Capitulo 2: milagro

-Hazlo hija, yo estaré bien. Edward y Renesmee te necesitan- me susurro en mi oído.

Lo único que pude hacer fue abrazarla lo más fuerte que podía.

Me gire hacia Dios y hable con seguridad: Quiero hacerlo.

-De acuerdo.- dijo él mientras se levantaba- No hay tiempo que perder: son las 11:53, tenemos que apurarnos si quieres llegar mientras todavía sea el cumpleaños de tu hija- me informo, y en ese momento mi corazón se inflo de alegría al pensar que estaría con mi hija en su cumpleaños.

Entonces, el agarro el espejo de mano que me había dado hace tanto tiempo para que pudiera ver a mi familia. Lo toco 3 veces con la punta de su dedo, un brillo dorado lo ilumino por un instante y de la nada, el espejo se había transformado en un collar de plata con un delicado dije en forma de corazón.

Se acerco a mí lentamente y me tendió el collar. Cuando lo tuve en mi mano note que era un pedazo del espejo, rodeado de pequeños diamantes.

Era hermoso.

-Póntelo- me indico bajo mi mirada confundida.

-Si estás segura de querer hacer esto- dijo una vez que me puse el collar- lo único que tienes que hacer es pensar claramente en tu familia y el collar te llevara con ellos.

En ese momento, no sé porque, tal vez fue un impulso que no pude reprimir, un ataque de alegría o quien sabe lo que me hizo hacerlo; pero no pude resistirme a ir a abrazarlo. Note que se tenso durante un segundo, pero luego me devolvió el gesto delicadamente.

-Gracias. Muchas, muchísimas gracias- le dije con una gran sonrisa que esperaba que mostrara lo agradecida que estaba.

-No tienes por qué agradecer, como te lo dije cuando te conocí: tú eres especial.- me recordó- Te lo mereces.

En ese instante voltee a ver a mi madre y a Phil, y los abrace fuertemente.

-Los voy a extrañar- les dije una vez que nos separamos.

-Nosotros también- me respondieron con una sonrisa.

-Pero hay personas que te necesitan más.- me dijo mi madre con algunas lagrimas en los ojos aunque todavía estaba sonriendo- Dale a los Cullen nuestros saludos.

-Lo hare- les dije y me gire nuevamente hacia Dios.

-¿Estás lista?- pregunto y solamente asentí rápidamente.

-Muy bien. Ahora solamente concéntrate en tu familia y estarás junto a ellos- me recordó.

Asentí y dije:-De nuevo, muchas gracias.

-De nada, y buena suerte… Bella.

No pude evitar sorprenderme y sentirme feliz al mismo tiempo. Era la primera vez que me llamaba así.

El me sonrió, con esa sonrisa que me recordaba a Carlisle y no pude evitar devolvérsela.

Mire mi reloj de muñeca, eran las 11:57.

Me tengo que apurar.

Cerré los ojos y en mi mente aparecieron instantáneamente los rostros de toda mi familia: Carlisle, Esme, Emmett, Rosalie, Jasper, Alice, Edward, Renesmee…

Sentí como una onda cálida me envolvía completamente y cuando volví a abrir los ojos me encontré en un lugar familiar y a la vez desconocido. Era una casa que nunca había visto, de eso estaba segura, pero se notaba ese aire familiar, aquel toque que ponía Esme cada vez que remodelaba algo. Ese toque característico. El toque Cullen.

Me acerque con cuidado hasta una ventana que estaba abierta convenientemente en un ángulo que podía ver todo pero nadie podía verme.

Todos estaban juntos, incluso Jacob y Seth estaban ahí. Había una pila enorme de regalos ya abiertos y cosas tiradas por el piso que seguramente pertenecían a Renesmee. Al mirarla observe que aparentaba unos 5 años a pesar de que acababa de cumplir un año.

Todos están alrededor de ella, sonriéndole pero a la vez se notaba la tristeza en sus rostros, especialmente en los de Edward y de mi hija.

-Vamos Nessie, arriba el ánimo- la intento de animar Jacob.

-Todavía no puedo creer que le hayas puesto ese apodo a mi hija- le reprendí yo con una sonrisa.

Todos voltearon sus cabezas en mi dirección, aparentemente sobresaltados. Creo no me habían oído entrar.

Cuando me vieron creí por un instante que sus ojos se les iban a salir de sus orbitas. Me pregunte momentáneamente si los vampiros podían entrar en estado de shock.

La primera en reaccionar fue Renesmee.

-¿Mami?- me pregunto con sus ojitos brillando de emoción.

Era la primera vez que me decía mami y no pude evitar soltar unas lágrimas mientras asentía con la cabeza y abría los brazos con una gran sonrisa en mi rostro. Ella no se hizo rogar y salto a mis brazos.

La abrace fuertemente y recordé algo.

Mire mi reloj y marcaba las 11:59 pm.

-Por cierto.- le dije y ella me miro con sus ojos brillando como dos estrellas- feliz cumpleaños, corazón.

Cuando esas palabras abandonaron mis labios ella sonrió enormemente, mostrando todos sus dientecitos blancos y perfectamente derechos.

En ese momento sentí otro par de brazos rodearme, unos brazos que yo conocía muy bien.

-¿En realidad eres tú?- me pregunto mientras me miraba como si esperaba que fuera a desaparecer en medio del aire en cualquier instante.

En lugar de responderle me acerque a él y junte sus labios con los míos. Cuando se tocaron sentí esa conocida electricidad que tanto extrañaba mientras nuestros labios se unían en una ya conocida danza; sentía que fuegos artificiales explotaban dentro de mí y que todo mi ser pedía más de este contacto.

Había vuelto a casa.

Al separarnos, nuestra hija nos miraba con una sonrisa en su rostro.

Al voltearme, me encontré con todos ya recuperados por el shock inicial mirándome con una sonrisa.

El primero en abrazarme fue Emmett con uno de sus abrazos de oso, después le siguió Alice, Esme, Carlisle, Jasper, Rosalie (al parecer nuestra amistad seguía intacta), Jacob (que me amenazo con secuestrarme para que no me fuera de nuevo) y finalmente Seth.

Mientras abrazaba a todos no solté a Renesmee y Edward no se despego de mi lado. Ya los había perdido una vez y no iba a permitirlo que pasara nuevamente.

Cuando todos se calmaron, me preguntaron cómo es que todo esto había pasado.

-No lo entiendo, ¿Cómo fue que…?- comenzó Carlisle mirándome entre atónito y maravillado.

-Pues…- y proseguí a relatarles toda la historia de mi año en el cielo: los primeros días, cuando conocí a Dios y me dio el espejo para poder verlos (Carlisle se sorprendió cuando le dije que me recordaba a el), cuando los miraba por el espejo, cuando llegaron mi madre y Phil, y por ultimo: la oferta que hizo que mi vida volviera a tener sentido.

Cuando finalice todos miraron mi collar con infinita curiosidad.

-Eso es toda la historia- les dije.

Mire hacia abajo y me encontré con mí hija tocando el collar con sus pequeñas manitos. Al notar que la observaba me dedico una sonrisa deslumbrante para luego decir:

-El mejor cumpleaños de la vida.

-Sin duda alguna- la apoyo Edward con una sonrisa que parecía que nunca iba a desaparecer de su rostro, al igual que la mía.

Era cierto, que mejor día para volver que el cumpleaños de mi hermosa hija.

Cuando contemple a mi familia entendí lo que dios me había querido decir: hay pocos amores verdaderos en el mundo, pero cuando lo encuentras, haces lo que sea para conservarlos. Ya sea hacia tus padres, tus hermanos, tus amigos, tus hijos o el amor de tu vida. Si un amor es puro, definitivamente merece ser recompensado.

Si, el destino nos puso muchas trabas en el camino, pero nuestro amor es tan fuerte que supero todo, incluso a la muerte; demostrando así: que existen los milagros…


Espero que les haya gustado y me dejen un review :)

Besos

-Euge

Editado: 26/11/11.

-Euge.