JUNTO A TI

Angie C. Cullen

Bueno, no hay mucho que decir; solo que he regresado y ahora mejorado (solo en la ortografiam puntuación y ese tipo de cosas :D). Espero lo disfruten desde el principio hasta su final, como la mayoría ya lo ha leido deben de saber que la historia sigue puramente igual asi que ya han de saber le final, de cualquier modo actuazlizaré cada semana este fic hasta llegar de nuevo con la secuela (si puedo subir cap antes, será antes).

Las quiero, gracias por su paciencia. Besos

ENJOY! Y BIENVENIDAS NUEVAS LECTORAS, ESPERO QUE LES AGRADE :)


1

–Estás embarazada –la voz del médico resonó por todo el consultorio.

–¿Qué…? –la voz de una joven con escasos 17 años sonó débilmente.

Sé que no esperabas esto… –le dijo el ginecólogo mientras la miraba desde su asiento–, yo tampoco lo esperaba –completó.

–No…no puede…ser –el shock seguía impregnado en un delicado rostro, sus ojos café profundo mostraban la incredulidad y el ceño ligeramente fruncido expresaban una mezcla de sentimientos nefandos.

–Mira –suspiró el Doctor Cullen –Sé que todo esto es muy difícil para ti, y que ahora no es el momento para decirte que tienes muchas opciones en caso de que no quieras a esa criatura.

–¿A-a qué…se refiere? –Su voz temblorosa preguntó.

–No sé si sea el momento adecuado…–dijo pensativamente –…no me quiero adelantar a nada querida. Es mejor que vayas a tu casa, descanses y des un respiro –le recomendó.

–¿Se refiere a…abortar? –sugirió atónita.

–En realidad no soy de los que piensan que esa es una buena opción –se defendió –más bien, me refería a darlo en adopción. Hay miles de parejas que no pueden tener hijos y que serían felices adoptando uno.

Bella seguía mirando a su interlocutor fijamente. Si bien, apenas comenzaba a entender el significado de la premisa "estás embarazada" cuando la idea de dar en adopción a lo que crecía dentro de ella bombardeaba con ímpetu a Bella.

–Pero no lo pienses ahora –la entonación la sacó de sus pensamientos –descansa y luego ven… para platicar más tranquilos sobre el tema.

Bella salió en silencio de aquel consultorio recordando la razón de su actual situación.

Hace un mes, dos hombres entraron a su casa. Amordazaron a su madre y abusaron de ella sexualmente aprovechando que su padre estaba en un viaje de trabajo. El recuerdo que le quedaba era solo una noche llena de terror donde, obligada, dejó ir su inocencia.

Aun se podían notar algunas marcas del maltrato sufrido, pero lo que hacía más notoria su desgracia era el brillo de sus ojos opacado en la sombra de dos hombres sin escrúpulos. La sonrisa que solía caracterizarla se había esfumado dejando una boca inmutable, el rostro que mantenía la alegría y la inocencia de una niña era sustituida por otro rostro llenó de miedo y rencor. Su alma había perdido la habilidad de confiar en las personas, de creer que en este mundo no existían antagonistas correspondientes a cuentos de hadas donde el bueno siempre gana, pero en este mundo. Pero la última y más importante sobre todas las demás cosas: su corazón había perdido la capacidad de querer su mundo, de sentir alegría y amor.

Odiaba intensamente a aquellos hombres que le arruinaron la vida.

Las horas pasaban más lento de lo normal; cada segundo era un minuto a su vez que los minutos aparentaban horas y las horas una eternidad. Bella no supo con exactitud cuándo tiempo pasó desde que llegó a su casa y se tiró en el sillón de la sala. Su mente se encontraba en un plano muy diferente al de su ahora inerte cuerpo, y aunque ahora ya no se encontrara en su ciudad natal el tormento del pasado la seguía acosando en Forks.

Cada tercer día era la misma rutina, se levantaba con la moral hecha polvo y se alistaba para ir con su psicóloga para después regresar a casa y encerrarse en su habitación. Forks era un pueblo pequeño sin mucho qué hacer y estaba a varios minutos del resto de la civilización así que su madre solía llevarla hasta el consultorio del Doctor Cullen pero justamente este día, ella había ido por sí sola. Cuando el ginecólogo le dio la noticia de su embarazo, por primera vez, no derramó lágrima de su desgracia, tampoco gritó ni se exaltó, simplemente limitó a su cerebro a procesar la información y entender lo que esto conllevaba.

No tardó para que sus padres entraran por la puerta principal. Divisaron a su hija en el sillón, en la misma forma que había adoptado desde hace tiempo, sin tomarle importancia.

– ¿Cómo te fue querida? –preguntó su madre curiosa con tono dulce; no hubo respuesta por parte de Bella.

–Tal vez venga cansada… – excusó Charlie a su hija –…no quiere hablar.

"Estas embarazada… Es mejor que vayas a tu casa, descanses y des un respiro… hay muchas cosas que todavía puedes hacer en caso de que no quieras a esa criatura… me refería a concebirlo para después darlo en adopción…"

El recuerdo la atacaba constantemente sin tregua para que su alma pudiera dar un respiro. Sus padres seguían en una plática sin relevancia cuando las lágrimas de Bella se hicieron presentes en la cena. Renée fue la primera en notar que su hija lloraba en silencio.

–¿Qué pasa hija?

–Estoy embarazada –soltó sin más.

Sus padres, incrédulos ante la confesión, se quedaron totalmente paralizados.

–¿Qué? –fue el único sonido que Charlie pudo articular, la cabeza de su hija se movió de forma afirmativa en silencio.

– ¿E-estás segura? –inquirió temerosa Renée.

–Si… –respondió con un tono indescriptible –…el doctor me dio los resultados esta tarde.

–¡Dios mío! – Renée ahogó el grito con sus manos.

–Si tan solo pudiera matarlos –siseó con impotencia su padre.

–No tiene caso –se escuchó la quebrada voz de Bella.

Si alguien decía que la vida de una persona no podría empeorar después de una tormenta estaba equivocado. Porque ese alguien no sabía lo que la vida era capaz de hacer cuando se ensañaba con una persona.

Charlie posó una de sus manos en el puente de su nariz en señal de frustración, respiró hondamente para después hablar.

–Bella… –logró captar la atención de su hija –…vete a tu cuarto –sentenció.

No fue necesaria una explicación; sus padres se pelearían. Lo sabía a la perfección.

No quería escuchar nada que lo que pasaría ahora, ya sabía que su vida estaba arruinada como para que a eso se le sumara algo más como la separación de sus padres.

Bella sintió su cuerpo más débil de lo normal y se recostó en la cama pero sin meterse dentro de las delicadas sábanas, abrazó un pequeño oso de peluche. Se enrolló en forma fetal y Morfeo la abrazó llevándola lejos de su realidad.

Renée desistió ante la notica del embarazo. Tan pronto como terminó la discusión con su esposo, tomó sus cosas y se marchó lejos de ahí. Un mes después era 17 de Agosto: el primer día de clases en la preparatoria de Forks; era una escuela pequeña, como todo en aquel lugar. Los pasillos se desbordaban mientras los alumnos caminaban a prisa. Pasaron varios minutos antes de que iniciaran las clases, en tanto la escuela estaba hecha un total desastre.

La campana sonó dejando los pasillos casi vacios, sólo quedaba un chico rezagado en los casilleros sacando un libro. Su cabello era castaño claro, con un par de esmeraldas como ojos que contrastaban con la blancura de su tez.

Cerró su casillero con un par de libros en mano. Se volteo pero no pudo ir a su destino porque tenía a una chica acosándolo: Tanya. Tenía unos seductores ojos ámbar que hacían juego con su largo y bien cuidado cabello rubio. Su piel era menos nívea que la de Edward, dueña de un hermoso cuerpo que fácilmente podría conquistar y provocar a cualquier hombre, a cualquiera menos a Edward.

–¿Cómo estás querido? –preguntó con voz coqueta y mirada picara.

–Tanya… –dijo un poco sorprendido – ¿Me permites? –inquirió mientras se separaba un poco de los casilleros para entrar a su clase.

–Es descortés no saludar tu novia –reprochó.

–No eres mi novia, te lo he dicho miles de veces –soltó con fastidio mientras se apartaba de su perseguidora.

–No lo niegues, sé que te gusto y que me quieres tener –susurró con lujuria.

–Como digas…–resopló indiferente.

Se alejó de Tanya y caminó directo a su primera clase. Al llegar se disculpó por el retraso y entró.

Y mientras las clases comenzaban en la dirección escolar Bella y su padre se encontraban ansiosos y temerosos.

–Señorita Swan, ¿cierto? –preguntó una voz mayor.

Bella solo se limitó a asentir con la cabeza con la mirada un poco baja.

–Usted disculpará –la excusó su padre –ella…actualmente no habla mucho con personas… desconocidas ¿me entiende?

–Por supuesto señor Swan. Comprendo por todo lo que ha pasado esta jovencita… –volteó a mirarla –…y me alegra que en su condición decidieran que continuara sus estudios.

–Fue un poco difícil de decidir – Charlie le tomó la mano a su hija en señal de apoyo –pero creemos que no debe dejar que su vida se vaya por una caño –casi se le rompe la voz.

–Toda la razón. Pues bien, espero que te sientas cómoda y tranquila Bella, en seguida mi secretaria te enseñara la escuela y te llevará a tu primer clase.

–Muchas gracias –Charlie estrechó su mano con la del directivo –Sé que las transferencias son muy complicadas pero…–calló un momento –pensamos que sería lo mejor.

–No se preocupe.

La puerta se abrió dejando ver a una mujer un poco regordeta de poca altura. Tenía el cabello corto y rizado, utilizaba unos lentes muy extraños.

–Ana, ¿me harías el favor de enseñarle a nuestra nueva alumna la escuela y después la puedes llevar a su primera clase.

–No sé preocupe Director…. Ven cariño, acompáñame –le hizo un ademán a Bella.

Miró con un poco de desconfianza a la secretaria, pero se armó de valor y soltándose del agarre de su padre se dirigió hacia su primer día de escuela. Solo que ella no lo comenzaría como la mayoría de las chicas de su edad, ella lo comenzaría con miedo y recelo, pero lo más diferente de todo esto es que entraría a la escuela con dos meses y medio de embarazo.

–Muy bien, esta es la clase de Cálculo II –se detuvieron enfrente de una puerta demasiado descuidada–espero que no te pierdas y disfrutes estar aquí.

–Gracias –dijo tímidamente.

–Se nota que no hablas mucho así que mejor te presento a la clase ¿te parece? –sugirió a lo que Bella afirmó con la cabeza.

Disculpe profesor García, lamento interrumpir su clase pero tenemos una alumna nueva…

–No se preocupe, pase.

Bella entró con paso indeciso, una parte de ella quería huir y esconderse debajo de las piedras, sentía que todo el mundo en ese salón sabía lo que le había pasado y que podían notar su embarazo. Pero su otra parte, la que aun mantenía su integridad intacta, le decía que no se diera por vencida, que todo estaría bien y que nadie tenía porqué saber lo que le había sucedido.

–Muy bien chicos –el profesor llamó la atención del grupo.

–Ella es Bella Swan y estará en su ciclo escolar –comenzó la introducción Ana –, espero que sean buenos chicos y la acepten de inmediato.

Todos en el salón la miraban inquietos tratando de encontrar algún defecto con el cual fastidiarla.

–Muy bien, Bella… puedes tomar asiento en la parte de atrás –le indicó el maestro. Ana salió del salón de clases – prosigamos con la clase, copien la forma de evaluación y fechas de exámenes…no quiero que salgan con sus cosas de "no sabía cuando era el examen"…

Tan pronto como Bella se sentó, dejó de poner atención a lo que decía su nuevo maestro de Cálculo. Su intención era pasar desapercibida; no habló durante la clase. Cuando ya no hubo nada que escribir dejó su pluma a un lado de su libreta y dio un vistazo muy rápido por todo el salón. Había más chicos que chicas y eso la hacía sentir un poco incomoda. Desvió su mirada hacía una de las ventanas; estaba lloviendo.

Siguiendo las indicaciones dadas, se encaminó a sus demás clases agradeciendo a Dios que nadie se le hubiera acercado para entablar plática con ella, se sentía un tanto tranquila por permanecer en el anonimato.

A la hora del almuerzo no comió nada, se limitó a permanecer en uno de los salones esperando que el receso terminara y que las horas se desvaneciera para poder salir huyendo a su casa: el único lugar donde estaba segura.

Las horas siguientes no fueron ni más aburridas ni más interesantes de lo que esperaba. Cuando por fin salió de las instalaciones escolares pudo divisar el auto de su padre esperando por ella. Caminó con paso decidido hasta entrar en el auto.

–¿Cómo te fue? – le preguntó Charlie en cuando subió al auto.

–Bien… –le contestó con media sonrisa forzada –Todo estuvo bien.

–¿Segura? ¿Hiciste alguna amistad? – Charlie tuvo extremo cuidado en la formulación de su pregunta.

Bella lo miró fastidiada.

–Muy bien… –suspiró resignado a la respuesta callada de su hija mientras manejaba camino a casa entre un incómodo silencio.

–Mañana tengo cita a las cuatro –habló de repente Bella posando inconscientemente una de sus manos sobre su vientre aun plano.

–Paso por ti y después te llevó, podemos comer en alguna cafetería –Charlie hizo planes.

No tardaron en llegar a su casa.

Bella entró primero y se fue directo a su cuarto para encerrarse en él. Su padre vio la escena consternado y enojado consigo mismo por no poder hacer nada para ayudar a su hija, desde que Renée los había abandonado, el avance que Bella pudo haber tenido se había perdido. No hablaba, casi no comía y prácticamente dormía todo el tiempo.

Bella se estaba dejando morir, trataba de matar lo que su cuerpo estaba engendrando porque si ella no estaba bien, la cosa que crecía dentro de ella tampoco podía estarlo.


Ya saben que pido disculpas por faltas de ortografia, puntuación, nombres mal escritos, palabras distorcionadas por mi dislexia...mmm... bueno y demas errores que puedan encontrar.

Espero sus reclamos, felicitaciones, amenazas, premios, etc, etc, en el botoncito que dice "REVIEW" Las veo pronto. Feliz año nuevo! Se portan bien eh?

:D

Angie C.