco incómoda con los dos reposando en aquel pequeño sofá, por lo que el lobo decidió poner en marcha su plan original, el que tenía planeado para este día, ya que lo de hacer el amor había sido un auténtico hecho fortuito.

Él se retiró con cuidado de adentro de Nessie, lo cual los hizo gemir suavemente a ambos. Se miraron divertidos y sonrieron. Eran un par de jóvenes enamorados que habían experimentado el sexo, por primera vez en su vida… Tenían todo el derecho a reírse y amarse, cuanto quisieran.

Jacob se puso en pie y tomó a su niña en brazos. Ella se colgó de su cuello y se hizo un ovillo, sintiéndose amada y protegida como nunca antes, ya que aunque nunca le hubiera hecho falta el amor y protección paternal, ni fraternal, esos que sólo una pareja otorgaba, le habían sido esquivos por años. Él cargó con cuidado y a paso firme hasta su habitación, ahí se sentó en el borde de la cama y la depositó a ella con sumo cuidado, como si fuera algo que se pudiera romper. Mientras lo hacía, la contempló y la encontró más hermosa de lo que nunc ala había visto, ahora ella tenía un brillo especial e irradiaba un no-sé-qué que le llenaba el alma.

Renesmee se acomodó en la cama, en la cual muchas veces había dormido y estiró los brazos hacia su amado, él no necesito más para dejarse envolver por sus finos brazos y sus delicadas caricias.

- Te amo, te amo, te amo…- Murmuraba ella sin parar, mientras él la acariciaba suave y lentamente en el vientre y las piernas- Espera… ¿Te he dicho alguna vez que te amo?

Nessie lucía tan feliz y se reía sin motivo aparente, igual que una niña inocente. Para Jacob, siempre sería su niña inocente. Estaba tan adormecido por el exquisito efluvio de su compañera e hipnotizado por sus caricias, que casi olvida que era lo que pretendía hacer desde un principio.

- Dame un segundo, mi amor- Pidió él deshaciendo lentamente del agarre de su novia, ya que ella no quería soltarlo.

- Dijiste que jamás me dejarías, ¿Recuerdas?- Dijo la híbrida fingiendo molestia.

- No me voy, Ness. Es sólo que… Necesito coger algo- Cuando estuvo lejos de ella, sin tocar su piel, sintió una fuerte opresión en el pecho. Realmente, ahora era incapaz de vivir sin ella. Se dio vuelta en la cama y hurgó en el cajón de su velador. Había metido ahí una pequeña cajita plateada que ahora necesita recuperar. La buscó a tientas, cosa de que su niña no la viera… No aún. Cuando la halló, la envolvió con mano y se dirigió hacia su amada- Cierra los ojos y no los abras hasta que yo te diga.

- Mmm… ¿Y por qué debería hacerlo? Preguntó, juguetonamente la colorina.

- ¿Confías en mí?- Le respondió él con otra pregunta.

- Claro, con mi vida- Aclaró ella. Tras caer en la cuenta de sus propias palabras y tras dedicarle una última mirada inquisidora al quileute, la chica cerró los ojos.

Jacob, respiró profundamente y sintió su corazón, latir agitadamente, una vez más. Apretó con fuerza la cajita que tenía en su mano derecha, se bajó de un salto de la cama y luego se arrodilló, tomando la mano izquierda de Nessie con la que él tenía libre. ¿Puedo mirar ya? El lobo tragó saliva, ya que de la nada su garganta se había secado y le dijo que sí. Ella abrió sus ojos y lo contempló sin entender que hacía ahí y no junto a ella. Tiró suavemente de su mano, para acercarlo a ella, pero él, como respuesta, le torció una sonrisa y comenzó a hablar.

- Renesmee, hoy tú y yo nos hemos demostrado que nos amamos más que nadie en el mundo. Tú no eres capaz de ser feliz sin mí, ni yo sin ti. He soñado toda mi vida con este momento, aunque suene muy cursi, ya que tú eres la mujer de mis sueños, quién me quita el aliento…- Él estira su mano derecha y le enseña a su princesa, un anillo de oro blanco con un gran diamante central y un entrecruzado de pequeñas piedras, a su costado, herencia de su difunta madre- Nessie, me harías el hombre más feliz sobre la tierra, si aceptaras casarte conmigo. Prometo amarte, cuidarte y respetarte para siempre. ¿Qué me dices? ¿Aceptas?

La híbrida realmente no se esperaba eso. Las lágrimas brotaron por sí solas de sus ojos, traicionándola y haciéndola lucir aún más frágil. Ella le dedicó una amplia sonrisa a Jacob, antes de enjugarse las lágrimas con gran rapidez.

- Sí, Jake. ¡Claro que quiero casarme con contigo!- Exclamó con la tono fuerte, pero algo ahogado, debido a la emoción. El corazón del lobo, se detuvo durante un momento, interrumpiendo su veloz paso, antes de volver a latir con más fuerza que nunca. Había sido correspondido- En todo caso, ya me considero tu mujer- Bromeó ella, al tiempo que cogía le anillo y se balanza sobre Jacob, quién la agarro casi en el aire y la tiró de regreso a la cama.

- Te amo, pequeña… Hasta el fin de mis días- Susurró el lobo, antes de besarla en el cuello y comenzar a descender por su torso, una vez más.

- Yo también te amo, mi amor… Ahora, mi mundo es perfecto, todo gracias a ti- Renesmee se colocó el anillo en su dedo anular y sonrió complacida. Le quedaba justo y se le veía hermoso.

El lobo y la semi-vampira, comenzaron a besarse y a amarse desesperadamente una vez más, desbordantes de pasión acumulada a través de los años y llenos de un amor joven en expansión.

- Hazme tuya otra vez, Jake…- Suplicó entre gemidos la chica, ansiosa por repetir la experiencia del sofá en la cama.

- Lo haré, Ness… Una y otra vez… Porque eres mía- Le contestó con una ancha y excepcionalmente hermosa sonrisa- Mía para siempre.

Ambos fundieron sus labios y se dejaron llevar por el instinto de sus cuerpos ardientes y el amor de sus corazones palpitantes, haciendo el amor hasta olvidar todo y a todos, salvo a quién estaría a su lado, por el tiempo que la eternidad durara.

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Si estás leyendo esto, quizás quieras matarme. SI tú seguías mi historia hace 2 años atrás, no tengo más que pedirte disculpas... 10 mil veces! Siento tanto haber abandonado esta historia, por tanto tiempo, pero de verdad, la inspiración y la magia me había abandonado. Si la has retomado y has leído el final, mil gracias y espero que te guste mucho. Este capi se lo dedico a todas las lectoras que dejé abandonadas, cuando sufrí mi "bloqueo de escritor". PARA USTEDES, EL EPÍLOGO DE MÍA...

Si quieren saber más sobre mí, mi bloqueo y cómo volví a escribir, pásense por mi perfil de F/F ^^

Si odiaron o amaron el capi, quiero saberlo y puede comentar la historia conmigo por medio de un review :D Los respondo todos. Si quieren matarme, también aceptó sus palabras :P

Saludos para tod s y aullidos desde Chile...

Kali