DISCLAIMER: los personajes de Naruto no me pertenecen son de Masashi Kishimoto, pero la historia que abajo leen si.

Capítulo 1:

¿Secuestrado?

.

.

No sabía cómo es que había llegado a este punto, pero por otro lado, entendía sus razones tan desesperadas. Y es que sus hermanas no le habían dejado otro remedio, tenía que hacer algo definitivo para callar sus habladurías, pero, ¿estaría haciendo lo correcto?

.

.

— Espero no haberte levantado tan temprano Sakura— mencionó aquella voz por el auricular, claramente burlona.

— ¡No! ¡¿Cómo crees?— respondió la chica, usando el sarcasmo como escudo defensor, como siempre solía usar en estos casos.

— Pues bien, debes saber la razón de esta llamada, así que espero que estés lista ya que mamá está impaciente por verte— volvió a decir bostezando de aburrimiento.

Después de escuchar esas palabras, su mente divagó por unos instantes, recordando a su familia. El caso era sumamente esplendido, comenzando por la inesperada invitación a festejar navidad y año nuevo en la casa de campo de la familia. Aún no sabía de quién había sido la idea pero podía imaginarlo, quién más sino una de sus hermanas, para ser más exacta la mayor: Karin, quien se regodeaba del último chisme dispersado por su otra hermana, Ino, que sabía dios dónde se había enterado del rompimiento con su novio, o bueno a estas alturas ex novio y ex prometido.

Hacía aproximadamente dos semanas que se había roto la relación de tres meses en que ella creyó estar locamente enamorada de ese chico en particular. Reconocía que Kiba tenía lo suyo, pero su desengaño fue al encontrarlo con una chica días después de pedirle matrimonio, afortunadamente sus padres no llegaron a conocerlo, o se llevarían una decepción aún peor.

.

— Sakura, ¿sigues ahí?— Escuchó de nuevo la voz chillona de Karin taladrándole los oídos.

— Por supuesto— Respondió incomoda, sabiendo de sobra la situación que se le venía encima.

— ¡Por un momento pensé que me habías dejado colgada al teléfono!— exclamó la chica en tono de reproche.

Como si fuera posible, pensó Sakura reprimiendo un bostezo, —Creo que no podré ir Karin, hace días que me siento un poco mal y temo enfermar más con el clima de Osaka en estas temporadas…— iba a seguir diciendo mil excusas, cuando fue cortada abruptamente por una carcajada burlona.

— Más bien querida hermana, creo que lo que intentas evitar es tu famosa relación fracasada, ¿o no es cierto que tu novio te dejó por otra?— Indagó, usando veneno en su voz, haciendo que la chica palideciera.

Ella había hecho un montaje de escena perfecto, en caso de que sus padres preguntaran por su supuesto novio. Diría que la relación simplemente no había funcionado, más no esperó jamás que Karin estuviera tan enterada del asunto, haciendo que su orgullo pidiera a gritos auxilio. Jamás, jamás dejaría a Karin pisotear de nuevo su magullado orgullo.

—Pues creo que te enteraste mal, querida— Contraatacó la pelirrosa, usando su mejor tono de ofensa.— Mi novio y yo estamos muy enamorados, y hasta tenemos pensado casarnos muy pronto— Sonrió al escuchar el leve carraspeo que hizo su hermana del otro lado.

— Entonces será más que emocionante poder conocer por fin a mi cuñado— habló Karin ya más repuesta del impacto de las palabras antes dichas.

— Pasaré por ustedes a las ocho, espero y estén listos para entonces, ya que el viaje es largo— Dicho esto colgó, dejando a Sakura al borde del colapso. ¿Qué hará? Se preguntó mirando a su reloj por su sentencia: faltaban exactamente 11 horas para encontrar a un supuesto novio que la acompañara durante esas dos malditas semanas.

Trató de pensar con claridad, buscando a un posible candidato que no conocieran a las arpías de sus hermanas, pero su cerebro se negaba a darle respuestas, empezando por el escaso número de amigos hombres que conocía. Definitivamente estaba perdida.

.

El pasar de las horas hacía más lenta su agonía, tal vez debiera llamar a Karin y avisarle de algún contratiempo que su novio imaginario tuvo, para dejarle claro que no podía asistir con ella, pero de sobra sabía que ellas se burlarían de sólo escucharla decir esas excusas baratas. Con lástima, observó sus dos maletas hechas para partir en menos de una hora.

.

A las 8:00 en punto tocaron al timbre de la puerta, no hacía falta preguntar para saber quién era.

— ¡Sakura, abre la maldita puerta!— gritó Karin, tocando con insistencia.

La pelirrosa titubeó por unos segundos más, y al final, decidió no darle más vueltas al asunto, abriría y buscaría luego una excusa convincente.

— ¿Qué sucede Karin?— sonrió fingiendo, y tomó con decisión sus maletas, apretando más de lo normal los soportes para echarlas a andar.

— ¿Y tu novio?— preguntó la pelirroja con aparente calma, viendo sin disimulo dentro del apartamento.— ¿No me digas que tuvo una emergencia y por eso no podrá ir?— Siguió diciendo, encarándola de repente y sonriendo con satisfacción.

— No es eso, es que él sale mas tarde del trabajo— Mintió a la vez que se le ocurría fingir una escena más creíble. Si eso haría, pondría la alarma de su móvil en diez minutos, y así, entablaría una conversación sola para que Karin la escuchara y no dudara de ella.

La pelirroja sonreía burlona al descubrir las mentiras de su hermana, y es que era obvio que ella mentía y no podía ocultarlo, por eso mismo adelantó el viaje para esas horas ya que la conocía a la perfección y sabía que buscaría a alguien que fingiera ser su amante y la acompañara.

Bajaron en silencio por el ascensor del edifico, Sakura nerviosa y Karin más fresca viendo cerca su victoria.

.

— Sakura— Interrumpió su paso, viendo de reojo a la pelirrosa, que venía tras ella. —Iré a la farmacia por unos analgésicos que me encargó papá, espérame en el auto— Pausó mirando la calle que estaba por cruzar —Sirve y hacemos tiempo para esperar a tu galán. — Se burló y cruzó sin mirar atrás.

La pelirrosa bufó recargada en el convertible rojo de su hermana, pero al instante, reaccionó recordando su plan, y sacando su móvil para poner su alarma.

Cuando terminó, echó un vistazo al estacionamiento casi desértico, para ser tan temprano, sus ojos se posaron en un cuerpo musculoso y atlético que se dirigía apresurado a un Ferrari negro trayendo consigo tres maletas.

Su suerte no podía ser mejor, decidió al tiempo que avanzaba a paso veloz hacia él. Aunque su mente le decía que se detuviera, su sentido común le exigía hacer la loca idea que de pronto se le había ocurrido.

.

.

No podía creerlo. Era una tontería lo que Tayuya, su prometida, le estaba obligando a hacer. Un semejante ridículo. Hacía días que había decidido viajar a Tokio a visitar a sus padres, para advertirlos de la noticia de su próxima boda. Pero el viaje estaba planificado para él sólo, nunca imaginó que Tayuya se pondría en un plan fastidioso y le exigiera llevarla con él.

Trayendo consigo dos enormes maletas, y justo ahora que iba hacia allá, ¿joder, qué más podía pasarle ahora? Aparte de tener que sacar el equipaje del auto de su novia, quien tenía el capricho de querer viajar en el mismo auto.

Luchó contra una maleta que no cabía entre los coches parqueados, ganando la batalla con esfuerzo. Al instante volteó hacia la farmacia, en donde se suponía que ella compraba calmantes y algunas botellas de agua, ya que alegaba que si tomaba suficiente agua no perdería la línea tan rigurosa que llevaba.

Bufó molesto al tiempo que sentía algo duro y afilado posarse en su espalda. Lo que le faltaba, pensó, mientras se tensaba su cuerpo.

.

.

— No te muevas— Bramó Sakura, haciendo más presión en la espalda del que ahora distinguía pelinegro.

— ¿Se supone que esto es un asalto?— Preguntó el muchacho, con notorio sarcasmo en la voz, al escuchar la inconfundible voz de una mujer.

— No te equivoques bonito, esto no es un asalto— Pausó un momento y vio hacia arriba, dándose cuenta de la altura que este le llevaba. ¡Le llevaba más de una cabeza! Pensó, tragando grueso. Su instinto le decía que esto iba mal, pero ya era tarde para echarse atrás.

— Mira... — Comenzó él, tratando de razonar. — Si esto es una broma del dobe de Naruto…— Habló mordaz el pelinegro apretando con fuerza las maletas, —Ya puedes decirle que no caí — Siguió diciendo, a la vez que fruncía el ceño al no escuchar la carcajada que esperaba.

— ¿Acaso no entiendes que te estoy secuestrando?— Soltó Sakura, ya cansada y con rapidez, encajando más su arma, si es que eso era posible.

El muchacho dio un pequeño brinco en su sitio, si eso era una broma, ya había llegado demasiado lejos.

Naruto tendría problemas muy serios en cuanto lo viera. Por otro lado, la voz de la chica no se le hacía conocida de ningún lado.

Y mientras él continuaba con esos pensamientos, la mujer, rápidamente, le dice:

— Quiero que entres en el auto y lo eches a andar de inmediato, tenemos que irnos— habló lento pero preciso a lo que quería darle a entender. Era su última oportunidad. Y Sasuke, simplemente, frunció el ceño.

—No estarás hablando enserio, ¿verdad?— Profirió el moreno tratando de ver de reojo a su captora.

—Nunca he hablado más enserio— Dijo la chica con naturalidad, aunque por dentro el miedo la consumía. Instintivamente enterró más el arma, en su carne tan blanda.

El muchacho entendió que no era un juego. Maldita suerte la suya de haberse topado justamente con una delincuente. Metió la llave en el cerrojo de la puerta de copiloto, y cuando vio que estaba abierta, avanzó hacia la del conductor, montándose lentamente. Tenía una única oportunidad de encender rápido el motor y salir huyendo, pero tenía que ser extremadamente rápido.

—Pásate al otro lado y cierra la puerta, yo manejaré— Advirtió al ver las intenciones claras de huir. — y no intentes nada, que tengo un arma y no dudare en usarla si fuera necesario— al escucharla el pelinegro obedeció, maldiciendo internamente.

Sakura sonrío al verlo apretar los puños y cerrar los ojos muy fuerte, jamás creyó que sus zapatos de tacón aguja servirían para sacarla de ese apuro. Encendió el motor y arrancó como alma que lleva el diablo.

— ¿Cómo te llamas?— preguntó la pelirrosa al estar en transcurso en la carretera.

— No tengo intención de decírtelo— respondió el pelinegro muy enfadado, analizando a la chica a su lado. Era increíblemente estúpido que una pequeña molestia le estuviera haciendo esto. Buscó el arma con que antes lo amenazaba pero no la vio por ningún lado, llegó a la conclusión de que la llevaba entre la blusa y la falda lista por si intentaba hacer algún movimiento en falso.

— Soy Sakura, Haruno Sakura— Escuchó que decía la chica ¿pelirrosa?, en definitiva esta escena era de locos.

La pelirrosa estaba molesta, ¿quién se creía ese arrogante para no decirle su cochino nombre?, bah, ni que fuera tan importante. Ahora que lo detallaba bien, se dio cuenta de que era sorprendentemente hermoso, empezando por esos orbes tan oscuros que miraban con intensidad, y esa nariz tan recta y afilada que parecía perfecta y rematando con esos labios tan sensuales y exquisitamente probables. Sacudió la cabeza con fuerza al pensar en eso último.

— Hmp… me llamo Sasuke, Uchiha Sasuke— Dijo con aburrimiento, ya harto de la mirada de la mujer — y quiero que sepas que estás cometiendo un delito muy grave— Advirtió frunciendo de nueva cuenta el ceño.

Sakura pegó un respingo al escucharlo, ella no estaba cometiendo ningún delito, sólo era un favor que se hacía para no quedar en ridículo.

— Te equivocas, yo no soy ninguna delincuente— Se defendió con pasión, ignorando al pelinegro.

Al escucharla Sasuke enarco las cejas, ¿qué no era delincuente? ¿Y cómo se le llamaba a lo que estaba haciendo?

— ¿Te das cuenta de lo que dices?— Sugirió el moreno con incredulidad, — ¡Por Kami, me amenazaste con un arma! ¡Jamás me habían hecho algo así!— grito a la defensiva, interrumpiendo los pensamientos de la mujer.

— ¿Eh?— Preguntó, pensando sus últimas palabras, — ¿Te refieres a mi zapato?— Prosiguió, diciendo al tiempo que se lo enseñaba.

Para esas alturas, Sasuke ya no sabía si echarse a reír o de plano llorar. No podía creer que una desconocida lo hubiera amenazado, y secuestrado con un zapato. ¡Con un jodido zapato! Y lo peor del caso es que su plan si había resultado…

.

.

.

.

BUENO PUES LES TRAIGO UNA NUEVA HISTORIA ESPERO LES GUSTE Y LA DISFRUTEN TANTO COMO YO AL ESCRIBIRLA PARA USTEDES, NOS LEEREMOS EN EL PROXIMO CAPITULO…

.

.

.

.

ZEREZO KITTZZ.