Luego de tres años y unos cuantos meses de ausencia, ¡he vuelto! Perdón a todas esas chicas que en el pasado pidieron que continuara y yo me desentendía del fic. ShizunexInoichi me encanta ahora D:

Fic dentro del foro Desafío Shinobi ¡Hi-yah!, específicamente su campaña "Creatividad mata carita".


Madrastra

Capítulo Cuarto


Inoichi bebió y bebió hasta que no entraba más. Sentía el licor en el cuello y aun así pidió una botella más. Era un viejo estúpido que pensaba que podía cortejar a una mujer joven sin sentirse mortificado por sus anteriores novios. El dolor de espalda que lo aquejaba era profundo y mirarse al espejo cada mañana y ver todas esas arrugas en su cara era de lo más deprimente. Qué daría él por tener otra vez la edad de Shizune y poder darle todo lo que ella quisiera. Su cuerpo no era el mismo y lo tuvo que malgastar con otras mujeres, ¿por qué no la había conquistado apenas había llegado a la aldea? El lumbago todavía no existía. Le entraron ganas de llorar y de vomitar, llegó la botella y solo pensó en lo último. Ni siquiera podía embriagarse hasta quedar inconsciente, podría apostar que Genma podía hacerlo todos sus días libres y despertar como si nada para presentarse en la torre y cortejar a Shizune.

Se levantó como pudo, tambaleándose, mientras le pedía a su cuerpo contener el licor en el estómago durante el trayecto al baño. Y lo logró, qué viejo más deplorable. ¿Qué pasaría si Shizune lo viese en ese estado? Ella odiaba el licor, y así, abrazado del inodoro sucio de la taberna se echó a llorar amargamente.

Pasó el tiempo y entró alguien al baño. Ya había expulsado la mayor parte del licor y agotado todas sus lágrimas ebrias por lo que se paró como pudo y trató de pasar desapercibido. Aoba lo miró apoyarse de mala manera sobre la pared y limpiarse un poco de saliva de la boca, el anteojudo nunca había visto así a su superior del Escuadrón de Espionaje y Tortura, por lo que trató de hacerse el desentendido y orinar como lo habría hecho sin la presencia de Yamanaka. El morbo de verlo apenas en la consciencia no lo dejó y luego de lavarse las manos se le acercó.

—Inoichi-san, ¿se encuentra bien?

—Claro que sí, nunca he estado mejor —dijo arrastrando las palabras y trató de sonreír.

—¿Está aquí con su equipo? Creí que estaban en servicio.

—Y lo están… —indicó tomándolo del hombro para luego darle unas cuantas palmadas al joven Aoba. Algo no se sentía bien para el subordinado. Inoichi era alegre incluso cuando estaba demasiado ebrio como para hablar, ahora parecía que había bebido para olvidar, como la mayoría de los hombres que se encontraban en la taberna.

—Cualquiera diría que Inoichi-san está sufriendo por amor —dijo entonces Aoba, dispuesto a pasarle un brazo por la espalda para llevarlo de vuelta a las mesas y quizás hasta su casa, pero el hombre rubio, al escuchar su comentario, se volvió tan pesado como una piedra y se llevó una mano al rostro.

—Soy muy viejo para ella —sollozó.

—¿Para quién? Discúlpeme, Inoichi-san, pero todos querríamos tener su suerte con las mujeres, incluso Genma Shiranui, ¿lo conoce? Siempre está liado con muchas chicas pero siempre terminan odiándolo, solo una no lo odia, Shizune-san. Al parecer ella lo quiso mucho y estuvieron a punto de casarse.

—¿Shizune?

—Sí, es muy bonita y muy tierna además. Nadie sabe por qué terminaron, pero todos coincidimos que Genma fue un imbécil al dejarla ir. Yo dejaría todo por alguien que me quisiera la mitad de lo que ella lo quiso a él.

Inoichi tuvo suficiente y decidió salir solo del baño de caballeros, incluso si tenía que sujetarse de las paredes para no caerse al suelo y quebrarse la cadera como un inútil vejestorio. Aoba solo chilló cuando se le escapó el jefe del clan Yamanaka de las manos para huir hasta su mesa, abrir su botella olvidada y reponer todo el vómito que se le había escapado por la boca.

—Inoichi-san, ¿qué le sucede? No es sano beber de esta forma —susurró Aoba cuando llegó hasta él—. Y también es un poco triste hacerlo solo. Venga, si quiere podemos beber juntos, estoy en la barra con Raidô y Genma. —Aoba trató de obligarlo a pararse al tomarlo de un brazo pero el viejo rubio le arrebató su extremidad torpemente.

Más allá, Raidô no era ajeno a la situación que le causaba problemas a Aoba.

—¿Qué sucede? —replicó el hombre perfecto y se volteó a ver lo que le molestaba al guardaespaldas quemado. Aoba forcejeaba con Inoichi en las mesas inmundas cercanas al baño. Ambos se miraron y fruncieron el ceño, no dudaron en dejar sus bebidas burbujeantes sobre la barra y detener todo ese desorden. Raidô llegó rápidamente mientras que el castaño se tomó su tiempo, sabía que el viejo lo detestaba al ser el exnovio de Shizune, lo supo desde que lo vio junto a ella en la tienda de flores y pudo leer claramente la expresión de la morena.

—¿Pasa algo? —se oyó la voz grave del guardaespaldas e Inoichi por fin pudo deshacerse de Aoba y pudo beber de su botella.

—Nada, Namiashi —resolvió—. Mi antiguo alumno es demasiado exagerado. Anda, puedes volver a lo tuyo.

—Está teniendo problemas con una chica —susurró Aoba y Raidô aligeró sus facciones. Todos tenían problemas con chicas y no había nada de qué preocuparse. Solo debían dejarlo beber hasta que perdiera el conocimiento y con suerte se le olvidarían algunas cosas de la maldita mujer.

—No es cierto —replicó el anciano.

—Lo creo imposible, Shizune nunca da problemas, ¿no es verdad, compañero? —indicó Genma y tomó asiento a un lado del Yamanaka, por la expresión que puso el rubio, Aoba aguantó la respiración a la espera de que algo malo pasara. Se le acercó al guardaespaldas y le sugirió que mejor fuera a buscar a su hija a la florería, que ella sabría qué hacer.

—Apúrate, yo trataré de hacer que entre en razón. —Raidô asintió y se fue de la taberna silenciosamente—. ¿Compañeros? Genma, ¿no crees que es algo horrible lo que estás diciendo? —Le susurró al joven y apuesto hombre, pero para Genma a aligerar el ambiente se podía hacer de la forma más brutal que había. ¿Compañeros al liarse con Shizune? Qué barbaridad.


Ino revivió el pez a duras penas y lo lanzó al estanque con sus compañeros que conspiraban con una venganza. Ese día Sakura tenía que estar con su mentora para aprender cosas puntuales y ella no sintió ganas de abrir la florería. Se sentó junto al estanque y miró su reflejo, era una chica mala. Shizune era una mujer muy buena y muchas personas la querrían como madrastra, además, se esforzaba en que le fuera bien en la medicina y ella solo la rechazaba. ¿Qué sucedía con ella? Era tan incoherente que ni siquiera se merecía al hombre que tenía de padre. Se había metido con cosas tan delicadas como lo eran los celos y ahora la relación bonita que tenía su copia masculina y Shizune se quebrantaría. ¿Por qué no se le ocurrió una pésima idea como la de meterse con un hombre mayor en vez de meterse con los celos? Así quedaba mucho más claro su punto, por muy tonto que fuese.

Ahora su padre estaba embriagándose una mañana.

Suspiró y volvió a tomar la red para atrapar un pez pero la puerta se abrió de golpe y su determinación de practicar se le esfumó. Entró su capitán en escena y ella no supo qué hacer más que alisarse la falda y peinarse para lucir presentable ante su superior. Él se detuvo a unos pasos de ella y sintió el olor a humo y licor característico de la taberna que frecuentaba su padre, su estómago se retorció nervioso. Solo quería oír que capitán estaba perdido y que buscaba indicaciones, que la buscaba a ella por una misión junto a Chôji y Aoba-san, pero no quería oír nada de su padre. Él debía estar tranquilo, bebiendo licor.

—Te busqué en la florería… —indicó, no queriendo decirle derechamente el problema que había en la taberna.

—Padre salió y yo debía estudiar, no podíamos abrirla hoy.

—Acompáñame —ordenó y se dirigió a la salida, Ino tardó en reaccionar—. Aoba me pidió que te llevara con tu padre.

—¿Está bien?

—Solo necesita irse a casa.

—Raidô-taichô, ¿puede buscar a Shizune-san también? Mi padre necesitará verla.


Inoichi tuvo suficiente con el apuesto hombre que lo molestaba y lo golpeó torpemente en la nariz. Fue un movimiento tan lerdo que ni Genma ni Aoba esperaban que le hiciera algún daño al primero, pero cuando la sangre brotó y corrió libremente por la mitad de la cara simétrica del hombre joven, todo pareció mejorar para Inoichi. Comenzó a reírse a carcajadas como lo hacía antes al beber junto a sus compañeros de equipo y Aoba pudo suspirar tranquilo. Sin embargo, la mayor parte de la taberna vio lo que sucedía entre Yamanaka y Shiranui y se levantó para ver el desenlace.

—Estás loco, viejo —dijo Genma, viendo la sangre en sus dedos luego de tocarse la nariz. No estaba feliz pero no iría a golpear a un viejo borracho, Shizune nunca se lo perdonaría. Aoba, en cambio, se contagió con la risa del rubio platinado y este se colgó a sus hombros jóvenes para seguir con la celebración, siempre le había caído bien Aoba, aunque tenía la increíble habilidad de decir cosas en el momento menos indicado. Así que Genma y Shizune estuvieron comprometidos, el solo recuerdo de esa declaración hizo que su risa desapareciera y solo quedara la de su colega de Escuadrón de Espionaje y Tortura.

—¡Papi! —dijo su hija y verla allí, en medio de todos esos hombres fracasados fue suficiente. Ya tenía dieciséis y ya había tipos que la querían para cosas indecorosas. Empujó a Aoba al suelo al recordar sus comentarios sucios de las chiquillas que entraban a entrenarse al Escuadrón y se dejó abrazar por su adorada abejita—. Yo escribí la tarjeta, perdóname —susurró—, no odio a Shizune, es buena para ti. ¡Hizo que tomarás té y te mantuvieras sobrio! Por favor, no termines con ella por mi culpa.

—Creo que siempre lo supe, mi florcilla —admitió y le besó la cabeza.

—Entonces, ¿por qué estás aquí embriagándote?

—Estoy viejo e inseguro —confesó y se dejó conducir hasta la salida por su hija quien se había pasado un brazo de él por los hombros y lo ayudaba a mantener el equilibrio. Con urgencia necesitaba un baño, comer un poco y dormir por días para recuperarse.

Raidô abrió la puerta de la taberna y entró junto a Shizune. La morena traía una expresión de furia impresa en el rostro, lo primero que vio fue a Genma sentado en la barra envuelto en su sangre mientras una camarera trataba de pararle la hemorragia, luego pasó la vista a la familia Yamanaka a medio camino de la salida. Ino sonrió complacida de verla e Inoichi extendió su brazo libre para que ella también se refugiara en su pecho al igual que su hija. Sus dos chicas corrieron a su rescate, ¿qué otra cosa podía pedir en la vida? Pero Shizune no accedió, con un gesto de culpa se dirigió a donde estaba el apuesto hombre y apartó a la inútil camarera para hacer un trabajo más adecuado.

Ino se le detuvo el corazón, con que era verdad, Shizune todavía amaba a Shiranui. Miró a su padre de soslayo y con pesar notó que a él no solo se le había detenido el corazón, sino que también se le había destrozado en mil pedazos tan pequeños que nada podría juntarlos otra vez. Inoichi no saldría de la cama luego de eso, ni Shikaku ni Chôza podrían lograrlo.

Shizune aplicó nin-jutsu médico en toda la cara de Genma y él la miraba embelesado por su infinita lealtad a través de los años. Ino debía aceptar que se veían bien juntos.

—Lo siento, padre.

—Vámonos, Ino.

—Estúpido —dijo Shizune cuando terminó de curarlo y le propinó una cachetada certera en la mejilla—. Te conozco, estuviste molestándolo. ¿Podrías madurar?

—Shizune, yo no…

—Ya tuve suficiente —indicó ella y lo dejó solo con la camarera. La taberna completa soltó una exclamación y Aoba, aún en el suelo, supo por qué Shizune terminó el compromiso con el perfecto hombre. Se volteó hacia Inoichi y su hija y sonrió tímidamente—. Lo siento, no podía dejar a alguien sangrando. ¿Estás bien, Inoichi?

—He estado mejor —dijo él, un poco confundido de lo que acababa de ocurrir.

—Lamento todo lo que te hizo Genma —se disculpó por su exnovio y se acercó unos cuantos pasos pero nada más. No estaba segura si todavía tenía algo con el señor Yamanaka.

—Yo lamento lo que le hice a él. —Shizune rió y se pasó una mano por la nuca. Ino no podía creer lo que estaba ocurriendo entre ellos dos, eran adultos, ¡no unos chiquillos tímidos que no podían resolver las cosas! Le pegó un codazo a su padre en las costillas y por fin pudo reaccionar, levantó su brazo para invitar a su novia a abrazarlo. Shizune obedeció enseguida y lo besó en la mejilla apenas comenzaron a caminar a la salida.

—Shizune, no debes permitir que vuelva a salir a beber, no me hace caso —recitó Ino, Shizune sonrió—. Ahora estará enfermo toda la semana.


La florería abrió sus puertas luego de una semana, se cambiaron las flores secas por nuevas y dejaron de vender rosas amarillas. Inoichi compró abono temprano en la mañana y Shizune fue a verlo a medio día, cuando su turno en el hospital terminó. Ino hojeaba las revistas despreocupada en el mesón, nadie parecía querer entrar a la tienda. Nadie, excepto su molesta amiga.

—¿No deberías estar estudiando? Las revistas no dicen nada constructivo.

—Frente, ya estudié, estoy en mi tiempo de ocio. —Ino estaba especialmente feliz ese día, Sakura lo atribuyó a que por fin su padre se había levantado ese día de la cama luego de indigestarse con licor. La rubia le había dicho que había perdido mucho peso, pero que al fin y al cabo, su padre se sentía hermoso sin esos kilos demás. Inoichi ya había decidido dejar las botellas por los tés de Shizune e Ino confiaba que no rompería su palabra al estar cegado de amor por la médico.

—¿Fuiste al estanque de peces?

—Esta mañana, luego de ir a mi primera clase en el Escuadrón de Espionaje y Tortura, ¿recuerdas a la profesora Suzume de la academia? Es muy versátil, sabe muchas cosas.

—¿Pudiste revivir un pez e ir a clases?

—Claro, ahora los revivo a la mitad del tiempo, Shizune es muy buena enseñando —dijo mientras guiñaba su ojo y le daba a entender que la chica de cabellos rosados era pésima enseñando.

—¿Todavía la amas?

—Claro que sí, cuidó muy bien de mi papá esta semana, me enseñó muchas cosas y me animó a seguir estudiando. Papá está encantado y le pidió que viniera a vivir con nosotros, ¡será tan genial! Al fin podré tener una mujer con la que hablar cosas que no le quiero decir a mi padre.

—Me tenías a mí.

—Oh, sí —dijo ella pero Sakura sabía que estaba dándole la razón para que no siguiera con el tema.

—¿Dónde están ellos?

—En el vivero, no los molestes. —Ino volvió a hojear la revista y Sakura tuvo que hacer lo mismo.

Shizune cerró sus brazos en el cuello de Inoichi y él lo hizo en su espalda baja. Luego de perder peso, el lumbago desapareció y sus arrugas parecieron atenuarse, ¿o habría sido Shizune con sus tiernas atenciones? De cualquier forma, al fin se sentía seguro al lado de una mujer diez años menor y Genma, el exnovio inmaduro, nada podía hacer contra él. Él besó sus labios dulces y se maravilló ante la idea de que por fin ella iría a vivir con él. Shikaku había intentado por todos sus medios hacer que desistiera pero nunca había estado tan seguro en su vida. Shizune jamás sería la bruja que Shikaku decía que sería.

—Inoichi —dijo ella y se separó de él para tomar asiento sobre un saco de tierra de hojas. El espía notó cierta vacilación en sus acciones, ¿sería que ya no quería vivir con él? Por supuesto, nunca debió dejar que lo viera así de enfermo del estómago, nadie debería tener que lidiar con las tripas podridas de su pareja, pero al ser médico, pensó que no le molestaría. Inoichi sintió cómo sus arrugas se acentuaban, solo un viejo dejaba que eso pasara—. No sé cómo sonará esto…

—Si no quieres vivir conmigo, no…

—¡No! Sí quiero vivir aquí, es solo que… —dudó y se quedó callada con una sonrisa tímida.

—Dime, estoy viejo y maduro, nada de lo que digas me parecerá mal. —A Inoichi le encantaba recalcarle a su novia joven lo viejo que era desde el incidente con Genma en la taberna. Shizune tenía como debilidad los viejos maduros, no los niños a los que tenía que cuidar. Su novia sonrió divertida y él se dio la libertad de sentarse junto a ella en los sacos de tierra de hojas.

—Quiero tener un bebé contigo. Sé que es apresurado pero ¿cuándo no hemos sido así? —Shizune se sonrojó—. Sé que es tonto, tú ya tienes una hija de dieciséis años, no creo que quieras volver a cambiar pañales. Es que se acerca mi cumpleaños y por mi edad ya debo pensar en formar una familia sino quiero terminar como Tsunade-sama.

—Que no se diga más. Yo, Inoichi Yamanaka, pondré un bebé en tu vientre ahora mismo. Le daré a mi chica lo que quiere.

—Pero, ¡espera! —rio Shizune ante la emoción del viejo que tenía enfrente. Ella repasó sus arrugas con sus dedos y suspiró—. ¿Cómo lo tomará Ino? No quiero tener problemas con ella.

—Tendré que hacerle una hermanita para aplacarla un poco.


¿Finis? Por ahora sí. Me dio gracia poner de villano a Genma siendo que soy una fanática del GenShi.

Cada cierto tiempo leía esta historia pero no me animaba a ponerle un final, pero hoy fue el día: brindando por tu santo, hermana :D. ¿Te gustaron los guiños a tu universo RaidôxIno? Él la fue a buscar y ahora, gracias a su madrastra, Ino tomará clases con Suzume en el Escuadrón. Hago AUs con tus historias xD En fin, ahora soy fan namber güan del InoichixShizune.

Este cap no tenía nombre de flor porque no pude poner referencias de alguna(estaba emocionada escribiendo la verdad, tarde me di cuenta que se hacía eso en el fic xD) Pero, si no se dieron cuenta, en la tienda dejaron de vender rosas amarillas por su significado: celos, lo que causó que Inoichi se volviera inseguro por Genma. Por otro lado, amo a Aoba xD Con todo mi corazón, adoré utilizarlo :)

Eso, creo que no tengo nada más que decir, te ami, hermana.

SS.