Hola a todas!
De nuevo estoy aqui, bienvenidas a las nuevas lectoras y a las que ya habían leído este fic. Debido a mi examen (les tengo que presumir que si lo pase, y con calificacion sobresaliente, yupi) tuve que terminar la historia presipitadamente, pero aqui estoy de nuevo reescribiendola, le hice algunos cambios, muy pequeños en realidad.
Pues espero que les guste:
Desclaimer: Los personajes le pertenecen a Meyer.
Capitulo 1
Yo también te Odio.
Bella POV
Las pequeñas gotas se escurrían por la tersa piel de las flores, mientras el sol les arrancaba un brillo cristalino, estaba regando tranquilamente las plantas de mi casa, esa actividad me relajaba bastante, hasta que sentí la presencia de alguien atrás de mí, su perfume me llego con el suave viento que había, un olor entre dulce y fresco.
—Vas a ahogar a las pobres flores—su voz aunque aterciopelada era molesta.
— ¿Qué quieres Edward?—pregunte en tono molesto sin voltear a verlo.
—Ya pensaste que me vas a regalar por el día de San Valentín—pregunto con ese tono arrogante que tanto odiaba.
—No veo porque tendría que regalarte algo—le dije con indiferencia. Sentí como se movía a mí alrededor y se acuclillo junto a mí. Yo seguí haciendo como si lo ignorara pero su aroma ahora era embriagante.
—Soy tu prometido, deberías regalarme algo—
—Es el día de los enamorados—esta vez lo encare, pero su rostro estaba bastante cerca mío, me puso nerviosa, sus perfectos labios estaban a centímetros de los míos, y sus penetrantes ojos verdes me miraban fijamente, pero no deje que eso me afectara—y tú y yo no estamos enamorados—mi tono de voz subió dos niveles.
—¿Entonces no me vas a regalar nada?—pregunto ofendido.
—No—le dije mientras le dedicaba una mirada de odio.
—Vaya—se hizo el sorprendido, se paró de mi lado y comenzó a caminar hacia la casa, pero apenas estaba a tres metros de mi cuando paro su paso—es una lástima—dijo dándose la vuelta para verme nuevamente, yo lo mire curiosa—yo si te había comprado un regalo, pero ahora se lo daré a Tanya, después de todo, ella es más linda y más femenina—me dijo con esa mueca de arrogancia que había aprendido a odiar. Me levante de mi lugar para encararlo, no servía de mucho porque mi cabeza apenas llegaba al tope de su cuello.
—Eres un idiota desgraciado, arrogante y ciego—le grite
—Y con esa boca confirmo lo poco femenina que eres—me lo dijo en un tono tan calmado que me dio más coraje.
–Pues si tanto te desagrado por que sigues aquí idiota, lárgate, vete—le grite.
–Eres una agresiva—me grito—yo me largo de aquí—dijo mientras se daba la media vuelta y comenzaba a caminar.
—Es lo que te estoy diciendo desde hace horas—le grite más para que me escuchara—pero aparte de idiota, arrogante y ciego también estás sordo.
No me respondió y siguió con su camino. Desde que nos conocimos siempre había sido de la misma manera, no podíamos cruzar más de dos palabras porque ya estábamos peleando.
Con un enorme suspiro regrese a mi actividad con mi mente llena del recuerdo cuando a Edward y a mí nos comprometieron.
—¡¿Qué?—mis hermanas y yo gritamos al unisonoro.
—¡No puedes hacernos eso papa!¿Cómo se te ocurrió semejante cosa?—le grite a mi papa mientras sentía como un cosquilleo se formaba en mis puños, por la rabia que recorría mi cuerpo.
—Ya está hecho, mañana vendrá mi amigo con su hijo, no hay nada que discutir, ya está hecho—me quede atónita ante sus palabras—mañana las quiero lo más lindas posibles, ¿entendido?—mis hermanas asintieron, yo tenía unas enormes de gritar de puro coraje pero Alice me detuvo. Mi padre salió de la sala dejándonos solas a mis hermanas y a mí.
—No puede ser tan malo—dijo Alice—seguro que es muy guapo—dijo emocionada.
—solo espero que no sea más joven que yo—esta vez comento Rosalie. Yo las veía con cara de horror por las tonterías que estaban diciendo.
—No puedo creer lo que están diciendo—mi voz salió entre mis dientes apretados por la rabia que no podía controlar.
—Bella ya lo escuchaste—me dijo Rosalie completamente enojada—es por el bien de la empresa, si no, no iremos a la ruina.
Mi familia era dueña de la más importante empresa comercializadora de café en el mundo. Pero desgraciadamente por unas malas maniobras la empresa estaba en graves problemas financieros, Carlisle dueño del cafetalero mas importante en el pais estaba dispuesto a inyectarle financiamiento a la empresa de papá, pero era obvio que el mundo empresarial pensaría que el se aprovechó de la situación, por lo que la operación tenía que quedar entre familia, eso quería decir que su hijo mayor, vendría y escogería esposa. Todo para salvaguardar el nombre de su familia y para rescatarnos del desastre financiero.
—Además—esta vez fue Alice la que hablo—papa dijo que tendría que elegir a una de las tres, si no quieres ayudar a la familia, todavía tienes la opción de negarte frente a él y que él escoja a una de las dos.
…
Al día siguiente fui testigo de cómo mi hermana Alice había comprado un conjunto nuevo de ropa para ponerse ese día. Rosalie había cocinado algo especial. Yo hice como era un día normal.
El timbre sonó y después de 3 minutos fuimos llamadas para presentarnos al candidato. Alice llevaba un pantalón ajustado y una blusa color verde demasiado ajustada con unos tacones de infarto. Rosalie llevaba un lindo vestido color lila, de tirantes, ajustado a sus pechos y cintura y suelto al final, mis hermanas realmente eran muy hermosas, y yo era el patito feo de todas ellas, yo iba como cualquier sábado, pantalón de mezclilla, blusa azul, y llevaba mi cabello suelto y sin una gota de maquillaje.
Y cuando bajamos, nos encontramos con un adonis, un par de hermosos ojos verdes nos veían curiosos, sus facciones perfectas estaban totalmente serias, su cabello bronce estaba revuelto, pero estaba perfecto, sus camisa gris y su pantalón se ajustaban a su atlético cuerpo.
—Es muy guapo—me susurro Alice al oído, ella estaba a mi lado izquierdo.
—Vaya, si que es guapo, talvez muy mayor para mi—susurro Rosalie a mi derecha muy bajito que apenas yo pude escucharle. Yo era la mayor de las tres.
—Edward—la voz de mi padre sonó fuerte y bastante orgulloso, cosa que se me hizo extraño—ellas son mis hijas, Alice, ella tiene 18 años, Isabella de 22 años y Rosalie de 20 años.
—Es un gusto conocerlas señoritas—dijo haciendo una pequeña inclinación de cabeza—Mi nombre es Edward Cullen.
—¿Qué edad tienes Edward?—pregunto Alice con una enorme sonrisa.
—Acabo de cumplir los 24 años señorita—dijo con aquella voz aterciopelada, entonces clavo sus penetrantes ojos en mí. Me quede sin aire y me ruborice al instante y no hice más que bajar la mirada.
—Hijas—hablo nuevamente mi padre—él es Carlisle Cullen, el padre de Edward.
—Señoritas—inclino la cabeza a forma de saludo—mi hijo realmente es muy afortunado al tener el placer de elegir entre una de ustedes, son realmente muy hermosas.
Y entonces lo vi, cuando Carlisle pronuncio esas palabras, Edward rodó los ojos. Sonreí, seguramente él al igual que yo encontraba todo esto absurdo.
Después de las presentaciones fuimos a la mesa a cenar.
—Mi hija Rosalie fue la que preparo este manjar—dijo mi padre, claramente ese comentario iba dirigido a Edward, para que el pudiera apreciar las cualidades de sus hijas.
—Se ve delicioso—comento Carlisle. Volteé a ver a Edward para ver su expresión y me encontré con sus ojos que me miraban curioso. Volví a sonrojarme y desvié la mirada.
—Creo que le gustas a Edward—me susurro Alice al odio—no deja de mirarte—la mire espantada y volví mis ojos hacia Edward que seguía mirándome. —Yo creo que vas a ser la elegida—mi cara reflejaba espanto y vi a Edward que había desviado su mirada y le decía algo al odio a Carlisle. Lo que me preocupo es que su padre me veía con una sonrisa y asentía claramente feliz.
Mi respiración comenzó a ser irregular y las manos me sudaban cuando ya todos nos encontrábamos en la sala tomando el té.
—Edward—dijo Carlisle—podrías deleitarnos con una melodía.—todos lo miramos extrañados—claro—dijo deteniéndose un poco y mirando a mi padre—si no le molesta que toque ese maravilloso piano—se refería al piano que había en la sala.
—OH, no, será un placer escucharle—dijo mi padre—no sabía que tu hijo sabia de música,.. mi Bella—esta vez se dirigió a Edward y la respiración se me detuvo—también sabe de música, compone canciones realmente bonitas.
—El uno para el otro—contesto Carlisle. Edward me dedico una sonrisa y fue hacia el piano. Fue todo lo que necesite para saber a quién elegiría.
—Creo que eres la afortunada—me dijo a mi padre muy despacito mientras se sentaba a mi lado.
La melodía que Edward tocaba era realmente hermosa y sus dedos se movían ágilmente por el piano. Como deseaba poder tocarlo de esa manera, pero mi instrumento favorito era la guitarra.
Cuando termino de tocar todos aplaudieron menos yo. Edward se sentó junto a su padre y comenzó la tortura.
—Edward—hablo mi padre— ¿qué te parece mi hija Isabella?—mi cuerpo se tensó y no deje que Edward contestara, porque me pare de mi lugar, todos me miraron.
—Si me disculpan—dije—me retiro a mi dormitorio—Edward me veía extrañado y apenas pude dar un paso cuando la voz de mi padre me detuvo.
—Tu no vas a ningún lado señorita, vuelve a tu lugar—la voz de mi padre sonaba a un nivel normal pero se escuchaba la dureza en sus palabras.
—No papá—le grite—yo no me quiero casar, no quiero condenar mi vida a vivir con alguien a quien no quiero.
—¿Y quién dijo que te iba elegir a ti?—fue Edward el que me contesto, su voz destilaba asco. Me enfurecí al instante. —Tus hermanas son mucho más guapas que tú.
—Eres un idiota arrogante—le grite—entonces elígelas, a mí no me importa, mientras no sea yo la que tenga que soportarte.
—Bella—Alice me llamo con su voz cantarina—pero tienen cosas en común.
—Yo no tengo nada en común con ella—esa fue la voz de Edward. Lo mire con odio.
—Edward—dijo Carlisle –pero si me acabas de decir que era a ella a la que querías—el rostro de Edward era todo un poema. Miraba a su padre con cara de que lo iba a matar. Yo sonreí.
—Entonces ya está—dijo mi padre y yo lo mire con horror—es oficial.
—¿Qué es oficial?—preguntamos al mismo tiempo Edward y yo.
—Que tú y Bella—esta vez hablo Carlisle—están comprometidos.
Ese fue el primer día de nuestras discusiones, y así seguimos hasta ahorita. Llevábamos dos meses comprometidos y nuestra situación no cambiaba. Mis padres aún seguían esperanzados pero era obvio que no iba haber ningún cambio. La fecha límite estaba muy cerca, que con consentimiento o no nos íbamos a casar. Era obvio que todo ese tiempo de espera no era más que una farsa montada, para que nadie dudara, nos hacen ir a fiestas juntos, todos los empresarios saben de nuestro noviazgo, y Carlisle ya empezó a poner manos a la obra con el apoyo financiero. Ya no podía echarme atrás, mi familia estaba comprometida con la familia Cullen.
Regrese a la cocina para ayudarle a Rosalie a preparar la comida, había mejorado bastante desde aquella vez que intoxique a Edward, aunque no lo había hecho a propósito me alegre mucho que Edward sufriera malestar intestinal durante casi una semana.
Cuando la comida estuvo lista, Alice llamo a todos a comer, como era costumbre Edward se sentaba a mi lado.
—Esta vez Bella fue quien preparo la sopa—dijo Rosalie—le quedo deliciosa.
Edward se tenso en su lugar y termino por pararse.
—Si me disculpan—dijo—no tengo mucho apetito
—Por favor Edward—le dije—no puedes ni si quiera hacer el intento de probar bocado—mi voz salió enojada.
—No—dijo alejándose de la cocina y yo me pare a seguirlo—no pienso probar nuevamente de tu comida radioactiva.
—No es mi culpa que tengas un estómago tan delicado—le grite.
—Deberías hacernos un favor y dejar de intentar de cocinar—me grito—todos te lo agradecerían.
—¿y qué?—le dije—te vas a quedar sin comer solo por tu capricho—Edward seguía caminando hacia la salida y yo iba tras él.
—No—se paró en seco y me miro con una sonrisa—conozco un restaurante donde realmente cocinan rico.
Inmediatamente entendí a que se refería. Edward era realmente guapo y tenía a todas locas por él, Jessica era una de ellas, y ella tenía un restaurante no muy lejos de aquí.
—Bien—le grite—ve a coquetear con Jessica, arriésgate a que te den toloache*—mi voz destilaba odio. Edward sonrió aún más.
— ¿Estas celosa?—me pregunto mientras se acercaba peligrosamente a mí.
—¿Yo?—trate que mi voz sonora burlesca— ¿y porque rayos tendría que estar celosa?
—Entonces por que esta tan molesta—sonreía con aquella sonrisa torcida que me dejaba sin respiración, trate de que no notara cuanto me afectaba
—No estoy molesta—le grite evidenciando lo contrario. Respire hondo para calmarme, no sirvió de nada —Bien vete—le grite de vuelta.
—Es lo que voy hacer—dijo mientras se acercaba a mí— ¿no me vas a dar un beso de despedida?
—Si te acercas te golpeo—lo amenace.
Fue tan rápido que no pude discutir nada. Rápidamente se acercó y planto un beso en mi boca dejándome totalmente paralizada. Aunque fue breve el momento sus besos me sabían a miel. Esta situación solo había pasado un par de veces, tres para ser exactas.
Y salió como si nada de la casa. Volví a la realidad con el ruido de la puerta cerrándose. Abrí la puerta inmediatamente, totalmente enfurecida por que nuevamente se había salido con la suya.
—Te voy a matar Edward Cullen—le grite, él ya estaba bastante lejos por que se había echado a correr—te vas a arrepentir.
Cerré la puerta, y una sonrisa apareció en mi rostro. Agite mi cabeza tratando de quitar esa sonrisa. Lo odiaba, aunque sus besos me sabían a gloria lo odiaba con todo mi ser.
Toloache: Tónico que se supone que hace a los hombres dóciles ante la mujer que se los ha dado.
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