Disclaimer: Los personajes pertenecen a nuestra adorada Meyer :3, la historia es completamente mía.

*Amenazas de muerte en los reviews*


Agridulce

.

.

*Capitulo dedicado a Yossy, gracias por el animo linda*

.

.

.

Al finalizar la llamada dejé el teléfono sobre la pequeña mesita y me volví a Bella que aún mantenía su mirada de enojo sobre mí.

¿Puedes explicarme que mierda te pasa?

Oh bien… al parecer la explicación de Bella sería un poco más dura que la mía con Esme.

─Bella…─murmuré con los dientes apretados─ No discutamos esto ahora. ¿Podemos cenar y hablar de esto más tarde?

Su seño fruncido se intensificó y negó con la cabeza. Uh, ella no estaba nada contenta. No era tan idiota como para ignorar las dagas que lanzaban sus ojos. Miré a los niños que jugaban ajenos a toda esta situación, ¿Podríamos conversar en alguna habitación y luego seguir con nuestra cena normalmente? Temía que no. Conozco a Bella y sé lo terca que puede ser…

Sobre todo cuando está protegiendo a los seres que ama.

─No cenaremos hasta que me digas la verdad. No quiero mentiras Edward o te irá muy mal─ ronroneo acercándose a mí. Me sentí enfermo al sentir un tirón en mi ingle al escuchar su amenaza. Dios, o ella era demasiado sexy o yo estaba realmente enfermo.

─Entiendo... ¿Podemos hablar en otra parte, quizás en alguna habitación? No quiero tener que discutir frente a los niños.

Mi chica asintió con la cabeza de acuerdo con el trato.

─Vamos a tu dormitorio ─dijo tomando mi mano y guiándome a través de la sala. La seguí en silencio, sin atreverme a contradecirla. Cuando finalmente llegamos a mi habitación Bella suelta mi mano y se aleja hacia la ventana.─ Habla.

Relamo mis labios con nerviosismo. Sé que esta es mi oportunidad. Ella formaría todas sus opiniones a través de mis palabras; la inocencia de mis padres estaba en juego. Por eso tenía que pensar bien la forma de convencerla, de hacerle entender que mis padres no eran el enemigo.

Me acerque a ella.

Su esbelta figura me daba la espalda. Dios, ella era tan hermosa que me dolía el cuerpo al pensar que aún no llegábamos a eso. Bella aún no estaba lista para hacer el amor… y yo le estaba dando su tiempo. Sin embargo era un hombre, un hombre que últimamente anhelaba cualquier tacto y que buscaba cualquier pretexto para poder rozar nuestros cuerpos.

Bella me dio una mirada a través de su hombro y juro que estuve a punto de correrme.

¿Cómo una sola mirada podía afectarme tanto?

─ Deja de mirarme como si fuera un pedazo de filete. Quiero tener una conversación seria contigo.─ Por la forma en que sus ojos brillaron supe que ella ya no estaba tan molesta y que en realidad esto le causaba cierta satisfacción. Sonreí de lado al tiempo que avanzaba hasta ella y tomaba su cintura entre mis manos para poder voltearla y que quedásemos frente a frente. Acerque mi cabeza a la suya y bese sus labios. Ella sonrió y se rindió ante mi toque. ─ Odio cuando me miras así. No puedo pensar bien…─murmuró con fastidio─ Y olvido que estamos tratando algo importante y…─la callé con otro beso.

Esta vez aproveche la oportunidad y enrede mis dedos en su cabello.

La coleta que Bella había estado usando para cocinar se había desarmado hace bastante tiempo por lo que pude deslizar mis dedos dentro de su melena caoba sin ningún problema.

El cabello de Bella siempre me había parecido algo espectacular. Era oscuro, lo cual iba perfecto con sus enormes ojos chocolates y su pálida piel, y cuando recibía los rayos del sol destilaban se volvía ligeramente rojizo, una mezcla exótica para una mujer excepcional.

Separe nuestros labios y lleve mi nariz hacia su frente, donde iniciaba su manto de cabellos. Inhale su aroma y sonreí al reconocer el aroma a fresas. Bella olía igual que siempre, solo que ahora a la mezcla de fresas se agregaba un aroma fresco, como la brisa del viento.

─Hm…─gemí sobre su piel─ Hueles tan bien.

Las manos de Bella reposaban tranquilamente sobre mi pecho. Sentía cada uno de sus dedos presionados contra mi cuerpo, nuestra posición no tenía nada de erótica pero las sensaciones que recorrían mi cuerpo eran increíbles. Y era algo mucho más que solo físico. Era un contacto celestial.

─Se supone que conversaríamos─ me recordó Bella descansando su cabeza en mi pecho─ Necesito que hablemos.

─Lo sé bebe, pero no sé cómo hablar de eso. Sé que no confías en mi madre y siento que… siento que no importa lo que diga, tú pensaras que ella es la culpable.

─ Si no me hablas no puedes saber lo que pensaré─ musito levantando su cabeza hasta que nuestros ojos se toparon.─ Solo quiero tratar de entender Edward, y para eso te necesito a ti.

Ella tenía razón.

Dios, ella tenía razón en todo. Bella no estaba discutiendo, ni quería hacerlo, solo quiere que hablemos, que le explique la razón por la que mi madre tiene mi confianza y credibilidad.

─ Mi madre no vio a Ángela sino hoy en la tarde cuando ella apareció en su puerta. Ángela ya había estado aquí por la mañana y mi madre no lo supo hasta que Ángela comenzó a decir cosas acerca de nosotros… ─ tomé aire y continúe─ Mi madre se sentía muy triste Bella, ella no quiere que las cosas se arruinen por culpa de Ángela.

─Entonces… ─musito pestañeando inocentemente─ ¿Quieres decir que ella no supo de la visita de Ángela hasta ahora?

─Si. Eso fue lo que ella me dijo y yo le creo.

─Pues… está bien Edward. Si tú realmente crees que tu madre no tuvo nada que ver yo confío en ti. Sé que tú jamás harías nada para dañar a Lucy, ni a nosotros─

El temor que había acumulado durante los últimos minutos desapareció al ver como sus labios se curvaban en una tierna sonrisa. Me encontré sonriendo junto a ella, lleve mis manos a su rostro y apreté sus mejillas con ternura. Ella hizo un mohín al sentir como mis manos apretaban su piel pero no se quejo.

─Eres la persona más buena y perfecta que he conocido, te amo bonita─ susurre besando sus labios apretados. Ella sonrió y solté mi agarre de sus mejillas. Bella flexiono los músculos de su rostro abriendo y cerrando los labios─

─No soy perfecta─ refunfuño golpeando mi pecho con sus puños─

─Perfecta para mí─ dije revolviendo su cabello─

─ Está bien señorito sonrisa perfecta. Creo que es mejor que bajemos a cenar, a menos que quieras enfrentarte con la furia del caníbal Seth, ese niño asusta cuando tiene hambre.

Reí entre dientes.

─Vamos, no quiero una lucha con mi propio hijo.

Tal y como Bella predijo, Seth no estaba nada contento con el retraso de la cena. Y así lo hizo saber cuándo Bella y yo llegamos a la sala.

─Se supone que es una cena, no el desayuno del próximo día─ dijo mirándonos con molestia─ Tengo muchísima hambre.

─Yo también─ apoyo Lucy acostada sobre el sillón─ Se han demorado mucho en preparar la cena, si hubiésemos pedido pizza…

─Oh, basta ─se quejo Bella─ Ya vamos a comer, vayan a lavarse las manos y se sientan.

Seth relamió sus labios antes de correr rumbo a la cocina seguido de cerca por Lucy.

─Dios, estos chicos son tan exagerados─ dijo Bella alejándose rumbo a la cocina.─ ¿Edward? ¿Puedes ayudarme a servir la cena?

─Claro─ dije caminando hacia la cocina.

Servimos la cena con rapidez.

Fue cuando nos habíamos sentado en la mesa y comíamos que realmente sentí el espíritu navideño. Mientras veía a Lucy y Bella charlar como si se conociesen de toda la vida, mientras escuchaba a Seth contarme una de sus tantas locuras, mientras sentía la delicada mano de Bella sobre la mía, finalmente ahí pude sentir todo aquello que me había estado perdiendo durante tanto tiempo.

Una familia real, eso es lo que somos.

─ ¿Edward?─ pregunto mi adorada chica acariciando el dorso de mi mano con la punta de sus dedos─ ¿Ocurre algo?

─ ¿Ya te he dicho lo mucho que te amo?─

Bella sonrió con ternura al tiempo que Seth pronunciaba un bajo "Erw", de molestia.

─ No tienes que decirlo Edward, si tú no me amaras, jamás te hubiese permitido entrar de nuevo─.

Lo sabía.

Bella no se conformaba con nada menos que mi amor incondicional, ella ya no era la niña asustadiza y con problemas de autoestima que había conocido años atrás. Ella había aprendido a hacerse respetar, Bella sabía lo que quería y la amaba por ello.

─ Aún así, te amo─

Lucy soltó una risita cubriéndose su rostro con las manos, avergonzada ante nuestra demostración de afecto.

─A ti también te amo princesa─ le dije lanzándole un beso.

─ ¿Y a mí?─ pregunto Seth haciendo un puchero─

─Tú eres el nene de mamá─ dijo Bella apretando las mejillas de Seth que intento alejarla dando golpes al aire─ Uh, cuidado. Golpéame y te quedas sin postre… para toda la vida.

Seth dejo de moverse y Bella aprovecho para dejar un húmedo beso sobre sus mejillas. Seth hizo una mueca pero soportó las caricias.

─ ¿Qué haremos para navidad?─ preguntó Lucy interrumpiendo la cena─ ¿Podemos visitar a los abuelos? Tía Alice prometió comprarme unas partituras y un nuevo cuadernillo para mis melodías… y el abuelo Carlisle dijo que tenía una regalo para mí y para Seth─ la ilusión en sus palabras era clara─ ¿Podemos ir?

─Lucy, cariño, papá tiene que trabajar en el hospital, no podemos viajar sin él.

La desilusión en el rostro de mi hija era palpable, miré a Seth y él tenía un gesto similar en su rostro.

─Bella… mi madre los ha invitado a vosotros a pasar la Navidad con ellos. Y bueno, yo estaba pensando que ustedes podrían ir con ellos y luego cuando mi trabajo finalice yo me uniría a ustedes en Seattle, ¿Qué opinas?─

Bella bajo la vista pensativa, los niños chillaron emocionados y yo me removí incomodo, esperado la respuesta de mi mujer.

Finalmente Bella soltó un suspiro cansado.

─Supongo que no será tan malo…─murmuro─ ¿Te unirás a nosotros verdad? No quiero estar sola todo el fin de semana.

Su inseguridad paso desapercibido por los niños, pero no para mí. Apreté su mano con fuerza, nunca estarás sola. Ella pestañeo aturdida por el poder mi mirada y luego una pequeña sonrisa se asomo en sus labios.

─ Me uniré a ustedes tan pronto sea posible.

─ ¿Entonces iremos? ─preguntó con entusiasmo Seth. Bella y yo asentimos y él dio un brinco en su asiento─ ¡Genial!

El resto de la cena paso entre medio de risas y conversaciones banales. Lucy y Seth se excusaron al rato ya que ambos tenían una cita con el televisor para ver al sujeto verde; El Grinch. Bella y yo decidimos pasar el rato en nuestro cuarto, yo realmente me sentía cansado por todo el trabajo del hospital y sabía que ella se sentía igual. Aunque ella no se quejaba en voz alta sabía que esta semana había sido agotadora en la librería.

Nos recostamos en la cama, Bella encendió el equipo de música y sintonizo la estación de música clásica. La melodía de piano inundo nuestra habitación, las notas volaban por el aire sumergiéndonos a ambos en un cuento musical. Bella suspiró acurrucándose contra mí, dejando su cabeza descansar sobre mi pecho, enroscado sus piernas con las mías. Como si tuviese miedo de separarse de mí.

─Tengo miedo─ susurro hundiendo su rostro en mi camiseta. ─ Jamás pensé que Ángela sería capaz de venir hasta aquí. Siento que estamos desnudos, expuestos ante ella. ¿Qué es lo que quiere, Edward? ¿De verdad crees que quiere retomar sus lazos con Lucy? … porque yo no lo creo así. Además… todo esto es tan confuso; tus padres, Ángela, nosotros…

Sus miedos eran similares a los míos. Yo también estaba asustado y confundido. El alivio de saber que mis padres no habían sido los responsables de la visita de Ángela me había alejado de mi pregunta inicial, ¿Cómo había llegado a Forks? Pero ahora que tenía a Bella en mis brazos y escuchaba sus temores debía aceptar que yo también tenía miedo, no miedo de enfrentarme a mi ex mujer. Miedo de no saber frente a quien tenía que proteger a mi familia, ¿Quiénes son nuestros amigos, y quienes están jugando al bando contrario?

Bella estaba alejada de sus amigos por mi causa. Ella me lo había comentado un par de noches atrás y yo había atado cabos cuando de vez en cuando Seth soltaba el nombre de una tal Tanya. Bella y ella habían discutido por mi causa y finalmente Bella había quedado distanciada de todo el resto de sus amistades. El accidente de su amigo James los había unido durante algunos días, pero luego de eso el contacto volvió a ser el mínimo. Ahora Bella no tenía donde refugiarse, solo me tenía a mí… y a todas las personas de dudosa confianza que me seguían.

─ Estamos juntos en esto Bella… ─ dije apretándola contra mí─ Esa es la finalidad de la visita de Ángela, asustarnos. Ella está acostumbrada a hacer todo lo que quiere, manipular a las personas es una de sus actividades favoritas.

─ ¿Pero que gana con todo eso, Edward? Digo, ella consiguió ser tu esposa, tuvo el bebe que quería…, te mantuvo lejos de Seth… ¿Y ahora qué? No quiero que pienses que la culpo de todo lo que nos ha pasado pero sin duda ella ha sido una de los factores importantes de toda esta historia, y me molesta saber que ahora que finalmente estamos bien ella aparece y arruina todo. No es justo─ terminó diciendo con voz enfurruñada.

─No dejaré que ella se interponga entre nosotros.─ La certeza de mis palabras no solo sorprendió a Bella, sino también que a mí mismo. ─ Nosotros ya hemos formado una familia, y eso, ni ella ni nadie podrá romperlo. Lo único que debemos hacer es mantenerla lejos de nosotros, sobre todo de Lucy. Sé que ella es la madre de Lucy… pero a la vez jamás lo ha sido. ¿Entiendes? Si yo supiera que ella ha vuelto porque de verdad se arrepiente de haber abandonado y dañado a Lucy de esa forma… yo sería la primera persona en apoyarla. Yo más que cualquier otro ser humano sé lo que significa una segunda oportunidad. Pero Ángela no ha vuelto por eso, lo siento aquí ─dije golpeando mi pecho─ Ella solo ha vuelto a dañar.

─ ¿Qué crees que ocurra si por alguna razón ella logra su cometido y se encuentra con Lucy? ¿Crees que le afecte demasiado? Lucy es tan tierna y delicada, me enferma la posibilidad de que ella pueda dañarla.

─Lucy sufrirá, eso tenlo por seguro… lo único que puedo pensar es como poder ayudarla si eso llega a pasar. Tú sabes bien la historia Bella, Lucy y yo tampoco hemos sido muy unidos a pesar de que vivíamos en la misma casa. Ahora es cuando puedo disfrutar realmente de mi hija, y si Ángela vuelve a dañar a Lucy no actuaré como hace dos años. Voy estar allí para ayudarla y hacerle saber que es realmente amada.

─ Eres un buen padre, Edward.

Solté una risa seca.

─ ¿Lo dice la mujer que tuvo que criar a mi hijo sola?─pregunté irónico ganándome un golpe de su parte.

─Por lo mismo, soy la única que te puede juzgar como padre… y yo digo que eres un buen padre, fin del asunto─ declaro dando un mordisco en mi pecho─ Ahora… pasando a otros asuntos─ ronroneo─ ¿Qué era esa forma de seducción de hace un rato? ─

"Adiós Ángela"─ pensé para mi mismo al sentir como Bella depositaba besos en mi cuello.

.

.

─¿Me llamaras?─ pregunté abrochando los botones de la camisa de Edward─ Si me llamas el tiempo que pases encerrado en el hospital se hará mucho más tranquilo y … no me extrañaras.─ Dije besando su mentón. Edward ronroneo bajando la cabeza hasta que nuestros labios se encontraron, nos besamos durante algunos segundos hasta que él se aparto─ ¿Lo harás?

─ Gastaré cada minuto de mi tiempo libre para hablar contigo─ susurro sobre mi boca─ Ni siquiera podrás extrañarme.

─Estas equivocado, te extrañaré… y mucho. Sobre todo cuando abramos los regalos y no estés allí.

─ Llegaré lo más rápido que pueda.

─Eso espero…

Nos dimos otro pequeño beso hasta que el teléfono móvil de Edward sonó.

─ Es del hospital, quieren confirmar que no he olvidado que tengo turno─ refunfuño─ Como si pudiera olvidar que estaré lejos de mi familia en Navidad.

Mientras Edward hablaba por teléfono yo me dirigí al cuarto de los niños, nuestra idea era salir junto con Edward, yo me llevaría su carro hasta Seattle y él se nos uniría en bus o algo, Edward no quería por nada del mundo que nosotros viajáramos en mi coche, decía que mi carro era mortalmente inseguro para alguien que viaje con dos niños pequeños. Yo podría refutarle esa información, pero me gustaba ver como se preocupaba por nosotros así que guardaba silencio y aceptaba su muy cómodo Volvo con una sonrisa en el rostro.

Entre al cuarto de los niños y los encontré a ambos ordenando su mochila, mientras que del equipo de música sonaba la música de algún programa Disney que ambos veían. Lucy fue la primera en percatarse de mi presencia y me dio una pequeña sonrisa antes de volver su atención a las prendas que descansaban sobre su cama.

─ ¿Crees que es necesario que lleve un vestido? ─ preguntó señalando las prendas─ La abuela de seguro hará una cena y aunque no me gusten los vestidos quizás deba llevar uno, ¿Tu qué crees mamá?

Mamá, allí estaba esa pequeña palabra otra vez.

Sonreí.

─ ¿El vestido que usaste ayer en la presentación? Lucías fabulosa, creo que a tu abuela le encantara verte vestida así.

Lucy pareció considerarlo y corrió a su armario en busca del dichoso vestido.

─ ¿Y yo? ¡Nadie me dijo nada de una cena! ─ exclamó Seth mirando su ropa─ ¿Qué se supone que me ponga? Los niños no usamos vestidos.

─ ¿Recuerdas la cena en casa de Victoria? Busca ese traje, te veías muy mono.

─ Okey… ¿Algo más? ─

─Lleva zapatillas de cambio, de seguro encontraras alguna forma de arruinar las que tienes puesta.

Seth rió dándome la razón.

─ ¿Familia? ¡Ya es hora de irnos!─ Edward gritó desde la escalera─ ¡Estamos atrasados!

─Él está atrasado, nosotros estamos de vacaciones… ─ murmuro Seth golpeando la ropa de su mochila para hacer espacio─ Nosotros podemos irnos más tarde…

─ Seth, vamos a dejar al hospital a tu padre y nos vamos a Seattle, es lo que acordamos. Así que mueve tu pequeño trasero y sube al auto.

Seth rodó los ojos y cerró su mochila con una sonrisa de suficiencia en el rostro. Paso por mi lado y me dio un golpe en la pierna antes de salir del cuarto, trate de golpearlo pero él apuro el paso y corrió por las escaleras soltando risitas nerviosas.

─ Tendrás que viajar conmigo, no creas que te has escapado─ grité desde la puerta, a lo lejos pude escuchar la risa ahogada de Seth. ─ Claro Bella, cría cuervos y te sacaran los ojos─ murmuré entre dientes.

Escuché la suave risa de Lucy y giré mi atención hacia la niña que había robado mi corazón tan solo en un par de meses.

─ Eres muy divertida mamá.

─ ¿Te parezco graciosa, eh? No dirás lo mismos cuando ponga mis manos en ti─ dije tratando de sonar dura, pero lo único que gane fue una sonora carcajada de su parte. ─ Duh, ¿Acaso nadie ve lo malvada que soy?

¡Bella, trae tu adorable trasero al auto o iré a buscarte! ─

Rodé los ojos ante la amenaza de Edward.

─ ¿Estas listas? No quiero que el hombre de las cavernas venga por nosotras.

Ella asintió.

─Estoy lista.

─Bien.

Ayude a Lucy con su mochila y ambas bajamos hasta el primer piso donde un muy molesto Edward nos esperaba.

─ Voy tarde─ mascullo bajo el aliento─ Súbanse al carro.

─Uh, relájate─ dije mirándolo con rudeza─ Estarás en el hospital durante 24 horas, mínimo que puedas pasar un poco más de tiempo con tu familia.

Edward dejo caer sus hombros, derrotado.

─Bien. Niños… al auto.

Seth y Lucy corrieron al Volvo dejándonos a su padre y a mí solos, ambos nos miramos desafiantes, cada uno midiendo el límite del otro hasta que finalmente sonreímos.

─ Eres imposible─ murmuró Edward besando mi frente─ Y te amo por eso.

─Lo sé… me amas tanto como yo a ti.

Cuando estábamos a punto de darnos otro beso el claxon del auto de Edward sonó y ambos saltamos lejos del otro como si hubiésemos sido descubiertos por mi madre. De inmediato escuchamos las risas provenientes del auto…

─ ¡Seth, Lucy estáis en problemas!─grito Edward, las risas aumentaron.─ Perfecto, separados por nuestros propios hijos.─ murmuró chasqueando la lengua─ Tendremos que dejar nuestros besos para cuando yo viaje a Seattle.

─ Te estaré esperando…─

─Más te vale. Ya le dije a Seth que te cuidara y que no dejara que ningún hombre mayor de diez años se te acercara.

─ Muy ético de tu parte─

─ Tengo que cuidar lo que es mío─ fue su sencilla respuesta.

Finalmente nos subimos al coche y conduje hasta el hospital donde Edward se despidió calurosamente de nosotros. Lucy fue la más renuente a dejar a su padre, y Edward tuvo que reiterar su promesa de llamadas una y otra vez hasta que finalmente Lucy decidió dejarlo ir.

─ Yo quería pasar las fiestas juntos…─ murmuró mientras tomábamos la autopista 101, la que nos llevaría fuera de Forks. ─

─ Yo también─ secundo Seth─ Pero bueno, ¿Pasaremos por el ferry?─ preguntó Seth cambiando de tema, haciendo referencia al camino que tomaríamos para llegar a Seattle.

─ No estoy segura, no traigo el dinero necesario para el viaje─ dije recordando la modesta suma que había traído para el viaje─ Quizás cuando vayamos de vuelta con su padre tomemos el ferry.

─Leí acerca de esa ruta para la escuela, la ruta del ferry Seattle- Bainbridge Island mide casi nueve kilómetros y es la mayor ruta de trasbordadores del país─ dijo Lucy apenas y conteniendo la emoción─ ¿Crees que papá acepte?

─Con mamá nunca hemos tomado esa ruta, ella siempre decide tomar el camino largo─ refunfuño Seth─ Pero papá de seguro acepta, lo podemos pedir como regalo de navidad.

─ ¡Excelente!─exclamó Lucy─

Ambos se enfrascaron en una entusiasta conversación acerca de las cosas que verían en el viaje en ferry, y yo me mantuve manejando a velocidad normal a través de la autopista 101.

El viaje fue mucho más agradable que el que habíamos realizado con Edward semanas atrás. Lucy había abandonado ese irritable humor y ahora disfrutaba del paisaje en compañía de un entusiasta Seth que no dejaba de repetir todas las cosas que quería hacer junto con sus primas.

Viajamos a través de los espesos bosques, viendo como los grandes árboles rodeaban la carretera. Era maravilloso viajar por esta autopista, los árboles crecían a nuestro alrededor y parecía que nos sumergíamos en un cuento de C. Lewis.

─ Uh, mamá─ gimió Seth rebotando con gesto nervioso desde el asiento trasero─ Tengo que ir al baño… urgente.

Gemí en mi interior y recordé la información que había leído diez minutos atrás, en la parada de autoservicio que habíamos ignorado ya que ninguno de los niños tenía ganas de pasar al baño.

"Próxima parada, 40 kilómetros"

¿Cuánto faltaría para que esos 40 kilómetros acabasen?

─ ¿No te pregunte hace diez minutos si no querías ir al baño y me has dicho que no?─ Seth gimió culpable─ Solo esto faltaba, ¿Puedes esperar un poco? Aún falta para la próxima parada.

Seth asintió inflando sus mejillas, desesperado. Era obvio que me mentía para no ganar otro regaño. Tenía que buscar una solución urgente. Aceleré el coche hasta que los árboles no se hicieron más que una mancha verdosa a nuestro alrededor. Los niños gimieron extasiados, felices por la velocidad.

Dios, no permitas que tenga un accidente, tú sabes que nunca sobre paso el límite de velocidad… esta es una emergencia.

Cuando ya pensaba que Seth se orinaría en lujoso asiento del coche de Edward, el hermoso letrero con letras azules apareció a la vista y todos los que viajábamos dentro del coche soltamos un suspiro de alivio.

─ ¡Estaciona, estaciona!─chillo Seth cruzando las piernas. Estacione de forma desigual, y en menos de dos segundos Seth se bajo del coche y corrió hacia los baños.

─ Eso le pasa por no avisar antes─ murmuró con una sonrisa Lucy─ Aprovecharé la parada y también iré al baño, yo no puedo aguantar tanto como Seth, ¿Me acompañas? ─

─ Claro, aprovecharé para comprar algo para el camino. Seth vaciara su estómago y no tardará en chillar por comida. ─ dije tomando mi billetera y apagando el carro ─ ¿Qué quieres para comer? ─

─ Cualquier cosa está bien.─ dijo bajándose del coche─

Me bajé del coche y caminé hasta la tienda que estaba junto a los baños. Entré y caminé por los estantes viendo que cosas podía llevar para el resto del viaje. Elegí unas cuantas barritas de Snickers y de la nevera saqué unas cuantas gaseosas. Caminé con las manos repletas de golosinas y saludé a la cajera que amablemente recibió mi pedido.

─ ¿A Seattle?─ preguntó con una sonrisa.

─ Desde Forks a Seattle, con dos niños pequeños─ dije soltando un suspiro, ella soltó una risa de comprensión─ Amo ser madre, pero es cansador…

─ Mi madre lo sabe bien, en mi casa somos siete mujeres, imagina lo que es viajar a cargo de siete muchachitas. Por esa razón admiro a mi madre─ dijo la muchacha haciendo la boleta de mi compra.

─ ¡Mamá!─ chilló Seth llegando a mi lado colgándose del mostrador─ Buenos días─ saludó a la cajera ─ ¿Has comprado dulces? Ya me ha dado hambre─

─Mamá, ¿Podemos comprar bebidas? Tengo sed─ dijo Lucy llegando a nuestro lado─ Buenos días señorita─ murmuro a la cajera─

La cajera me brindo una enorme sonrisa y estiro la boleta sobre el mostrador, luego se giro y sacó unos cuantos dulces dentro de una caja y los ofreció a los niños que rápidamente aceptaron.

─No tenías que molestarte─ dije cuando mis hijos hubieron tomado las bolsas y marchado rumbo al coche.

─No fue ninguna molestia. Si tú vieras la enorme cantidad de críos que entrar a este lugar y que no saludan…, hay que premiar a los chicos educados.

─Oh, muchas gracias por eso─ dije con orgullo─ Mis niños son bien educados.

─Así parece.

─Pues bien, espero volver a verte…─miré su placa y agregué─ Que pases buenas fiestas Anne.

─ Usted también ─dijo la muchachita volviendo su atención al nuevo cliente que la estaba llamando desde el otro extremo del mostrador.

Acomodamos las bolsas en el asiento del copiloto y repartimos los dulces para que luego no tuviésemos que detenernos a mitad de camino, la verdad era que no quería volver a parar, ya íbamos bastante tarde y quería poder ayudar a Esme con la cena navideña.

El resto del viaje fue mucho más cansador que el inicio, y a medida que el kilometraje avanzaba los niños perdían el interés por el paisaje y comenzaban a refunfuñar acerca de cuanto faltaba para llegar.

Traté de mantenerlos entretenidos colocando la emisora donde siempre ponían las canciones de los programas que ellos veían; Hannah Montana, A todo ritmo… aquello pareció funcionar durante algún tiempo pero rápidamente comenzaron a aburrirse.

─ ¿Cuánto falta? ─ preguntó Lucy refregando sus ojos somnolientos ─ Ya estoy cansada.

─Tan solo media hora… a lo máximo una hora─ respondí.

Seth bufó estirando sus pequeños bracitos.

─ Dios, esto de viajar es lo más aburrido del mundo. El auto de tía Victoria tiene un televisor y así podemos ver televisión… ¿Crees que papá quiera comprar uno para nosotros?─ preguntó Seth ─ De seguro que sí… y si dice que no podemos pedirlo al abuelo Carlisle─ añadió mi hijo sobándose las manos con gesto malicioso. Rodé los ojos. Como si yo fuese a permitir que ellos abusen de su abuelo…

─ Esto es lo malo de vivir en Forks─ comentó Lucy pegando su frente a la ventana─ Esta tan lejos de todo… ¿Por qué vives allí mamá? Yo sé que papá y yo vivimos allí porque Seth y tú lo hacéis. Pero... ¿Ustedes? ─

La pregunta me tomo por sorpresa.

¿Por qué vivía yo en Forks?

Mucho tiempo antes, durante mi adolescencia había pensado en abandonar el pueblo… y estuve a punto de hacerlo, pero luego abandoné la idea. De pronto me di cuenta que necesitaba permanecer en el pueblo, y no porque me gustara… simplemente me había acostumbrado a él.

─Es un buen lugar para vivir─ fue mi escueta respuesta, apretando el acelerador─

─Seattle también es un buen lugar para vivir─ argumento Lucy─

─Nací en Forks pequeña─ dije con suavidad─ Jamás… ─negué con la cabeza, no podía decir que jamás había pensando en abandonar el pueblo porque lo había pensando más de alguna vez, así que en vez de eso agregué─ He vivido toda mi vida en Forks, mudarme no está en discusión. Allí tengo mi vida.

─Pero es un lugar tan pequeño… ¿Sabes que en mi clase aparte de mí nunca habían tenido una chica nueva? En mi otra escuela cada semestre llegaban por lo menos cinco chicos nuevos.

─Es porque tú eres una chica de ciudad─ comentó Seth risueño─ Mamá y yo somos pueblirinos.

─ Pueblerinos─ corregí.

─ ¿Viviremos siempre en Forks?─ volvió a preguntar Lucy─

─ ¿Por qué preguntas tanto…, extrañas Seattle?─

Lucy negó rápidamente.

─No es eso… simplemente Forks me parece un poco aburrido.─ dijo esto último como si fuese una especie de secreto.

─ ¡Hey!─ chilló Seth dándole un codazo por lo bajo─ Más respeto con mi hogar chica citadina.

Lucy rodó los ojos ante su apodo.

─ Es porque no te has tomado el tiempo de conocer el pueblo… ¿Has ido de campamento? Las estrellas se ven hermosas desde el monte. Cuando yo era más pequeña y mi madre aún estaba conmigo ella me llevaba largos fines de semanas al bosque─ dije con voz ensoñadora, volviendo a aquel tiempo en que Renée aún estaba a mi lado─ Jugábamos a cazar conejos y clasificábamos plantas…, no sabes lo mucho que me divertía asando malvaviscos.

─El abuelito Aro también nos lleva acampar, a veces─ agregó Seth con voz divertida─ Cuando la abuelita nos deja. ¿Conoces al abuelito Aro…?

Lucy negó con suavidad.

─ Él es el jefe de mamá… y es mi abuelo. Quizás cuando vuelva de Dondres le puedas pedir que te adopte como lo hizo con mamá y conmigo.

Londres─ susurró Lucy─ ¿Tú crees que me aceptara? No suelo gustarles mucho a las personas…

─ ¡Claro que lo hará! Yo le guste… y tú has visto lo agradable que soy. Si él me acepto a mí… a ti lo hará con los brazos abiertos. No te preocupes pequeña Lucy─ dijo Seth palmeando la pierna de su hermana─ Y si no lo hace… lo acusaremos con la abuelita, ella lo pondrá en su lugar.

Solté una risa imaginando la escena relatada por Seth.

─Uh, pero… ¿Y la abuelita Esme y el abuelo Carlisle? ¿Podemos tener más abuelos?─

─ ¡Claro! Mamá tiene un montón de abuelos, ¿Cierto mamá?

─Claro, claro… ─

─ ¿Y los papás de mi… mamá? ─ preguntó Lucy con culpabilidad─ ¿Ellos tienen que ser tus abuelos? ─

No, ellos no tienen que ser nada de mi pequeño─

Mis pensamientos avanzaron con rapidez y esperé la respuesta de Seth. Luego de un largo silencio, Seth soltó un suspiro cansino, como si llevase horas trabajando en un complicado problema.

─ No, ellos son tus abuelos. Yo no conozco a tu mamá… y no quiero hacerlo─

El dolor de las palabras dichas por Seth nadó por el coche. Vi como Lucy bajo su vista avergonzada y como Seth giraba su atención a los árboles de la carretera.

Tosí para llamar su atención.

─ No quiero a ninguno de ustedes tristes, hoy es Navidad pequeños. Además… ustedes pueden escoger a su propia familia. Así como Seth y yo escogimos a la familia de Aro como la nuestra… Lucy también puede escoger a sus abuelos… y a su madre─ dije sonriéndole.

Lucy asintió feliz con mi respuesta.

─ Yo ya te he escogido a ti Bella, ya eres mi mamá.

─ Claro que lo sé pequeña, soy tu mamá.

─Ustedes son tan niñas… ─murmuró Seth cortando el momento─ Ya quiero que llegué papá para iquilibrar esto.

─Equilibrar…─murmuró Lucy─

─ ¡Eso fue lo que dije!─chilló Seth.

─ Lo que digas Sethny…─ respondió burlesca su hermana ganándose la mirada de odio de mi hijo y una sonrisa de mi parte.

.

.

.

─ ¡Abuela Esme!─ chillaron los dos niños bajándose del coche y corrieron a los brazos de la mujer enfundada en un sencillo abrigo oscuro. Esme abrió los brazos y ambos chicos escondieron su rostro recibiendo los cariños de su abuela.

─ ¡Han tardado tanto en llegar!─ exclamó Esme abrazándolos─ Por un momento pensé que se habían perdido, ¿Cómo estuvieron las carreteras? ─ dijo mirándome directamente a mí.

─ Muy bien. No había hielo ni nada por el estilo.

─ ¡Una bendición!─

Carlisle apareció detrás de su mujer y avanzo hasta el coche para ayudarme a desempacar los bolsos.

─ ¿Buen viaje? Estaba preocupado por la nieve…─ dijo mirando las llantas del coche de Edward─ ¿Manejaste despacio?

Escondí mi cabeza con culpabilidad. De ninguna manera podía decirle que había infringido la ley de velocidad durante casi veinte kilómetros, no a menos que quisiera que me quitara la custodia de mi hijo…

─ No te preocupes, es un mal de familia─ comentó Carlisle dándome una palmada en la espalda─ Amamos la velocidad. Edward y Alice también son así… la única cuerda es Esme y sólo porque jamás se intereso en conducir un coche.

─ Solo fue por esta vez─ me defendí─ No soy muy amiga de volar por las calles.

─ ¿En serio?─ preguntó realmente sorprendido─ Pensé que Edward y tú eran unas bestias de la velocidad─ Por el movimiento coqueto de sus cejas supe que no se refería tan solo a coches y sentí mis mejillas calentarse. Carlisle rió─ ¡Mira Esme, te he ganado la apuesta, Bella ya se ha sonrojado!

─ Carlisle…─ regaño Esme─ Deja tranquila a Bella, la pobre ha tenido que manejar toda la mañana. ¡Pero qué digo! Los tengo a todos afuera cuando deben venir agotadísimos por el viaje ─dijo golpeando su frente de forma dramática─ Pasad, hablaré con las criadas para que preparen un baño. Sus habitaciones ya están listas… ¡Connie, Ámbar!─ gritó llamando a las criadas y desapareciendo dentro de la casa junto con los niños.

─ Está muy contenta, gracias por haber aceptado nuestra invitación─ dijo Carlisle recogiendo las mochilas de los niños─ Ha estado muy preocupada desde que esa mujer vino a visitarnos.

La molestia de Carlisle era notoria. Hasta el momento había tenido mi duda referente a la sinceridad e inocencia de los Cullen, sin embargo al ver los ojos azules del padre de Edward centellear con rabia contenida no había más que aceptar la verdad de su palabra. Él estaba muy molesto, y esas emociones no se podían fingir…

─ ¿La han vuelto a ver?─ pregunté cruzando el umbral de la puerta─

─No, y espero que sea lo suficientemente sensata para no volver. Esme trato de ser cortes, ya sabes, ella sigue siendo la madre de Lucy y la ex esposa de nuestro hijo. Pero yo no podía soportar tener a esa mujer dentro de mi hogar. Ya he tenido que soportarla por bastante tiempo. ─ dijo cerrando la puerta a nuestras espaldas─ ¿Y tú? ¿Qué opinas al respecto?

Avancé titubeante hasta la sala, sin saber bien que responder. El tema ya estaba hablado con Edward, pero era diferente hablarlo con su padre, la confianza no era la misma… además, ¿Cómo saber si era lo correcto hablar con él cuando hasta anoche yo mismo los culpaba a ellos por la visita de Ángela?

─Ya he hablado con Edward…─ fue mi sencilla respuesta─ Además… ¿Qué puedo decir?─

Carlisle suspiró dejándose caer en uno de sus elegantes sillones. Tenía esa maldita expresión Cullen en el rostro, ya saben; cejas fruncidas, mirada serena y amenazante a la vez.

─ Personalmente deseo conocer tu opinión al respecto, ¿Estas contenta con la visita de Ángela?─ pregunto dando énfasis a la última visita─ ¿Estas dispuesta a que ella retome el lugar junto a Lucy…? Ella es la madre de Lucy y tiene el derecho político de visitas, Edward y ella jamás fueron muy exigentes con la custodia de la niña. Y si es así… Edward tendrá que aceptar a Ángela…

Por alguna extraña razón me molesto que el hablase de la posibilidad de la incorporación de la ex mujer de Edward a la vida de Lucy, la idea de tenerla cerca era insostenible. ¿Cómo sería tener que soportar su presencia?

Dolor

No, yo no podría soportar su presencia en nuestra familia. Sería como un recuerdo constante del dolor vivido durante los últimos años, una sombra del pasado que no me permitiría avanzar. Era honesta conmigo misma. Y por más madre que fuese de Lucy, no podía permitir que ella estuviese cerca de nosotros, no si quería ser feliz junto a Edward y los niños.

El miedo de que ella volviese a dominarlo y alejarlo de mí era demasiado.

─Ella no tiene ningún derecho sobre Lucy─ dije apretando los dientes caminando en círculos por el salón─ ¡Y tú ni siquiera debieses pensar en la idea de que esa mujer vuelva a acercarse a tu nieta!─

Miré a Carlisle con enojo. ¿Acaso él era tan estúpido para pensar en recibir a Ángela? Si eso pasaba yo no dudaría ni dos segundos en tomar a mi hijo y alejarlo de una vez por toda de esta complicada e histérica familia.

─ Esa jamás ha sido mi intención Isabella, elimina esa idea de tu mente. Simplemente quería conocer tu opinión y no encontré otra forma, perdón por presionar tus limites─

Estúpido.

─ ¿Presionar mis limites? Perdón Carlisle, pero es por lo mismo que aún no puedo confiar en vosotros. Dices cosas dolorosas simplemente para lograr tus cometidos, eso no es correcto.

Carlisle bajo la mirada con gesto culpable.

─Lo lamento, no quise sonar rudo en mis palabras.

─ Lo que sea. ¿Querías conocer mi opinión? Pues ahí la tienes; si veo a esa mujer rondando mi familia no lo pensaré antes de golpearla, me da igual lo que ustedes y la ley opinen acerca de la custodia de Lucy. Esa mujerzuela ya hizo su elección…

─Sigue siendo la madre de Lucy, y aunque estoy de acuerdo contigo respecto a su elección, si ella quiere acercarse a su hija, ni tú ni Edward pueden decir algo al respecto. Así es la ley.

─ ¿Y qué sugieres que hagamos? ¿Pretenden que le entreguemos el corazón de Lucy en bandeja para que lo haga añicos de nuevo? Porque yo no dejaré que Edward lo haga, antes nos mudamos lejos, tan lejos que ni siquiera ustedes puedan tocar a los niños.

Carlisle jadeó sorprendido.

─ ¿Estarías dispuesta a alejar a los niños de nosotros… simplemente por los celos que te provoca Ángela?

Vi rojo.

─ ¿Es mi idea Carlisle o estás demasiado dispuesto a la visita de Ángela? Me pareció entender al principio de esta conversación que realmente no te gustaba la idea de que ella estuviese aquí. ¿O todo se trata de un truco para ver "presionar mis limites"?─dije haciendo comillas en el aire─ Porque si es así te digo que estás muy mal…

Carlisle rodó los ojos y posó sus manos sobre sus rodillas en gesto pensativo.

─ No me gusta la idea de tener a Ángela rodeando a los niños, sin embargo soy un hombre inteligente y bastante realista. Te estoy señalando la opción que me parece más probable. Ángela no se tomo la molestia de viajar a Forks simplemente por ver a la niña y Edward y tú lo sabéis. Simplemente no quiero que vosotros se hagan ilusiones de que Ángela los dejará en paz, porque estarían cayendo en un grave error. Eres una mujer inteligente Isabella, pero más allá de tu inteligencia, también has sufrido mucho… tú mejor que nadie sabes el poder dañino de una mujer sobre su hijos. Te advierto esto no para perturbar tus pensamientos, Dios sabe que esas jamás han sido mis intenciones, sino más bien para abrir tu juicio y señalarte las posibles vías que pueden tomar vuestras vidas.

Lo entendí.

Carlisle intentaba ayudar, esa era su forma de abrir mis ojos y prepararme para lo que él creía que vendría a continuación. Carlisle no quería que el golpe nos tomara desapercibidos…

─Gracias─ dije con honestidad─ Agradezco tu honestidad Carlisle, lamento si te ofendí de alguna manera.

─No te preocupes dulce Isabella─ dijo con una sonrisa amable en su rostro─ Te conozco lo suficiente para saber que jamás querrías ofender o herir a alguien a propósito, por más que se lo merezcan.

Nos mantuvimos en silencio hasta la llegada de Esme, ella simplemente ignoro nuestro silencio y comenzó su parloteo acerca de la cena de Navidad y lo emocionada que estaba por tener a los niños con ella.

─ ¿A qué hora llegarán Alice y las niñas? ─ preguntó Carlisle bebiendo una taza de café─ Ya es tarde.

─Alice llamó, tuvo unos problemas en la tienda y dijo que llegaría un poco más tarde─ respondió Esme acomodando unos regalos bajo el árbol.─ Mientras tanto Isabella y yo trabajaremos en la cena… no queda mucho por hacer Connie y Ámbar dejaron casi todo listo, nosotras solo debemos esperar la cocción y ese tipo de cosas─

─ ¿Dónde están los niños?─ pregunté recordando que no había visto a Lucy y Seth desde que llegamos─

─Se dieron un baño y ahora están en su cuarto mirando los álbumes familiares─ respondió Esme poniéndose de pie, dando por finalizada su tarea con los regalos─ ¿Y bien, estás lista para comenzar el trabajo de mujeres? ─ preguntó con voz divertida─

─Uh, la verdad es que no… Edward me dijo vuestra preparación navideña puede ser un tanto agotadora.

Ella giró sus ojos y batió las pestañas con gesto inocente.

─ Nada más que lo justo. Edward es un amargado, si fuera por él la cena consistiría en una pizza corriente─ dijo con irritación y yo giré la vista sintiéndome culpable. Ella no tenía porque saber que yo compartía la visión de Edward, digo, ¿Para qué morir dentro de la cocina cuando fácilmente puedes pedir comida preparada? ─ ¡No, no, no!─ exclamó ella alejándome de mis pensamientos. Su mirada acusadora se clavo en mí y sentí un pequeño estremecimiento correr mi cuerpo. Ella lo sabía─ No puedo creer que tú también tengas esa visión de las festividades, ¿Viste eso Carlisle? ─ Carlisle asintió aunque su atención estaba fija en la televisión─ No importa, lo que pasa es que tú jamás has pasado una fiesta junto a nosotros. Ya verás lo divertido que es preparar la cena…

No quise recordarle que ayer había vivido una experiencia similar con Edward, y que de divertido no había tenido nada. Me mantuve en silencio mientras ella murmuraba algo acerca del espíritu navideño y la decadencia de las tradiciones.

Dos horas más tarde Esme y yo nos encontrábamos riendo en su gran cocina mientras decorábamos las magdalenas que serviríamos más tarde.

Y luego Edward soltó la correa del perro y éste corrió golpeando a Carlisle, lo próximo que vi de mi marido fueron sus piernas elevadas hacia el cielo. Esa fue la última mascota que permitimos tener a Edward─ termino diciendo secándose las lagrimas que escapaban de sus ojos.

No podía controlar la risa al imaginarme al impecable y elegante Carlisle siendo arrojado por un animal, y menos si a eso se le sumaba un adorable Edward siendo arrastrado por su mascota por todo el jardín. La risa de ambas disminuyo progresivamente, pero aún sentía el dolor en mi estomago producto de las risas.

¿Quién iba a decir que Esme Cullen era tan divertida?

Ella tenía la mejor memoria de todo el estado sin duda alguna. Era impactante la cantidad de anécdotas que recordaba de sus hijos… yo no recordaba ni una octava parte de las cosas hechas por Seth y ella podía narrar cada acontecimiento como si recién hubiesen ocurrido. Siendo que Edward y Alice han vivido muchísimo más que mi pequeño monstruo.

Un carraspeo sonó a nuestras espaldas y ambas nos giramos para encontrarnos de frente con la hermana de Edward, Alice.

Ella lucía tan fantástica como siempre que la veía. Su cabello estaba peinado en diferentes direcciones, pero aún así conseguía verse como una mujer sacada de alguna portada de revista inglesa, ¿Por qué todas las mujeres que me rodeaban tienen que ser tan malditamente lindas? ¡Quiero mantener mi autoestima!─

Alice entró sosteniendo un enorme paquete que había pasado desapercibido a mis ojos y saludó a su madre con efusividad, como si no la hubiese visto en mucho tiempo. Lo cual yo sabía que era una mentira ya que según lo que había dicho Edward, Alice vivía a unas cuantas manzanas de la casa de sus padres y pasaba la mayor parte del tiempo aquí, acompañando a Esme en sus labores sociales.

─ ¡Te he extrañado tanto mamá!─ dijo dejando el paquete sobre la encimera y abrazando a su madre que sonreía afectuosamente.─ ¿Te has hecho algo en el cabello? Luce sensacional, quizás podríamos ir al spa uno de estos días… Rosalie me contó que han traído un nuevo tratamiento facial desde la India que es una maravilla. Quedan convertida en una diosa con tan solo dos sesiones, ¿Te animas Bella?─

Aclaré mi garganta sintiéndome cohibida.

¿Cómo decirles que nunca en mi vida había ido a un spa… y que ni siquiera sabía que era un tratamiento facial? No quería ofender su forma de vida y tampoco quería avergonzarme a mi misma al dejar descubierto mi poco sentido de la moda.

─Uh… claro─ murmuré volviendo mi atención a las magdalenas que aún quedaban por rellenar.

─ ¡Fantástico!─ aplaudió Alice─ Puede ser un viaje de mujeres, Lucy también puede venir… hay una sala especial para las niñas, a mis hijas les encanta, las tratan como verdaderas princesas y…

─Alice, estás asustando a Isabella─ dijo Esme con voz divertida dándome una mirada de disculpa─ No te sientas obligada a participar de nuestras locuras, si no quieres venir no hay problemas, hay muchas cosas que podemos hacer en la ciudad.

─ ¡Lo lamento tanto Bella!─ exclamó Alice con culpa─ ¿No te has sentido ofendida, cierto? No quise decir que necesitas tratamiento de belleza, no los necesitas, te lo aseguro… tu pelo es salvaje y tus poros están bien… bonitos. ─ La miré como si le hubiese crecido otra cabeza, ¿De qué diablos estaba hablando? ─ Ugh, olvídalo. Soy un desastre cuando comienzo una conversación… ¿Qué estaban haciendo antes de que llegase? ─ preguntó cambiando de tema y secretamente le agradecí. No soportaba la idea de sumergirme en una conversación de productos de belleza cuando ni siquiera sabía aplicar correctamente la base sobre mi piel.

Sí, así de patética soy.

─Le estaba contando a Isabella las anécdotas de tu hermano y tuyas…

Alice giró los ojos avergonzada.

─ Si te dijo algo acerca de que taclee a mi profesora de danza, es mentira.

¿Ah?

Miré a Esme pidiendo una explicación y ella cubrió su boca con ambas manos para sofocar la risa.

─ ¿Tacleaste a tu profesora de danza?─ pregunté realmente sorprendida. Miré a Alice, ella era pequeña, incluso más pequeña que yo. No podía medir más de 1, 55 metros… y era tan delgada que parecía una especie de muñeca humana, ¿Cómo es que ella podría taclear a alguien?

La imagine vestida con un tutú y un casco de jugador de fútbol americano saltando sobre una inocente anciana. Sacudí la cabeza apartando esas imágenes. Alice me miró con culpabilidad, sus mejillas se colorearon y reí para mí misma.

Ella realmente lo había hecho.

─ ¿Alguna explicación?─ pregunté divertida.

Las mejillas de Alice se inflaron y asintió furiosamente con la cabeza.

─ Fue durante la secundaria. Mi maestra de ballet era una amorosa chica universitaria que encontraba divertido pestañear a mi Jasper. En ese tiempo él y yo aún no éramos novios, pero éramos los mejores amigos del mundo y era obvio que sentíamos cosas por el otro…

─Alice…─ murmuró su mamá─ Jasper y tú apenas y se hablaban. Es cierto que siempre estaban juntos pero ambos siempre estaban en silencio, avergonzados como dos críos.

Alice chasqueó la lengua.

─Lo que sea, aún así, todos sabían que él era mío. Pero esa tonta chica le gustaba coquetear a mi Jasper y hacer que él se sonrojara. Me enfermaba de muchas maneras, ¿Te imaginas a una chica de veinte y tantos años coqueteando con un niño de catorce? Enfermo. Un día ella se estuvo burlando de mi "inexistente relación" con Jasper, y no aguante más. Le di un empujoncito…

─ ¿Empujoncito? ─preguntó Esme rodando los ojos─ ¡Te lanzaste sobre ella y la arrojaste al piso!

─ Hey, crecí junto a un hermano que adoraba jugar a teclear a su hermana. Fue su culpa por subestimar mi adorable cuerpo.

─ ¿Qué paso con la chica?─ pregunté llorando de la risa.

─ Uh, no lo sé. Me expulsaron de la clase de ballet y lo próximo que supe es que estaba metido en un lio de faldas con uno de los padres de otra chica. Estoy segura de que si la mujer de ese hombre la hubiese tacleado nada hubiese ocurrido…─ dijo con gesto pensativo─ Aún así. Jasper y yo dejamos de ser idiotas y comenzamos a salir desde entonces… ¡Y aquí me ves!─ dijo señalándose a sí misma.

─ No puedo creer que hayas hecho eso─ dije limpiando mis mejillas─ Y yo pensé que Seth era una bestia, ya sé de qué lado de la familia saco eso…

Alice me sacó la lengua.

─ Simplemente estaba defendiendo lo que era mío. A veces me gustaría volver a ver a esa chica… ya sabes, para que vea lo tan inexistente que era lo mío con Jasper, podría refregarle a mis dos niñas en la cara y meterle el tutú por donde no se ve el sol y…

─Alice─ reprendió su madre─ ¿Estoy hablando con una mujer de veintiochos años o con una adolescente?

─ Con las dos, tengo un espíritu joven…

Volví a reír ante sus ocurrencias.

Sin dudas las mujeres Cullen eran mucho más que una cara bonita y elegancia, mucho más de lo que yo nunca había esperado.

─ ¿Podemos seguir con las magdalenas?─ preguntó Esme llamando nuestra atención─ Quiero terminar pronto para poder arreglarme con gusto y tiempo.

Alice y yo asentimos y volcamos toda nuestra atención a las magdalenas.

.

.

Finalmente la cena estuvo servida y todos los miembros de la familia nos reunimos en el comedor de la casa.

Todo lucía fabuloso, tal y como quería Esme. La mesa estaba decorada con un enorme mantel blanco con adornos bordados, un mantel que según me había comentado Alice pertenecía a la familia de Esme desde que habían emigrado desde Irlanda, muchísimos años atrás. ¿La forma en que parecía recién hecho? Ni idea.

Carlisle se sentó en un extremo de la mesa, demostrando su jerarquía, en la otra esquina se posiciono Jasper, quién era el otro jefe de hogar, mientras que nosotras nos sentamos junto a nuestros niños, manteniéndolos cerca en caso de cualquier accidente domestico.

Seth estaba realmente alucinado con la apariencia de la mesa y le cena navideña en general. No dejaba de murmurar lo grande que era todo y que él nunca había visto tanta comida junta.

Era cierto.

Nosotros usualmente cenábamos con la familia de Aro, pero ellos eran igual de prácticos que yo y no preparaban más allá que una sencilla cena. A diferencia de los Cullen que parecían tener grabado en los genes la sobreabundancia culinaria. Era obvio a la vista de todos que ellos nunca habían pasado ninguna necesidad física…

No como yo.

Por un momento mientras veía la mesa servida y como las sirvientas se turnaban para satisfacer los pedidos personales me sentí realmente fuera de lugar.

¿Cómo podía encajar yo en un lugar así?

Ni siquiera estaba Edward a mi lado para recordarme que nuestras diferencias económicas no importaban, estaba sola, sola frente a toda la elegancia de esta familia, frente su realidad económica que distaba totalmente de la mía. No es que yo viviese bajo un puente, o fuese una indigente, pero recordaba con exactitud las veces que Renée y yo no habíamos tenido que comer y nos habíamos tenido que conformar con un agua de mentas que ella misma arrancaba del jardín.

Esos recuerdos de los primeros meses después del nacimiento de Seth permanecían grabados en mi retina, podía recordar mi anhelo por algo más que no fuera un trozo duro de pan…

Sentí mi estomago revolverse.

¿Qué estaba haciendo yo aquí?

─ Mamá…─ musito Lucy llamando mi atención y la de todos los presentes en la mesa que la miraban con sorpresa. Vi a Alice brincar en su asiento, notablemente excitada y a Esme ocultar su sonrisa a través de su copa de vino─ ¿Crees que mañana podamos ir por una pizza? Me gusta cuando comemos pizza, me recuerda a las cenas con papá─

Una pizza.

Miré la mesa, todas las exquisiteces servidas para placer de nosotros, Lucy podía tener todo lo que quisiera pero ella estaba anhelando un trozo de pizza corriente. Yo sabía porque lo hacía. La pizza de alguna forma nos representaba a nosotros cuatro; Edward, Seth, Lucy y yo…, así era como nos gustaba vivir y disfrutar de las cenas.

¿Había algo más ordinario y cotidiano que una pizza? Pero a todos nos gustaba y preferíamos cien veces pelear por el trozo sobrante de pizza que las maravillas con las que se maravillaban el resto de la familia.

─ ¡Sí! ─ exclamó Seth─ Podemos llamar a papá para que compre una pizza y así será como si la estuviéramos compartiendo ─dijo mi hijo con gesto soñador─ Será como siempre lo hacemos en casa.

Sonreí con emoción.

Miré a Esme quien nos miraba con una extraña emoción en el rostro que no pude analizar.

Ella lo entendía.

Nosotros no formábamos parte de su tradición navideña de abundantes alimentos, nosotros teníamos nuestras propias sencillas tradiciones…

Quise llorar.

Yo tenía tradiciones familiares… ¡Yo! La chica que nunca había tenido una familia finalmente tenía algo a lo que aferrarse, ¿Qué importaba que mis tradiciones se basaran sobre una pizza con extra queso? Era mi familia… y amaba eso.

Y amaba poder compartir con los Cullen su navidad, porque a pesar de que no me sentía completamente a gusto ellos trataron se mostrarnos como eran ellos, sin mascaras, sin mentiras.

No podía pedirles que ellos renunciasen a sus riquezas, no tenía nada de malo que ellos aprovechasen los beneficios de su vida, simplemente estaba agradecida de compartir con ellos estos momentos. Porque era aquí donde realmente pude descubrir a mi propia pequeña familia, era precisamente viendo todos estos suculentos manjares donde podía decir que cambiaría cada plato de la mesa por una sencilla pizza con extra queso si podía estar con las tres personitas más importantes de mi vida; mis dos hijos y mi amado Edward.


¡No me maten! (?) -se esconde detrás del escudo- I know, he tardado muchísimo en actualizar pero he tenido la cabeza tan llena de cosas que no podía sentarme a escribir :c He escrito este capitulo ya más de 3 veces, y hasta ahora finalmente quedé contenta con el resultado. La señorita inspiración decidió darse de vacaciones durante algún tiempo pero ha vuelto y espero que se quede durante algún tiempo...

Muchas gracias a las chicas que han seguido apoyando la historia a pesar del tiempo que me tardo en publicar, sois las mejores.

Y también gracias a aquellas que no han dudado en amenazarme vía twitter por mi retraso, también las quiero chicas ;D

Besos a las que comentaron el capitulo anterior: maddycullen , Robsten.96, naddia-of-pattz , Ely Cullen M , Isela Cullen , CaroBereCullen, Maya Cullen Masen, Tulipan 8.

Dejen sus comentarios para saber sus apreciaciones de la historia c: Si quieren insultarme... son libres de hacerlo :D

MillaC: